• Mark 11:27-33
Bishop Robert Barron
Amigos, en el Evangelio de hoy los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercan a Jesús y le preguntan: “¿Con qué autoridad haces estas cosas?”.
Los primeros testigos de Jesús quedaron asombrados por la autoridad de su discurso y sus obras. Esto no fue simplemente porque habló y actuó con convicción y entusiasmo; fue porque se negó a jugar el juego que todos los demás rabinos jugaban, conectando su autoridad finalmente hasta Moisés. Pasó, por así decirlo, sobre la cabeza de Moisés, como lo hizo al comienzo del Sermón de la Montaña: “Habéis oído que se dijo . . . pero Yo les digo . . .”
Sus oyentes sabían que estaban frente a alguien cualitativamente diferente a cualquier otro de su tradición o experiencia religiosa. Estaban tratando con un profeta más grande que Moisés.
Y Jesús tenía que ser más que un simple profeta. ¿Por qué? Porque todos hemos sido heridos, de hecho, nuestro mundo entero lo ha sido, por una batalla que tiene lugar en el nivel más fundamental de existencia. El resultado es la devastación del pecado, que todos conocemos demasiado bien.
¿Quién podría ser el único en asumir y enfrentar todo ello? ¿Una figura meramente humana? Difícilmente. Lo que se requiere es el poder y la autoridad del Creador mismo, decidido a rehacer y salvar su mundo, vendar sus heridas y repararlo.
Justino, Santo
Memoria Litúrgica, 1 de junio
Por: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net
Mártir
Martirologio Romano: Memoria de san Justino, mártir, que, como filósofo que era, siguió íntegramente la auténtica sabiduría conocida en la verdad de Cristo, la cual confirmó con sus costumbres, enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con sus escritos. Al presentar al emperador Marco Aurelio, en Roma, su Apología en favor de la religión cristiana, fue conducido ante el prefecto Rústico y, por confesar que era cristiano, fue condenado a la pena capital († c. 165)
Etimológicamente: Justino = Aquel que obra con justicia, es de origen latino.
Breve Biografía
Filósofo cristiano y cristiano filósofo, como con razón fue definido, Justino (que nació a principios del siglo II en FIavia Neápolis—Nablus—, la antigua Siquem, en Samaria, de familia pagana) pertenece a ese gran número de pensadores que en todo período de la historia de la Iglesia han tratado de hacer una síntesis de la provisional sabiduría humana y de las inalterables afirmaciones de la revelación cristiana. El itinerario de su conversión a Cristo pasa a través de la experiencia estoica, pitagórica, aristotélica y neoplatónica. De aquí el desemboque casi inevitable, o mejor providencial, hacia la Verdad integral del cristianismo. El mismo cuenta que, insatisfecho de las respuestas que le daban las diversas filosofías, se retiró a un lugar desierto, a orillas del mar, a meditar, y que un anciano al que le había confiado su desilusión le contestó que ninguna filosofía podía satisfacer al espíritu humano, porque la razón es incapaz por sí sola de garantizar la plena posesión de la verdad sin una ayuda divina.
Así fue como Justino descubrió el cristianismo a los treinta años; se convirtió en convencido predicador y, para proclamar al mundo este feliz descubrimiento, escribió sus dos Apologías. La primera se la dedicó en el año 150 al emperador Antonino Pío y al hijo Marco Aurelio, y también al Senado y al pueblo romano. Escribió otras obras, por lo menos unas ocho. Entre ellas la más importante es la titulada Diálogo con Trifón, y se la recuerda porque abre el camino a la polémica antijudaica en la literatura cristiana. Pero las dos Apologías siguen siendo el documento más importante, pues gracias a estos escritos sabemos cómo se explicaba el cristianismo en ese tiempo y cómo se celebraban los ritos litúrgicos, sobre todo la administración del bautismo y la celebración de la Eucaristía. Aquí no se encuentran argumentos filosóficos, sino testimonios conmovedores de vida en la primitiva comunidad cristiana, de la que Justino está feliz de pertenecer:
“Yo, uno de ellos…”. Semejante afirmación podía costarle la vida. Y, en efecto, Justino pagó con la vida su pertenencia a la Iglesia. Había ido a Roma, y allí fue denunciado por Crescencio, un filósofo con quien Justino había disputado mucho tiempo. El magistrado que lo juzgó, Rústico, también era un filósofo estoico, amigo y confidente de Marco Aurelio. Pero para el magistrado, Justino no era más que un cristiano, igual a sus compañeros, todos condenados a la decapitación por su fe en Cristo. Todavía hoy se conservan actas auténticas del martirio de Justino.
Con qué autoridad
Santo Evangelio según San Marcos 11,27-33.
Sábado VIII de Tiempo Ordinario.
Por: Javier Castellanos, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Oh, Cristo Jesús, te reconozco por rey universal. Todo cuanto existe ha sido creado por ti. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo mis promesas del bautismo renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y prometo vivir como buen cristiano. Muy en particular me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia. Jesucristo, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan y vivan tu mensaje de paz, de justicia y de amor. (Oración a Cristo Rey)
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 11,27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús caminaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?”. Jesús les respondió: «Les voy a hacer una pregunta. Si me la contestan, yo les diré con qué autoridad hago todo esto. El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme». Ellos se pusieron a razonar entre sí: «Si le decimos que de Dios, nos dirá: ‘Entonces ¿por qué no le creyeron?, y si le decimos que de los hombres.?». Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús: «No lo sabemos». Entonces Jesús les replicó: «Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Los fariseos tuvieron gran dificultad en responder a la pregunta de Jesús. No era un acertijo complicado, en realidad, pero responder de un modo o de otro los involucraba personalmente. Y del mismo modo la pregunta hecha a Cristo le involucraba en el problema; tanto, que al final le costaría la cruz… Vemos más concretamente esta pregunta a Jesús. ¿Con qué autoridad hace Cristo todo esto? En otro momento lo dirá abiertamente: «Yo soy Rey. Yo para esto he venido al mundo…» (Jn 18, 37) ¡Sí! ¡Cristo es un hombre con autoridad, Él es Rey! Su poder le viene de su Padre, que ha puesto todas las cosas en sus manos. Pero en este encuentro la pregunta queda sin responder… Cristo pudo haber resuelto las dudas y declarar su realeza divina desde el inicio. Pero quiere que sea yo mismo quien responda a la pregunta. Quiere ser Rey de hombres y mujeres libres, sometidos a Él no por violencia sino por la fuerza del amor. ¿Quiero que Cristo tenga esta autoridad sobre mí? ¿Me comprometo con mi respuesta? ¿Seré yo quien reconozca con mis actos que Cristo es Rey?
«La autoridad es regalo de Dios, viene solo de Él y Jesús se la da a los suyos: autoridad al hablar que viene de la cercanía con Dios y con la gente, siempre ambas juntas; autoridad que es coherencia, no doble vida. Y si un pastor pierde la autoridad, que al menos no pierda la esperanza, como Elí: hay siempre tiempo de acercarse y redespertar la autoridad y la profecía». (Homilía de S.S. Francisco, 9 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy dedicaré cinco minutos visitando una iglesia, para renovar mi disposición de servir a Cristo.
Despedida
Siguiendo el ejemplo de Jesús como maestro, puedes dedicar tiempo a compartir y reflexionar sobre las enseñanzas de la fe con tu familia, fomentando un ambiente donde todos puedan crecer espiritualmente juntos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Meditaciones del 1 al 5 de junio del Sagrado Corazón de Jesús con audio
Meditación y oración para cada día del mes de Junio, dedicado a Sagrado Corazón
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Junio ha sido proclamado como el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, para que oremos por El con fervor y entrega. Les presentamos una meditación para orar cada día, inspirada en los nardos, esa flor que tanto agrada al Señor. Oremos para que el Sagrado Corazón de Jesús aumente nuestra fe. Recordemos que es el primer viernes el que se dedica a la celebración del Sagrado corazón y el primer sábado de mes el cual es consagrado a nuestra Madre la Virgen Maria. Nardo del 1ro de Junio: ¡Oh Sagrado Corazón, Luz en este mundo de oscuridad! Meditación: Corazón Sagrado, enllagado y martirizado por nuestros pecados, sé nuestra Luz para vivir sólo en Ti, y así poder seguir nuestro camino para llegar un día a habitar junto al Padre Celestial Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús! ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Que sepamos plasmar en nuestro pobre corazón, lo que nos enseñó el Hijo de Dios. Meditemos cuán poco sabemos de El.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.