Jerónimo, Santo
Doctor de la Iglesia, 30 de septiembre
Martirologio Romano: Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor (420).
Etimología: Jerónimo = Aquel que lleva nombre santo, viene del griego
Breve Biografía
El siglo IV después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figures de santos: Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo.
Este último nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo. A él se debe la traducción al latín del Antiguo y del Nuevo Testamento, que llegó a ser, con el titulo de Vulgata, la Biblia oficial del cristianismo.
Jerónimo es de una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también preconiza nuevas formas de vida religiosa, atrayendo a ellas a algunas mujeres influyentes patricias de Roma, que después lo siguen en la vida eremítica de Belén.
La huída de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo de paz interior, no siempre duradero, porque de vez en cuando reaparecía con algún nuevo libro. Los rugidos de este “león del desierto” se hacían oír en Oriente y en Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios tragos amargos. Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.
Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y biblica. Este hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas. Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos, tan es así que la large lista de los hombres ilustres, de los que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.
Todos estamos llamados a la santidad
Santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12. Jueves XXVI del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, te pido que aumentes cada día más mi fe, mi esperanza y mi caridad, para poder ser santo en todo momento.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12
En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’.
Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca’. Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
La santidad es la vocación a la que todos estamos invitados. Todos, como hijos de Dios, estamos llamados a ser santos «como nuestro Padre celestial es Santo». Al esforzarse por alcanzar la santidad, se alcanza la plenitud en la vida.
Pero este llamado tiene una característica que es el abandono total, es la confianza absoluta en Dios. Él quiere que todo lo que hagamos sea confiando en que Él nos ayudará, en que nada nos pasará, y si algo sucede, es para un bien mayor. La confianza es el paso más difícil, pero es el paso que nos libera. Estar totalmente confiados en Dios es lo mejor que podemos hacer.
Esta confianza debe ser absoluta porque vamos a estar como corderos en medio de lobos. No es un camino fácil de recorrer sin la ayuda de Dios. Nos vamos a cansar, abrumar, etc., pero nada podrá contra nosotros pues es Dios quien nos ayuda. Es en los momentos y en los tiempos más difíciles, oscuros, donde Dios está más cerca. Él nunca se va de nuestro lado, y nunca nos dejará solos, pero lo que quiere es que confiemos totalmente en Él.
No olvidemos que la vocación a la santidad es para todos, y es un llamado al abandono total y confiado en las manos de Dios. Ésa es la mejor respuesta de nuestras vidas, vivir solamente confiados.
«Y, sin embargo, el mandato misionero, que es más que la diakonia y que la promoción del desarrollo humano, no puede ser olvidado ni vaciado. Se trata de nuestra identidad. El anuncio del Evangelio hasta el último confín es connatural a nuestro ser cristianos. Ciertamente, el modo como se realiza la misión cambia según los tiempos y los lugares y, frente a la tentación lamentablemente frecuente, de imponerse siguiendo lógicas mundanas, conviene recordar que la Iglesia de Cristo crece por atracción. ¿En qué consiste esta fuerza de atracción? Evidentemente, no en nuestras ideas, estrategias o programas. No se cree en Jesucristo mediante un acuerdo de voluntades y el Pueblo de Dios no es reductible al rango de una organización no gubernamental. No, la fuerza de atracción radica en aquel don sublime que conquistó al apóstol Pablo: “conocerlo a él [Cristo], y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos”». (Discurso de S.S. Francisco, 21 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un tiempo para estar con Jesús Eucaristía para recordar todo su amor por mí y pedirle la gracia de abandonarme en sus manos.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo con su gracia nos hace justos
Catequesis del Papa Francisco, 29 de septiembre de 2021
Sobre el tema de la justificación, Francisco dijo que San Pablo en la Carta a los Gálatas, como también en la de los Romanos, “insiste en el hecho de que la justificación viene de la fe en Cristo”.
El Pontífice manifestó que la “justificación nos introduce en la larga historia de la salvación, que muestra la justicia de Dios: frente a nuestras continuas caídas y a nuestras insuficiencias, Él no se ha resignado, sino que ha querido hacernos justos y lo ha hecho por gracia, a través del don de Jesucristo, de su muerte y resurrección”.
Recordó que nosotros, «de pecadores, nos hemos convertido en justos. ¿Quién nos ha hecho justos? Este proceso de cambio es la justificación, dijo, nosotros, ante Dios, somos justos. Es cierto que tenemos nuestros pecados personales.
La justificación es la consecuencia de la misericordia de Dios
Tras preguntarse Qué se esconde detrás de la palabra “justificación”, que es tan decisiva para la fe, el Papa dijo que no es fácil llegar a una definición exhaustiva, “pero en el conjunto del pensamiento de San Pablo se puede decir sencillamente que la justificación es la consecuencia de la «iniciativa misericordiosa de Dios que otorga el perdón» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1990). Dios, de hecho, a través de la muerte de Jesús, ha destruido el pecado y nos ha donado de forma definitiva el perdón y la salvación”.
Así justificados, señaló el Santo Padre, los pecadores son acogidos por Dios y reconciliados en Él. “Es como un regreso a la relación original entre el Creador y la criatura, antes de que interviniera la desobediencia del pecado”.
Cristo con su gracia nos hace justos
El Pontífice aclaró, que la justificación que Dios realiza, nos permite recuperar la inocencia perdida con el pecado. La justificación “ocurre por gracia”, según San Pablo. Pablo, al ser convertido, “conquistado por Cristo”, la fe en Él lo ha transformado en lo profundo, afirmó el Papa, “permitiéndole descubrir una verdad hasta ahora escondida: no somos nosotros con nuestros esfuerzos que nos volvemos justos, sino que es Cristo con su gracia quien nos hace justos”.
“Pablo tiene siempre presente su encuentro con Jesús resucitado en el camino de Damasco; y para llegar a un conocimiento pleno del misterio de Cristo, está dispuesto a renunciar a todo lo que antes presumía, porque ha descubierto que sólo la gracia de Dios le ha salvado. Así, la luz de la fe nos permite reconocer cuán infinita es la misericordia de Dios, la gracia que obra para nuestro bien. Pero la misma luz nos hace ver también la responsabilidad que se nos ha confiado de cooperar con Dios en su obra de salvación. La fuerza de la gracia debe combinarse con las obras de misericordia que estamos llamados a vivir para dar testimonio de lo grande que es el amor de Dios.
«¡Y este es nuestro Dios, tan bueno! Misericordioso, paciente, lleno de misericordia, que da continuamente el perdón, continuamente. Él perdona, y la justificación es Dios que perdona desde el principio a cada uno, en Cristo. La misericordia de Dios que da el perdón. Algunas veces he dicho cuál es el camino de Dios, cuál es el estilo de Dios, y lo he dicho en tres palabras: el estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Siempre está cerca de nosotros, es compasivo y tierno. Y la justificación es precisamente la mayor cercanía de Dios a nosotros, hombres y mujeres, la mayor compasión de Dios hacia nosotros, hombres y mujeres, la mayor ternura del Padre. La justificación es este don de Cristo, de la muerte y resurrección de Cristo que nos hace libres. Deja que sea Cristo quien lleve a cabo esa justificación. No estamos condenados, en el fondo, no: somos justos. Permítanme decirlo así: somos santos, en la base. Pero entonces, por nuestras acciones nos convertimos en pecadores. Pero, en la base, seamos santos: que la gracia de Cristo venga y esa justicia, esa justificación nos dé la fuerza para seguir adelante», dijo el Papa.
¿Hay una devoción a la preciosa sangre de Cristo no aprobada por la Iglesia católica?
Es una devoción surgida en Nigeria y difundida por un falso vidente
DEVOCIÓN APROBADA POR LA IGLESIA
El santo papa Juan XXIII, “el treinta de junio de 1959, vigilia de la fiesta de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, segundo año de nuestro Pontificado” publicó la carta apostólica Inde a primis “sobre el fomento del culto a la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo”. Aunque ya se venía celebrando esta fiesta donde se rescata el carácter salvador de Cristo al derramar su preciosa sangre por cada uno de nosotros.
DEVOCIÓN NO APROBADA POR LA IGLESIA
Una devoción a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo surgida en Nigeria se ha difundido en México y en otros países, esta se ha originado en Nigeria a partir del mes de julio de 1995.
En la Arquidiócesis de México se ha prohibido la difusión de esta devoción que se ha tomado del libro que no sólo se atribuye Bernabé Nwoye, posible vidente, sino que se afirma que habría sido dictado por Nuestro Señor Jesucristo a este supuesto vidente nigeriano.
Se afirma que diversos mensajes difundidos por Bernabé Nwoye provienen de la Santísima Virgen María y “una multitud de ángeles y santos, como San José, San Miguel Arcángel y otros arcángeles, San Antonio de Padua, Santa Brígida de Suecia, San Pío, Santa Gertrudis, San Judas Tadeo y muchos otros”.
También se señala que, en varias ocasiones, “Bernabé ha visto a la Santísima Trinidad simultáneamente bendiciendo cuando los sacerdotes pronuncian la bendición final en la Misa”.
La Arquidiócesis Primada de México el 20 de noviembre de 2015, en una carta circular, firmada por el Canciller, P. José V. Ortíz Montes, CCR, se da a conocer las conclusiones de las gestiones dirigidas por el Pbro. Dr. Rogelio Alcántara, director de la Comisión para la Doctrina de la Fe sobre este libro y en correspondencia sobre la devoción.
La Cancillería comunicó que ESTÁ TERMINANTEMENTE PROHIBIDA la literatura, iconografía y doctrina de la “Devoción a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo” venida de Olo, Nigeria.
A continuación los puntos no compatibles con la doctrina cristiana que señala la Arquidiócesis de México.
1. La devoción afirma que la Iglesia Católica está “embriagada con hiel y amargura” (p. 641) y que ya no se puede confiar en ella porque: Saboteadores subversivos (masones) se han infiltrado en ella y han cambiado, y siguen cambiando, el Magisterio infalible de la Iglesia (p. 15 – 16).
2. El Papa está bajo la influencia del demonio (pp. 18, 63; cf. p. 61), porque “en la Sede de Pedro” el demonio “ha levantado el trono de su abominable impiedad” (p. 64).
3. El libro afirma que dicha infiltración se hizo para preparar la “apostasía final” mencionada en Dn 9, 21; Mt 24, 15 y 2Ts 2, 3. (p. 15 – 16).
4. Sostiene que quien siga a la Iglesia Católica como actualmente se encuentra, muy probablemente “terminará en el infierno”, dado que “toda clase de evangelios están siendo predicados aún [sic] dentro del catolicismo” (p. 18). Según sus autores, esta devoción es para no perder la verdadera fe durante la Tribulación actual. No es para llevar un proceso de conversión que lleve a vivir las obras de misericordia.
5. Presenta una devoción a la Preciosa Sangre totalmente ajena a la auténtica devoción ya secular en la Iglesia, promovida por santos como San Gaspar el Búfalo, San Juan XIII, etc.
6. Dice que el rezo de sus oraciones hace que “la Hora del Reino en la tierra venga más pronto” (p. 58), por lo que pasan por alto que el Reino de Dios ya llegó con Jesucristo (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 541- 556) y que la salvación ha sido ya realizada por su Misterio Pascual.
7. Afirma que si no se recibe el misterioso “Gran Sello de la Preciosa Sangre”, recibirá “el sello del enemigo, el 666” (p. 16). Este Sello se presenta como un pseudo-sacramento de naturaleza esotérica que concede la gracia santificante (p. 90), la presencia verdadera de Jesús “en [los] corazones” (p. 88), y la “gloria” divina (p. 90). Los ministros de este pseudo-sacramento, afirma, no son los sacerdotes, sino los mismos “ángeles de Dios” (p. 88).
8. Presenta a este “Gran Sello” como superior a todas las devociones de la Iglesia, a todos sus sacramentos e incluso a la misma Iglesia. Promueven un reino puramente terreno que consistirá en la reunión de todas las tribus de Jacob en un “nuevo Israel”, una nueva Iglesia cuyo inicio se ha dado ya en Olo, Nigeria (p. 16).
Por ministerio, la aprobación de supuestas apariciones y revelaciones compete al Ordinario del lugar donde se dieron (cf. Congregación para la Doctrina de la Fe: Normas sobre el modo de proceder en el discernimiento de presuntas Apariciones y Revelaciones, aprobado por Pablo VI en 1978). El Ordinario, en ese entonces, Mons. Anthony Gbuji, Obispo de Enugu, Nigeria, no solo NO aprobó la doctrina derivada de las supuestas apariciones a Bernabé Nwoye, sino que las prohibió, pidiendo a todos los seguidores de esta devoción en su Diócesis que obedecieran al Obispo.
¿Es malo beber alcohol?
Bebe en la medida que tu comportamiento te permita seguir amando a Dios
Una de las actividades sociales más comunes y ordinarias en nuestra vida es la de beber. Lo hacemos en diversas ocasiones y por diversos motivos. Brindamos por la salud y la felicidad de los recién casados, por el éxito en un negocio o la apertura de una nueva empresa, por el hecho de encontrarnos reunidos en familias o con amigos. Por el gusto de acompañar con un buen vino una buena comida. Para relajarnos y pasar un momento agradable en un antro o en casa.
¿Es malo beber alcohol?
Diversas religiones y en diversos momentos históricos han hablado sobre el tema. Así, los protestantes fundamentalistas de los Estados Unidos lo tenían como uno de los pecados más graves y actualmente los musulmanes lo consideran como una desobediencia grande al Corán. Basta recordar que el castigo reservado a los que beben alcohol es el de recibir 80 latigazos.
¿Qué decimos nosotros los católicos? ¿Es pecado beber? ¿Es pecado emborracharse? ¿Hasta dónde puedo beber sin ofender a Dios?
La satisfacción de los sentidos nunca ha sido considerada como pecado en la moral católica. No se trata de discriminar o condenar el cuerpo, que con el alma espiritual constituye la naturaleza del hombre y su subjetividad personal. Se trata más bien de conocer los medios por los cuales el cuerpo puede subsistir, desarrollarse y ayudar a la consecución del bien integral de la persona.
No se condena el uso, sino el abuso. Podemos comer hasta saciar nuestro apetito. De ello se seguirá una buena salud que nos permitirá cumplir con nuestros deberes y llevar una vida sana. Se condena el abuso en la comida, el pecado de la gula, de la glotonería, que es comer más allá de las propias posibilidades, más allá de lo que es necesario para la subsistencia. No se condena el sexo, sino su uso fuera de los fines y de los ámbitos para los cuales Dios lo ha ideado. La embriaguez o borrachera es opuesta al amor a uno mismo, ya que la privación momentánea del uso de la razón no se justifica por experimentar los placeres de la bebida. Es cierto que por motivos de salud se justifica la privación voluntaria del uso de la razón, como en el caso de la anestesia para una intervención quirúrgica, pero nunca para experimentar un placer, como lo es en el caso del alcohol.
Beber para pasar un rato agradable con los amigos, para degustar una buena comida, para celebrar un acontecimiento feliz nunca será pecado. Su abuso es lo que constituye una ofensa a Dios. ¿Podemos establecer un límite y saber con precisión “hasta dónde es pecado y hasta dónde no lo es?” Las palabras claves en este caso son las de la privación voluntaria del uso de la razón. Cuando después de beber se experimentan los síntomas de la pérdida de la razón, entonces podemos hablar de pecado. ¿Cuáles son esos síntomas de la privación del uso de la razón? Pueden ser el no recordar cuanto se hizo o se dijo bajo los efectos del alcohol, o bien el realizar o decir cosas inusuales o que no haríamos en un estado normal.
¿Ponerse “alegre” será una manifestación de embriaguez y por lo tanto un síntoma de que se ha cometido pecado? ¿Cantar para quien no lo acostumbra es signo de que se ha pecado? La variedad de comportamientos que se pueden manifestar es enorme y querer trazar una línea divisoria entre lo que es pecado y lo que no es no corresponde a las intenciones de este artículo. Cada uno se irá conociendo, se irá midiendo y sabrá controlarse y tomar hasta el punto que su conciencia le dicte.
¿Una medida o una recomendación en el momento de beber? Bebe en la medida que tu comportamiento te permita seguir amando a Dios. Bebe, sí, como si tuvieras a Cristo como anfitrión y no te avergonzaras en ningún momento de presentarte ante Él.
¿Lees la Biblia? Aquí te damos 10 sencillos y poderosos motivos para hacerlo desde hoy
Leer la Biblia te permite descubrir cómo fue que Dios se reveló al ser humano; estableció una alianza con el hombre, le prometió Su amor y salvación y lo cumplió.
Aprovecha para leerla, saborearla, meditarla, permitirle que sea lámpara para tus pasos, luz en tu sendero. Considera que tienes al menos diez razones para adentrarte en el fascinante mundo de la Sagrada Escritura:
1. Conocer a Dios: Sería para nosotros imposible saber algo acerca de Dios si Él no nos lo hubiera revelado. Y lo hizo a través de Su Palabra. Así que para que puedas conocerlo y consiguientemente entablar con Él una relación personal de amor y confianza, es indispensable que leas Su Palabra.
2. Conocerse uno mismo: La Palabra de Dios «penetra hasta las fronteras del alma y del espíritu» (Heb 4,12). Leerla te permite conocerte a fondo, pero no desde la óptica humana de juicio y condena, sino desde la mirada esperanzadora y misericordiosa de Dios.
3. Recibir luz: Dice el salmista que la Palabra es “lámpara para sus pasos, luz en su sendero” (ver Sal 119, 105). Siempre tiene un mensaje para iluminar tu situación actual, siempre tiene algo pertinente que decirte; a veces te consuela, a veces te exhorta, a veces te tranquiliza, a veces te inquieta y te sacude, pero puedes tener la certeza de que siempre te da lo que tu alma necesita.
4. Dialogar con Dios: Hay quien cree que orar consiste sólo en hablar y hablar con Dios pues Él no dice nada. Pero Dios sí habla: a través de Su Palabra. Leer la Biblia te permite escuchar lo que quiere decirte, para poder después responderle, dialogar con Él y, con Su gracia, hacerlo vida.
5. Participar de la reflexión y oración de toda la Iglesia: Cuando lees los textos que se proclaman cada día en Misa o en la Liturgia de las Horas, te unes a millones de católicos en todo el mundo que en ese mismo momento están leyendo, escuchando, reflexionando, orando con esas mismas palabras. Leer así la Palabra te permite participar activamente en la unidad y universalidad de la Iglesia.
6. Situarte dentro de la historia de la salvación: Leer la Biblia te permite descubrir cómo fue que Dios se reveló al ser humano; estableció una alianza con el hombre, le prometió Su amor y salvación y lo cumplió. Conocer el pasado te permite comprender el presente y vivirlo desde el gozo de saber que formas parte del pueblo de Dios, que eres miembro de Su rebaño, oveja del Buen Pastor.
7. Conocer, comprender y amar a la Iglesia: Leer la Biblia te permite conocer la Iglesia de la que formas parte para comprenderla y amarla más, y gozarte de pertenecer a ella sabiendo que fue fundada por Cristo, y aunque está formada por seres humanos susceptibles de fallar, como tú y como yo, es conducida a través de la historia, por el Espíritu de Dios.
8. Anunciar la Buena Nueva: Leer la Biblia te permite cumplir el mandato de Jesús de ir por todo el mundo a anunciar la Buena Nueva (ver Mc 16, 15). Sólo si conoces la Escritura puedes compartir Su luz con otros.
9. Conocer y defender la fe: Dice San Pablo que todo texto de la Escritura es útil para enseñar (ver 2Tim 3,16). Conocer la Biblia te permite enfrentar a quienes atacan tu fe católica y responderles no sólo con caridad sino con argumentos sólidos.
10. Vivir con libertad y alegría: Leer la Biblia te da libertad y alegría. La libertad de que gozan quienes abandonan la inmovilidad de las tinieblas y caminan hacia Aquel que es la Luz; la alegría de saber que Él está contigo todos los días hasta el fin del mundo, y la alegría de anunciarlo a los demás, como pide el Papa Francisco.
Hasta aquí las diez razones. Cabe aclararte que sólo son las diez primeras. Lee la Biblia y descubrirás que hay otras diez, y diez más, y más, y más…
Las versiones más importantes de la Biblia en español: Traducciones más conocidas con una breve anotación respecto a sus características más importantes
Aprende a manejar las Sagradas Escrituras y sus abreviaciones: ¿Te ha pasado que miras una referencia bíblica y no sabes como interpretarla y mucho menos buscarla en la Biblia? Aquí te explicamos.
10 Ingeniosas citas de san Jerónimo
Su irritante sentido del humor le procuró enemigos en todas partes
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El 30 de septiembre es el día de san Jerónimo, sacerdote y Doctor de la Iglesia. Este santo es célebre por su traducción de la Biblia a la forma de latín más común de su tiempo (la Vulgata). Jerónimo comenzó su ministerio sacerdotal como ermitaño llevando una vida de asceta a las afueras de Antioquía.
Más tarde, Jerónimo viajó a Constantinopla, donde entabló amistad con san Gregorio de Nacianzo, junto a quien estudió las Sagradas Escrituras.
Después de unos cuantos años en Constantinopla, Jerónimo vivió en Roma y recibió el encargo del papa Dámaso I de traducir la Biblia a partir de una serie de textos en latín antiguo.
También es “famoso por ser uno de nuestros santos más cascarrabias”, por hablar sin pelos en la lengua y por crearse enemigos allá donde fuera.
El ascetismo de Jerónimo fue lo que le salvó, según dijo de él un obispo mientras miraba un cuadro en el que aparecía Jerónimo golpeando su pecho con una piedra:
“Haces bien llevando esa piedra, pues sin ella la Iglesia nunca te habría canonizado” (Vidas de los santos, por el reverendo Alban Butler).