LA SUPERIORA DE LA COMUNIDAD MISIONERA DE PAX VOBIS Y DEMÁS SISTERS FELICITAN A USTED Y FAMILIA DESEANDOLES UNA FELIZ NAVIDAD, Y QUE LA DULZURA DE LA VIRGEN MARIA LE PONGA EN SUS BRAZOS Y CORAZÓN EL AMOR DE DIOS HECHO NIÑO QUE LES REGALE LA PAZ Y TODOS LOS DONES QUE EL CIELO LE REGALA. CON AMOR

SISTER CECILIA BLEST

¡Feliz Navidad amigos! Cuando se reúnen hoy con su familia y amigos, es probable que alguien, en algún momento, traiga un recién nacido. Y todos querrán ver al bebé. Toda la habitación dejará de hacer lo que estaba haciendo para ver a este niño. Hay algo irresistiblemente encantador en los bebés; sacan lo mejor de nosotros y despiertan el amor en nosotros. Bueno, en el centro de nuestra celebración de Navidad está este hecho extraño e increíble: Dios se convirtió en un bebé. El Creador todopoderoso del universo, la razón por la que hay algo en vez de nada, se hizo un bebé tan débil que ni siquiera podía levantar su cabeza. Esto fue una pincelada de genialidad divina. Una y otra vez el Sabueso del Cielo salió en nuestra búsqueda, y una y otra vez huimos. ¿Quién podría finalmente resistirse a un bebé que es Dios?

LOS BEBÉS TIENEN ALGO QUE DESPIERTAN EL AMOR EN NOSOTROS. Imaginen ahora si un bebé llegará a la habitación y que el bebé estuviera enfermo, o que alguien estuviera amenazando a este bebé. Bueno, incluso más entonces su sentido de amor y protección se despertaría ¿cierto? Ese bebé tendría su atención. Bueno, nuestra atención en el día de NAVIDAD, Está este hecho extraño e increíble, de que DIOS SE HIZO BEBÉ. Permítanmelo decírselo de nuevo, en el caso de que se vuelva un lugar común o lo demos por hecho. El mensaje extraño e increíble en el Corazón del Cristianismo Dios se convirtió en un bebé. El Creador del Universo entonces, el puro acto de existencia en sí mismo, la razón por la que hay el Dios omnisciente todopoderoso, se hizo un bebé tan débil que ni siquiera puede levantar su cabeza. ESTE NIÑO DIVINO, por así decirlo, se coloca en nuestro regazo en este DIA DE NAVIDAD.

Piensen que este niño divino es traído a nuestra reunión familiar, y alguien dice, ¨QUIEREN VER AL BEBɨ Y colocan a este bebé en sus regazos y miran esa carita. DE ESO TRATA LA NAVIDAD. ¿Podría sugerirles que esto fue una pincelada de genialidad divina? ¿Por qué? Bueno, échenle un vistazo a la segunda lectura de la Misa del día de la Carta a los hebreos. Escuchen: ¨En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos nos ha hablado por medio de su HIJO¨. He dicho esto muchas veces antes. Pueden encontrar este tema de la búsqueda humana de Dios en la Biblia. Piensen en el Salmo, ¨Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti mi Dios¨. Por supuesto esa es parte de nuestra experiencia espiritual. Y los estantes de las librerías, gimen bajo el peso de los libros que tratan sobre esta idea, en las grandes religiones y filosofías del mundo y nuestra búsqueda de Dios. Pero la religión bíblica no es acerca de nuestra búsqueda de Dios. Trata de la incansable búsqueda de Dios por nosotros. Dios que no necesita nada del mundo. Y ahora quiere compartir su vida con nosotros. Esa es la Biblia. EL viene persiguiéndonos. Piensen en el Salmo 139. No tanto nuestra búsqueda de Dios, sino esto: ¨Señor, tú me sondeas y me conoces, tú sabes si me siento o me levanto, de lejos percibes lo que pienso… Antes que la palabra esté en mi lengua, tú Señor, la conoces plenamente, me rodeas por atrás y por delante y tienes puesta tu mano sobre mí¨. Esa no es mi búsqueda de Dios. Esa es la búsqueda apasionada de Dios por mí. De nuevo escuchen a hebreos: ¨En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios¨. Si. Llamó a Abraham, llamó a Isaac, llamó a Jacob. Llamó a José, a Moisés y Aarón. Llamó a Samuel, David y Salomón. Llamó a Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. Llamó a Miriam, Débora y Rut. Llamó a Isabel y Zacarías, MARÍA Y JOSÉ TODO ESTE TIEMPO ESFORZÁNDOSE, para conformar un pueblo acorde a su propio corazón. Los buscó. Los eligió y los envió en misión. Más aún les dio leyes y mandamientos. No presten atención a los críticos de la religión que dicen,

¨Este es Dios colocando exigencias arbitrarias y opresivas sobre nosotros¨.

No, no, no es así para para nada. No es para hacer nuestras vidas más complicadas, sino para levantarnos, para darnos leyes que nos moldeen en la dirección de la felicidad y la alegría. Piensen en un buen entrenador que está intentando dar a sus dirigidos las habilidades y capacidades para jugar bien a un deporte. Bueno, ese es Dios dando sus leyes a su pueblo. Nos dio a los profetas, como escuchamos para despertar nuestro entusiasmo por la vida divina. ¿Fueron los profetas, algunas veces un poco severos? SI, SEGURO. Lean a Ezequiel y Daniel e Isaías. Así Dios a través de los profetas levanta su voz. Es Dios que nos persigue como el sabueso del Cielo. ESE ES DIOS BUSCÁNDONOS. A pesar de todo esto de todo lo que nos habló de modo parcial y fragmentario, a pesar de todos estos esfuerzos, no fuimos capaces y propensos a responderle. Quiero decir, es la historia en el corazón de la Biblia. Es duro, duro de asimilar y escuchar, pero es verdad, ¿cierto? A pesar de todo esto, a pesar de las leyes y mandamientos, a pesar de elegir a los patriarcas, a pesar de perseguirnos como el sabueso del cielo, fuimos propensos a correr en la otra dirección. Fuimos propensos a desobedecer. Propensos a quebrantar los Mandamientos y las alianzas. Propensos a apedrear a los profetas. Dios lo intentó una y otra vez, y nosotros huimos. Pero luego en la culminación de  los tiempos, -escuchen-, Dios nos habló a través de su HIJO, y más aun el HIJO que entró al mundo, como un pequeño bebé. Como digo, la pincelada del genio divino.

¿Por qué? Porqué, quién puede resistirse a un bebé… Dios intentó todas esas cosas diferentes. Dios intentó una y otra vez y otra, y huimos. Pero hay algo magnético en los bebés. Piensen en todas estas escenas, cómo las preparamos en nuestros hogares, los pesebres con MARIA y JOSE, los Reyes Magos y los pastores, y sí, incluso los animales y todos atraídos por el BEBÉ. Es impactante. Este Bebé oímos, desde el principio, está en peligro. Nació en este pequeño cobertizo o establo o cueva o lo que fuera. Ni siquiera podía parecerse a un refugio de viajeros en el pequeño y patético pueblo de Belén. Herodes va tras ÉL desde el principio. Este Bebé está en peligro de muerte. Aquí está este Bebé, amenazado, vulnerable que es también Dios. ¿Quién podría resistírsele? ¿Quién podría decir que no? ¿No, no estoy muy ocupado. Me estás pidiendo demasiado? No, este BEBÉ que es Dios ha sido colocado sobre nuestros regazos esta NAVIDAD. Y mientras miramos a la cara a este Bebé, estamos mirando a la cara misma de Dios. ¨QUE EL SEÑOR TE DESCUBRA SU ROSTRO¨. Dice el Antiguo Testamento. Bueno el rostro de Dios es ahora, esta diminuta carita de un Bebé. Pero al final del día, vino como un Bebé porque los bebés son irresistibles. Permítanme decir algo ante de concluir. Esta es la razón por la que a lo largo de los siglos, la Iglesia ha tenido esta gran sensibilidad hacia aquellos que sufren y son débiles y pobres y están en los márgenes. Cuando echamos un vistazo a este mundo, vemos las caras de los vulnerables.

La Madre Teresa , decía que cuando veía los ojos de aquellos que sufrían y morían en las calles de Calcuta. ¨Bueno, ese es Cristo en su disfraz más angustiante¨. Los Santos lo dijeron una y otra vez, cuando servían a los pobre y marginados, estaban viendo y sirviendo a CRISTO. ESTE ES EL MENSAJE CENTRAL DEL CRISTIANISMO: QUE ENCONTRAMOS A DIOS EN EL ROSTRO DE LOS POBRES Y VULNERABLES, AQUELLOS QUE SON COMO ESTE NIÑO PEQUEÑO. Puedo hacerles una sugerencia hoy, cuando se reúnan con sus familias, y estoy seguro que lo harán, y probablemente habrá un nuevo hijo o hija, nieto o nieta, sobrino o sobrina, alguién en algún momento traerá un bebé a la habitación. Tal vez estén atentos a esta dinámica. Observen lo que genera en la habitación. Observen como une a todos. Observen como todos quieren ver al bebé y alcanzarlo y luego piensen. ESTE ES LA RAZÓN POR LA QUE NOS ESTAMOS REUNIENDO HOY, ¨PORQUE DIOS SE HIZO BEBɨ. Y LUEGO DÉJENSE ATRAER, POR EL PODER MAGNÍFICO DE ESTE BEBÉ

John 1:1-18

Amigos, nuestro Evangelio de Navidad es el Prólogo del Evangelio de Juan. De algún modo allí está el Evangelio completo, en efecto la Biblia completa, en miniatura. 

Vayamos al pasaje central: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”. La palabra usada aquí en griego para “habitó” es Eskenosen, que significa literalmente, “armó su carpa entre nosotros”. No lo interpreten de una manera simplona. Tiene la intención de traernos a la mente el tabernáculo del templo. 

La Palabra convirtiéndose en carne es Dios que viene a habitar definitivamente en este mundo, anulando los efectos del pecado, convirtiéndolo en lo que siempre significó. Noten también lo que vemos después en este tabernáculo: “Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. 

Entonces Juan nos está diciendo que Jesús es el nuevo Edén, el nuevo templo, la creación restaurada, la materialización del plan de Dios para este mundo. Y nuestro propósito no es simplemente contemplar este hecho con asombro, sino introducirnos en su poder: “Pues de su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia”.

Se hizo carne: ¿por qué San Juan usa esta expresión, “carne”? ¿No podría haber dicho, de una manera más elegante, que se hizo hombre? No, usa la palabra carne porque indica nuestra condición humana en toda su debilidad, en toda su fragilidad. Nos dice que Dios se hizo fragilidad para tocar de cerca nuestras fragilidades. Por lo tanto, desde el momento en que el Señor se hizo carne, nada en nuestra vida le es ajeno. No hay nada que Él desdeñe; podemos compartir todo con Él, todo. Querido hermano, querida hermana, Dios se hizo carne para decirnos, decirte que te ama precisamente allí, que nos ama precisamente allí, en nuestras fragilidades, en tus fragilidades; precisamente allí donde nosotros más nos avergonzamos, donde más te avergüenzas. Es audaz: la decisión de Dios es audaz: se hizo carne precisamente allí, donde nosotros tantas veces nos avergonzamos; entra en nuestra vergüenza para hacerse hermano nuestro, para compartir el camino de la vida. (Ángelus, 3 enero 2021)

La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.

Solemnidad Litúrgica, 25 de diciembre

Manifestación del Verbo de Dios a los hombres

Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres.  En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación “el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa)  (Liber Sacramentorum).

Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno «Natalis solis invicti», esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más large del año, readquiría nuevo vigor.

Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentida por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.

En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir «manifestación», después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.

Los textos de la liturgia navideña, formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio, subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.

25 de diciembre de 2022

Y habitó entre nosotros

Santo Evangelio según san Juan 1, 1-18. Navidad

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Con sencillez de niño quiero venir a ti. Me pongo en tus manos, para simplemente orar, hablar a tu corazón, escucharte, mi Jesús, mi Dios.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.

Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por Él y, sin embargo, el mundo no lo conoció.

Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.

Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan el Bautista dio testimonio de Él, clamando: «A éste me refería cuando dije: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’.»

De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
No hay nada que cause más desazón a la naturaleza, que aquello que no cumple el fin para el que existe. De toda cosa que existe en el mundo, y que no alcanza su realización, puede decirse con mucho dolor, que falló en su existir. Así, una planta que no realiza fotosíntesis, falla de alguna manera en su existencia. Un animal que no perpetúa su especie, falla de alguna manera en su existencia. Un instrumento que no desempeña su función, falla de alguna manera en su existencia.

Por otro lado, todo aquello que alcanza su fin, aquello para lo cual existe, enriquece verdaderamente la creación. Así, la planta nutre el suelo, el animal continúa su especie, el instrumento sirve a una función mecánica. Cada uno se realiza según lo que es.

Ante esta realidad aparentemente tan banal, surge una pregunta existencial en el ser humano, ¿qué debo yo hacer para alcanzar mi realización? Delante de este misterio me asalta la duda, de si soy siquiera capaz de realizarme. Ahora bien, si existo es porque tengo un fin, por tanto puedo realizarme verdaderamente. La pregunta es entonces descubrir el cómo, para lo cual primero debo descubrir quién soy.

¿Quién soy yo? Incógnita de cuya solución depende toda mi vida. Por un lado encuentro en mí aspectos en común con las demás especies: las plantas, los animales; pero por otro me descubro superior a todas ellas. Me encuentro dotado de intelecto y voluntad, con los que puedo razonar y obrar con libertad y por los cuales tiendo hacia a la verdad y al bien. Descubro en mí una identidad distinta a la de toda otra criatura de este mundo: soy persona.

En el resguardo más profundo de mi ser, encuentro siempre en mí un deseo de trascender, de ser feliz hasta la eternidad. Y me pregunto si habré de conocer un día el nombre de este bien, de esta verdad, de esta belleza. Me viene entonces revelada una gran luz, «y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros».
«Hay otros que caminan pero no saben dónde van: son errantes en la vida cristiana, vagabundos. Su vida es un dar vueltas, por aquí y por allá, y, así, pierden la belleza de acercarse a Jesús en la vida de Jesús. Pierden el camino porque dan muchas vueltas, y muchas veces este dar vueltas, dar vueltas errantes, los conduce a una vida sin salida: dar demasiadas vueltas se convierte en un laberinto y luego no saben cómo salir. Así, al final, pierden la llamada de Jesús, no tienen brújula para salir y dan vueltas, dan vueltas, buscan».

(Homilía de S.S. Francisco, 3 de mayo de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Un propósito, un compromiso, una actitud, para este nuevo año que comienza.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La Palabra se hace carne en nuestro corazón

Al acoger la Palabra de Dios nos va transformando en la misma Palabra que recibimos

Liturgia de la Palabra

La Liturgia de la Palabra es cuando se pronuncia la Palabra de Dios ante la asamblea. Sabemos bien que la palabra que el Padre ha pronunciado para darse a conocer como Dios Amor ha sido Jesucristo. “En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo.” (Heb 1, 2). Él es el Verbo, la Palabra de Dios que se hizo hombre. María, con su apertura en la encarnación, recibió al Verbo que se hizo carne en ella. “La Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros.” (Jn 1, 14).

La Palabra se hace carne en nuestro corazón

Así como María, también nosotros, por la acción del Espíritu Santo, recibimos al Verbo que se engendra en nosotros. Es por eso que acoger la Palabra de Dios nos va transformando en la misma Palabra que recibimos. Poco a poco, la acción del Espíritu Santo se va realizando y nos va asemejando más al Verbo Divino. “Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud.” (1 Jn 2, 5).

La liturgia de la Palabra es el momento en el que el Verbo se hace carne en nosotros. En esta parte de la Misa debemos tener una actitud de acogida. Dios se quiere revelar a nosotros. “Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.” (Mt 11, 27).

Llenarse de Dios

El acto penitencial nos ha ayudado a vaciarnos de nosotros mismos. La liturgia de la Palabra es el primer momento en el que nos llenamos de Dios. Durante la Misa, Dios se nos da en varias formas, en este caso Dios se nos da en forma de palabra. “Como lluvia se derrame mi doctrina, caiga como rocío mi palabra, como blanda lluvia sobre la hierba verde, como aguacero sobre el césped.” (Deut 32, 2).

A la escucha

Los oídos que tenemos que tener abiertos son los del corazón. Es el momento de abrirlos para escuchar, a través de la palabra, el amor de Dios hacia nuestra alma.

A veces nos quejamos porque no escuchamos la voz de Dios. Queremos que nos hable, que nos explique el por qué de tantas cosas que pasan en nuestra vida. Queremos que nos diga cuánto nos ama. Dios habla y habla muy claro. Se reveló durante siglos al pueblo de Israel y después, en Cristo, nos dijo todo lo que nos podía decir. “Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la Plenitud.” (Col 1, 19). En la Sagrada Escritura se encuentra el mensaje de Dios para sus hijos.

Ese mensaje es también para ti. Cuando estés en la Misa, puedes poner en tu corazón todas esas dudas, todos esos deseos, toda tu necesidad de Dios y escuchar.

Escucha acogiendo al Dios que se te da en la Palabra. No es coincidencia que el día que deseabas consuelo, la primera lectura decía: ¡Aclamad, cielos, y exulta, tierra! Prorrumpan los montes en gritos de alegría, pues Yahveh ha consolado a su pueblo, y de sus pobres se ha compadecido.” (Is. 49, 13).

No es casualidad que el día que ansiabas saber qué hacer en una situación compleja escuches el salmo 23: “Yahveh es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre”.

No es coincidencia que el día que necesitabas el perdón, oigas con claridad en el Evangelio: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.” (Lc 23, 34). No es casualidad, es la acción de Dios que se desborda de amor.

Hay que aprender a afinar el oído de nuestra alma para vivir en una actitud de escucha. Dios necesita corazones sencillos y llenos de fe que crean en su mensaje.

Navidad: El día en que Dios se hizo bebé

By Beto Gomez | SHUTTERSTOCK

Un acontecimiento histórico rodeado de una gran humildad

La Navidad conmemora el nacimiento de Jesús en Belén en la provincia del entonces emperador César Augusto en torno al año 1.

¿Cómo fue ese acontecimiento? Lo explican los Evangelios.

Cuando se acercaba el día de su nacimiento, su madre María tuvo que salir de Nazaret para acompañar a su esposo José a cumplir un edicto que obligaba a todos a empadronarse en su ciudad de origen.

Así que el parto les pilló fuera de casa, y no tenían recursos para pagar una posada ni les acogió nadie. Sólo una persona les cedió un establo de animales.

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EBI

Por eso la noche en que nació, Jesús fue colocado en un pesebre, como siglos antes lo habían anunciado los profetas.

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Acontecimiento escondido

El Evangelio de Lucas relata que un ángel avisó de este escondido acontecimiento a unos pastores que cuidaban su rebaño en un lugar cercano. Ellos acudieron a verlo y reconocieron su divinidad.

El misterio de Dios hecho hombre ocurrió discretamente en la noche, entre paja, animales y personas sencillas.

Más tarde llegaron unos magos de Oriente buscando al rey de los judíos, guiados por su estrella, reconocieron la divinidad de Jesús y llenos de alegría de rodillas lo adoraron.

Más de dos mil años después, los cristianos celebran durante varios días en todo el mundo que Dios se hace hombre (naciendo como un bebé pobre) para salvar a la humanidad. Es la fiesta de la luz iluminando la oscuridad, que precede a la resurrección.

Galería fotográfica

El niño Jesús manifiesta la esencia de Dios -el amor- y su manera de hacer las cosas: respetar la libertad y hacerse pequeño para ser acogido y amado.

Urbi et Orbi/ El Papa: Venzamos las falsas imágenes de Navidad

Mensaje del papa Francisco y bendición «Urbi et Orbi» en la fiesta de Navidad: «Toda guerra provoca hambre y usa la comida misma como arma, impidiendo su distribución a los pueblos que ya están sufriendo»

«En este día de fiesta volvamos la mirada a Belén». El Papa ha pedido a los fieles vencer el »«letargo del sueño espiritual y las falsas imágenes» de la fiesta de Navidad «que hacen olvidar quién es el homenajeado» y, especialmente, a quienes el niño Jesús vino a servir: pobres, hambrientos, desocupados, víctimas de guerra, desplazados, migrantes.

«Salgamos del bullicio que anestesia el corazón y nos conduce a preparar adornos y regalos más que a contemplar el Acontecimiento: el Hijo de Dios que nació por nosotros». 

A las 12.00 horas de hoy, 25 de diciembre de 2022, Solemnidad de la Navidad del Señor, desde el balcón de la Logia Central de la Basílica Vaticana, el Papa Francisco, antes de impartir la Bendición «Urbi et Orbi», dirigió el tradicional Mensaje de Navidad a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a quienes le escuchan a través de los medios de comunicación. 

En su Mensaje de Navidad de 2022, el papa Francisco recordó que «Jesús nace entre nosotros, es Dios-con-nosotros. Viene para acompañar nuestra vida cotidiana, para compartir todo con nosotros, alegrías y dolores, esperanzas e inquietudes. Viene como un niño indefenso. Nace en el frío, pobre entre los pobres. Necesitado de todo, llama a la puerta de nuestro corazón para encontrar calor y amparo».

El Pontífice dijo que Jesucristo es también el camino de la paz. El niño nacido en un pesebre «abrió el paso de un mundo cerrado, oprimido por las tinieblas de la enemistad y de la guerra, a un mundo abierto, libre para vivir en la fraternidad y en la paz». 

No vemos el belén por el apego al poder y al dinero

Entonces, instó a «despojarnos de las cargas que nos lo impiden y que nos mantienen bloqueados». Las mismas pasiones negativas que «impidieron que el rey Herodes y su corte reconocieran y acogieran el nacimiento de Jesús: el apego al poder y al dinero, la soberbia, la hipocresía, la mentira». 

Por ello, recordó que también en Navidad, «crudos vientos de guerra continúan soplando sobre la humanidad.». El Papa lució serio y solemne en varias ocasiones. Exhortó a contemplar 

«el rostro del Niño que nos ha nacido. Y en ese pequeño semblante inocente reconozcamos el de los niños que en cada rincón del mundo anhelan la paz».

Ucrania  

El Papa recordó a los ucranianos flagelados por la guerra: «Que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra».

Así como pidió una Navidad concreta, anoche en la homilía de Navidad en la Basílica de San Pedro, instó «a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo, e ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata». 

Lamentablemente, afirmó «se prefiere escuchar otras razones, dictadas por las lógicas del mundo. Pero la voz del Niño, ¿quién la escucha?», clamó el Papa. 

La Tercera guerra mundial y grave carestía de paz

El Papa denunció la «grave carestía de paz». Pidió la paz de Cristo para «otros escenarios de esta tercera guerra mundial.». En esta línea, recordó los males que viven las poblaciones de Siria, Tierra Santa, Oriente Medio, Líbano, Sahel, Yemen, Myanmar e Irán. 

El Papa hizo un especial llamamiento: «Que el Niño Jesús sostenga a las comunidades cristianas que viven en todo el Oriente Medio».  Entretanto, dijo: «pienso particularmente en el pueblo haitiano, que está sufriendo desde hace mucho tiempo.». 

Pensemos en las personas que sufren hambre

El Pontífice instó a pensar hoy también «en las personas que sufren hambre, sobre todo los niños, mientras cada día se desperdician grandes cantidades de alimentos y se derrochan bienes a cambio de armas.»  

Y lamentó que la guerra en Ucrania ha causado hambre en otras hemisferios: «La guerra en Ucrania ha agravado aún más la situación, dejando poblaciones enteras con riesgo de carestía, especialmente en Afganistán y en los países del Cuerno de África». Y añadió: «Toda guerra —lo sabemos— provoca hambre y usa la comida misma como arma, impidiendo su distribución a los pueblos que ya están sufriendo». 

La comida no sea más que un instrumento de paz

Francisco hizo un llamado a quienes «tienen responsabilidades políticas—, para que la comida no sea más que un instrumento de paz. Mientras disfrutamos la alegría de encontrarnos con nuestros seres queridos, pensemos en las familias que están más heridas por la vida, y en aquellas que, en este tiempo de crisis económica, tienen dificultades a causa de la falta de trabajo y de lo necesario para vivir». 

Sucesivamente, pidió encontrar a Jesús, la luz verdadera, en las personas rechazadas y así pidió ayudar a los «muchos extranjeros». «No nos olvidemos hoy de tantos migrantes y refugiados que llaman a nuestra puerta en busca de consuelo, calor y alimento». 

«No nos olvidemos de los marginados, de las personas solas, de los huérfanos y de los ancianos que corren el riesgo de ser descartados; de los presos que miramos sólo por sus errores y no como seres humanos», abundó. 

Belén nos muestra la sencillez de Dios

«Belén nos muestra la sencillez de Dios, que no se revela a los sabios y a los doctos, sino a los pequeños, a quienes tienen el corazón puro y abierto (cf. Mt 11,25)», expresó el Papa.

«Urbi et Orbi»

‘Urbi et Orbi’ es la bendición más solemne que imparte el Papa, y sólo él, dirigida a la ciudad de Roma y al mundo entero.

««Dejémonos conmover por el amor de Dios y sigamos a Jesús, que se despojó de su gloria para hacernos partícipes de su plenitud.», expresó el Papa Francisco y quien estuvo precedido de una cruz procesional y acompañado de cardenales, diáconos y ceremonieros.

Así, Francisco otorgó a los fieles la remisión por las penas debidas por pecados ya perdonados. 

Esta bendición tradicionalmente se imparte dos veces al año: el Domingo de Pascua y el día de Navidad. 

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