Mark 10:32-45

Amigos, en el Evangelio de hoy Santiago y Juan le piden a Jesús que los coloque en lugares altos de Su Reino. Están reclamando dos de los sustitutos clásicos de Dios: poder y honor. El poder no es, en sí mismo, algo malo, y lo mismo puede decirse del honor. Tomás de Aquino dijo que el honor es una bandera de la virtud. Es una forma de señalar a los demás algo que vale la pena notar.

¿Entonces, cuál es el problema? El problema es pedir estas dos cosas con el espíritu equivocado. El ego querrá usar el poder, no para los propósitos de Dios o al servicio de la verdad, la belleza y la bondad, sino para su propio engrandecimiento. Cuando se busca el honor por sí mismo o para agrandar el ego, también se vuelve peligroso.

Entonces, ¿cuál es la salida? “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos”. Cuando sirves a otros, estás accediendo al poder de Dios y buscando el honor de Dios.

Úrsula Ledóchowska, Santa

Virgen y Fundadora, 29 de mayo

Por: n/a | Fuente: Vatican.va

Virgen y Fundadora

Martirologio Romano: En Roma, tránsito de santa Úrsula (Julia) Ledóchowska, virgen, que fundó el Instituto de Religiosas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante, y afrontó fatigosos viajes a través de Polonia, Escandinavia, Finlandia y Rusia ( 1939).

Fecha de beatificación: 20 de junio de 1983 por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 18 de mayo de 2003 por S.S. Juan Pablo II

Breve Biografía

Nació el 17 de abril de 1865 en Loosdorf (Austria), segunda de nueve hijos. Su madre, de nacionalidad suiza, descendía de una familia noble; su padre procedía de la antigua y noble familia polaca Ledóchowski, en la que destacaron hombres de Estado, militares, eclesiásticos y personas consagradas. Creció en un clima familiar lleno de amor y exigente. María Teresa, su hermana mayor, fundadora de las Misioneras de San Pedro Claver (Hermanas Claverianas), conocida como «madre de África», fue beatificada por el Papa Pablo VI en el año 1975; su hermano Vladimiro, un año menor que ella, fue superior general de la Compañía de Jesús de 1915 a 1942.

Otro de sus hermanos, Ignacio, general del ejército polaco, murió asesinado por los nazis en el campo de concentración de Dora-Nordhausen, el año 1945.

En 1883 la familia se trasladó de Austria a Polonia. Tres años después, Julia entró en el convento de las Ursulinas de Cracovia. Durante la profesión religiosa, emitida en 1889, tomó el nombre de María Úrsula de Jesús. Destacó por su amor al Señor, su talento educativo y su sensibilidad ante las necesidades de los jóvenes en las difíciles circunstancias sociales, políticas y morales de su tiempo. En 1904 fue elegida superiora del convento de Cracovia. En ese tiempo emprendió valientes iniciativas apostólicas. Abrió un internado para jóvenes universitarias -el primero en Polonia-, donde las muchachas no sólo pudieran encontrar un lugar seguro, sino también una sólida formación religiosa: les organizaba la Congregación mariana y cursos para profundizar la visión cristiana de la vida, dirigidos por eminentes teólogos.

Convencida de la necesidad de cambiar las Constituciones según las nuevas necesidades pastorales, se dirigió a Roma en 1907. En una audiencia, propuso al Papa Pío X realizar su trabajo apostólico en el corazón de la Rusia hostil a la Iglesia. Con la bendición del Vicario de Cristo, ese mismo año, al concluir su cargo de superiora del convento de Cracovia, acompañada de otra religiosa, ambas vestidas de civil, pues la vida religiosa estaba prohibida en ese país, partió hacia San Petersburgo.

Las religiosas vivían en la clandestinidad y, aunque eran vigiladas continuamente por la policía secreta, realizaban una intensa labor educativa y de formación religiosa, también con vistas a promover buenas relaciones entre polacos y rusos.

En 1908, la Santa Sede, a causa de las grandes dificultades de comunicación, aprobó la erección canónica de la casa de San Petersburgo como casa autónoma, con noviciado. La madre Úrsula fue nombrada superiora. Al año siguiente, la actividad del convento se extendió a Finlandia, donde construyó una escuela con internado para muchachas.

Cuando estalló la primera guerra mundial, en 1914, la madre Úrsula, al ser ciudadana austríaca, tuvo que salir de Rusia y emigró a Escandinavia: primero a Suecia y luego a Dinamarca, desde donde podía mantener más fácilmente contactos con sus religiosas de San Petersburgo. Para evitarles las consecuencias de la revolución bolchevique, trasladó la comunidad a Estocolmo, donde fundó un instituto de lenguas para muchachas. En 1917 se trasladó, con toda la comunidad, a Aalborg, en Dinamarca, donde abrió una casa para niños huérfanos de los inmigrantes polacos.
Durante el tiempo de su estancia en Escandinavia, además de su apostolado educativo, trabajó intensamente en la promoción del compromiso ecuménico. Asimismo, colaboró con el Comité de ayuda a las víctimas de la guerra en Polonia, fundado por Henryk Sienkiewicz, famoso escritor polaco premiado con el premio Nobel por su libro «Quo vadis».

La casa de sus religiosas se convirtió en un apoyo para la gente de diversas orientaciones políticas y religiosas. Su amor ardiente a la patria iba unido a la apertura a los otros. Cuando le preguntaban cuál era su orientación política, respondía sin vacilar: «Mi política es el amor». En ese tiempo, la Santa Sede le concedió el permiso para transformar su convento autónomo de Ursulinas en la congregación de Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante.

La espiritualidad de la congregación se centra en la contemplación del amor salvífico de Cristo y en la participación en su misión por medio de la labor educativa y el servicio al prójimo, especialmente a los que sufren, a los que viven en soledad, a los marginados y a los que buscan el sentido de su vida.

Úrsula educaba a sus religiosas para amar a Dios sobre todas las cosas y en Dios a toda persona humana y a toda la creación. Recomendaba, como testimonio creíble de una relación personal con Cristo, la sonrisa, la serenidad de espíritu, la humildad y la capacidad de vivir la vida ordinaria como camino privilegiado para la santidad. Ella misma era un ejemplo notable de ese tipo de vida.

La congregación se desarrolló rápidamente. Nacieron comunidades de religiosas Ursulinas en Polonia y en otras regiones. En 1928 abrió en Roma la casa general y una pensión para muchachas pobres. Las Ursulinas comenzaron también a trabajar entre los pobres de los suburbios de la ciudad eterna. En 1930 se establecieron en Francia.

La madre Úrsula fundó numerosos centros de educación y de enseñanza; enviaba a las religiosas a dar catequesis y a trabajar en zonas pobres; organizaba ediciones de libros para niños y jóvenes; ella misma escribió libros y artículos.

Trató de iniciar y apoyar organizaciones eclesiales para niños (Movimiento Eucarístico), para la juventud y para las mujeres. Participaba activamente en la vida de la Iglesia y del país. Recibió condecoraciones estatales y eclesiásticas.

Ejerció gran influjo sobre la vida de la madre Úrsula su tío Mieczyslaw, arzobispo de Gniezno-Poznan, primado de Polonia y después prefecto de la Sagrada Congregación para la propagación de la fe.

Murió en Roma el 29 de mayo de 1939. Fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 20 de junio de 1983 en Poznan y canonizada por el mismo Papa el 18 de mayo de 2003 en la Basílica Vaticana.

El camino de servicio: liderazgo y humildad

Santo Evangelio según San Marcos 10, 32-45. Miércoles de la VIII del Tiempo Ordinario.

Por: Redacción | Fuente: Catholic.net

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, que tu palabra inunde mi corazón y me ayude a comprender el verdadero significado del servicio y el sacrificio. Dame la fuerza para seguir tu camino, renunciando a mis ambiciones personales y buscando siempre servir a los demás con amor y humildad. Guíame en mi misión como católico misionero, para que pueda llevar tu mensaje de esperanza y salvación a todos los rincones del mundo. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 32-45

En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: «Miren, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará”. Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir”. Les preguntó: «¿Qué quieren que haga con ustedes?”. Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Jesús replicó: «No saben lo que piden, ¿son capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizarse con el bautismo con que yo me voy a bautizar?”. Contestaron: «Lo somos”. Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberán, y se bautizarán con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado”.

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Saben que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Ustedes, nada de eso: el que quiera ser grande, sea su servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos”.

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Encontramos a Jesús caminando hacia Jerusalén con sus discípulos. En este camino, Jesús no solo se dirige a la ciudad santa, sino que también se dirige a su destino final: la pasión, muerte y resurrección. Es un camino lleno de desafíos y enseñanzas, y hoy nos invita a reflexionar sobre el significado del servicio, el sacrificio y la verdadera grandeza.

Jesús, con plena conciencia de lo que le espera en Jerusalén, anuncia a sus discípulos su destino: ser entregado a las autoridades, condenado a muerte y crucificado. Sin embargo, esta noticia no termina en la oscuridad, sino que está acompañada de la promesa de la resurrección al tercer día. Este anuncio es un recordatorio para nosotros de que la fe cristiana no se basa en el sufrimiento, sino en la esperanza de la victoria final del bien sobre el mal, de la vida sobre la muerte.

Ante el anuncio de Jesús, Santiago y Juan, dos de sus discípulos, se acercan con una petición: desean ocupar un lugar de privilegio en el reino de Jesús. Sin embargo, Jesús les responde con una pregunta desafiante: «¿Son capaces de beber el cáliz que yo he de beber?». Esta pregunta alude al sufrimiento y sacrificio que Jesús está a punto de enfrentar, y nos invita a reflexionar sobre nuestro propio compromiso con la fe. ¿Estamos dispuestos a seguir a Cristo por el camino del servicio y el sacrificio, o buscamos la gloria y el poder personal?

Jesús reprende la ambición de poder de Santiago y Juan, y les recuerda que la verdadera grandeza no reside en el dominio sobre los demás, sino en el servicio. «El que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor», dice Jesús. Esta enseñanza es fundamental para la vida cristiana, ya que nos llama a renunciar a nuestros propios intereses y egos para servir a los demás, especialmente a los más necesitados.

El pasaje termina con Jesús dirigiéndose a sus doce discípulos, y extendiendo la llamada al servicio a todos ellos. Les recuerda que él no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida por la salvación de todos. Esta es la misión que Jesús confía a sus seguidores, y que nosotros, como grupo misionero, estamos llamados a continuar.

Hoy se nos invita a una profunda reflexión sobre nuestro camino de fe. ¿Estamos dispuestos a seguir a Cristo por el camino del servicio, el sacrificio y la verdadera grandeza? ¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestros propios intereses para servir a los demás? Que este sea un tiempo para renovar nuestro compromiso con la misión de Cristo, y para llevar su mensaje de amor y esperanza a todos los rincones del mundo.

«El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra la enfermedad de la búsqueda de los primeros puestos; es la medicina para los arribistas, esta búsqueda de los primeros puestos, que infecta muchos contextos humanos y no perdona tampoco a los cristianos, al pueblo de Dios, ni tampoco a la jerarquía eclesiástica. Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como un llamado a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez. Que la Virgen María, que se adhirió plenamente y humildemente a la voluntad de Dios, nos ayude a seguir a Jesús con alegría en el camino del servicio, el camino maestro que lleva al Cielo».

(Ángelus de S.S. Francisco, 21 de octubre de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy cumpliré mis deberes de estado lo mejor que pueda.

Despedida

Siguiendo el ejemplo de Jesús como maestro, puedes dedicar tiempo a compartir y reflexionar sobre las enseñanzas de la fe con tu familia, fomentando un ambiente donde todos puedan crecer espiritualmente juntos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Oraciones a la Eucaristía de niños que alcanzaron la santidad

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Un sacerdote eleva la sagrada hostia durante una misa

Patricia Navas – publicado el 28/05/24
Déjate llevar por las sencillas palabras de estos pequeños con fe gigante para rezarle a Jesús presente en el pan consagrado de la Eucaristía

Para creer que la Eucaristía es Dios y adorarle en un trozo de pan, sí o sí hay que hacerse como los niños. Quizás te ayuden en ello estas sencillas oraciones. Son de niños que hoy la Iglesia reconoce como santos o beatos, o que quizás pronto lo serán.

1 CARLO ACUTIS

www.carloacutis.com

“¡Jesús, toma asiento! ¡Siéntete como en casa!” Se dice que Carlo Acutis la rezó alguna vez al comulgar. Él decía que la Eucaristía era su autopista hacia el cielo. Desde que hizo su Primera Comunión, fue a Misa cada día hasta su muerte, con solo 15 años.

2 LAURA VICUÑA

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“Quiero, Jesús mío, amarte y servirte durante toda mi vida; por eso te ofrezco toda mi alma, mi corazón y todo mi ser”.

3 LOS PASTORCITOS DE FÁTIMA

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“¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman!”

Francisco, Jacinta y Lucía, los tres pastorcitos videntes de Fátima la rezaban de rodillas con la frente en el suelo, según afirmaron que se lo había indicado un ángel.

4 JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO

Public domain, via Wikimedia Commons

“¡Viva Cristo Rey!”

Las últimas palabras del niño mexicano José Sánchez del Río -como las de muchísimos mártires- pueden convertirse en una sencilla alabanza ante el Santísimo.

5 SANTO DOMINGO SAVIO

Public Domain

«No necesito nada de este mundo para poder ser feliz. Solo necesito contemplarte en el Cielo, Jesús, a Quien ahora veo y adoro sobre el Altar, con los ojos de la fe».

6 JOSEPH RATZINGER

AFP

«Quisiera estar siempre contigo… pero, sobre todo, está Tú siempre conmigo». Benedicto XVI hizo esta petición a Jesús la primera vez que comulgó, con 9 años.

7 SANTA TERESA DE LISIEUX

Wikipedia PD

«Pan vivo, Pan del Cielo, divina Eucaristía, ¡conmovedor misterio que produjo el amor! Ven y mora en mi pecho, Jesús, mi blanca hostia, ¡nada más que por hoy!»

Santa Teresita del Niño Jesús, maestra de la infancia espiritual, escribió estas palabras que pertenecen a un poema más largo que dedicó a su hermana mayor para el día de su santo.