John 6:22-29

Amigos, en el Evangelio de hoy la multitud que había experimentado el milagro de los panes persigue a Jesús para ver más maravillas. Finalmente lo encuentran en la sinagoga de la ciudad de Cafarnaúm que está al borde del lago.

Cuando le preguntan a Jesús cómo había llegado allí antes que ellos, el Señor los reprende: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la vida eterna”.

El pan ordinario satisface solo el anhelo físico, y lo hace de manera transitoria: uno come y luego debe comer pronto nuevamente. Pero el pan celestial, Jesús dice, satisface el anhelo más profundo del corazón, y lo hace amoldando a quien lo come para la vida eterna. A los Padres de la Iglesia les encantaba reflexionar sobre este tema de la divinización a través de la Eucaristía, el proceso por el cual el consumo del pan de vida nos prepara para la vida en la dimensión eterna.

Hilario de Arlés, Santo

Obispo, 5 de mayo

Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa

Martirologio Romano: En Arlés, en la región de Provenza (Francia), san Hilarío, obispo, que, después de llevar vida eremítica en Lérins, fue promovido, muy a su pesar, al episcopado, en donde trabajando con sus propias manos, vistiendo una sola túnica tanto en verano como en invierno y viajando a pie, manifestó a todos su amor por la pobreza. Entregado a la oración, los ayunos y las vigilias, y perseverando en una predicación continua, mostró la misericordia de Dios a los pecadores, acogió a los huérfanos y no dudó en destinar para la redención de los cautivos todos los objetos de plata que se conservaban en la basílica de la ciudad. ( 449)

Breve Biografía

Obispo, nacido por el año 401; fallecido el 5 de Mayo del 449.

El lugar preciso de su nacimiento es desconocido. Todo lo que se ha dicho es que perteneció a una notable familia de la parte Norte de Galia, de la cual probablemente descendió San Honorato, su predecesor de la Sede de Arles.

Culto y rico, Hilario había calculado todo para asegurar su éxito en el mundo, pero abandonó honores y riquezas ante las urgentes demandas de Honorato, acompañándolo a la ermita de Lerins, que este ultimo había fundado y dedicándose él mismo bajo la santa obediencia a practicar la austeridad y el estudio de la Sagrada Escritura.

Mientras tanto Honorato, quién había llegado a Arzobispo de Arles, estaba a punto de morir. Hilario corrió a su lado y lo asistió en sus últimos momentos. Estaba Hilario por partir de regreso a Lerins cuando fue retenido por la fuerza y proclamado arzobispo en lugar de Honorato.

Obligado a ceder a esta coacción, emprendió resueltamente las tareas de su pesado cargo, y asitió a varios concilios que tuvieron lugar en Riez, Orange, Vaison y Arles.

Seguidamente empezó entre él y el Papa San Leo la famosa riña que constituye una de las etapas más curiosas de la historia de la Iglesia de Gallicia. En una reunion de obispos que presidió en el año 444 y en la que estuvieron presentes San Euterio de Lyon y St German de Auxerre, destituyó por incapacidad a un tal Cheldonius.

Este ultimo se apresuró a ir a Roma, tuvo éxito en la intercesión de su causa ante el Papa y como resultado fue reinstalado en su sede. Hilario entonces solicitó al Papa San Leo que justificara su acción sobre el asunto, pero no fue bien recibido por el soberano pontífice y fue obligado a regresar precipitadamente a Galia.

Después de esto envió a algunos sacerdotes a Roma a explicar su conducta pero sin ningún buen resultado. Además algunas personas que estaban hostiles por dicho asunto llevaron varias acusaciones contra él a la Corte de Roma, por lo cual el Papa excomulgó a Hilario, transfiriendo las prerrogativas de su sede a Frejus y motivó la proclamación del Emperador Valentiniano III con el famoso decreto que liberaba a la Iglesia de Viena de toda dependencia de Arles.

Sin embargo hay razones para creer que una vez terminada la tormenta, fue restaurada la paz rápidamente entre Hilario y Leo. Estamos lejos de la época en que ocurrió esta memorable riña y los documentos que pueden arrojar una luz sobre ella son muy pocos para permitirnos emitir un juicio definitivo sobre esta causa y sus consecuencias.

Evidentemente existe el hecho que los respectivos derechos de la Corte de Roma y de la ciudad no estaban suficientemente clarificados en ese tiempo y que el derecho de apelación al papa, entre otros, no estaban explícitamente reconocidos. Existe un número de escritos que se atribuyen a San Hilario, pero están lejos de ser auténticos. Pere Quesnel los coleccionó todos en un apéndice al trabajo en el que ha publicado los escritos de San Leo.

Señor, ¿cuándo llegaste?

Santo Evangelio según San Juan 6, 22-29. Lunes III de Pascua

Por: H. César Yali Molina Flores, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, abre mi corazón y mis ojos para que pueda reconocerte en cada momento que te acercas a mí.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29

Después de la multiplicación de los panes, cuando Jesús dio de comer a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la multitud, que estaba en la otra orilla del lago, se dio cuenta de que allí no había más que una sola barca y de que Jesús no se había embarcado con sus discípulos, sino que éstos habían partido solos. En eso llegaron otras barcas desde Tiberíades al lugar donde la multitud había comido el pan. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo llegaste acá?» Jesús les contestó: «Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto signos, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello».

Ellos le dijeron: «¿Qué debemos hacer para llevar a cabo las obras de Dios?» Respondió Jesús: «La obra de Dios consiste en que crean en aquél a quien él ha enviado».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

La palabra que se proclama el día de hoy muestra el encuentro y corrección paternal de Cristo con la muchedumbre que, asombrada, pregunta: «Maestro, ¿cuándo llegaste acá?»

Jesús, conociendo sus corazones, les corrige haciéndoles ver su debilidad interior, aunque externamente se muestren creíbles. «Ustedes no me andan buscando por haber visto signos, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse». De esta misma forma Jesús deja que te acerques a Él, y sabe que te falta crecer en el deseo de estar a su lado.

Jesús espera tengas el deseo de preguntarle «¿Qué debo hacer para llevar a cabo las obras de Dios?», y más que la simple pregunta es el hecho que te acerques e interactúes con Él haciéndole partícipe de tu vida, pues en esta medida, junto a Él, irás superándote como persona en todos los ámbitos, tanto personal, afectivo e intelectual.

Que puedas decir: Señor, ¿cuándo llegaste?, con la conciencia de querer saber, sorprenderte y disfrutar de su llegada a tu vida.

El corazón convertido al Señor y al amor del bien es la fuente de los juicios verdaderos de la conciencia.

(S.S. Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor No 64)

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicaré 15 minutos para meditar los hechos que han sucedido hasta el momento de leer estas líneas y revisaré si los he vivido al lado de Cristo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

San Ángel de Sicilia, un gran predicador carmelita

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Dolors Massot – publicado el 04/05/22

Viajó a Roma para pedir la aprobación de la Orden y la regla carmelita y murió mártir en Italia

San Ángel nació en Jerusalén en el año de 1185. Tras la muerte de sus padres, judíos conversos, él y su hermano ingresan entre los carmelitas y hacen su profesión en el monasterio del Monte Carmelo.

En 1218, es enviado a Roma para obtener del papa Honorio III la aprobación de la nueva Orden del Carmelo​ y la Regla. El mismo papa se la concedió el 30 de enero de 1226.

Después de predicar en San Juan de Letrán, Ángel fue enviado a Sicilia a predicar. En la isla había arraigado la herejía cátara, que condenaba todo lo terreno.

En Licata (Agrigento) san Ángel convenció a una mujer de que se alejara del escudero Berengario porque era cátaro y llevaba una vida desordenada. Este, en  venganza, lo hirió de muerte con la espada.

Los cristianos lo cuidaron en una casa pero san Ángel murió cuatro días más tarde, el 5 de mayo de 1226.

Oración

Dios, fuerza de los fieles y corona de los mártires
por cuya gracia san Ángel, carmelita, superó los tormentos del martirio;
por su intercesión, concédenos propicio que,
imitándole fielmente, seamos hasta la muerte testigos de su presencia y bondad.
Amén.