Referencias Bíblicas
• Matthew 4:18-22
• Obispo Robert Barron
Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús llama a sus primeros discípulos. ¿Qué tiene esta escena que es tan serena y adecuada? De alguna manera va al corazón mismo de la vida y obra de Jesús, revelando de aquello de lo que Jesús se trata. Viene al mundo como la segunda persona de la Santísima Trinidad, representando la comunidad que es Dios —y por lo tanto Su propósito es atraer al mundo hacia Él para que se forme una comunidad a Su alrededor.
Jesús les dice a Simón y a Andrés: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Esto nos dice algo sobre cómo actúa Dios. Es directo y sin vueltas; Él elige. «Síganme», dice Jesús. No está ofreciendo una doctrina, una teología o un conjunto de creencias. Se ofrece a Sí mismo. Es como si estuviera diciendo: «Camina conmigo; camina imitándome».
Finalmente, Jesús explica: «los haré pescadores de hombres». Esta es una de las mejores frases de las Escrituras. Noten que en la primera parte de la frase dice: «los haré…». Esto es contrario a la opinión predominante en la cultura hoy día de crearnos a nosotros mismos, de inventar y definir nuestra propia realidad. Jesús hace a un lado esta mentira. De Él aprendemos que es Dios quien actúa, y si nos entregamos a Su poder creador, Él nos convertirá en algo mucho mejor de lo que jamás podríamos nosotros.
Andrés, Santo
Fiesta Litúrgica, 30 de Noviembre
Por: P. Ángel Amo | Fuente: Cathoic.net
Martrirologio Romano: Fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono.
Breve Biografía
Andrés era hermano de Simón Pedro y como él pescador en Cafarnaúm, a donde ambos habían llegado de su natal Betsaida. Como lo demuestran las profesiones que ejercían los doce apóstoles, Jesús dio la preferencia a los pescadores, aunque dentro del colegio apostólico están representados los agricultores con Santiago el Menor y su hermano Judas Tadeo, y los comerciantes con la presencia de Mateo. De los doce, el primero en ser sacado de las faenas de la pesca en el lago de Tiberíades para ser honrado con el titulo de “pescador de hombres” fue precisamente Andrés, junto con Juan.
Los dos primeros discípulos ya habían respondido al llamamiento del Bautista, cuya incisiva predicación los había sacado de su pacífica vida cotidiana para prepararse a la inminente venida del Mesías. Cuando el austero profeta se lo señaló, Andrés y Juan se acercaron a Jesús y con sencillez se limitaron a preguntarle: “Maestro, ¿dónde habitas?”, signo evidente de que en su corazón ya habían hecho su elección.
Andrés fue también el primero que reclutó nuevos discípulos para el Maestro: “Andrés encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías. Y lo llevó a Jesús”. Por esto Andrés ocupa un puesto eminente en la lista de los apóstoles: los evangelistas Mateo y Lucas lo colocan en el segundo lugar después de Pedro.
Además del llamamiento, el Evangelio habla del Apóstol Andrés otras tres veces: en la multiplicación de los panes, cuando presenta al muchacho con unos panes y unos peces; cuando se hace intermediario de los forasteros que han ido a Jerusalén y desean ser presentados a Jesús; y cuando con su pregunta hace que Jesús profetice la destrucción de Jerusalén.
Después de la Ascensión la Escritura no habla más de él. Los muchos escritos apócrifos que tratan de colmar este silencio son demasiado fabulosos para que se les pueda creer. La única noticia probable es que Andrés anunció la buena noticia en regiones bárbaras como la Scitia, en la Rusia meridional, como refiere el historiador Eusebio. Tampoco se tienen noticias seguras respecto de su martirio que, según una Pasión apócrifa, fue por crucifixión, en una cruz griega.
Igual incertidumbre hay respecto de sus reliquias, trasladadas de Patrasso, probable lugar del martirio, a Constantinopla y después a Amalfi. La cabeza, llevada a Roma, fue restituida a Grecia por Pablo VI. Consta con certeza, por otra parte, la fecha de su fiesta, el 30 de noviembre, festejada ya por San Gregorio Nacianceno.
Consulta también San Andrés de Jesús Martí Ballester
Cristo te transforma para bien
Santo Evangelio según San Mateo 4,18-22.
San Andrés Apóstol.
Por: Rogelio Suárez, LC
Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por todo lo que me concedes en cada momento; te pido la gracia de ser cada vez más santo, de poder corresponder siempre a tu voluntad. Creo en ti, pero te pido aumentes mi fe; te amo, pero aumenta cada día mi amor por ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 4,18-22
Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y yo los haré pescadores de hombres». Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muchos hombres no se animan a dejar entrar a Cristo en sus vidas pues tienen un miedo, el de pensar qué va a ser Cristo con sus vidas. No se atreven a dejarse impresionar, piensan que habrá un cambio radical en sus vidas, pero no; Cristo lo que hace en la vida de quien lo deja entrar, es ir transformándola poco a poco; es una transformación, no un cambio.
Al leer este Evangelio se ve muy claro. Hace el llamado a Pedro y a Andrés, que eran pescadores, y solo les dice: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres». En ese llamado, no existe cambio alguno, existe una transformación, que es como un plus en su vida. Solo agrega a lo que ya son, algo especial.
Cuando dejamos entrar a Cristo en nuestras vidas, Él toma nuestro barro y lo comienza a moldear, empieza a transformar lo que ya somos en algo muchísimo mejor. Lo que queda de nuestra parte es dejarnos moldear. Muchas veces pasa que dejamos entrar a Dios en nuestras vidas, pero esperamos que nos moldee como nosotros queremos que sea, no le damos libertad a Dios. Y Él no se resiste, pero sabe que lo que estamos haciendo no nos hace ser plenamente felices.
No tengamos miedo a dejar entrar a Cristo en nuestras vidas y darle plena libertad para que haga de nuestro pobre barro, la mejor escultura que jamás ha existido.
«¿Cómo envía nuestro Señor a san Andrés y a su hermano Simón Pedro en el Evangelio de hoy? «¡Seguidme!», les dice. Eso es lo que significa ser enviado: seguir a Cristo, y no lanzarnos por delante con nuestras propias fuerzas.
El Señor invitará a algunos de vosotros a seguirlo como sacerdotes, y de esta forma convertirse en «pescadores de hombres». A otros los llamará a la vida religiosa, a otros a la vida matrimonial, a ser padres y madres amorosos. Cualquiera que sea vuestra vocación, os exhorto: ¡sed valientes, sed generosos y, sobre todo, sed alegres!». (Homilía de S.S. Francisco, 30 de noviembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un tiempo para estar con Jesús Eucaristía y recordar todo su amor por mí; pedirle la gracia de abrir mi corazón y darle plena libertad de actuar.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
4 virtudes de san Andrés apóstol que puedes imitar
San Andrés, apóstol y mártir, es considerado el primero de los discípulos, con grandes virtudes que hoy podemos imitar para dar testimonio de Cristo en el mundo
San Andrés apóstol, uno de los doce primeros seguidores de Jesús, es una de las figuras más veneradas en el cristianismo. Hermano de san Pedro, fue llamado por Jesús a ser pescador de hombres, y su vida se caracterizó por una profunda fe y un firme compromiso con la misión evangelizadora.
Aunque no ocupa una posición tan prominente como su hermano, su papel como primer discípulo y apóstol es de suma importancia por su dedicación al mensaje de Cristo, encontrando a nuevos discípulos para Jesús.
Un ejemplo hasta el final
Mosaico bizantino de San Andrés el apóstol rodeado de delfines, en la basílica bizantina de San Vitalis, Rávena, Italia
San Andrés es especialmente conocido por su martirio en la ciudad de Patras, en la actual Grecia, donde fue crucificado en una cruz llamada Crux decussata, lo que significa que es en forma de «X».
Éste ahora es nombrada como «Cruz de san Andrés» y se convirtió en un símbolo que ha quedado marcado a lo largo de los siglos.
A través de su vida y su sacrificio, san Andrés no solo es recordado como un apóstol fiel, sino como un modelo de valentía y devoción, un testigo del amor de Cristo hasta el final. Por ello, te mostramos estas virtudes suyas que nos enseñan a vivir de forma ejemplar.
1 Humildad
A pesar de ser un apóstol clave, y hermano de san Pedro -quien desempeñó un papel destacado en la Iglesia primitiva- san Andrés se mostró siempre humilde. Nunca buscó la gloria personal ni el protagonismo.
Su papel fue más discreto pero igualmente esencial para la expansión del cristianismo. La humildad de san Andrés es un ejemplo de cómo los seguidores de Cristo deben poner siempre a Dios y a los demás en primer lugar.
2 Valentia y fortaleza
La valentía de san Andrés es particularmente evidente en su martirio. A pesar de las amenazas y persecuciones que enfrentó, nunca negó su fe. Al acercarse su hora de martirio y muerte, pidió ser crucificado en una cruz en forma de “X” para no igualar el sufrimiento de Cristo en la cruz.
Su fortaleza y determinación para enfrentar la muerte por amor a Cristo son un testimonio de su coraje espiritual.
3 Perdón
Al ser martirizado perdonó a Egeas, quien lo condenó a muerte.
«Egeas, tal vez para liberarse de las amenazas del pueblo, acudió al lugar del suplicio decidido a indultar al mártir; pero Andrés, al verle ante sí, le dijo:
– ¿A qué vienes? Si es para pedir perdón, lo obtendrás; pero si es para desatarme y dejarme libre, no te molestes; ya es tarde. Yo no bajaré vivo de aquí, ya veo a mi Rey que me está esperando».
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4 Esperanza en la vida eterna
San Andrés vivió con la mirada puesta en la vida eterna, confiando en las promesas de Jesús. Su esperanza no se basaba en las cosas terrenales, sino en la certeza de la salvación. Esta virtud lo ayudó a perseverar en su misión y a soportar las pruebas y sufrimientos, sabiendo que su recompensa sería mucho mayor en el cielo.
En conjunto, estas virtudes de san Andrés Apóstol ofrecen una profunda lección sobre cómo vivir una vida cristiana comprometida, centrada en la fe, humildad, servicio y entrega total a Dios.