Mark 10:1-12
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús define la sacralidad fundamental del matrimonio. Estoy convencido que el profundo significado sacramental y religioso del matrimonio —incluso dentro de la Iglesia— ha sido dramáticamente puesto en riesgo en los últimos años. Decimos que el matrimonio es una vocación, pero ¿lo decimos en serio?
Podemos mirar las relaciones humanas de pareja en diferentes niveles. Dos personas pueden unirse sólo por un placer físico, por razones económicas o por una compañía psicológica. Y podemos ver dos personas que se unen por un amor auténtico.
Pero ninguno de todos estos niveles es sobre lo que la Biblia quiere hablarnos respecto al matrimonio. Cuando estaba haciendo trabajo parroquial, invariablemente preguntaba a las parejas jóvenes: “¿Por qué quieren casarse por la Iglesia?”. La mayoría respondía algo así como: “Porque nos amamos”. Pero yo decía: “Muy bien, pero esa no es una razón para casarse por la Iglesia”.
Por lo general quedaban confundidos, pero yo lo decía muy en serio. Uno viene a la Iglesia para casarse delante de Dios y Su pueblo cuando estás convencido que su matrimonio, finalmente, no es acerca de uno mismo sino de Dios y de servir Sus propósitos; sabiendo que es, tanto como un sacerdocio, una vocación, un llamado sagrado.
La confianza de Dios en el hombre y en la mujer, a quienes confía la tierra, es generosa, directa y plena. Se fía de ellos. Pero he aquí que el maligno introduce en su mente la sospecha, la incredulidad, la desconfianza. Y al final llega la desobediencia al mandamiento que los protegía. Caen en ese delirio de omnipotencia que contamina todo y destruye la armonía. También nosotros lo percibimos dentro de nosotros muchas veces, todos. (…) Si no encontramos un sobresalto de simpatía por esta alianza, capaz de resguardar a las nuevas generaciones de la desconfianza y la indiferencia, los hijos vendrán al mundo cada vez más desarraigados de la misma desde el seno materno. La desvalorización social de la alianza estable y generativa del hombre y la mujer es ciertamente una pérdida para todos. ¡Tenemos que volver a dar el honor debido al matrimonio y a la familia! La Biblia dice algo hermoso: el hombre encuentra a la mujer, se encuentran, y el hombre debe dejar algo para encontrarla plenamente. Por ello el hombre dejará a su padre y a su madre para ir con ella. ¡Es hermoso! Esto significa comenzar un nuevo camino. El hombre es todo para la mujer y la mujer es toda para el hombre. (Audiencia general, 22 de abril de 2015)
Flor del 24 de mayo: María Auxiliadora de los Cristianos
Fiesta de María Auxiliadora
Meditación: “Todos estaban unidos, insistiendo en la oración, con María la Madre de Jesús” (Hechos 1,14). María siempre ha estado presente en todas las persecuciones de la Iglesia, por su ayuda en Lepanto protegió milagrosamente a toda la cristiandad, incluyéndola San Pío X en las Letanías. También es el auxilio de la Iglesia del silencio, ya que todo cristiano fiel “padecerá persecución” (Segunda carta a Timoteo 3,12), pero “de los perseguidos por causa de la Justicia es el Reino de los Cielos” (Mateo 5,10). ¿Defendemos a Cristo y Su Doctrina con la voz, con el corazón y con nuestra labor, o sólo tenemos un corazón tibio y poco digno?. Seamos soldados valientes, enamorados de Jesús y María, quien como Capitana nos defenderá con la Espada de la Justicia y el Manto de la Verdad. Y a través de Ella el Espíritu con Sus Alas nos cubrirá y nada nos pasará.
Oración: ¡Oh María auxilio de los cristianos!, cúbrenos con tu Manto de toda amenaza física y espiritual, para así poder luchar por la Patria Celestial. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Auxiliar a un hermano cercano que esté en dificultad física o espiritual, dando testimonio mediante ésta obra de misericordia de la fe en Cristo a través de Su Madre.
A imagen de Dios
Santo Evangelio según San Marcos 10, 1-12. Viernes VII de Tiempo Ordinario.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, vengo a encontrarme contigo al inicio del día, para escuchar lo que quieres de mí. Enséñame a creerte y a seguirte para experimentar tu Palabra que salva. Ya sea que este alegre o cansado, ilusionado o sin proyectos, con planes destruidos o con frutos evidentes… estén como estén las cosas, ayúdame a nunca olvidar lo importante para que, recordando que no importa los sentimientos, pueda llegar a experimentar la realidad de tu cercanía. Quiero estar consciente de que Tú siempre estás a mi lado.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 10, 1-12
En aquel tiempo, se fue Jesús al territorio de Judea y Transjordania, y de nuevo se le fue acercando la gente; él los estuvo enseñando, como era su costumbre. Se acercaron también unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?». El les respondió: «¿Qué les prescribió Moisés?» Ellos contestaron: «Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa». Jesús les dijo: «Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola carne.De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre». Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: «Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio», Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
La unión que pueden formar el hombre y la mujer ante el matrimonio y la familia, se logra hacer a imagen de la unidad del Padre que ama incondicionalmente al Hijo, y del Hijo que se da sin medidas al Padre.
Somos imagen de Dios por la unión que somos capaces de alcanzar. Para eso Dios nos ha creado. Ante tal belleza, Él no quiso permitir la desunión. En cada hombre y mujer capaz de donarse se ve la imagen y semejanza de este intercambio de amor.
Todos estamos llamados a darnos y donarnos, pues es el núcleo de toda vocación.
Ahora bien, podremos ser una imagen de Dios oscurecida, arrugada e incluso rota… Esto no era el plan original de Dios, pero, sin importar las circunstancias, «toda persona» podrá seguir siendo reflejo de Dios mientras pueda seguir donando sus fuerzas, entregando su persona y amando sin medidas, porque el amor que cuesta es el reflejo más perfecto de Dios.
Sólo debemos aprender a amar desde nuestra realidad personal. Es difícil, pero basta ver el crucifijo para entender la locura del amor, pues no hay resurrección sin muerte; no hay entrega sin renuncia.
«Dios no ha creado al ser humano para vivir en la tristeza o para estar solo, sino para la felicidad, para compartir su camino con otra persona que le sea complementaria; para vivir la extraordinaria experiencia del amor: es decir de amar y ser amado; y para ver su amor fecundo en los hijos. Este es el sueño de Dios para su criatura predilecta: verla realizada en la unión de amor entre hombre y mujer; feliz en el camino común, fecunda en la donación recíproca».
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un examen para saber cómo estoy amando y hacer una oración especial por los matrimonios que tienen dificultades.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
María Auxiliadora, la Virgen que ayuda en las dificultades
Marko Vombergar | Aleteia
Conoce la advocación que el papa san Pío V incorporó en las letanías del rosario y san Juan Bosco propagó
La advocación a la Virgen Santísima como auxilio de los cristianos es de larga tradición en la Iglesia.
San Juan Crisóstomo, en al año 345, decía: “Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios”.
San Sabas, en el 532, habla de una imagen de la Virgen “Auxiliadora de enfermos”. Y san Juan Damasceno propuso la jaculatoria “María Auxiladora, rogad por nosotros”.
Dificultades, oportunidades
Pero en 1572, viendo el peligro que corría la cristiandad en la batalla de Lepanto, el papa san Pío V incluyó el “María Auxiliadora, ruega por nosotros” en las letanías del rosario. Y las tropas cristianas se alzaron con la victoria contra el imperio otomano.
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En 1600, esta vez el peligro era el protestantismo y la Guerra de los Treinta Años. Y de nuevo se invocó a la Virgen, en el sur de Alemania, con la advocación de María Auxiliadora.
En 1683, los católicos obtuvieron una nueva victoria y de ella nació la asociación de María Auxiliadora.
En tiempos de Napoleón, el papa Pío VII quedó preso del emperador y prometió a la Virgen que si era liberado, declararía aquel día fiesta de María Auxiliadora. Y el 24 de mayo de 1814 fue puesto en libertad y llegó a Roma.
En 1860, la Virgen se apareció a san Juan Bosco y le comunicó que quería ser honrada como “Auxiliadora” del Pueblo de Dios.
Además, le indicó dónde debía construirse un templo con esta advocación. Fueron tantos los milagros, que la basílica, que debía hacerse con donativos, quedó terminada en cuatro años.
Hoy la devoción a María Auxiliadora está extendida en todo el mundo:
Oración
Santísima Virgen, Madre de Dios, aunque soy miserable me arrodillo ante tus pies en presencia de Dios omnipotente y te ofrezco mi corazón con todos sus afectos. A ti te lo consagro y quiero que sea siempre tuyo y de tu hijo Jesús.
Acepta esta humilde ofrenda, tú que siempre has sido la auxiliadora del pueblo cristiano.
Oh, María, refugio de los atribulados, consuelo de los afligidos, ten compasión de la pena que tanto me hace sufrir, del apuro extremo en que me encuentro.
Reina de los cielos, en tu manos pongo mi causa. Sé bien que en los casos desesperados se muestra más poderosa tu misericordia y nada puede resistir a tu poder. Regálame, Madre mía, la gracia que te pido si le gusta a mi Dios y Señor. Amén.
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