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José de Cupertino, Santo

Religioso Presbítero, 18 de septiembre

Patrón de los estudiantes

Martirologio Romano: En Osimo, en la región Picena, en Italia, san José de Cupertino, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Conventuales, célebre, en circunstancias difíciles, por su pobreza, humildad y caridad para con los necesitados de Dios (1663).

Fecha de beatificación: 24 de febrero de 1753 por el Papa Benedicto XIV

Fecha de canonización: 16 de julio de 1767 por el Papa Clemente XIV

Breve Biografía

José nació en 1603 en el pequeño pueblo italiano llamado Cupertino. Sus padres eran sumamente pobres. El niño vino al mundo en un pobre cobertizo pegado a la casa, porque el papá, un humilde carpintero, no había podido pagar las cuotas que debía de su casa y se la habían embargado.-

A los 17 años pidió ser admitido de franciscano pero no fue admitido. Pidió que lo recibieran en los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue expulsado porque era en extremo distraído. Dejaba caer los platos cuando los llevaba para el comedor. Se le olvidaban los oficios que le habían puesto. Parecía que estaba siempre pensando en otras cosas. Por inútil lo mandaron para afuera.-

Al verse desechado, José buscó refugio en casa de un familiar suyo que era rico, pero él declaró que este joven «no era bueno para nada», y lo echó a la calle. Se vio entonces obligado a volver a la miseria y al desprecio de su casa. La mamá no sintió ni el menor placer al ver regresar a semejante «inútil», y para deshacerse de él le rogó insistentemente a un pariente que era franciscano, para que lo recibieran al muchacho como mandadero en el convento de los padres franciscanos.-

Sucedió entonces que en José se obró un cambio que nadie había imaginado. Lo recibieron los padres como obrero y lo pusieron a trabajar en el establo y empezó a desempeñarse con notable destreza en todos los oficios que le encomendaban. Pronto con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como religioso franciscano.-

Lo pusieron a estudiar para presentarse al sacerdocio, pero le sucedía que cuando iba a presentar exámenes se trababa todo y no era capaz de responder. Llegó uno de los exámenes finales y el pobre Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar completamente bien era aquella que dice: «Bendito el fruto de tu vientre Jesús». Estaba asustadísimo pero al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo: «Voy a abrir el evangelio, y la primera frase que salga, será la que tiene que explicar». Y salió precisamente la única frase que el Cupertino se sabía perfectamente: «Bendito sea el fruto de tu vientre».-

Llegó al fin el examen definitivo en el cual se decidía quiénes sí serían ordenados. Y los primeros diez que examinó el obispo respondieron tan maravillosamente bien todas las preguntas, que el obispo suspendió el examen diciendo: ¿Para qué seguir examinando a los demás si todos se encuentran tan formidablemente preparados?» y por ahí estaba haciendo turno para que lo examinaran, el José de Cupertino, temblando de miedo por si lo iban a descalificar. Y se libró de semejante catástrofe por casualidad.-

Ordenado sacerdote en 1628, se dedicó a tratar de ganar almas por medio de la oración y de la penitencia. Sabía que no tenía cualidades especiales para predicar ni para enseñar, pero entonces suplía estas deficiencias ofreciendo grandes penitencias y muchas oraciones por los pecadores. Jamás comía carne ni bebía ninguna clase de licor. Ayunaba a pan y agua muchos días. Se dedicaba con gran esfuerzo y consagración a los trabajos manuales del convento (que era para lo único que se sentía capacitado).-

Desde el día de su ordenación sacerdotal su vida fue una serie no interrumpida de éxtasis, curaciones milagrosas y sucesos sobrenaturales en un grado tal que no se conocen en cantidad semejante con ningún otro santo. Bastaba que le hablaran de Dios o del cielo para que se volviera insensible a lo que sucedía a su alrededor. Ahora se explicaban por que de niño andaba tan distraído y con la boca abierta. Un domingo, fiesta del Buen Pastor, se encontró un corderito, se lo echó al hombro y al pensar en Jesús, Buen Pastor, se fue elevando por los aires con cordero y todo.-

Los animales sentían por él un especial cariño. Pasando por el campo, se ponía a rezar y las ovejas se iban reuniendo a su alrededor y escuchaban muy atentas sus oraciones. Las golondrinas en grandes bandadas volaban alrededor de su cabeza y lo acompañaban por cuadras y cuadras.-

Sabemos que la Iglesia Católica llama éxtasis a un estado de elevación del alma hacia lo sobrenatural, durante lo cual la persona se libra momentáneamente del influjo de los sentidos, para contemplar lo que pertenece a la divinidad. San José de Cupertino quedaba en éxtasis con mucha frecuencia durante la Santa Misa, cuando estaba rezando los salmos de la S. Biblia. Durante los 17 años que estuvo en el convento de Grotella sus compañeros de comunidad presenciaron 70 éxtasis de este santo. El más famoso sucedió cuando 10 obreros deseaban llevar una pesada cruz a una montaña y no lo lograban. Entonces Fray José se elevó por los aires con cruz y todo y la llevó hasta la cima del monte.-

El Papa Benedicto XIV que era rigurosísimo en no aceptar como milagro nada que no fuera en verdad milagro, estudió cuidadosamente la vida de José de Cupertino y declaró: «Todos estos hechos no se puede explicar sin una intervención muy especial de Dios».-

Los últimos años de su vida, José fue enviado por sus superiores a conventos muy alejados donde nadie pudiera hablar con él. La gente descubría donde estaba y corrían hacia allá. Entonces lo enviaban a otro convento más apartado aún. El sufrió meses de aridez y sequedad espiritual (como Jesús en Getsemaní) pero después a base de mucha oración y de continua meditación, retornaba otra vez a la paz de su alma. A los que le consultaban problemas espirituales les daba siempre un remedio: «Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que pide, recibe».-

Murió el 18 de septiembre de 1663 a la edad de 60 años.
Que Dios nos enseñe con estos hechos tan maravillosos, que Él siempre enaltece a los que son humildes y los llena de gracias y bendiciones.-

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San José Cupertino

Oración

Confesamos, Señor, que solo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de San José Cupertino venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo.-

 

 

De los diversos tipos de tierra… ¿Cuál soy yo?

Santo Evangelio según san Lucas 8, 4-15. Sábado XXIV del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, haz fértil mí tierra para dar mucho fruto con la semilla de tu Palabra.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 8, 4-15

En aquel tiempo, mucha gente se había reunido alrededor de Jesús, y al ir pasando por los pueblos, otros más se le unían. Entonces les dijo esta parábola:

“Salió un sembrador a sembrar su semilla. Al ir sembrando, unos granos cayeron en el camino, la gente los pisó y los pájaros se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, y al brotar, se secaron por falta de humedad. Otros cayeron entre espinos, y al crecer éstos, los ahogaron. Los demás cayeron en tierra buena, crecieron y produjeron el ciento por uno”. Dicho esto, exclamó: “¡El que tenga oídos para oír, que oiga!”.

Entonces le preguntaron los discípulos: “¿Qué significa esta parábola?”. Y él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer claramente los secretos del Reino de Dios; en cambio, a los demás, sólo en parábolas para que viendo no vean y oyendo no entiendan.

La parábola significa esto: la semilla es la palabra de Dios. Lo que cayó en el camino representa a los que escuchan la palabra, pero luego viene el diablo y se la lleva de sus corazones, para que no crean ni se salven. Lo que cayó en terreno pedregoso representa a los que, al escuchar la palabra, la reciben con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba, fallan. Lo que cayó entre espinos representa a los que escuchan la palabra, pero con los afanes, riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no dan fruto. Lo que cayó en tierra buena representa a los que escuchan la palabra, la conservan en un corazón bueno y bien dispuesto, y dan fruto por su constancia”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El Evangelio que meditamos hoy no necesita una explicación porque Jesús predicaba de forma tan sencilla, que quería que todos entendiéramos lo que había en su corazón. La semilla para todos es igual, ya sabemos también los diferentes tipos de tierra en que nos podemos convertir. Obviamente nadie quiere identificarse con el terreno pedregoso, o los zarzales, pero debido a nuestra naturaleza débil y pecadora, también podemos ser como estos tipos de tierra.

En primer lugar, no basta recibir la Palabra de Dios con alegría, sino que, como hizo María, debemos guardarla, no en la memoria, sino en lo más profundo de nuestro ser y actuar evangélicamente. Esto significa tener presente a Cristo en cada acontecimiento de nuestra vida cómo actuaría Él en cada momento. El ir transformando nuestra vida en Cristo es el fruto más precioso que podemos ofrecer al Padre, y la perseverancia de la cual nos habla el Señor, es la perseverancia en la fe y la santidad a la que estamos llamados.

En segundo lugar, reconocemos que no siempre es fácil vivir de acuerdo al Evangelio pero, por eso mismo, nuestro camino hacia dar el fruto que permanece no lo podemos vivir en soledad. Los primeros cristianos lo entendieron muy bien al buscar siempre el apoyo de la comunidad, de la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Cuando nos percatamos que nuestra tierra se está volviendo árida, nuestros hermanos, y Cristo mismo en los sacramentos, vienen a revitalizarnos.

Por último, los secretos del Reino nos son revelados por Cristo, Él quiere amar, sanar, predicar y caminar a través de nosotros como lo hizo en Jerusalén. ¡Señor ven a reinar a mi corazón!

«Él es la fuerza divina que cambia, que cambia el mundo. La Secuencia nos lo ha recordado: el Espíritu es “descanso de nuestro esfuerzo, gozo que enjuga las lágrimas”; y lo pedimos de esta manera: “Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas”. Él entra en las situaciones y las transforma, cambia los corazones y cambia los acontecimientos. Cambia los corazones. Jesús dijo a sus Apóstoles: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo […] y seréis mis testigos”». (Homilía de S.S. Francisco, 20 de mayo de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Pondré más atención a las lecturas y a la homilía, en la próxima celebración de la Eucaristía en que participe.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Mamá todo terreno

Feliz día de las madres a tantas mamás todo terreno qué hay en la actualidad.

Los tiempos que nos han tocado vivir son muy difíciles y complicados ya que el tiempo no nos alcanza, pues el ritmo de vida es muy acelerado; pero de pronto, con la contingencia nos han puesto un alto, nos han parado en seco y ahora debemos cambiar el ritmo de vida y adaptarnos para cuidar a nuestros hijos todo el día todo los días.

Esto requiere ser una mamá todo terreno, siempre dispuesta a innovar y a hacer lo mejor para que nuestros hijos estén bien, no importa que debamos dormir solo tres horas al día, o que tengamos que hacer comida como para todo un regimiento de soldados, o que debamos ingeniarnola para que nuestros hijos no se aburran dentro de casa tantos días…

Aquí te dejo mis 5Tips para lograr ser una mamá todo terreno.

PRIMERO. Organízate para tener el mayor tiempo posible durante el día.

Debemos tener orden en nuestra vida y para eso es bueno que tengamos una agenda donde pongamos todo lo que debemos hacer en el día.

Debemos ser firmes pero flexibles, es decir, estar conscientes que debemos dar prioridades a nuestras actividades, así podremos realizar primero las que son de vital importancia, después las necesarias y si nos queda tiempo las demás.

Si el día no nos da para más, podemos pasar lo que nos quedó por ahí al día siguiente.

Hay actividades que no pueden dejar de hacerse, esas son las actividades que nos dan la pauta en nuestro día.

Ahora que están nuestros hijos en casa es más difícil organizarnos, pero debemos encontrar la forma de hacerlo y quizá lo mejor sea incluir a nuestros hijos en nuestras actividades, dependiendo de su edad.

Así si debemos hacer la limpieza de la casa, ellos nos pueden ayudar y así terminamos más pronto; o si tocó hacer la compra de la semana, ellos nos pueden ayudar a guardar las cosas en su lugar, de esa forma podemos tener la casa organizada sin descuidar a nuestros hijos.

SEGUNDO. Optimiza los recursos que tienes.

Es cierto que las cosas, actualmente, están muy complicadas, es por eso que debemos aprender a optimizar los recursos que tenemos.

Y no sólo me refiero al dinero, que de suyo es muy necesario; también me refiero a todo lo que tenemos en casa y sobre todo nuestro tiempo.

Es así que podemos hacer rutinas que nos faciliten la vida.

Podemos establecer procesos, por ejemplo, debemos aprovechar la hora de lavar la ropa para también aprovechar para asolear la ropa manchada.

Debemos aprovechar el tiempo en que lavamos los platos para lavar también las ollas y así dejar la cocina limpia en un solo paso. Y si ponemos las ollas en el fregadero, mientras lavamos los platos, las ollas se remojan y cuesta menos lavarlas, por lo que usamos menos jabón y ahorramos agua.

O si vamos a cocinar carne para un día, podemos hacer un poco más y después utilizarla para dos días, de esta forma ahorramos gas y también desperdiciando menos la comida, nos quedarán menos piquitos de comida.

Sólo es cuestión de darnos un tiempo para ver qué podemos optimizar.

TERCERO. Siempre digna

Es importante que nuestros hijos y esposo nos vean arregladas y sobre todos de una forma digna y decorosa.
En bueno que no nos vean siempre igual.

No digo que estemos siempre tan arregladas que parezca que vamos a una fiesta; solo digo que hagamos lo necesario para que sin mucho esfuerzo nos veamos dignas, arregladas y que nuestros hijos se sientan orgullosos de nosotras.

Sólo es cuestión de estar bien peinadas, con ropa limpia y de acuerdo a nuestro estilo, pulcras y tratar de evitar la ropa que nos haga ver cómo si no nos arregláramos.

CUARTO. Que la creatividad sea tu mejor recurso.

En cuanto a la solución de los problemas o retos que se nos presentan a lo largo del día, es necesario que seamos creativas, que busquemos innovar para no caer en el aburrimiento.

Un proceso que es tedioso, si le agregamos una chispa de creatividad podemos hacerlo divertido y llamativo para nuestras hijos, por ejemplo, si cuando limpiamos la mesa, ponemos música y les pedimos a nuestros hijos que lleven los platos al fregadero al ritmo de la música, podemos terminar más rápido y con muy buen humor.

Que no nos dé miedo innovar y hacer caso a nuestra creatividad. Total, si no funciona, volvemos a cambiar.

Y QUINTO. Que la oración sea tu mejor arma.

Ante todo y sobre todo, debemos estar bien en nuestro interior para que todos en la familia estén bien.
De nosotros depende el estado de ánimo familiar.

Y también depende si nuestros hijos están alegres o estresados, por eso debemos tener una relación cercana a Dios.

Hay asuntos que sólo Él los puede arreglar, y solo estando cerca de Él podemos ver.

También es necesario que oremos por nuestros hijos para que Dios los ilumine y puedan comprender lo que Dios quiere de ellos.

Es así que nuestra vida no puede tener sentido si no sabemos qué quiere Dios de nosotros y sobre todo, si no sabemos hacer la voluntad de Dios por encima de la nuestra.

Esto nos puede solucionar muchos problemas y también hacer nuestra vida fácil.

De esta forma cualquier problema que se nos presente, podremos buscarle solución ya que estaremos firmes en la fe y dispuestas a ver qué quiere Dios de cada situación.

Feliz día de las madres a tantas mamás todo terreno qué hay en la actualidad.

Dios las bendiga y la Santísima Virgen María las cubra con su manto.

 

 

«El corazón de la catequesis es que Jesús te ama y no te abandona»

S.S. Francisco a los responsables de las Comisiones de Catequesis de las Conferencias Episcopales Europeas.

El viernes 17 de septiembre, a la hora del mediodía romano, el Papa Francisco recibió en audiencia en la Sala Clementina del Vaticano a los responsables de las Comisiones de Catequesis de las Conferencias Episcopales Europeas que participaron en el encuentro promovido por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización bajo el lema «Catequesis y catequistas para la nueva evangelización».

Se trata de un evento para debatir, como responsables de la catequesis de las Iglesias particulares en Europa, la recepción del nuevo Directorio para la catequesis, publicado el año pasado.

En su discurso, el Santo Padre les dio la bienvenida y agradeció a Monseñor Rino Fisichella (presidente del Consejo) por esta iniciativa, que seguramente -añadió Francisco- «se extenderá también a las Conferencias Episcopales de los demás continentes, para que el camino catequético común se enriquezca con las múltiples experiencias locales».

Celebración eucarística: lugar privilegiado de la catequesis

Haciendo alusión a su reciente viaje apostólico a Budapest en el que participó de la clausura del Congreso Eucarístico Internacional, el Pontífice subrayó que esta ocasión «es propicia para comprobar cómo el gran compromiso de la catequesis puede ser eficaz en la labor evangelizadora si mantiene su mirada fija en el misterio eucarístico».

En este sentido, el Santo Padre subrayó la importancia de no olvidar que el lugar privilegiado de la catequesis es precisamente la celebración eucarística, «donde los hermanos se reúnen para descubrir cada vez más los diferentes modos en que Dios está presente en sus vidas».

El corazón de la catequesis: «Jesús te ama y no te abandona»

Por otra parte, el Papa argumentó en su alocución que la catequesis -como subraya el nuevo Directorio- «no es una comunicación abstracta de conocimientos teóricos que hay que memorizar como si fueran fórmulas matemáticas o químicas», sino una esencia mucho más profunda:

“Es más bien la experiencia mistagógica de quien aprende a encontrar a sus hermanos allí donde viven y trabajan, porque él mismo ha encontrado a Cristo, que le ha llamado a ser discípulo misionero. Debemos insistir en indicar el corazón de la catequesis: ¡Jesucristo resucitado te ama y nunca te abandona! Este primer anuncio nunca puede encontrarnos cansados o repetitivos en las distintas etapas del camino catequético”.

De ahí que Francisco instituyera el ministerio de catequista «para que la comunidad cristiana sienta la necesidad de despertar esta vocación y de experimentar el servicio de algunos hombres y mujeres que, viviendo la celebración eucarística, sientan más vivamente la pasión por transmitir la fe como evangelizadores».

El Papa recuerda a las catequistas de su Primera Comunión

En este contexto, el Santo Padre compartió con los presentes un bonito recuerdo de su infancia: su vínculo con las dos mujeres catequistas y una religiosa que lo ayudaron a prepararse para recibir, por primera vez, el sacramento de la Comunión.

“Recuerdo con cariño a las dos catequistas que me prepararon para la Primera Comunión. Continué mi relación con ellas como sacerdote y también con una de ellas, que aún vive, como obispo, y sentí un gran respeto, incluso un sentimiento de agradecimiento, como una veneración, sin hacerla explícita. ¿Por qué? Porque eran las mujeres que me habían preparado para la Primera Comunión junto con una religiosa”.

Francisco explicó su deseo de compartir esta experiencia porque para él, «fue algo hermoso» y luego pudo acompañarlas hasta el final de sus vidas, «a ambas».

Por otra parte, el Papa contó que también pudo acompañar a la religiosa, que lo preparó en la parte litúrgica para la comunión: «ella murió y yo estuve allí, con ella, acompañándola. Hay una cercanía, un vínculo muy importante con los catequistas», afirmó.

Catequistas: «Anuncien el Evangelio de la misericordia»

Asimismo, el Pontífice hizo hincapié en que el catequista y la catequista «son testigos que se ponen al servicio de la comunidad cristiana, para apoyar la profundización de la fe en lo concreto de la vida cotidiana», es decir, «son personas que anuncian incansablemente el Evangelio de la misericordia; personas capaces de crear los necesarios vínculos de acogida y cercanía que permiten apreciar mejor la Palabra de Dios y celebrar el misterio eucarístico ofreciendo los frutos de las buenas obras».

Para concluir, el Papa quiso transmitir, a través de los participantes de este encuentro, su agradecimiento personal a los miles de catequistas de Europa:

“Pienso, en particular, en los que, a partir de las próximas semanas, dedicarán un gran esfuerzo a los niños y jóvenes que se preparan para completar su camino de iniciación cristiana. Pero pienso además en todos y en cada uno de los catequistas. Que la Virgen María interceda por ustedes, para que sean siempre asistidos por el Espíritu Santo. Los acompaño con mis oraciones y mi bendición apostólica. Y también ustedes, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias”.

 

 

¿Por qué la Cruz de Cristo es signo de salvación?

Del santo Evangelio según san Juan: 3, 14-21

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.

Cultura Bíblica

Un tema que causó muchas discusiones durante la segunda mitad del siglo pasado fue el de la cruz como signo de salvación. Muchas personas opinaban que el mejor signo del cristianismo no era la cruz, sino la resurrección del Señor; sin embargo, la tradición de la comunidad cristiana a lo largo de toda su historia le ha dado el lugar central como signo de salvación a la crucifixión de Cristo.

El texto que leemos este domingo nos muestra que la cruz no fue el primer signo difícil de comprender, pues ya en el Antiguo Testamento, Dios le había pedido a Moisés que levantara una serpiente sobre un palo y quien viera esta serpiente no moriría si era mordido por una serpiente.

Así como la cruz fue usada por los romanos como instrumento de castigo, las serpientes en el caminar de Israel por el desierto fueron ocupadas por Dios para castigar la idolatría del pueblo (cfr. Nm 21,4-9).

En este pasaje de san Juan, Jesús no pone el acento en el símbolo de tortura o castigo sino en el ser levantado a lo alto. Para poder apreciar esto es importante recordar que se trata de un diálogo entre Jesús y Nicodemo. Al inicio de este diálogo Jesús pide a Nicodemo nacer de nuevo, y lo explica diciéndole que es necesario nacer de lo alto, nacer del agua y del espíritu.

La comunidad cristiana ha interpretado este texto como un discurso referido al sacramento del Bautismo, donde el signo del agua hace evidente que somos vivificados por el Espíritu Santo. A lo alto y al cielo, que es el lugar de Dios, se opone este mundo, el cual no puede acceder al Reino de Dios por sí solo.

Así pues, la cruz es un medio que tiene doble significación; para este mundo es un castigo, una tortura, un abajamiento hasta el último de los peldaños sociales. En cambio, para Jesucristo es el camino de exaltación, la vía de glorificación para llegar hasta el Padre.

Así como nosotros en el presente, trataríamos de evitar el ser crucificados, los cristianos de todos los tiempos han visto la cruz como instrumento de dolor, pero también reconocen la interpretación que Cristo le dio, a saber, elevarnos de este mundo para llegar al Padre. San Pablo ya lo decía (Col 2,12) “en el Bautismo hemos sido sepultados con Cristo para resucitar con Cristo”.

O como el mismo Señor lo dice en el mismo evangelio de San Juan: “si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, permanece solo, pero si muere dará mucho fruto” (Jn 12,24).

 

 

La oración completa

La oración es la elevación del alma hacia Dios.

La oración La oración es la elevación del alma hacia Dios o la petición a Dios de los bienes convenientes. Dios llama incansablemente a cada persona a encontrarse en su misterio con Él. La oración acompaña a toda la historia de la Salvación como una llamada recíproca entre Dios y el hombre (Síntesis del Nuevo Catecismo, p. 385386). Estamos obligados a orar, primero porque Dios lo ha mandado en todo momento; segundo, porque Jesucristo, en el Evangelio, nos ha enseñado a orar con sus palabras y sus ejemplos; y tercero, porque continuamente tenemos necesidad del auxilio de Dios. 5.1 Existen dos formas de orar: oral y mentalmente.

La oración con palabras, es la oración de las multitudes por excelencia (Nuevo Catecismo, 2704). Por su parte, la oración mental también es llamada meditación. Se ora como se vive, porque se vive como se ora (Nuevo Catecismo, p. 2725). Lo importante no es la cantidad sino la calidad de nuestra oración. La oración nos debe ayudar en nuestra conversión, testimonio y convicción. En verdad, se necesitan ejemplos de verdadero compromiso y auténtica entrega. Los actos de fe, esperanza y caridad que nos ordena el primer mandamiento se realizan en la oración (Nuevo Catecismo, p. 2098). La oración es importante en la vida del cristiano para establecer una comunicación constante entre Dios y cada uno de nosotros. Dios lo sabe todo, pero quiere que nosotros se lo digamos. Por medio del rezo y la oración personal y comunitaria, Dios nos dará la fuerza para cumplir con la misión a la que hemos sido enviados: ayudar a que los demás descubran a Dios, a inyectarles esperanza, ayudarlos y motivarlos a la superación, verdadero conocimiento y convencimiento de nuestra religión. Partícipe de nuestra vida, Cristo prometió venir a nosotros cada vez que se lo pidamos (Ap 3,20).

La oración completa consiste en… Generalmente oramos de manera incompleta porque hemos reducido la oración a un acto de solicitud, pero toda oración que se digne de serlo debe contener lo siguiente:

1) Adoración
2) Acción de gracias
3) Petición de perdón
4) Petición
5) Compromiso de conversión
6) Testimonio

La adoración es un acto de virtud. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, Creador, Salvador, Señor y dueño de todo lo que existe (Nuevo Catecismo, p. 2097). 5.4 Acción de gracias Las cartas de San Pablo comienzan y terminan frecuentemente con una acción de gracias, estando el Señor Jesús siempre presente en ella. “En todo hay que dar gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de nosotros” (1 Ts 5, 18). “Sean perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4,2). “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar. Cristo espera nuestra gratitud” (Lc 17, 16 – 17). 5.5 La petición de perdón ?La petición de perdón es el primer movimiento de la oración de petición?. “Ten compasión de mí que soy un pecador” (Lc 18, 13). ?Es el comienzo de una oración justa y pura. La humildad confiada nos devuelve a la luz de la comunión con el Padre y su hijo Jesucristo, y de los unos con los otros. ? (1 Jn 3, 22) (Nuevo Catecismo, 2631). ?Tanto la celebración de la Eucaristía como la oración personal comienzan con la petición del perdón? (Nuevo Catecismo, 2632).

Petición Cuando se participa así en el Amor salvador de Dios, se comprende que toda necesidad puede convertirse en objeto de petición? (Nuevo Catecismo. 2633).

Compromiso de conversión — Si hay conversión, hay perdón. Sin conversión no hay salvación. “Quizá cuando los de Judá sepan de todas las calamidades que pienso enviarles, dejarán su mala conducta y yo les perdonaré sus maldades y pecados” (Jr 36, 3). ?Pero yo el Señor, juro por mi vida que no quiero la muerte del pecador, sino que cambie de conducta y viva”. “Si un hombre bueno peca, su bondad anterior no lo salvará, y si un malvado deja de hacer el mal, su maldad anterior no será causa de su muerte” (Ez 33. 10-12). “Al que disimula el pecado, no le irá bien; pero el que lo confiesa y lo deja, será perdonado” (Pv 28. 13). El Señor actúa con justicia: “Si el malvado se aparta de todos los pecados que cometía, y cumple todas mis leyes y hace lo que es recto y justo, ciertamente vivirá y no morirá. Yo no volveré a acordarme de todo lo malo que hizo, y él vivirá para hacer lo que es recto. Yo no quiero que el malvado muera, sino que cambie de conducta y viva” (Ez 18. 2123).

Testimonio — Los cristianos estamos llamados a dar testimonio de Cristo. “Ustedes son la sal de la Tierra” (Mt 5,13). El amor fraterno es el testimonio de ser discípulos de Cristo. “En esto conocerán todos que son mis discípulos” (Jn 13,35). Que todo lo que se haga, sea por estar convencidos.

Bibliografía: “Lo que todo cristiano debe saber y conocer”.

 

 

¿El diablo aparece poco en la Biblia?

El diablo es frecuentemente mencionado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, veámoslo.

Pregunta:
Sus respuestas a diferentes preguntas me han aclarado muchas dudas en forma muy completa. Por ello pregunto lo siguiente: A mi modesto entender en el Antiguo Testamento y en la religión Judaica se menciona poco al ángel caído (diablo) y sus huestes de ángeles rebeldes; no encuentro su descripción en el Génesis. En los artículos que he leído de la Torah y sus comentarios tampoco he encontrado referencias claras. En la Biblia para niños que es católica, sale cada sección con su referencia al Antiguo o Nuevo Testamento, sin embargo al exponer este tema no tiene referencia. En la Biblia de Jerusalén tampoco me queda claro el por qué no es mencionado en el Antiguo Testamento. Quisiera que me ilustrara más en qué momento la Iglesia elaboró y en base a qué antecedentes o revelaciones se sabe que lucifer y sus ángeles se rebelaron contra nuestro Señor. Lo saludo atentamente.

Respuesta:
Estimado:

Tal vez usted no haya leído detenidamente la Sagrada Escritura, pues tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, el demonio o diablo es frecuentemente mencionado. Le envío el siguiente artículo escrito hace ya varias décadas por el eminente biblista Francesco Spadafora que confirma lo que le estoy diciendo.

En hebreo recibe el nombre de has-satán ‘el adversario’ (Job 1,6. 9. 12; 2, 3.4.6. 7; 1 Par 21, 1; Zac 3, 1. 2), término que, sin artículo, indica un enemigo humano (1 Sam 29, 4; 2 Sam 19, 22; etc.). En el griego de los Setenta se lee diabolos, de diabaloo, ‘acusador’ ‘calumniador’ para traducir el hebreo has-satán y también sar y sorer, ‘enemigo’ (en Est 7, 4; 8, 1); hállanse los términos daímon y daimonion, con los cuales los griegos denominaban principalmente a la divinidad que dirige los destinos humanos, el genio tutelar inferior a los dioses, a las almas de los difuntos; pero los Setenta los emplean para nombrar al diablo, traduciendo los nombres hebreos se’îrìm (Lev 17, 7; 16, 8. 10; 2 Par 11, 15; Is 13, 21; 34, 14); sedîm (Dt 32, 17; Sal 106, 37; acadio Sidu); elîlîm (Sal 96, 5), Siyyîm (Is 34, 14).

Como principal responsable de la caída y de la consiguiente privación de los dones espirituales y preternaturales que sufrieron nuestros primeros padres (Gén 3, 1 ss.; cf. Sab 2, 24; Jn 8, 44; Heb 2, 14; Ap 12, 9; 20, 2) concíbese a este enemigo invencible como omnipresente y como espía que acusa a los hombres ante Dios y los tienta para lograr su condenación (Job 1, 6 ss.; 1 Par 21, 1; Zac 3, 1 s.). Al diablo de la lujuria, al que se vence con la mortificación y la oración, llámasele Asmodeo en Tob 3, 8; 6, 8 ss.; 12, 3. 14. Según cierta opinión rabínica seguida por Orígenes (PG 11, 1364) y renovada por los modernos, el Azazel de que se habla en Lev 16, 8, ss. para el día de la expiación, sería un diablo y precisamente el príncipe de los diablos. Pero probablemente Azazel no es más que un nombre del macho cabrio expiatorio, lanzado al desierto.

En el Nuevo Testamento, el diablo o satanás (frecuentemente singular colectivo, por los ángeles rebeldes en general) es el jefe de los ángeles rebeldes que fomentan el mal y la perdición (Ap 9, 11; 12, 7-9). El término en singular (ho diabolos) es empleado 39 veces en este sentido técnico de enemigo de Dios y de sus fieles; en plural es empleado en tres casos como atributivo ‘acusador’ (1 Tim 3, 11; 2 Tim 3, 3; Ju 2, 3). Aparece también 36 veces ó satanás, sin contar las voces afines oi daimones (Mt 8, 31) y tò daimonion (63 veces, 27 en singular y 36 en plural). En Ap 12, 9 y 20, 2 el diablo o satanás es identificado con el dragón. Llámasele también el ‘tentador’ ó peirázon: Mt 4, 3); el ‘maligno’ (ponerós: Act 19, 12; 1 Jn 2, 13); el ‘espíritu inmundo’) tò àkazarton: Mt 12, 43); en Ap 12, 10 se le da el calificativo de ‘acusador de nuestros hermanos (los cristianos) que les acusa ante Dios día y noche’, y en relación con el juicio que nos espera, se le llama también ‘el adversario en el tribunal’ (ho antidikos: 1 Pe 5, 8).

El diablo es un ángel pecador y castigado. La antigua tradición religiosa hebrea relacionada con el pecado de los ángeles está expuesta por San Pedro (2 Pe 2, 4) y por San Judas (1, 6). También alude a ella Jesucristo cuando dice: ‘Él era homicida desde el principio y no perseveró en la verdad, porque la verdad no está en él’ (Jn 8, 44), y San Juan en las palabras: ‘Peca el diablo desde el principio’ (1 Jn 3, 8). En cuanto a determinar la especie de pecado, se da la preferencia al de soberbia, por estar más en consonancia con la naturaleza espiritual del ángel. Habiendo sido confinados en los abismos tenebrosos (2 Pe 2, 4; Jds 1, 6) y castigados con el fuego eterno creado para ellos (Mt 25, 41), estos ángeles caídos, que son muy numerosos (Mc 5, 9; cf. Lc 8, 30), tienen un poder limitado sobre los hombres (1 Pe 5, 8) hasta que se dé la sentencia de condenación en el juicio final (II Pe 2, 4; Jds 1, 6).

Como ‘príncipe de este mundo’ (Jn 12, 31; 14, 30; 16, 11), ‘dios de este siglo’ (2 Cor 4,4) y ‘señor’ (Mt 4, 9; Lc 4, 6) manifiesta su poder entre las tinieblas de la idolatría (Act 26,18; Col 1, 13). La lucha diabólica va principalmente dirigida contra Cristo: después de las primeras tentaciones, de carácter mesiánico, lo acosó hasta la muerte sugiriendo a Judas Iscariote la traición (Jn 13, 2; cf. 6, 71) y tomando entera posesión de su espíritu (Lc 22, 3; Jn 13, 27; cf. Lc 22, 53). La lucha contra la Iglesia de Cristo está delineada en las parábolas del sembrador y de la cizaña (Mt 13, 19. 25. 39; Mc 4, 15; Lc 8, 12).

Después de Cristo son tentados los cristianos (4ct 5, 3) con grande astucia (1 Cor 7, 5; 2 Cor 2, 11; 1 Tes 3, 5; etc.), por el diablo que se transforma en ángel de luz (2 Cor 11, 14), como promotor de falsas doctrinas (1 Tim 4, 1). Son especial objeto del odio diabólico los propagadores del cristianismo (Lc 22, 31; 2 Cor 12, 7; 1 Tes 2, 18). Pero Cristo infligió al diablo la primera y gran derrota cuando hizo realidad la profecía del Génesis (Gén 3, 5; Lc 10, 18; Jn 12, 31; 14, 30, 16, 11; 1 Jn 3, 8), destruyendo con su muerte al dominador de la muerte (Heb 2, 14) y libertando a los que estaban subyugados por el terror de la muerte (Heb 2, 15; Col 2, 14 s.). Pero como la derrota definitiva no tendrá lugar hasta el fin del mundo, la resistencia de los cristianos a sus ataques ha de ser de todos los días (1 Pe 5, 8. 9), con la sobrenatural ‘armadura completa’ (Ef 6, 16; 2 Cor 12, 7 ss.; Rom 16, 20). Y no será raro el buen éxito del diablo: hay fieles seguidores del diablo en tiempo de Cristo (Jn 8, 41. 44); en la edad apostólica son abandonados, en castigo, al poder de Satanás el incestuoso de Corinto y los apóstatas Himeneo y Alejandro (1 Cor 5, 5; 1 Tim 1, 20). Habrá oposición entre ‘los hijos de Dios’ y ‘los hijos del diablo’ (Jn 8, 44-47; 1 Jn 3, 8. 10), los cuales practican ‘obras del diablo’ (Act 13, 10) que se resumen en la impostura y en la seducción (Jn 8, 44; 1 Tim 4, 2; Ap 12, 9; 20, 9) por medio de las cuales se sustituyen la verdad y la justicia por el pecado (Rom 1, 25 ss.; Sant 5,19).

BIBLIOGRAFÍA.
KAUPEL, Die dämonen im A. T., Augsburg 1930: A. BROCK-UTNE. Der Fend. en Klio, 28 (1935) 219-227; M. 2. GRUENTHANER. The Demology of the O. T., en CatBibO, 6 (1944) 6-27; U. NOACK, Satanas und Soteria. Kopenhagen 1948; F. ZEMÁN, Indoles daemonum tn scriptis prophetarum, en DV 27 (1949) 270-77; 321-35; 28 (1950) 18-28; 89-97- P. VAN IMSCHOT, Théologie de l’Ancien Testament. I, Paris-Tournai 1954, pp. 130-141.
Tomado de: Francesco Spadafora, Diccionario Bíblico, Barcelona 1968, pp. 154-155.

 

 

Ingresa en el Carmelo a los 17 años: “Me tiro a los brazos de Dios”

Fátima quería consagrarse pero no tenía ni idea de lo que podía ser, así que un día buscó en Google “tipos de monjas”

Hoy sábado 18 de septiembre, la joven pamplonica Fátima Cecilia Sánchez Izquierdo, ingresa en el Monasterio del Buen Pastor de Zarautz.

Ella y su familia nos explicaron hace pocos días cómo ha sido el camino que la ha traído hasta aquí y cuáles son sus sensaciones en la misma puerta de la clausura.

Fátima tiene diecisiete años y una sonrisa permanente. De Pamplona de toda la vida, nos recibe en su modesta casa, en el popular municipio de Barañáin, donde vive junto a su hermano, dos años más joven, y sus padres Carlos e Inma.

Fátima se expresa de forma espontánea, ágil y natural y posee un brillo en los ojos, propio de quien tiene toda una vida por delante.

Estudiante aplicada y responsable, finalizó el curso pasado su etapa escolar en el Colegio Miravalles de Pamplona con una media muy alta, aunque no se considera en absoluto una empollona.

Toca el violín, le encanta pintar, nadar y aunque ha estudiado Biología en el bachiller, ha estado a punto de matricularse en Filosofía.

Disfruta de los planes sencillos, de la naturaleza, de pasar tiempo con los amigos, y posee una sensibilidad artística que desarrolla a través de la música, la pintura y la escritura.

Pero lo que realmente define a Fátima y su entorno es una acogedora normalidad y una extraordinaria libertad.
Fátima, cuéntanos cómo has llegado a tener fe, si es algo que has vivido con naturalidad en tu casa… ¿cómo ha sido?

En mi familia siempre me han transmitido la fe. Desde hace años hemos compartido vivencias con los Focolares, el Opus Dei, Equipos de Nuestra Señora…

Y desde hace más de dos años participamos también semanalmente en las alabanzas que organiza el Grupo de Renovación Carismática “Torre de David”.

Fe he tenido siempre, pero unos años más que otros, en el sentido de que, de pequeña estuve muy cerca de Dios, pero después lo dejé un poco de lado, no estaba muy pendiente de Jesús.

Hace un par de años empezamos a participar en las alabanzas y poco a poco redescubrí el amor de Dios y mi vida empezó a centrarse, de nuevo, en Él.

Estás a punto de ingresar en las Carmelitas Descalzas, una de las órdenes contemplativas con más tradición y carisma de la Iglesia, cuéntanos cómo y cuándo empezó este anhelo tuyo.

Yo creo que lo primero que recuerdo en torno a la vocación se remonta a cuando estaba en segundo de la Educación Secundaria.

Un libro sobre Santa Teresa de Calcuta

Leí un libro de santa Teresa de Calcuta y aquello de irse a cuidar a los más pobres entre los pobres, por amor a Dios me parecía que era lo máximo a lo que un cristiano puede llegar, lo más radical y extremo.

Y entonces sí que me pregunté si tal vez el Señor querría que yo fuera Misionera de la Caridad, porque yo también quería llevar a Dios a todas las almas.

Pero esa idea se quedó un poco olvidada porque otra idea se hizo fuerte en mí: la de que podía llegar a todas las personas del mundo desde un mismo lugar, a través de la oración.

Y esa idea, ¿ de dónde la sacaste, la leíste en algún sitio?

No lo sé, creo que Dios me la inspiró, en aquel momento en el que pensaba que irse por el mundo a evangelizar era lo más.

¿Y cómo sigue la historia?

Bueno, eso se quedó ahí y lo olvidé. Ha sido hace muy poco cuando lo recordé.

El tiempo pasó y yo empecé a llevar una vida de fe más frívola. Dios no estaba en mi vida demasiado presente, rezaba pensando en los exámenes y poco más, aunque nunca abandoné la misa del domingo y me confesaba de vez en cuando.

Pero al comenzar bachillerato, empecé a acudir con mi padre a las alabanzas carismáticas del grupo “Torre de David”.

Y casi al mismo tiempo, empecé a ir a catequesis con un grupo de jóvenes, en la Parroquia de Ermitagaña.

Fui retomando mi trato con Dios, en la oración y sí que fui sintiendo que quizá el Señor me llamaba a una entrega total.

Entrega total… ¿de qué modo?

No tenía ni idea de lo que podía ser… así que un día busqué en Google “tiposde monjas”.

Di con una web donde aparecían muchísimos nombres de congregaciones y fui leyendo: agustinas, franciscanas, no sé qué… no, no, no… Carmelitas descalzas…

Me llamó la atención y busqué a ver quiénes eran, porque no sabía nada de ellas, nunca había tenido contacto con ninguna.

No recuerdo lo que leí, pero sí que me encantó y a partir de ahí fui pensando, en la oración, en esa posibilidad.

¿En serio?. ¿Google?

Bueno… es lo que hacemos todos cuando queremos saber algo, ¿no? Como te digo, lo fui pensando poco a poco y creo que me di cuenta de que podía ser algo serio.

Pensé que sería bueno hablarlo con un sacerdote. En enero (2020) empecé a hablar con el sacerdote del colegio que nos había dado una charla que me gustó.

Le dije lo que me estaba pasando y él me preguntó si se lo había dicho a mis padres. Por entonces yo tenía pensado hacer un retiro con los carismáticos y le dije que a la vuelta hablaría con ellos.

Una bomba nuclear

Volví del retiro super contenta y, tal como acordamos, se lo dije a mis padres en cuanto tuve ocasión, en el coche de vuelta a casa.

Carlos, el padre de Fátima, interviene en la conversación recordando ese momento:

Fue una bomba nuclear con onda expansiva. Venía del retiro totalmente feliz y en una auténtica nube.

Si me hubiera dicho que quería hacer algo relacionado con la Renovación Carismática no me hubiera sorprendido, pero dijo Carmelita Descalza.

Y aquello fue algo totalmente inesperado. De hecho, nunca habíamos tenido contacto con ninguna de ellas.

Hemos participado en muchos grupos y de muchos carismas de la Iglesia a lo largo de la vida, pero nunca habíamos tenido relación alguna con monjas contemplativas.

Y continúa:

Tengo que decir que nosotros creemos mucho en la Providencia y cuando nos lo dijo pensé que por algo sería. No me lo tomé a broma, ni mucho menos, pensé que ya iríamos viendo.

Como católicos practicantes, el tema de la vocación fue algo a lo que estábamos abiertos, es decir, siempre pensamos que podría ser una posibilidad más, tanto con Fátima como con su hermano.

Lo que nunca hubiéramos esperado es que nos lo dijera en ese momento, tan joven… y a Carmelita Descalza.

Se lo dices a tus padres, no reaccionan mal, y ¿qué pasa entonces?

Cada semana hablaba con el sacerdote, que me ayudaba con el tema de la vocación pero también me ayudaba a rezar con más profundidad, haciendo meditación y me enseñó también a utilizar el breviario, etcétera.

Precisamente el libro que había escogido

Durante el curso, había que leer un libro para subir nota en religión y de la lista que me ofrecían cogí uno sin ningún motivo en particular.

Escogí Historia de un alma, que resulta que fue escrito por Santa Teresa de Lisieux, una santa carmelita importante.

El libro me encantó y con muchas cosas que allí aparecen me sentí identificada.

Espera…, me parece una casualidad increíble que escogieras precisamente ese libro, que resulta que es un clásico de la espiritualidad carmelita.

Pues es exactamente lo que pasó…¡Sí, es increíble!

¿Qué pasó luego?

Pues que yo tenía esa inquietud dentro pero seguía con mi vida normal. En casa no era una cosa de la que habláramos todo el tiempo ni mucho menos.

Al principio nada, pero como yo seguía con eso dentro, de vez en cuando sí que hablábamos algo.

El sacerdote del cole con el que yo hablaba conocía a otro sacerdote que tenía relación con las carmelitas de Zarautz y un día me pasó el teléfono por si queríamos llamar y hablar con ellas.

Cuando terminó el confinamiento y el curso ya estaba terminando, un día las llamamos mis padres y yo y recuerdo que fue una llamada muy bonita.

Vale… y ¿qué les dices en esa llamada: «Buenos días, creo que quiero ser Carmelita»?

Hablamos con la priora, la madre María Almudena, y mis padres le dijeron que yo tenía alguna inquietud vocacional o algo así… yo tampoco sabía muy bien qué decir.

Estuvimos hablando un rato y nos dijo que podíamos visitarlas cuando quisiéramos.

Ese verano, cuando estuvimos en Valencia, donde viven mis tíos y mis primos, fuimos un día a Godella, a visitar a las monjas de Iesu Comunio. Son muchas y muy jóvenes y a mis padres les pareció que podía ser interesante que las conociera, por aquello de conocer otras congregaciones.

Estuve allí y lo cierto es que me encontré con unas monjas muy felices. Obviamente que aquella felicidad la quería también para mí, pero en ningún momento tuve la sensación de que fuera mi sitio.

De hecho, estuvimos mis padres y yo con ellas un rato y me ofrecieron la posibilidad de quedarme a hablar un rato más yo sola con ellas, pero les dije educadamente que no, que no tenía más interés. A la vuelta de las vacaciones, justo antes de empezar Segundo de Bachillerato fuimos un día toda la familia a pasar el día a Zarautz y por la tarde nos acercamos al monasterio a visitar a las monjas.

«Me fijé que detrás de ellas había una cruz»

Y, ¿cómo fue esa primera visita, qué impresión te causaron?

Al principio no sentí nada especial, fui allí pensando que tal vez fuera mi sitio o que tal vez no… no tenía muchas expectativas. En mi cabeza pensaba en las carmelitas pero no tenía ni idea. Estuvimos allí con ellas y sí que me fijé que en la pared, justo detrás de ellas, había una cruz.

«Aquí estoy, aquí te espero»

Esto me cuesta un poco explicarlo, porque no es que oyera ninguna voz, ni nada de eso, pero, mirando la cruz se me vino a la cabeza una frase: “Aquí estoy…, aquí te espero”.

Las monjas hablaban, mis padres hablaban y yo como ausente pensando en esa frase. Después me ofrecieron quedarme un rato más, yo sola hablando con ellas y me pareció una idea genial. No recuerdo de qué hablamos, supongo que les haría alguna pregunta. Salí muy contenta de aquella primera visita.

La priora me dio su teléfono y a partir de ahí yo la llamaba cada dos o tres semanas. Me gustaba hablar con ella y tenía ganas de volver pero con más tiempo. Pero había empezado el curso y mis padres me decían que tenía que estudiar… aunque yo quería volver a ir y un poco sí que insistí.

«Señor, si Tú quieres…»

Un día en oración hablaba con el Señor y le decía: “Señor, si tú quieres que sea Carmelita Descalza, mueve los hilos para que pueda ir a pasar el fin de semana de mi cumpleaños” (el 22 de noviembre).

Pedía eso sabiendo que era muy difícil porque tenía exámenes de subida de nota justo la semana siguiente, mi cumpleaños tocaba en domingo y habría que celebrarlo en familia, además de que por el Covid, no podíamos salir de Navarra. Vamos, que era prácticamente imposible.

Esa semana no di mucho la lata en casa pero sorprendentemente me dieron permiso para ir y además obtuve un permiso para poder viajar.

Y ¿qué tal fue?

Aquel primer fin de semana conocí a toda la comunidad, nueve monjas en total y fui un viernes por la tarde hasta el sábado por la noche.

Como no podía entrar en la clausura, compartía con ellas los ratos de oración en la iglesia y mientras ellas trabajaban yo me quedaba en mi cuarto estudiando o pasaba algún rato en el locutorio hablando con alguna de ellas.

Regresé a casa super contenta y convencida de que volvería de nuevo. De hecho, yo no paraba de preguntar a mis padres cuándo podría volver otra vez…

En diciembre hice exámenes previos para la universidad. En Filosofía y en Literatura y escritura creativa. Yo estaba convencida que terminado el curso me iría al convento para quedarme, pero hice los exámenes por si después de todo no podía y tenía que estudiar.

Pasadas las Navidades yo seguía pidiendo permiso para volver a Zarautz otro fin de semana pero había que estudiar un montón y mis padres solo me decían que tal vez en Semana Santa. A mí la verdad es que se me hacía larguísimo…

Llegó enero y febrero y tenía que estudiar muchísimo, pero yo no hacía más que pensar en las monjas y en mi vocación. No conseguía concentrarme bien en lo que hacía.

¿Llegaste a pensar que era una obsesión que se te estaba yendo de las manos?

Un poco sí. Lo pasé mal, me agobié bastante y además mi hermano dio positivo por covid y nos confinaron a todos en casa. Me pilló justo en los exámenes así que a la vuelta del confinamiento tendría que hacer los exámenes atrasados además de ponerme al día con la nueva materia.

Estaba agotada y cansada de la situación. Así que medio pensé: “Señor, o me ayudas Tú o yo no sigo adelante…”.

Durante ese tiempo dejé de hablar con el sacerdote que me dirigía y también dejé de llamar a la madre Maria Almudena.

Es como que quería ignorar la llamada que sentía dentro, porque me estaba frustrando. Lo cierto es que no fue muy buena idea porque pasé una temporada muy triste y sin ganas de nada.

La hora de confiar

¿Y entonces?

Para el puente de San José, en el colegio se organizó un retiro y decidí ir. No sé explicarlo muy bien, pero fue un retiro alucinante. Allí yo vi muy claramente, de nuevo, que quería ser carmelita. Como mis padres seguían con la idea de que empezara carrera en la Universidad, lo dejé todo en manos del Señor y le dije: “Ya me dirás cómo… ya me dirás cuándo”.

Sentía que yo ya no podía hacer nada más…solo confiar.

¿Volviste a estar alegre de nuevo?

Sí, volvió la alegría y la paz. Dejé de estar triste y angustiada, yo solo esperaba que mis padres despejaran sus dudas.

Una sensación de paz

Terminé el curso bien y en mayo pude volver a Zarautz a pasar un fin de semana. Fue precioso, porque entonces sí que tuve una sensación de mucha paz.

Yo no sabía que se podía sentir tanta paz, una paz brutal, ¡tanta que no podía respirar!

Como aún quedaba un mes para el examen de Selectividad, pude pasar más rato con la madre María Almudena en el locutorio y disfruté mucho de los recreos con las hermanas.

¿Cómo son los recreos en la clausura? Siempre me lo he preguntado. Quiero decir, que nueve mujeres que viven juntas pero pasan el día trabajando y orando en soledad y silencio, cuando se juntan un rato para compartir sus vivencias tal vez sea un momento aburrido…

Para nada, algunas siguen haciendo labor en ese rato y hablan mucho, se ríen, cuentan chistes, cantan canciones y se lo pasan en grande.

Entonces pasas ese segundo fin de semana con ellas y ¿qué pasa después?

Lo peor de ir allí era que luego tenía que volver a Pamplona, aunque suene horrible. Yo vuelvo con una mezcla de paz, de alegría…no sé, y vuelvo a casa pensando en que ya no voy a volver a pasar una noche allí, si no es para quedarme.

Me marchaba a casa, pero se me desgarraba el corazón y un trozo se quedaba allí con las monjas. Volví muy centrada en hacer la selectividad y luego, en el verano, que fuera lo que fuera…

La selectividad me fue bien, aunque yo no tenía ninguna intención de empezar
la universidad.

¿Para entonces tus padres ya estaban decididos a dejarte ir a Zarautz o aún no?

Ellos seguían pensando en la universidad. Durante todo este tiempo que te he ido contando, ellos fueron hablando con sacerdotes y con personas que podían aportarles luz sobre este tema. Yo creo que han tenido opiniones y consejos de todo tipo.

Todas las puertas estaban abiertas

Hablaron con la Universidad y expusieron mi situación. Como las carreras escogidas por mí no tienen mucha demanda, les dijeron que no había problema en matricularme más tarde, en agosto, si al final decidía estudiar.

Así que aún no había una decisión en firme, todas las puertas estaban abiertas.

Entonces… ¿cómo se deshace el nudo?

Un día, mis padres y yo fuimos a hablar con el arzobispo Don Francisco, para ver qué opinaba él.

Don Francisco nos dijo que, según su experiencia, lo que yo necesitaba era poder discernir desde dentro de la clausura. Que si me ponía a estudiar una carrera no lo podría hacer. Que si después de un tiempo veía que no era mi camino podría ponerme a estudiar, mucho más centrada.

Entonces cuando volvimos de vacaciones, a finales de julio, mis padres, ya por fin, me dijeron que, si lo tenía tan claro y Dios me estaba llamando realmente, ellos no querían pone trabas y que ¡adelante! Fue una alegría inmensa.

¿Y entonces se lo dijiste a todo el mundo?

Bueno, a mis abuelos ya se lo había dicho anteriormente y a mis amigas más cercanas también porque yo lo tenía claro.

¿Y cómo reaccionaron?

En general bien, porque son gente que tiene fe y pueden entenderlo mínimamente.

También me ha tocado oír que eso eran cosas que se hacían antiguamente para que la gente pobre tuviese alguna oportunidad y que yo tenía muchas más posibilidades si estudiaba una carrera… Si uno no tiene fe, la clausura no se entiende.

Qué sentido tiene la clausura

Intenta explicármelo: ¿qué sentido tiene la clausura?

La clausura tiene la finalidad de crear un clima de silencio y oración… para facilitar la unión con Dios. No es que sea mejor o peor que otras vocaciones en medio del mundo. Cada vocación se amolda mejor a cada persona.

Estamos hechos y llamados a vivir de una determinada manera. Yo creo que el Señor me llama a vivir así. Al final, lo que importa, no es el lugar al que te llame, sino querer responder y hacer su voluntad.

¿Te da miedo, incertidumbre, ilusión… la inminente entrada en Zarautz? ¿Cómo te sientes?

Pues la verdad es que tengo muchas ganas de entrar, estoy bastante ilusionada. También hay días que tengo un poquito de miedo, pero luego me pongo a rezar y, como en realidad me tiro a los brazos de Dios…, pues se me pasa el miedo, porque sé que me quiere muchísimo.

«El valiente es dios que me ha elegido»

Hay gente que me dice que soy muy valiente, pero yo no lo creo, el valiente es Dios que me ha elegido.

¿Qué sabes de la vida intramuros, del día a día?

Es una vida muy sencilla, van alternando horas de oración comunitaria y personal con horas de trabajo pero siempre teniendo la mirada fija en Cristo. No han dejado atrás al mundo sino lo mundano.

Escuchándote, y viendo el brillo en tus ojos, dan ganas de ir a la clausura a probar… sin embargo, hay muy pocas vocaciones. ¿Por qué pasa esto? ¿Es que Dios no llama?

No es eso, Dios sí que llama, pero ante todo está la libertad de cada uno. La gente de mi edad, por ejemplo, está muy preparada, son muy buena gente, con ganas de cambiar el mundo… pero igual les falta fe o no sé y piensan en otros caminos para humanizar el mundo.

¿Crees que, en la clausura, puedes cambiar el mundo?

¡Sííí, lo creo! Rezando mucho por todos, desde el corazón del mundo, a través de la oración.

Llegados a este punto de la conversación, uno no puede más que rendirse a la evidencia de que Fátima, realmente, cambiará el mundo, empezando por el mundo de los seres más cercanos a ella que son su familia. Es a ellos a quienes les preguntamos ahora, cómo han vivido todo este proceso. Son sus padres, Carlos e Inma, los que cuentan lo vivido en primera persona.

Nosotros también estamos felices, pero es muy duro. Mucho más de lo que la gente piensa.

Últimamente, muchas personas que saben lo de Fátima, nos dicen: “Enhorabuena, no me importaría nada que mi hija o mi hijo se consagraran”. Pero lo cierto es que es muy duro.

Para nosotros es un orgullo, una alegría, un privilegio, pero al mismo tiempo, es una separación muy dura.

Inma, con toda la calma y suavidad del mundo añade:

Todo ha ido encajando en el tiempo sin presiones. Ha habido tiempo de ir asimilando las cosas, de reflexionarlas, rezarlas, pensarlas, discernir…

Ella tiene que discernir en lo que le toca, pero nosotros también tenemos que discernir.

Juan Carlos, hermano de Fátima, tiene un razonamiento bien sencillo:

La voy a echar de menos y será difícil no tenerla aquí, pero es lo que ella quiere y va a estar bien.

Continúa Carlos explicando:

Nosotros teníamos dudas en cuanto si debía estudiar o debía entrar ahora. Nos pusimos septiembre como fecha tope: o empezaba a estudiar o entraba en el convento.

Lo hemos rezado mucho y lo hemos ido viendo cada vez más claro y, desde luego, la charla con Don Francisco fue determinante, después de haber hablado antes con mucha gente.

Realmente, y en el fondo, todo se reduce a tener confianza en Dios. Si ella ha dicho que sí, nosotros nos fiamos también de Él, la ponemos en Sus manos, y decimos que sí también.

Inma añade:

Algunas madres me dicen que ellas no ven a sus hijas con la suficiente madurez como para tomar una decisión así, y yo creo que no es una cuestión de madurez.

No creo que Fátima sea mucho más madura, pero lo tiene muy claro y ella ha estado ahí… dale, y dale, y dale… esperando, esperando, esperando, y lo mejor de todo es que llegó un momento en el que ya no insistió… y ahí lo vimos más claro.

Yo, desde luego, a las monjas les agradezco muchísimo que han sido muy respetuosas, que no han atosigado para nada y que, también ellas, han sabido esperar.

Y Carlos remata:

Fátima ha sido siempre muy libre y muy valiente. Para plantearse las cosas, lo primero, pero también para decírnoslo. Interior o espiritualmente, yo sí que creo que es muy madura.

Por lo demás… ya puedes ver que somos muy normales en esta casa. Creo que hemos decidido en libertad y que hemos tomado la decisión correcta, ahora mismo estoy convencido.

Pero, no por eso la situación deja de ser dura. Sé que un trozo de mi corazón se quedará allí, con ella, en la clausura.

Con estas palabras de sentimientos encontrados se marchan los cuatro a dar un paseo, en esta preciosa tarde de final de verano.

La felicidad nunca está exenta de dificultades, de entrega ni de esfuerzo. Es el principio, el comienzo de una etapa nueva, que sin duda marcará sus vidas.

Lo que está por venir, solo Dios sabe, pero la valentía y la humildad siempre tienen premio.

 

 

Papa Francisco: La Iglesia crece en el silencio, sin espectáculo

Durante la misa en Santa Marta comentando la parábola del sembrador, recuerda que la Iglesia se manifiesta «en la Eucaristía y en la buenas obras»

La Iglesia crece «en la sencillez, en el silencio, en la alabanza, en el sacrificio eucarístico, en la comunidad fraterna, donde todos se aman y no se despellejan». Así dijo Francisco durante la misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta. Al comentar la parábola del sembrador el Papa reafirma que el Reino de Dios «no es espectacular» y crece en el silencio.

La Iglesia, por lo tanto, se manifiesta «en la Eucaristía y en las buenas obras», aunque aparentemente no «hacen noticia».

Sin espectáculo

La esposa de Cristo tiene un temperamento silencioso, genera frutos «sin alboroto», sin «sonar la trompeta como los fariseos».

«El Señor nos ha explicado cómo crece la Iglesia con la parábola del sembrador. El sembrador siembra y la semilla crece de día, de noche… -Dios hace crecer- y luego se ven los frutos.

Pero es importante esto: primero, la Iglesia crece en silencio, de forma oculta; es el estilo eclesial. Y ¿cómo se manifiesta en la Iglesia? Por los frutos de las buenas obras, para que la gente vea y glorifique al Padre que está en el cielo – dice Jesús – y en la celebración – la alabanza y el sacrificio del Señor – es decir en la Eucaristía.

Ahí se manifiesta la Iglesia; en la Eucaristía y en las buenas obras».

La tentación de la seducción

«La Iglesia crece por el testimonio, por la oración, por la atracción del Espíritu que está dentro -insiste el papa Bergoglio, en la homilía- no por los eventos«.

Claro que estos también «ayudan», pero «el crecimiento propio de la Iglesia, ese que da fruto, es en el silencio, en lo secreto con las buenas obras y la celebración de la Pascua del Señor, la alabanza de Dios».

El Señor nos ayuda a no caer en la tentación de la seducción. «Nosotros quisiéramos que la Iglesia se viera más; ¿qué podemos hacer para que se vea?». Y a menudo se cae en una Iglesia de eventos que no es capaz de crecer en silencio con las buenas obras, en lo secreto.

El espíritu del mundo no tolera el martirio

En un mundo en donde demasiado a menudo se cede a la tentación de la espectacularidad, de la frivolidad, de la apariencia, el papa Francisco recuerda que el mismo Jesús fue tentado por la seducción del espectáculo.

«Pero ¿por qué tanto tiempo para hacer la redención? Haz un gran milagro. Lánzate desde el templo y todos lo verán, verán y creerán en ti». Pero Él eligió «la vía de la predicación, de la oración, de las buenas obras», «de la cruz» y «del sufrimiento».

La Cruz y el sufrimiento. La Iglesia crece también con la sangre de los mártires, hombres y mujeres que dan la vida. Hoy hay muchos. Curioso: no son noticia. El mundo lo esconde. El espíritu del mundo no tolera el martirio, lo esconde.