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• Matthew 14:1-12

Bishop Robert Barron

Amigos, en el Evangelio de hoy Herodes decapita a Juan el Bautista, convirtiéndolo en el primer mártir entre los seguidores de Cristo, el primero de muchos mártires por venir. 

¿Es posible leer el libro maravilloso y terrible de los mártires, el libro del Apocalipsis, sin ver el poder de la proclamación audaz y veraz de la Iglesia cristiana en sus inicios? Y a partir de ahí el número de testigos crece a lo largo de los siglos cristianos.

Hoy, desde Pakistán hasta Nigeria y de Egipto a Irak, cristianos comunes y corrientes arriesgan sus vidas simplemente declarando su fe y brindando adoración según su conciencia. 

Están siguiendo los pasos de los grandes mártires de la tradición cristiana, desde los Santos Esteban, Pedro y Pablo hasta el Padre Miguel Pro gritando

“Viva Cristo Rey” a sus verdugos; Martin Luther King Jr. recibiendo una bala asesina por haber insistido en ser una voz resonante de la justicia del Nuevo Testamento; y Franz Jaggerstätter, Dietrich Bonhoeffer y Edith Stein desafiando hasta moribundos las mentiras del nazismo. 

Y lo que vemos en estos mártires no es un coraje ordinario, sino elevado y transfigurado a través del amor. Vemos la voluntad de regalar incluso la propia vida por amor a Cristo y a su pueblo.

 

 

Asprenato, Santo

Obispo, 3 de agosto
Por: Antonio Borrelli | Fuente: Santiebeati.it

Martirologio Romano: En Nápoles, de la Campania, san Asprenato, primer obispo de la ciudad (s. II/III).

Breve Biografía

 

Muchos napolitanos, por la gran devoción para el patrón principal de la ciudad san Genaro y de su espectacular milagro anual de la licuefacción de la sangre, ha olvidado o hasta ignoran que el primer obispo de la naciente comunidad cristiana de Nápoles fue san Asprenato, mientras san Genaro fue obispo de Benevento y mártir en Pozzuoli en las proximidades de Nápoles.



De san Asprenato se sabe que vivió entre finales del siglo I y principios del siglo II, época en que los más recientes estudios arqueológicos, fijan los principios de la Iglesia napolitana, y como confirmación de esto, se sabe que el nombre Asprenato fue muy popular en el período de la república y en los primeros tiempos del imperio romano, luego cayó en desuso.


Varios antiguos documentos comprendidos en el famoso Calendario Marmóreo de Nápoles, certifican su existencia durante los mandatos de los emperadores Trajano y a Adriano y fijan en veintitrés años la duración de su episcopado.

De su vida no se sabe nada cierto, pero una antiquísima leyenda repetida con modificaciones en textos posteriores, cuenta que san Pedro, fundada la Iglesia de Antioquía, se encaminó hacia Roma con algunos discípulos, pasó por Nápoles, aquí encontró una viejecita enferma (identificada luego como santa Cándida La Anciana), quien prometió adherirse a la nueva fe si se curaba.

Pedro hace una oración pidiendo la sanación, a lo que los discípulos de Antioquía contestaron con ¡Amén!, Cándida se sanó, y encomienda cure también a un amigo suyo llamado Asprenato enfermo desde hace tiempo y que si lo curara también ciertamente se convirtiría.

 

En este instante Pedro también intercede y logra que sea curado, y luego de catequizarlo, lo bautiza. El cristianismo vivía una rápida difusión en Nápoles, y cuando Pedro decidió retomar el viaje hacia Roma, consagro a Asprenato como obispo.

Él hizo construir el oratorio de Santa María del Principio sobre que surgirá la basílica de santa Restituta y fundó la iglesia de san Pedro en Aram donde todavía hoy se conserva el altar sobre el que el apóstol celebró el Sacrificio.

El santo obispo murió rico en méritos, y varios milagros fueron conseguidos por su intercesión; su cuerpo fue llevado al oratorio de santa María del Principio, algunos estudios más recientes dicen que las reliquias están en las catacumbas de san Genaro, en cuyos alas superiores están las imágenes, no bien conservadas, de los primeros 14 obispos napolitanos.

Después de san Genaro es el segundo de los 47 santos protectores de Nápoles, cuyos bustos de plata son custodiados en la capilla del tesoro de san Genaro en la Catedral (el Duomo), aquí también esta conservado el bastón con el que san Pedro lo curó.

En la ciudad, en épocas diferentes, fueron elegidas dos iglesias en su honor y una capilla le es dedicada en la antiquísima basílica de santa Restituta.

Es invocado para calmar la jaqueca, su fiesta litúrgica es recordada en el Martirologio Romano y en el Calendario Marmóreo al 3 de agosto.

Responsable de la traducción: Xavier Villalta

 

 

Cobardía incomoda

Santo Evangelio según San Mateo 14,1-12.

 

Sábado XVII del Tiempo Ordinario.
Por: Hiram Samir Galán Jaime, LC |
Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Señor, cada vez que avanzo sin ti, las caídas y los tropiezos se dejan ver casi inmediatamente, por eso inicio mi oración confiando en que tu misericordia hará la diferencia en esta oración y en mi vida. Gracias por estar siempre conmigo.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 14,1-12



En aquel tiempo, el rey Herodes oyó lo que contaban de Jesús y les dijo a sus cortesanos: «Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas». Herodes había apresado a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, pues Juan le decía a Herodes que no le estaba permitido tenerla por mujer. Y aunque quería quitarle la vida, le tenía miedo a la gente, porque creían que Juan era un profeta. Pero llegó el cumpleaños de Herodes, y la hija de Herodías bailó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que le pidiera. Ella, aconsejada por su madre, le dijo: «Dame, sobre esta bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por no quedar mal con los invitados, ordenó que se la dieran; y entonces mandó degollar a Juan en la cárcel. Trajeron, pues, la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre. Después vinieron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo, lo sepultaron, y luego fueron a avisarle a Jesús.



Palabra del Señor


 

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Al escuchar la cobardía de Herodes frente a la petición de la hija de Herodías, nos queda una sensación de amargura y hastío porque sabemos que, a pesar de tenerlo encerrado, Herodes no quería matar a Juan el Bautista.

Pero qué es lo que realmente nos molesta. ¿Por qué es común escuchar que lo que menos podemos tolerar en los demás es la hipocresía y la cobardía? Creo que es precisamente lo que nos atañe más directamente, pues todos alguna vez hemos sido cobardes e hipócritas.

 

Incluso me animo a decir que hemos matado la reputación de muchas personas a causa de nuestra cobardía. Por ejemplo, cuando hemos callado verdades que comprometían la reputación y dignidad de otras personas, o peor aún, cuando hemos inventado mentiras con tal de no salir perjudicados en alguna situación de conflicto, afectando e involucrando a otros para salir bien librados.

Señor, qué distintos son tus pensamientos de nuestros pensamientos, tu justicia de nuestra justicia. Enséñanos a salir de nuestro egoísmo y buscar siempre la verdad que nos conduce hasta ti, aunque a veces eso implique el necesario camino de la cruz y de la abnegación.

«Herodes sembró muerte para defender su propio bienestar, su propia pompa de jabón. Y esto se sigue repitiendo… Pidamos al Señor que quite lo que haya quedado de Herodes en nuestro corazón; pidamos al Señor la gracia de llorar por nuestra indiferencia, de llorar por la crueldad que hay en el mundo, en nosotros, también en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio-económicas que hacen posibles dramas como éste». (Homilía de S.S. Francisco, 8 de julio de 2013).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Me esforzaré por trasmitir el valor de la verdad a las personas más cercanas a mí durante este día.

 

 

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

Conoce a santa Lidia, la mujer de la púrpura

La primera conversión al cristianismo documentada en EuropaElla era originaria de la zona de Lidia, en Asia Menor, concretamente de Tiatira, donde hoy está la ciudad turca de Akhisar.

 

Sin embargo se trasladó a Filipos, una ciudad situada en la zona oriental de Macedonia, en la actual Grecia. Allí pudo desarrollar un próspero negocio de comercio de tinte morado, por el que se la conoce como “La mujer de la púrpura”.

Por su trabajo relacionado con el tinte que se extraía de un molusco se deduce que Lidia era de alto estatus social. Es posible que fuera viuda.

Santa Lidia se hizo cristiana y se bautizó gracias a la predicación de san Pablo. Su conversión está considerada la primera documentada en Europa.

Cerca de Filipos, existe hoy un baptisterio moderno en el lugar donde según la tradición Lidia fue bautizada por san Pablo.

Los Hechos de los Apóstoles hablan así sobre ella:

“Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara las palabras de Pablo. Después de bautizarse, junto con su familia, nos pidió: Si ustedes consideran que he creído verdaderamente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa; y nos obligó a hacerlo”.

 

Seguramente Lidia estaba en el corazón del llamado “apóstol de los gentiles” cuando escribía su Carta a los Filipenses, de tono especialmente íntimo y familiar, y llena de agradecimiento.

 

También su familia se hizo cristiana, y acogieron al apóstol Pablo y a sus compañeros Silas y Timoteo en su propio hogar durante su estancia en Filipos.

 

Santa Lidia es la patrona de los tintoreros, por su trabajo como vendedora de púrpura y posiblemente también de tela. En los iconos la santa suele aparecer representada con alguna pieza de ropa morada.

 

La veneran como santa, además de la Iglesia católica, las ortodoxas, episcopal y luterana.

Santa Lidia sigue inspirando hoy fuerza, elegancia, audacia, generosidad, hospitalidad, belleza, fe y muchos tesoros espirituales más.