• John 14:1-6
• Bishop Robert Barron
Amigos, en el muy familiar y majestuoso pasaje del Evangelio de hoy, Jesús nos exhorta a confiar en Él: “No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí”.
Mucho depende del significado espiritual de la pequeña palabra “confianza”. Jeremías el profeta lo expuso de la manera más clara y sencilla posible: “Maldito el hombre que confía en los hombres, que hace de la carne su fortaleza, cuyo corazón se aparta del Señor”. Y a la inversa, “Bienaventurados los que confían en el Señor, el Señor será su confianza”.
¿Qué significa confiar, volver el corazón a Dios? Significa enraizar toda la vida en Dios, y no en nuestras preocupaciones en las cosas de este mundo como la riqueza, el poder, el placer y honor.
La pregunta que debemos hacernos es “¿Cuál es el centro de gravedad de mi vida?”. La Biblia propone consistentemente esta pregunta. Por ejemplo, leamos el libro de Josué, cuando confronta al pueblo de Israel preguntándoles: “¿Sirven al Señor o a otros dioses?”. Y esta es la pregunta que también debe ser respondida hoy.
Anacleto (Cleto), Santo
III Papa, 26 de abril
Por: Domenico Agasso | Fuente: santiebeati.it
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Cleto, papa, el segundo que rigió la Iglesia Romana después de san Pedro. († 88)
En el martirologio anterior se lo recordaba el 13 de julio
Breve Biografía
¿Son dos o tan sólo uno?, por mucho tiempo se pensó que Anacleto y Cleto habían sido dos papas distintos del siglo primero. Después resultó claro que el segundo nombre era sólo una abreviación familiar del primero. Y así ha quedó registrado en la sucesión cronológica de los jefes de la iglesia de Roma: Anacleto o Cleto fue el tercero, después de Pedro y Lino. Tercero, entonces, en la serie de papas. Sobre su origen sobreviven incertidumbres, algunos historiadores piensan que era nacido en Roma, pero su nombre de origen claramente griego deja una sombra de dudas sobre este tema. Relatos muy antiguos le atribuyen la construcción de un santuario sepulcral llamado «Memoria», en el sitio del entierro de Pedro, en los jardines del Vaticano, territorio que entonces pertenecía al dominio imperial y formado por jardines, campos y tierras sin cultivar. A Anacleto se le atribuye también la disposición que prohibía a los hombres de Iglesia usar los cabellos largos, lo que sería un primer ejemplo de tonsura eclesiástica.
Su pontificado se desarrolla en algunos años de paz, bajo el emperador Vespasiano (que reina del 69 al 79), y bajo su hijo mayor Tito (79 al 81). En tiempos de este último Italia conoce una de las más importantes catástrofes de su historia: la erupción del Vesubio en agosto del 79, con la destrucción de Herculano y Pompeya. Y poco después Roma verá surgir el edificio destinado a convertirse en su emblema: el anfiteatro Flavio (Coliseo) para los juegos públicos, sede de luchas mortales entre gladiadores y de suplicios para los cristianos. El mismo lugar que diecinueve siglos después sería elegido por los sucesores de Pedro, Lino y Anacleto para presidir el Vía Crucis con el que se rememora el calvario de Cristo en Viernes Santo.
Finaliza pronto el reinado de Tito, y con el arribo de su hermano Domiciano comienza la persecusión. Pero no sólo contra los cristianos. De hecho, las primeras víctimas son los judíos, forzados a derivar al Estado el tributo debido al templo de Jerusalén destruido por Tito. Una persecución por razones financieras: porque las grandes obras públicas han desangrado las finanzas imperiales; también los judeocristianos deberán pagar. Después la persecusión va a ensañarse a los cristianos en general, no sólo contra sus bienes. Contra ellos se lanza la acusación de “ateísmo”, es decir, de no adorar a los dioses del Estado, y esta acusación comporta la pena capital.
No sabemos cómo murió Cleto; la persecusión a los cristianos continuó luego de su muerte. No se conoce el lugar de su sepultura, aunque es presumible que haya sido en los jardines vaticanos.
Solo Dios basta
Santo Evangelio según San Juan 14,1-6.
Viernes IV de Pascua.
Por: Jesús Salazar, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, trae la paz a mi corazón y hazme instrumento de tu paz. Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque ahora voy a prepararles un lugar. Cuando me haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy». Entonces Tomás le dijo: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le respondió: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¡Nada te robe la paz! Nada te turbe, nada te espante, todo pasa ¡sólo Dios basta!, decía santa Teresa de Ávila.
Ésta es la invitación más constante de Cristo resucitado, y también representa para nosotros la esperanza más grande que da sentido a nuestra vida, retornar a la casa del Padre.
En nuestra familia todos hemos tenido un ser querido que ha tenido su nacimiento al cielo, y si no lo hemos tenido aún, va a suceder y nos sucederá a nosotros. Para muchos, pensar en la muerte es algo terrorífico porque es algo desconocido, así como el niño que sale del vientre de su madre y llora.
¿Cómo desconfiar de Aquél que nos dice que es el camino, la verdad y la vida si Él mismo ya venció a la muerte? Jesús, al prepararnos una morada y darnos la certeza de que Él es el camino, nos quiere invitar a vivir nuestra vida con la mirada fija en la meta que es el cielo.
¿Por qué vivir con el corazón abatido? ¿Por qué dejar que una tempestad nos robe la paz? «Todo se pasa, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta, ¡Sólo Dios basta».
«La verdad es aquello sobre lo que uno se puede apoyar para no caer. En este sentido relacional, el único verdaderamente fiable y digno de confianza, sobre el que se puede contar siempre, es decir, «verdadero», es el Dios vivo. He aquí la afirmación de Jesús: «Yo soy la verdad». El hombre, por tanto, descubre y redescubre la verdad cuando la experimenta en sí mismo como fidelidad y fiabilidad de quien lo ama. Sólo esto libera al hombre: «La verdad os hará libres»». (Mensaje para la 52ª. Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, S.S. Francisco).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy intentaré ser un instrumento de la paz de Cristo en medio de las adversidades de mi ambiente cotidiano; y también rezaré por mis familiares y amigos difuntos.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
San Isidoro de Sevilla, patrono de los humanistas
Conoce a un Doctor de la Iglesia dedicado a aplacar la herejía del arrianismo y a unificar la liturgia en la España visigoda
San Isidoro de Sevilla nació en una familia de alto nivel social de Cartagena que contribuyó a la conversión de los reyes visigodos (arrianos) al catolicismo.
No queda claro si él había nacido ya cuando la familia tuvo que exiliarse y se estableció en Sevilla.
De todos los hermanos, cuatro fueron santos: Leandro, Fulgencio, Florentina e Isidoro. Él fue arzobispo de Sevilla durante más de 30 años.
Una hermana de Isidoro, Teodosia, se casó con el rey Leovigildo y sus sobrinos Hermenegildo y Recaredo se convirtieron. Hermenegildo fue también santo.
Intelectual medieval
El papel de san Isidoro fue clave para la asimilación de los visigodos. Era sabio y fue uno de los grandes intelectuales de la Edad Media. Conocía bien el griego y el hebreo. Su obra más conocida son las Etimologías, referente en el estudio de la Filología Latina.
En el plano de la santidad, como arzobispo se esmeró en aplacar la herejía del arrianismo y unificó la liturgia en la España visigoda.
En 1722, el papa Inocencio XIII lo declaró doctor de la Iglesia. Sus restos son venerados en la basílica de san Isidoro de León.
Santo patrón
San Isidoro de Sevilla es patrono de los humanistas: filólogos, filósofos, historiadores, geógrafos, topógrafos y geodestas. También es copatrono de la ciudad de Sevilla.
Oración “Adsumus” de san Isidoro de Sevilla
Aquí estamos, Señor Espíritu Santo.
Aquí estamos, frenados por la inercia del pecado,
pero reunidos especialmente en tu Nombre.
Ven a nosotros y permanece con nosotros.
Dígnate penetrar en nuestro interior.
Enséñanos lo que hemos de hacer,
por dónde debemos caminar,
y muéstranos lo que debemos practicar
para que, con Tu ayuda, sepamos agradarte en todo.
Sé Tú el único inspirador y realizador de nuestras decisiones,
Tú, el único que, con Dios Padre y su
Hijo,
posees un nombre glorioso,
no permitas que quebrantemos la justicia,
Tú, que amas la suprema equidad:
que la ignorancia no nos arrastre al desacierto;
que el favoritismo no nos doblegue;
que no nos corrompa la acepción de personas o de cargos.
Por el contrario, únenos eficazmente a Ti,
sólo con el don de tu Gracia,
para que seamos UNO en Ti,
y en nada nos desviemos de la verdad.
Y, lo mismo que estamos reunidos en Tu Nombre, así también,
mantengamos en todo la justicia,
moderados por la piedad,
para que, hoy, nuestras opiniones en nada se aparten de Ti,
y, en el futuro, obrando rectamente,
consigamos los premios eternos.
Amén.