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MATEO 5:33-37

Amigos, en el Evangelio de hoy el Señor nos enseña sobre juramentos y votos.

Aunque Jesús prohibió prestar juramento, la tradición de la Iglesia ha permitido que los juramentos «se hagan por motivos serios y justos», por ejemplo, en los tribunales. Pero la Iglesia ha empleado tradicionalmente votos para mantener los compromisos de los sacerdotes y religiosos para que, como lo expresa el Catecismo, «se conformen más plenamente al Cristo obediente».

 

 

Por ejemplo, los votos han sostenido la santidad de muchas religiosas que se han convertido en santas, incluidas Santa Catalina Drexel, una filántropa que nos ha mostrado cómo es la justicia cuando está invadida por el amor; Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia cuyo «pequeño camino» demuestra una prudencia radicalizada por Cristo; Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), filósofa y mártir que es un ícono del coraje evangélico; y Santa Teresa de Calcuta, una misionera de la caridad que encarna el poder de la pobreza y el ascetismo cuando se ponen al servicio de Jesús.

 

 

Bernabé: una vida de servicio a la comunidad

José Bernabé «hijo de la exhortación» es para la comunidad: persona capaz de consolar, exhortar, comunicar y sabe transmitir alegría, entusiasmo, ánimo, confianza. Bernabé atento a las necesidades de la comunidad pone sus bienes a disposición de la comunidad Hch 4,34-37.

Enviado Bernabé a Antioquía está atento a la acción del Espíritu.

Más tarde busca a Pablo a quien los demás miran con recelo y anima a Pablo a ponerse a disposición de la comunidad, y anima a los apóstoles, a que lo acepten.

Bernabé, encabeza la misión entre los gentiles y pronto viendo la fe y el Espíritu de Pablo, sabe retirarse a un segundo puesto; y, cede la palabra a Pablo. Bernabé da valor a la fe de los demás y a sus capacidades. Siempre atento a cada persona y a cada circunstancia, Bernabé sabe sumar evangelizadores en la comunidad y lleva consigo a Juan Marcos.

Un momento difícil vive Bernabé, con Pablo; a causa de Marcos. Hubo tal acaloramiento que se separaron uno de otro Hch 15,36-39. Más adelante supieron de nuevo llevar juntos la misión evangelizadora; otro suceso tenso en la vida de Bernabé; cuando defiende con firmeza en el primer concilio de Jerusalén que los paganos no deben circuncidarse.

Difícil para Bernabé «Cuando Pedro vino a Antioquía, comía con los gentiles, pero, cuando llegaron los judaizantes, empezó a retraerse y a separarse, temiendo a los de la circuncisión, hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar en aquel proceder hipócrita» Gal 2, 11-14.

Aprendamos del Apóstol San Bernabé a ser personas conciliadoras, que saben ver los valores positivos en las personas y en los acontecimientos, personas llenas de fe que saben descubrir la acción del Espíritu; que se dedican a reconciliar, a poner paz; que dan margen de confianza; que están más dispuestas a dialogar que a condenar y censurar; que saben discernir lo que es conveniente para el bien de la comunidad y la difusión del evangelio, que saben ver más los valores que los defectos, que deciden tender puentes que unan, sin acentuar las divisiones, personas que saben construir comunidad.

Honestidad en nuestra comunicación

El juramento es signo de la inseguridad y de la doble cara con que se realizan las relaciones humanas. Se instrumentaliza la autoridad de Dios o de las cosas santas para dar garantías a nuestros asuntos humanos.

Si no somos personas de palabra, crece la desconfianza y la sospecha recíproca, el engaño que amenaza la convivencia y daña las relaciones humanas.

Nuestra convivencia no se construye con medias verdades, con incoherencias que desmienten nuestras palabras, con juramentos que llevan la sospecha de autoengaño o mentira.

Si lo que dices es lo que haces, no hay necesidad de juramento.

Los seguidores de Jesús estamos llamados a instaurar entre nosotros, en nuestras familias y en nuestras comunidades un clima de confianza recíproca, para que podamos ser considerados sinceros sin recurrir a instancias superiores para ser creídos.

Vivir la sencillez en nuestras relaciones, honestidad en nuestra comunicación con los demás, transparencia en nuestras palabras; nos hace vivir la virtud de la religión y regula el uso de nuestra palabra en la verdad; en las relaciones humanas y las cosas santas.

La vida es transparente en la gente de palabra, a la que le basta decir sí, cuando es sí, y no, cuando es no.

Señor ayúdame a ser honesto conmigo mismo y con los demás; veraz en mis palabras en mi vida y en mi relación con los hermanos. Amén.

 

 

La vida cristiana consiste en servir. Y es muy triste, ver a los cristianos que al principio de su conversión o de su conciencia de ser cristianos, sirven, están abiertos a servir, sirven al pueblo de Dios, y luego, en cambio, acaban sirviéndose de él. Esto hace mucho daño, muchísimo, al pueblo de Dios. La vocación del cristiano es, por tanto, «servir» y nunca «aprovecharse». Esto lo vemos en la oración del Padre Nuestro, en la que rezamos, abrimos nuestros corazones, para que llegue esta gratuidad. No hay relación con Dios sin gratuidad. a veces, cuando necesitamos algo espiritual o una gracia, decimos: “Bueno, ahora ayunaré, haré penitencia, haré una novena…”. Todo esto está bien, pero tengamos cuidado: no se trata de “pagar” por la gracia, de “comprar” la gracia; se trata de ensanchar tu corazón para que la gracia venga. La gracia es gratuita. Esta relación de gratuidad con Dios nos ayudará a tenerla con los demás, tanto en el testimonio como en el servicio cristiano y en la vida pastoral de los pastores del Pueblo de Dios. (Homilía Santa Marta, 11 junio 2019)

 

 

Bernabé, Santo

Apóstol, 11 de junio

Martirologio Romano: Memoria de san Bernabé, apóstol, varón bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe, que formó parte de los primeros creyentes en Jerusalén, predicó el Evangelio en Antioquía e introdujo entre los hermanos a Saulo de Tarso, recién convertido. Con él realizó un primer viaje por Asia para anunciar la Palabra de Dios, participó luego en el Concilio de Jerusalén y terminó sus días en la isla de Chipre, su patria, sin cesar de difundir el Evangelio († s. I).

Breve Biografía

“José, llamado por los Apóstoles Bernabé, que quiere decir hijo de consolación, levita, natural de Chipre, tenía un campo; lo vendió y llevó el dinero a los pies de los Apóstoles”. Así nos lo presentan los Hechos de los Apóstoles. Antiguas fuentes refieren que Bernabé, llamado Apóstol por Los mismos Hechos, aunque no pertenecía a los Doce, fue probablemente uno de los setenta discípulos de los que habla el Evangelio. En todo caso es una figura de primer plano en la fervorosa comunidad cristiana, que se formó en Jerusalén después de Pentecostés. Los Apóstoles tenían mucho aprecio a Bernabé y lo escogieron para la evangelización de Antioquía.

Bernabé es el hombre de las grandes intuiciones. En Antioquía se dio cuenta inmediatamente de que ese era un terreno apto para sembrar la palabra de Dios. Fue a decirlo a Jerusalén y pidió la aprobación para ir en busca del neoconvertido Saulo, sacándolo de su retiro en Tarso. Así comenzó su extraordinaria asociación. Después de un año de trabajo, habían logrado tantas conversiones que “hicieron noticia”, como se diría hay en el lenguaje periodístico. Dicen los Hechos de los Apóstoles: “Por primera vez los discípulos tomaron el nombre de cristianos en Antioquía”.

Saulo, que ahora prefería usar el nombre romano de Pablo, y Bernabé, satisfechos por haber abierto el camino al anuncio evangélico entre los paganos, partieron hacia otros lugares. Primera etapa Chipre, patria de Bernabé, que había llevado consigo a su joven primo Juan Marcos, el futuro evangelista. Otra magnifica elección, aunque más tarde, al comienzo del segundo y más peligroso viaje misionero, el joven no estaba muy decidido y Pablo no creyó oportuno cambiar el programa, y prefirió separarse inclusive de Bernabé, que se quedó en Chipre.

Pablo y Bernabé, dos personalidades diferentes, que se complementan mutuamente. En Listra, al final del primer viaje misionero, durante la predicación Pablo notó la presencia de un pobre tullido. “Levántate y camina”, le dijo. Y el tullido quedó curado. “La muchedumbre, al ver lo que Pablo había hecho, comenzó a gritar: ¡Los dioses en forma humana han bajado hasta nosotros! Y a Bernabé lo llamaban Júpiter, y a Pablo Mercurio, porque era el más elocuente de los dos”. A Bernabé se le atribuye la paternidad de la Carta paulina a los Hebreos y de otro escrito, llamado El Evangelio de Bernabé, ahora perdido. Después que se separó de Pablo, no se tienen más noticias de Bernabé. Escritos apócrifos hablan de un viaje a Roma y de su martirio, hacia el año 70, en Salamina, por mano de los judíos de la diáspora que lo lapidaron.

 

 

Hombre de paz

Santo Evangelio según san Mateo 10, 7-13. San Bernabé Apóstol

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, te doy gracias por la especial protección que me has dado en este día. Alcánzame la gracia de ser siempre fiel a tu amistad y haz que este momento se convierta en un verdadero encuentro, un encuentro que me anime a hacer lo que debo hacer, andar hacia donde Tú me llamas y así logre cumplir tu voluntad.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-15

En aquel tiempo, envió Jesús a los Doce con estas instrucciones: “Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente.

No lleven con ustedes, en su cinturón, monedas de oro, de plata o de cobre. No lleven morral para el camino ni dos túnicas ni sandalias ni bordón, porque el trabajador tiene derecho a su sustento.

Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, pregunten por alguien respetable y hospédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar, saluden así: ‘Que haya paz en esta casa’. Y si aquella casa es digna, la paz de ustedes reinará en ella; si no es digna, el saludo de paz de ustedes no les aprovechará. Y si no los reciben o no escuchan sus palabras, al salir de aquella casa o de aquella ciudad, sacudan el polvo de los pies. Yo les aseguro que el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos rigor que esa ciudad”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El mandato de Dios es claro: «Id y proclamar».

Cada persona que ha descubierto, vivido y experimentado la vida cristiana está llamada a compartir el tesoro que ha encontrado. Cuando se habla de lo nuestro y el corazón se enciende, es en este momento en donde el Reino de Cristo se extiende hasta los confines de la tierra, hasta los confines del interior de cada persona.

A lo largo de nuestra vida podremos encontrar a Dios en el sencillo obrar de un humilde hombre, o incluso en medio de la soledad al sentirnos acompañados. Es increíble la cantidad de lugares en donde se puede proclamar el mensaje de esperanza que Dios nos dejó desde la cruz, desde la Eucaristía y desde el cielo. Ahora, Él deja su mandato para que nosotros lo transmitamos con pasión y conciencia de lo que ha hecho por nosotros.

 

 

Este reino no consiste en muros, casas o castillos, sino que se difunde a través de todas las personas que abandonan su oro, su túnica, su bastón y, saliendo de su propia comodidad, salen al encuentro de Dios. Salen de sí mismos para empezar a construir, no una casa para sus propios intereses, sino un reino para Cristo.

Tomemos conciencia de lo que proclamamos, que «el reino de los cielos está cerca».

«El Evangelio se realiza cuando el camino de la vida llega al don. Dar gratuitamente, por el Señor, sin esperar nada a cambio: esta es la señal segura de que se ha encontrado a Jesús, que dice: “Gratis habéis recibido, dad gratis”. Hacer el bien sin cálculos, incluso cuando nadie nos lo pide, incluso cuando no ganamos nada con ello, incluso cuando no nos gusta. Dios quiere esto. Él, que se ha hecho pequeño por nosotros, nos pide que ofrezcamos algo para sus hermanos más pequeños. ¿Quiénes son? Son precisamente aquellos que no tienen nada para dar a cambio, como el necesitado, el que pasa hambre, el forastero, el que está en la cárcel, el pobre». (Homilía de S.S. Francisco, 6 de enero de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Me examinaré preguntándome si estoy convencido de lo que proclamo como hombre de Reino.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Un camino de cruz al Reino de los cielos

Dios nos revela mensajes llenos de sabiduría y entendimiento cuando nos disponemos a cargar nuestra cruz

 

“El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir, a los que lo acogen con un corazón humilde” (CIC,) Dios le ha revelado las cosas sabias a los pequeños y humildes de corazón. ¿Qué significa esto? Dios nos revela mensajes llenos de sabiduría y entendimiento cuando nos disponemos a cargar nuestra cruz. ¿Por qué la cruz? Símbolo perfecto del cristiano, bendito madero de sufrimiento y redención. Jesús siempre fue ejemplo perfecto de humildad, de hacerse pequeño y de servicio, toda su vida pública estuvo plagada de estos ejemplos, pero sin duda alguna, la mayor prueba de amor fue en la cruz. Un cordero inmolado por nuestras culpas, sin mancha alguna, convirtiéndose en la nueva alianza, sometiéndose a la voluntad del Padre, con plena conciencia y libertad, que forma más grandiosa de Amor. Por la Cruz de Cristo se estableció su reino, Regnavit a ligno Deus («Dios reinó desde el madero de la Cruz»).

El pecado más grave de Adán y Eva no fue la desobediencia, la raíz de su desobediencia fue la soberbia, el querer ser como Dios. En Génesis encontramos el diálogo de la serpiente (el maligno) y Eva cuándo ésta la tienta para comer del árbol del conocimiento.

«La mujer respondió a la serpiente: Podemos comer de los frutos de los árboles del jardín, pero no de ese árbol que está en medio del jardín, pues Dios nos ha dicho: No coman de él ni lo prueben siquiera, porque si lo hacen morirán. La serpiente dijo a la mujer: No es cierto que morirán. Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se les abrirán a ustedes los ojos; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es.» (Génesis, 2:5)

La soberbia de Adán y Eva fue su perdición es por ello qué es uno de los pecados preferidos por el maligno y constantemente nos tienta para pretender ser como Dios. Juzgar severamente, buscar vanagloria y reconocimientos, no querer perdonar, son algunos ejemplos de como la soberbia se apodera de nuestro corazón. Justamente por eso, Jesús fue un gran ejemplo humildad, la virtud contraria al pecado de la soberbia. De hecho, Jesús es conocido como el nuevo Adán, porque si por la soberbia fuimos heridos, por la humildad somos redimidos, gracias a Cristo inmolado en la cruz.

La cruz es nuestro mejor elemento para poder redimir nuestros pecados en esta tierra y poder entrar al reino de los cielos. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que Dios en su infinita misericordia nos perdona a través del sacramento de la reconciliación, pero es necesario expiar nuestras culpas a través de la oración, limosna, acto de contricción y también realizar genuinas obras de misericordia. El camino al Reino celestial implica forzosamente una serie de vicisitudes, obstáculos, humillaciones y mortificaciones, de hecho, si observamos con detenimiento el común denominador de la vida de los santos, podemos encontrar un camino de cruz en cada uno de sus testimonios. Para poder entrar al reino de los cielos, debemos ser pequeños, como niños, Jesús mismo lo dice: «Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos” (Mateo 18, 3) Particularmente, lo que Jesús quería denotar en el niño, es su pureza y humildad, (recordemos como sentíamos, actuábamos y pensábamos de muy pequeños) solo así podremos participar de la gloria de Dios en el Paraíso. Es por ello, que como cristianos debemos de buscar, aceptar y abrazar nuestra cruz, la cual es personal e intransferible. En Lucas 24:26, muestra que para «entrar en su gloria”, es necesario pasar por la Cruz. Es por ello, que resulta nuestro deber como cristianos aceptar gustosos nuestra cruz, aceptar las humillaciones que Dios permite en nuestra vida, afrontar con valentía y amor las tragedias vividas, entendiendo siempre, que sin importar las dificultades, obstáculos y tristezas, resucitaremos con Cristo en la la cruz de Cristo. No se trata de aceptar el dolor y sufrimiento sin sentido, sino de comprender que precisamente ese dolor y sufrimiento tienen un sentido para nuestra propia redención ante los ojos misericordiosos de nuestro Señor.

 

 

El deber del cristiano es exaltar la cruz, la gloriosa cruz con la cual Jesucristo nos salvó, sin merecerlo, exaltando el maravilloso acto de amor y esperanza que en los momentos más obscuros nos donó. «Para un cristiano, exaltar la cruz quiere decir entrar en comunión con la totalidad del amor incondicional de Dios por el hombre. Es hacer un acto de fe. Exaltar la cruz, en la perspectiva de la resurrección, es desear vivir y manifestar la totalidad de este amor. Es hacer un acto de amor. Exaltar la cruz lleva a comprometerse a ser heraldos de la comunión fraterna y eclesial, fuente del verdadero testimonio cristiano. Es hacer un acto de esperanza. La locura de la Cruz es convertir el sufrimiento en grito de amor a Dios» (Papa emérito Benedicto XVI, 2012).

 

 

«Las redes de familias son un antídoto contra la soledad»

Audiencia del Papa Francisco a la Federación de las Asociaciones de Familias Católicas en Europa.

 

 

Por: Sebastián Sansón Ferrari | Fuente: Vatican News

“Este encuentro es jubilar: ustedes celebran 25 años, y es bueno celebrar y agradecer”: este es el mensaje del Papa Francisco durante su discurso a la Federación de Asociaciones de Familias Católicas en Europa (FAFCE), a cuyos integrantes recibió al mediodía de este viernes 10 de junio en el Palacio Apostólico.

“Lamentablemente en este momento Europa, y diría especialmente las familias en Europa, viven un momento que, para muchas, es trágico y para todas es dramático a causa de la guerra en Ucrania”, manifestó el Santo Padre.

“No quieren la guerra”

Francisco les aseguró que adhiere a la declaración del Consejo de la Presidencia de la FAFCE, cuando el 6 de mayo de 2022 expresaron: “Madres y padres, más allá de sus nacionalidades, no quieren la guerra. La familia es la escuela de la paz”. Luego, comentó: “Las familias y las redes de familias estuvieron y están en la primera línea de acogida de los refugiados, especialmente en Lituania, Polonia y Hungría”.

 

 

Las familias y el Sínodo

El Pontífice resaltó el compromiso cotidiano de FAFCE por las familias. Les dijo: “Ustedes prestan un doble servicio: llevan su voz a las instituciones europeas y trabajan para formar redes familiares en toda Europa. Esta misión está en plena consonancia con el camino sinodal que estamos viviendo, para que la Iglesia sea más una familia de familias”.

El Papa les agradeció por el seminario que organizaron en colaboración con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, centrado en brindar testimonio sobre la belleza de la familia.

Francisco y su llamamiento a favorecer la natalidad

El Santo Padre reiteró la exhortación que les dirigió hace cinco años, el 1° de junio de 2017, a continuar el trabajo para favorecer la natalidad y la consolidación de redes de familias. “Es un servicio valioso, porque se necesitan lugares, encuentros, comunidades en los que las parejas y las familias se sientan acogidas, acompañadas, nunca solas. Es urgente que las Iglesias locales, en Europa y fuera de ella, se abran a la acción de los laicos y de las familias que acompañan a las familias”, afirmó Francisco.

 

 

“Hoy vivimos no solo una época de cambios, sino un cambio de época. Su trabajo tiene lugar en este cambio, que a veces puede provocar el riesgo de desánimo. Pero, con la gracia de Dios, estamos llamados a trabajar con esperanza y confianza, en comunión efectiva con la Iglesia”.

El Papa recordó el Memorándum de Entendimiento firmado el año pasado por la FAFCE con el Consejo de Conferencias Episcopales Europeas y para la cooperación con la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, “en cuyas oficinas, dijo, se encuentra su Secretaría General en Bruselas”.

El desafío de enfrentar el consumismo y el individualismo

Además, como nos recuerda una de sus recientes resoluciones, «tener hijos nunca debe considerarse una falta de responsabilidad hacia la creación o sus recursos naturales». El concepto de «huella ecológica» no puede aplicarse a los niños, ya que son un recurso indispensable para el futuro. Por el contrario, hay que abordar el consumismo y el individualismo, mirando a las familias como el mejor ejemplo de optimización de recursos» (FAFCE, Familias por un Desarrollo Integral y Sostenible, 26 de octubre de 2021).

 

 

La pornografía, amenaza para la salud pública

A continuación, el Santo Padre se refirió a la necesidad de denunciar “la lacra de la pornografía”, ahora difundida por todas partes a través de la web, “como un ataque permanente a la dignidad de hombres y mujeres”.

El Papa explicó que no se trata solo de proteger a los niños -una tarea urgente para las autoridades y para todos nosotros-, sino también de declarar la pornografía como amenaza para la salud pública.

Francisco retomó sus palabras en el discurso a los participantes en el congreso “La dignidad del menor en el mundo digital”, cuando dijo que “sería un grave engaño pensar que una sociedad en la que el consumo anómalo de sexo en la red se extiende entre los adultos será capaz de proteger eficazmente a los menores”.

De acuerdo con el Santo Padre, “las redes familiares, en colaboración con las escuelas y las comunidades locales, son fundamentales para prevenir y combatir esta lacra, curando las heridas de quienes se encuentran en la vorágine de la adicción”.

Los vientres de alquiler

“La dignidad de hombres y mujeres también se ve amenazada por la práctica inhumana y cada vez más extendida de los “vientres de alquiler”, en la que se explota a las mujeres, casi siempre pobres, y se trata a los niños como mercancía”.

La FAFCE, el testimonio de unidad y el trabajo por la paz

 

 

Francisco agradeció que, en los últimos cinco años, la FAFCE acogiera en su seno a diez nuevas organizaciones familiares y a cuatro nuevos países europeos, entre ellos Ucrania.

“La pandemia de la soledad”

Por último, el Pontífice reflexionó sobre la pandemia de la soledad:

“Si muchas familias se han redescubierto como Iglesias domésticas, también es cierto que demasiadas familias han experimentado la soledad, y su relación con los Sacramentos se ha convertido a menudo en algo meramente virtual. Las redes familiares son un antídoto contra la soledad. De hecho, por su propia naturaleza, están llamados a no dejar a nadie atrás, en comunión con los pastores y las Iglesias locales”.

La soledad, la enfermedad más grave de este tiempo

Nuestro colega Felipe Herrera-Espaliat, de la redacción central de Vatican News, dialogó con el presidente de la FAFCE, Vincenzo Bassi, quien declaró que el desafío más grande es intentar crear redes de familias que puedan ayudar a superar problemas que se pueden enfrentar más fácilmente estando juntos unos con otros.

 

 

“Es un tiempo nuevo, con desafíos, pero entendemos más la importancia de la comunidad católica, que está hecha por familias. Creo que se puede mirar al futuro sin perder la esperanza”, señaló Bassi.

 

 

El New Age confunde la gracia con la energía cósmica

 

 

Con prólogo del obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, el sacerdote Gonzalo Len acaba de publicar su última obra, New Age. El desafío, de la editorial Stella Maris, en la que alerta al mundo católico sobre una supuesta pérdida de relevancia de la Nueva Era, cuando el desafío es aún mayor ya que su protagonismo afecta a «algunos caminos espirituales en el interior de la Iglesia» porque, entre otras cuestiones, «confunde a Dios personal con lo divino, la salvación con la conexión sanadora y la oración con la meditación egocéntrica».

-En su último libro, New Age. El desafío, expone los principales fundamentos de este movimiento y los retos para la Iglesia católica. ¿Los podría enumerar brevemente?

En resumen se puede decir que la «New Age» es un milenarismo con un paradigma alternativo. Es decir, tiene un mensaje de cambio epocal en torno al 2000 (de la era de Piscis a la de Acuario; de una época oscura y dividida a una luminosa y armoniosa) y presentan un nuevo paradigma de aproximación a la realidad (fundamentalmente se trata de comprender el universo como un gran organismo vivo, totalmente interconectado) y lo presentan como alternativo (la modernidad y el cristianismo han fracasado), como la única respuesta a los males actuales.

-La «New Age» busca la satisfacción personal mediante sincretismos de todo tipo, ¿en qué modo distrae la atención para reconocer a Cristo como el Hijo de Dios que ha intervenido e interviene directamente en los asuntos humanos?

Distrae la atención por su paradigma de fondo, no siempre fácil de ver. Si el universo es un gran organismo vivo, todo interconectado e identificado como lo divino, el planteamiento espiritual y salvífico está orientado a la conexión con ese ser vivo, con la energía cósmica. Para esa conexión «trascendente» hay muchísimas terapias y prácticas que a fin de cuentas no hacen sino resaltar la «experiencia», que termina convirtiéndose en la fuente de la verdad («la experiencia es la verdad») y centrando a la persona en sí misma.

Se confunde a Dios personal con lo divino, la salvación con la conexión sanadora, la oración con la meditación egocéntrica, la gracia con la a energía cósmica, etc.

Y este paradigma mina la fe la fe en el Señor Jesús e indispone para ella.

-¿Qué le ha urgido a escribir este libro cuando parece que la «New Age» es un tema del que hoy se habla escasamente, incluso en el mundo católico?

Hay un punto importante a considerar: el nombre «New Age» hoy en día se usa poco. Pero eso no significa que su presencia nociva haya disminuido. A la «New Age» se le conoce mucho más por sus manifestaciones que por su nombre. Ponemos unos ejemplos: el eneagrama, los niños índigo, el reiki, la reencarnación, el «channeling», los métodos para la expansión de la conciencia, los métodos para la relajación y armonía, la meditación trascendental (y otras), la energía cósmica y los centros energéticos (Stonehenge, Nazca, Cuzco, etc.), los ángeles (fuera del contexto bíblico), los alienígenas, las flores de Bach, etc

Su actualidad y desafío se ve más claramente cuando se comprende que la gran diversidad de manifestaciones tiene cierta unidad de fondo.

Hay otros nombres que también identifican este fenómeno tan complejo: holística, espiritualidad alternativa, autoayuda, esoterismo. Mantuvimos el nombre «New Age» porque remite a sus orígenes en los 60s y 70s y permite encontrar allí sus presupuestos y planteamientos principales que, en lo esencial, no han cambiado.

-¿En qué modo ve que esta afectando actualmente a la jerarquía o liturgias católicas?

No he tenido la oportunidad de constatar que afecte a la jerarquía. Más bien no son pocos los obispos que han manifestado su preocupación por la «New Age» y han buscado salir al encuentro de diversas maneras.

Sin duda, en no pocos lugares ha influenciado al interior de la Iglesia en algunos caminos espirituales y prácticas pastorales.

El Papa Juan Pablo II advirtió hace unos años a un grupo de obispos de Estados Unidos sobre la influencia de la «New Age» en la vida de la Iglesia: «Las ideas de la Nueva Era a veces se abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe de la Iglesia»

-En su libro expone algunas formas de cómo se ha ido asumiendo, casi por osmosis, por los seglares. A su juicio, ¿cuáles son actualmente las más notorias?

Podemos señalar algunas: la idea de un dios impersonal, la trascendencia como inmanencia, la salvación como autosalvación, la gracia como energía cósmica, la oración como relajación y autocontrol, la verdad moral como experiencia y el destino eterno como reencarnación.

-Como especialista del tema, ha disertado sobre él en muchos lugares de Europa y Sudamérica, ¿dónde cree que afecta más en los usos y costumbres?

Sin duda, hay una presencia mayor en los países del primer mundo occidental, pero considero que ningún lugar se libra de su influencia. En términos sociológicos la «New Age» tiene poquísima presencia en ámbitos de pobreza material. Es atractiva y apelante en ámbitos de mayor prosperidad económica, en personas que han tenido cierta cultura y sensibilidad religiosa, agotadas por el modelo materialista, y que buscan una solución más profunda para sus vidas pero que al mismo tiempo sea fácil y sin mucho compromiso. No hay que olvidar que la «New Age» crece, en parte, porque hay personas en búsqueda de Dios y con anhelos de una vida reconciliada. No es solo atractiva para los amantes de lo oculto y alternativo sino para muchos hombres y mujeres que quieren una respuesta que esté un poco más allá de la que presenta una cultura secularizada.

-¿Cuáles son los principales grupos de poder que siguen promoviendo actualmente el modo de vivir «New Age»?

No he investigado este punto. Me parece que el desafío es más antropológico: la «New Age» crece porque está dando a las personas una respuesta atractiva, aunque sea un sucedáneo. El desafío para la Iglesia es salir al encuentro de las personas haciendo presente al Señor Jesús, el único capaz de responder a las hambres más profundas de las personas de todo tiempo y lugar. Aquí entra la llamada a la Nueva Evangelización: nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión.

 

 

Las 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús

Jesús promete derramar abundantes bendiciones y con una generosidad verdadera a quien honre a Su Divino Corazón

 

 

Santa María Margarita de Alacoque, en sus escritos, insiste una y otra vez en el deseo ardiente que tiene Jesús en derramar bendiciones con una generosidad verdadera a quien honre a Su Divino Corazón

Estas promesas están dirigidas a todo tipo de personas: a las fervorosas, a las tibias y sobre todo a los pecadores. Abraza a todas las condiciones de vida: sacerdotes, religiosos y seglares. Prometen alivio a los afligidos, resistencia a la tentación, consuelo a los afligidos, paz a las familias, bendiciones en el hogar, el éxito en nuestras empresas, la misericordia al pecador, alta santidad a las almas fervorosas, valor para los corazones fríos. También prometen gran poder a los sacerdotes y consagrados para ablandar los corazones más endurecidos. Prometen fuerza y valor en nuestro lecho de muerte, y nos hablan del don inestimable de la perseverancia final y de un refugio en el Corazón de Jesús en el último momento de vida.

En las palabras brillantes de Santa Margarita María las promesas encierran el misterio del amor de Dios:

«Jesús me mostró cómo esta devoción es, por así decirlo, el esfuerzo final de su amor, el último invento de su caridad ilimitada»

A continuación, explicaremos una por una el significado de las 12 promesas que nuestro Señor dejó a los devotos de su Sagrado Corazón

1.- «Daré a las almas devotas, todas las gracias necesarias para su estado de vida».

Los deberes de nuestra vida diaria son numerosas y a menudo bastante difíciles. Dios nos concede, en respuesta a la oración y la recepción frecuente de los sacramentos, todas las gracias necesarias para nuestro estado de vida. Hay también gracias extraordinarias que se encuentran fuera de la acción normal de la Providencia de Dios, gracias que Él da a sus amigos especiales. Estas son las gracias más eficaces, las más abundantemente dadas a los devotos del Sagrado Corazón.

2.- «Voy a establecer la paz en sus hogares».

«La paz es la tranquilidad del orden, la serenidad de la mente, con sencillez de corazón, es el vínculo de la caridad». (San Agustín) Fue la primera cosa que los ángeles desearon a los hombres en el nacimiento de Jesús. Nuestro Señor mismo ordenó a sus discípulos que dieran la paz: «En cualquier casa donde entréis, decid primero: ¡Paz a esta casa» (Lucas 10,5)

En el Corazón de Jesús se encuentra la verdadera paz, que hace que la casa sea su reflejo y el anticipo de nuestro hogar celestial

3.- «Voy a consolarlos en todas sus aflicciones»

El deseo de consolar a los tristes es la marca de un corazón noble y amable. El Sagrado Corazón es el más noble y generoso de los corazones, tanto humano como divino. ¿Cómo nos consuela? No necesariamente liberándonos de la tristeza y aflicción. Él conoce, el valor inmensurable de la cruz y por medio de ella, tenemos que expiar nuestros pecados. Por su gracia, Él hace lo que lo doloroso sea tolerable.

«Yo siempre les hablo con toda franqueza y tengo sobrados motivos para gloriarme de ustedes. Esto me llena de consuelo y me da una inmensa alegría en medio de todas las tribulaciones» (2 Cor. 7,4)

4.- «Voy a ser su refugio seguro en la vida, y sobre todo en la hora de la muerte».

 

«Uno de los soldados abrió el costado de Jesús con una lanza, y al instante salió sangre y agua.» (Juan 19,34)

El costado de Cristo se abrió para demostrar que la Divina Providencia quiso que todos los hombres encontrasen en su Corazón Divino un refugio seguro contra los enemigos de nuestra salvación. En su Corazón podemos encontrar protección, fuerza en nuestra fragilidad, la perseverancia en nuestra inconstancia, refugio seguro en los peligros, fatigas de la vida y en la hora de la muerte.

5.- «Voy a conceder abundantes bendiciones sobre todo a sus empresas temporales y espirituales».

Dios es amor. Él está dispuesto a dar a sus hijos abundantes bendiciones temporales, siempre que no pongan en peligro nuestros intereses eternos. Su especial Providencia protege y vela por los devotos al Sagrado Corazón con gran amor y ternura. Sin embargo, no debemos desanimarnos si nuestras oraciones, pidiendo favores temporales, no son contestadas siempre, porque Dios siempre pone nuestro bien eterno antes de nuestro bien temporal.

6.- «Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia»

La redención es el drama inmortal de la misericordia de Dios; y nuestro Divino Redentor es, por así decirlo, la Misericordia de Dios Encarnado. «…porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia» (Sal. 129,7)

En la tierra, el Corazón de Jesús estaba lleno de misericordia hacia todos. Ahora en su humanidad glorificada en el cielo, Jesús sigue mostrando Su misericordia sin límites, «viviendo siempre para interceder por nosotros.» (Heb. 7,25)

7.- «Las almas tibias se harán fervorosas»

La tibieza es un estado moribundo y lánguido del alma que ha perdido su interés en la religión. El Espíritu Santo expresa disgusto profundo para un alma así:

«Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.» (Ap 3,15-16)

El único remedio para la tibieza es la devoción al Sagrado Corazón, que vino «a traer fuego sobre la tierra», es decir, para inspirar a los corazones fríos y tibios con un nuevo temor y el amor de Dios.

8.- «Las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección».

La mayor perfección es la recompensa que Jesús otorga a los devotos fervientes de su Divino Corazón; esta devoción tiene, como su fruto especial, transformarnos en gran semejanza a Nuestro Señor. Esto enciende en nuestros corazones el fuego del amor divino, que, como dice San Pablo: «es el vínculo de la perfección.» (Col 3,14)

A través de la devoción al amor del Sagrado Corazón, se dará paso a un celo ardiente por igualar nuestros intereses a los de Jesús

9.- «Bendeciré a cada lugar en el que se exponga y se venere una imagen de mi sagrado corazón».

Las imágenes religiosas son una poderosa y atractiva fuente de inspiración. El Sagrado Corazón es un libro abierto en el que podemos leer el infinito amor de Jesús hacia nosotros en su pasión y muerte. Nos muestra su Corazón, cortado y abierto por la lanza, todo resplandeciente como un horno ardiente de amor, cuyas llamas aparecerán brotando desde la parte superior. Está rodeado de espinas, el angustiante golpe de amor ignorado. Quizás esto siempre nos impulse a los actos de amor y de generosidad.

10.- «Daré a los sacerdotes y a todos aquellos que se ocupan de la salvación de las almas, el don de tocar los corazones más endurecidos».

La conversión de un pecador ocurre a veces por gracias extraordinarias. Dios nunca va a forzar a la libre voluntad de un ser humano. Pero Él puede otorgar gracias con las cuales impulsa al pecador a vencer la actitud rebelde que tienen las almas pecadoras más obstinadas. Esto, entonces, es lo que ocurre en el caso de los sacerdotes que están animados con gran devoción al Sagrado Corazón.

11.- «Los que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y nunca serán borrados».

Esta promesa otorga a los promotores de la devoción al Sagrado Corazón una recompensa maravillosa: «tendrán sus nombres escritos en mi Corazón». Estas palabras implican una amistad fuerte y fiel de Cristo mismo, y nos presenta el «Libro de la Vida» de San Juan: «No voy a borrar su nombre del libro de la vida.» (Ap 3,5)

 

 

12.- «A los que comulguen el primer viernes de cada mes, durante nueve meses consecutivos, le concederé la gracia de la perseverancia final».

Esta promesa contiene una gran recompensa, que es nada más y nada menos que el cielo eterno. «La perseverancia final es un don gratuito de la bondad de Dios, y no puede ser merecido como un derecho adquirido por cualquier acto individual que hagamos» (Concilio de Trento) Se da como la recompensa por una serie de actos continuos hasta el final: «El que persevere hasta el final se salvará» (Mat. 10,22).

 

 

Nardo del 11 de Junio

¡Oh Sagrado Corazón, desgarrado en el Huerto!

 

 

Meditación: Señor, estás solo…solo desde hace 20 siglos…solo hoy…solo en el Getsemaní…solo en Tu sufrimiento. Como en aquel tiempo, sentís frío, el frío del abandono, el frío del dolor, el frío de la falta de fe y amor. Frío y soledad en el Huerto…frío y soledad en el Sagrario. Los hombres de hace dos mil años y los hombres del mundo actual se olvidaron del Maestro, de que nos hiciste Tus amigos, y nos tomaste como hermanos. Tú, el mismo Dios, te hiciste pequeño. Tú, el Dueño, el Hombre Dios, has sido nuevamente olvidado por todos aquellos que decimos ser Tus testigos, que te seguimos, pero nos quedamos dormidos. ¡Somos tibios!. Nuevamente no oramos…como antaño…no te acompañamos ni reparamos las ofensas que a través del pecado desgarran Tu Sagrado Corazón. Por todo ello Señor, Mi Dios, perdón.

Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Adoremos al Señor en el Sagrario, meditando particularmente respecto de todo lo que El nos da, y también sobre nuestras faltas de caridad.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

 

 

Santa Paola Frassinetti, una inspiración para las chicas sin recursos

Conoce la historia de superación de la fundadora de la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea

 

 

Paola Frassinetti nace el 3 de marzo del 1809 en Génova. A los 9 años muere su madre y a los 12 su padre. Huérfana de madre y padre tuvo que cuidar a sus 4 hermanos, con la ayuda de su tía hasta cuando pudo y luego completamente sola.

Su hermano Giuseppe fue ordenado sacerdote en el año 1827, lo que contribuyó al deseo en la joven de consagrarse a Dios.

Pidió entrar en algunos monasterios pero no fue aceptada, ya que a los 19 años comenzó a tener problemas de salud.

Fue entonces cuando su hermano Giuseppe, el año 1830, invitó a Paola a vivir con él en Quinto (Liguria), con la esperanza de que el mejor clima beneficiara su mala salud.

Conociendo sus cualidades como excelente catequista y maestra, Padre Giuseppe abre en su parroquia una escuela para chicas de pocos recursos y pone a Paola a sus cuidados.

Paola enseñó a las chicas catecismo, un poco de lectura y algunos trabajos. Sin darse cuenta, inmediatamente ejerció un encanto irresistible sobre ellas con su bondad.

La que más se encariñó con Frassinetti fue Marianna Danero, quien compartió su idea y deseo de establecer una congregación religiosa para la educación e instrucción de las jóvenes, ya que no contaba con la dote necesaria para ingresar al convento.

Y así, superando muchas dificultades iniciales, fundó la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea para la formación cristiana de la juventud femenina.

Las Hijas de Santa Dorotea

El 19 de mayo de 1841, la Madre Paola fue a Roma, acompañada por dos novicias, para abrir una casa.

En esa ocasión fue recibida por el papa Gregorio XVI, quien se mostró complacido con las Hermanas Dorotianas.

Con la ayuda primero de Gregorio XVI y luego de Pío IX, a Paola le vienen encargada nuevas tareas. Como el «conservatorio» (reformatorio de mujeres) en Sant’Onofrio al Gianicolo, que se convertirá en la sede del instituto.

En 1865 pidió abrir una casa en Brasil, luego en Portugal. Las casas de las Hijas de Santa Dorotea se convertirán en noventa en el siglo XX en distintos países.

Su muerte

Debilitada por la fatiga y dos veces sufrió apoplejía, muere el 11 de junio de 1882 en la Casa General de su Congregación en Roma.

Fue beatificada por el papa Pío XI el 8 de junio de 1930 y canonizada por el papa Juan Pablo II el 11 de marzo de 1984.

Su cuerpo incorrupto es visible bajo el altar de la capilla de las Doroteas en Roma.

Oración

Oh Santa Paola, que con humildad y fe ardiente,
te abandonaste totalmente a la voluntad de Dios,
segura de su bondad y de sus promesas,
por intercesión haz que, confiando con amor en la misericordia del Señor,
obtenga de su corazón la gracia que deseo ardientemente. Gloria
Oh Santa Paola, que en los días de prueba,
en el sufrimiento del cuerpo y en la angustia del alma,
siempre has esperado con firme confianza en la infinita misericordia de Dios,
haz que a través de su intercesión,
esperando filialmente en la bondad del Señor que socorre en mis miserias,
obtenga de su Corazón la gracia que deseo ardientemente. Gloria
Oh Santa Paola, que pusiste toda tu alegría en el amor al Señor y en su Cruz,
obteniendo ayuda fraterna y materna a todas las miserias del corazón,
haz por tu intercesión que amando fervientemente a Dios y al prójimo por amor a Dios, obtenga de su Corazón la gracia que deseo ardientemente. Gloria