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Referencias Bíblicas
• Luke 15:1-10
• Obispo Robert Barron

Amigos, una característica del pasaje del Evangelio de hoy es la irracionalidad del pastor:

“¿Qué hombre de entre vosotros, teniendo cien ovejas, y perdiendo una, dejaría las noventa y nueve e iría tras aquella perdida hasta encontrarla?”.

La respuesta implícita es “Nadie”. ¿Quién correría ese gran riesgo, poniendo en peligro las noventa y nueve para encontrar la pérdida?

Es un mal negocio. ¿Por qué se inquietaría Dios por una pequeña alma? ¿Por qué se perturbaría?

Porque es Su naturaleza. Es lo que hace. Como dijo Santa Catalina de Siena, Dios es un pazzo d’amore (loco de amor).

Dios está tan loco por ti como si fueras la única persona en el mundo.

 

 

Prosdócimo de Padua, Santo

Obispo, 7 Noviembre

 

 

Por: Xavier Villalta A.
Fuente: Catholic.net
Primer Obispo de Padua

Martirologio Romano: En Padua, de la región de Venecia, san Prosdócimo, a quien se tiene por el primer obispo de esta Iglesia.

Breve Biografía


Según una piadosa tradición, san Prosdócimo, primer obispo de Padua, fue enviado por el apóstol san Pedro a anunciar la buena nueva en tierras euganeas.

Santo patrón de la ciudad de Euganean, y también, según la opinión de muchos estudiosos, probable evangelizador de la Venecia occidental entera.


Santa Justina, Virgen y Mártir, fue convertida y bautizada por San Prosdocimo, siendo este un claro ejemplo de la labor apostólica del santo Obispo de Padua.

 

 

Alégrense conmigo

Santo Evangelio según San Lucas 15, 1-10.

 

Jueves XXXI de Tiempo Ordinario.
Por: José Romero, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Señor, concédeme poder ver tu amor.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10



En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: «Este recibe a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo entonces esta parábola:

«¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: «Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido». Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse. ¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: «Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido». Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte».



Palabra del Señor



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



 

Don Franco es un pastor que siempre trae sus ovejas a pastorear en nuestro terreno, ciertamente todo con el debido permiso, y se puede ver que, lo que lo hace pastor, son sus ovejas; sin ellas don Franco no sería pastor.



Jesús nos muestra en el Evangelio de hoy a Dios como un pastor, y el pastor de la parábola no deja de ser pastor por una oveja perdida, podemos decir que nada cambia. Pero el pastor deja sus noventa y nueve ovejas para ir a buscar una; arriesga el dejar de ser pastor, arriesga todo lo que es por la posibilidad de encontrar esa pequeña ovejita. ¿Qué es lo que lo mueve para hacer esa locura?



Nuestro Señor al narrarnos esta parábola nos comenta el valor de cada oveja para el pastor, el valor de cada alma para Dios; nos comenta lo que es capaz de hacer Dios por cada una de nuestras almas.

No hace falta imaginar mucho lo que Dios es capaz de sacrificar para ir a buscarnos, porque todos nosotros conocemos la cruz de Cristo. Dios muere en una cruz para ir en la búsqueda de su ovejita perdida, para ir en mi búsqueda.



Pero supongamos que yo no soy esa ovejita perdida sino una de las noventa y nueve, entonces, ¿quién es esa ovejita perdida?, ¿un familiar?, ¿un amigo?, ¿no nos duele esa ovejita perdida que era de nuestro grupo?, ¿no nos duele ver la angustia de nuestro Señor por su ovejita? ¡No nos quedemos pasivos en la hermosa pradera como si nada pasara! Salgamos con Él, ayudémosle, porque la mayor alegría para una oveja es ver a su pastor feliz y sólo mi pastor será feliz cuando recupere su pequeña oveja perdida.



Dejémonos encontrar por nuestro pastor y luego salgamos a buscar a la oveja perdida. Así veremos la alegría del Pastor por cargar de nuevo a su ovejita, así veremos el gozo de Dios por tener cerca a su pequeña alma.



 

«El perdón de Dios es la seña de su desbordante amor por cada uno de nosotros; es el amor que nos deja libres de alejarnos, como el hijo pródigo, pero que espera cada día nuestro retorno; es el amor audaz del pastor por la oveja perdida; es la ternura que acoge a cada pecador que llama a su puerta. El Padre celestial -nuestro Padre- está lleno, está lleno de amor que quiere ofrecernos, pero no puede hacerlo si cerramos nuestro corazón al amor por los otros».
(Homilía de S.S. Francisco, 17 de septiembre de 2017).



Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Hablaré de Dios, de su infinita misericordia, a una persona que amo y que está alejada de Él.



Despedida



¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Cómo ayudar a las almas del purgatorio con el Padre Pío

Este mes es un momento perfecto para acercarnos al Padre Pío, para nuestro bien y el de las almas benditas del purgatorio que necesitan de nuestra oración

 

 

Noviembre es el mes que la Iglesia Católica dedica a las benditas almas del purgatorio. También es un buen momento para recordar que somos pecadores y debemos preparar y fortalecer nuestras propias almas. El Catecismo enseña:

«Todos los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero todavía imperfectamente purificados, tienen ciertamente asegurada su salvación eterna; pero después de la muerte sufren una purificación, a fin de alcanzar la santidad necesaria para entrar en el gozo del cielo».

Esta comprensión cobra vida en esta carta de CS Lewis en la que le escribe a su amigo ficticio, Malcolm:

«Nuestras almas exigen el purgatorio, ¿no es cierto? ¿No nos rompería el corazón si Dios nos dijera: ‘Es verdad, hijo mío, que tu aliento huele mal y que tus harapos gotean barro y cieno, pero aquí somos caritativos y nadie te reprochará estas cosas ni te apartará de ti. Entra en la alegría’?

¿No deberíamos responder: ‘Con sumisión, señor, y si no hay objeción, prefiero ser limpiado primero’?

—Puede doler, ¿sabes?
—Aun así, señor».

Noviembre es el mes oportuno para ayudar a las Benditas Almas del Purgatorio. Incluso hay formas especiales que la Iglesia ofrece para honrarlas y ayudarlas durante este mes. Por ejemplo, ¿sabías que los católicos en estado de gracia que visitan devotamente un cementerio durante los primeros ocho días de noviembre y rezan por los difuntos pueden recibir una «indulgencia plenaria aplicable solo a las almas del purgatorio?».

Cuando oramos por las santas almas del purgatorio, nuestras propias almas brillan más intensamente con caridad.

Un santo conocido por su amor a las almas benditas

 

 

Hay muchas historias sobre el Padre Pío. ¡Aquí hay una que da vida a la devoción de noviembre!

Los frailes que vivieron con el Padre Pío escucharon una vez unas voces de una belleza inolvidable que resonaban en el convento, al mismo tiempo que el Padre Pío se encontraba en profunda oración. Le preguntaron qué era ese sonido, a lo que él respondió: «¿Por qué están todos tan sorprendidos? Son las voces de los ángeles, que llevan almas del purgatorio al paraíso».

Nacido como Francesco Forgione en 1887, el sacerdote capuchino conocido como Padre Pío vivió en el convento de san Giovanni Rotondo. Sin embargo, era conocido por su debilidad por los estadounidenses, ya que su padre, Grazio, pobre y analfabeto, se fue a Jamaica, Nueva York para buscar trabajo. Grazio Forgione envió dinero a casa para mantener a la familia, lo que le permitió a Francesco recibir clases particulares y luego ir al seminario. Se sabe que el Padre Pío dijo: «Mi padre cruzó el océano dos veces para darme la oportunidad de convertirme en fraile». 

Las almas de los muertos lo buscaban

 

 

Cuando recuperó sus facultades sacerdotales públicas, pasaba diez horas diarias oyendo confesiones, contando con frecuencia a los penitentes sus pecados, ayudándolos a alcanzar un verdadero arrepentimiento e inculcándoles el deseo de no pecar más.

La Santa Misa del Padre Pío duraba unas tres horas; y los que asistían sentían que el tiempo pasaba volando y que cada momento era un tiempo bien empleado. San Pío construyó un hospital cerca de su convento al que llamó: «Casa para el alivio del sufrimiento». 

¿Es de extrañar, entonces, que un sacerdote-santo tan compasivo con su rebaño sea también conocido por ayudar a las almas del purgatorio?

De hecho, el Padre Pío comentó una vez que por el camino que conducía a su monasterio se acercaban tantas almas de muertos como de vivos en busca de su ayuda. No deberíamos dudar en invocar al Padre Pío para que interceda por nosotros y saque a nuestros seres queridos del purgatorio. 

Esta hermosa devoción tan querida por el Padre Pío nos dará un vínculo más cercano con Nuestro Señor y ayudará a aliviar el sufrimiento de las almas.

Aquí tienes una poderosa oración que puedes rezar por las almas del purgatorio:

 

 

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