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Referencias Bíblicas
• John 11:45-56
• Obispo Robert Barron

 

Amigos, en el Evangelio de hoy los principales sacerdotes y fariseos se unen en un complot para matar a Jesús porque resucitó a Lázaro de la muerte.



La crucifixión de Jesús es un ejemplo clásico de la teoría del chivo expiatorio del filósofo católico Renè Girard. Él sostiene que una sociedad, grande o pequeña, que se encuentra en conflicto se une a través de un acto común y culpa a un individuo o grupo supuestamente responsable del conflicto.



Es totalmente coherente con la teoría Girardiana que Caifás, la principal figura religiosa de la época, dijera a sus colegas: “Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera”.



En cualquier otro contexto religioso este tipo de racionalización sería validada. Pero la Resurrección de Jesús de entre los muertos revela esta sorprendente verdad: Dios no está del lado de quienes crean chivos expiatorios, sino del lado de la víctima de ser chivo expiatorio.



El Dios verdadero no aprueba una comunidad creada a través de la violencia; más bien aprueba lo que Jesús llamó el Reino de Dios, una sociedad basada en el perdón, el amor y la identificación con la víctima.

 

 

Julio I, Santo

XXXV Papa, 12 de abril

Por: Redacción | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calepodio, en el tercer miliario de la vía Aurelia, sepultura del papa san Julio I, quien, frente a los ataques de los arrianos, custodió valientemente la fe del Concilio de Nicea, defendió a san Atanasio, perseguido y exiliado, y reunió el Concilio de Sárdica. († 352)

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma: el Papa.

Breve Biografía

Se conocen pocos datos de su vida anterior a la elección para Sumo Pontífice el 6 de febrero del 337, muerto el papa Marcos y después de ocho meses de sede vacante. El Liber Pontificalis nos dice que era romano y que su padre se llamaba Rústico.

La primera de las actuaciones que deberá realizar -que le seguirá luego por toda su vida- está directamente relacionada con la lucha contra el arrianismo. Había sido condenada la herejía en el Concilio universal de Nicea, en el 325; pero una definición dogmática no liquida de modo automático un problema, cuando las personas implicadas están vivas, se aferran a sus esquemas y están preñadas de otros intereses menos confesables.


A la muerte del emperador Constantino, por decreto, pueden regresar a sus respectivas diócesis los obispos que estaban en el destierro. Es el caso de Atanasio que vuelve a su legítima sede de Alejandría con el gozo de los eclesiásticos y del pueblo. Pero los arrianos habían elegido para obispo de esa sede a Pisto y comienzan las intrigas y el conflicto. El Papa Julio recibe la información de las dos partes y decide el fin del pleito a favor de Atanasio.

Eusebio de Nicomedia, Patriarca proarriano con sede en Constantinopla, envía una embajada a Roma solicitando del papa la convocatoria de un sínodo. Por su parte, Atanasio -recuperadas ya sus facultades de gobierno- ha reunido un importante sínodo y manda al papa las actas que condenan decididamente el arrianismo y una más explícita profesión de fe católica.

Julio I, informado por ambas partes, convoca el sínodo pedido por los arrianos. Pero estos no envían representantes y siguen cometiendo tropelías.

Muere Eusebio y le sucede Acacio en la línea del arrianismo. Otro sínodo arriano vuelve a deponer a Atanasio y nombra a Gregorio de Capadocia para Alejandría.

El papa recoge en Roma a los nuevamente perseguidos y depuestos obispos con Atanasio a la cabeza. Como los representantes arrianos siguen sin comparecer, Julio I envía pacientemente a los presbíteros Elpidio y Filoxeno con un resultado nulo en la gestión porque los arrianos siguen rechazando la cita que pidieron.

En el año 341 se lleva a cabo la convocatoria del sínodo al que no quieren asistir los arrianos por más que fueron ellos los que lo solicitaron; ahora son considerados por el papa como rebeldes. En esta reunión de obispos se declara solemnemente la inocencia de Atanasio; el papa manda una encíclica a los obispos de Oriente comunicando el resultado y añade paternalmente algunas amonestaciones, al tiempo que mantiene con claridad la primacía y autoridad de la Sede Romana.

Los arrianos se muestran rebeldes y revueltos; en el mismo año 341 reúnen otro sínodo en Antioquía que reitera la condenar a Atanasio y en el que se manifiestan antinicenos.

Estando así las cosas, el papa Julio I decide convocar un concilio más universal. En este momento se da la posibilidad de contar con la ayuda de Constancio y Constante -hijos de Constantino y ahora emperadores- que se muestran propicios a apoyar las decisiones del encuentro de obispos arrianos y católicos. El lugar designado es Sárdica; el año, el 343; el presidente, el español -consejero del emperador- Osio, obispo de Córdoba. El papa envía también por su parte legados que le representen.

Pero se complican las cosas. Los obispos orientales arrianos llegan antes y comienzan por su cuenta renovando la exclusión de Atanasio y demás obispos orientales católicos. Luego, cuando llegan los legados que dan legitimidad al congreso, se niegan a tomar parte en ninguna deliberación, apartándose del Concilio de Sárdica, reuniendo otro sínodo en Philipópolis, haciendo allí otra nueva profesión de fe y renovando la condenación de Atanasio. El bloque compacto de obispos occidentales sigue reunido con Osio y los legados.

Celebran el verdadero Concilio que declara la inocencia de Atanasio, lo repone en su cargo, hace profesión de fe católica y excomulga a los intrusos rebeldes arrianos. Como conclusión, se ha mantenido la firmeza de la fe de Nicea, reforzándose así la ortodoxia católica.

Aún pudo Julio I recibir una vez más en Roma al tan perseguido campeón de la fe y ortodoxia católica que fue Atanasio, cuando va a agradecer al primero de todos los obispos del orbe su apoyo en la verdad, antes de volver a Alejandría.

Julio I escribirá otra carta más a los obispos orientales y de Egipto.

En los 15 años de papado, sobresale su gobierno leal no exento de muchas preocupaciones y desvelos por defender la verdad católica. La lealtad a la fe y la búsqueda de la justicia en el esclarecimiento de los hechos fueron sus ejes en toda la controversia posnicena contra el arrianismo. Su paciente gobierno contribuyó a la clarificación de la ortodoxia fortaleciendo la primacía y autoridad de la Sede Romana.

 

 

Reconocer la obra de Dios

Santo Evangelio según San Juan 10, 31-42.

 

 

Viernes V de Cuaresma.
Por: David Mauricio Sánchez Mejía, LC
Fuente: Somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, gracias por este día. Gracias porque permites que tenga este rato para estar contigo y escuchar tu voz. En estos últimos días de la Cuaresma ayúdame a redoblar mis esfuerzos para despegarme de todo aquello que me aleja de ti.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 10, 31-42



 

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: «He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?». Le contestaron los judíos: «No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque Tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios». Jesús les replicó: «¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: ‘Soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre». Trataron entonces de apoderarse de él, pero se les escapó de las manos. Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad». Y muchos creyeron en él allí.



Palabra del Señor



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



»Aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y Yo en el Padre».



Los judíos tomaron a Jesús e intentaron apedrearlo. Vieron los milagros que hacía y aun así no le creyeron. Cuántas veces nosotros también intentamos apedrear a Jesús. Lo apedreamos cuando no confiamos en Él, cuando intentamos solucionar todo por nuestra cuenta sin requerir su ayuda. «Es verdad, Señor, puedes hacerlo todo, pero esto…».



 

 

Hay días en los que estamos agradecidos por el don de la vida, por nuestra familia, por nuestra salud; y tal vez, a través de una boda, un bautismo, o simplemente un abrazo, una caricia, hemos contemplado brevemente la sonrisa de Dios que obra en nuestras vidas. En estos momentos es fácil confiar en Dios.



Pero cuando llega el dolor a nuestra vida, la muerte de un ser querido, la herida de una traición, las dificultades económicas, no es tan claro que Dios está ahí. Sin embargo, Él sigue trabajando en nuestras vidas, ya que sabemos que «en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman» (Rm 8,28).



«Pidamos a Dios su gracia para abrir nuestros ojos y reconocer su obra en nuestras vidas. La Palabra de Dios disgusta siempre a ciertos corazones. La Palabra de Dios fastidia cuando tienes un corazón duro, cuando tienes un corazón de pagano. Porque la Palabra de Dios te interpela a ir adelante, buscándote y quitándote el hambre con ese pan del que hablaba Jesús. En la historia de la Revelación, tantos mártires han sido asesinados por fidelidad a la Palabra de Dios, a la Verdad de Dios».
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de abril de 2015).



Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Dialogar con Dios sobre aquello que me impide confiar en Él plenamente.



 

 

Despedida



¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

La relación del Domingo de Ramos con el Libro del Éxodo

La primera mención de palmas en la Biblia aparece en el Éxodo y apunta a la realidad espiritual que subyace a la procesión de Jesús el Domingo de Ramos

 

 

El Domingo de Ramos es un día de gran riqueza espiritual en el que la Iglesia centra su atención en el último viaje de Jesús que le llevaría a su pasión, muerte y resurrección.

Hay muchos niveles de significado hasta el día de hoy, y uno en el que no siempre se presta atención es la conexión entre el Domingo de Ramos y el Libro del Éxodo.

Huida de Egipto

El Misal Diario de san Andrés explica cómo el Domingo de Ramos incluía históricamente una lectura del Libro del Éxodo antes de la procesión del obispo a Jerusalén:

«Esta ceremonia fue precedida por la lectura solemne del pasaje del Éxodo en el que se relata la Huida de Egipto. El pueblo de Dios, acampado a la sombra de las palmeras».

Este acontecimiento concreto tiene lugar después de que el Pueblo de Israel se salve de los egipcios y atraviese el Mar Rojo:

«Entonces Moisés condujo a Israel desde el Mar Rojo, y entraron en el desierto de Shur … Luego llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas» (Éx 15, 22-27).

Puede parecer un pasaje extraño para recitar el Domingo de Ramos, pero el Misal Diario de san Andrés ofrece un comentario sobre el simbolismo espiritual que encierra:

«Cerca de las doce fuentes donde Moisés les prometió el maná, está un tipo del pueblo cristiano, que, arrancando ramas de los árboles, da testimonio de que el Hijo de Dios, Jesús, viene a liberar las almas del pecado, conduciéndolas a la pila bautismal y alimentándolas con el Maná de la Eucaristía».

La Tierra Prometida

Además, a menudo se hace referencia a Jerusalén como la «Tierra Prometida», y Jesús es quien nos conducirá a la nueva Tierra Prometida del Cielo.

Jesús es el nuevo Moisés, que nos conduce a través de las aguas del pecado y de la muerte hacia la Vida Eterna.

El Catecismo de la Iglesia Católica relata este simbolismo en su sección sobre el Bautismo:

«El cruce del Mar Rojo, literalmente la liberación de Israel de la esclavitud de Egipto, anuncia la liberación obrada por el Bautismo:

Tú liberaste a los hijos de Abraham de la esclavitud del Faraón,
haciéndolos atravesar con pies secos las aguas del Mar Rojo,
para que fueran imagen del pueblo liberado en el Bautismo.

Finalmente, el Bautismo se prefigura en el cruce del río Jordán, por el cual el Pueblo de Dios recibió el don de la tierra prometida a los descendientes de Abraham, imagen de la vida eterna. La promesa de esta bendita herencia se cumple en la Nueva Alianza». (CEC 1221-1222)

En muchos sentidos, el Domingo de Ramos prepara el camino para el resto de la Semana Santa, preparando el escenario para lo que sucederá el Viernes y el Sábado Santos.

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