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“Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti ―y luego― con la gloria que tenía a tu lado antes de que el mundo fuese”» (Jn 17, 1.5). Jesús pide la gloria, una petición que parece paradójica mientras la Pasión está a las puertas. ¿De qué gloria se trata? La gloria, en la Biblia, indica la revelación de Dios, es el signo distintivo de su presencia salvadora entre los hombres. Ahora bien, Jesús es Aquel que manifiesta de forma definitiva la presencia y la salvación de Dios, y lo hace en Pascua: levantado en la cruz, es glorificado (cf. Jn 12, 23-33). Allí, Dios finalmente revela su gloria: quita el último velo y nos sorprende como nunca antes. Descubrimos, en efecto, que la gloria de Dios es todo amor: amor puro, loco e impensable, más allá de cualquier límite y medida. (Audiencia General, 17 abril 2019)

 

 

• John 17:1-11a

 

Amigos, la oración de Jesús en el Evangelio de hoy resume Su maravillosa labor en el momento que está a punto de regresar al Padre. Jesús fue, en Su misma Persona, el encuentro del Cielo y la tierra. Dios y la humanidad se unieron en Él, y todo Su ministerio fue la expresión exterior de esa identidad interior. Al llamar a Israel a la unidad, invitar a los pobres a compartir la mesa, sanar a los enfermos del cuerpo y corazón y encarnar el camino del perdón y el amor, Jesús estaba llevando la voluntad y propósito de Dios a la tierra.

Ahora, en la Pasión y muerte, Jesús trae el Cielo a la tierra.

Lleva la luz divina a los lugares más oscuros de la condición humana —el odio, la crueldad, la violencia, la corrupción, la estupidez, el sufrimiento y la muerte misma— y los transforma.

Y la prueba de que el Cielo puede transformar la tierra es, por supuesto, la Resurrección.

Ahora sabemos que la crueldad, el odio, la violencia, el miedo, el sufrimiento y la muerte no son las fuerzas más poderosas del mundo. Ahora sabemos que el amor divino es más poderoso. El reino de Dios, en principio, ha derrotado a los reinos del mundo, que prosperan y, a su vez, producen esas mismas condiciones negativas.

 

 

Juan Bautista de Rossi, Santo

 

 

Presbítero, 23 de mayo


Martirologio Romano: En Roma, san Juan Bautista de Rossi, presbítero, que atendió en la Ciudad Santa a los pobres y a los más marginados, instruyendo a todos en la santa doctrina. († 1764).

Fecha de beatificación: 13 de mayo de 1860 por el Papa Pío IX


Fecha de canonización: 8 de diciembre de 1881 por el Papa León XIII.

Breve Biografía


Juan Bautista de Rossi representa el triunfo de la voluntad sobre la fragilidad física, del generoso empeño apostólico sobre los obstáculos de la enfermedad. A pesar de su doble enfermedad, la epilepsia y una enfermedad de los ojos, multiplicó el trabajo cotidiano en beneficio de los pobres de la ciudad de Roma y de los recogidos en los hospicios. Había nacido en Voltaggio, provincia de Génova, el 22 de febrero de 1698, pero a los trece años se estableció definitivamente en Roma, en casa de un primo sacerdote, canónigo de Santa María en Cosmedin, para poder estudiar en el colegio romano de los jesuitas. En 1714 siguió los estudios eclesiásticos, y terminó los estudios de teología con los dominicos.



Fue ordenado sacerdote el 8 de marzo de 1721, pero desde antes ya había comenzado su intenso apostolado. Antes de su ordenación había dirigido varios grupos de estudiantes, y de esta experiencia nació la idea de la fundación de la Pía Unión de Sacerdotes Seculares, anexa al hospicio de San Gala que él dirigió y que, durante más de dos siglos, hasta 1935, contó con los mejores nombres del clero romano, algunos de los cuales llegaron al honor de los altares.



Además del hospicio de San Gala, no suyo (había sido fundado por Marco Antonio Anastasio Odescalchi, primo de Inocencio XI) y sólo para hombres, quiso ampliar el radio de su apostolado fundando el hospicio para mujeres, dedicado a san Luis Gonzaga, su santo predilecto. Ayudado por su confesor, el siervo de Dios Francisco María Galluzzi, a pesar de su delicada salud redobló su actividad. Parecía omnipresente en cualquier parte en donde había que animar, instruir, socorrer, a cualquier hora del día o de la noche.



 

No era raro verlo en las plazuelas romanas improvisar un sermón entre los desocupados o por la noche cuando la gente regresaba del trabajo.
La simpatía que despertaba entre la gente humilde de los barrios atraía a su confesonario largas filas de penitentes. Era, efectivamente, un maestro de espiritualidad y en cualquier parte donde promovía una iniciativa, imprimía un ritmo de santo fervor.



Cuando fue elegido canónigo de Santa María en Cosmedin, quedó dispensado de la obligación del coro para poderse dedicar con más libertad a sus compromisos apostólicos. En los últimos meses de su vida, la gravedad de la enfermedad lo sometió a un verdadero calvario.



 

Murió el 23 de mayo de 1764, y fue beatificado por Pío IX, que había sido sucesor en la dirección de la Pía Unión de los Sacerdotes Seculares de San Gala. León XIII lo canonizó el 8 de diciembre de 1881.

 

Conocerte y amarte es la vida eterna

Santo Evangelio según san Juan 17, 1-11.

Martes VII de Pascua


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)


Quiero, Señor, estar contigo en este rato de intimidad. Solos, Tú y yo. Quiero decirte lo mucho que te quiero, y mostrarte el deseo por ser mejor. Permíteme en esta oración conocerte y amarte un poco más. Haz que este rato colabore a aumentar en mí esa experiencia personal de ti y de tu amor. Señor, no permitas que nadie me arrebate de tu amistad y ayúdame a serte fiel en todo momento.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 17, 1-11


En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique, y por el poder que le diste sobre toda la humanidad, dé la vida eterna a cuantos le has confiado. La vida eterna consiste en que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado. Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora Padre, glorifícame en ti con la gloria que tenía, antes de que el mundo existiera. He manifestado tu nombre a los hombres que tú tomaste del mundo y me diste. Eran tuyos y tú me los diste. Ellos han cumplido tu palabra y ahora conocen que todo lo que me has dado viene de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste; ellos las han recibido y ahora reconocen que yo salí de ti y creen que tú me has enviado. Te pido por ellos; no te pido por el mundo, sino por éstos, que tú me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. Yo he sido glorificado en ellos. Ya no estaré más en el mundo, pues voy a ti; pero ellos se quedan en el mundo”.


Palabra del Señor.



 

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio


La vida eterna es un deseo que arde en el interior de cada hombre. También dentro de mí está este grande anhelo, aunque no siempre lo piense o lo sienta.



En este pasaje me das una señal de lo que significa la vida eterna. Hoy me dices que la vida eterna consiste en el conocimiento tuyo. A veces puedo pensar que la vida eterna inicia después de la muerte y es algo totalmente incomprensible. Pero me dices, que no es del todo así.



La vida eterna inicia desde esta vida; más si se piensa desde esta perspectiva que me enseñas hoy. Puedo conocerte y amarte desde ya, entonces la vida eterna ha iniciado para mí. Lo que venga después de la muerte será la continuación y la plenitud de lo que he venido haciendo en esta tierra.



 

 

Conocerte y amarte es la vida eterna. Qué bello es pensar en el momento en que me encontraré contigo cara a cara. Entonces no serás para mí un desconocido, sino mi amado. Allí podré tocarte, verte, abrazarte y decirte lo mucho que te quiero, lo mucho que anhelé conocerte plenamente, que quise conocerte directamente.



Dame la gracia, Señor, de conocerte desde esta vida. Haz que arda en mi interior el celo porque más y más hombres puedan vivir la vida eterna gracias a mi predicación de tu Reino. Inflama, Señor, mi corazón de amor por ti.



«Antes de la Pasión, Jesús pre-anuncia que será “glorificado” en la cruz: ahí aparecerá su gloria. Pero es una gloria nueva: la gloria mundana se manifiesta cuando se es importante, admirado, cuando se tiene bienes y éxito. En cambio, la gloria de Dios se revela en la cruz: es el amor, que ahí resplandece y se difunde. Es una gloria paradójica: sin fragor, sin ganancia y sin aplausos. Pero sólo esta gloria hace el Evangelio fecundo».
(Discurso de S.S. Francisco, 18 de marzo de 2016).



 

 

Diálogo con Cristo


Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.


Propósito


Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.


Hablaré de Jesús a alguno de mis familiares.


Despedida


Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 



Treinta días de oración a la Reina del Cielo. Flores del 21 al 25 mayo

Devoción a la Virgen a lo largo del mes de mayo

 

 

Flor del 23 de mayo: María, la alegría del Pentecostés



Meditación: El gran día del Pentecostés llegó y el Espíritu Divino descendió cubriendo a todos con el Fuego del Amor y la Purificación, de Dones los llenó y María llena de alegría vio a los discípulos de su Divino Hijo así bendecidos. Espiritual alegría debe tener toda alma, cuando vea descender Gracias del Cielo sobre sus hermanos, anticipando para Gloria de Dios y bien de la Iglesia, la gran Fiesta.



Oración: ¡Oh Virgen Santa, Madre de alabanza, que descienda sobre todos tus hijos el Espíritu Divino, para que seamos guiados por El y veamos al Rey!. Amén.

Repetir tres veces: Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, Tu Amadísima Esposa, ven.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).



Florecilla para este día: Invocar a través del Inmaculado Corazón de María, Esposa del Espíritu Divino, la venida del Santo Espíritu sobre nosotros.

 


Dios no es Dios de muertos, sino de vivos

Hoy el Señor nos llama a un cuidado de la vida en todas sus expresiones.


 

 

Tobías: 3, 1-11. 16-17: “El Dios de la gloria escuchó las súplicas de Sara y Tobit”

Salmo 24:  “A ti, Señor, levanto mi alma”
San Marcos 12, 18-27: “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”



¿Nos gustaría a nosotros hacerle a Jesús la misma pregunta que le hacen los saduceos? Tenemos muchas dudas sobre lo que hay “más allá, después de la muerte”. Y por más que muchos ahora digan que le hablan a los muertos o que tienen comunicación con los espíritus, siempre quedamos en la ignorancia, sobre lo que hay más allá. Cristo mismo nos asegura que hay resurrección pero no tenemos claro qué podremos encontrar. Nuestras pobres inteligencias se niegan a concebir una vida nueva, diferente, y queremos encasillar la resurrección como en un continuo revivir, reencarnarse, que al final terminaría en una vida monótona, sin novedad. Cristo nos dice que tendremos vida en plenitud, no que viviremos como cadáveres. Habrá una comunicación con nuestro Dios y una participación de su amor que nos hará vivir a todos como hermanos.



Si ya desde el Antiguo Testamento se vislumbraba esta vida en el más allá, como nos lo muestra el pasaje de Tobías que busca respeto para los muertos, con la propuesta de Jesús aparece más claro. Esta enseñanza de ningún modo nos debe excusar de un trabajo serio y comprometido con la realidad, sino todo lo contrario: quien tiene fe en la Resurrección de Jesús, se une íntimamente a Él, y se compromete seriamente por la vida en todos sus sentidos. Es triste el ambiente de muerte que propiciamos al destruir la naturaleza; es increíble la dureza del corazón que debemos tener, cuando somos capaces de destruir la vida desde el vientre, o en la ancianidad, con el pretexto de que “estorban o no son productivos”. Hoy el Señor nos llama a un cuidado de la vida en todas sus expresiones.



La vida en tu persona que no debes destruir con el alcohol, con las drogas, con los excesos; la vida de los demás que debes cuidar y preservar; la vida de la naturaleza que al final de cuentas da vida al hombre. ¿Somos cuidadores de la vida o somos pregoneros de muerte?

 

 

San Desiderio: El campesino elegido obispo por aclamación

Obispo que murió mártir por defender a su pueblo de los vándalos

 

 

Desiderio (Didier o Dizier) era un campesino de vida cristiana ejemplar que vivió en el siglo IV.

Al morir el obispo de su región, próxima a la frontera con la actual Suiza y Alemania, el pueblo de Langres lo eligió obispo por aclamación.

Llegó a ser un gran conocedor de las Escrituras. Defendió a su pueblo de los vándalos hasta dar la vida por él.

Fue martirizado en tiempos del emperador Flavio Honorio Augusto en el pueblo que hoy se llama Saint-Dizier en su nombre, en la región de Champagne.

Oración

Omnipotente Dios,
mirad nuestra flaqueza,
ved cómo nos agobia el
peso de nuestros pecados,
y fortificadnos por la gloriosa
intercesión de San Desiderio,
vuestro obispo mártir.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.