Mark 2:1-12
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús dice con toda naturalidad, antes de sanar al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Sorprendidos, los fariseos responden: “Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”.
Tenían toda la razón, por supuesto, es un punto principal. Si me hubieras hecho algún daño, podría, con cierta legitimidad, ofrecerte mi perdón personal por tu ofensa. Pero si es a alguna otra persona que se hace daño, uno no podría ofrecer el perdón por su pecado. La única forma en que tal declaración podría no ser blasfemia sería si uno fuera el que se ofende con cada pecado. Y esto es lo que los fariseos intuyeron correctamente.
G.K. Chesterton dijo que incluso aquellos que rechazan la doctrina de la Encarnación (como los fariseos) son diferentes luego de haberla escuchado. Es que afirmar que Dios se convirtió en uno de nosotros cambia toda la imaginación, obligando una reevaluación tanto de Dios como del mundo. Esta afirmación extraña se hace, de forma implícita o explícita, en prácticamente todas las páginas del Nuevo Testamento.
Por lo tanto, cuando Jesús perdona los pecados del paralítico, y los fariseos responden que solo Dios puede perdonar los pecados, están, muy a pesar de sí mismos, profesando fe en las Buenas Nuevas.
Antonio, Santo
Memoria Litúrgica, 17 de enero
Martirologio Romano: Memoria de san Antonio, abad, que, habiendo perdido a sus padres, distribuyó todos sus bienes entre los pobres siguiendo la indicación evangélica y se retiró a la soledad de la Tebaida, en Egipto, donde llevó una vida ascética. Trabajó para reforzar la acción de la Iglesia, sostuvo a los confesores de la fe durante la persecución del emperador Diocleciano y apoyó a san Atanasio contra los arrianos, y reunió a tantos discípulos que mereció ser considerado padre de los monjes (356).
Etimológicamente: Antonio = florido, inestimable”. Viene de la lengua griega.
Breve Biografía
Antonio nació en el pueblo de Comas, cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad.
De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en el libro de vidas de santos La leyenda dorada que compiló el dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores de fuste.
Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños junto a Pispir y otro en Arsínoe. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.
Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.
Reliquias y orden monástica
Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando con frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser el emblema como era conocido.
Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.
La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.
El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.
La recompensa de la fe
Santo Evangelio según San Marcos 2, 1-12. Viernes I del tiempo ordinario
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia de escuchar tu voz y poder seguirla con amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12
Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta.
Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. Algunos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar: “¿Por qué habla éste así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”. Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: “¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —le dijo al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”. El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
A veces Dios nos pide que ayudemos a personas en nuestro entorno con sus necesidades, como por ejemplo con alguna oración. Cristo premiará al que pida con insistencia y no se deje llevar por las dificultades, en especial cuando lo que pedimos es para alguien más. Por la fe y las obras de las cuatro personas Jesús se compadece del paralítico perdonándole sus pecados y sanándolo.
Cristo nos invita a fijar nuestra mirada en el prójimo al que podemos ayudar en diversas formas; lo que se necesita es olvidarse de uno mismo y ver el bien que Dios puede hacer a través de nosotros. Lo que hacemos, al inicio, puede parecer inútil como si lo estuviéramos haciendo mal o no estuviera sucediendo como queríamos, pero con confianza en Dios no dejamos de insistir y Él actúa conforme su voluntad.
Cada vez que encontramos a una persona necesitada es un reto a nuestra creatividad. Es como si se nos pidiera ingeniar algo para que Dios llegue a esa persona; nuestra fe y confianza en Él nos empuja a actuar para convertirnos en instrumentos de su amor y testimonios vivientes de fe.
«Aquellos amigos que llevaron al paralítico ante el Señor, para que lo sanara. No tenían vergüenza, eran “sin vergüenza”, pero bien dicho. No tuvieron vergüenza de hacer un agujero en el techo y bajar al paralítico. Sean “sin vergüenza”, no tengan vergüenza de hacer con la oración que la miseria de los hombres se acerque al poder de Dios. Esa es la oración vuestra. Por la oración, día y noche, acercan al Señor la vida de muchos hermanos y hermanas que por diversas situaciones no pueden alcanzarlo para experimentar su misericordia sanadora, mientras que Él los espera para llenarlos de gracias. Por vuestra oración ustedes curan las llagas de tantos hermanos».
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Rezar, con fe, por una persona que se encuentre en necesidad.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
San Antonio Abad, anacoreta y patrono de los animales
Maria Paola Daud – publicado el 17/01/20 – actualizado el 16/01/25
San Antonio Abad fue el fundador del monaquismo cristiano, vivió como ermitaño y sus anécdotas con animales domésticos lo convirtieron en su patrono
San Antonio abad o el grande, anacoreta, el de Egipto, del desierto o del fuego, como se le quiera llamar, se puede decir que fue el primer abad de la historia, que fue el fundador del monaquismo cristiano.
Antonio nació en Egipto, cuando formaba parte del Imperio Romano, hacia el 251.
Sabemos de su vida a través de los relatos trasmitidos por el Doctor de la Iglesia san Atanasio.
Y también hace referencias en sus escritos san Jerónimo, que lo presenta como un hombre santo, modelo de piedad cristiana.
Apenas murieron sus padres, Antonio distribuyó sus bienes entre los pobres y se retiró al desierto, donde comenzó a llevar una vida de austeridad y penitencia.
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Se dice que antes de comenzar su actividad, tuvo una visión en la que un ermitaño como él llenaba el día dividiendo el tiempo entre la oración y el tejido de una soga. De esto dedujo que, además de la oración, uno tenía que dedicarse a una actividad concreta.
Tuvo a su lado numerosísimos seguidores, muchos de los cuales tuvieron que soportar la terrible persecución cristiana a cargo de Diocleciano.
Apoyó firmemente a san Atanasio en su lucha contra los arrianos, y se dice que vivió hasta los 105 años.
Patronazgo
Es muy conocido por ser patrono de los animales domésticos. En los escritos de san Jerónimo sobre la vida de Pablo el ermitaño, se cuenta que Antonio fue a visitarlo ya anciano y lo dirigió en la vida monástica.
San Antonio Abad (Zurbarán).
Un cuervo que traía diariamente un pan a Pablo recibió al abad trayéndole un pan también a él. Cuando murió Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales.
También se cuenta que una vez se le acercó una jabalina con sus cachorros que estaban ciegos. La jabalina estaba en actitud de súplica.
Antonio curó a los cachorros de su ceguera y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara.
Por eso en muchas imágenes se lo representa con una jabalina, a los que todos ven como un cerdito.
También es patrono de los carniceros, y se le invoca contra el herpes zóster.
Lugares de culto al santo
Desde hace unos años para el día de san Antonio en la plaza al lado del Vaticano se realiza la bendición de los animales, promovida por la Asociación Italiana de Criadores y también se realiza un desfile de caballos que pertenecen al ejército italiano.
Esta tradición de bendecir a los animales para el día de san Antonio no solo se realiza en el Vaticano, sino en muchos lugares del mundo, con grandes fiestas en honor al santo.
Curiosidades sobre san Antonio
En estos primeros años, tentaciones muy fuertes atormentaron a san Antonio. Le asaltaban las dudas sobre la validez de la vida solitaria que llevaba.
Al consultar a otros ermitaños, estos le aconsejaron que se separará aún más radicalmente del mundo.
Siguiendo el consejo se cubrió con un paño áspero y se encerró en una tumba excavada en la roca cerca del pueblo de Coma.
Allí fue atacado y golpeado fuertemente por el demonio. Inconsciente fue recogido por personas que fueron a la cueva para traerle comida y lo llevaron a la iglesia del pueblo, para que se recuperara.
Arte y Cultura relacionada con san Antonio
Como dijimos, se suele representar a san Antonio con un “cerdo” que en realidad es una jabalina a su lado.
Pero quizás lo más llamativo es la cantidad de obras pictóricas dedicada a “las tentaciones”. Entre los pintores famosos están: Miguel Ángel, El Tintoretto, Bosch, Teniers, Paul Cézanne, Dalí, etc.