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• Luke 8:19-21

 

Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús identifica a sus discípulos como su familia. Quiero decir algo sobre el hecho de convertirnos en discípulos de su familia. Una vez que tomamos la decisión de seguir a Jesús, todo lo demás que busque una supremacía en nuestras vidas debe dejarse a un lado.

Como he mencionado muchas veces, cada uno de nosotros tiene uno o muchos valores que consideramos lo más importante. Quizás sea el dinero, las cosas materiales, el poder o la estima de los demás. Quizás sea la familia, los hijos, la esposa o el esposo.

Nada de esto es negativo y ninguna de estas cosas son malas. Pero cuando las colocas, a cualquiera de ellas, en el centro absoluto de gravedad, las cosas salen mal. Cuando haces de cualquiera de ellas tu bien último o final, tu vida espiritual se descontrola. Cuando te apegas a cualquiera de ellas con absoluta tenacidad, te derrumbas.

Solo cuando hacemos de Cristo la piedra angular de nuestras vidas estamos verdaderamente preparados para la misión. Tengamos en cuenta que cada encuentro con Dios en la Biblia conduce a la misión, a ser enviado a hacer la obra del Señor. Si intentamos hacer esta obra mientras permanecemos atados a otros apegos, fallaremos.

 

Le dicen: «He aquí, tu madre, tus hermanos y hermanas están afuera y te buscan» (v.32) y Él responde: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» y mirando a las personas que le rodeaban para escucharlo, añade: «¡He aquí mi madre y mis hermanos! Porque quien cumpla la voluntad de Dios, es mi hermano, mi hermana y mi madre» (vv. 33-34). Jesús ha formado una nueva familia, que ya no se basa en vínculos naturales, sino en la fe en Él, en su amor que nos acoge y nos une entre nosotros, en el Espíritu Santo. Todos aquellos que acogen la palabra de Jesús son hijos de Dios y hermanos entre ellos. Acoger la palabra de Jesús nos hace hermanos entre nosotros y nos hace ser la familia de Jesús. Hablar mal de los demás, destruir la fama de los demás nos vuelve la familia del diablo. Aquella respuesta de Jesús no es una falta de respeto por su madre y sus familiares. Más bien, para María es el mayor reconocimiento, porque precisamente ella es la perfecta discípula que ha obedecido en todo a la voluntad de Dios. Que nos ayude la Virgen Madre a vivir siempre en comunión con Jesús, reconociendo la obra del Espíritu Santo que actúa en Él y en la Iglesia, regenerando el mundo a una vida nueva. (Ángelus, 10 de junio de 2018)

 

 

Cosme y Damián, Santos

Memoria Litúrgica, 26 de septiembre

Mártires

 

Martirologio Romano: Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).

Etimología: Cosme = ”adornado, bello,” de la lengua griega;

Etimología: Damián = “domador”, también del griego.

Breve Biografía

SANTOS COSME Y DAMIÁN(c. 300). San Gregorio de Tours, en su libro De gloria martyrium, escribe:

«Los dos hermanos gemelos Cosme y Damián, médicos de profesión, después que se hicieron cristianos, espantaban las enfermedades por el solo mérito de sus virtudes y la intervención de sus oraciones… Coronados tras diversos martirios, se juntaron en el cielo y hacen a favor de sus compatriotas numerosos milagros. Porque, si algún enfermo acude lleno de fe a orar sobre su tumba, al momento obtiene curación.

Muchos refieren también que estos Santos se aparecen en sueños a los enfermos indicándoles lo que deben hacer, y luego que lo ejecutan, se encuentran curados. Sobre esto yo he oído referir muchas cosas que sería demasiado largo de contar, estimando que con lo dicho es suficiente».-

A pesar de las referencias del martirologio y el breviario, parece más seguro que ambos hermanos fueron martirizados y están enterrados en Cyro, ciudad de Siria no lejos de Alepo. Teodoreto, que fue obispo de Cyro en el siglo V, hace alusión a la suntuosa basílica que ambos Santos poseían allí.

Desde la primera mitad del siglo V existían dos iglesias en honor suyo en Constantinopla, habiéndoles sido dedicadas otras dos en tiempos de Justiniano. También este emperador les edificó otra en Panfilia.

En Capadocia, en Matalasca, San Sabas († 531) transformó en basílica de San Cosme y San Damián la casa de sus padres. En Jerusalén y en Mesopotamia tuvieron igualmente templos. En Edesa eran patronos de un hospital levantado en 457, y se decía que los dos Santos estaban enterrados en dos iglesias diferentes de esta ciudad monacal.-

 

En Egipto, el calendario de Oxyrhyrico del 535 anota que San Cosme posee templo propio. La devoción copta a ambos Santos siempre fue muy ferviente.

En San Jorge de Tesalónica aparecen en un mosaico con el calificativo de mártires y médicos. En Bizona, en Escitia, se halla también una iglesia que les levantara el diácono Estéfano.

Pero tal vez el más célebre de los santuarios orientales era el de Egea, en Cilicia, donde nació la leyenda llamada «árabe», relatada en dos pasiones, y es la que recogen nuestros actuales libros litúrgicos.

Estos Santos, que a lo largo del siglo V y VI habían conquistado el Oriente, penetraron también triunfalmente en Occidente. Ya hemos referido el testimonio de San Gregorio de Tours. Tenemos testimonios de su culto en Cagliari (Cerdeña), promovido por San Fulgencio, fugitivo de los bárbaros. En Ravena hay mosaicos suyos del siglo VI y VII. El oracional visigótico de Verona los incluye en el calendario de santos que festejaba la Iglesia de España.-

Mas donde gozaron de una popularidad excepcional fue en la propia Roma, llegando a tener dedicadas más de diez iglesias. El papa Símaco (498-514) les consagró un oratorio en el Esquilino, que posteriormente se convirtió en abadía. San Félix IV, hacía el año 527, transformó para uso eclesiástico dos célebres edificios antiguos, la basílica de Rómulo y el templum sacrum Urbis, con el archivo civil a ellos anejo, situados en la vía Sacra, en el Foro, dedicándoselo a los dos médicos anárgiros.-

Tan magnífico desarrollo alcanzó su culto, por influjo sobre todo de los bizantinos, que, además de esta fecha del 26 de septiembre, se les asignó por obra del papa Gregorio II la estación coincidente con el jueves de la tercera semana de Cuaresma, cuando ocurre la fecha exacta de la mitad de este tiempo de penitencia, lo que daba lugar a numerosa asistencia de fieles, que acudían a los celestiales médicos para implorar la salud de alma y cuerpo.-

 

Caso realmente insólito, el texto de la misa cuaresmal se refiere preferentemente a los dichos Santos, que son mencionados en la colecta, secreta y poscomunión, jugándose en los textos litúrgicos con la palabra salus en el introito y ofertorio y estando destinada la lectura evangélica a narrar la curación de la suegra de San Pedro y otras muchas curaciones milagrosas que obró el Señor en Cafarnaúm aquel mismo día, así como la liberación de muchos posesos. Esta escena de compasión era como un reflejo de la que se repetía en Roma, en el santuario de los anárgiros, con los prodigios que realizaban entre los enfermos que se encomendaban a ellos.-

Cabría preguntarse: ¿Por qué hoy estos Santos gloriosos no obran las maravillas de las antiguas edades? Tal vez la contestación podría formularse a través de otra pregunta: ¿Por qué hoy no nos encomendamos a ellos con la misma fe, con esa fe que arranca los milagros?.-

Pero lo que conviene es que no se apague la fe, que la mano del Señor «no se ha contraído». Y si San Cosme y San Damián continúan siendo patronos de médicos y farmacéuticos, bien podemos seguirles invocando con una oración como ésta, de la antigua liturgia hispana:

«¡Oh Dios, nuestro médico y remediador eterno, que hiciste a Cosme y Damián inquebrantables en su fe, invencibles en su heroísmo, para llevar salud por sus heridas a las dolencias humanas haz que por ellos sea curada nuestra enfermedad, y que por ellos también la curación sea sin recaída».-

 

 

Santos Cosme y Damián

ORACIÓN

Al recordar hoy el triunfo de tus mártires San Cosme y San Damián, tu Iglesia, Señor, te glorifica y te da gracias, porque, en tu admirable providencia, a ellos les has dado el premio merecido de la gloria eterna y a nosotros la ayuda de su valiosa intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

En corazones.org encontrarás más acerca de Cosme y Damián.

 

 

Escuchar y actuar

Santo Evangelio según San Lucas 8,19-21.

Martes XXV del tiempo ordinario

Por: Cristian Gutiérrez, LC | Fuente: somosrc.mx

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

«Toma, Señor y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer. Tú me lo diste, a ti, Señor, lo torno. Todo es tuyo. Dispón de mí según tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que eso me basta».

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 8,19-21

En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta donde él estaba porque había mucha gente. Entonces alguien le fue a decir: «Tu madre y tus hermanos están allá afuera y quieren verte». Pero él respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

 

No es que hayas rechazado a tu familia, simplemente la acrecentaste. Esto es lo que sucede en este pasaje. Hoy me invitas a ser parte de tu familia, tu madre y tus hermanos, es decir aquellos más cercanos y no de los parientes lejanos. Aquellos que escuchan tu voz y la ponen en práctica.

Escuchar es la primera característica. ¿Cómo escucharte? No debo esperar voces venidas del cielo, o que se abra el sagrario y me hables desde ahí. Tú me hablas de manera sencilla, simple, pero clara. Me hablas a través de mi conciencia, de mis superiores, de mis familiares, de mi párroco, de la Sagrada Escritura, de un buen libro de lectura espiritual. Me hablas por medio de sucesos, de recuerdos, de regalos. Siempre me hablas, sólo debo estar atento para escucharte.

Pero no basta escuchar, es necesario poner en práctica lo escuchado. Es a veces la parte más difícil. Para esto me debe motivar el hecho de que Tú no pides cosas imposibles. Tú nunca me vas a pedir cosas que superen mis capacidades, sin embargo, sí pides cosas exigentes. ¿Qué es lo que me pides hoy? ¿Qué es lo que tengo que poner por obra? ¿Qué es lo quieres de mí, Jesús, aquí y ahora?

Dame la gracia de ser de tus íntimos, de escucharte y poner por acción lo que me pides o lo que me dices. Puedo en esta oración repetir con san Agustín: Dame, Señor, lo que me pides, y pídeme lo que quieras.

«Escuchar y acoger la llamada del Señor no es una cuestión privada o intimista que pueda confundirse con la emoción del momento; es un compromiso concreto, real y total, que afecta a toda nuestra existencia y la pone al servicio de la construcción del Reino de Dios en la tierra. Por eso, la vocación cristiana, radicada en la contemplación del corazón del Padre, lleva al mismo tiempo al compromiso solidario en favor de la liberación de los hermanos, sobre todo de los más pobres. El discípulo de Jesús tiene el corazón abierto a su horizonte sin límites, y su intimidad con el Señor nunca es una fuga de la vida y del mundo, sino que, al contrario, «esencialmente se configura como comunión misionera»». (Mensaje de S.S. Francisco, 26 de abril de 2015).

 

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré estar en silencio un rato durante el día para darle la oportunidad a Jesús de que me hable para llevar a cabo sus planes, no los míos.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

San Cosme y Damián, enclave jesuita en Paraguay, suma nueva propuesta

Agrega una posada turística y renueva la ambientación de las pioneras

 

 

Dos santos hermanos médicos, San Cosme y San Damián, – nacidos arabia en la primera mitad del Siglo III y que se caracterizaban por su gran generosidad al curar a los enfermos- fueron quienes inspiraron a los jesuitas a la hora de darle nombre a una de sus tantas misiones en Sudamérica en el Siglo XVII.

Actualmente, este lugar inmerso dentro del departamento de Itapúa, en Paraguay, forma parte de la Ruta Jesuítica y en los últimos días fue presentada una nueva propuesta turística con énfasis en las posadas.

En se sentido, desde el pasado 31 de mayo, San Cosme y Damián, con la inauguración del establecimiento denominado “El Bosque” ha sumado su décima posada turística, algo que permite agregar camas a la oferta de alojamiento de Itapúa, según da cuenta la Secretaría Nacional de Turismo de Paraguay (Senatur).

Al mismo tiempo, y en ese marco de inauguración, se procedió a “la entrega de dotaciones para renovar la ambientación de las otras nueve posadas turísticas del lugar”.

 

Estos lugares suelen distinguirse por la hospitalidad, ambiente familiar y lugar para saborear lo mejor de la gastronomía local, principalmente desayunos.

Estas actividades, que contaron con la presencia de las autoridades locales, están vinculadas también con la implementación de un programa de alojamiento rural en Paraguay que se viene desarrollando con éxito desde el año 2015.

Por otro lado, una de las particularidades de San Cosme y San Damián –prosigue Senatur- es ser la primera localidad en Paraguay donde se implementó el programa de posadas turísticas en el año 2011.

“Forman parte de las posadas turísticas pioneras ‘6 Hermanos’, ‘Ale’, ‘Cielo’, ‘Doña Chinita’, ‘Lelia’, ‘Misión Jesuítica’ y ‘Stella Mary y Rafael’. A este grupo se sumaron en el 2015 las posadas ‘Doña Miti’ y ‘Pili’”, subraya Senatur.

De esta manera, gracias a la propuesta en San Cosme y San Damián, Paraguay pasará a ofrecer más de 200 posadas turísticas distribuidas en 62 localidades de 12 departamentos, totalizando 2.151 camas, finaliza Senatur.

Pero en San Cosme y Damián, además de las posadas, es posible encontrar otros atractivos que van desde su paisaje natural, travesías por el río Paraná y dunas, así como un recorrido por el Centro de Interpretación Astronómica Buenaventura Suárez (observatorio astronómico de los jesuitas desde donde se puede apreciar los astros tanto de día como de noche) y la Misión Jesuítica Guaraní, entre otros.

Mientras tanto, el cúmulo de estas iniciativas siguen confirmando que la Ruta Jesuítica –en este caso Paraguay, pero también en otros países como Argentina, Brasil, Bolivia y Uruguay- es un producto “único y exclusivo” que tiene mucho para ofrecer a los turistas provenientes de todas partes del mundo. Sin dudas un lugar de suma importancia para la Organización Mundial del Turismo que en los últimos tiempos se ha mostrado proclive a darle más apoyo.

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