Roberto Belarmino, Santo
Memoria Litúrgica, 17 de septiembre
Obispo y Doctor de la Iglesia
Martirologio Romano: San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia, miembro de la Compañía de Jesús, que intervino de modo preclaro, con modos sutiles y peculiares, en las disputas teológicas de su tiempo. Fue cardenal, y durante algún tiempo también obispo entregado al ministerio pastoral de la diócesis de Capua, en Italia, desempeñando finalmente en la Curia romana múltiples actividades en defensa doctrinal de la fe (1621).
Etimológicamente: Roberto = Aquel que brilla por su fama, es de origen germánico.
Etimológicamente: Belarmino = Aquel querrero que tiene todas las armas, es de origen germánico.
Fecha de beatificación: 13 de mayo de 1923 por el Papa Pío XI
Fecha de canonización: 29 de junio de 1930 por S.S. Pío XI
Breve Biografía
Este santo ha sido uno de los más valientes defensores de la Iglesia Católica contra los errores de los protestantes. Sus libros son tan sabios y llenos de argumentos convencedores, que uno de los más famosos jefes protestantes exclamó al leer uno de ellos: «Con escritores como éste, estamos perdidos. No hay cómo responderle».
San Roberto nació en Monteluciano, Toscana (Italia), en 1542. Su madre era hermana del Papa Marcelo II. Desde niño dio muestras de poseer una inteligencia superior a la de sus compañeros y una memoria prodigiosa. Recitaba de memoria muchas páginas en latín, del poeta Virgilio, como si las estuviera leyendo. En las academias y discusiones públicas dejaba admirados a todos los que lo escuchaban. El rector del colegio de los jesuitas en Montepulciano dejó escrito: «Es el más inteligente de todos nuestros alumnos. Da esperanza de grandes éxitos para el futuro».
Por ser sobrino de un Pontífice podía esperar obtener muy altos puestos y a ello aspiraba, pero su santa madre lo fue convenciendo de que el orgullo y la vanidad son defectos sumamente peligrosos y cuenta él en sus memorias: «De pronto, cuando más deseoso estaba de conseguir cargos honoríficos, me vino de repente a la memoria lo muy rápidamente que se pasan los honores de este mundo y la cuenta que todos vamos a tener que darle a Dios, y me propuse entrar de religioso, pero en una comunidad donde no fuera posible ser elegido obispo ni cardenal. Y esa comunidad era la de los padres jesuitas». Y así lo hizo. Fue recibido de jesuita en Roma en 1560, y detalles de los misterios de Dios: él entraba a esa comunidad para no ser elegido ni obispo ni cardenal (porque los reglamentos de los jesuitas les prohibían aceptar esos cargos) y fue el único obispo y cardenal de los Jesuitas en ese tiempo.
Uno de los peores sufrimientos de San Roberto durante toda la vida fue su mala salud. En él se cumplía lo que deseaba San Bernardo cuando decía: «Ojalá que los superiores tengan una salud muy deficiente, para que logren comprender a los débiles y enfermos». Cada par de meses tenían que enviar a Roberto a las montañas a descansar, porque sus condiciones de salud eran muy defectuosas. Pero no por eso dejaba de estudiar y de prepararse.
Ya de joven seminarista y profesor, y luego como sacerdote, Roberto Belarmino atraía multitudes con sus conferencias, por su pasmosa sabiduría y por la facilidad de palabra que tenía y sus cualidades para convencer a los oyentes. Sus sermones fueron extraordinariamente populares desde el primer día. Los oyentes decían que su rostro brillaba mientras predicaba y que sus palabras parecían inspiradas desde lo alto.
Belarmino era un verdadero ídolo para sus numerosos oyentes. Un superior enviado desde Roma para que le oyera los sermones que predicaba en Lovaina, escribía luego: «Nunca en mi vida había oído hablar a un hombre tan extraordinariamente bien, como habla el padre Roberto».
Era el predicador preferido por los universitarios en Lovaina, París y Roma. Profesores y estudiantes se apretujaban con horas de anticipación junto al sitio donde él iba a predicar. Los templos se llenaban totalmente cuando se anunciaba que era el Padre Belarmino el que iba a predicar. Hasta se subían a las columnas para lograr verlo y escucharlo.
Al principio los sermones de Roberto estaban llenos de frases de autores famosos, y de adornos literarios, para aparecer como muy sabio y literato. Pero de pronto un día lo enviaron a hacer un sermón, sin haberle anunciado con anticipación, y él sin tiempo para prepararse ni leer, se propuso hacer esa predicación únicamente con frases de la S. Biblia (la cual prácticamente se sabía de memoria) y el éxito fue fulminante. Aquel día consiguió más conversiones con su sencillo sermoncito bíblico, que las que había obtenido antes con todos sus sermones literarios. Desde ese día cambió totalmente su modo de predicar: de ahora en adelante solamente predicará con argumentos tomados de la S. Biblia, no buscando aparecer como sabio, sino transformar a los oyentes. Y su éxito fue asombroso.
Después de haber sido profesor de la Universidad de Lovaina y en varias ciudades más, fue llamado a Roma, para enseñar allá y para ser rector del colegio mayor que los Padres Jesuitas tenían en esa capital. Y el Sumo Pontífice le pidió que escribiera un pequeño catecismo, para hacerlo aprender a la gente sencilla. Escribió entonces el Catecismo Resumido, el cual ha sido traducido a 55 idiomas, y ha tenido 300 ediciones en 300 años (una por año) éxito únicamente superado por la S. Biblia y por la Imitación de Cristo. Luego redactó el Catecismo Explicado, y pronto este su nuevo catecismo estuvo en las manos de sacerdotes y catequistas en todos los países del mundo. Durante su vida logró ver veinte ediciones seguidas de sus preciosos catecismos.
Se llama controversia a una discusión larga y repetida, en la cual cada contendor va presentando los argumentos que tiene contra el otro y los argumentos que defienden lo que él dice.
Los protestantes (evangélicos, luteranos, anglicanos, etc.) habían sacado una serie de libros contra los católicos y estos no hallaban cómo defenderse. Entonces el Sumo Pontífice encomendó a San Roberto que se encargara en Roma de preparar a los sacerdotes para saber enfrentarse a los enemigos de la religión. El fundó una clase que se llamaba «Las controversias», para enseñar a sus alumnos a discutir con los adversarios. Y pronto publicó su primer tomo titulado así: «Controversias».
En ese libro con admirable sabiduría, pulverizaba lo que decían los evangélicos y calvinistas. El éxito fue rotundo. Enseguida aparecieron el segundo y tercer tomo, hasta el octavo, y los sacerdotes y catequistas de todas las naciones encontraban en ellos los argumentos que necesitaban para convencer a los protestantes de lo equivocados que están los que atacan nuestra religión. San Francisco de Sales cuando iba a discutir con un protestante llevaba siempre dos libros: La S. Biblia y un tomo de las Controversias de Belarmino. En 30 años tuvieron 20 ediciones estos sus famosos libros. Un librero de Londres exclamaba: «Este libro me sacó de pobre. Son tantos los que he vendido, que ya se me arregló mi situación económica».
Los protestantes, admirados de encontrar tanta sabiduría en esas publicaciones, decían que eso no lo había escrito Belarmino solo, sino que era obra de un equipo de muchos sabios que le ayudaban. Pero cada libro lo redactaba él únicamente, de su propio cerebro.
El Santo Padre, el Papa, lo nombró obispo y cardenal y puso como razón para ello lo siguiente: «Este es el sacerdote más sabio de la actualidad».
Belarmino se negaba a aceptar tan alto cargo, diciendo que los reglamentos de la Compañía de Jesús prohiben aceptar títulos elevados en la Iglesia. El Papa le respondió que él tenía poder para dispensarlo de ese reglamento, y al fin le mandó, bajo pena de pecado mortal, aceptar el cardenalato. Tuvo que aceptarlo, pero siguió viviendo tan sencillamente y sin ostentación como lo había venido haciendo cuando era un simple sacerdote.
Al llegar a las habitaciones de Cardenal en el Vaticano, quitó las cortinas lujosas que había en las paredes y las mandó repartir entre las gentes pobres, diciendo: «Las paredes no sufren de frío».
Los superiores Jesuitas le encomendaron que se encargara de la dirección espiritual de los jóvenes seminaristas, y San Roberto tuvo la suerte de contar entre sus dirigidos, a San Luis Gonzaga. Después cuando Belarmino se muera dejará como petición que lo entierren junto a la tumba de San Luis, diciendo: «Es que fue mi discípulo».
En los últimos años pedía permiso al Sumo Pontífice y se iba a pasar semanas y semanas al noviciado de los Jesuitas, y allá se dedicaba a rezar y a obedecer tan humildemente como si fuera un sencillo novicio.
En la elección del nuevo Sumo Pontífice, el cardenal Belarmino tuvo 14 votos, la mitad de los votantes. Quizá no le eligieron por ser Jesuita (pues estos padres tenían muchos enemigos). El rezaba y fervorosamente a Dios para que lo librara de semejante cargo tan difícil, y fue escuchado.
Poco antes de morir escribió en su testamento que lo poco que tenía se repartiera entre los pobres (lo que dejó no alcanzó sino para costear los gastos de su entierro). Que sus funerales fueran de noche (para que no hubiera tanta gente) y se hicieran sin solemnidad. Pero a pesar de que se le obedeció haciéndole los funerales de noche, el gentío fue inmenso y todos estaban convencidos de que estaban asistiendo al entierro de un santo.
Murió el 17 de septiembre de 1621. Su canonización se demoró mucho porque había una escuela teológica contraria a él, que no lo dejaba canonizar. Pero el Sumo Pontífice Pío XI lo declaró santo en 1930, y Doctor de la Iglesia en 1931.
Antiguamente se lo festejaba el 13 de mayo, en la actualidad su fiesta es el 17 de septiembre, día de su nacimiento al Reino de Dios.
ORACIÓN
Señor Dios,
tú que, para defender la fe de la Iglesia
y promover su renovación espiritual,
diste a San Roberto Belarmino
una ciencia y una fortaleza admirables,
concédenos,
por la intercesión de este insigne
doctor de la Iglesia,
conservar y vivir siempre
en toda su integridad el mensaje evangélico
al que él consagró toda su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Amén.
Acompañar a Cristo siempre
Santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3. Viernes XXIV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor dame la gracia de hacer la experiencia de tu amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades.
Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Me doy cuenta que la lista de aquellos que acompañan al Señor, es una lista que se podría extender como años han pasado. Habría todo tipo de nombres y personas; hombres y mujeres de distintos tiempos y lugares. Cada quien con su historia, cada quien con su vida, pero con algo en común: fueron curados… fueron sanados por Cristo.
Acompañar a Cristo es consecuencia de haber hecho la experiencia de su amor. Acompañar a Cristo es consecuencia de haber experimentado su consuelo, su misericordia; de haber experimentado su mirada ante aquello que yo mismo no soy capaz de ver y aceptar en mí.
Acompañar a Cristo no es cuestión de un momento de fervor o un compromiso que tiene un día establecido en mi semana. Acompañar a Cristo es una decisión que se da cuando se ha experimentado verdaderamente su amor.
Yo sé que mi nombre se encuentra en esa lista; yo he sido curado y sanado por Él…, ¿lo quiero acompañar?
«Seguir a Jesús significa tomar la propia cruz —todos la tenemos…— para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es el del éxito, de la gloria pasajera, sino el que conduce a la verdadera libertad, que nos libera del egoísmo y del pecado. Se trata de realizar un neto rechazo de esa mentalidad mundana que pone el propio «yo» y los propios intereses en el centro de la existencia: ¡eso no es lo que Jesús quiere de nosotros! Por el contrario, Jesús nos invita a perder la propia vida por Él, por el Evangelio, para recibirla renovada, realizada, y auténtica».
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de septiembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Vivir este día en acción de gracias por todo lo que he recibido del Señor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La mujer en la sociedad y en la Iglesia
Debemos convertirnos para dar a la mujer el lugar que Dios quiere para ella tanto en la familia y en la comunidad.
VER
Estamos reunidos en asamblea diocesana casi 300 personas, sacerdotes, religiosas y la mayoría laicas y laicos de las 57 parroquias de nuestra diócesis, con el objetivo de profundizar la situación, identidad y misión de la mujer en la sociedad y en la Iglesia hoy, iluminados por las Sagradas Escrituras y el Magisterio eclesial, para que vivamos la dignidad de hijas e hijos de Dios, con la que Él nos soñó al crearnos a su imagen y semejanza.
Se escogió este tema con ocasión de los 25 años del área diocesana de mujeres, que ha promovido el lugar que Dios quiere para ellas, leyendo la vida y la Biblia con ojos, mente y corazón de mujer. Su aportación ha sido muy valiosa. Se nota en la vida familiar, social y eclesial, pues ya hay muchas mujeres que hablan, defienden sus derechos y son promotoras de cambios y desarrollo social.02:13
Como siempre, partimos de un análisis de la realidad. Para ello, hicimos una consulta previa a las sietes regiones pastorales de la diócesis y escuchamos el aporte de un equipo diocesano que hace un análisis permanente de la realidad. Pero, sobre todo, escuchamos testimonios directos de una mujer indígena, una joven, una mujer que ha sufrido violencia, una mujer migrante, una mujer catequista, una mujer indígena universitaria, una madre soltera, una mujer anciana. Escuchar las experiencias de estas mujeres nos ayuda mucho a conocer mejor la real situación que viven.
Desde luego, constatamos una vez más que persisten el machismo, la marginación, el menosprecio, y no faltan casos de prostitución familiar, trata, cierta esclavitud y feminicidios. Sin embargo, cada día las mujeres defienden y adquieren su lugar y sus derechos en todos los ámbitos. Hay muchas mujeres indígenas universitarias y profesionistas. Ya no las casan sus padres con quienes éstos deciden, sino que ellas asumen su dignidad. Pero falta mucho por avanzar.
Como iluminación doctrinal, escuchamos exposiciones sobre la mujer en la Sagrada Escritura, en el magisterio pontificio, en el magisterio latinoamericano, en nuestro Sínodo y Plan Diocesano y en la reflexión teológica actual. Al final, proponemos acuerdos a nivel personal, parroquial, equipo pastoral regional y diócesis.
PENSAR
El Papa Francisco, en su Exhortación Evangelii gaudium, dice: “La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad. Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (103).
“Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder. La configuración del sacerdote con Cristo Cabeza no implica una exaltación que lo coloque por encima del resto. En la Iglesia las funciones no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros. De hecho, una mujer, María, es más importante que los obispos. Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia” (104).
ACTUAR
Debemos convertirnos, cambiar nuestras actitudes, para dar a la mujer el lugar que Dios quiere para ella tanto en la familia y en la comunidad, como en la estructura y vida de la Iglesia.
La verdadera revolución es amarse para toda la vida
El Papa a jóvenes eslovacos.
“La cruz no se puede abrazar sola, el dolor no salva a nadie. Es el amor el que transforma el dolor. Por eso, la cruz se abraza con Jesús, ¡nunca solos! Si se abraza a Jesús renace la alegría. Y la alegría de Jesús, en el dolor, se transforma en paz”, lo dijo el Papa Francisco a los jóvenes de Eslovaquia, a quienes encontró la tarde de este martes, 14 de septiembre, en el Estadio Lokomotiva de Košice, en el marco del 34 Viaje Apostólico a Hungría y Eslovaquia.
El amor y el heroísmo siempre van juntos
Después de escuchar los testimonios de los jóvenes eslovacos, el Pontífice agradeció a Monseñor Bernard Bober, Arzobispo de Košice de los latinos, por las palabras que le dirigió, y pasó a responder a las preguntas que le dirigieron los jóvenes. El Papa comenzó respondiendo a la pregunta de Peter y Zuzka, que le habían preguntado acerca del amor en la pareja. “El amor es el sueño más grande de la vida, pero no es un sueño de bajo costo. Es el sueño, pero no es un sueño fácil de interpretar”. La verdadera originalidad hoy, la verdadera revolución es rebelarse contra la cultura de lo provisorio, es ir más allá del instinto y del instante, es amar para toda la vida y con todo nuestro ser. Las grandes historias siempre hay dos ingredientes: uno es el amor, el otro es la aventura, el heroísmo. Siempre van juntos. Para hacer grande la vida se necesitan ambos: amor y heroísmo. Miremos a Jesús, miremos al Crucificado, están los dos: un amor sin límites y la valentía de dar la vida hasta el extremo, sin medias tintas. Aquí delante de nosotros está la beata Ana, una heroína del amor. Nos dice que apuntemos a metas altas. Por favor, no dejemos pasar los
Sueñen con una belleza que vaya más allá de la apariencia
Por eso, cuando sueñen con el amor, no crean en los efectos especiales, sino en que cada uno de ustedes es especial. Cada uno es un don y puede hacer de la vida un don. Los otros, la sociedad, los pobres los esperan. Sueñen con una belleza que vaya más allá de la apariencia, más allá de las tendencias de la moda. Sueñen sin miedo de formar una familia, de procrear y educar unos hijos, de pasar una vida compartiendo todo con otra persona, sin avergonzarse de las propias fragilidades, porque está él, o ella, que los acoge y los ama, que te ama, así como eres. Los sueños que tenemos nos hablan de la vida que anhelamos. Los grandes sueños no son el coche potente, la ropa de moda o el viaje transgresor. No escuchen a quien les habla de sueños y en cambio les vende ilusiones, son manipuladores de felicidad.
Para que el amor dé frutos, no se olviden las raíces
El Papa Francisco dio otro consejo a los jóvenes: Los padres y sobre todo los abuelos, ellos les han preparado el terreno. Rieguen las raíces, vayan a ver a sus abuelos, les hará bien; háganles preguntas, dediquen tiempo a escuchar sus historias. Hoy se corre el peligro de crecer desarraigados, porque tendemos a correr, a hacerlo todo de prisa. Lo que vemos en internet nos puede llegar rápidamente a casa, basta un clic y personas y cosas aparecen en la pantalla. Llenos de mensajes virtuales, corremos el riesgo de perder las raíces reales. Desconectarnos de la vida, fantasear en el vacío no hace bien, es una tentación del maligno. Dios nos quiere bien plantados en la tierra, conectados a la vida, nunca cerrados sino siempre abiertos a todos.
No se dejen homologar
Queridos jóvenes, no se dejen condicionar por esto, por lo que no funciona, por el mal que hace estragos. No se dejen aprisionar por la tristeza o el desánimo resignado de quien dice que nunca cambiará nada. Si se cree en esto uno se enferma de pesimismo. Se envejece por dentro. Y se envejece siendo jóvenes. Hoy existen muchas fuerzas disgregadoras, muchos que culpan a todos y todo, amplificadores de negatividad, profesionales de las quejas. No los escuchen, porque la queja y el pesimismo no son cristianos, el Señor detesta la tristeza y el victimismo. No estamos hechos para ir mirando el piso, sino para elevar los ojos y contemplar el cielo.
Atesoren esa paz en el corazón, esa libertad que sienten dentro
Respondiendo a la pregunta de Petra, sobre la confesión, sobre ¿cómo puede un joven superar los obstáculos del camino hacia la misericordia de Dios?, el Papa dijo que, también aquí es una cuestión de mirada, de mirar lo que importa. Si yo les pregunto: “¿En qué piensan cuando van a confesarse?”, estoy casi seguro de la respuesta: “En los pecados”. Pero —les pregunto—, ¿los pecados son verdaderamente el centro de la confesión? Les doy un pequeño consejo: después de cada confesión, quédense un momento recordando el perdón que han recibido. Atesoren esa paz en el corazón, esa libertad que sienten dentro. No los pecados, que no están más, sino el perdón que Dios les ha regalado. Eso atesórenlo, no dejen que se lo roben. Y cuando vuelvan a confesarse, recuerden: voy a recibir una vez más ese abrazo que me hizo tanto bien. No voy a un juez a ajustar cuentas, voy a encontrarme con Jesús que me ama y me cura. Demos a Dios el primer lugar en la confesión.
La cruz no se puede abrazar sola, el dolor no salva a nadie
Finalmente, respondiendo a la pregunta de Peter y Lenka, el Papa Francisco dijo que, ellos en la vida han experimentado la cruz y han preguntado cómo «animar a los jóvenes para que no tengan miedo de abrazar la cruz. Abrazar: es un hermoso verbo. Abrazar ayuda a vencer el miedo. Cuando somos abrazados recuperamos la confianza en nosotros mismos y en la vida. Entonces dejémonos abrazar por Jesús. Porque cuando abrazamos a Jesús volvemos a abrazar la esperanza. La cruz no se puede abrazar sola, el dolor no salva a nadie. Es el amor el que transforma el dolor. Por eso, la cruz se abraza con Jesús, ¡nunca solos! Si se abraza a Jesús renace la alegría. Y la alegría de Jesús, en el dolor, se transforma en paz. Les deseo esta alegría, más fuerte que cualquier otra cosa. Quisiera que la lleven a sus amigos. No sermones, sino alegría. No palabras, sino sonrisas, cercanía fraterna.
5 tips para ser más pacientes
A veces creemos que hemos conseguido una gran victoria en adquirir paciencia, y luego, de la nada, ¡explotamos!
Ninguno de nosotros puede afirmar haber dominado perfectamente la virtud de la paciencia. A veces creemos que hemos conseguido una gran victoria en adquirir paciencia, y luego, de la nada, ¡explotamos! Nuestra ilusión de ser la persona más paciente del mundo se desvanece en instantes.
La paciencia es tan importante que Jesucristo, nuestro modelo en todas las virtudes, dijo: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas«. Una alma piadosa oró en desesperación: «¡Señor, dame paciencia, pero la necesito ahora mismo!». Tal vez esta ha sido tu clase de oración por los últimos años.
Nuestra paciencia puede ser probada en diferentes tiempos y circunstancias. Los problemas de salud, los contratiempos económicos, algún miembro de la familia que podría poner al mismo Job a prueba, los cambios climáticos, las relaciones fallidas y rotas, e incluso Dios. A veces parece que Dios es muy lejano, no parece oír mis oraciones, o al menos parece desinteresado o indiferente a mis plegarias. Todo lo anterior puede poner a prueba mi paciencia.
¿Cuáles son, entonces, las maneras en que podemos adquirir la virtud de la paciencia, que es tan importante como lo recuerda Jesús, necesaria para la salvación de nuestras inmortales almas? Ofreceremos aquí cinco maneras concretas de alcanzar la paciencia.
1.- Oración: San Ignacio insiste en que debemos rogar por la gracia. San Agustín nos recuerda humildemente que todos somos mendigos delante de Dios. Dios está dispuesto a dar si simplemente perseveramos en pedirle. Recuerda a la viuda persistente que ganó el favor del calloso y frío juez por la sencilla razón de que siguió pidiendo su ayuda. «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt. 7, 7).
2.- Vida de Jesús: Jesús dijo: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie viene al Padre sino a través mío». Hay un dicho: «Dime con quién andas y te diré quién eres». Si pasamos el tiempo meditando en los evangelios y en las palabras, gestos y acciones de Jesús, entonces calará en nosotros. Comencemos imitando a Jesús cada vez más y específicamente en la virtud de la paciencia.
3.- Pasión de Cristo: Muchos santos tenían una especie de magnetismo en sus corazones para leer y meditar sobre la historia de amor más grande del mundo. «No hay mayor amor que morir por los seres queridos».
Una meditación constante sobre la Pasión, el sufrimiento, la crucifixión y la muerte de Jesús puede resultar una fuente infinita de bendiciones y la llave para abrir la puerta de la paciencia de los más endurecidos de corazones.
4.- Pruebas y oportunidades: Entonces, cuando las pruebas lleguen como un diluvio torrencial, recuerda algún elemento de la Pasión de Cristo, ya sea a partir de los evangelios, o las obras de escritores como Ana Catherina Emmerick. La prueba será vista en una perspectiva más universal y sobrenatural. La prueba que me visita de hecho es muy doloroso, pero, en comparación con lo que Nuestro Señor y Salvador Jesucristo ha pasado, es una mera bagatela. También sufro pruebas parciales como resultado de mi propia pecaminosidad y pasado deshonesto, pero Jesús sufrió los dolores más insoportables siendo el epítome y la esencia de la Inocencia. Todos podemos escoger un elemento o detalle de la Pasión de Cristo que parece habernos golpeado más y recordar esa escena cuando mi paciencia se pone a la prueba. ¡El amor de Jesús me puede hacer llevar pacientemente las más pesadas cruces! Como dice San Pablo: «El amor de Cristo nos obliga».
5.- María Nuestra Señora de los Dolores: Un elemento esencial en la Pasión de Cristo de Mel Gibson fue la presencia de la Santísima Virgen María a lo largo de toda la película. Sólo en segundo lugar a Jesús estaba María en la intensidad del sufrimiento. La película retrata a Nuestra Señora de las Angustias a lo largo del camino del Calvario que acompaña a Jesús en su juicio más amargo. María estaba al pie de la cruz, paciente hasta un grado heroico. María practicó la paciencia toda su vida: viajando a Belén, huyendo a Egipto, buscando a su Hijo por tres largos días, perdiendo a su amado esposo San José, y acompañando a su amado Hijo Jesús, viéndole crucificado y permaneciendo con él hasta su último aliento. Cuando nuestra paciencia se pone a prueba, entonces debemos elevar nuestros ojos, mente, corazón y alma a Nuestra Señora, y ella nos conseguirá una paciencia heroica.
Todos nosotros luchamos diariamente para ser pacientes con los demás, con nosotros mismos, con las circunstancias y, a veces, incluso con Dios. La paciencia es tan esencial para nuestras vidas que incluso Jesús dijo: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». Utilicemos las armas que tenemos en nuestro arsenal para alcanzar la virtud de la paciencia. Oremos como mendigos al dador más generoso, Dios. Aproximémonos a Jesús el «Santo de los Santos». Meditemos en la Pasión de Cristo y cuando surjan oportunidades para practicar la paciencia, recordemos todo lo que Jesús sufrió por el mundo y por ti. ¡Por último, que Nuestra Señora de los Dolores nos alcance un corazón manso, humilde y paciente!
Los estigmas, ¿pueden sucederle a cualquiera?
Siempre ha sido gente excepcional, virtuosa, probada en el dolor y convencida de la fe quienes los han recibido realmente
El estigma es un fenómeno místico extraordinario por medio del cual se presentan en el cuerpo las llagas de la pasión de Cristo. Y como afirma De Grandmaison, reconocida autoridad en el campo de la investigación sobrenatural, esta experiencia se concede únicamente a quienes merecen ser presencia amorosa de Dios en el mundo. El estigma es un hecho del todo extraordinario, como comprueba el doctor Imbert Gourbeyre, quien dedicó años a investigar sobre estos casos. El primer caso famoso fue el de San Francisco de Asís. Son numerosos los testimonios de quienes lo vieron y presenciaron.
La Iglesia nunca ha querido servirse de estos acontecimientos sobrenaturales para promover la fe católica o la misma imagen de la Iglesia. Al contrario, siempre ha adoptado una actitud de reserva, dando más importancia a las virtudes y al testimonio de vida que al carácter sobrenatural de los que han recibido la estigmatización en su cuerpo.
El último caso que ha dado la vuelta al mundo es el Padre Pío. Aunque el Padre Pío llevó durante 53 años la herida de los estigmas en sus manos, en sus pies y en su costado, la Iglesia nunca quiso hacer alarde de ello.
Las llagas permanecían cerradas todos los días y sólo se abrían y sangraban los viernes. Las fotos que existen fueron tomadas de manera espontánea por gente que se saltó la prohibición de fotografiar las manos del capuchino. A pesar de la evidencia del caso, la Iglesia nunca declaró oficialmente que los estigmas del P. Pío fueran de origen divino.
Los estigmas no se han producido en gente neurótica, trastornada o hipocondríaca. La psiquiatría experimental afirma que no pueden ser simples fluxiones o supuraciones de sangre producidas por el poder de la imaginación, ya que las heridas aparecen y sangran sin ninguna intención ni esfuerzo por parte del estigmatizado.
Los estigmas se han dado siempre de manera instantánea, causando gran sorpresa e impresión en quienes los han recibido. Las llagas nunca han supurado y su sangre se ha mantenido siempre fresca y limpia. Además, han sido heridas que no se curan nunca y que permanecen un gran número de años sin que pueda darse una explicación médica o científica. Es cierto también que algunos ilusos se han dejado llevar por un fanatismo exagerado y han fingido llevar las huellas de las llagas de Cristo (Caso: Giorgio Bongiovanni). No hay que dejarse llevar por quienes tratan de apantallar. Ni en la vida, ni mucho menos, en la fe.
Han sido muy pocos quienes a lo largo de la historia han recibido realmente en su cuerpo la impresión de los estigmas. Siempre ha sido gente excepcional, virtuosa, probada en el dolor y convencida de la fe. Gente que ha recibido un don del que nunca se han sentido merecedores ni dignos. Gente que nos recuerda que es maravilloso imitar a Jesús. En las sonrisas y en las heridas. En todo. Y ofreciendo el dolor de sus heridas para que haya más sonrisas en todos. Como Jesús.
Los estigmas, desconcertante signo de la pasión de Cristo. Entrevista con el catedrático de espiritualidad Tito Paolo Zecca
Los estigmas, signo distintivo de la pasión de Cristo, se han convertido en el centro de un debate teológico muy interesante.
Desde Francisco de Asís (primer santo de la historia en que se ha podido comprobar este fenómeno) hasta el beato Pío de Pietrelcina (uno de los últimos casos) se han dado unos 250 casos de personas con estigmas, en la mayoría de los casos con comprobación científica. Pero, ¿qué significan esas llagas dolorosas en las manos y en los pies de personajes que en algunos casos, con su espiritualidad, han cambiado la historia del mundo y del cristianismo?
Para comprender mejor el debate, Zenit ha entrevistado al padre pasionista Tito Paolo Zecca, profesor de Teología pastoral y espiritualidad en la Universidad Pontificia de San Juan de Letrán y en el Ateneo Pontificio Antonianum de Roma. Este catedrático, que ha dedicado investigaciones y libros al argumento, es uno de los máximos expertos mundiales en la materia.
Acaba de presentar sus últimos descubrimientos en una conferencia dictada sobre «El Crucifijo de la Sábana Santa y las personas con estigmas» en el centro de Sindonología del Caravita, en Roma (http://www.sindonologia.it).
¿Cuál es el significado de los estigmas?
En el misterio de la resurrección de Jesús, el Evangelio muestra cómo no han quedado canceladas su llagas. Los estigmas representan un signo de lo que sufrió Cristo durante la pasión, y por tanto constituyen un dato teológico en el que hay que profundizar mucho más de lo que hemos hecho hasta ahora. En el Evangelio de Juan, cuando Jesús entra en el Cenáculo con las puertas cerradas y saluda a los discípulos, muestra los estigmas para identificarse. A santo Tomás le dice: «Mete tu dedo en mi costado». La consternación de los apóstoles es también un hecho revelador de este misterio. Este fenómeno muestra la eficacia de la salvación de Cristo en la Cruz y permanece de manera particular en el signo de los estigmas, convirtiéndose en un dato distintivo de la eficacia redentora y salvadora de la fe.
Ha habido 250 casos de santos y beatos que han tenido los estigmas. ¿Cuál es el significado histórico de este signo?
Es un dato particular de la espiritualidad y de la mística occidental. A partir de san Francisco, hemos tenido un número significativo de santos y beatos que han vivido la experiencia desconcertante de la reproducción en su cuerpo de los estigmas de Cristo. Hasta ahora, la investigación ha subrayado el carácter de configuración e imitación de Jesús, que surge de la intensa relación personal que han mantenido con él estas personas. Sin embargo, se ha analizado muy poco el papel que estos santos y beatos han desempeñado en la Iglesia. No se ha reflexionado suficientemente en la misión particular que está ligada a los estigmas.
¿Puede poner algún caso concreto?
Por ejemplo, san Francisco de Asís recibió los estigmas cuando todos sus proyectos de santidad –fundación de la Orden, aprobación de la regla primitiva, viaje a Palestina– habían fracasado. Se encuentra solo y abandonado. La configuración con el Crucificado le consuela, pero al mismo tiempo el sufrimiento de los estigmas se convierte en un bien para su Orden y en un mensaje para toda la Iglesia.
El sucesor de san Francisco, Fray Elías, entendió el significado de los estigmas y así lo subrayó en la carta que dirigió a todos los fieles.
Este mismo mensaje y misión de los estigmas puede constatarse en Santa María Magdalena de Pazzi y en santa Catalina de Siena. En el siglo que acaba de concluir esta misión se constata con claridad en personajes como santa Gemma Galgani (fallecida en 1913), el beato padre Pío de Pietrelcina (1887-1968), y Marthe Robin (mística francesa fallecida en 1981 de quien se están estudiando sus escritos antes de emprender el proceso de beatificación).
Marthe Robin se ha hecho conocida después de que el famoso escritor Jean Guitton escribiera el libro «El viaje inmóvil» Durante cuarenta años esta mujer estuvo sin moverse en su lecho. Al igual que Gemma Galgani y Pio de Pietrelcina, ha dado vida a muchísimos grupos de espiritualidad y oración en todo el mundo.
¿Qué es lo que experimenta quien recibe los estigmas de la pasión de Cristo?
Se trata de una experiencia de alegría y dolor. El Señor es siempre el que toma la iniciativa. Los destinatarios de los estigmas consideran esto como una inmensa gracia, de la que no se sienten dignos. De hecho piden al Señor que se la quite, pues se avergüenzan. Esta actitud es evidente en el padre Pío. El beato de Pietrelcina muestra claramente cuál es la misión de quien lleva los estimas. El padre Pío funda grupos de oración y la Casa de Alivio del Sufrimiento (un gran hospital), realizando una obra concreta para aliviar los sufrimientos físicos. Además, a través de la oración, profundiza en la capacidad de intercesión de las personas unidas a quien padece los estigmas que renueva el mundo, lo salva y lo protege.
Pero, entonces, ¿por qué da el Señor esta «gracia» a ciertas personas?
La respuesta está precisamente en su misión. Es un servicio que la Iglesia necesita en un momento particular de su historia. Es como un signo profético, un llamamiento, una dato sorprendente capaz de recordar a los hombres las cosas esenciales, es decir, la conformación con Cristo y la salvación de Cristo que con sus llagas nos ha rescatado.
En cierto sentido, todos nosotros llevamos los estigmas, pues con el bautismo estamos sumergidos en la vida de Cristo, que nos permite participar en el misterio pascual de su muerte y resurrección. En su pequeñez, cada uno de nosotros lleva los estigmas. Si los lleva con espíritu de fe, esperanza, valentía y fortaleza, estas llagas, que pueden ser purulentas y que no cicatrizan nunca, pueden servir para curar a los demás.
En definitiva, los estigmas representan la aceptación consciente de la Cruz vivida espiritualmente.
¿Cuál es la Biblia correcta?
Los protestantes eliminan de la Biblia siete libros que son citados 351 veces por Jesucristo y los Apóstoles.
Por: Javier Ordovàs | Fuente: Catholic.net
Los protestantes heredaron la Biblia de la Iglesia Católica que la conservó y protegió durante los 16 siglos anteriores, no solamente en lengua griega y latina sino, traducida a muchas otras lenguas vernáculas
Pero, hay siete libros de la Biblia católica que los protestantes no admiten, aparte de importantes diferencias de traducción en algunos de los textos; estos libro son: Tobías, Judit, 1 y 2 de Macabeos, Eclesiástico, Sabiduría y Baruc, más las adiciones en griego de Ester y Daniel. Los protestantes llaman apócrifos a estos libros y los católicos los llaman Deuterocanónicos.
La Iglesia primitiva utilizó una versión griega de la Biblia llamada “Septuaginta”, la “Biblia de los 70”, traducida del arameo y hebreo al griego 148 años antes de Jesucristo, en la que se encontraban estos siete libros.
Jesucristo y los Apóstoles emplean esta Biblia completa para sus referencias y predicación. Jesús cita frases de la Septuaginta en el 80% de sus referencias al Antiguo Testamento. De hecho, en el nuevo Testamento se citan 351 veces textos de estos siete libros (Ver Anexo) desechados por Lutero.
Cuando Pablo en 2 Tim 3, 16 dice que “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argumentar,…” se está refiriendo a esta escritura empleada por Cristo, los Apóstoles y por el propio Pablo: la Biblia de los 70.
Esta es la Biblia empleada por los judíos de la época y los cristianos del principio, y la que el Papa S. Dámaso, en el Concilio de Roma, vio necesario definir como el canon bíblico, en el año 382 d.c.
Martín Lutero, excluyó de su traducción bíblica esos libros, como intentó excluir, también, las cartas de Santiago y el Apocalipsis.
Estos libros que excluye Lutero son los mismos que excluyeron, en el Concilio de Jamnia, los judíos fariseos (anticristianos), año 90 d.c. por considerarlos de cultura griega e influencia cristiana. Eso mismo hacen los protestantes.
Por otro lado, los hallazgos más recientes en Mar Muerto o Rollos de Qumrán, prueban que esos siete libros también se encontraban en su original arameo o hebreo antes de ser traducidos al griego en la Biblia de los 70.
Hay que tener en cuenta que Jesucristo y los primerísimos cristianos, cuando hablan de la Sagrada Escritura no se refieren al Nuevo Testamento que se redactó posteriormente y cuyo contenido fue transmitido por la Tradición oral y escrita. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho” (Juan 14,26).
Anexo
351 citas del Nuevo Testamento a los siete libros Deuterocanónicos (que los protestantes llaman apócrifos y desechan) que prueban el uso de la Versión Septuaginta por parte de Jesús y los apóstoles:
Mateo
Mateo 4:4 Sabiduría 16:26
Mateo 4:15 1 Macabeos 5:15
Mateo 5:18 Baruc 4:1
Mateo 5:28 Eclesiástico 9:8
Mateo 5:2ss Eclesiástico 25:7-12
Mateo 5:4 Eclesiástico 48:24
Mateo 6:7 Eclesiástico 7:14
Mateo 6:9 Eclesiástico 23:1, 4
Mateo 6:10 1 Macabeos 3:60
Mateo 6:12 Eclesiástico 28:2
Mateo 6:13 Eclesiástico 33:1
Mateo 6:20 Eclesiástico 29:10s
Mateo 6:23 Eclesiástico 14:10
Mateo 6:33 Sabiduría 7:11
Mateo 7:12 Tobit 4:15
Mateo 7:12 Eclesiástico 31:15
Mateo 7:16 Eclesiástico 27:6
Mateo 8:11 Baruc 4:37
Mateo 8:21 Tobit 4:3
Mateo 9:36 Judit 11:19
Mateo 9:38 1 Macabeos 12:17
Mateo 10:16 Eclesiástico 13:17
Mateo 11:14 Eclesiástico 48:10
Mateo 11:22 Judit 16:17
Mateo 11:25 Tobit 7:17
Mateo 11:25 Eclesiástico 51:1
Mateo 11:28 Eclesiástico 24:19
Mateo 11:28 Eclesiástico 51:23
Mateo 11:29 Eclesiástico 6:24s
Mateo 11:29 Eclesiástico 6:28s
Mateo 11:29 Eclesiástico 51:26s
Mateo 12:4 2 Macabeos 10:3
Mateo 12:5 Eclesiástico 40:15
Mateo 13:44 Eclesiástico 20:30s
Mateo 16:18 Sabiduría 16:13
Mateo 16:22 1 Macabeos 2:21
Mateo 16:27 Eclesiástico 35:22
Mateo 17:11 Eclesiástico 48:10
Mateo 18:10 Tobit 12:15
Mateo 20:2 Tobit 5:15
Mateo 22:13 Sabiduría 17:2
Mateo 23:38 Tobit 14:4
Mateo 24:15 1 Macabeos 1:54
Mateo 24:15 2 Macabeos 8:17
Mateo 24:16 1 Macabeos 2:28
Mateo 25:35 Tobit 4:17
Mateo 25:36 Eclesiástico 7:32-35
Mateo 26:38 Eclesiástico 37:2
Mateo 27:24 Daniel 13:46
Mateo 27:43 Sabiduría 2:13
Mateo 27:43 Sabiduría 2:18-20
Marcos
Marcos 1:15 Tobit 14:5
Marcos 4:5 Eclesiástico 40:15
Marcos 4:11 Sabiduría 2:22
Marcos 5:34 Judit 8:35
Marcos 6:49 Sabiduría 17:15
Marcos 8:37 Eclesiástico 26:14
Marcos 9:31 Eclesiástico 2:18
Marcos 9:48 Judit 16:17
Marcos 10:18 Eclesiástico 4:1
Marcos 14:34 Eclesiástico 37:2
Marcos 15:29 Sabiduría 2:17s
Lucas
Lucas 1:17 Eclesiástico 48:10
Lucas 1:19 Tobit 12:15
Lucas 1:42 Judit 13:18
Lucas 1:52 Eclesiástico 10:14
Lucas 2:29 Tobit 11:9
Lucas 2:37 Judit 8:6
Lucas 6:35 Sabiduría 15:1
Lucas 7:22 Eclesiástico 48:5
Lucas 9:8 Eclesiástico 48:10
Lucas 10:17 Tobit 7:17
Lucas 10:19 Eclesiástico 11:19
Lucas 10:21 Eclesiástico 51:1
Lucas 12:19 Tobit 7:10
Lucas 12:20 Sabiduría 15:8
Lucas 13:25 Tobit 14:4
Lucas 13:27 1 Macabeos 3:6
Lucas 13:29 Baruc 4:37
Lucas 14:13 Tobit 2:2
Lucas 15:12 1 Macabeos 10:29 [30]
Lucas 15:12 Tobit 3:17
Lucas 18:7 Eclesiástico 35:22
Lucas 19:44 Sabiduría 3:7
Lucas 21:24 Tobit 14:5
Lucas 21:24 Eclesiástico 28:18
Lucas 21:25 Sabiduría 5:22
Lucas 24:4 2 Macabeos 3:26
Lucas 24:31 2 Macabeos 3:34
Lucas 24:50 Eclesiástico 50:20s
Lucas 24:53 Eclesiástico 50:22
Juan
Juan 1:3 Sabiduría 9:1
Juan 3:8 Eclesiástico 16:21
Juan 3:12 Sabiduría 9:16
Juan 3:12 Sabiduría 18:15s
Juan 3:13 Baruc 3:29
Juan 3:28 1 Macabeos 9:39
Juan 3:32 Tobit 4:6
Juan 4:9 Eclesiástico 50:25s
Juan 4:48 Sabiduría 8:8
Juan 5:18 Sabiduría 2:16
Juan 6:35 Eclesiástico 24:21
Juan 7:38 Eclesiástico 24:40, 43[30s]
Juan 8:44 Sabiduría 2:24
Juan 8:53 Eclesiástico 44:19
Juan 10:20 Sabiduría 5:4
Juan 10:22 1 Macabeos 4:59
Juan 14:15 Sabiduría 6:18
Juan 15:9s Sabiduría 3:9
Juan 17:3 Sabiduría 15:3
Juan 20:22 Sabiduría 15:11
Hechos
Hechos 1:10 2 Macabeos 3:26
Hechos 1:18 Sabiduría 4:19
Hechos 2:4 Eclesiástico 48:12
Hechos 2:11 Eclesiástico 36:7
Hechos 2:39 Eclesiástico 24:32
Hechos 4:24 Judit 9:12
Hechos 5:2 2 Macabeos 4:32
Hechos 5:12 1 Macabeos 12:6
Hechos 5:21 2 Macabeos 1:10
Hechos 5:39 2 Macabeos 7:19
Hechos 9:1-29 2 Macabeos 3:24-40
Hechos 9:2 1 Macabeos 15:21
Hechos 9:7 Sabiduría 18:1
Hechos 10:2 Tobit 12:8
Hechos 10:22 1 Macabeos 10:25
Hechos 10:22 1 Macabeos 11:30, 33 etc.
Hechos 10:26 Sabiduría 7:1
Hechos 10:30 2 Macabeos 11:8
Hechos 10:34 Eclesiástico 35:12s
Hechos 10:36 Sabiduría 6:7
Hechos 10:36 Sabiduría 8:3 etc.
Hechos 11:18 Sabiduría 12:19
Hechos 12:5 Judit 4:9
Hechos 12:10 Eclesiástico 19:26
Hechos 12:23 Judit 16:17
Hechos 12:23 Eclesiástico 48:21
Hechos 12:23 1 Macabeos 7:41
Hechos 12:23 2 Macabeos 9:9
Hechos 13:10 Eclesiástico 1:30
Hechos 13:17 Sabiduría 19:10
Hechos 14:14 Judit 14:16s
Hechos 14:15 Sabiduría 7:3
Hechos 15:4 Judit 8:26
Hechos 16:14 2 Macabeos 1:4
Hechos 17:23 Sabiduría 14:20
Hechos 17:23 Sabiduría 15:17
Hechos 17:24, 25 Sabiduría 9:1
Hechos 17:24 Tobit 7:17
Hechos 17:24 Sabiduría 9:9
Hechos 17:26 Sabiduría 7:18
Hechos 17:27 Sabiduría 13:6
Hechos 17:29 Sabiduría 13:10
Hechos 17:30 Eclesiástico 28:7
Hechos 19:27 Sabiduría 3:17
Hechos 19:28 Daniel 14:18, 41
Hechos 20:26 Daniel 13:46
Hechos 20:32 Sabiduría 5:5
Hechos 20:35 Eclesiástico 4:31
Hechos 21:26 1 Macabeos 3:49
Hechos 22.9 Sabiduría 18.1
Hechos 24:2 2 Macabeos 4:6
Hechos 26:18 Sabiduría 5:5
Hechos 26:25 Judit 10:13
Romanos
Romanos 1:19-32 Sabiduría 13-15
Romanos 1:21 Sabiduría 13:1
Romanos 1:23 Sabiduría 11:15
Romanos 1:23 Sabiduría 12:24
Romanos 1:28 2 Macabeos 6:4
Romanos 2:4 Sabiduría 11:23
Romanos 2:11 Eclesiástico 35:12s
Romanos 2:15 Sabiduría 17:11
Romanos 4:13 Eclesiástico 44:21
Romanos 4:17 Eclesiástico 44:19
Romanos 5:5 Eclesiástico 18:11
Romanos 5:12 Sabiduría 2:24
Romanos 9:4 Eclesiástico 44:12
Romanos 9:4 2 Macabeos 6:23
Romanos 9:19 Sabiduría 12:12
Romanos 9:21 Sabiduría 15:7
Romanos 9:31 Eclesiástico 27:8
Romanos 9:31 Sabiduría 2:11
Romanos 10.7 Sabiduría 16.13
Romanos 10:6 Baruc 3:29
Romanos 11:4 2 Macabeos 2:4
Romanos 11:15 Eclesiástico 10:20s
Romanos 11:33 Sabiduría 17:1
Romanos 12:15 Eclesiástico 7:34
Romanos 13:1 Eclesiástico 4:27
Romanos 13:1 Sabiduría 6:3s
Romanos 13.10 Sabiduría 6.18
Romanos 15:4 1 Macabeos 12:9
Romanos 15:8 Eclesiástico 36:20
1 Corintios
1 Corintios 1:24 Sabiduría 7:24s
1 Corintios 2:16 Sabiduría 9:13
1 Corintios 2:9 Eclesiástico 1:10
1 Corintios 4:13 Tobit 5:19
1 Corintios 4:14 Sabiduría 11:10
1 Corintios 6:2 Sabiduría 3:8
1 Corintios 6:12 Eclesiástico 37:28
1 Corintios 6:13 Eclesiástico 36:18
1 Corintios 6:18 Eclesiástico 23:17
1 Corintios 7:19 Eclesiástico 32:23
1 Corintios 9:19 Eclesiástico 6:19
1 Corintios 9:25 Sabiduría 4:2
1 Corintios 10:1 Sabiduría 19:7s
1 Corintios 10:20 Baruc 4:7
1 Corintios 10:23 Eclesiástico 37:28
1 Corintios 11:7 Eclesiástico 17:3
1 Corintios 11:7 Sabiduría 2:23
1 Corintios 11:24 Sabiduría 16:6
1 Corintios 15:29 2 Macabeos 12:43s
1 Corintios 15:32 Sabiduría 2:5s
1 Corintios 15:34 Sabiduría 13:1
2 Corintios
2 Corintios 5:1, 4 Sabiduría 9:15
2 Corintios 12:12 Sabiduría 10:16
Gálatas
Gálatas 2:6 Eclesiástico 35:13
Gálatas 4:4 Tobit 14:5
Gálatas 6:1 Sabiduría 17:17
Efésios
Efésios 1:6 Eclesiástico 45:1
Efésios 1:6 Eclesiástico 46:13
Efésios 1:17 Sabiduría 7:7
Efésios 4:14 Eclesiástico 5:9
Efésios 4:24 Sabiduría 9:3
Efésios 6:12 Sabiduría 5:17
Efésios 6:14 Sabiduría 5:18
Efésios 6:16 Sabiduría 5:19, 21
Filipenses
Filipenses 4:5 Sabiduría 2:19
Filipenses 4:13 Sabiduría 7:23
Filipenses 4:18 Eclesiástico 35:6
Colosenses
Colosenses 2:3 Eclesiástico 1:24s
1 Tesalonicenses
1 Tesalonicenses 3:11 Judit 12:8
1 Tesalonicenses 4:6 Eclesiástico 5:3
1 Tesalonicenses 4:13 Sabiduría 3:18
1 Tesalonicenses 5:1 Sabiduría 8:8
1 Tesalonicenses 5:2 Sabiduría 18:14s
1 Tesalonicenses 5:3 Sabiduría 17:14
1 Tesalonicenses 5:8 Sabiduría 5:18
2 Tesalonicenses
2 Tesalonicenses 2:1 2 Macabeos 2:7
1 Timoteo
1 Timoteo 1:17 Tobit 13:7, 11
1 Timoteo 2:2 2 Macabeos 3:11
1 Timoteo 2:2 Baruc 1:11s
1 Timoteo 6:15 2 Macabeos 12:15
1 Timoteo 6:15 2 Macabeos 13:4
2 Timoteo
2 Timoteo 2:19 Eclesiástico 17:26
2 Timoteo 2:19 Eclesiástico 23:10v1
2 Timoteo 2:19 Eclesiástico 35:3
2 Timoteo 4:8 Sabiduría 5:16
2 Timoteo 4:17 1 Macabeos 2:60
Tito
Tito 2:11 2 Macabeos 3:30
Tito 3:4 Sabiduría 1:6
Hebreos
Hebreos 1:3 Sabiduría 7:25s
Hebreos 2:5 Eclesiástico 17:17
Hebreos 4.12 Sabiduría 18.15s
Hebreos 4:12 Sabiduría 7:22-30
Hebreos 5:6 1 Macabeos 14:41
Hebreos 7:22 Eclesiástico 29:14ss
Hebreos 11:5 Eclesiástico 44:16
Hebreos 11:5 Sabiduría 4:10
Hebreos 11:6 Sabiduría 10:17
Hebreos 11.10 Sabiduría 13.1
Hebreos 11:10 2 Macabeos 4:1
Hebreos 11:17 1 Macabeos 2:52
Hebreos 11:17 Eclesiástico 44:20
Hebreos 11:27 Eclesiástico 2:2
Hebreos 11:28 Sabiduría 18:25
Hebreos 11:35 2 Macabeos 6:18-7:42
Hebreos 12:4 2 Macabeos 13:14
Hebreos 12:9 2 Macabeos 3:24
Hebreos 12:12 Eclesiástico 25:23
Hebreos 12:17 Sabiduría 12:10
Hebreos 12:21 1 Macabeos 13:2
Hebreos 13:7 Eclesiástico 33:19
Hebreos 13:7 Sabiduría 2:17
Santiago
Santiago 1:1 2 Macabeos 1:27
Santiago 1:13 Eclesiástico 15:11-20
Santiago 1:19 Eclesiástico 5:11
Santiago 1:2 Eclesiástico 2:1
Santiago 1:2 Sabiduría 3:4s
Santiago 1:21 Eclesiástico 3:17
Santiago 2:13 Tobit 4:10
Santiago 2:23 Sabiduría 7:27
Santiago 3:2 Eclesiástico 14:1
Santiago 3:6 Eclesiástico 5:13
Santiago 3:9 Eclesiástico 23:1, 4
Santiago 3:10 Eclesiástico 5:13
Santiago 3:10 Eclesiástico 28:12
Santiago 3:13 Eclesiástico 3:17
Santiago 4:2 1 Macabeos 8:16
Santiago 4:11 Sabiduría 1:11
Santiago 5:3 Judit 16:17
Santiago 5:3 Eclesiástico 29:10
Santiago 5:4 Tobit 4:14
Santiago 5:6 Sabiduría 2:10
Santiago 5:6 Sabiduría 2:12
Santiago 5:6 Sabiduría 2:19
1 Pedro
1 Pedro 1:3 Eclesiástico 16:12
1 Pedro 1:7 Eclesiástico 2:5
1 Pedro 2:25 Sabiduría 1:6
1 Pedro 4:19 2 Macabeos 1:24 etc.
1 Pedro 5:7 Sabiduría 12:13
2 Pedro
2 Pedro 2:2 Sabiduría 5:6
2 Pedro 2:7 Sabiduría 10:6
2 Pedro 3:9 Eclesiástico 35:19
2 Pedro 3:18 Eclesiástico 18:10
1 Juan
1 Juan 5:21 Baruc 5:72
Apocalipsis
Apocalipsis 1:18 Eclesiástico 18:1
Apocalipsis 2:10 2 Macabeos 13:14
Apocalipsis 2:12 Sabiduría 18:16 [15]
Apocalipsis 2:17 2 Macabeos 2:4-8
Apocalipsis 4:11 Eclesiástico 18:1
Apocalipsis 4:11 Sabiduría 1:14
Apocalipsis 5:7 Eclesiástico 1:8
Apocalipsis 7:9 2 Macabeos 10:7
Apocalipsis 8:1 Sabiduría 18:14
Apocalipsis 8:2 Tobit 12:15
Apocalipsis 8:3 Tobit 12:12
Apocalipsis 8:7 Eclesiástico 39:29
Apocalipsis 8:7 Sabiduría 16:22
Apocalipsis 9:3 Sabiduría 16:9
Apocalipsis 9:4 Eclesiástico 44:18 etc.
Apocalipsis 11:19 2 Macabeos 2:4-8
Apocalipsis 17:14 2 Macabeos 13:4
Apocalipsis 18:2 Baruc 4:35
Apocalipsis 19:1 Tobit 13:18
Apocalipsis 19:11 2 Macabeos 3:25
Apocalipsis 19:11 2 Macabeos 11:8
Apocalipsis 19:16 2 Macabeos 13:4
Apocalipsis 20:12s Eclesiástico 16:12
Apocalipsis 21:19s Tobit 13:17
Papa Francisco no comprende las dudas sobre las vacunas antiCovid
Photo by RICCARDO DE LUCA / ANADOLU AGENCY / Anadolu Agency via AFP
Llamó a las vacunas «amigas» de la humanidad, durante la conferencia de prensa celebrada en el avión papal que regresaba de Eslovaquia a Roma
El Papa Francisco dijo que no entendía la desgana y el miedo que rodeaban a las vacunas Covid-19 y llamó a las vacunas «amigas» de la humanidad, durante la conferencia de prensa celebrada en el avión papal que regresaba de Eslovaquia a Roma el 15 de septiembre de 2021.
«Es un poco extraño porque la humanidad tiene una historia de amistad con las vacunas», dijo el pontífice. «Cuando éramos niños, [nos vacunaron], contra el sarampión, contra la polio… todos los niños fueron vacunados y nadie dijo nada».
“Quizás esto esté sucediendo ahora por la virulencia y la incertidumbre no solo de la pandemia, sino también de la diversidad de vacunas”, continuó. El líder de la Iglesia Católica reconoció que las discusiones y debates en torno a las diferentes vacunas han creado divisiones y temores y pidió discusiones tranquilas y claras para ayudar a quienes aún tienen miedo.
El Papa Francisco también señaló que «incluso en el colegio cardenalicio hay negacionistas de la vacuna» y dijo que uno de ellos, «el pobre», fue hospitalizado con el virus. «Ironías de la vida», añadió.
El caso del cardenal Burke
El pontífice no reveló el nombre del prelado principal en cuestión, pero podría referirse al cardenal estadounidense Raymond Burke, quien pasó varios días con un respirador en agosto después de ser hospitalizado luego de contraer Covid-19. No se sabe si el cardenal de 73 años está vacunado o no.
Antes de que las vacunas se generalizaran, en mayo de 2020, el cardenal Burke había expresado cierta preocupación por los estados que obligaban a las personas a vacunarse. También se refirió a una teoría de la conspiración de que las vacunas podrían usarse para implantar microchips en el cuerpo de las personas.
Un pequeño grupo aún no vacunado en el Vaticano
El obispo de Roma ha alentado con frecuencia las vacunas, incluso afirmando que recibir la vacuna constituye un «acto de amor» a los demás y en pro el bien común en un mensaje de video publicado el 18 de agosto.
El Vaticano también emitió en diciembre de 2020, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, un memorando reafirmando que las vacunas son «moralmente aceptables».
A bordo del avión, el Papa Francisco dijo que en el Vaticano todos han sido vacunados «excepto un pequeño grupo» al que «están estudiando cómo ayudar».
El Papa: Nuestra alegría es caminar con Jesús
Francisco indica en su homilía en la Casa Santa Marta del Vaticano qué es lo que la Iglesia necesita de cada uno «Y Jesús iba delante de ellos…» (Mc 10,32)
También en este momento Jesús camina delante de nosotros. Él siempre está por delante de nosotros. Él nos precede y nos abre el camino… Y esta es nuestra confianza y nuestra alegría: ser discípulos suyos, estar con él, caminar tras él, seguirlo… Cuando hemos concelebrado juntos la primera Misa en la Capilla Sixtina, «caminar» ha sido la primera palabra que el Señor nos ha propuesto: caminar, y después construir y confesar.
Hoy vuelve esta palabra, pero como un acto, como una acción de Jesús que continúa: «Jesús caminaba…». Nos llama la atención esto en los evangelios: Jesús camina mucho e instruye a los suyos a lo largo del camino. Esto es importante. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología…, sino una «vía», una senda para recorrerla con Él, y la senda se aprende haciéndola, caminando. Sí, queridos hermanos, esta es nuestra alegría: caminar con Jesús. Pero esto no es fácil, no es cómodo, porque la vía escogida por Jesús es la vía de la cruz.
Cruz y esperanza. Mientras van de camino, él habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su pasión, muerte y resurrección.
Y ellos se quedan «sorprendidos» y «asustados».
Sorprendidos, cierto, porque para ellos subir a Jerusalén significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve luego en la petición de Santiago y Juan.
Y asustados por lo que Jesús habría tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer.
A diferencia de los discípulos de entonces, nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la cruz, sino que, más bien, en la Cruz tenemos nuestra esperanza.
No obstante, también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación de pensar según el modo de los hombres y no de Dios.
Y cuando se piensa de modo mundano, ¿cuál es la consecuencia? «Los otros diez se indignaron contra Santiago y Juan» (v. 41).
Ellos se indignaron. Si prevalece la mentalidad del mundo, surgen las rivalidades, las envidias, los bandos…
Dejémonos purificar
Así, pues, esta palabra que hoy nos dirige el Señor es muy saludable. Nos purifica interiormente, proyecta luz en nuestra conciencia y nos ayuda a ponernos en plena sintonía con Jesús, y a hacerlo juntos, en el momento en que el Colegio de Cardenales se incrementa con el ingreso de nuevos miembros.
«Llamándolos Jesús a sí…» (Mc 10,42). He aquí el otro gesto del Señor. Durante el camino, se da cuenta de que necesita hablar a los Doce, se para y los llama a sí.
Hermanos, dejemos que el Señor Jesús nos llame a sí. Dejémonos convocar por Él.
Y escuchémosle con la alegría de acoger juntos su palabra, de dejarnos enseñar por ella y por el Espíritu Santo, para ser cada vez más un solo corazón y una sola alma en torno a Él.
Lo que la Iglesia necesita de ti
Y mientras estamos así, convocados, «llamados a sí» por nuestro único Maestro, también yo os digo lo que la Iglesia necesita: tiene necesidad de vosotros, de vuestra colaboración y, antes de nada, de vuestra comunión, comunión conmigo y entre vosotros.
La Iglesia necesita vuestro valor para anunciar el Evangelio en toda ocasión, oportuna e inoportunamente, y para dar testimonio de la verdad.
La Iglesia necesita vuestras oraciones, para apacentar bien la grey de Cristo, la oración que, con el anuncio de la Palabra, es el primer deber del obispo.
La Iglesia necesita vuestra compasión sobre todo en estos momentos de dolor y sufrimiento en tantos países del mundo.
Queremos expresar nuestra cercanía espiritual a las comunidades eclesiales y a todos los cristianos que sufren discriminación y persecución.
La Iglesia necesita que recemos por ellos, para que sean fuertes en la fe y sepan responder el mal con bien.
Y que esta oración se haga extensiva a todos los hombres y mujeres que padecen injusticia a causa de sus convicciones religiosas.
Te puede interesar: Oración a san José por los cristianos perseguidos
La Iglesia también necesita de nosotros para que seamos hombres de paz y construyamos la paz con nuestra obras, nuestros deseos, nuestras oraciones.
Por ello imploramos la paz y la reconciliación para los pueblos que en estos tiempos sufren la prueba de la violencia y de la guerra.
Gracias, queridos hermanos. Caminemos juntos tras el Señor, y dejémonos convocar cada vez más por él, en medio del Pueblo fiel, de la Santa Madre Iglesia.