Matthew 4:18-22

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús llama a sus primeros discípulos. ¿Qué tiene esta escena que es tan serena y adecuada? De alguna manera va al corazón mismo de la vida y obra de Jesús, revelando aquello que es Jesús. Viene al mundo como la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, representando la comunidad que es Dios —y por lo tanto Su propósito es atraer el mundo hacia Él para que se forme una comunidad a Su alrededor. 

Jesús les dice a Simón y a Andrés: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Esto nos dice algo sobre cómo actúa Dios. Es directo y sin vueltas; Él elige. “Síganme”, dice Jesús. No está ofreciendo una doctrina, una teología o un conjunto de creencias. Se ofrece a Sí mismo. Es como si estuviera diciendo: “Camina conmigo; camina imitandome”. 

Finalmente, Jesús explica: “los haré pescadores de hombres”. Esta es una de las mejores frases de las Escrituras. Noten que en la primera parte de la frase dice: “los haré…”. Esto es contrario a la opinión predominante en la cultura hoy día de crearnos a nosotros mismos, de inventar y definir nuestra propia realidad. Jesús hace a un lado esta mentira. De Él aprendemos que es Dios quien actúa, y si nos entregamos a Su poder creador, Él nos convertirá en algo mucho mejor de lo que jamás podríamos nosotros. 

Jesús elige ser un profeta itinerante. No se queda esperando a la gente, sino que se dirige a su encuentro. ¡Jesús está siempre en la calle! Sus primeras salidas misioneras tienen lugar alrededor del lago de Galilea, en contacto con la muchedumbre, en particular con los pescadores. Allí Jesús no sólo proclama la llegada del Reino de Dios, sino que busca compañeros que se asocien a su misión de salvación. En este mismo lugar encuentra dos parejas de hermanos: Simón y Andrés, Santiago y Juan; les llama diciendo: «Venid conmigo y los haré pescadores de hombres» (v. 19). La llamada les llega en plena actividad de cada día: el Señor se nos revela no de manera extraordinaria o asombrosa, sino en la cotidianidad de nuestra vida. Ahí debemos encontrar al Señor; y ahí Él se revela, hace sentir su amor a nuestro corazón; y ahí —con este diálogo con Él en la cotidianidad de nuestra vida— cambia nuestro corazón. 

(Angelus, 22 enero 2017)

Andrés, Santo

Fiesta Litúrgica, 30 de Noviembre

Apóstol

Martrirologio Romano: Fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono.

Breve Biografía

Andrés era hermano de Simón Pedro y como él pescador en Cafarnaúm, a donde ambos habían llegado de su natal Betsaida. Como lo demuestran las profesiones que ejercían los doce apóstoles, Jesús dio la preferencia a los pescadores, aunque dentro del colegio apostólico están representados los agricultores con Santiago el Menor y su hermano Judas Tadeo, y los comerciantes con la presencia de Mateo. De los doce, el primero en ser sacado de las faenas de la pesca en el lago de Tiberíades para ser honrado con el titulo de “pescador de hombres” fue precisamente Andrés, junto con Juan.

Los dos primeros discípulos ya habían respondido al llamamiento del Bautista, cuya incisiva predicación los había sacado de su pacífica vida cotidiana para prepararse a la inminente venida del Mesías.

Cuando el austero profeta se lo señaló, Andrés y Juan se acercaron a Jesús y con sencillez se limitaron a preguntarle: “Maestro, ¿dónde habitas?”, signo evidente de que en su corazón ya habían hecho su elección.

Andrés fue también el primero que reclutó nuevos discípulos para el Maestro: “Andrés encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías. Y lo llevó a Jesús”. Por esto Andrés ocupa un puesto eminente en la lista de los apóstoles: los evangelistas Mateo y Lucas lo colocan en el segundo lugar después de Pedro.

Además del llamamiento, el Evangelio habla del Apóstol Andrés otras tres veces: en la multiplicación de los panes, cuando presenta al muchacho con unos panes y unos peces; cuando se hace intermediario de los forasteros que han ido a Jerusalén y desean ser presentados a Jesús; y cuando con su pregunta hace que Jesús profetice la destrucción de Jerusalén.

Después de la Ascensión la Escritura no habla más de él. Los muchos escritos apócrifos que tratan de colmar este silencio son demasiado fabulosos para que se les pueda creer. La única noticia probable es que Andrés anunció la buena noticia en regiones bárbaras como la Scitia, en la Rusia meridional, como refiere el historiador Eusebio. Tampoco se tienen noticias seguras respecto de su martirio que, según una Pasión apócrifa, fue por crucifixión, en una cruz griega.

Igual incertidumbre hay respecto de sus reliquias, trasladadas de Patrasso, probable lugar del martirio, a Constantinopla y después a Amalfi. La cabeza, llevada a Roma, fue restituida a Grecia por Pablo VI. Consta con certeza, por otra parte, la fecha de su fiesta, el 30 de noviembre, festejada ya por San Gregorio Nacianceno.

Saberme mirado, amado y llamado

Santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22. San Andrés Apóstol

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Quiero acercarme hoy a ti, Señor, con un corazón sencillo pues sé que Tú eres sencillo. Quiero ponerme en tu presencia, así como estoy, así como soy, pues creo firmemente en tu amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22

Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Manejando o caminando, riendo, bailando o jugando, echando las redes o estudiando… Me encuentro pensando en aquello que estoy haciendo y nada más. Sin embargo, si algo llama mi atención me detengo y observo y aquello que es objeto de mi mirada parece estar como hace un tiempo también yo estaba, haciendo lo que estaba haciendo y nada más.

Jesús camina y observa, mira y contempla, se sonríe y nos ama. Entra en la vida de los apóstoles pero ellos ya estaban en su corazón, ya habían sido objeto de su mirada, llamaron su atención… riendo, echando las redes o trabajando, no importaba lo que estuvieran haciendo. Después de mirarlos los llamó…ellos escucharon y después dejaron todo y lo siguieron.

Es hermoso pensar que esta misma historia se repite conmigo de una manera tan personal y tan cotidiana. Jesús me mira y después me llama. Parecería que tendría que ser algo más complicado, pero el amor es más sencillo de lo que nosotros pensamos.

Es cuestión de saberme mirado y amado; sólo así podré escuchar y eso me llevará a hacer de lo ordinario algo verdaderamente extraordinario.

Jesús, quiero escucharte, quiero tenerte presente en mi vida y en todos mis días. Quiero seguirte a donde quiera que sea.

«La primera base es la memoria. Una gracia que tenemos que pedir es la de saber recuperar la memoria, la memoria de lo que el Señor ha hecho en nosotros y por nosotros: recordar que, como dice el Evangelio de hoy, él no nos ha olvidado, sino que se “acuerda” de nosotros: nos ha elegido, amado, llamado y perdonado; hay momentos importantes de nuestra historia personal de amor con él que debemos reavivar con la mente y el corazón».
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dedica al menos 5 minutos del día en acción de gracias, para recordar aquellos momentos de la vida en donde la mirada de Dios se ha hecho muy presente.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Condiciones para seguir a Jesús

Cristo no encuentra generosidad de parte de aquellos a quienes Él llama

Jesús al estar entre tanta gente pasa a la otra orilla del lago, no para apartarse, sino para estar también con los del otro lado, para que todos le puedan escuchar, pues cuando Jesús habla, su corazón arde con el deseo de glorificar a su Padre, arde por mostrar el amor que Dios nos tiene. Un amor que no es masificado, sino personal, un amor que se dirige a cada uno por nuestro nombre y apellido.

Apenas llega Jesús a la otra orilla, e inmediatamente un escriba le dice: “Te seguiré adondequiera que vayas”, y Jesús le da esa respuesta que nadie se esperaba, seguramente que el escriba quedó helado ante esta respuesta, pues ya no supo ni que decir.

¿Cómo Jesús siendo Dios no tiene dónde reclinar la cabeza? Jesús es quien invita, “Llama” pero no encuentra generosidad de parte de aquellos a quienes Él llama. Muchas veces encuentra temor, egoísmo, búsqueda de propias realizaciones y proyectos… por eso no tiene dónde reclinar la cabeza. Pero Él también ha dicho: “No tengáis miedo, yo he vencido al mundo”

Jesús sigue caminando, dirige su mirada a un discípulo, y todavía no le lanza la pregunta, es más ni le dice nada, el discípulo se adelanta diciéndole “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”, hasta parecería un poco fuera de contexto. Sin embargo Jesús, con esa mirada serena, llena de paz, le mira a los ojos, le pone su mano en el hombro y le dice: “Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos”.

Señor si tu tienes palabras de vida eterna ¿Porqué me hago sordo a tu voz?. Jesús nos llama a todos, Él nos pide algo a cada uno. Hay a quienes llama a un mayor amor y comprensión en el matrimonio, en el noviazgo, a otros a un mayor compromiso concreto para ser mejores cristianos, vivir la caridad en la familia como expresión de Su amor, o una mayor entrega de nuestra vida, quizá me pide seguirle más de cerca en la vida religiosa o consagrada.

En fin, Dios nos está llamando y Él Espíritu Santo inspira a cada uno.

Si creo en la ciencia ¿puedo creer en Dios?

Ciencia sin religión está coja, religión sin ciencia está ciega. Albert Einstein

Durante mucho tiempo ha existido la popular idea que la ciencia y la fe no encajan. Se habla sobre los límites de la fe en el campo científico y seguramente has oído cosas como que  a la Iglesia Católica “no le gusta la ciencia”.  Pero, ¿es esto cierto? ¿Qué tan compatibles son la ciencia y la fe? ¿Se contradicen o se complementan?  ¿Qué dice la Iglesia de las ciencias naturales?

Es común escuchar tanto en los jóvenes como en los adultos decir que la ciencia y la fe no son compatibles. Inclusive, es más común oír que se oponen. Incluso muchos afirman que la ciencia puede ser “nublada” por la religión o hasta que los “mejores científicos” son ateos.  Pero esto realmente no es así y un vistazo a la historia nos lo demuestra.

“Ciencia sin religión está coja, religión sin ciencia está ciega.” –Albert Einstein

Desde la invención del método científico hasta la genética moderna y la astronomía, muchos científicos han llevado sus investigación de la mano con la fe. Tales son los casos de Antoine Lavoisier (padre de la química moderna), Nicolás Copérnico (padre del heliocentrismo), Francis Bacon (padre del método científico) e Isaac Newton (padre del cálculo matemático).  Y así como ellos, muchísimos más que, a pesar de haber vivido en momentos diferentes en la historia, tenían algo en común: su amor por las ciencias nacían de su amor a Dios y sus descubrimientos en los distintos campos científicos los acercaban más a Él.

Esta idea no es nueva. Desde sus inicios, la ciencia ha funcionado como herramienta para observar, comprender y estudiar el universo que nos rodea. Pero los más grandes científicos han reconocido la ciencia no sólo como una herramienta sino también, como un don de Dios; para de igual forma observar y admirar su creación.
 

La Fe me lleva a la Ciencia

Muy probablemente te sorprenda saber que Georges Lemaître (padre de la teoría del Big Bang) era sacerdote jesuita, o que Gregor Mendel (padre de la genética moderna) era monje agustino. Y es que la fe ha llevado a estos hombres y a muchísimos más a querer conocer más de Dios a través de su creación. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) nos lo dice bastante claro:

    “La Santa Madre Iglesia, mantiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza mediante la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas” (CIC 36).

Es por esto que reconocemos que la fe en Dios nos lleva a querer conocer más de Él y una de las muchas formas es observando y admirando con el don de la ciencia su perfecta creación.

La Ciencia me lleva a la Fe

Ya sabes entonces que la fe naturalmente me lleva a la ciencia. Pero ¿funciona también viceversa? ¿La ciencia me puede llevar a la fe? La respuesta no es tan simple como la primera. El físico alemán Werner Heinsenberg, famoso por formular el principio de la incertidumbre, nos lo dice de esta forma: “El primer trago de la copa de las ciencias naturales te volverá ateo; pero en el fondo de esa copa te espera Dios.”
¿Qué quiere decir esto?

Pues fácil, la ciencia a primera vista puede parecer contradecir mucho la existencia de Dios. Por esta razón, las ciencias que usualmente recibimos en la primaria o en el colegio son tan básicas que muchas veces nos hacen dudar o nos hacen escoger entre 2 opciones, por ejemplo: Génesis vs. Big Bang. (Ya que como vimos antes, ignorábamos quien teorizó el Big Bang). Pero el estudio más profundo y verdadero de las ciencias revela un universo cuya perfección y complejidad se le puede atribuir (al final) únicamente a Dios.

Tal es el caso del genetista ateo estadounidense Francis Collins cuyo profundo estudio del genoma humano y su asombro por la complejidad de este lo llevaron a la fe. El cual es ahora cristiano y tiene una fundación de científicos creyentes llamada BioLogos Foundation. O bien, el caso de Anthony Flew denominado el “ateo más famoso del mundo” quien tras muchísimos años de estudio y a través de un conocimiento profundo de la filosofía y de la ciencia se convirtió del ateísmo al deísmo.

Estos son solo un par de casos que ayudan a entender que también el estudio profundo del universo que nos rodea y de su complejidad es uno de los muchos caminos que nos pueden llevar a Dios.

Y a todo esto ¿la Iglesia Católica qué?

Pues como vimos, desde los primeros y varios capítulos más del Catecismo de la Iglesia Católica se habla de las ciencias naturales y su complementariedad con la fe. Pero no se queda ahí. La iglesia católica ha ayudado y apoyado en muchos estudios en pro de la ciencia. Por ejemplo, el Observatorio Astronómico Vaticano es uno de los más antiguos observatorios en el mundo y aún trabaja. ¡El mismo Papa Francisco es técnico en química y amante de la ciencia!

También, la Santa Sede actualmente posee dos grandes instituciones científicas:

    La Pontificia Academia de las Ciencias la cual “tiene como objetivo la promoción de los avances de la matemática, física y ciencias naturales, y los relacionados con el estudio de las cuestiones epistemológicas.”(Estatutos de 1976, art. 2) Quien, dentro de sus miembros ha incluido reconocidos científicos, entre ellos más de 30 premios Nobel en áreas como química, física, economía y fisiología.
    Y también, la STOQ Foundation (Science, Theology and the Ontological Quest). Un proyecto del Consejo Pontificio de la Cultura que promueve el diálogo entre la ciencia, la filosofía y la teología en las instituciones del Vaticano.

En fin, tanto ahora como a lo largo de su historia la Iglesia Católica ha entendido la complementariedad entre la fe y la ciencia y sus aportes a esta última han cambiado el mundo. Muchos santos como San Alberto Magno (doctor de la iglesia y patrono de los científicos) o San Juan Pablo II han abogado siempre por el diálogo entre ambas. La ciencia y la fe se complementan muchísimos y una lleva a la otra. Al contrario de lo que se cree popularmente, no son enemigas sino más bien ¡son perfectamente compatibles! Como lo dijo el papa San Juan Pablo II en una de sus cartas encíclicas más famosas:

La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad.” (Fides et Ratio, 1998)

¿Por qué la mujer no es ordenada sacerdote? El Papa responde

Antoine Mekary | ALETEIA

«Hay que darle más lugar a una mujer en la Iglesia». El Papa dice que «no hay privación de que las mujeres no entren en la vida ministerial»

El papa Francisco vuelve sobre el tema del «sacerdocio femenino» que es un argumento candente no sólo en los Estados Unidos, también en Europa (Alemania, Bélgica, etc.) y propone ampliar la reflexión de la «teología sobre la mujer» sin abrir a ordenar a mujeres, pero confirmando que en la Iglesia «hay que dar más lugar a la mujer». 

«Es un problema teológico. Creo que amputamos el ser de la Iglesia si consideramos solo la vía de la ministerialidad. El camino no es sólo la ministerialidad. La Iglesia es mujer. La Iglesia es la esposa.» Lo dijo el Papa en una entrevista con la revista jesuita «America Magazine», publicada el 28 de noviembre de 2022.

El Pontífice habló del «principio petrino», representativo del sacerdocio y del «principio Mariano», incluso con un valor místico por encima al de los apóstoles, que recuerda a Jesús cuando reconoció que el Espíritu le hablaba por su madre: «Hagan lo que él les diga» (Juan 2,5). 

Una teología de la mujer

© Angel Studios

El Papa pidió entonces desarrollar «una teología de la mujer». «La vía de la ministerialidad podríamos decir que es la de la Iglesia Petrina. Estoy usando una categorización de los teólogos. El principio petrino es el de la ministerialidad. Pero hay otro principio que es más importante todavía, del que no hablamos y es el principio Mariano, que es el principio de la femineidad en la Iglesia, de la mujer en la Iglesia, donde la iglesia se refleja a sí misma porque ella es mujer y es esposa.», dijo el Papa, que no negó la reflexión, pero sin mayor apertura a las posiciones que sostienen el «sacerdocio de las mujeres». 

«Una Iglesia con solo el principio Petrino sería una Iglesia que se puede pensar reducida a la ministerialidad, nada más. Pero la Iglesia es más que un ministerio, es el pueblo de Dios todo. La Iglesia es mujer. La Iglesia es esposa. Entonces la dignidad de la mujer va espejada en esta línea.», afirmó. 

El Pontífice no eludió el cuestionamiento que se le hizo porque «muchas mujeres se sienten dolidas porque no pueden ser ordenadas sacerdote», según dijo Kerry Weber. En este sentido, el Papa distinguió entre un camino administrativo y otro ministerial, eclesial, que no necesita de tanta teología para darle mayor espacio a la mujer en la gestión de la Iglesia. 

Papież Franciszek z s. Raffaellą Petrini FSE

AFP PHOTO / VATICAN MEDIA/HANDOUT/AFP/East News

Las mujeres importantes en la reforma 

«Hay un tercer camino, que es el administrativo». «Y en este aspecto, – prosiguió – creo que hay que dar más lugar a la mujer. Y acá, en el Vaticano, los lugares donde hemos puesto mujeres está funcionando mejor. Por ejemplo, en el Consejo de la Economía que son seis cardenales y seis laicos, hace dos años nombré a cinco mujeres entre los seis laicos y eso es una revolución»

Para el Papa, una muestra de esa revolución femenina en los puestos de mando en el Vaticano es el nombramiento de «la vice gobernadora del Vaticano», sor Raffaella Petrini, secretaria general del Estado de la Ciudad del Vaticano. «Cuando una mujer entra en política o en gestionar cosas, generalmente lo hace muy bien. Y son las mujeres, hay muchas economistas, las que están renovando la economía en sentido constructivo.»

«El principio petrino que es el de la ministerialidad, pero la Iglesia con solo eso no funciona. El principio Mariano, que es el del esponsalicio de la Iglesia, la Iglesia esposa, la Iglesia mujer. Es mariano porque María es superior a Pedro y marca toda esa línea mística de la Iglesia mujer», explicó en la entrevista al portal jesuita de Estados Unidos. 

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La ordenación de mujeres…

El Papa – que hizo la entrevista en español- no contempla la ordenación de mujeres.«¿Y por qué una mujer no puede entrar a los ministerios, a la ordenación? Es porque el principio petrino no da cabida a eso. Sí tiene que estar en el principio mariano, que es más importante. La mujer es más, asemeja más a la Iglesia, que es mujer y que es esposa».

El Papa también aclaró «que la mujer no entre en la vida ministerial no es una privación, no». Y sostiene «la catequesis sobre la mujer en la línea del principio mariano». 

El consejo de una mujer es tan importante…

Por otro lado, sin mencionarlo directamente, las palabras del Papa abren a una reflexión sobre el papel de la mujer respecto al discernimiento sobre las vocaciones de futuros sacerdotes.

En la entrevista, cuenta una anécdota: «una vez pedí informes de un muchacho brillante, brillante, que estaba por ordenarse sacerdote». «Y – dijo – me dieron un informe muy negativo».

Luego pidió opinión a una mujer. «Yo la llamé y le pregunté ‘pero por qué’. ‘Mire, no sé por qué, pero si fuera mi hijo, yo impediría que se ordenara sacerdote. Le falta algo’. Y yo le hice caso y le dije al muchacho ‘mirá, este año no te vas a ordenar’. A los tres meses tuvo una crisis y se fue. La mujer es madre y ve mejor el misterio de la Iglesia que nosotros los varones. Por eso el consejo de una mujer es tan importante. Y la decisión de una mujer es mejor».

El apóstol san Andrés y su martirio en la cruz diagonal

Según varios escritos antiguos, así fue su pasión

San Andrés apóstol fue el primer discípulo en ser llamado por Jesús. Por eso se dice que es el protocletos (el primer llamado).

Nació en Betsaida, Galilea. Era hermano de san Pedro, y los dos tenían como oficio el de pescadores. Se dice que predicó el Evangelio en la región de Acaya en Grecia y sufrió la crucifixión en Patras.

La historia del martirio del apóstol fue relatada por Santiago de la Vorágine en La leyenda dorada, una colección de narraciones, fundamentalmente sobre la vida de los santos, escritas en el siglo XIII.

También encontramos la historia del martirio en una carta, escrita originalmente en latín, por los sacerdotes de las iglesias de Acaya.

Esta cuenta que:

El procónsul del Egeo, habiendo entrado en la ciudad de Patras, se dispuso a obligar a los que creían en Cristo a sacrificar a los ídolos.

Andrés, que ya había logrados que muchos abrazaran la verdad del Evangelio, no dudó en evangelizar también al procónsul del Egeo. Le reprochaba por querer juzgar a los hombres, mientras era engañado por los demonios hasta hazle despreciar a Cristo Dios, el verdadero Juez de todos los hombres.

Una cruz especial

Egeo, exasperado, ordenó que lo pusieran en la cruz, para hacerle imitar la muerte de Cristo. Ordenó a los verdugos que le ataran las manos y los pies de manera que se los tendieran como si fuera un caballete, para que no muriera pronto, sino que soportara los sufrimientos de una tortura prolongada.

Según la tradición, esta crucifixión tuvo lugar en una cruz con vigas diagonales, la llamada cruz de San Andrés .

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La gente se opuso a tal crueldad, pero Andrés rogó a la gente que no se opusiera a la tortura, y se fue lleno de alegría y exaltación sin dejar de exhortarles.

Cuando llegó al lugar donde había sido preparada la cruz, y viéndola desde lejos, gritó:

Salud, oh Cruz, consagrada por el cuerpo de Cristo y adornada con sus miembros como con perlas. Antes que el Señor fuera levantado sobre ti, tú inspirabas temor humano, pero ahora, la fuente de amor celestial, te has vuelto infinitamente deseable.

Los creyentes conocen las alegrías que hay en ti y las recompensas que preparas. Vengo a ti seguro y alegre, para que recibas en mi regocijo, discípulo de aquel que se ha fijado en ti, porque siempre te he amado y deseado abrazarte, oh buena Cruz a la que los miembros del Señor han dado esplendor y belleza, Cruz largamente deseada, amada fielmente, buscada asiduamente, preparada para mis ardientes deseos, recíbeme de entre los hombres y devuélveme a mi Maestro, para que el que me redimió por ti me reciba también por ti

Tres días muriendo y predicando

En la cruz durante tres días, no dejó de predicar la verdad, y muchos se convirtieron al oírle.

Todos continuaban clamando por la libertad de este hombre santo y piadoso.

Egeo, por temor a la gente, prometió que lo sacaría de la cruz. Al verlo, san Andrés nuevamente le exhortó a seguir los pasos de Cristo.

El procónsul de nuevo enfurecido, mandó a los verdugos a desatarlo de la cruz. Pero ninguno pudo hacerlo, porque perdían las fuerzas en sus brazos cada vez que lo intentaban.

Entonces san Andrés dijo en voz alta:

Señor Jesucristo, buen maestro, no permitas que me bajen de esta cruz antes de que hayas recibido mi alma.

Y mientras hablaba así, una luz deslumbrante, como un rayo del cielo, lo rodeó a la vista de todos y persistió alrededor de media hora. Al desvanecerse la luz, él también se había ido con ella hacia el Señor.

Andrés murió el 30 de noviembre de 64 d.C. Ese día, el gobernador murió antes de regresar a su casa y su esposa, que se había convertido al cristianismo enterró honorablemente a Andrés.