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Juan María Vianney, Santo

Memoria Litúrgica, 4 de agosto

El Cura de Ars

Martirologio Romano: Memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con una intensa predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la Eucaristía, brilló de tal modo, que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas (†1859).

Fecha de canonización: 31 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI.

Breve Biografía

Uno de los santos más populares en los últimos tiempos ha sido San Juan Vianney, llamado el santo Cura de Ars. En él se ha cumplido lo que dijo San Pablo: «Dios ha escogido lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir a los grandes».

Era un campesino de mente rústica, nacido en Dardilly, Francia, el 8 de mayo de 1786. Durante su infancia estalló la Revolución Francesa que persiguió ferozmente a la religión católica. Así que él y su familia, para poder asistir a misa tenían que hacerlo en celebraciones hechas a escondidas, donde los agentes del gobierno no se dieran cuenta, porque había pena de muerte para los que se atrevieran a practicar en público su religión. La primera comunión la hizo Juan María a los 13 años, en una celebración nocturna, a escondidas, en un pajar, a donde los campesinos llegaban con bultos de pasto, simulando que iban a alimentar sus ganados, pero el objeto de su viaje era asistir a la Santa Misa que celebraba un sacerdote, con grave peligro de muerte, si los sorprendían las autoridades.

Juan María deseaba ser sacerdote, pero a su padre no le interesaba perder este buen obrero que le cuidaba sus ovejas y le trabajaba en el campo. Además no era fácil conseguir seminarios en esos tiempos tan difíciles. Y como estaban en guerra, Napoléon mandó reclutar todos los muchachos mayores de 17 años y llevarlos al ejército. Y uno de los reclutados fue nuestro biografiado. Se lo llevaron para el cuartel, pero por el camino, por entrar a una iglesia a rezar, se perdió del gurpo. Volvió a presentarse, pero en el viaje se enfermó y lo llevaron una noche al hospital y cuando al día siguiente se repuso ya los demás se habían ido. Las autoridades le ordenaron que se fuera por su cuenta a alcanzar a los otros, pero se encontró con un hombre que le dijo. «Sígame, que yo lo llevaré a donde debe ir». Lo siguió y después de mucho caminar se dio cuenta de que el otro era un desertor que huía del ejército, y que se encontraban totalmente lejos del batallón.

Y al llegar a un pueblo, Juan María se fue a donde el alcalde a contarle su caso. La ley ordenaba pena de muerte a quien desertara del ejército. Pero el alcalde que era muy bondadoso escondió al joven en su casa, y lo puso a dormir en un pajar, y así estuvo trabajando escondido por bastante tiempo, cambiándose de nombre, y escondiéndose muy hondo entre el pasto seco, cada vez que pasaban por allí grupos del ejército. Al fin en 1810, cuando Juan llevaba 14 meses de desertor el emperador Napoleón dio un decreto perdonando la culpa a todos los que se habían fugado del ejército, y Vianney pudo volver otra vez a su hogar.

Trató de ir a estudiar al seminario pero su intelecto era romo y duro, y no lograba aprender nada. Los profesores exclamaban: «Es muy buena persona, pero no sirve para estudiante No se le queda nada». Y lo echaron.

Se fue en peregrinación de muchos días hasta la tumba de San Francisco Regis, viajando de limosna, para pedirle a ese santo su ayuda para poder estudiar. Con la peregrinación no logró volverse más inteligente, pero adquirió valor para no dejarse desanimar por las dificultades. El año siguiente, recibió el sacramento de la confirmación, que le confirió todavía mayor fuerza para la lucha; en él tomó Juan María el nombre de Bautista.

El Padre Balley había fundado por su cuenta un pequeño seminario y allí recibió a Vianney. Al principio el sacerdote se desanimaba al ver que a este pobre muchacho no se le quedaba nada de lo que él le enseñaba Pero su conducta era tan excelente, y su criterio y su buena voluntad tan admirables que el buen Padre Balley dispuso hacer lo posible y lo imposible por hacerlo llegar al sacerdocio.

Después de prepararlo por tres años, dándole clases todos los días, el Padre Balley lo presentó a exámenes en el seminario. Fracaso total. No fue capaz de responder a las preguntas que esos profesores tan sabios le iban haciendo. Resultado: negativa total a que fuera ordenado de sacerdote.

Su gran benefactor, el Padre Balley, lo siguió instruyendo y lo llevó a donde sacerdotes santos y les pidió que examinaran si este joven estaba preparado para ser un buen sacerdote. Ellos se dieron cuenta de que tenía buen criterio, que sabía resolver problemas de conciencia, y que era seguro en sus apreciaciones en lo moral, y varios de ellos se fueron a recomendarlo al Sr. Obispo. El prelado al oír todas estas cosas les preguntó: ¿El joven Vianney es de buena conducta? – Ellos le repondieron: «Es excelente persona. Es un modelo de comportamiento. Es el seminarista menos sabio, pero el más santo» «Pues si así es – añadió el prelado – que sea ordenado de sacerdote, pues aunque le falte ciencia, con tal de que tenga santidad, Dios suplirá lo demás».

Y así el 12 de agosto de 1815, fue ordenado sacerdote, este joven que parecía tener menos inteligencia de la necesaria para este oficio, y que luego llegó a ser el más famoso párroco de su siglo (4 días después de su ordenación, nació San Juan Bosco). Los primeros tres años los pasó como vicepárroco del Padre Balley, su gran amigo y admirador.

Unos curitas muy sabios habían dicho por burla: «El Sr. Obispo lo ordenó de sacerdote, pero ahora se va a encartar con él, porque ¿a dónde lo va a enviar, que haga un buen papel?».

Y el 9 de febrero de 1818 fue envaido a la parroquia más pobre e infeliz. Se llamaba Ars. Tenía 370 habitantes. A misa los domingos no asistían sino un hombre y algunas mujeres. Su antecesor dejó escrito: «Las gentes de esta parroquia en lo único en que se diferecian de los ancianos, es en que … están bautizadas». El pueblucho estaba lleno de cantinas y de bailaderos. Allí estará Juan Vianney de párroco durante 41 años, hasta su muerte, y lo transformará todo.

El nuevo Cura Párroco de Ars se propuso un método triple para cambiar a las gentes de su desarrapada parroquia. Rezar mucho. Sacrificarse lo más posible, y hablar fuerte y duro. ¿Qué en Ars casi nadie iba a la Misa? Pues él reemplazaba esa falta de asistencia, dedicando horas y más horas a la oración ante el Santísimo Sacramento en el altar. ¿Qué el pueblo estaba lleno de cantinas y bailaderos? Pues el párroco se dedicó a las más impresionantes penitencias para convertirlos. Durante años solamente se alimentará cada día con unas pocas papas cocinadas. Los lunes cocina una docena y media de papas, que le duran hasta el jueves. Y en ese día hará otro cocinado igual con lo cual se alimentará hasta el domingo. Es verdad que por las noches las cantinas y los bailaderos están repletos de gentes de su parroquia, pero también es verdad que él pasa muchas horas de cada noche rezando por ellos. ¿Y sus sermones? Ah, ahí si que enfoca toda la artillería de sus palabras contra los vicios de sus feligreses, y va demoliendo sin compasión todas las trampas con las que el diablo quiere perderlos.

Cuando el Padre Vianney empieza a volverse famoso muchas gentes se dedican a criticarlo. El Sr. Obispo envía un visitador a que oiga sus sermones, y le diga que cualidades y defectos tiene este predicador. El enviado vuelve trayendo noticias malas y buenas.

El prelado le pregunta: «¿Tienen algún defecto los sermones del Padre Vianney? – Sí, Monseñor: Tiene tres defectos. Primero, son muy largos. Segundo, son muy duros y fuertes. Tercero, siempre habla de los mismos temas: los pecados, los vicios, la muerte, el juicio, el infierno y el cielo». – ¿Y tienen también alguna cualidad estos sermones? – pregunta Monseñor-. «Si, tienen una cualidad, y es que los oyentes se conmueven, se convierten y empiezan una vida más santa de la que llevaban antes».

El Obispo satisfecho y sonriente exclamó: «Por esa última cualidad se le pueden perdonar al Párroco de Ars los otros tres defectos».

Los primeros años de su sacerdocio, duraba tres o más horas leyendo y estudiando, para preparar su sermón del domingo. Luego escribía. Durante otras tres o más horas paseaba por el campo recitándole su sermón a los árboles y al ganado, para tratar de aprenderlo. Después se arrodillaba por horas y horas ante el Santísimo Sacramento en el altar, encomendándo al Señor lo que iba decir al pueblo. Y sucedió muchas veces que al empezar a predicar se le olvidaba todo lo que había preparado, pero lo que le decía al pueblo causaba impresionantes conversiones. Es que se había preparado bien antes de predicar.

Pocos santos han tenido que entablar luchas tan tremendas contra el demonio como San Juan Vianney. El diablo no podía ocultar su canalla rabia al ver cuantas almas le quitaba este curita tan sencillo. Y lo atacaba sin compasión. Lo derribaba de la cama. Y hasta trató de prenderle fuego a su habitación . Lo despertaba con ruidos espantosos. Una vez le gritó: «Faldinegro odiado. Agradézcale a esa que llaman Virgen María, y si no ya me lo habría llevado al abismo».

Un día en una misión en un pueblo, varios sacerdotes jovenes dijeron que eso de las apariciones del demonio eran puros cuentos del Padre Vianney. El párroco los invitó a que fueran a dormir en el dormitorio donde iba a pasar la noche el famoso padrecito. Y cuando empezaron los tremendos ruidos y los espantos diabólicos, salieron todos huyendo en pijama hacia el patio y no se atrevieron a volver a entrar al dormitorio ni a volver a burlarse del santo cura. Pero él lo tomaba con toda calma y con humor y decía: «Con el patas hemos tenido ya tantos encuentros que ahora parecemos dos compinches». Pero no dejaba de quitarle almas y más almas al maldito Satanás.

Cuando concedieron el permiso para que lo ordenaran sacerdote, escribieron: «Que sea sacerdote, pero que no lo pongan a confesar, porque no tiene ciencia para ese oficio». Pues bien: ese fue su oficio durante toda la vida, y lo hizo mejor que los que sí tenían mucha ciencia e inteligencia. Porque en esto lo que vale son las iluminaciones del Espíritu Santo, y no nuestra vana ciencia que nos infla y nos llena de tonto orgullo.

Tenía que pasar 12 horas diarias en el confesionario durante el invierno y 16 durante el verano. Para confesarse con él había que apartar turno con tres días de anticipación. Y en el confesionario conseguía conversiones impresionantes.

Desde 1830 hasta 1845 llegaron 300 personas cada día a Ars, de distintas regiones de Francia a confesarse con el humilde sacerdote Vianney. El último año de su vida los peregrinos que llegaron a Ars fueron 100 mil. Junto a la casa cural había varios hoteles donde se hospedaban los que iban a confesarse.

A las 12 de la noche se levantaba el santo sacerdote. Luego hacía sonar la campana de la torre, abría la iglesia y empezaba a confesar. A esa hora ya la fila de penitentes era de más de una cuadra de larga. Confesaba hombres hasta las seis de la mañana. Poco después de las seis empezaba a rezar los salmos de su devocionario y a prepararse a la Santa Misa. A las siete celebraba el santo oficio. En los últimos años el Obispo logró que a las ocho de la mañana se tomara una taza de leche.

De ocho a once confesaba mujeres. A las 11 daba una clase de catecismo para todas las personas que estuvieran ahí en el templo. Eran palabras muy sencillas que le hacían inmenso bien a los oyentes.

A las doce iba a tomarse un ligerísimo almuerzo. Se bañaba, se afeitaba, y se iba a visitar un instituto para jóvenes pobres que él costeaba con las limosnas que la gente había traido. Por la calle la gente lo rodeaba con gran veneración y le hacían consultas.

De una y media hasta las seis seguía confesando. Sus consejos en la confesión eran muy breves. Pero a muchos les leía los pecados en su pensamiento y les decía los pecados que se les habían quedado sin decir. Era fuerte en combatir la borrachera y otros vicios.

En el confesionario sufría mareos y a ratos le parecía que se iba a congelar de frío en el invierno y en verano sudaba copiosamente. Pero seguía confesando como si nada estuviera sufriendo. Decía: «El confesionario es el ataúd donde me han sepultado estando todavía vivo». Pero ahí era donde conseguía sus grandes triunfos en favor de las almas.

Por la noche leía un rato, y a las ocho se acostaba, para de nuevo levantarse a las doce de la noche y seguir confesando.

Cuando llegó a Ars solamente iba un hombre a misa. Cuando murió solamente había un hombre en Ars que no iba a misa. Se cerraron muchas cantinas y bailaderos.

En Ars todos se sentían santamente orgullosos de tener un párroco tan santo. Cuando él llegó a esa parroquia la gente trabajaba en domingo y cosechaba poco. Logró poco a poco que nadie trabajara en los campos los domingos y las cosechas se volvieron mucho mejores.

Siempre se creía un miserable pecador. Jamás hablaba de sus obras o éxitos obtenidos. A un hombre que lo insultó en la calle le escribió una carta humildísima pidiendole perdón por todo, como si el hubiera sido quién hubiera ofendido al otro. El obispo le envió un distintivo elegante de canónigo y nunca se lo quiso poner. El gobierno nacional le concedió una condecoración y él no se la quiso colocar. Decía con humor: «Es el colmo: el gobierno condecorando a un cobarde que desertó del ejército». Y Dios premió su humildad con admirables milagros.

El 4 de agosto de 1859 pasó a recibir su premio en la eternidad.

Fue beatificado el 8 de enero de 1905 por el Papa San Pío X, y canonizado por S.S. Pío XI el 31 de mayo de 1925.

 

 

¿Y si Jesús no me contesta?

Santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28. Miércoles XVIII del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

 

«Señor, hijo de David, ten compasión de mí». Mira, Señor, este corazón que tanto has amado. Mira, Señor, este corazón, marcado por la tristeza, el sufrimiento y la miseria. Mira, Señor, este corazón que tiene tanta sed de ti.

 

«Señor, hijo de David, ten compasión de mí». Mira, Señor, todo lo que ya has hecho en mi vida. Mira, Señor, tanto bien que ya has hecho brotar en mí. Mira, Señor, y haz que mi alma sea cada día más como Tú quieres que sea.

 

«Señor, hijo de David, ten compasión de mí». Mira, Señor, mis propósitos y planes para este día. Mira, Señor, cuánto necesito tu gracia para cumplirlos. Mira, Señor, cuánto te necesito a ti para dar gloria a Dios Padre. ¡Haz mi corazón semejante al tuyo!

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: “Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: “Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros”. Él les contestó: “Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel”.

Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo: “¡Señor, ayúdame!” Él le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos”. Pero ella replicó: “Es cierto, Señor, pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Esta mujer cananea recorrió una larga distancia sin una sola respuesta de Jesús. Gritaba y gritaba, pero parecía que el Señor no tenía oídos para ella. ¿Por qué el buen Pastor no atiende a una oveja perdida? ¿Por qué la Luz del mundo deja un alma a oscuras? Hasta los apóstoles, cansados ya de escucharla, le dicen a Cristo que al menos la atienda para que los deje en paz…

Parecía que no pasaba nada entre tanta petición. Sin embargo, la insistencia de esta mujer fue dando algunos frutos de un valor incalculable: el crecimiento interior, la humildad y la fe.

Imaginemos que Jesús hubiera respondido inmediatamente. Ni siquiera hubiera hecho falta alzar la voz, y mucho menos insistir a gritos… Pero la mujer se hubiera perdido el gran tesoro de «acercarse a Jesús» y postrarse ante Él. Y es que cuando oramos con insistencia nos estamos acercando a Jesús. Decía san Agustín que orar es acercarse a Dios. La distancia entre Dios y nosotros se recorre con el corazón, que crece en el deseo ardiente de recibir a su Señor. Así, creciendo interiormente en la esperanza y en el deseo de Dios, tendremos suficiente espacio para acoger las gracias que Cristo desea darnos. Entonces sabremos lo valioso que es el don de Dios. La mujer cananea ni siquiera se nos presenta con un nombre. No es parte del pueblo elegido y no entra en la misión de Cristo. En cuanto ella reconoce su pequeñez, el buen Pastor la toma sobre sus hombros. Sólo los humildes tocan el corazón de Cristo. Sólo los pobres, como María, son grandes delante de Dios. Sólo si tenemos las manos vacías podemos estar disponibles para que Él nos colme de bienes…

El tercer fruto es el más bello y maduro. «Mujer, ¡qué grande es tu fe!» Cristo mismo se admira de esta fe y entonces queda “vencido” de compasión y ternura. No puede negarle el milagro a ella, que está tan segura de obtenerlo. Cristo no puede negarle su amor y su gracia a quien se abraza con tanta fuerza a su Corazón.

Insistamos en nuestra oración. No nos cansemos de gritar al Señor por nuestros hijos e hijas, por nuestras necesidades espirituales y materiales. Él no responderá de modo automático, pero seguro que ya está trabajando dentro de nosotros para que se den los frutos.

«Seguir a Jesús no es fácil pero es bonito y siempre se arriesga pero se encuentra una cosa importante: tus pecados son perdonados. Porque detrás de esa gracia que nosotros pedimos —la salud o la solución de un problema o lo que sea— está la necesidad de ser sanados en el alma, de ser perdonados.

En realidad todos sabemos que somos pecadores y por eso seguimos a Jesús para encontrarlo. ¿Yo arriesgo o sigo a Jesús según las reglas de la compañía de seguros? ¡Hasta aquí, no hacer el ridículo, no hacer esto, no hacer aquello! Pero así no se sigue a Jesús. Es más, haciendo así, se permanece sentados como los escribas en el Evangelio que juzgaban. Seguir a Jesús, porque necesitamos algo, y arriesgando también en persona, significa seguir a Jesús con fe: esta es la fe. En resumen, debemos confiar en Jesús, fiarse de Jesús: precisamente con esta fe en su persona». (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de enero de 2017, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré tres momentos concretos para rezar por mi familia; por ejemplo, un avemaría a media mañana, al final del trabajo y antes de dormir.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

20 formas de idolatría en la sociedad moderna

La sociedad de hoy está llena de ídolos modernos y la razón primordial para esto es porque se han olvidado de Dios o lo han hecho a un lado

 

¿Sabes que es la Idolatría?: la definición de un ídolo podría ser la siguiente:

«Cualquier persona, lugar o cosa, o incluso una idea que es colocado por encima de Dios».

En el tiempo de Moisés existía el peligro de adorar a un becerro de oro, el cual Moisés destruyó. En un momento de ira Moisés también destruyó las tablas de la ley, los Diez Mandamientos.

La sociedad de hoy está llena de ídolos modernos y la razón primordial de esto es porque se han olvidado de Dios, han apartado a Dios a un lado como algo irrelevante, alguien sin importancia que se puede relegar.

En otras palabras, el concepto de idolatría va directamente en contra del primero y más básico de los Diez Mandamientos en el cual hemos sido mandados a amar a Dios totalmente, no parcialmente.

De hecho, si hemos decidido que en nuestras vidas amaremos a Dios totalmente con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerza, entonces amaremos a nuestro prójimo como a nosotros mismos (lea Lucas 10,30-37). Esta será la base sólida sobre la cual construiremos, para que podamos realmente alcanzar con cada fibra de nuestro ser el vivir verdaderamente los otros mandamientos.

Examen de conciencia

Entonces, hagamos un examen serio de nuestras vidas para ver si somos culpables de algún tipo de idolatría moderna y que podamos hacer los cambios necesarios en nuestras vidas. Las primeras palabras de Jesús en su vida pública fueron:

«Conviértanse porque el reino de Dios está cerca». (Marcos 1,15)
Sin ningún orden en particular, las idolatrías modernas:

1.- El ídolo de la Vanidad.

¿Paso demasiado tiempo observándome a mí mismo en el espejo cada mañana? ¡Vanidad! Sí, estoy en el espejo de la vanidad, esperando inflar mi imagen propia y la importancia que tengo de mí mismo.

2.- Mi vestuario.

Tal vez yo ya he decidido dejar de ir a misa este día para irme de compras. Mucha gente en este mundo se muere de hambre y duerme en bolsas debajo de puentes y yo quiero comprarme otro vestido para añadirlo a mi armario con más de 50. ¿No sería mejor comenzar a dar algo de dinero extra a los pobres? ¿No sería esto más agradable a Dios?

3.- La cosmética y la estética.

Casi el inicio de su papado, el Papa Francisco nos advirtió del peligro de colocar los cuidados cosméticos en un pedestal muy alto. Este Papa, que escogió a San Francisco como su modelo, nos está advirtiendo que no debemos gastar montones de dinero en médicos estéticos, especialmente cuando un sin número de niños están muriendo de hambre cada día ¡Las personas tienen mucho más valor que las cosas!

4.- El consumismo.

El Black Friday es famoso por la gran cantidad de personas haciendo largas filas para luego entrar a las tiendas en estampida, y comprar a los mejores precios regalos para la Navidad ¡Nuestras posesiones no pueden poseernos!

¿Qué tan a menudo les damos a las cosas más valor que a las personas? Eric Fromm lo ponía de esta manera: «si tú eres lo que tienes, y pierdes lo que tienes, ¿entonces quién eres?».

5.- Vestimenta poco pudorosa.

Con respecto al vestido, si un hombre o una mujer se visten de manera provocativa, esto también puede ser una forma de idolatría moderna, y de hecho una tentación o fuente de tentación para que alguien más caiga en el pecado.

San Pablo nos recuerda que debemos respetar nuestros cuerpos porque ellos son templos del Espíritu Santo.

6.- El alcohol.

¡Es fin de semana y el cuerpo lo sabe! ¿Podría ser que realmente estés obsesionado con el alcohol? ¿Mientras estás trabajando estás pensando en llegar a casa para salir con los amigos, y solo tomar hasta el punto de emborracharte totalmente?

Detente y haz un examen de conciencia. ¿Te ayudará eso en tu matrimonio? ¿Te ayudará eso a ser un mejor padre? ¿Te ayudará eso tener una mejor relación con Dios? Si no es así, ¡es momento de cambiar antes que sea demasiado tarde! Ya no es viernes de amigos; mejor que sea tiempo de Dios y la familia.

7.- La televisión.

Claro que uno de los ídolos más comunes en los últimos 40-50 años ha sido la televisión.

Hace más de 200 años Santa Elizabeth Anne Seton tuvo una visión de una caja negra que entraría en las familias americanas y terminaría por destruir y separar a las familias. ¿Podría esta llamada caja negra ser la televisión? ¿Qué crees tú?

Los individuos y las familias pueden pasar tanto tiempo frente a la televisión, ¡que no hay más tiempo para el diálogo y la comunicación en familia!

8.- La marihuana (Las drogas).

A pesar de que esto ya se legalizó en varios países del mundo eso no significa que sea moralmente correcto. Es triste decirlo pero esto incrementará el número de jóvenes, así como de mayores, utilizándola y volviéndose adictos a ella.

9.- Comer por glotonería.

Claro que otro de los ídolos modernos es el comer y caer en el pecado de la glotonería – comer constantemente, comer mucho y comer comidas poco sanas.

Con Este ídolo es tan fácil caer simplemente por su presencia y disponibilidad de tanta comida que puede ser adquirida a un relativo bajo precio ¿Has considerado que tal vez tú eres un glotón?

San Pablo nos recuerda que, ¡no deberemos de adorar al dios del estómago!

10.- Descuidar a Dios por el deporte.

Absolutamente no hay nada malo con los deportes. De hecho incorporarnos en deportes desde jóvenes es algo que nos complementa y es muy saludable.

Sin embargo, si tanto jugar como ver deportes implica que no tengamos tiempo para Dios en el fin de semana porque no hay tiempo de atender el Santo Sacrificio de la Misa, entonces el deporte se ha convertido en un ídolo también.

11. Bares y clubes nocturnos.

Una muy triste pero persuasiva realidad es como se han multiplicado los llamados clubes nocturnos. Esto en realidad no requiere mayor explicación, muchos de nosotros tenemos una sensación interior de que estos son lugares de perdición, a pesar de que son muy visitados por hombres y mujeres. ¡Éste es un becerro de oro moderno adorado por muchos!

12.- Casinos y juegos de azar.

Otro ídolo moderno es la adicción a los casinos. Este ídolo se ha multiplicado lejos y de manera amplia, dañando las vidas de muchos, y con ellos la de su familia. Esta adicción puede volverse muy fuerte y en fin último devastadora.

13.- Psíquicos y leedores de fortuna.

Esto se ha convertido en un dios para muchos. Absorbidos por muchos problemas, en lugar de volver a Dios por ayuda y confiar en los divinos y providenciales cuidados de Dios, muchos se vuelven a estos llamados psíquicos que leen manos, que leen las cartas, el tarot, que miran en bolas de cristal para «predecir» el futuro, haciendo un lado la verdadera ayuda que viene de Dios únicamente. Esto puede ser verdaderamente un ídolo.

14.- La astrología.

Muchos creen en los signos, en las estrellas más que en el Señor que creó el cielo y las estrellas. El salmista nos dice: «nuestra ayuda es el nombre del Señor que hizo el cielo y la tierra». Aún grandes escritores como Shakespeare nos advierten: «La falta no está en las estrellas, sino en nosotros mismos».

15. Satanismo y adoración del diablo.

Los grupos satánicos se están multiplicando e incluso están ya en escuelas primarias. También algunas estatuas y monumentos han sido erigidos para pagar tributo al diablo.

Uno no puede servir a Dios y al diablo. En el principio Lucifer grito «No serviré», queriendo decir que no serviría a Dios. Su clamor llamaba a la rebelión y puede ser todavía escuchado fuerte y claro. La idolatría es la rebelión contra escuchar la voz de Dios en nuestras vidas.

16. El culto a la Santa muerte.

 

Esta es en realidad una idolatría en la que los seguidores van tras el enemigo y lo adoran como el dios de la muerte. Jesús no es el Dios de la muerte, Él es el Dios de la vida.

17. Culto a los animales y las mascotas.

¡Esta es una verdaderamente difícil! Sin duda alguna los animales y las mascotas pueden ser grandes compañías, especialmente en las vidas de los ancianos o personas que viven solas y que tienen que hacer frente a la sensación de soledad.

Sin embargo, en nuestro mundo moderno, las mascotas son enviadas a tratamientos en hospitales especializados en los que se pagan fuertes sumas de dinero, de hecho miles y miles de dólares son gastados en estos animales, y al mismo tiempo hay niños que se mueren de hambre en todo el mundo, ahí hay algo fuera de lugar, fuera de orden. Esto también puede llegar a ser un ídolo.

18.- El teléfono y el Internet.

De manera muy obvia el uso del teléfono con acceso a Internet, así como el uso del Internet por sí mismo en cualquier sentido, se puede prestar a exageración. Éste puede ser tema para muchos comentarios. Pero dejémoslo así.

¡El teléfono con Internet puede volverse para muchos en el ídolo número uno de sus vidas! Muchos esposos pasan más tiempo con sus teléfonos que comunicándose entre ellos. ¡Una vez más: idolatría! ¡Ten cuidado!

19.- La pornografía.

La más poderosa de las adicciones en el mundo moderno es la pornografía. Este es realmente el becerro de oro número uno. ¡Se puede decir mucho de esta devastadora realidad! De hecho, muchos hombres, mujeres, jóvenes e incluso niños se están volviendo esclavos de este ídolo.

20. Recuerdos de amores del pasado.

Las personas casadas no pueden estar enganchadas a memorias de noviazgos del pasado. No sólo porque esto puede volverse idolatría, sino que también puede representar una forma mental o sentimental un adulterio.

¡Cuidado con tantos enemigos para la destrucción de nuestras almas!

Conclusión

Hagamos un muy honesto y sincero examen de conciencia, busquemos en nuestra vida diaria para ver si alguno de estos muchos ídolos ha sido entronizado en el altar y el centro de nuestra vida. Si esto ha pasado, este es el momento, de destronarlos y decapitar estos falsos dioses, estos becerros de oro, y entronar a Jesús como el Señor Dios y Rey de toda nuestra existencia.

 

 

El Video del Papa: La Iglesia en camino

Video del Papa para el mes de agosto 2021.

El video del Papa habla sobre la vocación propia de la Iglesia, evangelizar, y sobre la necesidad de una reforma que, según Francisco, ha de comenzar en “nosotros mismos” avanzando en una experiencia de oración, caridad y servicio, inspirados por el Espíritu Santo.

El Video con la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa, en este mes agosto, el Santo Padre hace una reflexión profunda sobre la situación de la Iglesia, su vocación, su identidad y llama a renovarla “desde el discernimiento de la voluntad de Dios en nuestra vida diaria”. Para Francisco, en tiempos de crisis y dificultades, la Iglesia necesita una reforma que tiene que comenzar con la “reforma de nosotros mismos” y “a la luz del Evangelio”.

Evangelizar y el ejemplo de Jesús

La intención del Papa abre con la vocación propia de la Iglesia, que es evangelizar. El Santo Padre sueña con una “opción más misionera, que salga al encuentro del otro sin proselitismo y que transforme todas sus estructuras para la evangelización del mundo actual”. Francisco, subraya que no se trata de proselitismo pues este estilo misionero pasa antes de todo por “la reforma de nosotros mismos”, es el testimonio de una vida con sabor de Evangelio que atrae.

Se recuerda la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: “Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”.

El primer paso es avanzar en este sentido, como nos pide el Santo Padre, y para eso necesitamos dejarnos guiar por el Espíritu Santo para que “nos recuerde lo que Jesús enseñó y nos ayude a ponerlo en práctica”.

Remedios para una Iglesia en crisis: oración, caridad y servicio

“La Iglesia siempre tiene dificultades, siempre tiene crisis”, argumenta también El Video del Papa en este mes. Tan solo hace unos meses se hizo pública la carta con la que Francisco rechazó la renuncia ofrecida por el Cardenal Marx. En ella, no solo se mostró de acuerdo con que “toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos”, sino que lo animó continuar su labor de pastor y enfatizó que “la reforma no consiste en palabras sino en actitudes que tengan el coraje de ponerse en crisis, de asumir la realidad sea cual sea la consecuencia. Y toda reforma comienza por sí misma. La reforma en la Iglesia la han hecho hombres y mujeres que no tuvieron miedo de entrar en crisis y dejarse reformar a sí mismos por el Señor”.

El remedio para afrontar y emprender esta reforma nunca puede estar en las propias ideas, ideologías o prejuicios. Siguiendo el ejemplo de Jesús, del corazón del Evangelio, el camino es aquel que avanza “a partir de una experiencia espiritual, una experiencia de oración, una experiencia de caridad, una experiencia de servicio”. Como también dijo en la carta al Cardenal Marx: este es “el único camino, de lo contrario no seremos más que ‘ideólogos de reformas’ que no ponen en juego la propia carne”.

Rezar por la Iglesia

El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó: “Ya al final del año pasado, unos días antes de Navidad, Francisco había querido desarrollar la diferencia entre conflicto y crisis para dejar en claro que estas últimas siempre nos pueden dejar algo positivo. Es un tiempo propicio para el Evangelio y la reforma de la Iglesia. Como dice el Santo Padre: ‘debemos tener la valentía de estar dispuestos a todo; debemos dejar de pensar en la reforma de la Iglesia como un remiendo en un vestido viejo.’ Ante la crisis, lo primero que podemos hacer es aceptarla, como un tiempo propicio para buscar y reconocer la voluntad de Dios. Esto significa no cansarnos de rezar, como tanto insiste el Papa; no cansarnos de seguir el ejemplo de Jesús en el servicio, en la caridad, en el encuentro con el otro, con el que sufre, con más vulnerable y que más lo necesita. ‘El camino siempre tiene que ver con verbos de movimiento. La crisis es movimiento, es parte del camino’, dijo también. Recemos por la Iglesia, para que reciba del Espíritu Santo la gracia y la fuerza para reformarse a la luz del Evangelio”.

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12 consejos para portarse y vivir mejor la Misa

Para poder aprovechar al máximo los grandes frutos espirituales que se recibe en la Misa se debe participar en ella con reverencia.

Para poder aprovechar al máximo los grandes frutos espirituales que se recibe en la Misa se debe participar en ella con reverencia.

Aquí 12 reglas de oro o consejos prácticos que servirán para aprovechar la Misa al máximo y participar, activa y reverentemente, en la Eucaristía.

1. No usar el celular: No lo necesitas para hablar con Dios

Los teléfonos celulares nunca deben utilizarse en Misa para hacer llamadas o enviar mensajes de texto. Es posible contestar una llamada de emergencia, pero fuera del templo. Por otro lado, sí es posible usar el teléfono para lecturas espirituales u oraciones, aunque se debe ser discreto.

2. Ayunar antes de la celebración eucarística

Consiste en abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida, al menos desde una hora antes de la Sagrada Comunión, a excepción del agua y de las medicinas.

Los enfermos pueden comulgar aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior. El propósito es ayudar a la preparación para recibir a Jesús en la Eucaristía.

3. No comer ni beber en la iglesia

Las excepciones serían: alguna bebida para niños pequeños o leche para los bebés, agua para el sacerdote o para los miembros del coro (con discreción) y para los enfermos.

Llevar un bocadillo a la iglesia no es apropiado, porque el templo es un lugar de oración y reflexión.

4. No mascar chicle

Al hacer esto se rompe con el ayuno, ocurre una distracción, se es descortés en un entorno formal, y no ayuda en la oración.

5. No usar sombrero

Es descortés usar un sombrero dentro de una iglesia. Si bien esta es una norma cultural, debe cumplirse. Así como nos sacamos el sombrero cuando se hace un juramento, igual debe hacer en la iglesia como un signo de respeto.

6. Santiguarse con agua bendita al entrar y salir del templo

Este es un recordatorio del Bautismo, sacramento por el que renacemos a la vida divina y somos hechos hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Es necesario estar plenamente consciente de lo que sucede al santiguarse, y debe hacerse diciendo alguna oración.

7. Vestir con modestia

A los católicos se les invita a asistir vestidos adecuadamente ya que, si es algo que se suele hacer comúnmente para una fiesta o algún otro tipo de compromiso, no hay razón para no hacer lo mismo al asistir a Misa.

8. Llegar algunos minutos antes del inicio de la Misa

Si por alguna razón no se puede llegar a tiempo, es recomendable sentarse en la parte de atrás para no molestar a las demás personas. Llegar a la Misa temprano permite orar y prepararse mejor para recibir a Cristo.

9. Arrodillarse hacia el Sagrario al entrar y salir del templo

Al permitir que nuestra rodilla toque el piso, se reconoce que Cristo es Dios. Si alguien es físicamente incapaz de hacer la genuflexión, entonces un gesto de reverencia es suficiente. Durante la Misa, si se pasa delante del altar o del tabernáculo, se debe inclinar la cabeza con reverencia.

10. Permanecer en silencio durante la celebración

Al ingresar al templo se debe guardar silencio. Si se tiene que hablar, hágalo de forma silenciosa y breve. Recuerde que mantener una conversación puede molestar a alguien que está orando.

Si tiene un niño o un bebé, puede sentarse cerca de alguna salida ante cualquier contratiempo.

Recuerde que no hay razón para sentir vergüenza por tener que calmar o controlar a su hijo, dentro o fuera de la iglesia. Enséñeles a comportarse, especialmente con su propio ejemplo.

11. Inclinarse al recibir la comunión

Si es Dios, entonces se puede mostrar respeto inclinando cabeza como reverencia. Si lo desea puede hacer una genuflexión. Esta es una práctica antigua que ha continuado hasta el día de hoy.

12. Espere a que la Misa termine

Debemos permanecer en la Misa hasta la bendición final. Recuerde que uno de los mandamientos de la Iglesia es oír Misa entera los domingos y fiestas de guardar.

Es una buena costumbre, aunque no requerida, ofrecer una oración de acción de gracias después de la celebración.

Finalmente, la salida debe ser en silencio a fin de no molestar a otras personas que deseen permanecer en el templo rezando.

 

 

 

Querer ayudar sin saber cómo

Vemos el problema. Sentimos un deseo íntimo de tender la mano. Pensamos cómo hacerlo, pero todas las puertas parecen cerradas.

Vemos el problema. Sentimos un deseo íntimo de tender la mano. Pensamos cómo hacerlo, pero todas las puertas parecen cerradas.

Si hablo, ¿qué palabras decir? ¿Cómo encontrar la manera para ser aceptado? ¿En qué modos dar a entender que busco el bien del otro? ¿Cómo superar prevenciones, miedos, suspicacias?

Si callo, ¿no seré interpretado como un cobarde? ¿No pensarán que soy indiferente al sufrimiento ajeno? ¿No dirán que prefiero evitar problemas para encerrarme en mi mundo de egoísmos?

Si escribo, ¿qué ocurrirá con las líneas que prepare? ¿A quién llegarán? ¿Seré capaz de expresar con tacto, con claridad, una idea que, espero, sirva para ayudar al otro?

Además, hay ocasiones en las que ni yo mismo veo caminos abiertos para salir del túnel. Los problemas están allí. Hacen sufrir a un familiar, a un amigo, a un compañero de trabajo. Pero, ¿hay solución? Me duele no ver la manera concreta con la que acompañar a quien sufre, tal vez muy cerca de mi vida.

A pesar de todo, queda siempre abierta la posibilidad de rezar. Es entonces cuando alzamos el corazón hacia el cielo, cuando suplicamos al Padre de la misericordia, ayuda, luz, fuerza, consuelo para quien lo necesita, para quien queremos sea auxiliado.

Quiero, Señor, tender la mano. No sé cómo. Suple, pues, mis límites, y no dejes sucumbir a mi hermano en la tristeza, en la amargura, en el odio, en el pecado. Dame fuerzas para saber estar a su lado, para encontrar modos concreto de acompañarle en su pena, para acercarlo a Ti, Padre bueno.

Permíteme, más allá de mis límites, ser un buen samaritano. Enséñame a compartir ese Amor tan grande que has puesto en mi vida. Un Amor que deseas ofrecer también a cada uno de mis hermanos más pequeños…

 

 

10 enseñanzas del cura de Ars tras sus combates con el demonio

Satanás quiso impedir que celebrara misa e incendió su dormitorio.

El Santo Cura de Ars nació en Francia en el año 1786. Fue un gran predicador, hacía muchas mortificaciones, fue un hombre de oración y caridad. Tenía un don especial para la confesión. Por eso, venían personas de diferentes lugares para confesarse con él y escuchar sus santos consejos. Por su fructífero trabajo pastoral fue nombrado patrono de los sacerdotes. También combatió contra el maligno en varias ocasiones, inclusive en algunas no solo espiritualmente.

«El Gruñón está furioso»

En una de ellas, mientras se preparaba para celebrar la Misa, un hombre le dijo que su dormitorio se estaba incendiando. ¿Cuál fue su respuesta? «El Gruñón está furioso. Cuando no consigue agarrar el pájaro, él quema su jaula». Entregó la llave para aquellos que iban ayudar a apagar el fuego. Sabía que Satanás quería impedir la misa y no lo permitió.

Dios premió su perseverancia delante de las pruebas con un poder extraordinario que le permitía expulsar demonios de las personas poseídas.

Su confianza en Dios y su fe inamovible nos dan varias lecciones que pueden también ayudarnos en nuestras luchas del día a día en nuestra caminata en esta tierra. Sí, el mal existe; pero, Dios puede más… «¿Quién como Dios?».

1. No imagines que exista un lugar en la tierra donde podamos escapar de la lucha contra el demonio; si tenemos la gracia de Dios, que nunca nos es negada, podemos siempre triunfar.

2. Como el buen soldado no tiene miedo del combate, así el buen cristiano no debe tener miedo de la tentación. Todos los soldados son buenos en el campamento, pero es en el campo de batalla que se ve la diferencia entre corajudos y cobardes.

3. El demonio tienta solamente las almas que quieren salir del pecado y aquellas que están en estado de gracia. Las otras ya le pertenecen, no precisa tentarlas.

4. Una santa se quejó a Jesús después de la tentación, preguntándole: «¿dónde estabas, mi Jesús adorable, durante esta horrible tempestad?» A lo que Él le respondió: «Yo estaba bien en medio de su corazón, encantado en verla luchar».

5. Un cristiano debe siempre estar listo para el combate. Como en tiempo de guerra, tiene siempre centinelas aquí y allí para ver si el enemigo se aproxima. De la misma manera, debemos estar atentos para ver si el enemigo no está preparándonos trampas y, si él viene a tomarnos de sorpresa…

6. Tres cosas son absolutamente necesarias contra la tentación: la oración, para aclararnos; los sacramentos, para fortalecernos; y la vigilancia para preservarnos.

7. Con nuestros instintos la lucha es raramente de igual a igual: o nuestros instintos nos gobiernan o nosotros gobernamos nuestros instintos. ¡Qué triste es dejarse llevar por los instintos! Un cristiano es un noble; él debe, como un gran señor, mandar en sus vasallos.

8. Nuestro ángel de la guarda está siempre a nuestro lado, con la pluma en la mano, para escribir nuestras victorias. Precisamos decir todas las mañanas: «Vamos, mi alma, trabajemos para ganar el Cielo».

9. El demonio deja bien tranquilo a los malos cristianos; nadie se preocupa con ellos, mas contra aquellos que hacen el bien él suscita mil calumnias, mil ofensas.

10. La señal de la cruz es temida por el demonio porque es por la Cruz que escapamos de él. Es preciso hacer la señal de la cruz con mucho respeto. Comenzamos por la cabeza: es el principal, la creación, el Padre; después el corazón: el amor, la vida, la redención, el Hijo; por último, los hombros: la fuerza, el Espíritu Santo. Todo nos recuerda la cruz. Nosotros mismos estamos hechos en forma de cruz.

 

 

No existe el evangelio a la moda, dice Papa Francisco

El Papa reanuda las catequesis de los miércoles después de la pausa de julio

«No existe el Evangelio a la moda: el Evangelio es perpetuamente nuevo», declaró el Papa Francisco durante la audiencia general del 4 de agosto de 2021. Es «el regalo que Cristo nos da, es lo que da vida, no debemos arruinarlo», insistió.

El pontífice reanudó sus catequesis, sobre la carta a los Gálatas de San Pablo, comenzada a fines de junio pero interrumpida durante las vacaciones de verano en julio. A diferencia de las audiencias anteriores que se habían celebrado en el Patio de San Dámaso, los numerosos fieles que acudieron a escuchar al Papa fueron recibidos esta vez en la Sala Pablo VI.

El pontífice recordó en primer lugar que para san Pablo, el Evangelio no corresponde a los cuatro Evangelios porque todavía no estaban escritos en ese momento. El evangelio de Pablo, explicó, es el «kerygma», es decir, la proclamación de la muerte y resurrección de Cristo para salvar a los hombres del pecado y traerles la salvación.

La fe no es moneda de cambio

Frente a los Gálatas, una joven comunidad cristiana, Pablo se da cuenta de que algunos se sienten tentados a agregar otros sermones no cristianos a este anuncio. Así, algunos enemigos del Apóstol están «animados por la fidelidad a la tradición recibida de los padres y creen que la fe auténtica consiste en guardar la Ley» de Moisés, subraya el Papa Francisco.

Pablo les recuerda a los Gálatas que el evangelio es único porque es el de Cristo, no el suyo. Las palabras del Apóstol son entonces «muy duras», subraya el obispo de Roma, porque las andanzas de estos jóvenes cristianos «amenazan los cimientos» de su comunidad.

No puede haber ningún compromiso en este tema, insiste el pontífice, porque «la fe en Jesús no es moneda de cambio». Es necesario entonces discernir, y sobre este punto «la palabra clara y decisiva de Pablo fue beneficiosa para los gálatas y también para nosotros», concluyó.

 

 

«El Evangelio es sólo uno, el que San Pablo ha anunciado», afirma el Papa retomando las audiencias

En Papa Francisco en el Aula Pablo VI – desde allí retoma en agosto las catequesis de cada miércoles

En el mes de julio el Papa Francisco no celebró las habituales audiencias públicas con catequesis de cada miércoles, pero las ha retomado a partir de este 4 de agosto y lo ha hecho en el Aula Pablo VI con una catequesis sobre la carta de San Pablo a los Gálatas.

Francisco ha recordado que San Pablo era un hombre “entusiasta” con la misión de evangelizar. “Parece que no ve otra cosa que esta misión que el Señor le ha encomendado. Todo en él está dedicado a este anuncio, y no posee otro interés que no sea el Evangelio”, señala el Pontífice. “El amor, el interés y el trabajo de Pablo es anunciar”, hacer conocer el mensaje de Cristo y el Evangelio.

“Pablo no piensa en los “cuatro evangelios”, como es espontáneo para nosotros. De hecho, mientras está enviando esta Carta, ninguno de los cuatro evangelios ha sido escrito todavía”, comenta Francisco.

[Efectivamente, la Carta a los Gálatas se escribió entre el año 50 y el 56 d.C., mientras que el evangelio de Marcos, el más antiguo, probablemente es del año 65 o algo posterior].

Cuando Pablo habla de que él predica el Evangelio se refiere, dice el Papa, «al kerygma, el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús como fuente de la salvación”. Un Evangelio que se expresa con cuatro verbos: «que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas: “Este es el anuncio de Pablo, el anuncio que nos da vida a todos” agrega el Papa.

Pablo está preocupado porque los gálatas, cristianos noveles, parecen abiertos a escuchar a predicadores de «otro evangelio».

“Todavía son principiantes y su desorientación es comprensible”, dice el Papa Francisco. “No conocen todavía la complejidad de la Ley mosaica y el entusiasmo en el abrazar la fe en Cristo les empuja a escuchar a los nuevos predicadores”.

Ante esto, Francisco proclama con fuerza: “el Evangelio es solo uno y es el que Pablo ha anunciado; no puede existir otro”.

Hoy, como en el siglo primero, “o recibes el Evangelio tal como es, tal como ha sido proclamado, o recibes cualquier otra cosa” dice el Papa, “pero no se puede negociar con el Evangelio, no se puede transigir, la fe en Jesús no es moneda de cambio: es salvación, es encuentro, es redención. No se vende barato”.

Los gálatas, distraídos por otros predicadores, incluso empezaron a sospechar que San Pablo era «poco ortodoxo con respecto a la tradición». Pero la novedad del Evangelio, dice el Papa Francisco, «es una novedad radical, no es una novedad pasajera: no hay evangelios «de moda».

En todas las épocas los cristianos han de evitar el «laberinto de las buenas intenciones», dijo el Papa. Y puso el ejemplo de movimientos que no anuncian el Evangelio completo.

“Vemos hoy algunos movimientos que predican el Evangelio a su manera, a veces con sus verdaderos carismas; pero luego exageran y reducen todo el Evangelio al «movimiento». Y esto no es el Evangelio de Cristo: es el evangelio del fundador, de la fundadora”, advirtió. Saludos en español

Al final de la audiencia, el Papa proclamó saludos en varios idiomas. En español dijo: Queridos hermanos y hermanas: Este pasaje de la Carta a los Gálatas nos descubre que san Pablo entiende su vida como una llamada a evangelizar, misión a la que se dedica con todas sus fuerzas. Para el Apóstol el Evangelio es el Kerygma, es decir, el anuncio de la muerte y resurrección de Cristo, misterio pascual en el que Dios cumple sus promesas a Israel y ofrece la salvación a todos los hombres. Acogiendo el Evangelio nos reconciliamos con Dios nuestro Padre, nos convertimos en hijos suyos y herederos de la vida eterna.

Por eso, cuando Pablo ve que la comunidad de los Gálatas corre el peligro de dar oídos a falsos predicadores y desviarse del camino de la fe, los invita a permanecer fieles al único Evangelio, que no es observancia de la ley, sino configuración con la Persona de Jesucristo, que nos libra de la muerte y del pecado.

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de perseverar en el seguimiento del Señor Jesús, para que nuestra vida sea, a los ojos de nuestros hermanos y hermanas, un testimonio gozoso del amor de Dios por toda la humanidad. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.