INTRODUCCIÓN
Vivimos en una época en que toda la cristiandad, en sus diferentes ramificaciones, se encuentra ante una oportunidad maravillosa. Muchos creyentes sinceros buscan ansiosamente experimentar la oración contemplativa. Junto con esta aspiración, existe una expectativa creciente de que los líderes de las comunidades locales prediquen el Evangelio basados en su experiencia personal de la oración contemplativa. Esto podría ocurrir si en la formación de los futuros sacerdotes y ministros se le da a la oración y a la espiritualidad igual importancia que a la educación académica, y si la espiritualidad es enseñada al ministerio laico como una parte regular de su programa de formación. En todo caso, hasta que el liderazgo espiritual no llegue a ser una realidad en los círculos cristianos, muchos seguirán buscando en otras tradiciones religiosas la experiencia espiritual que no encuentran en la propia. Si hubiese una renovación difundida de la predicación y la práctica de la dimensión contemplativa del Evangelio, aumentarían las posibilidades de una reunión de las distintas iglesias cristianas, el diálogo con las otras religiones del mundo se asentaría en la experiencia espiritual, y todas las religiones unidas podrían dar un testimonio claro a los valores humanos que todas comparten.
La oración centrante es un esfuerzo para renovar las enseñanzas de la tradición cristiana acerca de la oración contemplativa, al tratar de presentar esa tradición en una forma contemporánea y poner en ella cierto orden y método. El término contemplación, al igual que el de oración centrante ha llegado a adquirir varios significados. Para mayor claridad, parecería mejor reservar el término de oración centrante para el método específico de pre- pararse para el don de la contemplación, que se describe en el Capítulo Tercero, y regresar al término tradicional de oración contemplativa cuando se quiera describir su desenvolvimiento bajo la inspiración directa del Espíritu Santo.
Este libro es el resultado de muchos talleres sobre la práctica de la oración; incluye muchas preguntas de los asistentes que provienen de distintos niveles de experiencia. Las inquietudes expresadas por los participantes nacen de sus experiencias en la práctica de la oración centrante. De ahí que las preguntas a que da lugar una práctica diaria de la oración después de varios meses sean diferentes a aquellas que surgen durante las primeras semanas. Con frecuencia el que interroga está indagando más de lo que indica expresamente el contenido de la pregunta. Las respuestas están orientadas a facilitar el proceso de escucha que el método de la oración centrante inicia. Junto con las siguientes presentaciones, van a proporcionar gradualmente una base conceptual para la práctica contemplativa.
La oración contemplativa es un proceso de transformación interior, una conversación iniciada por Dios que nos lleva a la unión divina, si damos nuestro consentimiento, y que cambia nuestra manera de apreciar la realidad. Toma lugar una reestructuración de la consciencia que lo capacita a uno para percibir, relatar y responder con una sensibilidad, cada vez mayor, a la Presencia divina, dentro, a través y más allá de todo lo creado.
Todos estos son métodos de meditación discursiva. La contemplación se consideraba un fenómeno extraordinario, y se miraba como milagrosa y peligrosa a la vez, algo para ser admirado desde una distancia prudente por la persona laica promedio, por el sacerdote o por la persona religiosa.
El último clavo martillado en el ataúd de la enseñanza tradicional fue la creencia de que sería arrogante pretender aspirar a la oración contemplativa. A los novicios y a los seminaristas se les presentaba un concepto altamente mutilado de la vida espiritual, el cual no estaba de acuerdo ni con las Escrituras ni con la tradición y la experiencia normal del crecimiento por medio de la oración. Si uno trata de continuar con la meditación discursiva después de que el Espíritu Santo lo ha llamado a ir un paso más allá, como suele hacerlo, es seguro que uno va a terminar en un estado de máxima frustración. Es normal que la mente humana se movilice en medio de muchas reflexiones sobre el mismo tema hasta llegar a una sola visión que lo abarca todo, y que luego simplemente descanse al contemplar la ver- dad. Cuando la gente devota se acercaba espontáneamente a este progreso en su oración, se enfrentaban con la actitud negativa que prevalecía hacia la contemplación. No se decidían a ir más allá de la meditación discursiva o la oración afectiva porque los detenían todas las advertencias que habían recibido sobre los peligros de la contemplación. Por último, o abandonaban del todo la oración mental por tratarse de algo de los cual evidentemente no eran merecedores, o, por misericordia de Dios, hallaban la manera de perseverar a pesar de lo que parecían ser obstáculos insalvables.
En todo caso, la enseñanza posterior a la Reforma, que se oponía totalmente a la contemplación, era todo lo contrario de la enseñanza original, una tradición que se enseñó sin interrupción durante quince siglos, que sostenía que la contemplación era la evolución normal de una vida espiritual genuina, y que, por lo tanto, era asequible para todos los cristianos.
Estos hechos históricos pueden ayudar a explicar cómo fue que la espiritualidad tradicional del Occidente se llegó a perder en los últimos siglos y por qué el Concilio Vaticano II tuvo que prestarle atención directamente a este problema tan agudo y decidirse a auspiciar la renovación espiritual.
Son dos las razones por las cuales la oración contemplativa está siendo el objeto de renovada atención en nuestros tiempos. Una es que los estudios históricos y teológicos han desempolvado las enseñanzas íntegras de san Juan de la Cruz y otros maestros de la vida espiritual. La otra es el reto oriental que surgió a raíz del período post-guerra mundial. Otros métodos de meditación, muy parecidos a la oración contemplativa de la tradición cristiana, se han esparcido, producido buenos resultados, y recibido bastante publicidad. De acuerdo a la Declaración sobre la Relación de la Iglesia con otras Religiones no Cristianas (Vaticano II), es importante apreciar los valores que se encuentran en las enseñanzas de las otras grandes religiones del mundo. Las disciplinas espirituales del Oriente poseen una sabiduría psicológica altamente desarrollada. Los líderes y maestros cristianos necesitan familiarizarse un poco con las mismas si quieren ponerse a la altura de donde la gente se encuentra hoy día. Muchos, entre los que buscan la verdad con seriedad, estudian las religiones orientales, toman cursos universitarios y maestrías para entenderlas, y practican formas de meditación inspiradas y enseñadas por los maestros orientales.
La teología en la Iglesia Católica Romana comenzó a revivir con la publicación de
Las Categorías de la Vida Espiritual, escrito por Abbé Saudreau en 1896. Basó su investigación en las enseñanzas de san Juan de la Cruz. Estudios posteriores confirmaron la sabiduría de su elección. San Juan de la Cruz enseña que la contemplación comienza con lo que él llama la noche de los sentidos. Este es un territorio desconocido entre la actividad propia de uno y la inspiración directa del Espíritu Santo, en el cual es casi imposible tener pensamientos que generen devociones sensoriales. Esta es una experiencia común entre aquellos que han practicado la meditación discursiva por un período de tiempo extenso. Se llega a un punto en que no hay nada nuevo que decir, pensar, o sentir. Si en este punto uno no tiene una dirección en la vida de la oración, uno no sabrá que hacer excepto tal vez pararse de la silla y alejarse. La noche del espíritu es un madurar semejante al proceso de transición de la niñez a la adolescencia en la vida cronológica. La emotividad y el sentimentalismo, propio de la niñez, comienzan a dejarse de lado para darle paso a una relación más madura con Dios. Al mismo tiempo, las facultades, por el hecho de que Dios ya no apoya los sentidos o la razón, parecen convertirse en inservibles. Uno se va convenciendo cada vez más de que simplemente no puede ya orar.
San Juan de la Cruz dice que todo lo que uno tiene que hacer en este estado es mantener paz, sin tratar de pensar, y de permanecer delante de Dios con fe en Su presencia, re- tornando continuamente a Él como si se estuviesen abriendo los ojos para mirar a un ser querido.
En un pasaje notable de La Llama de Amor Viva, (1) en el cual San Juan de la Cruz describe detalladamente la transición de una devoción razonada a una intimidad espiritual con Dios, dice que cuando uno no puede discernir con la razón o hacer actos de la voluntad durante la oración, uno debería darle a esta situación una calmada bienvenida. Comenzará uno entonces a experimentar paz, tranquilidad y fortaleza, porque Dios ahora está alimentando el alma directamente, derramando su gracia sobre sólo su voluntad y atrayéndola misteriosamente hacia sí. Los que se encuentran en este estado sienten gran ansiedad pues piensan que están retrocediendo. Creen que todo lo bueno que experimentaron durante los primeros años de su conversión ha llegado a su fin, y si uno les pregunta que cómo va su vida de oración, levantarán las manos en un gesto de desesperación. Lo cierto es que si uno insiste en hacerles preguntas, revelarán que sienten un gran deseo de aprender cómo orar y que disfrutan estar a solas con Dios, a pesar de que no pueden deleitarse en Él. Es evidente, entonces, que está presente una atracción secreta a un nivel profundo de su psiquis. Este es el elemento que infunde la oración contemplativa. El amor divino es el elemento infuso. Si se le concede un quieto descanso, pasará de ser una simple chispa a una llama de amor vi- va.
San Juan de la Cruz afirma que aquellos que se entregan a Dios se introducen muy
rápidamente en la noche de los sentidos. Este desierto interior es el comienzo de la oración contemplativa aun cuando no estén conscientes de ello. La relación entre la actividad propia de uno y la infusión es tan delicada que uno por lo general no se apercibe de ella de inmediato. Puesto que la noche de los sentidos ocurre a menudo, es importante que los di- rectores espirituales estén disponibles para ayudarle al cristiano a apreciar y darle la bien- venida a este desarrollo, y a reconocerlo por los indicativos que sugiere san Juan de la Cruz. Si uno sale delante de esta transición, está bien encaminado para convertirse en un cristiano dedicado y efectivo, uno que está totalmente sujeto a la dirección de los dones del Espíritu
- Estrofa III, 26-59
¿Cuánto tarda ese “muy rápido” de las enseñanzas de San Juan de la Cruz? ¿Años, meses, semanas? No lo aclara. Pero la idea de que uno tiene que someterse a muchos años de pruebas sobrehumanas, encerrarse detrás de los muros de un convento o matarse practi- cando varias prácticas ascéticas antes de poder aspirar a la contemplación, es una actitud jansenista, o, por decir lo menos, una presentación inadecuada de la tradición cristiana. Lo correcto es exactamente lo opuesto, cuanto más pronto se pueda experimentar la oración contemplativa, tanto más rápidamente se percibirá la dirección hacia la cual se dirige la jornada espiritual. De esa intuición nacerá la motivación para hacer todos los sacrificios requeridos para perseverar en el camino.
Como se indica en la Introducción de este libro, en este texto se incluyen, cuando viene al caso, preguntas que hacen los participantes en los talleres sobre la práctica de la oración centrante. El siguiente párrafo contiene la primera de dichas preguntas. Otras apa- recen a lo largo del libro doquiera que se considera puedan ser de utilidad para el lector:
La Nube del No Saber tiene mucho que decir cómo uno debe alistarse para este movimiento hacia la oración contemplativa. Da a entender que no todas las personas están llamadas a practicarla, y da indicativos para saber si uno está llamado o no para la misma. Sin embargo, parecerá que hoy día se le ofrece a todos, no sólo por maestros que enseñan la oración centrante, sino también por maestros de la meditación oriental. Parecería que está a la disposición de todos.
La idea de que las persona laicas emprendan el camino espiritual no es algo nuevo. Lo que sucede es que simplemente no ha gozado de popularidad durante los últimos años. En las tradiciones espirituales de las diferentes religiones del mundo, tanto de Oriente como del Occidente, la tendencia ha sido aislar a los que van en pos de este camino, colocarlos en lugares especiales, y yuxtaponerlos con los que llevan una vida de familia, profesional o de negocios en el mundo. Pero esta distinción está comenzando a cambiar. Por ejemplo, los sabios de la India, han empezado a compartir sus secretos con el vulgo. En la antigüedad había que irse al bosque para encontrar un maestro, y ahora podemos encontrar en los Esta- dos Unidos de América y en Europa Occidental, maestros sobresalientes de diferentes tradiciones espirituales orientales que ofrecen enseñanzas avanzadas a cualquiera que esté interesado. Desafortunadamente junto con estas tradiciones, han aparecido expresiones inferiores de las mismas. En todo caso, ha habido un movimiento en las religiones orientales que hace más accesibles las disciplinas esotéricas a aquellas personas que llevan vidas comunes y corrientes.
Con respecto a la tradición cristiana, el expositor de la escuela teológica de Alejandría del siglo IV, llamado Orígenes, consideraba que la comunidad cristiana en el mundo era el sitio apropiado para practicar ascesis. Fue sólo a través del ejemplo de Antonio de Egipto y del reporte que Atanasio escribió sobre este tema, que se estableció la práctica de que había que dejar atrás el mundo para seguir la ruta cristiana hacia la divina unión. En ningún momento fue la intención de Antonio que esto se convirtiera en la única forma de lograr esa unión, pero cada vez que ocurren movilizaciones masivas, van acompañadas de popularidad, la cual puede fosilizar o caricaturizar un movimiento. Tiene que venir una nueva ola de renovación espiritual antes de que se pueda recapacitar y precisar la diferenciación necesaria. Cuando los movimientos se han convertido en instituciones, esto puede requerir mucho tiempo. La esencia de la vida monástica no es la estructura del monasterio, sino su práctica interior, y el alma de la práctica interior es la oración contemplativa.
En La Epístola del Consejo Privado, escrita por el autor de La Nube del No Saber hacia el final de su vida, él reconoce que el llamado a la oración contemplativa es más común de lo que él originalmente pensó. En la práctica yo creo que podemos enseñarle a la gente a proceder en tándem hacia la oración contemplativa, en otras palabras, a leer y re- flexionar sobre la palabra de Dios en las escrituras, expresar aspiraciones inspiradas por dichas reflexiones, y luego descansar en la presencia de Dios. Esta era la forma como se practicaba la lectio divina en los monasterios de la Edad Media. El método de la oración centrante enfatiza la fase final de lectio porque es la fase que más se ha descuidado durante los últimos tiempos.
Yo estoy convencido de que si las personas nunca se ven expuestas a algún tipo de oración libre de conceptos, puede que jamás lleguen a desarrollarse, debido a la interferencia de la excesiva intelectualización en la cultura occidental y a la tendencia anticontemplativa de las enseñanzas cristianas en los últimos siglos. Es más, cuando se saborea el silencio interior para tener esa experiencia, puede ser de gran ayuda en el entendimiento de los que es la oración contemplativa. La enseñanza ascética reciente ha sido extremadamente cautelosa. Ha existido una fuerte tendencia a asumir que la oración contemplativa estaba reservada exclusivamente para las personas religiosas de clausura.
La oración contemplativa da pie para una pregunta muy importante ¿Hay algo que podamos hacer nosotros para prepararnos para el don de la contemplación, en lugar de sentarnos a esperar que Dios lo haga todo? Mis conocimientos sobre el método de meditación oriental me han convencido de que sí que lo hay. Hay formas de calmar la mente en las disciplinas espirituales tanto del Oriente como del Occidente que ayudan a cimentar la base para la oración contemplativa.
¿Cuál es la diferencia entre lectio divina y oración centrante?
Lectio es un método amplio de estar en comunión con Dios, que comienza con la lectura de un pasaje bíblico. La reflexión sobre el texto lo lleva a uno fácilmente a la oración espontánea (conversar con Dios sobre o que se ha leído), y finalmente a descansar en la presencia de Dios. La Oración Centrante es una manera de movilizarse de las primeras tres fases de lectio a la última de descansar en Dios.
San Juan de la Cruz y santa Teresa de Ávila recomiendan que uno sólo debe des- continuar la meditación discursiva cuando Dios le quita a uno la habilidad para practicarla. ¿Qué lugar ocupa la oración centrante en esa tradición?
Una base necesaria para llegar a la contemplación, es haber dedicado algún tiempo a la reflexión de las verdades sobre la fe para desarrollar algunas convicciones básicas, los cual se logra por medio de la meditación discursiva. Hay quienes sostienen que estamos introduciendo la oración contemplativa demasiado rápido, y mi respuesta a esta objeción es que nuestros contemporáneos en el mundo occidental consideran esto de la meditación discursiva un problema especial debido a una inclinación generalizada que les ha sido inculca- do de analizar todo hasta más allá de lo razonable, una manera de pensar que tiene sus raíces en el punto de vista cartesionewtoniano y que ha tenido como resultado la represión de nuestras facultades intuitivas. Este impedimento conceptual de la sociedad moderna occidental impide el movimiento natural de la reflexión a la oración espontánea y de la oración espontánea al silencio interior (asombro y admiración). Yo creo que aunque se hagan los tres en tándem todavía se estaría en la tradición de lectio divina. Si estás practicando lectio divina, no se requiere que sigas orden alguno ni que se emplee un tiempo determinado. Puedes dejarte guiar por las inspiraciones de la gracia y reflexionar sobre el texto, dejar que inspire ciertas acciones a tu voluntad, o rendirte a la oración contemplativa en cualquier momento. Como es obvio, al principio predominarán la meditación discursiva y la oración afectiva, pero no se debe descartar que habrá momentos de silencio interior. Si se animara a las personas a reflexionar sobre la Biblia y a estar totalmente presentes a las palabras del texto sagrado, seguido por la práctica de un período de oración centrante, estarían realmente dentro de la tradición de lectio.
Ahora está claro y entiendo mucho mejor. La oración centrante como que compensa el que las personas de nuestros tiempos sean incapaces de pasar de lectio a la contemplación.
Exactamente. Se trata de una consideración al problema contemporáneo y es un esfuerzo para revivir la enseñanza tradicional cristiana sobre la oración contemplativa. Pero hace falta algo más que el simple esfuerzo teórico de revivirla. Es esencial que se les proporcione a las personas la experiencia misma para que vayan más allá del impedimento intelectual que existe. Habiendo observado que algunas personas que ya conocen la oración contemplativa tropiezan con este obstáculo, estoy convencido de que este prejuicio está mucho mas arraigado en nuestro ambiente de lo que nos imaginamos. El escape apresurado hacia el Oriente demuestra el vacío que padece el Occidente. Existe un hambre espiritual muy profunda que el Occidente no parece haber podido satisfacer.
Otra cosa que he notado en aquellos que han emprendido caminos orientales, es que se sienten mucho más cómodos en relación con la religión cristiana cuando se enteran de que existe en ella la costumbre de practicar la oración contemplativa. La oración centrante como preparación para la oración contemplativa no es un nuevo invento de nuestra era. Se trata más bien de recuperar la enseñanza tradicional de la oración contemplativa, de hacer conocer mejor esa enseñanza y de brindársela al que desee practicarla. Lo único nuevo es el método que se usa para tratar de comunicarla. Se necesita ayuda para introducirse y un se- guimiento para sostenerse y crecer en ella.
Aquel que ya ha recibido la gracia de la oración contemplativa puede profundizar con la práctica del silencio interior en forma consciente y ordenada. Es con la mira de culti- var el silencio interior que se ofrece el método de la oración centrante.
Mauricio, Santo
Mártir, 22 de septiembre
Martirologio Romano: En Agauno (hoy Saint Maurice d´Agaune), en la región de Valais, en el país de los helvecios, santos mártires Mauricio, Exuperio, Cándido, que siendo soldados, al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano, juntamente con sus compañeros de la misma legión Tebea y el veterano Víctor, ilustrando así a la Iglesia con su gloriosa pasión (c. 302).
Etimología: Mauricio = oscuro, sombrío, de Mauritania. Viene de la lengua latina.
Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy.
Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.
Breve Biografía
San Mauricio (llamado también Maurice, Moritz o Mauritius). Era el comandante de la Legión Tebana y murió martirizado a principios del siglo III.
La Legión Tebana, integrada sólo por cristianos procedentes de Egipto, recibió órdenes de partir hacia Galia para auxiliar al emperador Maximiano. Aunque combatieron valientemente, rehusaron obedecer la orden imperial de perseguir a los cristianos, por lo que fueron diezmados. Al negarse por segunda vez, todos los integrantes de la Legión Tebana fueron ejecutados. El lugar en que supuestamente tuvieron lugar estos hechos, conocido como Agaunum, es ahora la sede de la abadía de Saint Maurice, en el cantón suizo de Valais.
Esta es la versión más antigua de la historia del martirio de la Legión Tebana, de acuerdo con la carta que Eucherius, arzobispo de Lyon (c. 434 – 450) dirigió al también obispo Salvius. En otras versiones varía la causa del martirio, y los legionarios son ejecutados por negarse a hacer sacrificios a los dioses romanos.
Me necesitas a mí
Santo Evangelio según san Lucas 9, 1-6. Miércoles XXV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por haberte introducido en mi vida. Gracias por habérteme mostrado. Gracias por enseñarme que me amas. Tú eres muchas veces el motivo que me impulsa a seguir de pie. Tú eres la fuerza que me hace levantarme. Tú eres mi Dios que me sostiene.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 1-6
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Es difícil juzgar sobre sí mismo. Especialmente en momentos donde reina la confusión. Actualmente me encuentro confundido, tengo estos problemas, esta persona me preocupa, no he logrado esto o aquello y mis sentimientos me llevan de un lado para otro. Me falta paz. No sé si soy capaz de detenerme un instante. La vida me está llevando. La vida me está viviendo. No tengo respuestas y he intentado hacer uso de tantos recursos para solucionar mi vida, mis dudas, mis problemas… pero nada me es suficiente para encontrar respuesta.
Me pediste no llevar alforja, ni bastón, ni pan, ni dinero. Me pediste no aferrarme a las cosas de este mundo. No hacer de ellas mis dioses. No convertirlas a ellas en mis respuestas. Hoy miro mi vida una vez más. ¿Cuáles son mis seguridades?, ¿qué es lo que persigo?, ¿por qué me descubro una y otra vez lejos de ti? Busco mi felicidad, busco mi seguridad en mi trabajo, en mis pertenencias… incluso en personas…
Pero Tú vienes y me dices «me necesitas sólo a mí», «sólo yo podré llenarte», «solo en mí serás libre», «sólo en mí puedes amar de verdad», «sólo en mí encontrarás la seguridad que jamás se quiebra». Palabras duras para mí… ¿Es que acaso debo separarme de todos mis bienes, apartarme de las personas, eliminar todo deseo que no seas Tú?…
Una sola respuesta me compartes: si en el centro de mi corazón te encuentras Tú, puedo entonces decidir continuar mi vida como antes, pero no ya con la confianza en ninguna cosa más que en ti. Y en ti disponer de todo, en ti amar a todos, desde ti cada elección; desde ti podré de verdad amar.
«¡No existe la misión cristiana caracterizada por la tranquilidad! Las dificultades y las tribulaciones forman parte de la obra de evangelización, y nosotros estamos llamados a encontrar en ellas la ocasión para verificar la autenticidad de nuestra fe y de nuestra relación con Jesús. Debemos considerar estas dificultades como la posibilidad para ser todavía más misioneros y para crecer en esa confianza hacia Dios, nuestro Padre, que no abandona a sus hijos en la hora de la tempestad».
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de junio de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy haré un rato de oración y revisaré qué tan cerca estoy de Dios y cómo puedo fortalecer mi relación con Él.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La Intercesión de los santos ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Pregunta:
¿Dónde dice la Biblia que se le puede pedir a la virgen? ¿Dónde dice la Biblia que a la virgen se le dio poder para conceder oraciones? ¿Dónde dice la Biblia que se debe pedir a los santos? Algo de Biblia conozco y hasta ahora lei que Jesús dijo que le pidamos a él. Quién dijo que los santos tendrían poder sobre la tierra para responder oraciones, ni siquiera dice que los santos son dioses, y si no son como hacen para interceder delante de Dios, para poder hacer eso me parece que tendrían que estar en todo el mundo al mismo tiempo, serían omnipresentes como Dios no? y todopoderosos...
Respuesta:
Estimado hermano cristiano evangélico. De una manera bíblica y sencilla te respondamos a esto en un formato de preguntas y respuestas. Aquí encontraras una respuesta basada en lo que la Palabra de Dios dice. Te ayudara a ti y a todos los que tengan esa duda o inquietud a encontrar la verdad de la Sagrada Escritura.
¿Prohíbe la Biblia pedir la intercesión de los santos y de la Virgen?
No. En la Sagrada Escritura no existe ningún pasaje que mencione que este prohibido pedir su intercesión. La negación que ellos dicen no tiene ningún fundamento escriturístico, por eso no dan citas bíblicas donde diga eso, porque no las hay. No olvidemos lo que la Palabra dice acerca de los que hacen esto:
“Hay de aquel que le añada algo a este libro. Dios echará sobre él todas las plagas descritas en este libro.
Y si alguien le quita algo a este libro,
Dios le quitará su parte en el Arbol de la vida”
Ap 22,18-19
¿Le rezamos a las imágenes o a los santos?
Esta es la principal confusión entre los evangélicos. Los católicos nunca le recemos a las imágenes y nunca hemos creído que tengan poder. Cuando hablamos de los santos nos estamos refiriendo alas personas tal y como San Pablo lo menciona en la Biblia. Ef 6,18
No te confundas hermano evangélico, ni confundas a otros diciendo falsedades o mentiras. No repitas los errores de muchos pastores diciendo cosas que no son ni creemos. Santos somos cada unos de los bautizados al unirnos a Jesucristo por el Bautismo 1 Cor 12,13. Las imágenes solamente son una representación de ellos al igual que las fotos que tienes en tu casa. Ora a Dios para que te aclare y guie a la verdad. To no oras ni rezas a las fotos que tienes en tu casa y nosotros tampoco nunca rezamos a la imagen o estatua de algun santo. Oramos a los santos que están vivos junto a Jesucristo Apocalipsis 5:8 y 8:1-4 . La imagen simplemente nos lo recuerda y punto.
¿En que se basan las sectas fundamentalistas para decir que es malo pedirle a los santos?
Es una mala interpretación de la Biblia. Sobre todo del pasaje bíblico donde dice que hay un solo mediador entre Dios y los hombres(1 Tim 2,4-5)
Allí se esta hablando de “mediador” de salvación. En este sentido solamente Jesucristo nos da la salvación. Los católicos no creemos que los santos nos salvan, sino que solamente interceden por nosotros.
La Biblia no la hicieron los protestantes sino la Iglesia Católica. En el año 393 y 397 hubo reuniones de obispos en Hipona y Cártago. Allí definieron cuales iban a ser los libros que la Biblia debería de tener y fijaron el canón Bíblico. Es por eso que los hermanos separados facilmente la interpretan a su modo.
“Sépanlo bien que ninguna profecía de la Escritura
puede ser interpretada por cuenta propia”
2 Pe 1,20
¿Hay otros pasajes que interpreten mal?
Si. Hay otras citas bíblicas que interpretan muy mal. Por ejemplo, cuando Jesús dijo que le pidiéramos Lc 11,9; Jn 16,24 hay hermanos separados que se brincan a otra cosa y dicen que solamente hay que pedirle a él siendo que Jesucristo nunca dijo eso.
Si yo le digo a una persona pídeme lo que quieras, yo no estoy diciendo que no le pidan nada a nadie. Esto es algo muy sencillo que muchos protestantes no alcanzan a comprender por querer sacar de la Biblia frases y hacerlas que concuerden con sus propias interpretaciones. La Biblia hay que aceptarla como es, no como lo que quieran entender.
María, mientras estuvo de paso por este mundo, ¿Intercedió por los hombres?
Si. María como una persona llena de amor, ante una necesidad, acudió a Jesús intercediendo por las personas que celebraban una boda. Todas las Biblias del mundo lo dicen con mucha claridad:
«Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
Y, como faltaba vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice su madre a Jesús: «No tienen vino.»
Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga.»
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenen las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. … Dice el mayordomo: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comenzó a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos».
Jn 2,1-11
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María no solamente intercedió, sino que, gracias a su intercesión, Jesucristo adelantó la hora de manifestar que él era el Mesías. Los protestantes al rechazar la intercesión de la Virgen o desconocen este pasaje bíblico o están contra de la Palabra por seguir sus tradiciones.
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¿Los apóstoles intercedieron cuanto estaban vivos?
Claro que si y muchas veces:
“Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona.
Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna.
Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos.» El les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos. Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazoreo, ponte a andar.»
Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos,y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios”.
Hech 3,1-8
Pedro y Juan oraron por él (intecedieron) ante Jesucristo y se sanó.
Observa ahora al apóstol San Pablo
“Había allí, sentado, un hombre tullido de pies, cojo de nacimiento y
que nunca había andado. Este escuchaba a Pablo que hablaba.
Pablo fijó en él su mirada y viendo que tenía fe para ser curado,
le dijo con fuerte voz: «Ponte derecho sobre tus pies.»
Y él dio un salto y se puso a caminar”.
Hech 14,8-10
Pablo oró por el tullido, no lo mandó a que le pidiera directamente a Jesús. El resultado de esta intercesión de Pablo fue la sanación del tullido.
Así que cuando iban con ellos nunca salieron con la barbaridad de que no les pidieran a ellos. Ellos nunca pensaron ni actuaron así. Para ellos, como ya lo vimos en la Biblia, era normal el interceder por los demás.
Los cristianos evangélicos: ¿No practican la intercesión?
Si. En realidad todos los protestantes que dicen que no hay que pedirle a los santos si la practican y se contradicen ellos mismos. Es muy común que entre ellos el pastor haga oración de sanación y le piden a su pastor que ore por ellos. Si el pastor ora por ellos, entonces es un mediador e intercesor. Si no creyeran en eso y fueran coherentes con lo que dicen, entonces debería decir a su gente que él no puede orar por ellos, que se encierren solos en un cuarto y le pidan directamente a Jesucristo.
En realidad cualquier hermano separado al pedir por alguien de su familia también está intercediendo por ellos.
¿La Palabra de Dios habla de que todos podemos ser intercesores?
Si. Según el Apóstol San Pablo todos debemos ser intercesores:
“Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu.
Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca.
Oren unos por otros, intercediendo a favor de todos los santos”
Ef 6,18
La Palabra de Dios nos enseña que debemos de orar siempre. Si aquí en la tierra debemos de orar siempre intercediendo unos por otros, entonces con mayor razón sera así en el cielo. Este es el caso de los santos que continuan amando pero ahora en plenitud:
«El amor nunca pasará. Desaparecerán las profecías.
Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia,
pero no el amor.
1 Cor 13,8
¿Los santos son dioses y todos poderosos?
No. Los católicos Nunca hemos pensado ni enseñado eso. Esa es una idea que los protestantes divulgan falsamente acerca de lo que creemos los católicos. Muchos de ellos se salieron de la Iglesia Católica sin conocer de Biblia y siguen allá sin conocer de Biblia. Se salieron sin conocer el verdadero catolicismo y allá siguen igual repitiendo falsedades acerca de nuestra fe. Los santos, no las imágenes, simplemente son intercesores con el Poder de Dios:
No olvidemos nunca lo que la Biblia habla acerca de la intercesión de los santos:
“La oración del justo tiene mucho poder”
Stgo. 5,16
¿Cómo pueden escucharnos si ellos no son omnipresentes y no pueden estar en todos los lugares al mismo tiempo?
Muy sencillo. San Pablo dice:
«Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor» Fil 1,23
Si leíste atentamente, San Pablo estaba convencido de que si moria (partir) el estaría JUNTO A JESUS. Si Jesús, como Dios, esta en todas partes entonces los santos estarán junto a El. Por eso pueden oir nuestra oraciones.
Así como los rayos del Sol se sienten en todo lugar donde este el sol, sin ser el Sol, asi los santos sin ser Dios como Jesus, pueden llegar como los rayos del sol hacia nosotros. Si lo dudas entonces cuando mueras le podrás preguntar a San Pablo porque se atrevió a decir que estaría junto a Jesús. A menos que digas que Jesús no puede estar en todo lugar lo cual seria peor todavía.
Creo que andas muy equivocado al medir en categorías humanas la grandeza del amor y misericordia de Dios. Rom 8,35-38
¿Los protestante dicen que ahora los apóstoles y María están muertos y que por eso no hay que pedirles?
Falso. Dios no es un Dios de muertos sino de vivos. Muchos cristianos evangélicos están confundidos pues esa creencia de que se acaba todo al morir es del antiguo testamento, no del nuevo. Si de verdad eres cristiano sigue la plenitud del nuevo testamento. Nuestro maestro principal no es Moisés, sino Jesucristo. Cuidado hermano. No te quedes estancado en el antiguo testamento como los judíos. Avanza y mira Jesucristo dándonos la plenitud de la revelación Mt 5,17. Somos cristianos al morir no se acaba todo. Esto lo enseña claramente la Biblia:
» Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob
Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos»
Mt 22,32
«Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual,
ciertamente, es con mucho lo mejor»
Fil 1,23
Por la fe, Henoc fue trasladado, de modo que no vio la muerte y = no se le halló, porque le trasladó Dios. = Porque antes de contar su traslado, la Escritura da en su favor testimonio = de haber agradado a Dios. =
Heb 11,5
«… Se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales conversaban con Jesús.»
Mc 9,1-4
Esto cualquier hermano no católico lo puede comprobar en su propia Biblia.
Si la Biblia no prohíbe pedir la intercesión de los santos, entonces ¿Cuál es la base principal por la que los protestantes rechazan esto?
Su base principal son sus “tradiciones de hombres”. Con el paso de los años muchos protestantes tienen creencias contrarias a la Palabra de Dios por seguir sus tradiciones. Hay que respetarles, pero al mismo tiempo ayudarlos a encontrar la verdad plena de la Biblia. Muchos de ellos son personas que aman a Dios pero que no saben lo que la Biblia enseña, pues solo aprendieron lo que su pastor les enseño.
¿Escucha Jesucristo la intercesión que los santos hacen por nosotros?
Por supuesto. Si Jesucristo escuchó y respondió a la oración del malhechor por un momento de fe cuando estaba en la cruz (Lc 23,42), con mayor razón escuchará a su madre (Lc 2,16) que hizo en perfección la voluntad de Dios y dijo: «he aquí la esclava del Señor. Hágase en mi según tu Palabra» Lc 1,38
Si por un minuto de fe escuchó y respondió al malhechor, ¿Qué no hará Jesús por sus amigos los santos que tuvieron una vida de fe y obediencia?
“Y todo lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”.
Jn 14,13-14
Le pidieron aquí y Jesús les respondió, le piden allá e igualmente les responderá. Intercesores de acuerdo a la Palabra de Dios.
Dios te siga bendiciendo en abundancia y te ilumine hacia El.
Este tema esta tomado, con el permiso del autor, Martin Zavala, de los 2 sets de casetes de su serie Catolico Defiende tu Fe. Te los recomiendo.
Si eres católico, no olvides que como cristianos que somos, debemos de buscar como renovar nuestra vida en Cristo(Jn 15,1-7) e impulsar nuestro apostolado para traer a mucha gente a los pies de Jesucristo(Mt 28,18-20) y no dejar esa labor a las sectas o iglesias protestantes que no poseen la plenitud de los medios de salvación.
Si eres evangélico, mormón o testigo de Jehová te invito a que conozcas en serio lo que es la fe cristiana(Ef 4,13), la BIblia(2 Tes 2,15) y la Iglesia de Cristo(Ef 5,25). Estudia la historia del cristianismo y ora para que Dios siga actuando en tu vida. Dios te ama y espera en el redil de plenitud que ha dejado: La Iglesia católica(Mt 16,18).
Yo simplemente deseo cumplir la voluntad de Dios en plenitud.(Mt 7,21-23) ¿Y usted…?
Yo creo, Señor; en Ti
que eres la Verdad Suprema.
Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades
que cree y espera mi Santa Madre
la Iglesia Católica y Apostólica.
Fe en la que nací por tu gracia,
fe en la que quiero vivir y luchar
fe en la que quiero morir.
Puede que yo merezca insultos, pero la Iglesia no
Papa Francisco hizo sorprendentes confidencias a los jesuitas en Eslovaquia.
“Sigo vivo. Aunque algunos me querrían muerto”. El papa Francisco ha hablado sin tapujos con los jesuitas eslovacos sobre su operación y los ataques en su contra, durante su 34 viaje apostólico a Budapest y Eslovaquia (12-15 de septiembre).
Asimismo, denunció la teoría de género, condenó «dos perversiones» en la Iglesia: el clericalismo y la rigidez. Y tampoco eludió la cuestión sobre la pastoral con las personas homosexuales: “Nos asusta acompañar a gente con diversidad sexual”.
La Civiltá Católica ha publicado hoy, 21 de septiembre, bajo el título: “La Libertad nos da miedo”, la transcripción del diálogo que el papa Francisco ha tenido con los jesuitas de Eslovaquia en Bratislava, el domingo, 12 de septiembre 2021, en la tarde.
Los argumentos del diálogo franco con sus 53 correligionarios eslovacos también exploran aspectos personales; desde los ataques e insultos que recibe, incluso por parte de medios católicos, hasta indicar la cínica actitud de algunos servidores de la iglesia que ya lo estaban enterrando casi vivo, preparando el próximo cónclave para elegir al 267 sucesor de Pedro tras su operación del colon del pasado mes de julio.
“Algunos me querían muerto…”
“Un jesuita pregunta: «¿Cómo está?”. Aunque algunos me querrían muerto. Sé que incluso hubo reuniones entre prelados que pensaron que el Papa tenía algo más serio de que lo que se decía. Estaban preparando el cónclave. ¡Paciencia! Gracias a Dios, estoy bien.
Operarme fue una decisión que no quería tomar: fue un enfermero el que me convenció. Los enfermeros a veces entienden la situación mejor que los médicos porque están en contacto directo con los pacientes”, se lee en la transcripción realizada por el director de la revista confiada a los jesuitas, Antonio Spadaro S.J.
Obra del diablo
“Por ejemplo, hay una gran cadena de televisión católica que habla mal constantemente del Papa sin plantearse ningún problema. Puede que yo personalmente me merezca ataques e insultos porque soy un pecador, pero la Iglesia no se merece esto: es obra del diablo. Incluso se lo he dicho a algunos de ellos”, ha afirmado Francisco.
Un jesuita eslovaco le preguntó: «¿Cómo hace usted para tratar con la gente que le mira con desconfianza?
Entretanto, dijo estar consciente de que hay clérigos “que hacen malos comentarios sobre él. “A veces pierdo la paciencia, sobre todo cuando emiten juicios sin entrar en un verdadero diálogo. No puedo hacer nada allí. Sin embargo, sigo sin entrar en su mundo de ideas y fantasías.
No quiero entrar en ello y por eso prefiero predicar, predicar… Algunos me acusaron de no hablar de santidad. Dicen que siempre hablo de temas sociales y que soy comunista. Sin embargo, he escrito toda una Exhortación Apostólica sobre la santidad, Gaudete et Exsultate”, ha agregado.
La misa en latín
Igualmente, ha condenado la tentación eclesial de añorar volver atrás y que invade ciertos sectores conservadores e incluso contagia a sacerdotes jóvenes que lo primero que hacen es pedir rezar la misa en latín, tridentina, antes de servir al pueblo; a los más pobres y alejados.
“Ahora espero que con la decisión de acabar con el automatismo del rito antiguo podamos volver a las verdaderas intenciones de Benedicto XVI y Juan Pablo II”, ha comentado. “Mi decisión es el resultado de una consulta con todos los obispos del mundo el año pasado. A partir de ahora, los que quieran celebrar con el vetus ordo deberán pedir permiso a Roma, como se hace con el biritualismo. Pero hay jóvenes que después de un mes de ordenación van a pedirlo al obispo. Este es un fenómeno que indica que estamos retrocediendo”.
Primero con el pueblo de Dios…
El Papa luego contó una anécdota a los jesuitas eslovacos para ilustrar este retroceso: “Un cardenal me contó que dos sacerdotes recién ordenados acudieron a él pidiendo estudiar latín para poder celebrar bien. Él, que tiene sentido del humor, respondió: «¡Pero si hay tantos hispanos en la diócesis! Estudia español para poder predicar. Luego, cuando hayas estudiado español, vuelve a verme y te diré cuántos vietnamitas hay en la diócesis, y te pediré que estudies vietnamita.
Entonces, cuando hayas aprendido vietnamita, te daré permiso para estudiar también latín».
Así que los hizo «aterrizar», los hizo volver a la tierra. Voy a seguir adelante, no porque quiera hacer una revolución. Hago lo que siento que debo hacer. Se necesita mucha paciencia, oración y caridad”, ha anotado el Papa, según la transcripción de la revista, cuyos textos son revisados antes por la Secretaría de Estado.
El Papa bromeó en más de una ocasión con sus hermanos religiosos: Uno de los presentes comenzó diciendo: «Tengo dos años menos que tú» y el Papa respondió a la broma: «… ¡pero no lo pareces! Te maquillas».
Descubrí la infidelidad en el coche
Testimonio de un matrimonio (México)
México, 18 de abril de 1997
Nos casamos hace 29 años, en el año del Señor de 1968. Un año de grandes eventos mundiales y nacionales, con trágicos acontecimientos. Pero en medio de esa turbulencia, Dios nos regaló un oasis de paz y felicidad.
Un oasis fácilmente de comprender: la dicha de haber formado un hogar cristiano y el gozo del nacimiento de nuestros hijos.
El momento más difícil fue cuando… un día, descubrí la infidelidad en el coche. Salíamos a cenar, mi esposo y yo, como de costumbre, todos los sábados. Ese día iríamos a un lugar diferente, especial. Prometió llevarme a un restaurante chino, muy lindo, tranquilo y elegante. Me dijo que él ya había estado allí y que, conociéndome, me encantaría. No podía estar más contenta por este gesto de atención.
Quedaban 10 minutos y estaríamos allí. De repente, una bicicleta salió de una calle lateral y obligó a mi marido a esquivarla moviéndose al carril izquierdo y regresar bruscamente al nuestro. Y en ese movimiento se le salió del traje una tarjeta-invitación, de color rosado, que llegó a parar a mis pies. La tomé, pero él intentó atraer mi atención en otra cosa. Le pregunté: “¿Qué es esto?”
“¡Oh!, nada, nada –me dijo- Mira ya llegamos. Sólo quedan dos curvas. Dámelo”.
Era un sobre que estaba super-perfumado y abierto. Saqué la tarjeta. Él me gritó: “¡No, no la leas!” Y antes de que me la arrebatase, tan sólo pude leer: “…en el restaurante chino, a las 10. Susi”…
Lo entendí todo. Él comenzó a hablarme exasperadamente, a decirme que le perdonara, a prometerme que no volvería a ocurrir, a asegurarme que… Me quedé sin palabras, con ganas no sé si de llorar o de gritarle o de dejarle. Yo sólo oía sus palabras sin escuchar lo que me decía. En ese momento no me entraba nada. Él seguía hablando y suplicando y llorando.
Yo estaba fuera de mí.
Hasta no hacía más que repetirme: “Dame una oportunidad más, sólo una oportunidad más, dame una oportunidad más…” En ese momento, cerré los ojos, y pidiéndole ayuda a Dios, le dije: “Está bien, sólo una oportunidad más”.
Gracias a Dios lo superamos teniendo mucho diálogo, reflexionando sobre lo sucedido y confiando mucho en Dios y el uno al otro. Gracias a Dios, repito, todo ha quedado atrás.
No hemos dejado de pasar por otros momentos difíciles, pero nos ha mantenido unidos el amor, la comprensión y el cariño de nuestros hijos. Nos une la Bendición de Dios y la protección de la Virgen de Guadalupe.
Gracias a Dios, volvimos al oasis en que habíamos estado antes, pero ahora más maduros, más humildes, más unidos. ¿Qué mejoraríamos? Mejoraríamos que cuando exista algún problema, pues, que haya mucha comunicación, mucho diálogo, para no hacernos daño. Evitaría hacer algo que pudiera dañar a nuestra familia.
Queremos seguir viviendo guiados siempre por el camino de Dios. Deseamos vivir en paz, tranquilos, sin resentimientos, con alegría y en unión de nuestros hijos. Esperamos que también ellos puedan formar su propio hogar, lleno de amor, de perdón, de sinceridad y de mucha fe.
Reflexión:
Ahora son más humildes. Ya lo creo. Después de haber pasado por momentos tan duros, después de haber caído y de haberse levantado, después de haberse aceptado y perdonado, ¡qué paz tan profunda la que empapa a las almas humildes!
Esta esposa ha sabido aceptar, perdonar y elevar a su marido. Sabe que es un hombre y no un ángel. Ha sabido confiar en él y confiar en Dios. Pues es Dios quien construye sobre el cimiento de la miseria humana. Dios es el que levanta y sostiene al hombre. A ese hombre que, está “hecho de barro pero que también lleva un soplo de Dios; ese hombre capaz de llorar como un niño pero que siente que su inocencia es culpable; ese hombre que quizás todos los días levanta su mirada a Dios y que todos los días se esconde buscando a las creaturas; ese hombre que siendo rey es incapaz de no ser tirano; ese hombre débil, que sufre, incapaz de hacer el bien que quiere; ese hombre temporal y pasajero cuya vida oscila entre el día y la noche; que un día ama a Cristo y al siguiente lo vende; ese hombre pobre y soberbio cuya última palabra ha de ser siempre pedir perdón”.
Ser humilde de corazón: es una lección dura que se aprende sólo con dolor. ¡Pero qué hermosos los corazones humildes! Son más humanos, más comprensivos y más alegres. No se irritan tan fácilmente. No se escandalizan ante los fallos ajenos. No se desalientan ante las propias caídas. Ellos repiten, como David, ese hermoso salmo: “Crea en mí, oh Dios, un corazón puro” (Sal. 50, 12); y experimentan a diario la profecía divina: “Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”
Reflexiones escatológicas de Otoño
La temporalidad forma parte del hombre y de su cultura.
El Otoño y más concretamente el mes de noviembre, va asociado al recuerdo y a la nostalgia, entre otras cosas porque en estas fechas se celebra la conmemoración de los fieles difuntos, que nos hace recapacitar sobre lo frágil que es la vida, tanto que en cualquier momento puede quebrarse como una vasija de vidrio; también nos trae a la mente la fugacidad del tiempo que trascurre raudo y veloz como un relámpago y a poco que te quieras dar cuenta el momento presente ya se ha ido. El tiempo en el que estamos inmersos, viene a ser un elemento esencial en nuestras vidas. Poco a poco se van consumiendo las diferentes etapas de nuestro viaje, así hasta que llegue el momento definitivo en que todo acabe para nosotros. La propia Naturaleza nos va llevando sabiamente hasta ese final de forma progresiva y paulatina. Lo malo del tiempo es que no da tregua, ni se hace esperar, galopa mientras trabajamos, nos divertimos o dormimos; en medio de un torbellino de acontecimientos vamos cumpliendo años, un año más, decimos, cuando en realidad lo que tenemos es un año menos. Nuestro tiempo se nos escapa como el agua entre las manos y el riesgo está en que vayamos desgastándolo sin sacar fruto de él.
Visitando las tumbas de los muertos, cosa frecuente en estos días, uno reflexiona y piensa que la vida, en la mayoría de los casos, va pasando sin haber sacado gran provecho de ella. Gorge Bucay, advertía con razón que en las lápidas de nuestros cementerios quedan inscritos los años vividos: 70, 80 o 90, pero de esos años por regla general tan sólo han sido aprovechados 2, 3, como mucho 5, porque en lugar de dedicarlos a hacer algo grande según nuestras capacidades, nos limitamos a matar el tiempo, dejarle pasar sin pena ni gloria, sin la menor conciencia de que cada minuto que Dios nos regala en cualquiera de los casos vale más que el oro, pues como dijera S. Agustín: “Cualquier gota de tiempo es un gran tesoro”.
De una forma o de otra, todos somos conscientes de que el tiempo pasa y que nosotros vamos pasando con él. La temporalidad es una dimensión inserta en la entraña de nuestro existir y a la que los humanos estamos sometidos, pero ¿qué es la temporalidad? Esta pregunta nos introduce de lleno en una de las cuestiones trascendentales sobre la que los hombres llevan mucho tiempo reflexionando, sin que hasta el momento se haya dado una respuesta universalmente satisfactoria. Para nuestro propósito es suficiente con decir que la temporalidad va asociada íntimamente a la transitoriedad y por ende a la contingencia existencial del ser humano. La temporalidad forma parte del hombre y de su cultura, en virtud de la cual vamos consiguiendo metas, pero también es cierto que todo lo que hemos conseguido, todo lo que hemos sido,
El sentido y alcance que demos a los conceptos de transitoriedad y contingencia va a ser fundamental a la hora de interpretar lo que está pasando en nuestro mundo, donde conviven dos tipos de cultura: una la posmoderna de inspiración antropocéntrica y la otra milenaria de inspiración cristiana. Una es de corte inmanentista y la otra de corte trascendente.
Se trata de dos cosmogonías diferentes o si se quiere dos formas distintas de entender la vida. Como todo el mundo sabe los hombres de nuestro tiempo han sido educados en “el presentismo inmanentista” según el cual no existe nada más que el momento presente. El pretérito es cosa del pasado y como dice el refrán “aguas pasadas no mueven molinos”, por lo que mejor es olvidarnos de él; tampoco el futuro preocupa porque es algo incierto que todavía no ha llegado. Quedémonos pues con lo seguro que es el momento presente, porque no tenemos otra cosa y hay que tratar de disfrutarlo. “A vivir que son dos días” es frase que no nos quitamos de la boca. Hay que vivir la vida muy de prisa, antes de que se nos derrita entre las manos como un helado, hay que apresurarse a saborearlo y experimentarlo todo con voracidad consumista, sabedores que nuestro tiempo acaba pronto y a la vuelta de la esquina nos espera el sepulturero.
La pasión por vivir intensamente es otra característica de nuestro tiempo porque, como constantemente repetimos, “solo se vive una vez” y hay que volcarse y dedicarse por entero a vivir la vida que tenemos aquí y ahora, pero no una vida interiorizada, sino una vida desparramada hacia el exterior, en medio de los ruidos y lejos de la soledad y el silencio. Nos da miedo adentrarnos en el interior y quedarnos a solas con nosotros mismos. La cultura actual ha apostado no por “el bien vivir” sino por “el vivir bien” y disfrutar todo lo que se pueda de las cosas materiales, porque al fin y al cabo es lo que te vas a llevar en limpio de este mundo, ya que todo acaba con la muerte, una muerte de la que nadie habla, en la que nadie piensa, a la que tenemos miedo y hacemos todo lo posible por ocultarla para que no venga a perturbar nuestra plácida existencia; pero la muerte está ahí siempre a la acecho, haciéndose presente a pesar de nuestros cuidados y esto nadie lo podrá evitar, porque la muerte es lo más real de la vida, ella es el acontecimiento más cierto y seguro de nuestro discurrir humano.
Bien mirado, la muerte viene a ser el punto de convergencia de estas dos culturas que coexisten en nuestra sociedad. A partir de aquí es preciso elegir entre dos abismos, que son la nada o la eternidad. Los hijos de la posmodernidad, que piensan que todo acaba con la muerte, podrán disfrutar del momento presente, pero se han quedado sin horizontes de futuro, sin una esperanza que colme sus ansias de inmortalidad. Por algo esta etapa de la historia ha sido bautizada como la época del vaciamiento y del nihilismo.
Muy distinta es la interpretación cristiana de la transitoriedad y de la muerte. Para el cristianismo la muerte no es el final de nada sino el comienzo de todo. La muerte es parte de una vida que comienza y se desarrolla a través del devenir temporal para desembocar en la eternidad. Nacemos para morir, es cierto, por este trance doloroso todos hemos de que pasar. De la muerte no se libra nadie, pues es el precio que hay que pagar por el hermoso regalo de la vida, pero ella, la muerte no es el final de nuestra biografía, porque cuando morimos lo hacemos para vivir eternamente una vida en plenitud y esto es tremendamente consolador en un mundo que parece haber perdido toda esperanza de futuro.
Como bien dice Martín Descalzo: “Morir solo es morir, morir se acaba” como se acaba todo en este mundo. La muerte no es más que parte del devenir humano, que nos conduce a una barrera fronteriza, la cual es preciso cruzar para encontrarnos con la luz después de tanta oscuridad o si se quiere la muerte no es más que un sueño que tiene su despertar en Dios. Cómo me gustaría que nuestro mundo entendiera que la muerte no es la muerte, sino el comienzo de la vida. Cuando esto suceda nuestra existencia podrá recobrar el sentido perdido y nos haremos más humanos.
El cristianismo no solo nos permite mantener viva la esperanza de futuro, también nos anima a vivir con confianza las realidades del presente No se es necesario hipotecar las alegrías y goces humanos, no se nos pide renegar de la vida, ni tampoco renunciar a ser felices aquí donde ahora nos encontramos. Quien haya entendido correctamente el cristianismo sabe muy bien que Dios nos quiere felices desde el momento que nacemos. Lo que sucede es que dar con la clave de una vida feliz es un ejercicio complicado y difícil que raramente se consigue. Para lograrlo, sin duda, lo primero que deberíamos saber es que la felicidad no se encuentra fuera sino dentro de nosotros mismos, no consiste en la posesión o disfrute de algo, sino que es un estado interno de complacencia que surge cuando el alma se siente en complicidad con Dios y poseído por Él . “Buscad el reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura” (Mateo 6,33).
Desgraciadamente los propios cristianos en ocasiones hemos sido los primeros en no haber entendido la “Buena Nueva” evangélica, al presentar un cristianismo arisco y a veces incluso hasta dolorista. Sin darnos cuenta y por supuesto sin que fuera nuestra intención, hemos dotado de munición a los franco tiradores, que como Nietzsche han visto en nosotros no más que unos predicadores de la muerte y no unos enamorados de la vida, portadores de un optimismo desbordante del que nuestro mundo tanto necesita.
Ahora que nuestro mundo se muestra tristemente desesperanzado, ha perdido la inocencia y se ha quedado sin respuesta cuando tiene que enterrar a un muerto, es el momento de recordar que el cristianismo es el único humanismo auténtico que nos asegura algo sorprendentemente maravilloso cual es, que se puede ser feliz en medio de este valle de lágrimas y seguir siéndolo en otra dimensión distinta, en donde los relojes de la historia están parados y el tiempo ya no cuenta.
El Papa: La violencia sobre las mujeres es una llaga abierta
Antoine Mekary | ALETEIA
El Pontífice recuerda a la beata Anna Kolesárová, joven eslovaca que a costa de su vida defendió la propia virginidad
El papa Francisco ha denunciado hoy la “violencia sobre las mujeres como una llaga abierta” en varios lugares del mundo. Y recordó a la beata Anna Kolesárová, joven eslovaca que fue asesinada por defender su virginidad. Lo hizo este miércoles, 22 de septiembre, durante la audiencia general que ha celebrado en el Aula Pablo VI del Vaticano.
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El Pontífice centró hoy, su meditación semanal sobre su reciente viaje apostólico a Budapest y Eslovaquia (12-15 de septiembre). Una experiencia que ha resumido así: “ha sido una peregrinación de oración, una peregrinación a las raíces, una peregrinación de esperanza”.
En su predicación, el Papa ha subrayado su esperanza en las mujeres de Eslovaquia, las familias jóvenes y los niños. Un viaje como peregrino a los pies de la Virgen María Dolorosa. También allí, en Šaštín, ante el Santuario de la Virgen de los Siete Dolores.
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La esperanza en los matrimonios y los niños
“He visto mucha esperanza en los ojos de los jóvenes, en el inolvidable encuentro en el estadio de Košice”.
Rememorando su etapa por Eslovaquia, el Papa ha confesado que sintió mucha ilusión al ver a tantas familias jóvenes: “numerosas parejas jóvenes, con sus hijos”.
“Yo pensé en el invierno demográfico que estamos viviendo”, y, subrayó, en cambio, “ese país florece de parejas jóvenes y de niños”. “Especialmente en tiempo de pandemia, este momento de fiesta fue un signo alentador..”.
Precisamente, había recordado a 30.000 jóvenes eslovacos que el amor es fidelidad y responsabilidad y no un amor de novela.
La esperanza en un testimonio de castidad
Asimismo, el pontífice ha recordado a la beata eslovaca Anka Kolesarova, asesinada en 1944 por un soldado soviético y beatificada en 2018.
También ha manifestado su esperanza en el testimonio “fuerte y profético” de joven eslovaca que a costa de su vida defendió la propia virginidad contra la violencia”.
El Papa dijo que se traba de “un testimonio más actual que nunca, lamentablemente, porque la violencia sobre las mujeres es una llaga abierta por todos lados.”.
La joven mártir fue asesinada a disparos por un soldado soviético después de resistirse a ser violada. Este hecho ocurrió durante la invasión del país por parte de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
La esperanza en el vivir heroico de las religiosas
El Pontífice también ha puesto su esperanza en las mujeres que sirven a los últimos. Así, el Papa llama “héroes” a las hermanas de la Caridad, fundadas por Madre Teresa. Y pidió un aplauso para ellas por parte de los grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo congregados para la audiencia general.
“He visto esperanza en muchas personas que silenciosamente, se ocupan y se preocupan del prójimo. Pienso en las Hermanas Misioneras de la Caridad del Centro Belén en Bratislava, las buenas monjitas que acogen a los descartados de la sociedad, personas sin hogar; rezan y sirven, rezan y ayudan, rezan tanto y ayudan tanto”.
El Papa dijo: “Son los héroes de esta civilización. Yo quisiera que todos hiciéramos un homenaje a Madre Teresa y a estas religiosas. Todos juntos, un aplauso para ellas (Aplausos en la sala)”.
Asimismo, aplaudió el testimonio esperanzador de los salesianos en Eslovaquia al servicio de los últimos: “Pienso en la comunidad gitana y en los que se comprometen con ellos por un camino de fraternidad y de inclusión.
Fue conmovedor compartir la fiesta de la comunidad gitana: una fiesta sencilla, que sabía a Evangelio. Los gitanos son nuestros hermanos, tenemos que estar cerca a ellos, como lo hacen los padres salesianos allí en Bratislava”, ha agregado.
La esperanza es construir juntos el futuro
El camino de la fraternidad, es construir juntos el futuro con esperanza, sostuvo el Papa que hizo un balance de su 34 viaje apostólico. “Queridos hermanos y hermanas, esta esperanza se realiza, se hace concreta solo si se declina con otra palabra: juntos. Pero, dijo, la esperanza, no puede ir sola, debe ser compartida. Por eso, reiteró: juntos en la esperanza”.
“En Budapest y en Eslovaquia nos hemos encontrado juntos con los diferentes ritos de la Iglesia católica, juntoscon los hermanos de otras confesiones cristianas,juntos con los hermanos judíos, juntos con los creyentes de otras religiones, juntos con los más débiles. Este es el camino, porque el futuro será de esperanza lo construimos juntos. (Aplausos).
El gracias del Papa
Después de este viaje, ha confesado, “en mi corazón hay un gran “gracias”. “Gracias a los obispos y a las autoridades civiles; gracias a todos los colaboradores en la organización; gracias a los muchos voluntarios; gracias a cada uno de los que han rezado. Por favor, añadid aún una oración, para que las semillas esparcidas durante el viaje den buenos frutos.”
La Audiencia General terminó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.
Benedicto XVI: el «matrimonio homosexual» es una revolución cultural contra toda la tradición humana
En un magistral texto, Benedicto XVI sintetiza la profundidad de lo que implica reconocer el «matrimonio» entre personas del mismo sexo, y las raíces de la «deformación de la conciencia» que lo ha hecho posible.
18 septiembre 2021
En Italia se ha editado una recopilación de textos de Benedicto XVI sobre La verdadera Europa. Identidad y misión, un volumen prologado por Francisco.
El diario italiano Il Foglio publicó el jueves la introducción que ha preparado el propio Papa emérito para el libro. En ella, Joseph Ratzinger afirma que la legalización en dieciséis estados europeos del «matrimonio homosexual» responde a «una deformación de la conciencia que evidentemente ha calado de forma profunda en sectores del pueblo católico». El concepto mismo de «matrimonio homosexual», continúa, «está en contradicción con todas las culturas de la humanidad que se han sucedido hasta hoy, y por tanto significa una revolución cultural que se contrapone a toda la tradición de la humanidad hasta hoy«.
En efecto, pese a las grandes diferencias que la configuración familiar ha conocido, se ha mantenido siempre lo «fundamental», a saber, que «la comunidad de hombre y mujer y la apertura a la transmisión de la vida determinan la esencia de lo que se denomina matrimonio». Era, hasta ahora, «una certeza originaria obvia para la humanidad».
El mal de la píldora anticonceptiva: no solo moral, también metafísico ¿Cómo se ha podido producir una ruptura de esta naturaleza, llegando a quebrar esta convicción? Benedicto XVI se remonta a la difusión de la píldora anticonceptiva, «que hizo posible la separación entre fecundidad y sexualidad». Con ello, «todas las formas de sexualidad quedan equiparadas«. «Este nuevo mensaje contenido en la invención de la píldora», dice el Papa emérito, «ha transformado profundamente la conciencia de los hombres, al principio lentamente, luego cada vez con mayor claridad». Pero hay una segunda consecuencia, y es que la fecundidad empieza a ser vista como algo separado de la sexualidad: «Parecerá justo entonces no seguir confiando la procreación del hombre a la ocasional pasión del cuerpo, sino planificar y producir el hombre racionalmente«. Un proceso en el que estamos inmersos, y que implica que el hombre «deja de ser engendrado para ser fabricado» y deja de ser «un don recibido» para ser «un producto planificado».
El fin de la grandeza del hombre
En última instancia, dice Benedicto en la última parte de su escrito, esto afecta también a la relación del hombre con Dios: «Surge esta alternativa: o bien el hombre es criatura de Dios, imagen de Dios, don de Dios, o bien el hombre es un producto que el hombre mismo sabe crear». Pero si se renuncia a la idea de creación, «se renuncia a la grandeza del hombre, se renuncia a su indisponibilidad y a su dignidad, que está por encima de toda planificación«.
«El hombre posee una ‘naturaleza’ que le ha sido dada, y violentarla o negarla conduce a la autodestrucción«, concluye: «De esto se trata también en el caso de la creación del hombre como hombre y mujer, que ignora el postulado del ‘matrimonio homosexual'».