.

 

 

Cirilo y Metodio, Santos

Memoria litúrgica, 14 de febrero

Apóstoles de los eslavos

 

Martirologio Romano: Memoria de los santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo, hermanos nacidos en Tesalónica, que fueron enviados a Moravia por el obispo Focio de Constantinopla para predicar la fe cristiana, y allí inventaron signos propios para traducir del griego a la lengua eslava los libros sagrados. En un viaje que hicieron a Roma, Cirilo, que antes se llamaba Constantino, enfermó y, habiendo profesado como monje, descansó en el Señor en este día († 869). Metodio, constituido obispo de Sirmium por el papa Adriano II, evangelizó toda la región de Panonia, y en todas las dificultades que tuvo que soportar fue siempre ayudado por los Pontífices Romanos, recibiendo finalmente el premio por sus trabajos en la ciudad de Velherad, en Moravia, el día 6 de abril († 885).

Breve Biografía

Los dos hermanos Miguel y Constantino, que como monjes tomaron el nombre de Metodio y Cirilo respectivamente, realizaron su obra misionera en el siglo IX en Europa central, y con toda razón se los llama los “apóstoles de los eslavos”. Tienen el mérito de haberse adaptado a los pueblos que iban a evangelizar y usaron métodos misioneros que, aunque tenían toda la aprobación del Papa, suscitaron oposición entre griegos y latinos.

Tienen también el mérito de haber creado un nuevo alfabeto que se llama “cirílico”, precisamente por San Cirilo, ofreciendo al mundo eslavo, con la traducción de la Biblia, del Misal y del Ritual litúrgico, unidad lingüística y cultural. Este gran regalo que los hermanos Cirilo y Metodio hicieron a los pueblos eslavos fue recompensado con el amor y la devoción populares. Pero durante su vida, no todo fue fácil los dos santos misioneros, sino que tuvieron que luchar mucho contra los que siempre se oponen a los grandes innovadores.

 

 

Los dos hermanos nacieron en Tesalónica. Eran hijos de un empleado imperial y conocían el eslavo que se hablaba en Macedonia. Constantino, el más joven, nació hacia el año 827, completó sus estudios en Constantinopla bajo Focio, y después de su ordenación sacerdotal se dedicó a la enseñanza. Miguel, en cambio, siguió la carrera política, pero cuando lo nombraron gobernador de una provincia bizantina de lengua eslava, renunció al deseado puesto y se hizo monje con el nombre de Metodio. En el año 860 el emperador encargó a los dos hermanos la evangelización de los Kazarios, y tres años después llegaron a Moravia por invitación del príncipe Ratislao. Fue aquí en donde elaboraron el alfabeto “cirílico” y en donde tradujeron la Biblia y el Misal en lengua eslava. Cirilo y Metodio fueron acusados de cisma y herejía, y por eso tuvieron que viajar a Roma, en donde los recibió con gusto el Papa Adriano II, que les permitió celebrar los santos misterios en lengua eslava, estando, incluso, él presente con una comunidad cristiana muy numerosa.

 

 

San Cirilo murió en Roma el 14 de febrero del 869 y fue enterrado en la basílica de San Clemente, el mártir cuyas reliquias él mismo había llevado a Roma. Metodio, ordenado sacerdote por el Papa y nombrado obispo de Panonia, regresó entre sus eslavos. Murió el 6 de abril del año 885 en la ciudad de Velahrad (Checoslovaquia), y en su funeral se usó el eslavo junta con el griego y el latín.

Estos dos figuras, gigantes de la evangelización, fueron nombrados co-patronos de Europa por el Santo Padre Juan Pablo II que así ofreció a los fieles del mundo el ejemplo de dos predicadores infatigables del mensaje evangélico.

 

 

Verdaderos signos del amor

Santo Evangelio según san Marcos 8,11-13. Lunes VI del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Hoy me encuentro ante Ti, Señor; ante tu presencia. Estoy dispuesto a hablarte y a escucharte… aquí quiero estar.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 8,11-13

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús y para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. Jesús suspiro profundamente y dijo: «¿Por qué esta gente busca una señal? Les aseguro que a esta gente no se le dará ninguna señal».

Entonces los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Muchas veces me doy cuenta que padezco de ceguera. Ceguera ante los signos del amor de Dios en mi vida.

Una irónica ceguera que no ve lo bueno de mi vida; sólo ve aquello que no va bien, que duele, que lastima… que incomoda.

Ceguera que no es capaz de ver lo maravilloso en lo sencillo… en los detalles de las cosas pequeñas, aun cuando siempre están frente a mis ojos.

 

Señor, esta ceguera la sanas de una manera muy sencilla, así como Tú eres. Me dices –sólo abre los ojos y observa. Ahí en lo sencillo y lo cotidiano. En las miradas, en los abrazos… en el deseo de amor… en el arrepentimiento. En la familia, en el trabajo. En el señor de la esquina, en la persona que está a mi lado. En la alegría de los días, aun en el sufrimiento… ahí estoy.

Los verdaderos signos de tu amor están escondidos en las cosas más sencillas. No sólo están en el caminar sobre las aguas o en la multiplicación de los panes; en el ordenar calma a los mares. Están en el acto de lavar los pies de los discípulos. En la cueva sucia y escondida de Belén; en el fracaso ante los ojos humanos de la cruz…Ésos son signos de Dios…son signos de amor.

Ante la búsqueda de lo maravilloso dame la gracia de abrir bien mis ojos, Señor, para que ahí…en lo sencillo, en lo insignificante pueda descubrir tu presencia. Hazme dócil a tu amor, Señor, para que pueda, en los actos cotidianos y comunes de mi vida, descubrir los signos de tu amor.

«Signo e instrumento de un encuentro. Eso somos. Atracción eficaz para un encuentro. Signo quiere decir que debemos atraer, como cuando uno hace señales para llamar la atención. Un signo debe ser coherente y claro, pero sobre todo comprensible. Porque hay signos que son claros sólo para los especialistas, y estos no sirven. Signo e instrumento. El instrumento se juega la vida en su eficacia —¿sirve o no sirve?—, en estar a mano e incidir en la realidad de manera precisa, adecuada. Somos instrumento si de verdad la gente se encuentra con el Dios misericordioso». (Meditación de S.S. Francisco, 2 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Antes de acostarme, hacer un repaso de mí día para ver los momentos en los que Dios se ha hecho presente.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

¿Cadenas de oración o cadenas de superstición?

Las oraciones utilizadas en mensajes en cadena, pueden convertirse en ocasión de pecado si se agregan ciertos elementos «mágicos».

 

Mientras estaba preparándome para la confesión, se me ocurrió leer un folleto para el examen de conciencia. Una de las preguntas, en el marco del primer mandamiento, era si uno había tenido algo que ver con las prácticas supersticiosas como oraciones en cadena, la adivinación, la ouija, etc. Recibo algunos correos electrónicos con hermosas oraciones que piden al destinatario que los hagan un reenvío del mismo.

¿Estaría atentando contra el primer mandamiento?

Respuesta:

No hay nada malo en recibir de e-mails, textos e imágenes con hermosas oraciones, ni mucho menos retransmitir oraciones o reflexiones que nos hayan parecido muy buenas o con alto contenido de crecimiento espiritual. Solo hay que estar muy alertas en estos casos y saber discernir, porque muchas oraciones que recibimos, tanto por correo electrónico así como por las redes sociales, no son tan inofensivas como parecen.

Algunas oraciones en cadena pueden contener cierto lenguaje supersticioso, y esto podemos apreciarlo cuando notamos que estas sugieren al destinatario que la supuesta «bendición prometida» sólo la podrás recibir si se transmite el mensaje o se hacen cientos de copias, por ejemplo:

• «…debes enviarla a 50 personas para que se te haga realidad tu deseo»,
• «…debes imprimir 1.000 copias y entregarlas en la misa para que…»
• «…sino reenvías este mensaje en los siguientes 5 minutos, algo malo puede pasar…»
• «…publica esta imagen y recibirás un milagro…», etc…

 

 

Las personas con una conciencia débil o que no posean una fe muy sólida, podrían caer en este tipo de superstición, por eso es importante estar alertas con este tipo de cadenas.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos advierte lo siguiente:

«Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22).» (CIC 2111)

Por lo tanto, las oraciones utilizadas en mensajes en cadenas, si pueden llegar convertirse en una ocasión de pecado si se agregan ciertos elementos «mágicos».

No solo comete la falta aquel que cree en ellas, también lo hace el que la envia si este tiene el conocimiento de que está mal. Al colocar a las otras personas en ocasión de pecado, estarías tu mismo cometiendo una grave falta a la caridad hacia el prójimo, pues, en vez de buscar su salvación estarías propiciando una posible falta en la otra persona. (cfr 1 Corintios 8,12-13)

 

 

El Catecismo de la Iglesia Católica dice sobre el primer mandamiento:

«La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias «(CIC 2111)

Por lo tanto, tengamos cuidado de no propiciar situaciones supersticiosas y hagamos caer a nuestros hermanos en cosas no agradable a Dios. Recordemos que una cadena de oración bien hecha es una manera de compartir pedidos y compromisos de oración con otras personas y es un acto de caridad hacia el prójimo si se hace con recta intención, no la utilices con otros fines ni le agregues elementos «mágicos» que nada tiene que ver con nuestra Fe.

Dios les bendiga.

 

 

«El éxito de la vida está en las Bienaventuranzas, no en el mundo»

Ángelus del Papa Francisco, 13 de febrero de 2022

 

El domingo 13 de febrero el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano.

Ante la presencia de fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, el Pontífice reflexionó sobre el Evangelio de hoy que relata el momento en el que Jesús nos desvela la clave para alcanzar la verdadera felicidad en la vida y que se encuentra, precisamente, en el cumplimiento de las Bienaventuranzas (Lc 6,20-23) ya que estas «definen la identidad» que necesitamos para convertirnos en discípulos suyos.

Deteniéndose en la primera Bienaventuranza que presenta el Hijo de Dios, «Dichosos vosotros, los pobres, porque vuestro es el reino de Dios» (v. 20), Francisco subrayó que para Jesús esto quiere decir que la alegría humana no se encuentra en el dinero u otros bienes materiales, sino en los dones que recibimos cada día de Dios: la vida, la creación, los hermanos y las hermanas,

El discípulo de Jesús es humilde, abierto y sin prejuicios

 

 

Según el Pontífice, estamos llamados a compartir con gusto los bienes que poseemos porque de esa manera vivimos en la lógica de Dios, «que es la gratuidad».

Por otro lado -añadió el Papa- cuando Jesús habla de pobreza, en este caso también hace referencia a una actitud ante el sentido de la vida: «el discípulo de Jesús no cree lo posee, ni piensa que ya lo sabe todo, sino que sabe que debe aprender cada día. Por ello, es una persona humilde y abierta, sin prejuicios ni rigidez».

El ejemplo de Simón Pedro y su docilidad

 

Y un bello ejemplo de esto -continuó Francisco- lo encontramos en el Evangelio del domingo pasado:

“Simón Pedro, pescador experto, acepta la invitación de Jesús de echar las redes a una hora inusual; y luego, lleno de asombro por la prodigiosa pesca, deja la barca y todas sus posesiones para seguir al Señor. Pedro demuestra ser dócil dejando todo, y así se convierte en discípulo. Sin embargo, quien está demasiado apegado a sus propias ideas y a las propias seguridades, casi nunca sigue realmente a Jesús. Tal vez lo escucha, pero no lo sigue”.

Asimismo, el Santo Padre hizo hincapié en que cuando no seguimos a Jesús con nuestras vidas, es fácil caer en la tristeza «porque las cuentas no cuadran, porque la realidad se escapa de nuestros esquemas mentales y nos encontramos insatisfechos». El discípulo de Jesús, en cambio, «sabe cuestionarse, sabe buscar a Dios humildemente cada día, y eso le permite adentrarse en la realidad, acogiendo su riqueza y complejidad».

Aceptar la paradoja de las Bienaventuranzas

En otras palabras, para Francisco, el discípulo, acepta la paradoja de las Bienaventuranzas:

«Estas declaran que es dichoso, es decir, feliz, quien es pobre, quien carece de tantas cosas y lo reconoce. Humanamente, se nos induce a pensar de otra manera: feliz es quien es rico, quien está lleno de bienes, el que recibe aplausos y es envidiado por muchos. Jesús, por el contrario, declara que el éxito mundano es un fracaso, ya que se basa en un egoísmo que infla y luego deja un vacío en el corazón».

Al respecto, el Santo Padre indicó que quienes se dejan guiar por Jesús, siguiendo el estilo de las Bienaventuranzas, son aquellos que se dejan meter en crisis, conscientes de que «no es Dios quien debe entrar en nuestras lógicas, sino nosotros en las suyas».

 

Se trata de una elección de vida -puntualizó el Pontífice- que requiere de un camino, a veces fatigoso, pero siempre acompañado de alegría:

“Porque, recordemos, la primera palabra de Jesús es: dichosos. Esto es el sinónimo de ser discípulos de Jesús. El Señor, al liberarnos de la esclavitud del egocentrismo, desencaja nuestras cerrazones, disuelve nuestra dureza y nos abre la verdadera felicidad, que a menudo se encuentra donde nosotros no pensamos”.

El discípulo destaca por la alegría del corazón

Finalmente, Francisco invitó a todos a preguntarse si vivimos con la disponibilidad del discípulo, o nos comportamos con la rigidez de quien se siente cómodo y seguro de haber llegado a la meta:

«¿Me dejo «desencajar por dentro» por la paradoja de las Bienaventuranzas, o me mantengo dentro del perímetro de mis propias ideas? Y luego, más allá de las penurias y dificultades, ¿siento la alegría de seguir a Jesús? Este es el rasgo más destacado del discípulo: la alegría del corazón».

«Que la Virgen, la primera discípula del Señor, nos ayude a vivir como discípulos abiertos y alegres», concluyó el Papa.

 

 

3 tips para vivir mejor este 14 de febrero

Sí, ya llegó… Ya llegó ese día que todos estábamos esperando…

 

“Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.” (Mt 6,1-6.16-18 / Miércoles de Ceniza)

 

Sí, ya llegó… Ya llegó ese día que todos estábamos esperando. Ese día en que muchísimas personas buscan hacer un gesto único y significativo. Ese día que nos recuerda que los sacrificios valen la pena cuando se hacen con amor… Pero no… no hablo del día de san Valentín, de los enamorados, del amor y la amista… como lo quieran llamar: 14 de febrero. Hoy hablamos del miércoles de ceniza.

Todos lo veíamos venir, aunque este año nos agarró medio de sorpresa. Muchísimas personas acuden a misa para que se les imponga la ceniza y podan así dar testimonio de su fe… aunque no sé cuántas de ellas lo hagan de corazón y cuántas sólo por cumplir con el protocolo social.

Y espero que todos nosotros recordemos que, si vamos a empezar un período de penitencia y purificación, es para unirnos a Cristo que “me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20).

La iglesia nos invita a vivir este período con oración, limosna y ayuno. ¿Qué tal si le damos un giro diferente a la típica manera en que vivimos estos elementos?

Sacar unos minutos en la mañana y otros tantos en la tarde y durante el día para dirigir el espíritu a Dios suele conocerse como “oración”. Con frecuencia nos quejamos de no tener tiempo para orar. Pero la oración no es cuestión de tiempo, sino de amor. Yo puedo unirme a Dios al inicio de la jornada y ofrecerle todo mi día, como un mazo de flores para la persona amada. Así, me uno a él en cada actividad a lo largo de mi día y todo se convierte en incienso agradable que sube al cielo para darle gloria a mi Creador y Salvador.

 

Todos los domingos sacamos la billetera y dejamos unos billetitos de limosna en la canasta. Dar dinero es bueno… pero no es lo que más se necesita ni lo que más vale ni lo que más se agradece. El dinero que entrego lo puedo volver a ganar… Mi tiempo, en cambio, pasa y jamás regresa. ¡Cuánto cuesta dar tiempo! Quizá por eso el tiempo vale más que el dinero, más que el oro… y se agradece infinitamente más.

Para muchos: “ayunar = no comer”. Pero el ayuno no es sólo de comida… sino de cualquier cosa a la que yo pueda renunciar: quejas, críticas, compras, videojuegos, apps… A veces, el ayuno me ayuda a vencer un defecto; a veces, a conquistar una virtud, renunciando incluso a cosas buenas en favor de otras mejores… Todo, ofrecido con amor, se convierte en gracia.

Tenemos delante 40 días de cuaresma en los que podemos seguir el consejo del Papa Francisco: Que estos días nos sirvan para identificar esos falsos profetas que buscan alejarnos de Dios. Que podamos descubrir qué cosas están enfriando nuestro corazón al apagar el fuego de la caridad en nuestro interior. Y que, a través de la oración, la limosna y el ayuno, nos unamos a Cristo en su Pasión, para llegar con él a la Vigilia Pascual y poder volver a encender el amor que arde en nosotros con el fuego nuevo de su Resurrección.

 

 

¡Cuida tu corazón!

El ser humano permanece siempre abierto al crecimiento interior, al perfeccionamiento como persona.

 

 

«¡Cuida tus alas!», decía San Agustín a los jóvenes. En obvia alusión a sus deseos de volar alto, de volar lejos, de volar con prisa. Hoy Jesús parece decirnos: «¡Cuida tu corazón!». Porque el corazón, en sentido bíblico, constituye las alas del espíritu.

Ahí, en tu corazón, decides si levantas el vuelo o te quedas en tierra; si vuelas con rumbo o vas a la deriva del viento; si vuelas alto o bajo; si vuelas lejos o te quedas revolando sobre restos putrefactos. Por eso, más allá de la polémica de Jesús con los fariseos y su tradicional hipocresía, me parece que el evangelio de hoy nos grita a todos ¡cuida tu corazón!

¿Qué es el corazón?

 

El pensamiento griego –particularmente Aristóteles– separa como esferas distintas de la persona, aunque íntimamente relacionadas, sensibilidad, emotividad, afectividad, inteligencia y voluntad.

El pensamiento hebreo, en cambio, mucho más sintético y vivencial, concentra todas estas dimensiones en el corazón de la persona.

Así, para la Biblia, el corazón es la sede no sólo de los sentimientos y afectos, de los sueños y proyectos, sino también de las grandes decisiones morales. Todo «se cocina» ahí dentro.

Corazón y moralidad

En el Evangelio de hoy, Jesús insiste, particularmente, en el corazón como centro de la moralidad del ser humano. Ahí donde decidimos nuestra calidad, estatura y valor como personas. Porque la esencia de la persona humana, a diferencia de la de los animales y las cosas, es una esencia abierta.

El ser humano permanece siempre abierto al crecimiento interior, al perfeccionamiento como persona. Más aún, dicho crecimiento es una ley interior, un mandato inscrito en su propia esencia. Por eso en nuestro corazón resuena siempre una voz que nos dice: «¡Sé más!». So pena de ser menos.

El ser humano no puede seguir siendo el mismo con el paso del tiempo: o crece y mejora, o empeora; o se humaniza más o se deshumaniza. Lo explicaba el filósofo español José Ortega y Gasset: «Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede «destigrarse», el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse». La dignidad moral del ser humano radica, en definitiva, en esa posibilidad de ser más o ser menos persona.

 

Y para Jesús, el ser más o ser menos persona se juega en el corazón. «No es lo de fuera lo que mancha al hombre; es lo que sale del hombre lo que mancha al hombre». Ahí, en el sagrario íntimo de tu corazón, es donde tú decides quién realmente quieres ser.

La maldad del corazón

El corazón humano puede llegar a ser muy bueno. El pecado original introdujo la malicia en el corazón humano. Sin por ello eliminar la aspiración congénita del corazón a la verdad, a la bondad, a la belleza. Por eso, en el corazón humano tantas veces se dan cita lo mejor y lo peor de cada persona. Tristemente, con frecuencia ha prevalecido la maldad.

El profeta Jeremías dejó constancia de esta realidad: «El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce?» (Jer. 17, 9). Y Jesús, en el Evangelio de hoy, apunta en la misma dirección: «Porque de dentro, del corazón, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre»

Corazón y libertad

Como vimos, en realidad cada uno decide qué cocina en su corazón: Si intenciones buenas, nobles, generosas, altruistas, bondadosas. O intenciones malas, mezquinas, egoístas, amargas. Y, en particular, tú decides, en cada momento, qué haces con lo que te llega de fuera o con lo que te brota de dentro.

De fuera pueden venir tentaciones, ofensas, agresiones, olvidos. De dentro pueden venir malas inclinaciones, pasiones desordenadas, emociones descontroladas. Tú decides qué haces con todo ello. Puedes sentir la fuerza de las tentaciones o de las malas inclinaciones, pero tu corazón tiene siempre la suprema libertad de consentir o no.

 

Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco, célebre por su experiencia en los campos de concentración nazis, solía fortalecer su corazón durante el cautiverio con lo que él llamaba ejercicios de suprema libertad. El régimen nazi, para debilitar, desmoralizar y hasta «animalizar» a los presos, les proporcionaba una ración claramente insuficiente de pan al día. Frankl tomaba su minúsculo trozo, lo partía a la mitad, y se comía la cantidad que él decidía tomar. El resto lo compartía. Así mantenía su libertad intacta, por muy «preso» que estuviera. Así seguía siendo «dueño de sí mismo».

La decisión de ser más o ser menos persona no depende de las circunstancias; está en tu corazón.

Y tú, ¿cuidas tu corazón?

Un corazón es un jardín. De él brotan tus pensamientos, deseos y acciones. Si de tu corazón brotan buenos pensamientos, deseos nobles, acciones honestas, volarás y serás más y más persona.

Si de tu corazón brotan malos pensamientos, deseos perversos, acciones viles, no volarás, y serás menos persona. ¡Cuida tu corazón! Claro está, cuidar el corazón supone trabajar el corazón.

El corazón se cultiva igual que un jardín: hay que escoger bien lo que se siembra, arrancar abrojos, eliminar plagas, regar frecuentemente y podar cuando hace falta. Los corazones buenos no se improvisan.

María

 

 

María, como buena Madre, conoce como nadie el corazón humano. Pon el tuyo en sus manos. Dile que quieres cuidarlo. Pídele que te ayude a sembrar y cultivar en él sólo buenos pensamientos, buenos deseos y buenas acciones.

 

 

Amistad: ¿Qué es un amigo?

Un verdadero amigo es aquel que se interesa en el bien y la felicidad del amigo, esto le lleva a no buscar tener amigos, sino a buscar “ser amigo”.

 

 

Cuando estamos inmersos en un problema y pensamos que no podremos salir, cuánto deseamos la mano de un amigo fiel y verdadero que nos brinde su consuelo y su aliento. Su consejo nos da ánimo, su compañía paz, y hasta su simple presencia nos obliga a mantenernos en pie, firmes como los árboles.

Hay quienes “desean” tener muchos amigos para “sentirse populares”, presumen de amigueros. Viven para su buena fama y desprecian a los que no pertenecen a su “bolita”.¡Pobres insensatos! Ignoran que no tienen ningún amigo y que ellos, de amigos, no tienen nada.

Un verdadero amigo no busca “tener amigos”, sino “ser amigo”. Con todo lo que esto implica. No le importa ni la fama, ni el dinero, ni el coche del otro. Le interesa el bienestar y la vida de su amigo.

 

No se puede llamar amigo a cualquiera. Los amigos no son la “bolita” de personas con las que me junto para ir a la plaza, a la disco, al bar, al café o a las fiestas. Con los que me la paso más o menos bien y dizque me divierto, pero cuando me despido de ellos con sonrisa de azafata, no dejan de ser más que unos desconocidos; unos “amiguetes” con los que anduve vagando y en los que busqué mis intereses.

El amigo, dicho con todas las de la ley, busca sólo el bien de su amigo aunque le cueste. Está en las buenas y en las malas, siempre cerca. Perdona y excusa las ofensas y los errores con paciencia. Y si le compete lo corrige y lo ayuda con sinceridad. Si el amigo cae, lo levanta. Si está herido lo cura y lo lleva en brazos. Luchan juntos en la vida y se impulsan en los ideales. Se alegra cuando el amigo se alegra y sufre con el amigo que sufre. Los dos son “un solo corazón y una sola alma”.

El amigo tiene el corazón puesto en el amigo y le procura el mayor bien: llevarlo al Cielo. No busca acumularlo aquí en la tierra, sino que su amistad esté arraigada en Cristo.

Un amigo es también un hermano. El hermano es, de hecho, el amigo que la naturaleza nos da y nos unen vínculos de sangre.

El amigo, no será sangre de su sangre, pero es alma de su alma, y los une un vínculo irrompible.

No se nace con la amistad, pero sin ella es imposible crecer. Para el niño, el amigo significa mucho y crece con sus amigos. Es mejor descubrir la vida en aventuras junto a un amigo, que solo. “El hierro con el hierro se aguza y el hombre con su prójimo se afina” (Proverbios. 27, 17)

 

 

No cabe duda, el amigo es uno de los mayores tesoros que Dios nos ha dado, un impulso para llegar al Cielo.

Cristo, el mejor Amigo, nos sublima esta virtud, y nos lo confirma en el Evangelio:
“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”.

 

 

San Valentín: ¿Qué significa ser un “amante” de verdad?

Videos que llegan al corazón y muestran la grandeza del amor

 

 

¿Ysi hacemos que la próxima pandemia sea de amor? Esta es la propuesta que SoyAmante.orgha lanzado este año con motivo de la fiesta de San Valentín 2022 presentando con un nuevo video la invitación a seguir hablando sobre el amor para que este se contagie llegando a todos los rincones del mundo.

Y es que tras un largo recorrido de nueve años, la iniciativa pretende seguir favoreciendo aquellas conversaciones que nos ayudan a tomar las mejores decisiones en nuestra aspiración por construir relaciones afectivas basadas en un amor que sea para siempre.

La idea es que a través de un mayor conocimiento sobre el amor y las reflexiones que parten de él, las relaciones románticas sean una búsqueda genuina de una unión llena de verdad y virtudes, capaz de llevarnos a la felicidad verdadera y convertirnos en auténticos amantes.

Este es el nuevo video:

 

 

Para eso, la saga de videos que ya ha superado las 100 millones de visualizaciones acumuladas en los diferentes canales de Facebook, Youtube e Instagram, tiene como eje central hacer llegar de manera visible y creativa aquellas claves que apuntan a dar respuesta a una misma pregunta: ¿cuál es el significado verdadero de la palabra “amante”?

Ser «amante» es…

Amante es alguien que es fiel. El amor se basa en una relación de respeto, lealtad y compromiso que se expresan a través del tiempo. Cuando ese amor se va reafirmando con el paso de los años, la ilusión aumenta y la novedad llega. La constancia de atravesar las diferentes etapas del amor va entrelazando una unión auténtica que se hace fuerte.

Amante es alguien que conoce el valor de la espera. El amor es paciente. Vivir momentos de espera por amor es lo que permite dar lo mejor de uno a la persona correcta y en el tiempo adecuado con libertad, abrirse a un conocimiento mutuo donde no hay límites. Existe una mayor plenitud cuando la unión con otro no es solo física sino que hay un mundo emocional y espiritual compartido, una base sólida para hacer crecer un amor más completo.

Amante no es solo alguien que está enamorado, sino que decide amar. El amor es una decisión, un acto voluntario que busca el bien de la otra persona. Después de haber resistido a los primeros impulsos del enamoramiento, la persona que sigue amando ha madurado esos sentimientos y es capaz de vivir con otro un proyecto común.

Amante es alguien que se quiere a sí mismo con una sana autoestima. El amor empieza primero por vivirlo uno mismo. Descubrir la propia belleza sin seguir estereotipos sociales o compararse con los demás, es lo que hace que uno pueda reconocer todo lo que tiene para ofrecer y lo que busca en la vida. Para amar a otro, el primer paso es amarse a uno mismo porque el amor es una donación personal.

Amante es alguien que elige amar a otro tal como es. El amor tiene como centro a la persona y la abraza con sus virtudes y a pesar de sus defectos. Es humilde y comprensivo. Elige de manera pura, sin condiciones ni tampoco midiendo lo que tiene o le falta según las circunstancias que vive. Es un tipo de amor que vence obstáculos porque en cada desafío que se presenta se revela la prevalencia clara de un “nosotros”.

Amante es alguien que demuestra amor con acciones todos los días. El amor se manifiesta en hechos simples pero concretos en la cotidianidad de la vida. Las palabras transmiten cómo podemos sentirnos, pero no siempre alcanzan. El amor verdadero es algo palpable y revela su grandeza en los pequeños gestos diarios de amabilidad y cercanía.

Amante es alguien que mira más allá de las apariencias. El amor atraviesa la capa superficial de todo aquello que es accesorio como la imagen, la capacidad intelectual, el dinero o los lujos. Para amar de verdad no se necesitan esas cosas, sino encontrar la esencia de lo que se esconde en ellas. Una mirada sincera, un rostro que deja ver el alma, una obra generosa, la fuerza interior para enfrentar las dificultades y la imaginación para recrear la rutina.

 

En suma, “amante es el que ama”. Por eso, abracemos el amor verdadero para que este San Valentín podamos vivir como auténticos amantes renovando nuestro compromiso de volver a elegir nuestros amores con todo lo que son, llenarlos de respeto y solidez, darles el tiempo que necesitan para madurar y crecer, profundizar en sus valores, hacer el esfuerzo personal de trabajar en uno mismo para ellos y demostrar con acciones concretas cuánto nos importan.

 

 

Santos Cirilo y Metodio, patrones de Europa

Conoce a dos grandes misioneros del siglo IX que llevaron la luz de la fe cristiana a los pueblos eslavos con el máximo respeto a su cultura

 

 

Los hermanos Cirilo y Metodio nacieron en Grecia en el siglo IX en una familia de siete hijos. Ellos eran el mayor y el menor.

Su padre era un alto funcionario del imperio bizantino y se educaron en Constantinopla enfocándose a la política. Pero ellos optaron después por la vida religiosa.

El patriarca de Constantinopla los envió como misioneros al pueblo de Bulgaria. En su misión cuidaron mucho respetar la cultura de los pueblos eslavos.

Defensores de la unidad de los cristianos

 

 

Después ellos viajaron a Roma para dar cuenta de su ministerio al papa san Nicolás I. Allí recibieron un gran apoyo. El papa Adriano II aprobó el uso de un idioma eslavo en la liturgia.

Poco después de tomar los votos como monje, Cirilo murió el 14 de febrero del año 869. Por eso ese día se celebra su fiesta.

Metodio continuó su misión con gran éxito por Moravia, Bohemia, Polonia y los países eslavos.

Se convirtió en obispo se le atribuye el bautismo de santa Ludmila, la abuela de san Wenceslao, quien ayudó a promover la fe cristiana en Bohemia. Murió en 883.

Cirilo y Metodio son honrados como santos patronos especiales de la unidad de las Iglesias de Oriente y Occidente y como patronos de Europa.

 

 

Oración

¡El futuro! Por más que pueda aparecer humanamente grávido de amenazas e incertidumbres, lo ponemos con confianza en tus manos, Padre celestial,
invocando la intercesión de la Madre de tu Hijo y Madre de la Iglesia;
y también la de tus Apóstoles Pedro y Pablo
y la de los santos Benito, Cirilo y Metodio, la de Agustín y Bonifacio,
y la de todos los evangelizadores de Europa,
los cuales, fuertes en la fe, en la esperanza y en la caridad,
anunciaron a nuestros padres tu salvación y tu paz;
y con los trabajos de su siembra espiritual
comenzaron la construcción de la civilización del amor,
el nuevo orden basado en tu santa ley y en el auxilio de tu gracia,
que al final de los tiempos vivificará todo y a todos en la Jerusalén celestial.
Amén.

Fragmento de una oración de san Juan Pablo II en la encíclica Slavorum apostoli