Las cosas se vuelven un poco más fáciles de llevar cuando vemos exactamente qué tipo de rey es Jesucristo. En pocas palabras: no estamos tratando con otro Napoleón o César Augusto; todo lo contrario. Estamos tratando con quien reina justamente sobre esos potentados terrenales y se parece muy poco a ellos.
Nuestro primer indicio sobre Su identidad proviene del Evangelio de hoy, el relato de la conversación de Jesús con el gobernador romano Poncio Pilato, quien pregunta: “¿Eres el Rey de los judíos?” Y Jesús responde que Su reino “no es de este mundo”.
Entonces, ¿cuál es precisamente Su realeza? La realeza mundana tiene que ver principalmente con el poder y el engrandecimiento. Pero la realeza que Jesús representa está ordenada a la verdad. Su propósito es guiar a las personas a la verdad, que es otra forma de decir a Dios.
Cristo Rey del Universo
Solemnidad, último domingo del año litúrgico
Por: Redacción | Fuente: Corazones.org
Solemnidad
Martirologio Romano: Solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo: a El todo el poder, la gloria y la majestad por los siglos de los siglos.
Fue el Papa Pio XI, el 11 de diciembre de 1925, quien instituyó esta solemnidad que cierra el tiempo ordinario. Su propósito es recordar la soberanía universal de Jesucristo. Es una verdad que siempre la Iglesia a profesado y por la que todo fiel está dispuesto a morir.
Cristo es rey del universo porque es Dios. El Padre lo puso todo en sus manos y debemos obedecerle en todo. No se justo apelar al amor como pretexto para ser laxo en la obediencia a Dios. En nuestra relación con Dios, la obediencia y el amor son inseparables.
El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.» -Juan 14,21
Nadie y ninguna ley esta por encima de Dios. El Pontífice León XIII enseñaba en la «Inmortale Dei» la obligación de los Estados en rendir culto público a Dios, homenajeando su soberanía universal.
Diferente a los hombres, Dios ejerce siempre su autoridad para el bien. Quien confía en Dios, quien conoce su amor no dejará de obedecerle en todo, aunque no comprenda las razones de Dios.
El Reino de Cristo en tu corazón
Santo Evangelio según Juan 18, 33-37. Jesucristo Rey del Universo
Por: Jorge Alberto Leaños García, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, te doy gracias por la especial protección que me has dado en este día. Alcánzame la gracia de ser siempre fiel a tu amistad y haz que este momento, se convierta en un verdadero encuentro, un encuentro que me anime a hacer lo que debo hacer, andar hacia donde Tú me llamas y así logre enamorarme aún más.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según Juan 18, 33-37
En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús le contestó: «¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?» Pilato le respondió: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?». Jesús le contestó: «Mi Reino no es de este mundo.
Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí». Pilato le dijo: «¿Conque tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hay un reino que sobrepasa cualquier montaña o mar, que se extiende a lo largo de generaciones. Un reinado ante el cual cada hombre levanta libremente las fronteras de su intimidad o se abre generosamente para formar parte de este reino integrado, no personas perfectas y sin pecado, sino por aquellos que inspiran y dirigen su vida en la instauración de este reino.
Su rey, coronado de espinas y de oro, tiene la intención de entrar completamente en la realidad humana. Quiere estar ahí, donde las sonrisas abundan y, al mismo tiempo, donde caen las lágrimas. Sueña con dar esperanza entre los que no creen en un futuro y transmitir un porqué a los que no encuentran sentido.
Es Cristo el rey que supo atravesar el terreno del dolor para poder acompañar a todo hombre en el sufrimiento y la desolación. Pero que, también viajó a lo largo del camino del gozo para recordar el sentido y la fuente de la verdadera alegría.
Él demostró que, aunque haya parecido humanamente un miserable crucificado, puede hacer brillar la belleza de la entrega incondicional, enviando un rayo de esperanza a lo largo de todo su reinado.
Este reino no está terminado. La primera piedra sabemos quién la ha puesto, pero Él quiso dar la oportunidad de que cada hombre se sienta comprometido a edificar, levantar y extender edificios concretos, caminos proyectados, una misión específica en cada miembro que recibe un encargo para seguir construyendo este reino. Surge el anhelado llegar a toda alma necesitada.
Podrá ser Cristo el Rey del universo, sin embargo, Él quiso ser aún más cercano para que podamos decir Cristo Rey Nuestro.
«Pidamos que las familias encuentren apoyo en sus esfuerzos por difundir el Reino de Cristo y por ocuparse de los últimos de nuestros hermanos y hermanas. Que en medio de los vientos y las tempestades que azotan nuestros tiempos, sean las familias baluartes de fe y de bondad que, según las mejores tradiciones de la nación, resisten a todo lo que pretende disminuir la dignidad del hombre y de la mujer creados a imagen de Dios y llamados al sublime destino de la vida eterna. Que la Virgen mire con misericordia a todos los miembros de la familia de su Hijo que sufren».
(Ángelus de S.S. Francisco, 26 de agosto de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré una forma concreta para extender el reino de Cristo.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Hoy celebramos a… Jesucristo, Rey del Universo
Obispado de Segorbe-Castellón – publicado el 24/11/13
La gran celebración instituida por Pío XI en 1925. En el último domingo del año litúrgico celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Jesús mismo se declara Rey ante Pilatos en el interrogatorio a que lo sometió cuando se lo entregaron con la acusación de que había usurpado el título de ‘rey de los Judíos’. «Tu lo dices, yo soy rey. Pero mi reino no es de este mundo», añade. En efecto, el reino de Jesús, el reino de Dios nada tiene que ver con los reinos de este mundo, aunque se manifieste en este mundo. No tiene ejércitos ni pretende imponer su autoridad por la fuerza. Jesús no vino a dominar sobre pueblos ni territorios, sino a liberar a los hombres de la esclavitud del pecado y a reconciliarlos con Dios. El reino de Dios se realiza no con la fuerza y la potencia, sino en la humildad y en la obediencia. Cristo cumple su misión en obediencia al Padre y servicio a la humanidad. Reinar es servir.
Jesús es Rey porque ha venido a este mundo para dar testimonio de la verdad. «Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz» (Jn 18, 37). El reino de Jesús es el reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y de la paz. La ‘verdad’ que Cristo vino a testimoniar en el mundo es que Dios es amor y llama a la vida para participar de su amor. Toda la existencia de Jesucristo es relevación de Dios y de su amor, mediante palabras y obras. Esta es la verdad de la que dio pleno testimonio con el sacrificio de su propia vida en el Calvario.
La cruz es el ‘trono’ desde el que manifestó la sublime realeza de Dios Amor: ofreciéndose como expiación por el pecado del mundo, venció el dominio del ‘príncipe de este mundo’ e instauró definitivamente el reino de Dios. Desde este momento, la Cruz se transforma en fuerza y poder salvador. Lo que era instrumento de muerte se convierte en triunfo y causa de vida. Este reino se manifestará plenamente al final de los tiempos, después de que todos los enemigos, y por último la muerte, sean sometidos.
Jesús, el testigo de la verdad, nos descubre la verdad profunda de nuestras personas, del mundo y de la historia, la verdad de Dios para nosotros y de nosotros para Dios. Venimos del amor de Dios y hacia él caminamos. Por eso, porque El descubre la verdad honda y universal de nuestros corazones, todos los que la escuchan con buena voluntad, la acogen en su corazón y se hacen discípulos suyos. El reino de Cristo es el reino de la verdad, el reino del convencimiento y de la adhesión del corazón. En el evangelio de este día resuena la estremecida súplica del ‘buen ladrón’, que confiesa su fe y pide: «acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Y así sucedió.
Celebrar a Cristo como Rey de la humanidad suscita en nosotros sentimientos de gratitud, de gozo, de amor y de esperanza. El Reino de Jesús es el reino de la verdad, del amor, de la salvación. El nos ha librado del reinado del pecado, de las fuerzas que nos esclavizan y del poder de la muerte. El nos pone en el terreno de la verdad y de la vida, en el camino del amor y de la esperanza. El es el Rey de la Vida Eterna. Esta fiesta nos exhorta a acoger la verdad del amor de Dios, que no se impone jamás por la fuerza. El amor de Dios llama a la puerta del corazón y, donde Él puede entrar, infunde alegría y paz, vida y esperanza.
¿Qué significa decir que Jesucristo es el Rey del Universo?
Reginaldo Manzotti – publicado el 21/11/23
Nuestro Señor Jesucristo es más grande que cualquier autoridad y que todos los valores que pueden hacernos perder de vista la eternidad
El mes de noviembre es rico en fiestas litúrgicas que nos hacen reflexionar sobre el sentido de nuestro camino de fe. Comenzamos con la solemnidad de Todos los Santos, que nos recuerda que estamos llamados a ser santos, como nuestro Padre es santo.
Luego celebramos la Fiesta de la Esperanza; en ella reflexionamos sobre la finitud de la vida humana y la recompensa eterna para los que creen en Jesús y en su gloriosa resurrección.
Por último, al final del año litúrgico, celebramos la solemnidad de Cristo Rey. Esta fiesta es una de las más importantes del calendario litúrgico y tiene un significado escatológico, ya que celebramos a Jesucristo como Rey y Señor de todo el universo.
Hoy vivimos en democracia. Los reyes que quedan no tienen poder, son figurativos. Pero recordemos que hubo un tiempo en que un rey era el soberano y tenía en sus manos el derecho sobre la vida de sus súbditos, como el imperio babilónico con Nabucodonosor, que dominaba toda una región. Del mismo modo, en el Imperio Romano, los Césares dominaban el mundo.
Un verdadero Rey
Esta fiesta es para situar a Jesús por encima de todos los emperadores que han existido. En lenguaje actual, es decir que Nuestro Señor Jesucristo es más grande que cualquier autoridad del mundo civil, por lo que para nosotros tiene que ser más grande que todos los valores que pueden hacernos perder de vista la eternidad. Perdemos este punto de referencia si no colocamos a Jesús en el centro de nuestra vida como soberano, como el Señor a quien servimos.
De lo contrario, la corrupción y la injusticia estarían justificadas. Si Jesús no fuera Aquel que está por encima de todo bien temporal, toda fuerza política y toda fuerza del mal, la riqueza y la pobreza sin nivel, la mentira, la muerte, el fingimiento y todo lo que está mal estarían justificados. Entonces, ¿por qué luchar? Seríamos estúpidos si lleváramos una vida de sufrimiento y resignación si Él no fuera el Señor. De hecho, Jesús es el Rey del Universo e, incluso antes de que todo fuera creado, Él ya existía, y cuando todo acabe, Él seguirá existiendo. Él es el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin (cf. Ap 22,13).
Te puede interesar: La Montaña de Cristo Rey, a la luz de los mártires
Un titulo de influencia y dominio
Rey es una palabra que significa poder, influencia, dominio, y este título se le da a Jesús. «El reino de los cielos se parece también a un tesoro escondido en el campo. Un hombre lo encuentra, pero lo vuelve a esconder. Entonces, lleno de alegría, va y vende todo lo que tiene para comprar ese campo» (Mt 13,44).
Jesús, Rey del Universo, tiene el mundo en sus manos, pero los seres humanos, en sus opciones -porque no creen en el Reino- no lo están cuidando bien. Nos lo ha dado para que lo administremos y no lo estamos haciendo bien. Muchos preguntan por qué Dios no interviene enseguida, no juzga a los buenos y a los malos, hace limpieza enseguida…. la razón es que Dios hizo a su Hijo Rey y Buen Pastor.
Proclamemos el señorío de Jesús dejándole reinar en nuestras vidas, practicando el amor, el derecho y la justicia.