La paz esté con ustedes. Nuestra primera lectura y nuestro Evangelio tratan hoy sobre la palabra de Dios.
Adoro el modo en que recientemente el Papa Francisco nos llamó a una más profunda apropiación y apreciación de la palabra de Dios. Y se exploran en estas lecturas las dinámicas; tanto del lado de Dios cuando habla, como de nuestro lado cuando la recibimos. La primera lectura entonces es del capítulo 55 de Isaías. Esta sección maravillosa de Isaías que es tan rica en muchos aspectos, pero esta reflexión sobre la naturaleza de la palabra de Dios es especialmente buena. Escuchen ahora cómo habla Isaías: “Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer, así será la palabra que sale de mi boca”. ¿Qué se está describiendo aquí? Esta es la manera sencilla de explicarlo: La palabra de Dios no es descriptiva. La palabra de Dios es creativa. Algunos filósofos del lenguaje del siglo XX se refieren a lo que ellos llaman la cualidad performativa de parte de nuestro lenguaje. Así que mucho de nuestro lenguaje es descriptivo, ¿cierto? Estamos describiendo lo que vemos. Entramos en una habitación o vemos un lugar, y decimos “Esto es lo que está sucediendo. Permítanme que se los describa”. Bueno, ese lenguaje es como derivativo de la experiencia, ¿cierto? Es pasivo. Pero otras veces, el lenguaje tiene una cualidad performativa. Piensen en un oficial de policía diciendo, “Está arrestado”. Quiero decir, esas palabras mismas ponen a la persona bajo arresto. O un árbitro de béisbol diciendo, “Strike tres”. Bueno, te guste o no, esas palabras han cambiado el partido. El lenguaje puede entonces afectar la realidad.
Escuchen ahora entonces: La palabra de Dios nunca es descriptiva, simplemente no se aplicaría. Porque Dios es el que hizo todas las cosas. Dios nunca podría, como si fuera, entrar a una habitación y decir, “oh, ¿es eso interesante? Permítanme describir lo que está sucediendo”. No, todo lo que es, lo es debido a la palabra divina. Por lo tanto, en su sentido más espléndido posible, la palabra de Dios es creativa. La palabra de Dios produce lo que dice. Es por eso que aquí, cuando caen la lluvia y la nieve, no regresan sin haber realizado su propósito haciendo lo que se les mandó hacer. La palabra de Dios cambia las cosas. Cambia, en primer lugar, la realidad. Dios dijo, “Que exista la luz”. Y así sucedió. Dijo Dios, “Que haya un firmamento en medio de las aguas”. Y así sucedió. Esa poesía refinada del Genesis está destinada a expresar esta verdad, de que el mundo entero ha sido traído a la existencia por medio de un acto de inteligencia. Por eso es que, como lo he dicho muchas veces, esta es exactamente la razón por la que las ciencias pueden despegar del suelo. ¿Por qué es esto? Quiero decir, lo damos por hecho, no reflexionamos sobre ello suficientemente. ¿Por qué el mundo está señalado hasta los ínfimos detalles por una drástica inteligibilidad? Ya sea que seas un psicólogo, un biólogo, un químico, un físico, no me interesa qué clase de científico seas, estás asumiendo que el mundo que sales a conocer está marcado por un patrón y estructura inteligible. ¿Por qué debería ser cierto eso? ¿Por qué debería ser cierto eso? «Oh, una tonta casualidad». ¡Por favor! ¿Aceptaríamos esa clase de lógica en cualquier otra área?
Si me siguen, tal vez me hayan escuchado hablar de esto antes. Pero existe un artículo maravilloso escrito en 1960 por un físico judío secular llamado Eugene Wigner. Y lleva el título bastante extraordinario, “La Inadmisible Efectividad de las Matemáticas en la Ciencias Físicas”. Ahora, ¿sobre qué estaba llamando la atención? Y de nuevo, este no es un hombre religioso, sino un físico. Estaba llamando la atención sobre el hecho de que cuando los físicos realizan su trabajo, utilizan el nivel más elevado de las matemáticas para describir la realidad. Bueno, ¿por qué debería ser cierto eso? «La Inadmisible Efectividad de las Matemáticas en la Ciencias Físicas». ¿Por qué la matemática más elevada describe el mundo con precisión? A menos que el mundo, escuchen, esté marcado por esta inteligibilidad extraordinariamente compleja. “Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, así será la palabra que sale de mi boca”. Vean, antes que nada escuchamos la palabra divina en los seres, estructura e inteligibilidad mismos de la naturaleza. Pienso, que un tiempo en que existe mucho escepticismo sobre Dios, comenzaría por los científicos, y les haría esa pregunta provocadora. No tanto sobre sus descubrimientos, sino sobre las suposiciones que deben hacer para realizar su trabajo en primer lugar. Allí está el poder de la palabra divina. Profundizamos más, por supuesto, en nuestra gran tradición de la revelación, y decimos que Dios pronunció su palabra de un modo más incisivo, en la historia de Israel. Por medio de la alianza, y de la Torá y de la profecía, por medio de la ley. Dios le dio a conocer su palabra a Israel. Y luego, en la culminación de los tiempos, Dios pronunció su Palabra misma. Pronunció la Palabra.
«En el principio existía la palabra, y la palabra estaba con Dios, y la palabra era Dios». La palabra por la cual se crearon todas las cosas, la palabra que se pronunció mediante los profetas, viene ahora en persona, es pronunciada en plenitud. Estamos hablando, por supuesto, de Jesús. Allí está el poder de la palabra divina. Ahora, esto es algo que quiero decir ahora a mis compañeros Católicos. Pienso que nuestros amigos Protestantes dicen a menudo que ellos lo dicen y lo entienden mejor que nosotros. Me refiero al poder de esta palabra. Cuando permiten que la palabra divina entre a sus vidas, los cambia. No pueden leer la Biblia. —me refiero ahora a la Torá, la alianza, los profetas, el Antiguo Testamento, y por supuesto, leer sobre el Señor Jesucristo— no pueden leer la Biblia sin que los cambie. Si solo abren un poquito su mente y su corazón a esta palabra, esta palabra que ha hecho el universo, no serán la misma persona después. Pienso que uno de los grandes logros, mencioné al Papa Francisco, pero él sólo se está haciendo eco del Vaticano II. El Vaticano II quería que recobráramos, redescubriéramos este poder de la palabra divina. De acuerdo. Allí está Isaías. Si quieren el lado divino de este asunto, de cómo luce la palabra divina desde la perspectiva de Dios. Pero entonces, miremos ahora al Evangelio. Jesús cuenta esta parábola extraordinaria, que ha cautivado la mente de la gente a lo largo de los siglos de la Cristiandad, ¿cierto? La parábola del sembrador. Tengo en mi habitación una copia de la famosa pintura de Van Gogh. Adoro a Van Gogh, y esa imagen hermosa del sembrador de las semillas. Bueno, si se quiere ese es Cristo mismo. Es la Iglesia, a lo largo de los tiempos, sembrando las semillas. Bueno, Jesús nos da esta comparación hermosa, ¿cierto? “Una vez salió un sembrador a sembrar, . . . unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron.
Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; … y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos … Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta”. ¿De qué está hablando? Bueno, está el sembrador de las semillas. Ese es el asunto, es Cristo mismo. ¿Qué está sembrando? La palabra divina, que es poderosa. Pero nuestro Dios respeta nuestra libertad. La palabra divina, ciertamente es poderosa, sí, afecta lo que dice. Pero la palabra de Dios no nos oprime. Nos invita a responder. En cierto modo, es una verdad terrible la que estoy compartiendo aquí. Porque existe una cierta carga sobre nosotros: Que, ante la presencia de esta palabra, tenemos que decidir. Tenemos que responder. ¿Cómo incorporamos la sagrada palabra de Dios? Bueno, este es también un evangelio raro en Mateo, porque Jesús explica la parábola. Y casi nunca hace esto. Habitualmente cuenta la parábola, y luego nos deja que la descifremos nosotros. Pero en esta, les dice a sus discípulos exactamente lo que significa. Así que voy a dejar que Jesús predique aquí. Les dice, “Escuchen, pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón”. ¡Cielos!, ¿acaso no describe nuestro tiempo? ¿Se siembra la palabra divina? Bueno, sí. Especialmente en nuestra cultura occidental. Todos conocen la historia básica de Jesús, probablemente. La podrían explicar a grandes rasgos. Todos la han escuchado de algún modo, pero, ¿qué es lo que no tienen? No tienen la comprensión de ella. Ahora, existen un montón de razones para esto. La Iglesia debería cargar con mucha culpa, para decir la verdad. La Iglesia no ha sido buena proclamando la palabra. No ha sido buena explicándola. Así que la Iglesia tiene mucha culpa para asumir aquí.
Pero también, pienso en las personas que dijeron, voy a intentar entender la física y la ciencia y las matemáticas y la economía. Voy a intentar entender mejor mi trabajo. Voy a intentar entender mejor las relaciones humanas. Voy a utilizar mi poderosa mente para comprender toda clase de cosas, pero no voy a ocupar nada de tiempo con la palabra de Dios. ¿Cuánta gente, mientras desarrollan sus conocimientos en todo tipo de áreas, permanece en un nivel de sexto grado en lo referido a la religión? Bueno, ¿qué sucederá con esta poderosa palabra divina? No se plantará en nosotros. Esta falta de comprensión. Y de nuevo, somos culpables, la Iglesia es culpable hasta cierto punto. Pero todos nosotros pecadores también somos culpables. El diablo se la llevará. Absolutamente. La palabra no se asentará. El Señor continua. Escuchen ahora, “Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces”. Y cuando viene una tribulación o persecución, entonces sucumbe. Cuando trabajaba en el Seminario a tiempo completo, pensaba a menudo en esto. Porque muchos muchachos llegan al Seminario porque escucharon la palabra divina. Y es poderosa y comenzó a echar raíces en ellos, sí. Pero luego el entusiasmo inicial desaparece —siempre ocurre; lean todos los maestros espirituales, ya que estamos, sobre esto. Siempre desaparece. Tenemos que resistir allí. Tenemos que cultivar esa semilla, incluso cuando no estamos entusiasmados. Incluso cuando ha pasado el entusiasmo inicial. Un montón de seminaristas atraviesan esa experiencia. «No tengo el mismo entusiasmo que tenía cuando escuché la palabra de Dios por primera vez». Bueno, tienes que cultivar la semilla en temporada y fuera de ella. Así que, para muchas personas que tal vez me estén escuchando ahora, que dirán, “sí, en un punto de mi vida estaba verdaderamente entusiasmado con las cosas religiosas. Y estaba entusiasmado con el Señor. Pero luego, no lo cultivé”. ¿Y qué dice aquí el Señor entonces? «Llega alguna tribulación o persecución». Bueno, sí, siempre sucede, ¿cierto? Alguna dificultad, tribulación. Alguien me ataca, alguien se burla de mí. Tienen que cultivar la semilla. Día tras día, en temporada o fuera de ella. Cuando es divertido hacerlo, cuando no es divertido hacerlo. De otro modo se esfumará. ¿Qué tal esto, entonces? “Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto”. ¡Cielos! Eso sucede muchísimo. Piensen en cuánto nos distraemos con las cosas del mundo. Oímos entonces la palabra divina, que es poderosa, poderosa, está destinada a cambiar sus vidas enteras, revolucionar sus vidas. Pero luego llega la pompa y glamur del mundo. Y comenzamos a prestar atención a todo lo que reluce y toda esta superficialidad, ahoga la palabra en nosotros. ¿A qué le están prestando atención? Esa es la pregunta aquí, creo yo. ¿A qué le estamos dedicando nuestra mente y nuestro corazón? ¿A las cosas del mundo que relucen, que pasan, que se desvanecen? O a esta palabra de Dios, que está destinada a echar raíces profundas. Permítanme cerrar con esto. El Señor dice, “En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”. Créanme. Créanme esto. Si permiten que la palabra de Dios entre en sus mentes y corazones, los cambiará. Si le prestan la atención que se merece, la riegan, la cultivan, crecerá en ustedes. Y miren, dará frutos treinta, sesenta, ciento por uno. Los animará mucho. Los hará más generosos. Los pondrá más alegres. La palabra de Dios entonces, logra su propósito si se lo permitimos. Si cooperamos con ella. Y Dios los bendiga.
Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús nos enseña la parábola del sembrador. “El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra . . . pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas espinas crecieron y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta”.
Imaginen una multitud de granjeros escuchando esta parábola y sacudiendo sus cabezas ante la extraña siembra. Habría sido expulsado del sindicato de sembradores de semillas por haber realizado algo tan irresponsable. Al igual que el sembrador ingenuo, el amor de Dios es tan extravagante que desafía todas nuestras expectativas de lo que es razonable.
El punto más importante en esta parábola es que debemos imitar el amor ingenuo de Dios. Debemos amar, no solo a quienes nos aman, no solo a quienes son como nosotros y nos apoyan, sino precisamente a quienes son diferentes y no responden del mismo modo. Nuestro sol debería brillar tanto sobre lo bueno como sobre lo malo.
La parábola del sembrador es un poco la “madre” de todas las parábolas, porque habla de la escucha de la Palabra. Nos recuerda que la Palabra de Dios es una semilla que en sí misma es fecunda y eficaz; y Dios la esparce por todos lados con generosidad, sin importar el desperdicio. ¡Así es el corazón de Dios! Cada uno de nosotros es un terreno sobre el que cae la semilla de la Palabra, ¡sin excluir a nadie! La Palabra es dada a cada uno de nosotros.
Podemos preguntarnos: yo, ¿qué tipo de terreno soy? ¿Me parezco al camino, al pedregal, al arbusto? Pero, si queremos, podemos convertirnos en terreno bueno, labrado y cultivado con cuidado, para hacer madurar la semilla de la Palabra. Está ya presente en nuestro corazón, pero hacerla fructificar depende de nosotros, depende de la acogida que reservamos a esta semilla. A menudo estamos distraídos por demasiados intereses, por demasiados reclamos, y es difícil distinguir, entre tantas voces y tantas palabras, la del Señor, la única que hace libre. (Ángelus, 12 julio 2020)
«El camino adecuado es recibir con docilidad la palabra, conocer la palabra y pedir al Espíritu la gracia de hacerla conocer. Y además dar lugar para que esta semilla germine y crezca en aquellas actitudes de bondad, docilidad, benevolencia, paz, caridad, dominio de sí: todo esto que hace el estilo cristiano».
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2017, en santa Marta).
¿Qué tipo de tierra soy?
Santo Evangelio según san Mateo 13, 1-23. Domingo XV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Creo en ti, Señor, pero necesito creer más porque a veces hay mucha oscuridad en mi vida. Confío en ti, pero quiero confiar mejor porque muchas veces dudo de ti y de tu amor.
Te quiero, pero quiero amarte más porque Tú me has amado primero y hasta el extremo. Señor, ayúdame. Enséñame a orar.
Te agradezco esta oportunidad de estar en contacto contigo. Perdona mis faltas y pecados y dame la gracia de jamás dejarte solo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-23
Un día, salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo: “Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa, pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron sobre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno, otros, sesenta: y otros treinta.
El que tenga oídos, que oiga.” Después se le acercaron sus discípulos y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?”.
Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos, pero a ellos no. Al que tiene se le dará en abundancia; pero al que tiene poco, aún eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo, no ven y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán, porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón, Porque no quieren convertirse ni que yo los salve. Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron. Escuchen pues, ustedes, lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón.
Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino. Lo sembrado sobre terreno pedregoso, significa al que oye la palabra, y la acepta inmediatamente con alegría, pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre espinos, representa aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y se queda sin fruto. En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros el sesenta; y otros, el treinta”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
La semilla siempre es del sembrador. La tierra es lo que yo te puedo ofrecer. Bien sabes, Señor, el tipo de tierra que soy. Tal vez soy terreno pedregoso, o llena de espinos, o un simple camino, pero no dejes de lanzar en mí tu semilla porque, incluso en esos campos, puede que algún día crezca lo que sembraste.
Si soy camino, ayúdame a romper el asfalto y buscar la tierra en la que puedas depositar tu semilla. Quiebra el cemento de mi soberbia, de mi orgullo, de mi vanidad. Taladra el egoísmo, la envidia y la pereza. Rompe esa capa de pavimento que se resiste a mostrar la tierra buena que hay en mí; que no se ve, pero que sí está. Por eso te pido que, por más duro que pueda ser mi corazón, no dejes de sembrar en él tu Palabra, porque ella, tarde o temprano, penetrará y, germinando, producirá frutos, así como vemos a veces que en medio de las calles surgen pequeñas plantas, que si dejamos crecer pueden destruir las más resistentes capas de asfalto.
Si soy terreno pedregoso, no te desanimes, Señor. Ayúdame con paciencia a ir sacando poco a poco todas esas piedras que impiden que tu semilla crezca sana y resistente. Ayúdame a recoger la piedra de la ira, del enojo o de la impaciencia. Toma las rocas de mi lujuria, de mi avaricia y aléjalas de mi campo. Ordena las piedras de mis defectos, de mis pecados y debilidades. Ayúdame, incluso, a ir recogiendo esas piedras grandes o pequeñas e irlas poniendo como cerco para custodiar la planta de tu Palabra.
Si soy tierra llena de espinas sigue siempre lanzando tu mensaje. Juntos, Tú y yo podemos ir arrancando esas espinas que ocupan espacio sin producir nada fecundo en mi vida, y que, por el contrario, impiden que tu buena siembra crezca y produzca en mí. Las espinas de mi falsa apariencia, de la búsqueda de recompensa por todo lo que hago, de mis dobles intenciones, de mis chismes, de mis desánimos en la lucha por la santidad. Arranca de raíz las mentiras de mi vida, las imágenes falsas que aparento ante los demás. No permitas, Señor, que todas estas cosas ensucien mi campo y ahoguen tu Palabra.
Si soy tierra buena, ayúdame a no descuidarla y mantenerla siempre disponible para acoger tu Palabra y que siga produciendo frutos abundantes. No permitas que la siembre de espinas, o que la asfalte para resistirme a tus exigencias. No permitas que crezcan en mí las plantas de la soberbia que me pueden hacer creer mejor que los demás por ser campos no tan buenos como yo, o creer que yo mismo he merecido el campo que tengo, o que es toda obra mía el poseer y cultivar un campo así. Por el contrario, que sea tierra rica en virtudes, en actitudes y sentimientos santos que acoja tu semilla y la haga crecer y fructificar según tus designios.
«El camino adecuado es recibir con docilidad la palabra, conocer la palabra y pedir al Espíritu la gracia de hacerla conocer. Y además dar lugar para que esta semilla germine y crezca en aquellas actitudes de bondad, docilidad, benevolencia, paz, caridad, dominio de sí: todo esto que hace el estilo cristiano».
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré ayudar desinteresadamente a alguien que necesite de mi ayuda.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Nuestra Señora del Carmen
Advocación Mariana, 16 de julio
Patrona de los marineros
Memoria de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, monte en el que Elías consiguió que el pueblo de Israel volviese a dar culto al Dios vivo y en el que, más tarde, algunos, buscando la soledad, se retiraron para hacer vida eremítica, dando origen con el correr del tiempo a una orden religiosa de vida contemplativa, que tiene como patrona y protectora a la Madre de Dios.
Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
En las palabras de Benedicto XVI, 15,VII,06:
«El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein). Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios. María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo hoy confiar todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo, de manera especial las de la Orden Carmelitana, entre las que recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejano de aquí [Valle de Aosta]. Que María ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración.
La estrella del Mar y los Carmelitas
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Los Carmelitas y la devoción a la Virgen del Carmen se difunden por el mundo
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos se venera en el Carmelo. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo.
A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: «Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo». En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.
La devoción a la Virgen del Carmen se propagó particularmente en los lugares donde los carmelitas se establecieron.
España
Entre los lugares en que se venera en España la Virgen de España como patrona está Beniaján, Murcia. Vea ahí mas imágenes.
América
Es patrona de Chile; en el Ecuador es reina de la región de Cuenca y del Azuay, recibiendo la coronación pontificia el 16 de Julio del 2002. En la iglesia del monasterio de la Asunción en Cuenca se venera hace más de 300 años. Es además venerada por muchos en todo el continente.
La Virgen del Carmen …y el escapulario
El escapulario no salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana.
Cada 16 de Julio recordaremos a Nuestra Señora del Carmen. Reflexionemos hoy un poco sobre esta advocación y las grandes promesas de su escapulario.
Los carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano.
En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San Simón Stock.
La Virgen Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de la muerte a los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio llevando su santo escapulario.
Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
La estrella del Mar y los Carmelitas
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Los Carmelitas y la Virgen del Carmen se difunden por Europa
La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos allí se venera. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: «Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo». En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.
¿Qué es el Escapulario carmelita?
Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican. Las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.
Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.
Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: «Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios.»
El escapulario es un sacramental
Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.
El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos. Las gracias nos vienen por nuestra respuesta de amor a Dios y de verdadera contrición del pecado, lo cual el sacramental debe motivar.
¿Cómo surgió el escapulario?
La palabra escapulario viene del Latín «scapulae» que significa «hombros». Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.
La Virgen María entrega el escapulario el 16 de julio de 1251
En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó «La flor del Carmelo» y la «Estrella del Mar» y le suplicó la protección para toda la comunidad.
En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:
«Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno»
Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.
Explicación de la Promesa
Muchos Papas, santos como San Alfonso Ligorio, San Juan Bosco, San Claudio de la Colombiere, y San Pedro Poveda, tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y llevaban el escapulario. Santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.
El escapulario tiene 3 significados
1 . El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.
Vemos en la Biblia:
-Dios cubrió con un manto a Adán y Eva después de que pecaron. (manto – signo de perdón)
-Jonás le dio su manto a David: símbolo de amistad -Elías dio su manto a Eliseo y lo llenó de su espíritu en su partida.
-S. Pablo: revístanse de Cristo: vestirnos con el manto de sus virtudes.
2 . Pertenencia a María:Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.Consagración: ´pertenecer a María´ es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.
-En 1950 Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: «que el escapulario sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos». Quien usa el escapulario debe ser consciente de su consagración a Dios y a la Virgen y ser consecuente en sus pensamientos, palabras y obras. Dice Jesús: «Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera». (Mt 11:29). El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar, pero que María nos ayuda a llevar. El escapulario es un signo de nuestra identidad como cristianos, vinculados íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación, lo que exige que seamos pobres, castos y obedientes por amor.
Al usar el escapulario constantemente estamos haciendo silenciosa petición de asistencia a la Madre, y ella nos enseña e intercede para conseguirnos las gracias para vivir como ella, abiertos de corazón al Señor, escuchando su Palabra, orando, descubriendo a Dios en la vida diaria y cercanos a las necesidades de nuestros hermanos, y nos está recordando que nuestra meta es el cielo y que todo lo de este mundo pasa. En la tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden dice: «No lleguemos a la conclusión de que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos…Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la omnipotencia suplicante de la Madre de la Misericordia.»
3. El suave yugo de Cristo:«Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana». (Mt 11:29-30)-El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.
Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.
Se debe vivir lo que significa
El escapulario es un signo de nuestra identidad como católicos, vinculados de íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente según nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación. Esto requiere que seamos pobres (un estilo de vida sencillo sin apegos materiales), castos y obedientes por amor a Dios.
En momentos de tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre, resueltos a ser fieles al Señor.
Ella nos dirige hacia el Sagrado Corazón de su Hijo Divino y el demonio es forzado a retroceder vencido.
Imposición del Escapulario:
El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice:
«Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna»
¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?
Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.
Conversiones
Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezada las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo: «Padre, yo no soy católico». «¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?», preguntó el sacerdote. «He prometido a mis amigos usarlo», explicó el paciente. «Además rezo un Ave María diariamente.» «Usted se está muriendo» replicó el sacerdote. «¿Quiere hacerse católico?» ´Toda mi vida lo he deseado», contestó el moribundo. Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.
Alerta contra abusos
El escapulario NO salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: «No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos… Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la ´omnipotencia suplicante´ de la madre de la misericordia.»
Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: «aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor.»
Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
San Claude de la Colombiere advierte: «Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario.»
Oración a la Virgen del Carmen
Súplica para tiempos difíciles
«Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.»
La Virgen del Carmen y el escapulario
Una devoción del Antiguo Testamento querida en todo el mundo
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El día 16 de julio se recuerda y celebra la festividad de Nuestra Señora del Carmen. Una devoción querida por todo el mundo.
En España son muchísimos los lugares costeros que este día celebran su día grande (Cádiz, Chiclana de la Frontera, El Puerto de Santa María, Los Realejos, Malaga, Marbella, Rota, San Fernando, Santander ó Santurce, entre ellos).
En Argentina la Virgen es venerada en numerosas ciudades a lo largo del país, incluyéndose como patrona del Ejército de los Andes, fundado por el General San Martín.
En Bolivia, el Papa Pio IX la proclamó “Patrona de Bolivia” y fue proclamada “Generala y Patrona de las Fuerzas Armadas de la Nación”.
En Chile, los agustinos trasladarían la primera imagen. Durante el proceso de emancipación, la figura fue instaurada como la “Patrona de Chile”. “Patrona del Ejército de los Andes” o “Patrona y Generala de las Armas Chilenas” son otros de sus nombres reconocidos.
En Costa Rica, todo el país acude a Puntarenas para darle gracias tras el salvamento de los tripulantes del Galileo. En Colombia los transportadores la adoptaron como su patrona por la protección e intercesión que se le atribuye a la Virgen del Carmen en situaciones de peligro. En Ecuador, Guatemala, México o Venezuela es también muy venerada por todos.
La primera interpretación de la Virgen del Carmen se encuentra en el Antiguo Testamento.
Los Carmelitas interpretan la nube de la visión de Elías (1 Reyes18,44) como un símbolo de la Virgen Inmaculada y ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
Lo explicaba Benedicto XVI, el 15 de julio de 2006:
«El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas.
El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero.
Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein).
Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios.
María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios.
Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor«.
La Virgen del Carmen, estrella del Mar
Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano.
De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar.
Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
La Virgen del Carmen acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. Poco a poco, a estos religiosos se les fue conociendo por su devoción a la Madre de Dios y esta devoción carmelitana se fue haciendo famosa por toda Europa.
En la Virgen, ven el cumplimiento ideal de Elías e incluso se llamaron: “Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo”.
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Escapulario de la Virgen del Carmen
Uno de los símbolos del amor hacia la Virgen del Carmen, lo encontramos en el Escapulario carmelita.
Desde el siglo XVI casi todos los Papas lo han vestido y propagado. El papa Juan Pablo II, que es terciario carmelita, recordó en diversas ocasiones que viste con devoción, desde niño, el escapulario del Carmen.
La Iglesia, como reconocimiento y estímulo de las más importantes verdades y prácticas cristianas, instituye las fiestas litúrgicas y ese es el valor que tiene la fiesta de la Virgen del Carmen, el 16 de julio, extendida por Benedicto XIII a toda la Iglesia universal.
Además a la Virgen del Carmen la veneran como Patrona de pescadores, marineros y toda la gente del mar; también la república de Chile bajo su advocación de Nuestra Señora del Carmen de Maipú.
Hablábamos de la Virgen del Carmen como patrona de los marineros, una bella analogía con la vida de todos los cristianos, puesto que le Virgen María, como estrella de mar nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella.
Fue entregado al General de la Orden del Carmen, san Simón Stock, según la tradición, el 16 de julio de 1.251.
Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa.
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¿Qué significa el escapulario? ¿Es sólo una moda?
Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los más importantes sacramentales marianos.
La Virgen del Carmen y el escapulario es hoy uno de los máximos exponentes de la religiosidad popular, no sólo en Andalucía, España o Iberoamérica sino en el resto del mundo.
Significados del Escapulario:
El escapulario tiene 3 significados:
1) El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.
2) Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.
3) El suave yugo de Cristo: «Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana». (Mt 11:29-30). El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.