Francisca Javiera Cabrini, Santa
Virgen y Fundadora, 22 de Diciembre
Madre de los emigrantes
Martirologio Romano: En Chicago, del estado de Illinois, en los Estados Unidos de Norteamérica, santa Francisca Javiera Cabrini, virgen, que fundó el Instituto de Misioneras del Sacratísimo Corazón de Jesús, y con eximia caridad se dedicó al cuidado de los emigrantes († 1917).
Fecha de beatificación: 13 de noviembre de 1938 por el Papa Pío XI
Fecha de canonización: 7 de julio de 1946 por el Pío XII
Breve Biografía
Entre el 1901 y el 1913 emigraron a Estados Unidos 4.711.000 italianos. A pesar de los innumerables dramas que suscita la emigración hay que recordar todavía hoy a una frágil maestra del S. Angelo Lodigiano, Francisca Cabrini, nacida en 1850, la menor de 13 hijos. Se distinguió, por no mirar la emigración con los ojos del político ni del sociólogo, sino con esos humanísimos de mujer cristiana, mereciendo el titulo de madre de los emigrantes.
Huérfana de padre y de madre, Francisca hubiera querido encerrarse en un convento, pero no fue aceptada por su delicada salud. Entonces aceptó el cargo que le confió el párroco de Codogno para que ayudara en un orfanatorio. La joven, graduada de maestra hacia poco tempo, hizo mucho más: reunió a algunas compañeras y formó el primer núcleo de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón, orientadas por el espíritu de un intrépido misionero, San Francisco Javier.
Cuando Francisca hizo los votos religiosos tomó el nombre del santo. Como él, hubiera querido partir también para China, pero cuando tuvo noticia del descuido y del drama de desesperación de los miles y miles de emigrantes italianos que descargaban en el puerto de Nueva York sin ninguna ayuda material ni espiritual, Francisca Javier no dudó un instante.
También ella, en la primera de sus 24 travesias oceánicas, compartió las incomodidades y las incertidumbres de sus compatriotas; pero se destacó por su extraordinaria valentía con la que afrontó las grandes necesidades que se le presentaron y supo desenvolverse para establecer un punto de encuentro y de ayuda para los emigrantes. Ante todo se preocupó por los huérfanos y los enfermos, construyendo casas, escuelas y un grande hospital en Nueva York, luego en Chicago, después en California, y así siguió exteniendo su obra en toda América, hasta Argentina.
A quien le manifestaba admiración por el éxito de tantas obras, la Madre Cabrini le contestaba con sincera humildad “¿Acaso todo esto no lo ha hecho el Señor?”. Murió en el surco, durante uno de sus tantos viajes a Chicago, en 1917. Su cuerpo fue llevado triunfalmente a Nueva York y enterrado en la iglesia contigua a la “Mother Cabrini High School”, para que estuviera cerca de los emigrados.
¡Dios viene a mi corazón!
Santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56. Miércoles IV de Adviento
Por: Balam Loza, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
María, madre mía, te pido que me ayudes a elevar un canto de acción de gracias a Dios. Ensancha mi corazón para que pueda descubrir el gran amor que Dios me ha tenido y para que pueda expresarle el gran amor que siento al contemplar su mano en mi vida. Yo también quiero decir «Mi alma glorifica al Señor».
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56
En aquel tiempo, dijo María: «Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi Salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.
Él hace sentir el poder de su brazo: dispersa a los de corazón altanero, destrona a los potentados y exalta a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide sin nada.
Acordándose de su misericordia, viene en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre».
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
A unos días de la Navidad, podemos contemplar este Evangelio con gran estupor. Jesús está a punto de venir a nuestras almas. Como hace dos mil años, el 24 en la noche, entrará a la pobre cueva de nuestro corazón, a la pobre cueva del corazón humano. ¡Qué es el hombre para que el mismo Dios venga a habitar a su casa! O como María dice «porque puso los ojos en la humildad de su esclava».
Y esta llegada del Señor nos ha de llenar de alegría. ¡Dios viene a mi alma! «mi espíritu se llena de júbilo». Pensemos en los pastores que llegaron a la cueva de Belén, a ellos también los escogió el Señor, no eran los más ilustres de Israel, ni los más poderosos. Pero el Señor los llamó, los miró y ellos se llenaron de alegría. No tenían mucho, pero pusieron a los pies de Jesús todo lo que tenían. Unos, leche, otros, queso, otros, pan, otros, miel… Cada uno dio lo que tenía, con alegría y con amor.
Y al llegar al final del adviento y a las puertas de la Navidad, podemos comenzar a preocuparnos y a pensar que no estamos preparados. Seguramente pensamos que no hemos trabajado lo suficiente en las semanas del adviento y quisiéramos darle un poco más al Niño Jesús. Pero el Señor nos mira y quiere entrar a nuestro corazón. Él sabe que no estamos preparados y conoce nuestra pobreza. Y lo único que nos pide es que le demos todo, nuestra misma pobreza.
Por eso las Navidades son un periodo de alegría y de gratitud. Jesús viene a nuestros pobres corazones para estar con nosotros. Abrámosle las puertas del corazón y llenémonos de gozo.
«En la vida de María admiramos esa pequeñez amada por Dios, que “ha mirado la sencillez de su esclava” y “enaltece a los humildes”. Él se complació tanto de María, que se dejó tejer la carne por ella, de modo que la Virgen se convirtió en Madre de Dios, como proclama un himno muy antiguo, que cantáis desde hace siglos. Que ella os siga indicando la vía a vosotros, que de modo ininterrumpido os dirigís a ella, viniendo a esta capital espiritual del país, y os ayude a tejer en la vida la trama humilde y sencilla del Evangelio».
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de julio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Jesús, voy a rezar un rosario para agradecer, con María, el don de la Navidad. Voy a pedir la gracia de estar preparado para recibirte y para vivir estos próximos días navideños con gran alegría.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Pleitos con el todopoderoso
A menudo estoy a favor de Dios, a veces contra él, pero nunca sin Él.
Practica de orar
Describiendo las costumbres de un pueblecito judío de la Europa oriental, Joseph Roth (1894-1939), el famoso novelista centroeuropeo, dice lo siguiente a propósito de la oración de sus sufridos moradores:
«No hacen a Dios una visita solemne, pero tres veces al día se recogen en torno a su rica o pobre santa mesa. Cuando dicen sus oraciones se rebelan, imprecan contra el cielo, se quejan de su severidad y celebran un proceso contra Dios mismo para después admitir que han pecado, que todos sus castigos son justos y que quieren ser mejores. ¡Es un pueblo antiguo que conoce a Dios desde hace mucho! Ha probado su gran bondad y su implacable justicia; a menudo ha pecado y duramente expiado, y sabe que podrá ser castigado, pero jamás abandonado».10:44
A más de alguno podrá parecerle que la oración de aquellos judíos no era muy edificante que digamos. ¡Imprecar contra el cielo! ¡Como si tuvieran derecho! ¿De cuándo acá los patos tiran a las escopetas? Sin embargo, a riesgo de equivocarme, me parece que también esto es oración. Si el creyente no se queja con Dios de la dureza de la vida, de las dificultades de su existencia, ¿con quién va a ir quejarse: con la pared, o tal vez con el poste de enfrente? Si el creyente no puede ser sincero ni siquiera ante Dios, ¿podrían decirme ustedes con quién podrá mostrarse como es?
Hay quienes piensan que a la oración hay que ir como se va a una fiesta de gala, es decir, vestidos de etiqueta y maquillados para parecer más bellos de lo que en realidad somos; pero la oración es precisamente el único lugar donde no son necesarios los maquillajes ni las etiquetas. ¡Como si Dios no conociera nuestros pensamientos, sentimientos, rencores y rebeldías!
Decía Santa Teresa de Jesús (1515-1582): «No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama» (Vida, 8, 2). Sí, sin duda, pero mucho me temo que un hombre malherido por eso que llamamos el destino difícilmente podría hacer suya tan hermosa definición; la plegaria no siempre es un diálogo sabroso, sino a veces un proceso (como el que entabló Job, ganándolo) y un pleito.
Escribió Martin Buber (1878-1965), el filósofo judío, en uno de sus libros: «Todos los pueblos practican la oración, pero sólo Israel ha convertido la plegaria en un pleito con el Todopoderoso, una sucesión de preguntas y respuestas en las que el hombre interroga y Dios contesta». La oración como una lucha, como el combate de Jacob con el Altísimo: «No te soltaré hasta que no me bendigas, hasta que no me des la paz, o hasta que me dejes en paz».
Otro gran judío, Elie Wiesel, solía decir: «A menudo estoy a favor de Dios, a veces contra él, pero nunca sin Él».
Sí, hay que quejarse, hay que clamar al cielo cuando la severidad de Dios nos parezca desmedida; hay que celebrar incluso un proceso contra Dios mismo, para luego admitir que hemos pecado, que no hemos sido buenos, que queremos ser mejores.
Que Dios prefiere una oración de este tipo (lo que llamaríamos una oración rebelde) a una desesperación resignada es algo sabido desde los tiempos del santo Job.
Según cuenta Luca Ghiselli en su Diario (¡qué suerte habérmelo encontrado en una bancarella de libros usados, en Roma!), había una vez en un pueblo de Italia una anciana que a causa de la muerte repentina de una de sus hijas, andaba llorando por el vecindario, lamentándose y mirando hacia lo alto:
«¡Oh, Señor! –gemía la buena mujer-. ¡Me has dado el último golpe! ¡Ándate con cuidado, ándate con cuidado, que ya estoy cansada de ser tu burla!».
¿Oración blasfema? Nada de eso: así hablaba Job, y fue justificado. También él decía: «Siento asco de mi vida, voy a dar curso libre a mis quejas, voy a hablar henchido de amargura. Diré a Dios: no me condenes, explícame por qué me atacas. ¿Te parece bien oprimirme, despreciar la obra de tus manos?… Tus manos me formaron y me hicieron, ¿y ahora, en un arrebato, me destruyes?… Con la furia de un león me das caza, renuevas tus ataques contra mí. ¿Por qué me sacaste del vientre? ¡Qué breves los días de mi vida! Aléjate de mí, déjame gozar un poco antes de que marche y no vuelva al país de las tinieblas y las sombras, al país oscuro y en desorden, donde la misma claridad parece sombra» (Job 10, 1-22).
Sheila Cassidy, una teóloga que se ha pasado la vida entre las camas y los gemidos de los enfermos terminales en un hospital inglés, escribió hace no mucho: «Es importante que veamos claramente un asunto, que es el concerniente a la ira ante Dios. Debido a que estamos atemorizados frente a la majestad y poder de Dios, existe una tendencia natural a pensar que es blasfemo sentirse airado con él… Sin embargo, Dios prefiere la furia de Job a la meliflua sumisión de los Reconfortadores (cuatro hombres piadosos que le dicen a Job que Dios le está castigando y que debe cuidar su lenguaje). Y aún más, Dios, de hecho, escucha sus quejas, aunque su respuesta no sea exactamente la que Job esperaba».
Hablar, quejarse, confesar la propia amargura es ya una forma de consuelo. ¡Pobre del que en su dolor ha preferido quedarse callado incluso ante su Dios! Temo los dolores demasiado silenciosos, los temo mucho, pues es en medio de estos silenciosos donde se gesta la desesperación y se fraguan los suicidios.
El Papa propone tres caminos hacia la paz: dialogo, educación y trabajo
Fue dado a conocer el Mensaje del Santo Padre para la celebración de la 55 Jornada Mundial de la Paz.
“Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera”, es el título del Mensaje del Papa Francisco para la 55 Jornada Mundial de la Paz, a celebrarse el próximo 1 de enero de 2022, el mismo que fue presentado en rueda de prensa, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la mañana de este martes, 21 de diciembre de 2021.
El clamor de los pobres y de la tierra imploran justicia y paz
En su Mensaje, el Santo Padre comentando las palabras del profeta Isaías señala que, “todavía hoy el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de desarrollo integral, permanece desafortunadamente alejado de la vida real de muchos hombres y mujeres y, por tanto, de la familia humana, que está totalmente interconectada”. A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, señala el Papa, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solid14:06
Tres caminos para construir una paz duradera
En este sentido, el Papa Francisco indica que, en cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido. Existe, en efecto, una “arquitectura” de la paz, en la que intervienen las distintas instituciones de la sociedad, y existe un “artesanado” de la paz que nos involucra a cada uno de nosotros personalmente. Por ello, el Papa propone tres caminos para construir una paz duradera. En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyectos compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana. Estos tres elementos son esenciales para «la gestación de un pacto social», sin el cual todo proyecto de paz es insustancial.
Diálogo entre generaciones para construir la paz
Explicando el primer camino para conseguir la paz, el Santo Padre afirma que, en un mundo todavía atenazado por las garras de la pandemia, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones. Y recuerda que, todo diálogo sincero, aunque no esté exento de una dialéctica justa y positiva, requiere siempre una confianza básica entre los interlocutores. Por eso, debemos recuperar esta confianza mutua. Además, el Pontífice recuerda que, dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos. Fomentar todo esto entre las generaciones significa labrar la dura y estéril tierra del conflicto y la exclusión para cultivar allí las semillas de una paz duradera y compartida.
Los grandes retos sociales y los procesos de construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ?los mayores? y los continuadores de la historia ?los jóvenes?; tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida al otro, de no pretender ocupar todo el escenario persiguiendo los propios intereses inmediatos como si no hubiera pasado ni futuro. Si sabemos practicar este diálogo intergeneracional en medio de las dificultades, «podremos estar bien arraigados en el presente, y desde aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas.
La instrucción y la educación como motores de la paz
Asimismo, el Santo Padre señala que, el segundo camino hacia la paz es la instrucción y la educación. “Estas constituyen los principales vectores de un desarrollo humano integral: hacen a la persona más libre y responsable, y son indispensables para la defensa y la promoción de la paz. En otras palabras, la instrucción y la educación son las bases de una sociedad cohesionada, civil, capaz de generar esperanza, riqueza y progreso”. Por tanto, es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos
Por otra parte, afirma el Papa Francisco la búsqueda de un proceso real de desarme internacional no puede sino causar grandes beneficios al desarrollo de pueblos y naciones, liberando recursos financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros. Invertir en la instrucción y en la educación de las jóvenes generaciones es el camino principal que las conduce, por medio de una preparación específica, a ocupar de manera provechosa un lugar adecuado en el mundo del trabajo.
Promover y asegurar el trabajo construye la paz
El tercer camino indicado por el Santo Padre es promover y asegurar el trabajo. Ya que el trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se trabaja siempre con o por alguien. En esta perspectiva marcadamente social, el trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso. Pero, la situación del mundo del trabajo, que ya estaba afrontando múltiples desafíos, se ha visto agravada por la pandemia de Covid-19. Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos.
El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Por eso, «no debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal». Es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación. Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único principio rector.
Avancemos con valentía y creatividad por estos tres caminos
Finalmente, el Papa Francisco invita a unir los esfuerzos para salir de la pandemia, y renueva su gratitud a cuantos se han comprometido y continúan dedicándose con generosidad y responsabilidad a garantizar la instrucción, la seguridad y la tutela de los derechos, para ofrecer la atención médica, para facilitar el encuentro entre familiares y enfermos, para brindar ayuda económica a las personas indigentes o que han perdido el trabajo. “A los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hago un llamamiento para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo”.
La segunda Navidad ensombrecida por la pandemia nos lleva a apreciar el esplendor de Cristo que viene a iluminar el mundo
Mensaje de los obispos de Guatemala.
Un “llamado a la esperanza” para vivir la celebración del nacimiento del Hijo de Dios y dejarnos iluminar por la Luz del Mundo, que se ofrece a toda persona, ha sido lanzado por los obispos de Guatemala, que subrayan, con el Papa Francisco: “La Navidad sin Jesús no existe”. En su mensaje, recibido en la Agencia Fides, titulado “caminemos juntos a la luz del señor”, los obispos evidencian que “la Navidad, por segundo año, es vivida en un mundo ensombrecido por la pandemia del Coronavirus, junto a otras sombras que afligen nuestra vida personal, familiar, comunitaria y social”.
La Navidad “nos lleva a apreciar el resplandor de Cristo”, por ello los obispos felicitan a las familias porque siguiendo el ejemplo de Jesús, María y José, “se han mantenido unidas y han buscado formas de sobrevivencia”. De manera especial están unidos con miles de migrantes y también con las de otros países cuyos hijos y hermanos han pasado por Guatemala. “Que la Providencia divina y el compromiso cristiano – esperan – les ayuden a conservar el más grande tesoro: el de la vida misma”.
Los obispos expresan palabras de aprecio por “el maravilloso servicio de los agentes sanitarios y de todo el voluntariado; servicio marcado a nivel mundial por el heroísmo en la pandemia, así como por innumerables sacrificios personales incluso de la propia vida”. Luego exhortan a todos “a no bajar la guardia” aun cuando pareciera que estamos en momentos menos graves de contagio, y en la búsqueda del bien común invitan a mantener la apertura a la vacunación y a la observancia de las medidas sanitarias. “Que las celebraciones de estos días, sobre todo en familia, no sean ocasiones de contagio, lo cual sería muy grave para toda la sociedad”.
Por último invitan a vivir el hermoso itinerario sinodal que se ha iniciado ya a nivel latinoamericano y del Caribe con la celebración de la Asamblea Eclesial del mes de noviembre, aceptando la convocatoria del Papa Francisco, que invita a “caminar juntos”, para que “avanzando en la comunión, en la participación y en la misión, lleguemos felizmente al final de esta etapa en el año 2023”. Los obispos de Guatemala esperan que todos, con la ayuda de María Madre de Dios y su esposo San José, lleguemos hasta el humilde pesebre de Cristo que nace, “y nos dejemos transformar por su resplandor que nos asegura que Dios Padre no abandona a sus hijos”.
La Navidad y sus Tradiciones: Corona de Adviento
Este mes celebramos el Nacimiento de Jesús. Este acontecimiento está rodeado de costumbres y tradiciones que hoy recordaremos.
Con el Nacimiento de Jesús se cumple la promesa de Dios al mundo de enviar a un Salvador. Jesucristo es Dios hecho hombre.
Un poco de historia
Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, o lo que se acostumbraba hacer, en tiempos pasados. Son los hechos u obras que se transmiten de una generación a otra de forma oral o escrita. La palabra tradición viene del latín traditio que viene del verbo tradere, que significa entregar. Se podría decir que tradición es lo que nuestros antepasados nos han entregado.
En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior. Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres para así poder vivirlas mejor. Este es un modo de evangelizar.
Existen muchas tradiciones y costumbres que se celebran en el tiempo de Adviento y de la Navidad.
A continuación, presentaremos una de ellas con una pequeña explicación acerca de su significado y origen:
La corona de Adviento
La corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno en representación del dios sol, pidiéndole que regresara con su luz y calor. Los primeros misioneros aprovecharon esta costumbre para evangelizar a las personas. Partían de lo que ellos tenían y les enseñaban la fe católica.
La corona está formada por diversos símbolos:
La forma circular de la corona:El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios, que es eterno, sin principio ni fin. También, representa nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.
Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas: Simbolizan la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando, poco a poco, una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se han ido iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona. Se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de Adviento, al hacer la oración en familia. Se acostumbra usar diferentes colores: una morada, una roja, una rosa y una blanca. Hay quienes acostumbran poner tres velas moradas y una rosa o blanca. Se prenden primero las moradas que nos recuerdan que es tiempo de penitencia, de conversión. La blanca o rosa significa la alegría de la llegada de Jesucristo.
Las manzanas rojas que adornan la corona: Representan el fruto del jardín del Edén con el que Adán y Eva trajeron el pecado al mundo. Pero, también trajeron también la promesa del más grande Salvador.
El listón rojo: Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
Algo que no debes olvidar
Debemos vivir las tradiciones y costumbres navideñas con el significado interior y no sólo el exterior para preparar nuestro corazón para el nacimiento de Jesús.
Corona de Adviento: nos prepara durante los cuatro domingos que anteceden la Noche Buena.
Cuida tu fe
Algunas personas te podrán decir que estas costumbres y tradiciones las ha inventado la gente para divertirse y los comercios para vender. Recuerda que hay mucho significado detrás de cada una y trata de vivir estas tradiciones con el sentido profundo que tienen. Así, el 24 de diciembre no solo será un festejo más, sino que habrás preparado tu corazón con un verdadero amor a Dios y a tu prójimo.
Los saludos de Navidad del Papa Francisco para los ateos
El Pontífice ha propuesto una oración para pedir humildad para entender la Navidad. «Es el único camino, sin humildad jamás encontraremos a Dios: nos encontraremos a nosotros mismos».
El papa Francisco invitó a todos los ateos al pesebre de Belén. Lo hizo durante la audiencia general del 22 de diciembre de 2021 en el aula Pablo VI del Vaticano.
El pontífice animó a vivir en la humildad, sin la cual no se puede encontrar a Dios ni el sentido de la existencia.
Dedicando su catequesis a la historia de la Natividad, el líder de la Iglesia Católica envió un mensaje a los ateos.
“Hermanos y hermanas, quisiera acompañar a Belén, como hizo la estrella con los Magos, a todos aquellos que no tienen una inquietud religiosa, que no se plantean el problema de Dios, o incluso combaten con la religión, todos aquellos que indebidamente son denominados ateos”.
En su mensaje a “denominados ateos”, el Papa citó el Concilio Vaticano II:
«La Iglesia afirma que el reconocimiento de Dios no se opone en modo alguno a la dignidad humana, ya que esta dignidad tiene en el mismo Dios su fundamento y perfección. […]
La Iglesia sabe perfectamente que su mensaje está de acuerdo con los deseos más profundos del corazón humano» (Gaudium et spes, 21).”
El Papa sostuvo que el mensaje del Evangelio es claro: el nacimiento de Jesús es un evento universal que afecta a todos los hombres.
Humildad
Por otro lado, indicó que la búsqueda de Dios conduce «a la esencia de la vida.” Y pedir la humildad como una gracia.
«Señor, que no sea orgulloso, que no sea autosuficiente, que no me crea el centro del universo. Hazme humilde. Dame la gracia de la humildad. Y con esta humildad puedo encontrarte. Es el único camino, sin humildad jamás encontraremos a Dios: nos encontraremos a nosotros mismos”, sostuvo.
Porque la persona que no tiene humildad no tiene horizontes por delante, sólo tiene un espejo: se mira a sí misma. Pidamos al Señor que rompa el espejo y seamos capaces de mirar más allá, hacia el horizonte, donde está Él. Pero debe hacerlo Él: darnos la gracia y la alegría de la humildad para tomar este camino.
Pobres
El papa Francisco se refirió en particular a los pobres, “que – como exhortaba San Pablo VI – «debemos amar, porque en cierto modo son sacramento de Cristo; en ellos – en los hambrientos, en los sedientos, en los exiliados, en los desnudos, en los enfermos, en los prisioneros – Él ha querido místicamente identificarse.”.
El Papa ha pedido ayudar a los pobres incluso “sufrir con ellos, y también seguirles, porque la pobreza es el camino más seguro para la plena posesión del Reino de Dios”.
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Pesebre
El pontífice instó a realizar un acto de adoración, insistiendo en una actitud esencial: la humildad, que abre a la «auténtica alegría”.
“Queridos hermanos y hermanas, quisiera invitar a todos los hombres y las mujeres a la gruta de Belén a adorar al Hijo de Dios hecho hombre.
Cada uno de nosotros se acerque al pesebre, en su casa o en la iglesia y realice la adoración: ‘Yo creo que tú eres Dios y que este niño es Dios.
Por favor dame la gracia de la humildad para poder entenderlo”.
El Obispo de Roma ha insistido en que solo “la humildad nos abre a la experiencia de la verdad,de la alegría auténtica, del conocimiento que cuenta. Sin humildad somos “aislados” de la comprensión de Dios y de nosotros mismos.”
Asimismo, ha puesto como ejemplo a los Magos que “podían también ser grandes según la lógica del mundo, pero se hacen pequeños, humildes, y precisamente por esto logran encontrar a Jesús y a reconocerlo”.
El Papa dijo que la labor del cristiano es no apagar esa “inquietud” y hacer crecer esa “búsqueda de Dios” y, “con su misma gracia, podemos encontrarlo”.
Por ello, invitó a rezar san Anselmo (1033-1109):
«Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca; porque no puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes, y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas. Deseando te buscaré, buscando te desearé, amando te hallaré y hallándote te amaré» (Proslogion, 1).
Alegría
Francisco instó a volver a casa con el deseo de los ángeles: «Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor».
Recordemos siempre: «En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó […]. Él nos amó primero» (1 Jn 4,10.19), nos buscó. No olvidemos esto”.
Entretanto, insistió en que este es el motivo de nuestra alegría: “saber que hemos sido amados sin ningún mérito».
Porque, insistió, «siempre somos precedidos por Dios en el amor, un amor tan concreto que se ha hecho carne y vino a habitar en medio de nosotros, en ese Niño que vemos en el pesebre.”
“Este amor tiene un nombre y un rostro: Jesús es el nombre y el rostro del amor que está en el fundamento de nuestra alegría”, añadió.
¡Feliz Navidad!
El Papa Francisco en su ultima audiencia antes de Navidad saludó a todos los fieles:
“Y deseo que -sí habrá saludos, reuniones familiares, eso es hermoso, siempre- pero que también exista la conciencia de que Dios viene «por mí».
“Todo el mundo debería decir esto: “Dios viene por mí”.
También reiteró a los fieles presentes la necesidad de ser conscientes del significado de la Navidad.
«Conciencia de que para buscar a Dios, encontrar a Dios, aceptar a Dios necesitamos humildad: mirar con humildad la gracia de romper el espejo de la vanidad, del orgullo, de la soberbia de mirarnos a nosotros mismos.
Mirar a Jesús, mirar el horizonte, mirar a Dios que viene a nosotros y que nos toca el corazón con esa inquietud que nos lleva a la esperanza”.
¡Una feliz y santa Navidad!”, concluyó el Papa.
Francisca Javiera Cabrini, patrona de los migrantes
Aunque soñaba con ser misionera en China, el papa León XIII le pidió que viajara a Estados Unidos y allí hizo una inmensa obra social. Nació en la Lombardía italiana, en Sant’Angelo Logidiano el 15 de Julio de 1850. Era la penúltima de 11 hermanos en una familia campesina.
Se hizo maestra y fundó el Instituto de Misioneras del Sacratísimo Corazón de Jesús.
Aunque soñaba con ser misionera en China, el papa León XIII le pidió que viajara a Estados Unidos para atender a los inmigrantes italianos y así lo hizo. Allí creó hospitales, orfanatos, colegios y asilos con los que el instituto llegó a atender a miles de personas.
Murió el 22 de diciembre de 1917.
Santa patrona
A santa Francisca Javiera Cabrini se la considera patrona de los migrantes.
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Oración. Oh, santa Francisca Javier Cabrini, tú que pusiste toda tu confianza en el Sagrado Corazón de Jesús y encontraste en Él la clave de la perfección y la fortaleza para ser apóstol del Evangelio de Cristo por el mundo entero, mira propicia desde la gloria del Cielo a los que con amor y confianza recurren a tu intercesión. Tú, que con afecto maternal has endulzado los sufrimientos temporales y espirituales de los desterrados de este mundo, muéstrame en la peregrinación de esta vida tu protección materna, y suplícale al Sagrado Corazón de Jesús que me dé lo que necesito para llegar al cielo. Oh, santa Francisca Javiera Cabrini: escucha benignamente las plegarias que te dirijo y consígueme los favores que tan ardientemente suplico (aquí se menciona la petición). Pero sobre todo consígueme la gracia de verme unido con los que, por tu intercesión, cantan las alabanzas y glorias de Dios, nuestro Señor. Así sea.
Santa Francisca Javiera Cabrini, amantísima esposa de Jesucristo, ruega por nosotros.