Amigos, nuestro Evangelio de hoy nos muestra lo que Jesús quiere que sus discípulos hagan y cómo deben hacerlo. Somos una Iglesia misionera. Somos enviados por el Señor para esparcir Su Palabra y realizar Su trabajo. El Evangelio no es algo para aferrarse solo para nuestro beneficio; sino que es una semilla que debemos regalar.

La oración no es algo secundario al ministerio. No es algo decorativo. Es el alma de los esfuerzos de la Iglesia. Sin la oración nada tendrá éxito; sin ella ningún ministro surgirá. Por ello, en todo momento recemos, recemos, y recemos.  

Pobreza y simplicidad de vida son prerrequisitos para la efectiva proclamación del Evangelio. Antonio, Benito, Crisóstomo, Francisco y Clara, Domingo, Ignacio, Madre Teresa —a través de la Iglesia, los más efectivos proclamadores del Evangelio son aquellos que han confiado en la providencia de Dios y dejado todo lo mundano. ¿Qué es lo primero que un ministro debería hacer al entrar en una ciudad? “Curen a los enfermos que haya”. Cristo es Soter, sanador de cuerpo y espíritu. La segunda gran tarea de la Iglesia es proclamar que “ya se acerca a ustedes el Reino de Dios”. La Iglesia anuncia, proclama, evangeliza.

Lucas, Santo

Memoria Litúrgica, 18 de octubre

Por: P. Angel Amo | Fuente: Catholic.net

Evangelista

Martirologio Romano: Fiesta de san Lucas, evangelista, que, según la tradición, nació en Antioquía de familia pagana y fue médico de profesión. Convertido a la fe de Cristo, fue compañero carísimo del apóstol san Pablo, y en su libro del Evangelio expuso por orden, cual escriba de la mansedumbre de Cristo, todo lo que hizo y enseñó Jesús. Asimismo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles narró los comienzos de la vida de la Iglesia hasta la primera venida de Pablo a la ciudad de Roma.

Breve Semblanza

Breves notas en las Cartas de San Pablo son las únicas noticias que la Sagrada Escritura nos presenta sobre San Lucas, el solícito investigador de la buena noticia y autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles.

Por sus apuntes de viaje, es decir, por las páginas de los Hechos en los que San Lucas habla en primera persona, podemos reconstruir parte de su actividad misionera. Fue compañero y discípulo de los apóstoles. El historiador Eusebio subraya: “… tuvo relaciones con todos los apóstoles, y fue muy solícito”. De esta sensibilidad y disponibilidad suyas hacia el prójimo nos da testimonio el mismo San Pablo, unido a él por grande amistad. En la carta a los Colosenses leemos: “Os saluda Lucas, médico amado…”.

La profesión médica nos trace suponer que él se dedicó mucho tiempo al estudio. Su formación cultural se nota también por el estilo de sus libros: su Evangelio está escrito en un griego sencillo, limpio y bello, rico en términos que los otros tres evangelistas no tienen. Hay que hacer otra consideración sobre su Evangelio, a más del hecho estilístico e historiográfico: Lucas es el evangelista que mejor que lo otros nos pintó la humana fisonomía del Redentor, su mansedumbre, sus atenciones para con los pobres y los marginados, las mujeres y lo pecadores arrepentidos. Es el biógrafo de la Virgen y de la infancia de Jesús. Es el evangelista de la Navidad. Los Hechos de los Apóstoles y el tercer Evangelio nos hacen ver el temperamento de San Lucas, hombre conciliador, discreto, dueño de sí mismo; suaviza o calla expresiones que hubieran podido herir a algún rector, con tal que esto no vaya en perjuicio de la verdad histórica.

Al revelarnos los íntimos secretos de la Anunciación, de la Visitación, de la Navidad, él nos hace entender que conoció personalmente a la Virgen. Algún exégeta avanza la hipótesis de que fue la Virgen María misma quien le transcribió el himno del “Magnificat”, que ella elevó a Dios en un momento de exultación en el encuentro con la prima Isabel. En efecto, Lucas nos advierte que hizo muchas investigaciones y buscó informaciones respecto de la vida de Jesús con los que fueron testigos oculares.

Un escrito del siglo II, el Prólogo antimarcionista del Evangelio de Lucas, sintetiza el perfil biográfico del modo siguiente: “Lucas, un sirio de Antioquía, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, más tarde siguió a San Pablo hasta su confesión (martirio). Sirvió incondicionalmente al Señor, no se casó ni tuvo hijos. Murió a la edad de 84 años en Beocia, lleno de Espíritu Santo”. Recientes estudios concuerdan con esta versión.

Comunicar a Cristo

Santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9. San Lucas evangelista

Por: Francisco J. Posada | Fuente: Catholic.net

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame la gracia de escuchar tu voz y poder seguirla, con amor, para que otros vean un discípulo tuyo, no por mérito personal sino por don tuyo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino.

Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’”.

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

La misión de Cristo es nuestra misión también, Él nos ha llamado, Él nos ha dado lo necesario para realizar nuestra tarea de discípulos y Él nos ha enviado para comunicarlo y predicar su mensaje. Si no estamos unidos a Cristo, del cual emana nuestra misión, todo lo que hagamos será en vano ya que Él es quien sabe lo que necesita la gente, Él conoce los corazones de las personas y puede llegar a interpelarlos en lo más íntimo para que, así, conviertan su vida hacia Cristo.

Conociendo cuáles son los intereses de Cristo, podemos servirle como sus enviados porque conocemos al artista que quiere esculpir su imagen divina en la obra que Él mismo creó; así, todo lo que hagamos, digamos, pensemos, tendrá la huella de Cristo, el maestro y Señor, y también será una forma por la que nos reconocerán, porque cuando la gente nos vea podrán decir que es Cristo quien vive en cada uno de nosotros.

Dios sabe a quién llama porque conoce a cada uno por su nombre, como a san Lucas, que después emprenderá la tarea de escribir la vida y obras de Cristo en su Evangelio. Podemos decir que todo empezó ahí donde los discípulos empezaron a llevar la paz de Cristo a las cercanías, y después, cómo el evangelista Lucas transmitió el mensaje de Cristo que aún seguimos leyendo hasta el día de hoy, manteniendo viva la memoria de los hechos de nuestra historia de salvación.

«Ese esfuerzo también tiene que abarcar el amplio mundo laical; también los laicos son enviados a la mies, son convocados a tomar parte en la pesca, a arriesgar sus redes y su tiempo en “su múltiple apostolado tanto en la Iglesia como en el mundo”. Con toda su extensión, problemática y transformación, el mundo constituye el ámbito específico de apostolado donde están llamados a comprometerse con generosidad y responsabilidad, llevando el fermento del Evangelio. Por eso deseo dar la bienvenida a todas las iniciativas que en cuanto pastores tomen para la formación de los laicos —gracias por esto— y no dejarlos solos en la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo, para contribuir a una transformación de la sociedad y la Iglesia».

(Discurso de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezar por los misioneros.

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.