Matthew 7:1-5

Amigos, la parábola de Jesús en el Evangelio de hoy es de los comentarios más perspicaces desde los puntos de vista psicológico y espiritual en el Nuevo Testamento. Seamos realistas: el pasatiempo favorito de la mayoría de los seres humanos es criticar a los demás.

Nos deleitamos al señalar las deficiencias, las fallas morales y las tendencias molestas de nuestros vecinos. Esto es, por supuesto, una función del orgullo y el egoísmo: cuanto más menosprecio a alguien, más elevado me siento.

Pero también es, curiosamente, un medio magnífico para mirarnos como si estuviéramos frente a un espejo, y así ver lo que normalmente permanece invisible. ¿Por qué, debemos preguntarnos, encontramos al pecado de los demás particularmente molesto? ¿Por qué ese rasgo o pecado de un hermano nos irrita especialmente?

Indudablemente, y de modo implícito, es porque nos recuerda una falla similar en nosotros. Recuerdo una vez que un cierto director de un retiro espiritual pidió a cada uno recordar una persona que nos fuera difícil de aceptar y que luego contáramos en detalle las características que la hacían tan detestable. Luego recomendó que volviéramos a nuestra habitación y pidiéramos a Dios que perdonara esas mismas faltas en nosotros mismos. Sus palabras fueron tan desconcertantes e iluminadoras como las palabras de Jesús.

José Cafasso, Santo

Presbítero, 23 de junio

Por: Redacción | Fuente: EWTN.com

Martirologio Romano: En Turín, en el Piamonte, Italia, san José Cafasso, presbítero, que se dedicó a la formación espiritual y cultural de los futuros clérigos, y a reconciliar con Dios a los presos encarcelados y a los condenados a muerte. ( 1860)

Fecha de beatificación: 3 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI
Fecha de canonización: 22 de junio de 1947 por el Papa Pío XII

Breve Biografía

Este humilde sacerdote fue quizás el más grande amigo y benefactor de San Juan Bosco y, de muchos seminaristas pobres más, uno de los mejores formadores de sacerdotes del siglo XIX.

Nació en 1811 en el mismo pueblo donde nació San Juan Bosco. En Castelnuovo (Italia). Una hermana suya fue la mamá del Beato José Alamano, fundador de la comunidad de los Padres de la Consolata.

Desde niño sobresalió por su gran inclinación a la piedad y a repartir ayudas a los pobres.

En el año 1827, siendo Caffaso seminarista se encontró por primera vez con Juan Bosco. Cafasso era de familia acomodada del pueblo y Bosco era de una vereda y absolutamente pobre. Don Bosco narra así su primer encuentro con el que iba a ser después su Benefactor, su defensor y el que mejor lo comprendiera cuando los demás lo despreciaran: «Yo era un niño de doce años y una víspera de grandes fiestas en mi pueblo, vi junto a la puerta del templo a un joven seminarista que por su amabilidad me pareció muy simpático. Me acerqué y le pregunté: ´¿Reverendo: no quiere ir a gozar un poco de nuestras fiestas?´.

Él con una agradable sonrisa me respondió: ´Mira, amiguito: para los que nos dedicamos al servicio de Dios, las mejores fiestas son las que se celebran en el templo´. Yo, animado por su bondadoso modo de responder le añadí: ´Sí, pero también en nuestras fiestas de plaza hay mucho que alegra y hace pasar ratos felices´. Él añadió: ´Al buen amigo de Dios lo que más feliz lo hace es el participar muy devotamente de las celebraciones religiosas del templo´. Luego me preguntó qué estudios había hecho y si ya había recibido la sagrada comunión, y si me confesaba con frecuencia. Enseguida abrieron el templo, y él antes de despedirse me dijo: ´No se te olvide que para el que quiere seguir el sacerdocio nada hay más agradable ni que más le atraiga, que aquello que sirve para darle gloria a Dios y para salvar las almas´. Y de manera muy amable se despidió de mí. Yo me quedé admirado de la bondad de este joven seminarista. Averigüé cómo se llamaba y me dijeron: ´Es José Cafasso, un muchacho tan piadoso, que ya desde muy pequeño en el pueblo lo llamaban -el santito».

Cafasso que era un excelente estudiante tuvo que pedir dispensa para que lo ordenaran de sacerdote de sólo 21 años, y en vez de irse de una vez a ejercer su sacerdocio a alguna parroquia, dispuso irse a la capital, Turín, a perfeccionarse en sus estudios. Allá había un instituto llamado El Convictorio para los que querían hacer estudios de postgrado, y allí se matriculó. Y con tan buen resultado, que al terminar sus tres años de estudio fue nombrado profesor de ese mismo instituto, y al morir el rector fue aclamado para reemplazarlo, y estuvo de magnífico rector por doce años hasta su muerte.

San José Cafasso formó más de cien sacerdotes en Turín, y entre sus alumnos tuvo varios santos. Se propuso como modelos para imitar a San Francisco de Sales y a San Felipe Neri, y sus discípulos se alegraban al contestar que su comportamiento se asemejaba grandemente al de estos dos simpáticos santos.

En aquel entonces habían llegado a Italia unas tendencias muy negativas que prohibían recibir sacramentos si la persona no era muy santa (Jansenismo) y que insistían más en la justicia de Dios que en su misericordia (rigorismo).

El Padre Cafasso, en cambio, formaba a sus sacerdotes en las doctrinas de San Alfonso que insiste mucho en la misericordia de Dios, y en las enseñanzas de San Francisco de Sales, el santo más comprensivo con los pecadores. Y además a sus alumnos sacerdotes los llevaba a visitar cárceles y barrios supremamente pobres, para despertar en ellos una gran sensibilidad hacia los pobres y desdichados.

Cuando el niño campesino Juan Bosco quiso entrar al seminario, no tenía ni un centavo para costearse los estudios. Entonces el Padre Cafasso le costeó media beca, y obtuvo que los superiores del seminario le dieran otra media beca con tal de que hiciera de sacristán, de remendón y de peluquero. Luego cuando Bosco llegó al sacerdocio, Cafasso se lo llevó a Turín y allá le costeó los tres años de postgrado en el Convictorio. El fue el que lo llevó a las cárceles a presenciar los horrores que sufren los que en su juventud no tuvieron quién los educara bien. Y cuando Don Bosco empezó a recoger muchachos abandonados en la calle, y todos lo criticaban y lo expulsaban por esto, el que siempre lo comprendió y ayudó fue este superior. Y al ver la pobreza tan terrible con la que empezaba la comunidad salesiana, el Padre Cafasso obtenía ayudas de los ricos y se las llevaba al buen Don Bosco. Por eso la Comunidad Salesiana ha considerado siempre a este santo como su amigo y protector.

En Turín, que era la capital del reino de Saboya, las cárceles estaban llenas de terribles criminales, abandonados por todos. Y allá se fue Don Cafasso a hacer apostolado. Con infinita paciencia y amabilidad se fue ganando los presos uno por uno y los hacía confesarse y empezar una vida santa. Les llevaba ropa, comida, útiles de aseo y muchas otras ayudas, y su llegada a la cárcel cada semana era una verdadera fiesta para ellos.

San José Cafasso acompañó hasta la horca a más de 68 condenados a muerte, y aunque habían sido terribles criminales, ni uno sólo murió sin confesarse y arrepentirse.

Por eso lo llamaban de otras ciudades para que asistiera a los condenados a muerte. Cuando a un reo le leían la sentencia a muerte, lo primero que pedía era: «Que a mi lado esté el Padre Cafasso, cuando me lleven a ahorcar» (Un día se llevó a su discípulo Juan Bosco, pero éste al ver la horca cayó desmayado. No era capaz de soportar un espectáculo tan tremendo. Y a Cafasso le tocaba soportarlo mes por mes. Pero allí salvaba almas y convertía pecadores).

La primera cualidad que las gentes notaban en este santo era «el don de consejo». Una cualidad que el Espíritu Santo le había dado para saber aconsejar lo que más le convenía a cada uno. Por eso a su despacho llegaban continuamente obispos, comerciantes, sacerdotes, obreros, militares, y toda clase de personas necesitadas de un buen consejo. Y volvían a su casa con el alma en paz y llena de buenas ideas para santificarse. Otra gran cualidad que lo hizo muy popular fue su calma y su serenidad. Algo encorvado (desde joven) y pequeño de estatura, pero en el rostro siempre una sonrisa amable. Su voz sonora, y encantadora. De su conversación irradiaba una alegría contagiosa (que San Juan Bosco admiraba e imitaba grandemente). Todos elogiaban la tranquilidad inmutable del Padre José. La gente decía: «Es pequeño de cuerpo, pero gigante de espíritu». A sus sacerdotes les repetía: «Nuestro Señor quiere que lo imitemos en su mansedumbre».

Desde pequeñito fue devotísimo de la Sma. Virgen y a sus alumnos sacerdotes los entusiasmaba grandemente por esta devoción. Cuando hablaba de la Madre de Dios se notaba en él un entusiasmo extraordinario. Los sábados y en las fiestas de la Virgen no negaba favores a quienes se los pedían. En honor de la Madre Santísima era más generoso que nunca estos días. Por eso los que necesitaban de él alguna limosna especial o algún favor extraordinario iban a pedírselo un sábado o en una fiesta de Nuestra Señora, con la seguridad de que en honor de la Madre de Jesús, les concedería su petición.

Un día en un sermón exclamó: «qué bello morir un día sábado, día de la Virgen, para ser llevados por Ella al cielo». Y así le sucedió: murió el sábado 23 de junio de 1860, a la edad de sólo 49 años.

Su oración fúnebre la hizo su discípulo preferido: San Juan Bosco.

El Papa Pío XII canonizó a José Cafasso en 1947, y nosotros le suplicamos a tan bondadoso protector que logremos imitarlo en su simpática santidad.

Antes de morir escribió esta estrofa: «No será muerte sino un dulce sueño para ti, alma mía, si al morir te asiste Jesús, y te recibe la Virgen María». Y seguramente así le sucedió en realidad.

Sácate primero la viga que tienes en el ojo

Santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5. 

Por: Hiram Samir Galán Jaime, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, llena mi corazón de amor para que yo sea capaz de amar a todos con todo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.

¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Paradójicamente, las personas que cometemos más errores somos al mismo tiempo los más duros e inflexibles. Y resulta evidente cuando un corazón no tiene paz y amor dentro; está divido y no puede sino proyectar toda esa frustración y amargura hacia los demás.

Muy diverso es el testimonio de los santos y las personas que se han distinguido en la virtud. Siempre son ejemplos de beneficencia y caridad. Por ello, la clave de la santidad no está en muchos propósitos y reglas de perfección sino en amar. No cansarse de amar.

Amar de día y de noche. Amar con el corazón y con el pensamiento. Amar a todos en y desde Dios. Madre Santísima, ayúdanos a tener un corazón amante como el tuyo que sólo busca acoger y amar a los demás, sobre todo con predilección a los pobres pecadores.

«Es tan feo juzgar: el juicio ¡sólo a Dios, sólo a Él! A nosotros nos compete el amor, la comprensión, el rezar por los demás cuando vemos cosas que no están bien, si es necesario también hablar con ellos para ponerlos en guardia si algo no parece ir en la dirección correcta. Pero nunca juzgar, nunca, porque si nosotros juzgamos es hipocresía. Cuando juzgamos nos colocamos en el lugar de Dios, esto es verdad, pero nuestro juicio es un pobre juicio: nunca, nunca puede ser un verdadero juicio porque el verdadero juicio es el que da Dios. Y ¿por qué el nuestro no puede ser como el de Dios?; ¿por qué Dios es omnipotente y nosotros no? No, porque a nuestro juicio le falta la misericordia. Y cuando Dios juzga, juzga con misericordia».

(Homilía de S.S. Francisco, 20 de junio de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicaré un tiempo de mi día a recordar todas las veces que el Señor me ha perdonado mi pecado y me ha renovado con la fuerza de su amor, para hacer yo lo mismo con los demás.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

“Que la diplomacia calle las armas”: el Papa León XIV advierte sobre la situación en Irán

Antoine Mekary | ALETEIA

I.Media – publicado el 22/06/25

Tras el bombardeo estadounidense en Irán, el Papa León XIV lanzó un vibrante llamamiento a la distensión y expresó su preocupación

“Hoy más que nunca, la humanidad clama e invoca la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser acallado por el fragor de las armas”, declaró el Papa León XIV el 22 de junio de 2025, en respuesta al conflicto en curso entre Irán e Israel. Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para el Ángelus, explicó que cada miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de poner fin a esta tragedia.

Horas después del bombardeo estadounidense de instalaciones nucleares en Irán, el Papa León XIV lanzó un vibrante llamamiento a la distensión. Desde la ventana del Palacio Apostólico, expresó su preocupación por las alarmantes noticias procedentes de Oriente Medio, especialmente de Irán.

«Todo miembro de la comunidad internacional tiene una responsabilidad moral: poner fin a la tragedia de la guerra antes de que degenere en un abismo irreparable. No hay conflicto lejano cuando está en juego la dignidad humana», advirtió.

«Que la diplomacia silencie las armas, que las naciones diseñen su futuro mediante obras de paz, no mediante la violencia y conflictos sangrientos», continuó, afirmando que «la guerra no resuelve los problemas», sino que «los amplifica e inflige profundas heridas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en sanar». El líder de la Iglesia Católica afirmó además que «ninguna victoria armada puede compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños y el futuro robado».

El sábado por la noche, el ejército estadounidense atacó tres de las principales instalaciones nucleares de Irán. El presidente estadounidense, Donald Trump, celebró la operación, que, según él, había destruido por completo la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán. En respuesta, se dispararon misiles iraníes contra Israel.

En la cadena X, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, condenó la «grave violación» de la Carta de las Naciones Unidas por parte de Estados Unidos. «Los sucesos de esta mañana son indignantes y tendrán consecuencias duraderas. Todos los miembros de la ONU deben estar alarmados por este comportamiento extremadamente peligroso, ilegal y criminal», advirtió.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, condenó enérgicamente la intervención estadounidense. «Estoy profundamente alarmado por el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos contra Irán hoy. Se trata de una peligrosa escalada en una región que ya está al borde del colapso, y una amenaza directa para la paz y la seguridad internacionales», declaró en la cadena X.

Antoine Mekary | ALETEIA

En su llamamiento durante el Ángelus, el Papa León XIV también expresó su preocupación por el riesgo de que el dramático escenario actual haga que se olvide el sufrimiento cotidiano de la población, especialmente en Gaza y otros territorios. Allí, insistió, «la urgencia de una ayuda humanitaria adecuada se hace cada vez más acuciante».

Desde finales de mayo, según AFP, 450 personas han muerto y casi 3 mil 500 han resultado heridas al intentar llegar a los puntos de distribución de ayuda en Gaza, según un último informe del Ministerio de Salud de Gaza, cuyas cifras son consideradas fiables por la ONU.