¿Todo está perdido? Claro que no. Hemos tenido situaciones difíciles, la pandemia nos ha golpeado, la violencia nos sacude y atemoriza, las dificultades económicas nos aturden y el panorama social no parece muy favorable… Pero precisamente en estos momentos es cuando se fortalece la esperanza no en las propias fuerzas ni en las soluciones fáciles, sino en la seguridad de que Cristo siempre viene a nuestro encuentro, siempre tiene buena nueva y siempre se encarna en las miserias de nuestra humanidad para dar nueva luz. Es el Adviento: la espera gozosa del Salvador.
Me sorprende mucho y me entusiasma la actitud del Papa Francisco que en medio de todas estas dificultades nos propone un nuevo, Sínodo diferente, comprometido, abierto y dispuesto a vigorizar no sólo nuestra Iglesia sino nuestra sociedad. Es la esencia del Evangelio: vencer la oscuridad. Cuando todo parece perdido, cuando los más graves acontecimientos y nuevas guerras se ciernen sobre nuestras cabezas, nos llega de improviso el Adviento. Es tiempo de esperanza, tiempo de ilusión, tiempo de retomar la vida en nuestras manos. Cuando el mundo entero se sumerge en un gran caos y se escuchan los peores augurios para tiempos futuros, resuena la voz del Señor que nos llama y nos invita a levantar la cabeza y a esperar el tiempo de la liberación. Sí, queridos amigos, el Señor nos llama, está a la puerta gritando salvación. ¡Nos llama, el Señor, en medio de nuestros desiertos! Nos llama a recuperar la alegría de la fe. Viene a nuestro encuentro para llenarnos de valor y de entereza, de audacia y de esperanza. ¿Seremos capaces de escuchar sus llamados para dejarnos guiar y llevar por Él? Vino, viene y vendrá el Señor, para infundirnos ánimo y sacarnos de tantas fosas en las que nos hemos metido. Ahora, más que nunca, necesitamos salvación. Necesitamos al Salvador. Bienvenido sea el Adviento que nos conduce por los caminos de Dios.
Jeremías, ese profeta conocido por sus quejas y lamentos, por sus condenas y reproches, este día tiene frases brillantes y restauradoras. Se ha cansado de mirar dónde pone la confianza el pueblo de Israel, lo ha visto caer y sufrir derrotas porque confía en los imperios vecinos más que en la fuerza del Señor. A pesar de haber sufrido su desprecio, la cárcel y los insultos cada vez que ha propuesto nuevos caminos, Jeremías se atreve a gritar la promesa del Señor: “En aquellos días, yo haré nacer del tronco de David un vástago santo, que ejercerá la justicia y el derecho en la tierra”. Sus palabras aseguran que el Señor está nuevamente buscando a su pueblo. No se ha cansado el Señor. El Señor nunca se cansa, siempre hará brotar nuevos retoños de esperanza. Sí, de lo que parecía muerto, de lo que estaba vencido, de donde ya no había esperanza, el Señor hace renacer un pequeño brote que pronto traerá justicia y derecho. Los hombres contemporáneos parecen no tener ningún deseo de Dios, pero Dios sigue teniendo la oferta de su amor para todos nosotros y cada Adviento vuelve a soplar su Espíritu para limpiar, descubrir y encender la llama del amor. Dios nuevamente ofrece a este mundo, sumido en la corrupción y en la injusticia, la posibilidad de su amor.
El Adviento nos hace mirar al futuro, hacia el final. No esperamos ciertamente la venida de Jesús a Belén, que ya sucedió, sino la venida de Jesús a cada uno de nosotros, a cada hogar y con Él, miramos hacia el final de la historia. Ante Él nos presentamos así, semidestruidos, sin ilusiones, sin esperanza, como si se hicieran realidad las catástrofes que anuncia San Lucas, pero Jesús siempre tiene palabras de esperanza aún en las situaciones más difíciles. Toda su existencia consistió en contagiar a los demás de la esperanza que Él mismo vivía en lo más profundo de su ser. Y así hoy que nos sentimos derrotados, que nuevas tragedias se anuncian, hoy que parece que todo se derrumba, escuchamos sus palabras: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación”. Cristo nos previene para esos momentos difíciles. Pero no nos los presenta con fatalismo. Hay que estar atentos, hay que levantar la cabeza y hay que buscar el momento de la liberación, la liberación integral, la liberación plena. ¡Cómo me ilusiono y sueño en que a mi patria le podamos aplicar estas palabras! ¡Mirar que se atienda con justicia a nuestro pueblo y que sea escuchado su dolor! Es posible y tengo esperanza porque el mismo Jesús nos lo anuncia. Pero no llegará sin nuestro compromiso, nuestro trabajo y nuestra participación. Jesús mismo propone los medios: “Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos” Sí, la esperanza que Jesús propone, no cae del cielo, ciertamente es un don, pero la esperanza se construye, se vive y se alcanza.
Adviento es tiempo de sueños y de ilusiones en medio de las dificultades. Pero ya sé que no basta soñar, hay que sembrar los sueños con trabajo, con dedicación, con honradez y ¡con oración!, nos dice Jesús: “Velen y hagan oración”. Y es que en la construcción del Reino no estamos solos, Jesús se compromete en la misma tarea. Si en el texto de este día nos habla de desastres escatológicos, no es para asustarnos o describir acontecimientos que van a suceder en el futuro, sino para darnos la fuerza y el coraje para superarlos y vivirlos a su estilo. Este primer domingo de Adviento, es una invitación a la esperanza, a pesar de las adversidades: ¡Ánimo, levanten la cabeza, permanezcan despiertos! ¡El Señor ya está cerca!
Saturnino de Toulouse, Santo
Obispo y Mártir, 29 de noviembre
Martirologio Romano: En Toulouse, de la Galia Narbonense, conmemoración de san Saturnino, obispo y mártir, que, según la tradición, en tiempo del mismo Decio fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta ciudad, y arrastrado por las escaleras desde lo alto del edificio, hasta que, destrozados la cabeza y el cuerpo, entregó su alma a Cristo († c. 250).
Breve Biografía
La ciudad de Toulouse, en el Languedoc francés, muestra con orgullo su magnífica e impresionante catedral —joya del románico— de Saint-Sernin. Tiene cinco naves, vasto crucero y un coro deambulatorio con capillas radiadas.
San Saturnino —nuestro conocido y tantas veces cantado Sanserenín de las canciones y juegos infantiles— fue el primer obispo de esta parte de la Iglesia.
No se conoce nada anterior a su muerte. Todo lo que nos ha llegado es producto del deseo de ejemplarizar rellenando con la imaginación y la fantasía lo que la historia no es capaz de decir. A partir de unos relatos probables se suman otros y otros más que lo van adornando como descendiente de familia romana — el nombre es diminutivo del dios romano Saturno— culta, adinerada, noble e incluso regia hasta llegar a las afirmaciones de Cesareo de Arlés que, nada respetuoso con la cronología, lo presenta candorosamente como oriundo de Oriente, uno más de los discípulos del Señor, bautizado por Juan Bautista, presente en la última Cena y en Pentecostés. Ciertamente es el comienzo de la literatura legendaria.
Lo que consta es que la figura está enmarcada en el siglo III, en tiempos de la dominación romana, después de haberse publicado, en el año 250, los edictos persecutorios de Decio, cuando la zona geográfica de Tolosa cuenta con una pequeña comunidad cristiana pastoreada por el obispo Saturnino que por no caer en idolatría, quemando incienso a los dioses, sufre el martirio de una manera suficientemente cruel para que el hecho trascienda los límites locales y la figura del mártir comience a recibir culto en el interior de las Galias, en la ribera mediterránea y pase también los Pirineos hacia España.
En tiempos posteriores, facilita la extensión de esta devoción el hecho de que el reino visigodo se prolongue hasta España lo que conlleva el transporte de datos culturales; también el peregrinaje desde toda Europa a la tumba el Apóstol Santiago en Compostela hace que los andariegos regresen expandiendo hacia el continente la devoción saturniniana, al ser Tolosa un punto de referencia clásico en las peregrinaciones, y con ello los peregrinos entran en contacto con las reliquias del mártir.
El martirologio romano hace su relación escueta en estos términos: «En Tolosa, en tiempo de Decio, San Saturnino, obispo, fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta villa y arrojado desde lo alto de las gradas. Así, rota su cabeza, esparcido el cerebro, magullado el cuerpo, entregó su digna alma a Cristo».
Los relatos siguientes lo presentan atado con cuerdas a un toro que estaba dispuesto para ser sacrificado y que lo arrastra hasta dejarlo muerto y destrozado. Dos valientes cristianas —Les Saintes-Puelles— recogen su cuerpo y lo entierran cerca de la ruta de Aquitania.
El obispo Hilario hizo construir sobre la tumba de su antecesor una pequeña basílica que reformó san Exuperio en el siglo V y que destruyeron los sarracenos en el 711. Edificada lentamente durante el siglo XI, la consagró en papa Urbano II el año 1096 para que, en el 1258, el obispo Raimundo de Falgar depositara en su coro los restos de san Saturnino.
La brújula que orienta: El Amor
Santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11. Lunes I de Adviento
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, concédeme la humildad para reconocerte aun cuando estoy bajo la autoridad de otro.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: “Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico y sufre mucho”. Él le contestó: “Voy a curarlo”.
Pero el oficial le replicó: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ‘¡Ven!’ y viene; a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace”.
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: “Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio del día te invita a reconocer la grandeza de Dios ante tu realidad. Es interesante ver cómo en este coloquio el centurión llama Señor (latín: Domine; Griego: κ?ριε – Kyrie) a Jesús y le pide por su hijo (vulgata Clementina: puer meus) y, a pesar de recibir la respuesta de Jesús de que irá a su casa para sanarlo, reconoce su pequeñez e indignidad. En la cultura romana. y también en la judía. la jerarquía se respetaba, fuese ésta política-económica o por edad; por eso dice: No soy digno y añade: yo que soy subalterno (estoy bajo la autoridad de otro) tengo siervos al que digo ve y va al otro viene y llega. Con estas palabras le dice a Jesús que Él lo puede todo, basta con que lo mande; en cierto sentido reconoce la divinidad, su divinidad, razón por la que Jesús dice que no ha encontrado una fe como la de él.
Jesús a ti te dice que irá a tu casa, que quiere entrar a tu corazón aunque seas el más pequeño o que no ostentes cargos de relevancia, pero debes de reconocer que hay otros que pueden ser personas con más autoridad que tú, como tus papás o superiores en tu centro de trabajo, incluso las autoridades de tu país – legítimamente electas, no designadas mediante fraude o a la fuerza – y si tú eres quien posee autoridad como el centurión, sal al encuentro de quien te necesita y otórgale aquello que está en tus manos dar.
Recuerda que todos estamos bajo el mandato del Amor. El Amor es infinito y debemos amar, ésta es la brújula que debe orientarte, pues Jesús sale al encuentro de quienes le necesitamos porque nos -te- ama, y el centurión salió en busca de Jesús porque también amaba a su hijo.
Que san José y la santísima Virgen María te guíen por el camino del amor, para que te reconozcas amado y aprendas a amar, Dios te bendiga.
«Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Precisamente pensando en el valor salvador de esa Sangre, san Ambrosio exclama: “Yo que peco siempre, debo siempre disponer de la medicina”. En esta fe, también nosotros queremos la mirada al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y lo invocamos: “oh, Señor, no soy digno de que entres en mi casa: pero una palabra bastará para sanarme”. Esto lo decimos en cada Misa».
(Audiencia, S.S. Francisco, 21 de marzo de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy estaré atento para descubrir las necesidades de alguna persona y haré lo que se necesario para ayudarla.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
Jesucristo, la gran noticia de Dios
Cómo comunicar, a través de la evangelización, la gran noticia del encuentro personal con Jesucristo para lograr la renovación personal y de la Iglesia.
Ser cristiano es ser apóstol, tener una misión. El apostolado cristiano, la evangelización, consiste en contarle al mundo nuestro encuentro personal con Jesucristo: comunicar (ante todo con la coherencia de nuestra vida) esta buena noticia, la gran noticia, la mejor noticia para cada persona y para la humanidad.
¿Y cuál es esta noticia? Que Dios no sólo nos ha hablado en su creación, en el mundo que nos rodea, y también en las Escrituras; sino que nos ha enviado a su Hijo para liberarnos del pecado y, por medio de la Eucaristía, darnos una vida plena. Esto nos hace testigos y anunciadores del Evangelio.
Jesucristo, buena noticia de Dios
Jesucristo, Evangelio de Dios para el hombre. Así se titula el primer capítulo del Documento de trabajo para el sínodo sobre la nueva evangelización. Evangelio quiere decir eso, “buena noticia”. Y Jesús es la buena noticia para el hombre porque es el gran “sí” que Dios ha pronunciado a todo lo nuestro.
Dios Padre ha querido que Su Hijo, su único Hijo, se hiciera hombre, compartiera nuestra tierra y nuestra vida: tuviera una familia, un trabajo, se relacionara con los que le rodeaban, tuviese amigos, discípulos más tarde. En su vida, tal como la describen los Evangelios, encontramos respuesta a nuestros anhelos e inquietudes, trabajos, tareas y penas.
¿Y cómo comunicar esa gran noticia? Ante todo con la coherencia de nuestra conducta, también con las palabras que transmiten a otros nuestra experiencia, con los argumentos que explican por qué la fe da sentido a nuestro vivir. Los cristianos no podemos dejar de dar testimonio de este encuentro con Jesús que nos transforma, también a cada uno de nosotros, en mensajes vivos de esta “buena noticia” para quienes nos rodean.
No se trata sólo de una “información” fría y objetiva, sino de una “comunicación” en el sentido más profundo de la palabra: acción que pone en “comunión”, que une, al hacer participar de este mensaje que trae la verdadera felicidad cuando se vive auténticamente.
Las curaciones de Jesús y su atención a todos (preferiblemente a los pobres y necesitados) son signo de que “Dios es amor”, y que el amor es la única fuerza capaz de renovarnos por dentro y renovar, como consecuencia, todas las cosas.
Evangelización, llamada a la santidad y conversión
Por eso la invitación a “creer en el amor”, que se manifiesta en Cristo, es el núcleo de la fe cristiana, que se traduce en la búsqueda de la santidad. Y todo ello requiere la conversión: mirar hacia Dios que es donde está nuestra vida y nuestro futuro. Por eso la evangelización (el apostolado cristiano), la llamada a la santidad y la conversión son tres realidades que en su relación fructuosa y recíproca vivifican a los cristianos (cf. Instrumento de trabajo, n. 24).
La unión con Cristo y la vida en él conducen a evangelizar. La tarea de la Iglesia, evangelizada y evangelizadora, consiste en profundizar en su conocimiento de Cristo y anunciar y transmitir el Evangelio (el conocimiento que posee, y renueva día tras día, de Cristo y la unión con él). Y eso lo hace con la fuerza del Espíritu Santo: “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (exhort. apostólica Evangelii nuntiandi, n. 14).
Ayudar a todos a encontrar a Cristo en la fe es el objetivo primario de la evangelización. Por eso, “allí donde, como Iglesia, ‘damos a los hombres sólo conocimientos, habilidades, capacidades técnicas e instrumentos, les damos demasiado poco’ (Benedicto XVI, Homilía en Múnich, 10-IX-2006)”.
Cabe notar que, en este documento de trabajo para el próximo sínodo, el término “evangelización” se toma en un sentido muy amplio, equivalente a todo lo que la Iglesia hace por el hombre. El Evangelio, es don para cada hombre y todo lo que es del hombre.
La evangelización comprende tanto la dimensión física (la compasión por las necesidades materiales, las enfermedades y los sufrimientos), como la espiritual (la liberación del pecado). Los santos son los que han recorrido este camino con diversos medios y métodos, obras e instituciones, que consideraron adecuadas en su tiempo. Fueron creativos en sus vidas para llevar a Cristo a sus contemporáneos. Hoy, muchos cristianos siguen esas trazas abiertas por los santos y continúan siendo en ellas testigos de Cristo. Para acertar en la transmisión de la alegría de la fe a los hombres y mujeres de hoy, todos los cristianos han de ser creativos, en donde quiera que se encuentren situados: en medio de los quehaceres del mundo o en la vida religiosa. A veces –y no son pocos ya en el tercer milenio- con su martirio, que da credibilidad al testimonio.
Evangelizar es abrir a una vida plena
Con todo, no faltan falsas convicciones que se oponen a la evangelización. Algunos sostienen que supone limitar la libertad, de modo que bastaría ayudar a las personas a ser mejores o más fieles a su propia religión, o incluso simplemente a trabajar por la justicia y la paz, máxime teniendo en cuenta que cabe la salvación fuera de los márgenes visibles de la Iglesia (cf. Instrumento de trabajo, n. 35; Congregación para la Doctrina de la fe, Nota doctrinal acerca de algunos aspectos de la evangelización, 3-XII-2007, n. 3).
Sin embargo así se olvidaría que en Jesucristo está el verdadero rostro de Dios y en la Iglesia la plenitud de la verdad y de los medios de salvación. De ahí el derecho de toda persona a ser evangelizada y el deber de evangelizar que tiene la Iglesia (después de ser continuamente evangelizada) y también cada bautizado.
Quizá los hombres puedan salvarse por otros caminos, gracias a la misericordia de Dios, si no les anunciamos el Evangelio. Pero esto no nos exime de preguntarnos: “¿Podremos nosotros salvarnos si por negligencia, por miedo, por vergüenza (…), o por ideas falsas omitimos anunciarlo?” (Evangelii nuntiandi, n. 80).
Renovación personal y renovación de la Iglesia
Además, anunciar el Evangelio (el apostolado o la misión cristiana), siendo una tarea y un deber personal, nunca es una empresa puramente individual y solitaria, ni puede centrarse en determinadas estrategias de selección de los destinatarios (cf. Instrumento de trabajo, n. 39); sino que es una actividad cristiana y espiritual en el marco de la comunidad eclesial, abierta sinceramente a todos.
Cuando los cristianos acercamos a Dios a nuestros amigos, parientes, colegas, conocidos, etc., no dejamos al margen nuestra familia, la familia de Jesús que es la Iglesia. Al contrario, les hablamos también de ella, porque ella es (debe ser en cada época y en cada lugar) nuestro cuerpo, nuestro hogar, la madre que nos ha engendrado y nos educa en el amor y la belleza. Y cada uno hemos de ser, desde este cuerpo vivo, vida para otros.
Por eso el sínodo está llamado a promover la reflexión, en cada caso, sobre “la capacidad de la Iglesia de configurarse como real comunidad, como verdadera fraternidad, como cuerpo y no como una empresa” (Ibid.). Así se plantea la relación íntima entre evangelización y renovación de la Iglesia.
¿Cómo contribuir a esta renovación? En el punto de partida está la renovación personal, cada uno en su propio lugar, con los “talentos” (materiales o espirituales) que hemos recibido, en el contexto de la vida familiar, profesional y social, en el horizonte de este ser miembros del cuerpo vivo de la Iglesia en el mundo.
La mayoría de los bautizados no son “eclesiásticos”, pero todos son Iglesia, y el término (del griego Ecclesía) quiere decir “vocación de muchos”: todos llamados, todos responsables de la nueva evangelización, de comunicar esta gran noticia que transforma nuestra vida.
Chipre y Grecia, viaje a las fuentes de la fraternidad y la humanidad
Videomensaje del Papa Francisco publicado antes de su próximo viaje apostólico.
«Una peregrinación a las fuentes»: así define el Papa Francisco su próximo viaje apostólico internacional que, del 2 al 6 de diciembre, lo llevará a Chipre y Grecia. Sus palabras resuenan en un videomensaje dirigido a los habitantes de ambos países, «a todos -subraya el Pontífice- no sólo los católicos». A ellos, el Papa les comunica «la alegría» de visitar estas «magníficas tierras, bendecidas por la historia, la cultura y el Evangelio», tras las huellas de «grandes misioneros», como «los apóstoles Pablo y Bernabé».
El camino sinodal y el estímulo a los católicos
La primera fuente de la que el Pontífice podrá saciar su sed es la de la fraternidad, «tan preciosa» sobre todo en el contexto del viaje sino. Hay una «gracia sinodal», una fraternidad apostólica que deseo tanto y con gran respeto: es la expectativa de visitar a los queridos beatos Crisóstomos y Ieronymos, Jefes de las Iglesias Ortodoxas locales. Como hermano en la fe, tendré la gracia de ser recibido por ustedes y de encontrarme con ustedes en el nombre del Señor de la Paz. Y el abrazo fraterno será también con «las hermanas y hermanos católicos» que, en esas tierras, representan «pequeños rebaños» amados por el Señor: a ellos, el Papa llevará «con afecto el aliento de toda la Iglesia católica»
Puertos abiertos y acogida de migrantes, refugiados y desplazados
La segunda fuente indicada por el Pontífice, sin embargo, es «la fuente antigua de Europa»: Chipre, de hecho, representa «una rama de Tierra Santa en el continente», mientras que «Grecia es el hogar de la cultura clásica». Europa, por tanto, subraya Francisco, «no puede prescindir del Mediterráneo, un mar que ha visto la difusión del Evangelio» y el desarrollo de grandes civilizaciones: “El mare nostrum, que conecta tantas tierras, nos invita a navegar juntos, a no dividirnos yendo cada uno por su lado, especialmente en este periodo en el que la lucha contra la pandemia sigue exigiendo mucho compromiso y la crisis climática se cierne sobre nosotros. El mar, que acoge a muchos pueblos, con sus puertos abiertos nos recuerda que las fuentes de la convivencia están en la acogida”.
No explotar a los que huyen de la guerra y la pobreza
De ahí el fuerte llamamiento del Papa a no olvidar a los migrantes, a los refugiados: “Pienso en los que, en los últimos años y todavía hoy, huyen de las guerras y la pobreza, que desembarcan en las costas del continente y en otros lugares, y no encuentran hospitalidad, sino hostilidad e incluso son instrumentalizados. Son nuestros hermanos y hermanas. ¡Cuántos han perdido la vida en el mar! Hoy, el Mare Nostrum, el Mediterráneo, es un gran cementerio”.
Fraternidad e integración, fuentes de convivencia común
La tercera fuente del viaje, por tanto, será la de la humanidad: estará representada concretamente por la parada en Mitilene – Lesbos, donde el Papa irá en la mañana del 5 de diciembre para encontrarse con los refugiados. Igual que lo hizo hace cinco años en la misma isla: «Peregrino en la fuente de la humanidad, iré de nuevo a Lesbos, con la convicción de que las fuentes de la vida en común sólo volverán a florecer en la fraternidad y la integración: juntos. No hay otro camino, y con esta ilusión voy hacia ustedes».
35º viaje internacional de Francisco
Por último, el Papa invoca la bendición del Señor sobre todos los habitantes de Chipre y Grecia, llevando en su corazón sus «expectativas, preocupaciones y esperanzas». Cabe recordar que la próxima visita será el 35º viaje apostólico internacional del Pontífice, el tercero en este 2021, tras la histórica visita a Iraq en marzo y la peregrinación a Budapest y Eslovaquia el pasado septiembre. En concreto, Francisco será el segundo Papa que visita Chipre y Grecia: Benedicto XVI, de hecho, visitó la isla del Mediterráneo oriental en 2010, mientras que San Juan Pablo II hizo una parada en el país heleno en 2001
¿Es necesario tener sexo para ver si hay «química»?
Hay que preocuparnos de la «química espiritual», que es lo que finalmente nos mantendrá unidos.
Más que de la “química sexual” hay que preocuparnos de la “química espiritual”, que es lo que finalmente mantendrá unido a un hombre y a una mujer
Hoy en día escuchamos hablar mucho de “la química sexual”. Muchos sostienen y defienden la idea de que es importante conocer sexualmente a la pareja antes del matrimonio, pues es la única manera de saber si hay “química” entre los dos.
Es más, parece hasta casi una obligación “probar la mercadería antes” pues de que de no hacerlo se corre el riesgo de encontrar una incompatibilidad sexual que derivaría inevitablemente en el fracaso matrimonial. ¿Qué de cierto hay en 10:32
¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas nos atraen y otras nos resultan absolutamente indiferentes? ¿O por qué surge el romance y la pasión en unas ocasiones y en otras no se produce, por más que la otra persona nos parezca atractiva?
Lo que responde a todas esas preguntas se llama “QUÍMICA”. La química se da o no se da desde el principio, es así de simple. Muchas veces nos ha pasado o quizás se lo hemos escuchado decir a otras personas: “Ayer me presentaron a un chico lindo, súper agradable, súper buena persona, inteligente, educado, pero no sé qué por qué no hicimos ‘click’.”
Ese “click” es lo que normalmente llamamos “química”, y es lo que definirá si la relación con esa persona tiene oportunidad para un segundo encuentro o se queda en el primero, si se enrumba hacia algo más serio o no.
La química entre dos personas se da ya desde la primera mirada, y es algo que incluso se refleja físicamente con la dilatación de las pupilas.
Cuando hay química entre dos personas sus cerebros segregan dopamina y el sistema endocrino segrega adrenalina, lo cual hace que fluya más sangre de lo normal al estómago, causando esa sensación de “mariposas en el estómago”. Al fluir más sangre también por todo el cuerpo nos sonrojamos, y se incrementa el rojo de nuestros labios y mejillas.
Esto responde a nuestra pregunta inicial: es tonto y poco científico pensar o argumentar que es necesario tener relaciones sexuales antes del matrimonio para ver si existe química sexual en la pareja, pues esta puede darse incluso sin contacto físico.
La química sexual se inicia con una atracción desde la primera mirada, llegando a despertar el deseo sexual hacia la otra persona, deseo que debe ser regulado por la virtud de la castidad.
Sin embargo, si bien el sexo es importante, no es lo único ni lo más importante en el matrimonio. Un buen matrimonio, como un buen entendimiento sexual entre los esposos, no es algo que viene hecho: hay que irlo construyendo.
Para eso es importante conocer bien a la persona antes de dar esos pasos. Nos referimos no a un “conocimiento” que se da por la “exploración del cuerpo”, sino un conocimiento profundo, del alma y del corazón.
En otras palabras, es necesario amar inteligentemente, no dejarse distraer por la atracción y química sexual, e inclusive por los sentimientos y emociones intensas.
Se debe poner el raciocinio primero, analizar si esa es la persona que te hará feliz con sus defectos y virtudes, y sobre todo entablar una muy buena amistad que se forja mediante el continuo diálogo y profunda comunicación de las existencias.
Este conocimiento y comunión profunda es posible sólo en el Señor, en la medida en que se le conoce y se le ama a Él. De Él procede la luz para conocer el misterio más profundo que es el ser humano, que es el otro, y que soy yo mismo, y al mismo tiempo Él es la fuente inagotable del verdadero amor humano.
Así que más que de la “química sexual” hay que preocuparnos de la “química espiritual”, que es lo que finalmente mantendrá unido a un hombre y a una mujer en el amor que no acaba.
10 estrategias para superar las tentaciones
Para tu tranquilidad has de saber que dice San Pablo que Dios jamás permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas
Convivimos con las tentaciones, pero no sólo nos pasa a nosotros, a Dios cuando se hizo humano también le pasó. Pero hay formas de evitar que las tentaciones nos hagan hacer cosas de las que nos arrepentiremos y nos pasen la factura.
QUE ES LA TENTACIÓN
Una definición de la tentación bastante sencilla y sucinta es que “la tentación es la obra del diablo para arrastrarte al infierno”. De modo que al luchar contra la tentación estamos en una guerra con un enemigo que quiere destruirnos. Quiere esto porque él tiene envidia de nuestra excelencia ante Dios.09:55
En un sentido más académico, la tentación se define como una atracción, ya sea desde fuera o desde dentro de uno mismo, para actuar contrario a la recta razón y los mandamientos de Dios.
Jesús mismo durante su vida en la tierra fue tentado, tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios, para manifestar tanto la oposición entre él y el diablo como el triunfo de su obra de salvación sobre satanás (cf. Catecismo # 538).
¿POR QUÉ PERMITE DIOS QUE LA TENTACIÓN?
En un sentido la tentación es lo “necesaria” para la libertad.
Como personas libres que somos invitadas a amar a Dios y decir que sí a su voluntad, debemos estar autorizados a decir que no. Debe haber alternativas reales a lo que Dios ofrece.
Si Dios puede forzar nuestros sí, entonces no seríamos libres y nuestro sí no tendría ningún significado real.
Pero ¿por qué no limita Dios la tentación para que tengamos más de una oportunidad? De hecho, Dios pone límites a la tentación hasta cierto punto. Y también nos ofrece otras fuentes sagradas de influencia.
Limita la tentación por el simple hecho de que no todo es posible para nosotros. Experimentamos límites físicos, intelectuales, económicos, y así sucesivamente. Tampoco podemos tener cada opción disponible en todo momento; elegir una cosa excluye a menudo otras.
Además, Dios nos envía buenas influencias. Su voz hace eco en nuestra conciencia. Él nos ha dado la inteligencia y la razón para que seamos capaces de descifrar la Ley Natural. Él nos ha dado una atracción a la bondad, la belleza y la verdad. Él nos ofrece la gracia de la fe y todas las demás gracias necesarias para soportar.
Él nos ha dado la revelación directa en su Escritura para que podamos acceder por la fe. Él ha enviado profetas y aun a su propio Hijo. Y su hijo continúa su ministerio de la enseñanza de la salvación y la reconciliación a través de Su Cuerpo, la Iglesia.
Así que Dios pone límites a la tentación y nos da otras buenas influencias para equilibrar las tentaciones.
LAS TENTACIONES DE LA CARNE
Aquí, “carne” no se refiere al cuerpo físico en sí, sino a nuestras muchas tendencias pecaminosas. La carne es esa parte de nosotros que es rebelde, que no le gusta que le digan qué hacer, que se resiste a la verdad y se eriza a ser menos que Dios y a ser dependiente de Él.
En las enseñanzas tradicionales, los siete pecados más básicos son el orgullo, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza. Otras tendencias pecaminosas de la carne incluyen el miedo, el odio, la venganza, la incredulidad y la mundanidad.
Estos sirven como fuentes profundas de la tentación y explican por qué el mal nos tienta, por qué es difícil de resistir, y por qué a menudo nos sentimos abrumados por el diablo y el mundo.
Algunas tentaciones vienen directamente de satanás y los demonios, que nos sugieren malos pensamientos y cosas malas. Satanás también es capaz de manipular el mundo (ya que él es el príncipe de este mundo) y nuestra carne, desde que le abrimos una cantidad de puertas.
¿CÓMO PODEMOS VENCER LA TENTACIÓN?
Cuando la gente pregunta sobre la superación de la tentación muy a menudo tienen en cuenta lo que hay que hacer “en el momento” de la tentación.
Pero si nos centramos únicamente en el momento de la tentación nos estamos perdiendo la mayor parte del trabajo que hay que hacer.
Para tener más éxito en resistir la tentación se necesita establecer una base sólida. Hay mucho trabajo por hacer como el cultivo en la virtud, la realización de las purificaciones activas y las mortificaciones, la profundización de nuestra vida de oración y la relación con Dios, aprender a evitar las ocasiones de pecado comunes, enraizar nuestros pensamientos menos en el mundo y más en lo que importa a Dios, y así sucesivamente.
Fielmente y de manera constante, hay una batalla hacia la comprensión de lo que está mal y lo que es bueno y más perfecto.
Si hacemos esto, lo que nos tienta disminuirá y la intensidad de lo que queda como tentación será más débil. Si nos limitamos a buscar consejo rápido sobre cómo ignorar o resistir pensamientos lujuriosos sin una buena base los resultados pueden ser bastante desalentadores.
7 PRÁCTICAS PARA CREAR UNA BASE PARA SUPERAR LAS TENTACIONES
Teólogos morales y espirituales hablan de una serie de prácticas que ayudan a superar las tentaciones que veremos brevemente.
1 – El crecimiento en el autoconocimiento y el conocimiento de Dios
Llegar a conocer nuestras fortalezas y debilidades como Dios nos las revela. Considerar realmente quienes somos ante Dios y a la luz de Su misericordia Divina. Aprender de nuestra nada sin Dios y nuestra condición de mendigos ciegos, que buscamos Su gracia y la iluminación y hacer un progreso constante dejando el orgullo por la verdadera humildad, gratitud y dependencia de Dios.
2 – Mortificaciones
Donde aprendemos a aplicar el consejo del Señor que debemos negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirlo. Aprendemos a perder nuestra vida para encontrarla. Las mortificaciones implican llevar a la muerte, por la gracia de Dios, las excesivas demandas de la carne y las actitudes pecaminosas tales como la venganza y el odio. Uno puede incluso eliminar placeres lícitos por completo como una manera de ganar una mayor auto-dominio y autoridad sobre las pasiones.
3 – Centrarse en las raíces del pecado
Donde nos fijamos sobre todo en los 7 pecados cardinales (o capitales) de la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, junto con otros como el miedo y la ingratitud. Buscamos entender lo que son y aprender sus movimientos. Nombrarlos y ver cómo trabajan sutilmente es un viaje hacia la obtención de un mayor dominio sobre ellos por la gracia de Dios.
4 – Detectar el defecto dominante
Donde tratamos de aprender nuestras tendencias y debilidades más comunes y ponemos especial énfasis en aprender a dominar y superar esas tendencias. Esto se une a la práctica de un “examen particular” en el que nos centramos y miramos en profundidad estas fallas predominantes, mientras nos preparamos para la confesión y comprometemos nuestro examen diario.
5 – El crecimiento de todas las virtudes
Santo Tomas enfatiza dos en lo que se refiere a las tentaciones. La voluntad humana se ve obstaculizada por dos maneras de seguir la rectitud de la razón. En primer lugar, a través de ser orientado por un objeto de placer distinto de lo que exige la rectitud de la razón; y este obstáculo se elimina por la virtud de la templanza. En segundo lugar, a través de la voluntad de no estar inclinado a seguir lo que es conforme a la razón, a causa de alguna dificultad que se presenta. Con el fin de eliminar este obstáculo es necesaria la fortaleza de la mente.
5 – Purificaciones activas
A – De los Sentidos – tales como el cuidado de los ojos y los oídos y nuestra necesidad excesiva de comodidades y placeres corporales.
B – De la imaginación – donde buscamos inyectar pensamientos cada vez más santos en nuestro paisaje mental con el fin de desplazar los pensamientos necios, impuros y profanos.
C – De la memoria – en el que la memoria de nuestros pecados pasados ??es borrada cada vez más por no pensar demasiado en ellos y mediante la sustitución de estos recuerdos con más y mejores cosas santas. Debemos alimentar lo que es santo y matar de hambre a lo que es doloroso o pecaminoso. El buen pensamiento se convierte en nuestro interés y los malos pensamientos y los recuerdos son cada vez más despojadas de oxígeno y se marchitan. Aquí también está la práctica loable de orar por el don de lágrimas santas, en el que lloramos por nuestros pecados no pensando demasiado en ellos, sino desarrollando una aversión y una evitación y de pensar de nuevo en ellos con deleite.
D – Del intelecto – donde estudiamos con frecuencia la Santa Sabiduría de Dios, la Biblia, buenos libros teológicos y espirituales, la vida de los santos, etc. Estamos menos conformados a la locura del mundo y más transformados por la renovación de nuestras mentes, y formas nuevas y espirituales de pensamiento arraigados en la sabiduría de Dios. Ten en cuenta que Jesús recurrió a las Escrituras para refutar todas las tentaciones en el desierto. Y así Él enseña que nuestro intelecto se debe llenar de la sabiduría de Dios para refutar al diablo, a la carne y al mundo.
E – De la Voluntad – donde practicamos cada vez más e intencionalmente la virtud, reforzándola y desplazando las malas tendencias (vicios). Buscamos crecer en el amor a Dios y al prójimo y actuar menos por amor propio. En la medida que la virtud crece se hace más natural y hacemos las cosas buenas con mayor facilidad. Los vicios atenúan con ello (se debilitan).
6 – La confesión regular y la Santa Comunión
Allí recibimos la gracia de evitar el pecado, crecer en santidad y el deseo de Dios en lugar del pecado. En la Sagrada Comunión, sobre todo, nos volvemos más y más como Aquel que recibimos. Son como la medicina y la alimentación, para sanarnos y fortalecernos.
7 – Oración
Aquí entendida no como mera recitación sino como unión cada vez más profunda con Dios, cuyo amor nos transforma para que tengamos disgusto por el pecado y amor por la bondad, la belleza y la verdad.
ES NECESARIO UNA PREPARACIÓN PARA CUANDO LLEGA LA TENTACIÓN
Vemos entonces que la preparación previa es necesaria mucho antes del momento de la tentación, si queremos evitar algunas tentaciones por completo y queremos estar mejor equipados para evitar aquellas que vienen.
La virtud es su propia recompensa. Es evidente que los que han vivido vidas que fueron profundamente sumidas en el pecado van a enfrentarse a un montón más de tentaciones en el futuro, incluso si se han arrepentido.
Vemos, pues, el papel preventivo de la virtud y de desarrollar buenos hábitos a temprana edad.
Y así vemos cómo el pecado engendra pecado.
Aprender y practicar la virtud fielmente es un gran medio para evitar una multitud de tentaciones.
Hay que acumular buenas alternativas. Es típico cuando se trata de perder peso que uno se aconseja eliminar malas elecciones de alimentos y acumula buenos alimentos que le gustan.
Hay que abastecerse de buena lectura y materiales de audio que te gustan para pasar el tiempo aprendiendo y creciendo en las cosas buenas de la vida que más te atraigan.
No cometas el error de la simple eliminación de las cosas de tu vida porque se crean vacíos no saludables. En cambio, “desplaza” las cosas malas con algo mejor, a partir de lo que te gusta y deja que las cosas buenas te lleven a otras cosas buenas que no te gusten, pero más tarde.
10 FORMAS PARA RESISTIR LAS TENTACIONES CUANDO LLEGAN
¿Y luego qué? Ninguno de nosotros escapa totalmente a toda tentación. Cuando lleguen, prueba algunas de estas cosas:
1 – Hacer lo que estás haciendo
En otras palabras, desarrollar el hábito de centrarte en lo que estás haciendo y de no ser fácilmente distraído. Ser consciente e intencional es una forma de disciplinar nuestras mentes. El aprendizaje de esta disciplina nos ayuda cuando surgen tentaciones (muchas de los cuales son formas de distracción). En la medida de lo posible, mantener la concentración y claridad sobre lo que estás haciendo en todo momento. Nuestra mente puede verse afectada y ayudada incluso por la disciplina física de la limpieza de una cocina o escribir un artículo.
2 – Recuerda, una victoria ayuda a allanar el camino para las demás
No vamos a ganar todas las batallas sobre todo al principio. Pero gana las que puedas y se agradecido. Así que no te desanimes gana lo que puedas y cuando te caigas, caerás sobre Jesús y conseguirás hacerlo de nuevo y tratarás de ganar el siguiente round. Una victoria a la vez.
3 – Considera que el pecado es un placer pasajero pero la factura inevitablemente viene más tarde
Resistir la tentación requiere esfuerzo, pero trae recompensas y no facturas más tarde. La Escritura dice: Bendito es el que soporta la tentación, porque, después de haber superado la prueba, esa persona recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman (Santiago 1:12).
4 – ¡Pedir a Jesús!
La escritura dice, porque él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados (Hebreos 2:18). Ten en cuenta que él es capaz de ayudar. Pide confiar y actuar Su Palabra, que dice: Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo (1 Juan 4: 4).
5 – Mantente alerta y sobrio (con una mente clara que sabe lo que está pasando en cada momento)
Mantente en oración consciente de Dios. La mayoría de la gente vive la vida en el modo de reacción en lugar del modo de reflexión. Aquellos que reflexionan puede ir hasta un grupo de chismosos, comprender lo que está pasando, y luego dar un paso atrás en lugar de cooperar, quizás incluso dirigir la conversación hacia otro lugar. Los que están en modo de reacción sólo se unen de pleno sin pensar. Jesús dice: Velad y orad para que no entréis en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil (Mateo 26:41).
6 – Acepta que vas a tener que sufrir a veces para resistir la tentación
Es fácil y muchas veces agradable al pecado. Es difícil y a veces desagradable resistir sus impulsos.
7 – Si algo te hace pecar con frecuencia, debes estar dispuesto a desprenderse de él, incluso si es difícil
Resuelve hacerlo si es necesario. Por ejemplo, si la televisión por cable es un problema para ti, deshazte ella, y así con otras cosas.
8 – Muchas tentaciones ocurren por la noche al intentar dormir
Muchas Iglesias ofrecen la oración de la noche para mediar con la muerte. Una antigua oración de la noche, dice, “Enséñame a vivir para que yo pueda teme, la tumba tan poco como mi cama. Enséñame a morir para que yo pueda elevarme glorioso en el día horrible”. Puede parecer extraño, pero funciona.
9 – Ama a Dios y pídele en los momentos de tentación por la gracia de amarlo más que al pecado, más que a ti mismo, y más que a tu placer
Mira el momento de la tentación como un tiempo para demostrar que tu amor por Dios es mayor que el que tienes al mundo. Acepta el reto y date cuenta que cada victoria tenderá a aumentar tu amor por Dios y su verdad.
10 – En algunas tentaciones (como las adicciones) es bueno tener un patrocinador o amigo que podemos llamar cuando estamos luchando
Ellos nos ayudan a apoyarnos y también a hacernos responsables.
Ten en cuenta que estas sugerencias pueden ayudar pero la verdadera victoria se basa en que nuestra base sea fuerte. Mantén la construcción de los cimientos y recuerda que la santidad es una ganancia a largo plazo.
Al mundo moderno le gusta el microondas, pero el camino de Dios es más como una cazuela de barro.
Aprende a saborear el crecimiento constante de la santidad y ve como las tentaciones disminuyen y se vuelven menos irritantes.
Las tentaciones nunca dejarán este lado del velo, pero pueden disminuir de manera significativa y perder su poder para molestarte mucho, por la gracia de Dios, y en el tiempo de Dios.
5 consejos de Jesús para el Adviento
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¿Tienes ya tu propósito para el tiempo de espera de la Navidad? El Evangelio da unas pistas realmente útiles
Adviento: un tiempo de alegre espera. El Evangelio del primer domingo de Adviento nos habla de la espera del Hijo del Hombre. Y el Adviento es precisamente un tiempo de alegre espera de la Navidad. En este clima, Jesús da cinco consejos prácticos.
1 PONGAN ATENCIÓN
El Adviento es un tiempo para cuidar tu vida y tu salud espiritual, por lo que necesitas retiros -retiros on line, días de recogimiento y otras formas de recuperar tu corazón-.
2 LEVANTEN LA CABEZA
En otras palabras: sean valientes, no tengan miedo. Miren con valentía y optimismo su vida y su futuro y, al mismo tiempo, levanten la cabeza de lo que están haciendo, vean más, amplíen sus horizontes.
3 ESTÉN ALERTA
Jesús no dice que hay que preocuparse de los demás, sino que hay que cuidarse a sí mismo, lo que significa empezar por uno mismo. Como dice Jesús en el Evangelio de hoy “para que los vicios, el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos” (Lucas 21, 34-35).
4 VIGILAR
Vigilar significa estar atento manteniendo los ojos y los oídos abiertos a lo que ocurre a nuestro alrededor. Consiste en reconocer los signos de los tiempos que Dios nos da cada día, y también ver cómo cuida de nosotros. Estar atento significa ser sensibles a los signos de Dios en nuestra vida.
5 ORAR EN TODO MOMENTO
Dios mismo -Jesucristo- hallaba tiempo para la oración. La oración es como el aire que respiramos. San Juan Pablo II decía que el tiempo dedicado a la oración nunca es tiempo perdido. Así, la oración es una conversación con un Amigo. Podemos decir que “rezar en todo momento” significa que oramos no sólo cuando estamos en la iglesia, sino en diversas ocasiones, por ejemplo, de camino al trabajo, al caminar, etc. Puedes dirigirte al Señor Dios en diferentes ocasiones.
Un propósito para Adviento que aumente tu amor
El Adviento es un tiempo para hacer propósitos. Los padres espirituales dicen que no se trata de hacer muchos propósitos que luego no se ponen en práctica, sino de hacer uno concreto que luego se pueda llevar a cabo.
Ahora bien, lo mejor es que este propósito esté relacionado con el mandamiento más importante, lo más importante de la vida, es decir, el mandamiento de amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. ¿Tengo ya mi propósito concreto para el Adviento?
San Saturnino de Tolosa, mártir linchado por la multitud
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Por negarse a adorar a los ídolos, el primer obispo de Toulouse dio testimonio de su fe
Saturnino (Sernin o Serenin en francés) fue el primer obispo de Toulouse, mártir en tiempos del Imperio Romano. Su labor pastoral se extendió por las Galias, el Pirineo y la Península Ibérica en el siglo III. Según narran las Actas de Surio, Saturnino predicó en Aquitania durante el Consulado de Gracio y Decio, en el siglo III. En Tolosa convirtió a Honesto, quien pasaría a ser misionero con él.
En la ciudad de Carcasonne, el prefecto romano Rufino ordenó su detención y fueron encarcelados pero un ángel los liberó milagrosamente.
Honesto fue a predicar a Pompaelo (hoy Pamplona). Debatía con el senador pagano Firmo e hizo llamar a Saturnino. Saturnino y Honesto convirtieron y bautizaron a varios paganos de la ciudad, entre ellos Firmo y su esposa, a quienes bautizó Saturnino. El hijo de ambos, Fermín, luego sería obispo de Amiens.
Falleció en el año 250 por linchamiento popular: se negaba a sacrificar a los dioses, a los que ridiculizaba,y la multitud pagana decidió atarlo al cuello de un toro (que se debía haber sacrificado a Júpiter).
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El animal corrió por la ciudad y escaleras abajo del templo de tal manera que el cuerpo de Saturnino quedó destrozado. Dos mujeres recogieron su cadáver y le dieron sepultura, tal como consta en el acta martirial.
Hoy sus restos se siguen venerando en la iglesia de Notre-Dame du Taur (Nuestra Señora del Toro) en Toulouse.
Santo patrono San Saturnino (Sadurní en catalán) es patrono de Toulouse en Francia. En España, de Pamplona, Sant Sadurní d’Anoia, Montornès del Vallès, Sant Sadurní de l’Heura, Montmajor, Artajona y Ventosa.
Oración
Señor Jesucristo, luz verdadera que alumbras siempre al mundo, que por la predicación de tu mártir y obispo san Saturnino visitaste la ciudad de Pamplona y la iluminaste con la luz de la fe, concédenos por su intercesión, confesar la misma fe y llegar finalmente a la fuente de la luz eterna.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.