El Evangelio de hoy presenta a Jesús como el nuevo Moisés dando el Sermón de la Montaña. 

En el Antiguo Testamento, encontramos a Moisés, el gran maestro, que sube una montaña para recibir la Ley y luego se sienta a enseñarla. Del mismo modo, Jesús sube una montaña y se sienta a enseñar. Sin embargo, Jesús no está recibiendo una ley sino que Él la está brindando. Durante Su sermón dice: “Ustedes han oído que se dijo . . . Pero Yo les digo . . . ” Esto revela que Jesús tiene autoridad incluso sobre la Torá misma.  

La ley no está siendo derogada sino que se intensifica, elevándola a un nuevo tono. Jesús dice que no socavaría la Ley ni los profetas sino que los cumpliría. 

Por ejemplo, Jesús enseña: “Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás’, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero Yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal”. Para ser como Dios por completo, obviamente, tenemos que eliminar acciones crueles y odiosas. Pero tenemos que ir más profundo, eliminando también los pensamientos y actitudes crueles y odiosas, porque Dios es amor siempre y en todo momento. 

Mark 8:11-13

En el Evangelio de hoy los fariseos le piden a Jesús una señal del Cielo. Lo están probando porque no tienen fe ni confían en Él. 

La fe es una actitud de confianza en la presencia de Dios. La fe es una apertura a lo que Dios nos invita, nos revela, o hace en nuestras vidas. Debería ser obvio que al tratar con un Dios personal, infinito y todopoderoso, nunca estaremos en control. 

Por eso decimos que la fe va más allá de la razón. Cuando podemos resolver algo, calcular con precisión, predecir con total certeza, entonces estamos en control, y, por definición, no estamos tratando con una persona. ¿Usaríamos alguna de estas expresiones descriptivas al hablar sobre relaciones con nuestros esposos, esposas o mejor amigos? Con ellos entramos en relaciones de confianza y entendimiento cada vez mayor. 

Una de las declaraciones de fe más fundamentales es la siguiente: tu vida no es acerca de ti. Tu no estás en control. Este no es tu proyecto. Sino que eres parte del gran diseño de Dios. Creer esto con profundidad y actuar en consecuencia es tener fe.

Hoy, el Evangelio parece que no nos diga mucho ni de Jesús ni de nosotros mismos. «¿Por qué esta generación pide una señal?» (Mc 8,12). San Juan Pablo II, comentando este episodio de la vida de Jesucristo, dice: «Jesús invita al discernimiento respecto a las palabras y las obras que testifican (son “señal de”) la llegada del reino del Padre». Parece que a los judíos que interrogan a Jesús les falta la capacidad o la voluntad de discernir aquella señal que —de hecho— es toda la actuación, obras y palabras del Señor.

También hoy día se piden señales a Jesús: que haga notar su presencia en el mundo o que nos diga de una manera evidente cómo hemos de actuar nosotros. El Papa nos hace ver que la negativa de Jesucristo a dar una señal a los judíos —y, por tanto, también a nosotros— se debe a que quiere «cambiar la lógica del mundo, orientada a buscar signos que confirmen el deseo de autoafirmación y de poder del hombre». Los judíos no querían un signo cualquiera, sino aquel que indicara que Jesús era el tipo de mesías que ellos esperaban. No aguardaban al que venía para salvarlos, sino el que venía a dar seguridad a su visión de cómo se tenían que hacer las cosas.

En definitiva, cuando los judíos del tiempo de Jesús como también los cristianos de ahora pedimos —de una manera u otra— una señal, lo que hacemos es pedir a Dios que actúe según nuestra manera, la que nosotros creemos más acertada y que de hecho apoye a nuestro modo de pensar. Y Dios, que sabe y puede más (y por eso pedimos en el Padrenuestro que se haga “su” voluntad), tiene sus caminos, aunque a nosotros no nos sea fácil comprenderlos. Pero Él, que se deja encontrar por todos los que le buscan, también, si le pedimos discernimiento, nos hará comprender cuál es su manera de obrar y cómo podemos distinguir hoy sus signos.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«En estas tres cosas se conocerá que tu boca está llena en abundancia de sabiduría o de prudencia: si confiesas de palabra tu propia iniquidad, si de tu boca sale la acción de gracias y la alabanza, y si de ella salen también palabras de edificación» (San Bernardo)

«‘Si eres Hijo de Dios…’: Dios es “probado” del mismo modo que se prueba una mercancía. La arrogancia que quiere convertir a Dios en un objeto e imponerle nuestras condiciones experimentales de laboratorio no puede encontrar a Dios» (Benedicto XVI)

«Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Jesús (…). A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos; incluso se le acusa de obrar movido por los

Benigno de Todi, Santo

Presbítero y Mártir, 13 de febrero

Martirologio Romano:En Todi, ciudad de la Umbría, san Benigno, presbítero y mártir (s. IV).

Etimología:Benigno = Aquel que actúa con Benevolencia, es de origen latino.

Breve Biografía

Dicen que un fraile, en un arrebato de falsa devoción, quiso llevarse a su convento -eso que se llama robar una cosa sagrada y como agravante en un sitio también sagrado- la cabeza del santo que reposaba dentro de un relicario de plata en el monasterio de benedictinas que se llama «De las Milicias», en Todes. En su intento, y sin saber muy bien lo que pasaba, no pudo salir del templo por no poder localizar las puertas hasta poco antes tan expeditas. Así, se vio obligado a depositar la reliquia de san Benigno en el sitio que le correspondía.

Todes es una de las primeras ciudades evangelizadas de Hungría. Benigno vive en la segunda mitad del siglo III. Y se ha dado conocer entre los suyos como un insigne propagador de la fe cristiana; lo hace con alegría y con notable entusiasmo. El obispo Ponciano conoce su afán apostólico y está al tanto de la sinceridad de su vida; un día lo consagra presbítero para apoyarse en él en el cumplimiento obligado de atender a su grey y de extender la Salvación.

Llegada la persecución de Maximiano y Diocleciano, la comunidad de creyentes está confortada por la atención espiritual que con riesgo constante de su vida le presta el buen sacerdote Benigno. Socorre a los confesores de la fe presos en las cárceles; visita las casas de los débiles y les busca por los campos que los cobijan para darles aliento; y se las arregla para estar cerca de los que son torturados, acompañando hasta donde es posible humanamente a los que se disponen al martirio.

Pasado el peor momento de estupor, se llena de la audacia del Espíritu Santo y comienza a predicar con fortaleza de Jesucristo. Ahora lo hace públicamente en el intento de convertir a los paganos que están en el terrible error de la idolatría. El principal foco de atención de su discurso es hacerles comprender que los ídolos son una necedad y el culto que se les tributa supone una verdadera ofensa al único Dios que merece adoración y puede darles la salvación ofrecida a todos los hombres sin excepción. Ya no le importa su vida. Se sabe portador de la verdad y conoce bien que ella no es exclusivamente para él. Sólo Jesús es el Señor y todos han de servirle.

Lo que era presumible con ese comportamiento se hace realidad. Es apresado y obligado a apostatar, siendo inútiles los tormentos que tuvo que soportar el fiel y valiente discípulo. Por fin, muere el 13 de febrero del año 303 con la cabeza cortada, aquella que el fraile quiso cambiar de sitio.

La catequesis, es decir, llevar a Cristo a los demás, comporta la responsabilidad de ser fiel a lo que se propone y ni que decir tiene que en este contexto la vida humana no es ningún valor absoluto. ¡Qué bien lo supo hacer san Benigno sin tener que darle vueltas a los textos de las bibliotecas de las universidades que aún no se habían inventado! Fue sencillamente el don del Espíritu Santo. Hoy también hacen bastante falta sacerdotes -no sólo en Hungría- cuidadosos menos de su propia vida que de la Salvación que ofrecen y ¡obispos que los descubran!

¡Felicidades a quienes tienen este nombre!

Los verdaderos signos del amor

Santo Evangelio según san Marcos 8,11-13. Lunes VI del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hoy me encuentro ante ti, Señor; ante tu presencia. Estoy dispuesto a hablarte y a escucharte… aquí quiero estar.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 8,11-13

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Jesús suspiro profundamente y dijo: «¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal». Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Muchas veces me doy cuenta que padezco de ceguera. Ceguera ante los signos del amor de Dios en mi vida.

Una irónica ceguera que no ve lo bueno de mi vida; sólo ve aquello que no va bien, que duele, que lastima… que incomoda.

Ceguera que no es capaz de ver lo maravilloso en lo sencillo… en los detalles de las cosas pequeñas, aun cuando siempre están frente a mis ojos.

Señor, esta ceguera la sanas de una manera muy sencilla, así como Tú eres. Me dices –sólo abre los ojos y observa. Ahí en lo sencillo y lo cotidiano. En las miradas, en los abrazos… en el deseo de amor… en el arrepentimiento. En la familia, en el trabajo. En el señor de la esquina, en la persona que está a mi lado. En la alegría de los días, aun en el sufrimiento… ahí estoy.

Los verdaderos signos de tu amor están escondidos en las cosas más sencillas. No sólo están en el caminar sobre las aguas o en la multiplicación de los panes; en el ordenar calma a los mares. Están en el acto de lavar los pies de los discípulos. En la cueva sucia y escondida de Belén; en el fracaso ante los ojos humanos de la cruz…Ésos son signos de Dios…son signos de amor.

Ante la búsqueda de lo maravilloso dame la gracia de abrir bien mis ojos, Señor, para que ahí…en lo sencillo, en lo insignificante pueda descubrir tu presencia. Hazme dócil a tu amor, Señor, para que pueda, en los actos cotidianos y comunes de mi vida, descubrir los signos de tu amor.

«Signo e instrumento de un encuentro. Eso somos. Atracción eficaz para un encuentro. Signo quiere decir que debemos atraer, como cuando uno hace señales para llamar la atención. Un signo debe ser coherente y claro, pero sobre todo comprensible. Porque hay signos que son claros sólo para los especialistas, y estos no sirven. Signo e instrumento. El instrumento se juega la vida en su eficacia —¿sirve o no sirve?—, en estar a mano e incidir en la realidad de manera precisa, adecuada. Somos instrumento si de verdad la gente se encuentra con el Dios misericordioso».

(Meditación de S.S. Francisco, 2 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Antes de acostarme, hacer un repaso de mí día para ver los momentos en los que Dios se ha hecho presente.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El Pan de Vida

Tu alma no puede nutrirse y saciarse de otra cosa que de Dios.

No os acostumbréis nunca a celebrar o a asistir al Santo Sacrificio: hacedlo, por el contrario, con tanta devoción como si se tratase de la única Misa de vuestra vida: sabiendo que allí está siempre presente Cristo, Dios y Hombre, Cabeza y Cuerpo, y, por tanto, junto con Nuestro Señor, toda su Iglesia. San Josemaría Escrivá, 28-III-1955.

Un sentido agradecimiento de partida

Tú sabes de sobra, amigo mío, que Eucaristía: quiere decir acción de gracias. Y éste es precisamente el primer impulso espontáneo del alma que se detiene a considerar, a meditar este misterio de fe que es el Sacramento del Amor. Las palabras que brotan del corazón, ante la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, son palabras de gratitud: Gracias, Señor, por haber querido quedarte en el tabernáculo. Gracias, Señor, por haber pensado en mí y en todos los hombres ˆaun en aquellos que habrían de entregarte y que te traicionanˆ en la hora de la persecución y del abandono, en la vigilia de la Pasión. Gracias, Señor, porque has querido ser médico para mis achaques, fuerza para mis debilidades y blanco pan para mi alma hambrienta, pan que da la vida.

Un santo contagio

Tú y yo sabemos por experiencia cuánto bien puede hacer a una persona una buena amistad: le ayuda a comportarse mejor, le acerca a Dios, le mantiene lejos del mal. Y si una buena amistad nos liga, no ya a una persona buena, sino a un santo, los buenos efectos de ese género de vida se multiplican: el trato mutuo y el intercambio de elevados sentimientos con un santo dejarán en nuestro propio fondo algo de su santidad: cum sanctis, sanctus eris!, si tratas con los santos, serás santo.

Es una intimidad con Jesucristo

¡Pues piensa ahora, amigo mío, lo que podrá ser la amistad y la confianza con Jesucristo en la Eucaristía, y qué huella dejará en nuestra alma! Tendrás a Jesús como Amigo, Jesús será tu Amigo. ¡El ˆperfecto Dios y Hombre perfectoˆ, que nació, que trabajó y que lloró, que se ha quedado en la Eucaristía, que padeció y que murió por nosotros! Y… ¡qué amistad, qué intimidad! Nos nutre con su cuerpo, nos quita la sed con su sangre: Caro mea vere est cibus, sanguis meus vere est potus. Mi carne es verdadero alimento, mi sangre es verdadera bebida. Jesucristo se ofrece a nosotros en el misterio de la Eucaristía, completamente, totalmente, en cuerpo, sangre, alma y divinidad. Y el alma, en aquel momento de donación y de abandono, siente que le puede repetir las palabras de la parábola evangélica: Omnia mea tua sunt, todo lo que es mío es tuyo.

Para que viva en nosotros

El camino de la Comunión ˆy de la Comunión frecuenteˆ es verdaderamente el camino más fácil y breve para llegar a la transformación en Cristo, al vivit vero in me Christus, verdaderamente Cristo vive en mí, de San Pablo. Tu alma tiene necesidad de Jesús, porque sin E1 no puedes ˆno podemosˆ hacer nada: Sine Me nihil potestis facere, sin Mí no podéis hacer nada. El desea venir todos los días a tu alma: te lo dijo y te lo dice con la parábola del gran banquete ˆvocavit multos, llamó a muchosˆ y te lo repitió y te lo repite en el momento solemne de instituir la Eucaristía: Desiderio desideravi haec pascha manducare vobiscum, he deseado con toda el alma comer esta Pascua con vosotros.

Para crecer

Tu alma y la mía tienen necesidad del Pan de la Eucaristía, porque tienen necesidad de nutrirse, como el cuerpo, para perseverar con fidelidad y buen espíritu en el trabajo cotidiano, en su esfuerzo para santificarse y para adelantar, cada día más, en el conocimiento de Dios y en la práctica generosa de las virtudes.

Lo que el alma merece

Deja que te diga, en confianza, que tu alma no puede nutrirse y saciarse de otra cosa que de Dios. ¡Tanta es la grandeza y la nobleza del alma en gracia! Si pudiéramos hacernos una idea de ella, no tendríamos ojos para ninguna otra cosa en el mundo. Piensa que la Fe ˆnuestra fe cristiana, que da luz a la inteligencia y serenidad al corazónˆ enseña que el alma ha sido creada a imagen y semejanza de Dios, que ha sido redimida por la sangre de Jesucristo, y que debemos alimentarla de su cuerpo y sangre redentores.

Una necesidad y un deseo

No te dejes seducir por falsas ideas y por falsas humildades: estado de gracia, rectitud de intención… y, después de haber escuchado el consejo prudente del sacerdote, acércate, incluso todos los días, a la Santísima Eucaristía.

Me agrada repetirte, a propósito de la Eucaristía, aquellas palabras de Marta a María, cuando Jesús ˆdespués de la muerte de Lázaroˆ se acerca a la casa amiga de Betania: Magister adest et vocat te!, ¡el Maestro ha llegado y te llama! Escucha su llamada, y aproxímate: acércate a este misterio de fe con una fe muy grande, acércate con la fe de la madre cananea y de la hemorroísa, o, por lo menos, con el deseo humilde de los apóstoles: Adauge nobis fidem!, auméntanos la fe!
Con esperanza y contrición

Acércate con la esperanza firme del leproso, y repite a Jesús sus palabras, humildes y confiadas: «Señor si quieres puedes volverme puro» Y si en ese momento te entristece el recuerdo de tus miserias, puedes volverte a Jesús con las palabras del centurión: Domine, non sum dignus… Señor, yo no soy digno -pero añade en seguida lo que supo añadir aquel hombre sencillo y saborea la confiada esperanza que se esconde en la continuación de su discurso: pero di una sola palabra y mi alma será sana.

¡Que nos gocemos con razón!

Acércate con la caridad de Magdalena, en la casa de Simón el leproso. Sepárate, como ella; de todo lo que está a tu alrededor, y quédate solo con Jesús y rodéalo con tus cuidados y ofrécele el fuego de tu alma y el fervor de tu voluntad. Y no te cuides de respetos humanos, ni de falsas humildades. El está contigo, y te ama. Aprovecha bien los momentos de tu acción de gracias: que tu acción de gracias sea como el himno que entonaron los apóstoles, en el cenáculo, después de la institución de la Eucaristía, mientras iban saliendo al aire libre. Y sal de la iglesia con el corazón rebosante de alegría y el alma llena de optimismo. Y renueva muchas veces durante la jornada tu respuesta al desiderio desideravi de Cristo, tu deseo de recibirlo. La comunión espiritual es alimento fuerte y letificante para las almas eucarísticas.

Nuestra Madre

La Virgen es madre del Amor hermoso y de la Fe y de la santa Esperanza: pídele a Ella progresar en estas virtudes para acercarte con disposiciones interiores cada vez mejores al Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

No tengan miedo, mejor tengan fe

Nada hay más tranquilizador que entrar en diálogo con Dios.

En estos días, es muy frecuente encontrar publicaciones en las redes sociales y los medios de comunicación respecto a la pandemia causada por el virus del SARS COV2, que se asocia con el hecho de perder la salud y, en algunas ocasiones, hasta la vida, situación que ha logrado infundir gran temor entre quienes están conectados todo el día al internet, provocando que perdamos de vista otras cosas trascendentes, como el hecho de amanecer todos los días y estar con nuestra familia. No digo que no sea importante mantenernos informados de las novedades, porque nos ayuda para tomar decisiones, sin embargo, también el exceso de información puede provocar ansiedad y generar estrés, lo que, según los expertos, podría bajar las defensas del cuerpo.

Creo que es muy importante investigar lo que está ocurriendo en esta temporada de frío, en la que se pueden contraer otras enfermedades respiratorias, que fácilmente podrían confundirse con el Covid 19, y que, dicho sea de paso, año con año provocan la muerte de miles de personas.  En Estados Unidos, por ejemplo, se desconoce el dato preciso de las defunciones acaecidas por la influenza estacional o enfermedades semejantes, que pueden acarrear complicaciones como neumonías bacterianas o agravar alguna enfermedad crónica existente como una insuficiencia cardiaca o pulmonar, igual que lo hace el Covid 19, y digo que es difícil determinar quiénes mueren por influenza porque sucede que se busca atención médica en etapas posteriores a la enfermedad, cuando la enfermedad respiratoria original ya no se puede detectar. Así es que, se registran defunciones por la complicación que surge de la enfermedad no tratada a tiempo. (Datos tomados de la página de los Centros de Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos: https://www.cdc.gov/spanish/.

Pero en México, tenemos a la Secretaría de Salud que informa a través de su página acerca de las personas infectadas por enfermedades respiratorias, y, de igual manera, toma en cuenta todas las infecciones, no solamente las de Covid 19, que en época de frío es muy común contraer, registrando los casos por Infección Respiratoria Aguda (IRA) y Neumonía/Bronconeumonía, que se presentan semanalmente en cada estado de la República, además de llevar un registro diario de casos activos de Covid 19, que destaca los casos acumulados, los recuperados, las defunciones totales y sospechosas, que, hasta el 16 de enero, contabilizaba un millón ochocientos veintidós mil setecientos veintiocho casos acumulados, de los cuales se han recuperado un millón doscientos doce mil cuatrocientos tres, y, que, aunque lamentablemente hay más de 140 mil muertes, es esperanzador que son inmensamente más los casos que se recuperan que los que fallecen (https://www.gob.mx/salud/acciones-y-programas/direccion-general-de-epidemiologia).

Ahora bien, ¿qué podemos determinar, analizando los datos arrojados por la Secretaría de Salud?, en primer lugar, que, lo importante en todos los casos es estar no solo atentos a los síntomas, sino procurar obtener atención médica oportuna y guardar la calma, pues el hecho de contraer una enfermedad respiratoria no quiere decir que se esté condenado a morir.  En segundo lugar, recordemos que todas las infecciones respiratorias pueden presentar síntomas semejantes, y que las pruebas rápidas pueden generar falsos positivos respecto al Covid 19, así es que, aunque se salga positivo, la mayoría de los casos se presentan con síntomas leves o quizá fuertes, pero si se tratan adecuadamente, no tienen por qué agravarse.

En tercer lugar, es muy importante estar calmados, el estrés y la ansiedad solamente pueden desencadenar reacciones indeseadas, recuerdo ahora el caso de una persona que fue diagnosticada con Covid y que contaba que había tenido episodios en los que le faltaba el aire, pero que después se dio cuenta de que eran debidos a la ansiedad que estaba sufriendo.

Además. desafortunadamente, el miedo es mucho y las personas que se contagian pueden caer incluso en estado de depresión.  Es necesario, pues, que hagamos de lado el miedo y ganemos confianza, es verdad que todos estamos expuestos a contraer enfermedades, pero no solo ésta, que tanta publicidad tiene hoy en día, sino cualquiera, si no tomamos las medidas de higiene necesarias para evitarlas, o el tratamiento conveniente a tiempo, si es que llegamos a contraerlas.

En cuanto al punto de la confianza, les puedo recomendar hacer oración, nada hay más tranquilizador que entrar en diálogo con Dios, no por nada se dice que únicamente nos acordamos de Él cuando necesitamos algo, pero es verdad, quien se encomienda al Señor y le confía sus pesares, no queda defraudado. Por supuesto que no es una fórmula mágica, pero nos ayudará a mantenernos serenos y a estar con mayor paz, porque a todos nos llegará el momento de sufrir por algún motivo, por eso, antes de que lleguen los momentos de dolor, recordemos que solo Dios puede ayudarnos y encomendémonos a Él para que, en el instante de la prueba, estemos mejor preparados. Tengamos fe.

Que tengan una excelente semana.

San Benigno de Todi, patrono de los presos

Este sacerdote predicaba abiertamente el Evangelio y visitaba a los presos cristianos y los confortaba, eso le costó la vida

Benigno fue un sacerdote que nació y vivió en la ciudad de Todi (en la actual región italiana de Umbría) en la segunda mitad del siglo III.

En su época se desató la persecución de los cristianos ordenada por los emperadores Maximiano y Diocleciano.

Benigno predicaba abiertamente el Evangelio y visitaba a los presos cristianos y los confortaba. Por ello fue apresado y le cortaron la cabeza.

Santo patrón

San Benigno de Todi es patrono de los encarcelados.

Oración

Padre de misericordia,
que en tu infinita bondad te dignaste elegir a tu siervo san Benigno de Todi
para que su boca se llenará de santas palabras del Espíritu Santo,
haz que también nosotros sintamos este celo ardiente por predicarte con amor.

Que tu Espíritu Santo venga sobre la vida de cada cristiano
haciéndolo también un servidor de tu Palabra.
Lo pedimos por intercesión de san Benigno
y por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén.