El Papa habla del “episodio más demoníaco” contra la Virgen María
En la audiencia general, el Papa lanzó un mensaje especial a todos los novios y a los recién casados, inspirado en la figura de San José, hombre “justo” y “desposado con María”
El papa Francisco pidió hoy a los novios y a los recién casados que tengan la valentía “de pasar de las lógicas del amor a primera vista (enamoramiento) a las del amor maduro”. Lo hizo durante la Audiencia General del 1 de diciembre de 2021 en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El Papa prosiguió con el ciclo de catequesis sobre la figura de San José. «Hoy quisiera profundizar en su ser “justo” y “desposado con María”, y dar así un mensaje a todos los novios y a los recién casados.»
San José, continuó el Papa, pudo discernir y no repudiar públicamente a la Virgen cuando se enteró de que estaba embarazada. Entonces el Ángel de Dios se le apareció y le pidió que la tuviera por esposa.
El Papa subrayó que San José no ha caído en la tentación de escuchar los chismorreos. En cambio, elige el camino de la discreción, sin juicio ni venganza.
“Pero, cuánta santidad hay en José. Nosotros que apenas tenemos una noticia algo folclórica o fea vamos a chismorrear enseguida… José optó por el silencio.”
El Papa pidió a los recién casados poner atención. “Queridos hermanos y hermanas, muy a menudo nuestra vida no es cómo la habíamos imaginado. Sobre todo en las relaciones de amor, de afecto, nos cuesta pasar de la lógica del enamoramiento a la del amor maduro”.
Luego se refirió a la fase de enamoramiento. “La primera fase siempre está marcada por un cierto encanto, que nos hace vivir inmersos en un imaginario que a menudo no corresponde con la realidad de los hechos”.
“Pero precisamente cuando el enamoramiento con sus expectativas parece terminar, ahí puede comenzar el amor verdadero.
Amar de hecho no es pretender que el otro o la vida corresponda con nuestra imaginación; significa más bien elegir en plena libertad tomar la responsabilidad de la vida, así como se nos ofrece.
“Es por esto por lo que José nos da una lección importante, elige a María “con los ojos abiertos” con todos los riesgos», añadió.
El episodio más demoníaco narrado en el Evangelio
El Obispo de Roma recuerda el Evangelio de Juan, en el cual se lee de un “reproche que hacen los doctores de la Ley a Jesús: ‘Nosotros no somos hijos nacidos por ahí, en referencia a la prostitución’. Porque estos sabían cómo María había quedado embarazada y querían ‘ensuciar’ a la madre de Jesús. Para mí este es el episodio más sucio y más demoníaco del Evangelio.”
El Pontífice asegura que José “desposado con María”, da una lección a todos los novios y a los recién casados.
Él sigue la voluntad de Dios en su vida y asume los riesgos que eso contrae tomando como esposa a María.
Entretanto, recuerda lo que dice el Evangelio: “José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer, sin convivir, hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús” (Mt 1,24-25).
Los novios cristianos están llamados a testimoniar un amor así, que tenga la valentía de pasar de las lógicas del enamoramiento a las del amor maduro. PAPA FRANCISCO
“Esta es una elección exigente, que, en lugar de aprisionar la vida, puede fortificar el amor para que sea duradero frente a las pruebas del tiempo”, agregó.
El Papa insistió que “el amor de una pareja sigue adelante en la vida y madura todos los días”. “El amor de los novios – permítanme la palabra- es un poco romántico”.
Y mirando a los recién casados presentes en la audiencia general, dijo: “Ustedes lo han experimentado”. Sucesivamente, llega “el amor maduro del día a día, del trabajo, de los niños que llegan”. Y, sostuvo, “a veces, ese romanticismo, desaparece un poco, ¿no?. Pero, ¿no hay amor? – Sí, pero es amor maduro”.
¿Qué hacer cuando se pelea?
Francisco habló de varios escenarios que ponen a prueba la convivencia de los esposos:
“ ‘Sabe padre, pero nosotros peleamos a veces…’ – Pero, eso sucede desde los tiempos de Adán y Eva que los esposos peleen es el pan nuestro de todos los días. – ‘Pero padre, ¿no se debe pelear? – Sí, se hace, se puede. – ‘Pero, padre a veces alzamos la voz’ – Pero, sucede…y, a veces, vuelan los platos, ¡sucede! Pero, ¿cómo se hace para que esto no dañe la vida matrimonial?”, cuestionó.
“Escuchen bien: No terminen nunca un día sin hacer las pases”, recomendó. Después de las malas palabras o de las ofensas, el Papa advierte de lo peligroso que “es la “guerra fría del día sucesivo”.
“No permitan que el día sucesivo, comience con una guerra”. Por ello, recomendó “hacer la paz antes de ir a dormir. ‘Pero, padre, yo no sé como expresarme para hacer la paz después de vivir una fea situación’ – ¡Es muy fácil!”. Y el Papa se tocó el rostro para indicar que la solución es dar una caricia en la mejilla al ser querido.
El Papa reiteró: “Recuerden, siempre, jamás terminar la jornada sin hacer la paz”. Este ha sido el consejo del Papa a los esposos y a los recién casados presentes en la Audiencia General.
Francisco afirmó que “nos cuesta pasar de la lógica del enamoramiento a la del amor maduro”, sin embargo, dijo, “esa es la dirección” en la vida amorosa de los esposos.
El Papa una vez más concluyó su predicación del miércoles con una oración a san José, esposo de María. Una plegaría especialmente recomendada para los esposos y los recién casados:
San José,
tú que has amado a María con libertad,
y has elegido renunciar a tu imaginario para hacer espacio a la realidad, ayuda a cada uno de nosotros a dejarnos sorprender por Dios
y a acoger la vida no como un imprevisto del que defendernos,
sino como un misterio que esconde el secreto de la verdadera alegría. Obtén para todos los novios cristianos la alegría y la radicalidad,
pero conservando siempre la conciencia de que solo la misericordia y el perdón hacen posible el amor. Amén.
Día Mundial del Sida
Asimismo, tras resumir su catequesis en varios idiomas, el Papa dirigió expresiones especiales de saludo a los grupos de fieles presentes. A continuación, hizo un llamamiento con motivo del Día Mundial del Sida, que se celebra hoy: «Es una ocasión importante para recordar a las numerosas personas afectadas por este virus, para muchas de las cuales, en algunas partes del mundo, no hay acceso a los tratamientos esenciales. Espero que se renueve el compromiso de solidaridad para garantizar una asistencia sanitaria justa y eficaz». Igualmente, realizó una invitación a la oración para su viaje a Chipre y Grecia, que comienza mañana.
Así, pidió a los fieles y peregrinos que recen por él mientras se dirige a Chipre y Grecia del 2 al 6 de diciembre.
El Papa viajará a Chipre para enfatizar la fraternidad en la fe y a la isla griega de Lesbos para estar cerca de la «humanidad herida» de los inmigrantes que buscan esperanza.
La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.
Queridos Hermanos y Hermanas DE LA COMUNIDAD DE JESUS Y AMIGOS de PAX:
Un homenaje a mi MAMA EULALIA y un Recuerdo agradecido a JOSE ESPINOSA que ha volado con DIOS PADRE al CIELO y que le hizo un Poema a mi MAMA y le doy las gracias y deseo darles la ORACION DE PAZ a su ESPOSA LILIANA Y VERONICA y JAIME y a toda su FAMILIA que les acompaño y pido con todo mi amor por su fortaleza.
Para mucha gente, uno de los recuerdos más entrañables de nuestra infancia es cuando la noche de Reyes íbamos a esperar la cabalgata con la solemne llegada de Sus Majestades: Melchor, Gaspar y Baltasar. Año tras año, los niños y niñas, llenos de sorpresa, de ilusión y de gozo cantan la canción de bienvenida y levantan bien alto los farolillos o sus manos para que Sus Majestades no pasen de largo sin verlos y darles algún caramelo.
La Iglesia nos propone que con esos mismos sentimientos con los que vamos a «esperar a los Reyes que vienen» también salimos a «esperar al Señor que viene». Éste es el mensaje del Adviento que hoy empezamos: debemos prepararnos para recibir al Señor, Cristo que sale a nuestro encuentro. Aquel que hemos proclamado Rey, aquel que es descendiente de David, está a punto de entrar en el mundo al igual que un día entró en Jerusalén aclamado por la gente con palmas y pulmones.
El Adviento nos pone delante el misterio de las dos venidas de Cristo: la primera en su nacimiento como hombre en el portal de Belén; la segunda en su venida al final de los tiempos, cuando va a hacer todas las cosas nuevas y entonces lo seremos todo en todos. En la primera venida hacía referencia el libro de Jeremías cuando decía: «haré nacer a David un vástago bueno, que se comportará en el país con justicia y bondad». Y de la segunda venida nos hablaba el evangelio de Lucas: «Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre una nube, con poder y una gran majestad».
En Belén, contemplaremos la gloria del Dios hecho hombre, el gran misterio de la encarnación divina. Quien es la Sabiduría divina, quien ya estaba presente en la creación del mundo, ahora se ha hecho un niño, ha querido compartir nuestra naturaleza humana. El que era Dios invisible ahora se ha hecho visible en una persona concreta. El profundo abismo que existía entre la divinidad y la humanidad ha quedado superado. La gloria eterna se muestra de forma sublime en un débil niño.
La encarnación de Dios nos enseña el camino de la salvación, nos muestra que Dios ha venido a compartir nuestra vida humana para que nosotros podamos compartir su vida divina. Así, Cristo se convierte en el nuevo Adán, el nuevo origen de la humanidad, el modelo perfecto de Hijo de Dios. Con la encarnación Dios nos dice que el mundo no salva pero sin el mundo no hay salvación. Esto debe hacernos responsables de nuestra vida, de nuestras decisiones: debemos vivir según la dignidad que hemos recibido como hijos de Dios.
Por otra parte, la segunda venida de Cristo, la que le hará devolver al final de los tiempos, es la que nos debe mantener en vela: «porque vendrá, seguro, como un lazo, para todos, esté donde esté de la tierra ». Será aquí donde se pondrá de manifiesto cómo hemos vivido en el mundo, cuál ha sido nuestra responsabilidad hacia Dios y hacia los demás. No sabemos exactamente cómo será esta venida final, pero no debemos vivir con miedo o atemorizados. La espera de esta segunda venida debe ser también gozosa, como los niños esperan a los Reyes. Cristo vendrá a salvarnos.
Los primeros cristianos, esperaban la última venida de Cristo de forma inminente. Con el tiempo, aprendieron que la esencia del cristiano era vivir con esperanza. Como peregrinos en un mundo que pasa, la esperanza nos enseña a caminar hacia delante, a buscar siempre el encuentro con Cristo. Con la esperanza superamos los obstáculos que siempre nos encontraremos por el camino. Esta virtud nos dice que el pecado, el sufrimiento y la muerte no son nunca el final, sino que en Cristo Resucitado la última palabra siempre la tienen la misericordia, el gozo y la vida.
Las dos venidas del mismo Cristo nos invitan a vivir en nuestro mundo con esperanza. A la hora de iniciar el último viaje, como buenos peregrinos que somos, sabemos que no podremos llevarnos absolutamente nada. Sólo quedará en nosotros el amor con el que hemos amado y nos hemos dejado amar. He aquí la fuente de nuestra esperanza, porque nuestro Dios es amor. Y «cuando todo esto empiece a suceder, levante la cabeza alta, porque muy pronto serán liberados, en la fe ».
Bibiana (Viviana), Santa
Mártir, 2 de diciembre
Martirologio Romano: En Roma, santa Bibiana, mártir, a quien el papa san Simplicio dedicó una basílica en el Esquilino (s. inc.).
Etimologicamente: Bibiana = «aquella que vive», es de origen latino.
Breeve Biografía
Ya se menciona en el Liber Pontificalis el culto a la mártir Bibiana cuando se afirma en él que el Papa Simplicio (468 – 473) le dedicó una basílica. Restaurada en el siglo XVII por el infatigable papa Urbano VIII quien con su pasión renacentista, además de salvar un monumento antiguo, quiso dejar un testimonio litúrgico del hallazgo incluyendo en el calendario de la Iglesia universal la fiesta de Santa Bibiana en el día 2 de Diciembre. La basílica tiene tres naves divididas por ocho columnas antiguas y contiene una escultura graciosa de la Santa esculpida por Bernini. Está situada cerca de la vía férrea, da nombre al túnel por donde se ésta se cruza —Arcos de Santa Bibiana— se halla próxima a la Stazione Termini.
¿Quién fue Santa Bibiana?
Bernini, todo arte, la representa con los instrumentos del martirio que le dieron la Vida: la columna donde fue flagelada, los azotes, la corona del martirio y la sonrisa en su cara. Pero todo ello, con ser verdadero, es cosa común y aplicable a la mayor parte de los mártires cristianos en la Roma pagana, por lo que es decir mucho y, al mismo tiempo, nada acerca de un personaje concreto.
El relato de las actas no es fiable. Las actas de los mártires que comienzan a proliferar y los escritos aún más tardíos del martirio no son dignos de crédito histórico por las añadiduras apócrifas y contradicciones que contienen. Incluso los datos que se mencionan, como hacer responsable de su martirio al emperador Juliano el Apóstata, adolecen de un pronunciado desinterés cronológico. La leyenda de nuestra santa que relata pormenorizadamente su martirio es una novela ejemplar que aplica un esquema general romano.
Pero es cierto que Santa Bibiana existió y que fue mártir. Posiblemente también existieron su madre Dafrosa y su hermana Demetria cuyos sarcófagos intactos se descubrieron debajo de los dos vasos de vidrio con inscripciones que conservaban las reliquias de la Santa. La historia se remonta como más remoto documento al papa Simplicio que se sitúa en el siglo V. La veneración de esta mártir es anterior al ese dato. Y por ello no está lejos de la verdad histórica la afirmación de que vivió santa Bibiana a finales del siglo III, antes incluso de lo que cantan las actas.
Es, pues, Bibiana una santa de la que poco sabemos por los documentos que pueden aducirse con valoración histórica cierta. Conocemos su existencia y la entrega colmada, definitiva, que de su vida hizo a Dios, dándole un sí apoteósico con el martirio. Todo lo demás ¿qué importa? Al fin y al cabo, las piedras talladas, papiros, pellejos, papeles y datos informáticos en donde pueda constar la historia más completa de cualquier santo no son más que raspar en la corteza sin alcanzar jamás ese núcleo personal de la relación entre el santo —la santa en nuestro caso— y Dios. Lo que consta en los archivos nos puede llevar al reconocimiento de sus virtudes, pero la reciprocidad de amores entre redimido y Redentor es un misterio siempre escondido para la historia y patente sólo cabe Dios.
Respuesta muy concreta
Santo Evangelio según Mateo 7, 21.24-27. Jueves I de Adviento.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Señor… haz que mi fe y mi amor se realicen de una manera muy concreta en mi vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según Mateo 7, 21.24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra la casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, y dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
«La voluntad de Dios». Esto es algo que a menudo escuchamos pero que desgraciadamente su sentido muchas veces se ha ido difuminando.
Cumplir la voluntad de Dios no es obligarme a hacer lo que más cuesta…, lo último que quiero hacer. No es una imposición, no es un «servicio social» al cual estoy sometido…Muy al contrario, es un camino de amor.
Un camino que el Dios que tanto nos ama nos va señalando. Un camino que Él conoce mucho mejor que nosotros pues tiene una visión infinitamente más grande.
Seguir la voluntad de Dios es, al mismo tiempo, ir descubriéndose a sí mismo pues es en el seguimiento de lo que Dios nos pide donde encontramos sentido, donde encontramos plenitud, aunque a veces las dificultades que este seguimiento conlleva nos nuble la belleza del camino.
Seguir la voluntad de Dios es una respuesta muy concreta de amor hacia Dios; es una confirmación sólida en la fe; es construir la propia vida sobre una roca, la cual, nada ni nadie podrá destruir.
«Los animo a renovar la confianza en el Señor y a salir sin miedo, a dar testimonio de la alegría del Evangelio, que hace felices a muchos. Que esta confianza en el Señor, renovada cada día en el encuentro con Él en la oración y en los sacramentos, los ayude también a estar abiertos al discernimiento, para examinar la propia vida, buscando hacer la voluntad de Dios en todas sus actividades y proyectos». (Homilía de S.S. Francisco, 22 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Intentar tomar un tiempo para hacer un examen de conciencia buscando escuchar atentamente lo que Dios quiere de mí en este día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Cómo saber si estoy haciendo la voluntad de Dios?
La paz es uno de los signos de que estamos haciendo la Voluntad de Dios en nuestras vidas
El signo principal de que estamos haciendo la voluntad de Dios es la paz. Paz que no es una simple tranquilidad psicológica porque todo va bien, sino una paz que es mucho más profunda, mucho más íntima. Esta paz se percibe y se confirma especialmente cuando estoy en presencia de Dios, en la oración. La paz del que hace la voluntad de Dios va acompañada de otros elementos: un sentimiento interior de libertad (incluso cuando la voluntad de Dios puede ser exigente, no se cumple como algo restringido o forzado, sino con una motivación personal y libre), una cierta dilatación del corazón (el corazón se hace grande en el deseo de amar a Dios más y más, en la ternura y bondad hacia el prójimo), una alegría interior.
Dicho esto, el sentimiento de paz y aquello que lo acompaña (libertad, amor, alegría) no siempre se siente intensamente, y esto es por diferentes razones. A veces vivimos tiempos de pruebas, de tentaciones, de preguntas y dudas, incluso tormentas interiores, que son normales en toda vida espiritual y que hacen que, aunque seamos fieles a Dios y hagamos su voluntad, no gocemos sensiblemente de esta paz. Pero estos tiempos de prueba son pasajeros y la paz vuelve después de un tiempo, más profunda que antes.
Hay que saber también que no siempre podemos tener la certeza absoluta de estar haciendo la voluntad de Dios. Habrá de repente tiempos de «tantear» en la vida espiritual, tiempos de búsqueda, de interrogación sobre nuestras decisiones, sin que tengamos siempre una respuesta inmediata. La respuesta llegará algún día si tenemos buena voluntad, pero se necesita tiempo. Por otra parte, Dios quiere que nos mantengamos pobres y pequeños, siempre con deseos de progresar. Si alguien tuviera permanentemente la certeza total de hacer la voluntad de Dios, podría tener el riesgo de caer en un cierto orgullo o presunción, de estar demasiado seguro de sí mismo; a veces es mejor para nosotros vivir en una cierta pobreza e incertidumbre, guardando simplemente la buena voluntad. Dios nos da siempre luz para las decisiones esenciales, pero eso no impide que haya una parte de oscuridad o de interrogación en la comprensión de su voluntad.
Otras veces puede haber razones psicológicas que hacen que, aunque estemos en la voluntad de Dios, el corazón no logre sentir paz: un temperamento escrupuloso o demasiado inquieto, un periodo de depresión o de angustia, etc.
De todo esto se derivan las siguientes consecuencias prácticas:
– Cuando estamos en una paz estable y profunda, en general es signo de que estamos en la voluntad de Dios. Pero hay que cuidar no caer en la presunción; debemos mantenernos humildes y pequeños, sabiendo que no estamos exentos de buscar comprender y cumplir cada vez mejor esta voluntad de Dios. Hay que estar siempre en búsqueda… No con inquietud y tensión, obviamente, sino con confianza y paz, deseando siempre y con fuerza avanzar.
– Si no se tiene esta paz hay que intentar comprender por qué. A veces puede significar que no estoy en la voluntad de Dios. Otras veces quiere decir que tengo demasiados escrúpulos, o que estoy en una fase de prueba o de combate espiritual. Y otras veces es el demonio quien, para inquietarme y desmotivarme, me acusa sin un motivo verdadero (en la Escritura, el demonio se llama «acusador de los hermanos»).
– Cuando no logremos ver claro por nosotros mismos, es bueno pedir consejo a un orientador espiritual que pueda ayudarnos en nuestro discernimiento. Cuando nos abrimos a una persona que conoce la vida espiritual, en general es bastante fácil descubrir si la falta de paz viene de una infidelidad a Dios o de otra causa.
El Papa Francisco confía a la Virgen María su viaje a Chipre y Grecia
En vísperas de su peregrinación apostólica que lo llevará a Grecia y a Chipre del 2 al 6 de diciembre.
Como es ya una tradición consolidada antes de cada viaje apostólico, esta tarde, en vísperas de su peregrinación a Chipre y Grecia, el Papa se dirigió en coche a la Basílica de Santa María la Mayor para encomendar a la Virgen su 35º viaje internacional.
«En la tarde de hoy, 1 de diciembre, el Papa Francisco acudió a la Basílica de Santa María la Mayor para rezar ante la imagen de la Virgen Salus Populi Romani y encomendarle su próximo viaje a Chipre y Grecia. Al final de la visita regresó al Vaticano», informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Desde el inicio de su pontificado, antes de partir hacia el extranjero, Francisco reza durante varios minutos a solas frente a la imagen mariana que se conserva en la Capilla Borghese, tan querida por el pueblo de Roma. También para este viaje a Chipre y Grecia, que tendrá lugar desde mañana 2 de diciembre hasta el lunes 6, el Papa ha pedido la protección de la Virgen.
Asimismo, esta mañana, al final de su audiencia general, el Pontífice hizo un llamamiento al pueblo de Dios para que acompañe con la oración esta visita apostólica a las «fuentes» de la fe y la fraternidad ecuménica, durante la cual, con la parada en Lesbos, tendrá la oportunidad de acercarse a la «humanidad herida» de miles de migrantes en los campos de refugiados.
El Adviento, preparación para la Navidad
La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad
Significado del Adviento
La palabra latina «adventus» significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.
El tiempo de Adviento es un período privilegiado para los cristianos ya que nos invita a recordar el pasado, nos impulsa a vivir el presente y a preparar el futuro.
Esta es su triple finalidad:
– Recordar el pasado: Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. El Señor ya vino y nació en Belén. Esta fue su venida en la carne, lleno de humildad y pobreza. Vino como uno de nosotros, hombre entre los hombres. Esta fue su primera venida.
– Vivir el presente: Se trata de vivir en el presente de nuestra vida diaria la «presencia de Jesucristo» en nosotros y, por nosotros, en el mundo. Vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor, en la justicia y en el amor.
– Preparar el futuro: Se trata de prepararnos para la Parusía o segunda venida de Jesucristo en la «majestad de su gloria». Entonces vendrá como Señor y como Juez de todas las naciones, y premiará con el Cielo a los que han creido en Él; vivido como hijos fieles del Padre y hermanos buenos de los demás. Esperamos su venida gloriosa que nos traerá la salvación y la vida eterna sin sufrimientos.
En el Evangelio, varias veces nos habla Jesucristo de la Parusía y nos dice que nadie sabe el día ni la hora en la que sucederá. Por esta razón, la Iglesia nos invita en el Adviento a prepararnos para este momento a través de la revisión y la proyección:
Aprovechando este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Es importante saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo. Todos los días podemos y debemos ser mejores.
En Adviento debemos hacer un plan para que no sólo seamos buenos en Adviento sino siempre. Analizar qué es lo que más trabajo nos cuesta y hacer propósitos para evitar caer de nuevo en lo mismo.
Algo que no debes olvidar
El adviento comprende las cuatro semanas antes de la Navidad.
El adviento es tiempo de preparación, esperanza y arrepentimiento de nuestros pecados para la llegada del Señor.
En el adviento nos preparamos para la navidad y la segunda venida de Cristo al mundo, cuando volverá como Rey de todo el Universo.
Es un tiempo en el que podemos revisar cómo ha sido nuestra vida espiritual, nuestra vida en relación con Dios y convertirnos de nuevo.
Es un tiempo en el que podemos hacer un plan de vida para mejorar como personas.
Cuida tu fe
Esta es una época del año en la que vamos a estar “bombardeados” por la publicidad para comprar todo tipo de cosas, vamos a estar invitados a muchas fiestas. Todo esto puede llegar a hacer que nos olvidemos del verdadero sentido del Adviento. Esforcémonos por vivir este tiempo litúrgico con profundidad, con el sentido cristiano.
De esta forma viviremos la Navidad del Señor ocupados del Señor de la Navidad.
Pesca para toda una vida
La decisión de hacer el bien vive fresca y fragante en nuestra memoria.
• Tenía once años e iba a pescar cada vez que podía, desde el muelle de la cabaña de su familia ubicada en una isla en medio de un lago de Neuquén .
Un día antes de que se abriera la temporada del salmón , él y su padre fueron a pescar al caer la noche, atrapando truchas con gusanos. Luego puso una pequeña mosca plateada y practicó el lanzamiento. El anzuelo golpeaba el agua y hacía pequeñas olas de colores bajo el sol del crepúsculo, luego olitas plateadas cuando la luna se elevó sobre el lago.
Cuando su caña se dobló, supo que había algo enorme en el otro extremo. El padre observaba con admiración cómo el niño arrastraba con habilidad al pez a lo largo del muelle. Por fin, rápidamente levantó del agua al agotado pez.
Era el más grande que jamás había visto, pero era un salmón .
El niño y su padre miraron el hermoso pez, con las agallas moviéndose a la luz de la luna. El padre encendió un fósforo y miró su reloj. Eran las diez de la noche, dos horas antes de que se abriera la temporada. Miró el pez y luego al niño.
-Tendrás que devolverlo, hijo- dijo.
-¡Papá!- gritó el chico.
-Habrá otros peces- dijo su padre.
-No tan grandes como éste- gritó el chico.
Miró el lago. No se veía ningún pescador ni botes bajo la luna. Volvió a mirar a su padre. Aunque nadie los había visto, ni nadie podía saber a qué hora había pescado el pez, el chico advirtió por la firmeza de su padre que la decisión no era negociable. Lentamente sacó el anzuelo de la boca del enorme salmón y lo devolvió a las negras aguas.
El pez movió su poderoso cuerpo y desapareció. El niño sospechaba que nunca volvería a ver un pez tan grande.
Eso ocurrió hace treinta y cuatro años. En la actualidad el niño es un exitoso arquitecto de Chos Malal . La cabaña de su padre está siempre en la isla en la mitad del lago. Lleva a su propio hijo y a sus hijas a pescar desde el mismo muelle.
Y tenía razón. Nunca volvió a pescar un pez tan magnífico como el que atrapó esa noche de tantos años atrás. Pero ve ese mismo pez cada vez que se enfrenta con el tema de la ética. Pues, como su padre se lo enseñó, la ética es un simple asunto de bien o mal. Sólo la práctica de la ética es lo difícil.
¿Hacemos el bien cuando nadie nos mira? ¿Nos negamos a hacer las cosas de cualquier manera para entregar el plano a tiempo? ¿O nos negamos a comprar acciones basándonos en información que sabemos que no deberíamos tener?
No lo haríamos si nos hubieran enseñado a devolver el pez al agua cuando éramos chicos. Pues habríamos aprendido la verdad.
La decisión de hacer el bien vive fresca y fragante en nuestra memoria. Es una historia que le contaremos con orgullo a nuestros amigos y nietos. No sobre cómo tuvimos ocasión de burlarnos del sistema y aprovecharnos de él, sino sobre cómo hicimos lo correcto y nos llenamos de fuerza para siempre.
Esclavitud
Todavía hay millones de personas privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares
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El Papa Francisco ha dedicado su mensaje para la Jornada de la Paz de este año al tema de la esclavitud. Aunque “desde tiempos inmemoriales, las diferentes sociedades humanas conocen el fenómeno del sometimiento del hombre por parte del hombre”, es de reconocerse que “hoy, como resultado de un desarrollo positivo de la conciencia de la humanidad, la esclavitud, crimen de lesa humanidad, está oficialmente abolida en el mundo”. Sin embargo, “todavía hay millones de personas -niños, hombres y mujeres de todas las edades- privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud” (n.3).
El Papa Francisco puntualiza los ejemplos, refiriéndose a “tantos trabajadores y trabajadores, incluso menores, oprimidos de manera formal o informal en todos los sectores”; a “muchos emigrantes que, en su dramático viaje, sufren el hambre, se ven privados de la libertad, despojados de sus bienes o de los que se abusa física y sexualmente”; también a “personas obligadas a ejercer la prostitución, entre las que hay muchos menores, y en los esclavos y eslavas sexuales; en las mujeres obligadas a casarse, en aquellas que son vendidas con vistas al matrimonio o en las entregadas en sucesión”; y, por último, a “los niños y adultos que son víctimas del tráfico y comercialización para la extracción de órganos, para ser reclutados como soldados, para la mendicidad, para actividades ilegales como la producción o venta de drogas, o para formas encubiertas de adopción internacional” (n. 3).
El Mensaje se introduce entonces en un análisis más profundo, que llega a desenmascarar las causas de tan lamentables realidades. Ante todo, “una concepción de la persona humana que admite el que pueda ser tratada como un objeto”. Pero a esta “causa ontológica” añade otras más dependientes de los contextos. En primer lugar, la pobreza, especialmente cuando se combina “con la falta de acceso a la educación” y cuando no hay oportunidades de trabajo. Añade, por otro lado, “la corrupción de quienes están dispuestos a hacer cualquier cosa para enriquecerse”. Finalmente, señala “los conflictos armados, la violencia, el crimen y el terrorismo” (n.4).1
La continuación del documento propone un compromiso común para luchar contra este flagelo. Si por un lado denuncia la sospecha de una indiferencia general, por otro identifica grupos humanos -entre los que destaca congregaciones religiosas, especialmente femeninas- que intervienen con acciones directas contra el mismo. Llama, para ello, a intervenir a nivel global ante un fenómeno que tiene ese mismo alcance, mencionando la responsabilidad de los Estados, las organizaciones intergubernamentales, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil (n.5).
Pero el Papa evita que el discurso se quede en los altos niveles de gestión humana, al recordar, por ejemplo, la responsabilidad de cada consumidor a la hora de adquirir un producto, cuando puede tener detrás una especie de esclavitud laboral. “Cada persona debe ser consciente de que comprar es siempre un acto moral, además de económico” (n. 5).
“Preguntémonos, tanto comunitaria como personalmente, cómo nos sentimos interpelados cuando encontramos o tratamos en la vida cotidiana con víctimas de la trata de personas, o cuando tenemos que elegir productos que con probabilidad podrían haber sido realizados mediante la explotación de otras personas. Algunos hacen la vista gorda, ya sea por indiferencia, o porque se desentienden de las preocupaciones diarias, o por razones económicas. Otros, sin embargo, optan por hacer algo positivo, participando en asociaciones civiles o buscando pequeños gestos cotidianos –que son tan valiosos–, como decir una palabra, un saludo, un ‘buenos días’ o una sonrisa, que no nos cuestan nada, pero que pueden dar esperanza, abrir caminos, cambiar la vida de una persona que vive en la invisibilidad, e incluso cambiar nuestras vidas en relación con esta realidad” (n. 6).
La base de esta solicitud no es otra que la conciencia de ser hermanos, miembros de la misma familia humana. “La globalización de la indiferencia, que ahora afecta a la vida de tantos hermanos y hermanas, nos pide que seamos artífices de una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que les dé esperanza y los haga reanudar con ánimo el camino, a través de los problemas de nuestro tiempo y las nuevas perspectivas que trae consigo, y que Dios pone en nuestras manos” (n.6).
Santa Viviana y la valentía de seguir viviendo
Conoce a una valiente joven mártir del siglo IV martirizada junto a sus padres y su hermana en la persecución de Juliano el Apóstata
Como suele suceder con los santos de los primeros tiempos del cristianismo, los datos no son muy precisos, pero gracias a la Passio Bibianae podemos conocer algo sobre la vida y martirio de santa Viviana (o Bibiana, como se usa en algunos países).
El origen de su nombre está ligado al verbo “vivir”, por lo tanto sinónimo de vitalidad, vivacidad y deseo de supervivencia espiritual.
La «Passio Bibianae»
La passio cuenta que Viviana, junto a su padre Flaviano, su madre Dafrosa y su hermana Demetria, afrontaron el suplicio durante las persecuciones contra los cristianos de Juliano el apóstata entre los años 361-363.
Aunque la libertad de culto ya había sido proclamada desde el 313 gracias al emperador Constantino, Juliano era un devoto pagano y quería vivamente un retorno del paganismo en el imperio.
Por eso mandó al gobernador de Roma Aproniano que se “encargara” de la noble familia.
Este, después de haber hecho asesinar a los padres de Viviana por no renegar de la fe cristiana, la encerró a ella y a su hermana privándolas de alimentos para que murieran por inanición.
Demetria murió pero Viviana no, así que la encomendaron a una proxeneta para que cayera en las tentaciones de la vida mundana. Sin embargo ella se mantuvo siempre fiel a sus creencias.
Entonces el gobernador la hizo atar a una columna y finalmente murió flagelada a golpes de cordeles emplomados.
Su cuerpo fue dado como alimento a los perros de la calle pero se cuenta que estos no la tocaron.
La enterraron junto a su madre y su hermana cerca de su casa junto a los restos de otros 11.266 mártires.
La significativa iglesia en el lugar del martirio
En la importante estación terminal de Roma se encuentra la iglesia que se levantó sobre la tumba de la mártir.
Apenas entras a la pequeña iglesia dedicada a la santa, al lado izquierdo está la columna donde flagelaron a la joven.
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Patronazgo
Santa Viviana es patrona de los epilépticos, enfermos mentales, alcohólicos e intercesora del malestar en momentos de convulsiones.
Curiosidad
En Italia es popular un dicho, “santa Viviana, 40 días y una semana”. Según la tradición del clima que haya el día de su fiesta, el 2 de diciembre, dependerá el de los 47 días posteriores.
Oración
Dios todopoderoso y eterno que diste a santa Bibiana la fe necesaria para derramar su sangre por Ti, para dar caridad, para dar amor y consuelo a los necesitados, para dar coraje y fuerza de vivir a los enfermos mentales y dar humildad a los violentos.
Danos la ayuda que necesitamos para superar las dificultades que encontramos en nuestro camino, danos el coraje y la fuerza para afrontar estos tiempos adversos. Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria