Matthew 28:16-20
Amigos, esto es lo curioso de la Trinidad: al mismo tiempo, es la más extraordinaria y la más común de las doctrinas cristianas, al mismo tiempo la más inaccesible y la más evidente.
Por un lado, existe un lenguaje técnico muy desarrollado sobre este gran misterio. Por otro lado, el católico más común, simple y regularmente invoca la Trinidad cada vez que se persigna.
Nuestro Evangelio para el Domingo de la Trinidad está tomado del final del Evangelio de Mateo. El Señor resucitado y glorificado habla al nuevo Israel de la Iglesia: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra”. Este no es un profeta ordinario hablando. Esta es la mismísima Palabra del Padre, la mismísima huella propia del Padre.
Jesús luego les dice que vayan y hagan el trabajo de hacer discípulos, de atraer a las personas a la dinámica misma de la vida divina. Ahora, cómo todo encaja teóricamente es una pregunta fascinante, pero no debemos permitir que el lenguaje arcano de la teología oscurezca el significado revolucionario de la Trinidad: que es un llamado a la misión, un llamado a la acción.
La Santísima Trinidad
El siguiente domingo después de Pentecostés
Por: Tere Fernandez del Castillo | Fuente: Catholic.net
Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a al celebración del día de la Santísima Trinidad,
Un misterio es todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela.
El misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-, es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo.
Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Los católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses, sino en un sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres, pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios.
Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además, sabemos que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.
Con todo, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la diversidad de su misión: Dios Hijo-por quien son todas las cosas- es enviado por Dios Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo-en quien son todas las cosas- es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador.
Lo vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en Pentecostés
En la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe.
En la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.
En Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la Persona del Espíritu santo, cuya misión es santificarnos, iluminándonos y ayudándonos con sus dones a alcanzar la vida eterna.
Para explicar este gran misterio, existen ciertos símbolos que son entendibles a nuestra razón: La Santísima Trinidad es simbolizada como un triángulo.
Cada uno de los vértices es parte del mismo triángulo y sin embargo cada uno es distinto
También podemos simbolizar a la Santísima Trinidad como una vela encendida: La vela en sí misma simboliza al Padre, la cera que escurre es el Hijo, que procede del Padre y la llama encendida es el Espíritu Santo. Los tres son «vela», pero son distintos entre sí. Hay quienes simbolizan a la Santísima Trinidad en forma de trébol. Cada una de las hojas es «trébol» pero son distintas entre sí.
¿Que hacemos al persignarnos? «En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» Es costumbre de los católicos repetir frecuentemente estas palabras, principalmente al principio y al fin de nuestras acciones.
Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el misterio de la Santísima Trinidad.
– En el nombre del Padre: Ponemos la mano sobre la frente, señalando el cerebro que controla todo nuestro cuerpo, recordando en forma simbólica que Dios es la fuente de nuestra vida.
-…y del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que simboliza al amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres, Jesucristo se encarnó, murió y resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.
-…Y del Espíritu Santo: Colocamos la mano en el hombre izquierdo y luego en el derecho, recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de nuestra vida, el que nos ilumina y nos da la gracia para vivir de acuerdo a los mandatos de Jesucristo.
Algunas personas argumentan que no es verdad porque no podemos entender el misterio de la Santísima Trinidad a través de la razón. Esto es cierto, no podemos entenderlo con la sola razón, necesitamos de la fe ya que se trata de un misterio. Es un misterio hermoso en el que Dios nos envía a su Hijo para salvarnos.
Permanece con nosotros
Santo Evangelio según San Mateo 28,16-20. Solemnidad de la Santísima Trinidad.
Por: Jesús Salazar Brenes, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Santísima Trinidad en quien creo, y también a quien espero, te amo con todo mi corazón y con todas mis fuerzas. Te ruego humildemente tu protección y ayuda.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en que Jesús los había citado.
Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuando yo les he mandado; y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy celebramos con toda la Iglesia la solemnidad de la Santísima Trinidad. El Evangelio de hoy nos presenta un momento crítico de Jesús con sus discípulos, la despedida física del poder hablar y verse cara a cara.
Los discípulos ya habían sido testigos de su muerte, resurrección y ascensión gloriosa al cielo.
Habían compartido con Él, visto sus milagros y, lo más impresionante de todo, aún dudaban.
De la misma forma muchos de nosotros hemos caído en la rutina de acostumbrarnos a tener la Eucaristía accesible, la confesión al alcance con un sacerdote cercano, la adoración eucarística; hemos visto el paso de Dios por nuestra vida y nada cambia, aún dudamos.
A pesar de esta actitud de los discípulos y nuestra, Jesús deposita su confianza en nosotros y nos deja de llamar «discípulos» para empezar a ser sus «apóstoles»» (-enviados- en griego). Jesús envía a estos hombres a bautizar y enseñar en nombre de Dios Padre, de Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, el único y eterno Dios. ¿No suena esto como una tarea demasiado grande? ¿A quién se le ocurre confiar en estos hombres ignorantes y dudosos? ¡A Dios se le ocurrió! Ésta es la prueba más clara de que la Iglesia es fundada por el mandato misionero de Cristo y que Él ha cumplido su palabra «Yo estaré con ustedes todos los días hasta el final del mundo», porque a pesar de todas las limitantes y todos los errores de los hombres, el mensaje de amor sigue intacto.
Dios Padre a través de su Hijo que es su Palabra hecha carne, nos actualiza hoy la promesa de permanecer con nosotros todos los días de nuestra vida y darnos la fuerza del Espíritu Santo para llegar a la santidad. El Eterno confía en ti con tu historia, tus errores y tus dudas para llamarte a ser su apóstol. «El que cumpla y enseñe estos mandamientos, será grande en el Reino de los Cielos» (Mt 5, 19).
«En cada eucaristía se celebra la memoria de esta salvación; el memorial de Jesús que se hace presente sobre el altar para darnos la vida, también nosotros, en nuestra propia vida personal, debemos hacer lo mismo: hacer memoria de nuestro camino, porque cada uno de nosotros ha hecho un camino, acompañado por Dios, cerca de Dios, cerca del Señor a veces también alejándose del Señor. Hace bien al corazón de todo cristiano hacer memoria del propio camino y tener claro cómo Dios lo ha conducido hasta aquí, como lo ha llevado de la mano».
(Homilía de S.S. Francisco, 21 de abril de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy romperé mi rutina y viviré mi Eucaristía dominical como si fuera la primera y la última.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
5 antiguos símbolos de la Santísima Trinidad
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Philip Kosloski – publicado el 18/06/17
A lo largo de los siglos, el arte cristianos viene usando diversas maneras de representar al Dios Uno y Trino
Representar a la Santísima Trindiad en el arte sacro siempre es una tarea elevada y ardua. ¿Cómo simbolizar este principio tan misterioso es incomprensible de nuestra fe?
Los artistas hicieron notables esfuerzos para volver la Trinidad “visible” a los fieles cristianos mediante símbolos.
Mira 5 de ellos:
1 – La Triqueta
Este símbolo contiene tres formas semejantes a las hojas que se conectan y se entrelazan con un círculo. Las hojas representan a la Trinidad; el círculo, la vida eterna. Esta imagen está asociada al arte celta y puede verse, por ejemplo, en el famoso libro de Kells.
2 – El Escudo de la Trinidad
Este antiguo símbolo muestra que cada Persona de la Trinidad es el mismo y único Dios, pero, al mismo tiempo, las tres son distintas entre sí. A lo largo de la historia, fue bastante usado como herramienta de catequesis.
3 – El Triángulo
Hay muchas variaciones del triángulo como representación de la Trinidad. Algunas contienen otros símbolos de cada una de las tres Personas Divinas, mientras que otras usan sólo el triángulo sin añadidos.
4 – El Trébol de Tres Hojas
Frequentemente atribuído a san Patricio, el trébol de tres hojas se ha vuelto una de las representaciones más identificables de la Santísima Trinidad en el arte cristiano.
5 – La Flos de Lis
Comúnmente relacionada con la nobleza francesa y la Virgen María, la flor de lis ha sido usada también para representar a la Santísima Trinidad.