El Papa León XIV: Aprendamos del corazón de Jesús la compasión por el mundo
Este mes de junio, tradicionalmente dedicado a la devoción al Corazón de Jesús, el Pontífice invita a rezar “para que cada uno de nosotros encuentre consolación en la relación personal con Jesús, y aprenda de su corazón la compasión por el mundo”.
Hoy se presenta el vídeo con la intención de oración del Papa León XIV para junio de 2025: “Para crecer en la compasión por el mundo”. Esta es la primera vez que la voz de León XIV aparece en El Video del Papa para pedir a los fieles que oren por sus intenciones. Este mes, solicita que recen “para que cada uno de nosotros encuentre consolación en la relación personal con Jesús, y aprenda de su corazón la compasión por el mundo”.
“Señor, hoy vengo a tu tierno Corazón, a Ti que tienes palabras que encienden el mío, a Ti que derramas compasión sobre los pequeños y los pobres, sobre los que sufren y sobre toda miseria humana. Deseo conocerte más, contemplarte en el Evangelio, estar contigo y aprender de Ti y del amor con que te dejaste tocar por todas las formas de pobreza. Tú nos mostraste el amor del Padre amándonos sin medida con tu Corazón divino y humano. Concede a todos tus hijos la gracia del encuentro contigo. Cambia, moldea y transforma nuestros planes, para que sólo te busquemos a Ti en cada circunstancia: en la oración, en el trabajo, en los encuentros y en nuestra rutina diaria. Y desde este encuentro, envíanos en misión; una misión de compasión por un mundo en el que eres la fuente de donde fluye toda consolación. Amén.”
El video presenta una oración inédita al Sagrado Corazón con la que se acude a Cristo para pedirle que nos ayude a conocerle mejor, a estar con Él, a aprender de su amor; que nos transforme de modo que sea nuestra meta en cada circunstancia de la vida cotidiana; y que nos envíe en una misión de compasión que lleve su consuelo por el mundo. Las imágenes que acompañan esta oración han sido filmadas en la iglesia del Santo Nombre de Jesús en Roma -donde se encuentra la célebre pintura del Sagrado Corazón de Jesús obra de Pompeo Batoni, cuya restauración finalizará este mes- y en el Santuario nacional del Sagrado Corazón de Makati, en Filipinas, que representa una meta de devoción popular para toda la archidiócesis de Manila.
Símbolo del amor de Dios
Tradicionalmente, la Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, invitando a los creyentes a hacer suya la mirada de Cristo sobre la humanidad y a actuar con los sentimientos de su Corazón, sobre todo para aliviar el sufrimiento de los más débiles.
El Corazón de Cristo simboliza su centro personal, desde el que brota su amor por la humanidad: es el misterio del corazón de Dios que se conmueve y derrama su amor sobre todos los hombres y mujeres del mundo, de todos los tiempos.
Aunque la devoción al Corazón de Cristo ha estado siempre presente en la espiritualidad cristiana, tomó nuevo auge con las revelaciones a santa Margarita María Alacoque y su interpretación por parte de san Claudio de La Colombière SJ, en el s. XVII. El Papa Pío IX proclamó la fiesta del Sagrado Corazón en 1856; posteriormente, León XIII reforzó su importancia elevándola a solemnidad en 1889.
Buena muestra de la relevancia del Sagrado Corazón en la vida de la Iglesia se encuentra tanto en la devoción popular como en el hecho de que cuatro Papas le han dedicado una encíclica. León XIII, de quien el actual Pontífice ha tomado el nombre, escribió la Annum sacrum en 1899; en ella, consagra toda la humanidad al Corazón de Jesús. En 1928, Pío XI, en la Miserentissimum Redemptor, invita a reparar con gestos de amor las heridas causadas al Corazón de Cristo por nuestros pecados. Por su parte, Pío XII, en 1956, publica la Haurietis aquas, en la que profundiza en la base teológica de la devoción al Sagrado Corazón. Finalmente, el Papa Francisco, en 2024, escribe Dilexit nos y propone la devoción al Corazón de Cristo como respuesta a la cultura del descarte y la indiferencia.
Crecer en compasión
El Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, P. Cristóbal Fones, S.J., explica que la intención de oración del Papa León XIV se centra en crecer en la compasión por el mundo a través de una relación personal con Jesús: “Cultivando esta relación de verdadera cercanía, nuestro corazón se conforma más al suyo, crecemos en amor y misericordia, y aprendemos mejor qué es la compasión. Jesús mostró un amor incondicional hacia todos, especialmente hacia los pobres, los enfermos, los que sufren. El Papa nos anima a imitar este amor compasivo extendiendo la mano a quienes están en necesidad”.
“La compasión -continua el P. Fones- busca aliviar el sufrimiento y promover la dignidad humana. Por eso, se traduce en acciones concretas que aborden las raíces de la pobreza, la desigualdad y la exclusión, para contribuir a la construcción de un mundo más justo y solidario”.
El Camino del Corazón
El P. Cristóbal Fones explica también que la misión de la Red Mundial de Oración del Papa se inscribe precisamente en la misión de compasión por el mundo que parte del Corazón de Jesús: “Nuestro itinerario de formación -El Camino del Corazón- ayuda a entrar en una misión de compasión por el mundo desde una relación de amistad con Jesús, no desde nuestro propio voluntarismo. Es un camino espiritual para sintonizar con el Corazón de Jesús, con el fin de tener un corazón más parecido al suyo y salir al encuentro de nuestros hermanos participando en su misión. La unión con Cristo hace que percibamos los desafíos del mundo con su mirada y nos movilicemos para afrontarlos mediante la oración y el servicio. Así -concluye el P. Fones-, este itinerario nos transforma cada día más en apóstoles de la oración, en discípulos misioneros para una misión de compasión por el mundo a la que todos están invitados”.
Por último, en el contexto del Año Santo de 2025, El vídeo del Papa adquiere una especial relevancia, porque nos da a conocer las intenciones de oración que el Santo Padre lleva en su corazón. Para recibir adecuadamente las gracias de la indulgencia jubilar es necesario, precisamente, orar por las intenciones del Papa.
Referencias Bíblicas
• John 17:1-11a
• Obispo Robert Barron
Amigos, la oración de Jesús en el Evangelio de hoy resume su maravillosa labor en el momento que está a punto de regresar al Padre.
Jesús fue, en su misma persona, el encuentro del cielo y la tierra. Dios y la humanidad se unieron en él, y todo su ministerio fue la expresión exterior de esa identidad interior. Al llamar a Israel a la unidad, invitar a los pobres a compartir la mesa, sanar a los enfermos del cuerpo y corazón y encarnar el camino del perdón y el amor, Jesús estaba llevando la voluntad y propósito de Dios a la tierra.
Ahora, en la Pasión y muerte, Jesús trae el cielo a la tierra. Lleva la luz divina a los lugares más oscuros de la condición humana —el odio, la crueldad, la violencia, la corrupción, la estupidez, el sufrimiento y la muerte misma— y los transforma. Y la prueba de que el cielo puede transformar la tierra es, por supuesto, la Resurrección.
Ahora sabemos que la crueldad, el odio, la violencia, el miedo, el sufrimiento y la muerte no son las fuerzas más poderosas del mundo. Ahora sabemos que el amor divino es más poderoso. El reino de Dios, en principio, ha derrotado a los reinos del mundo, que prosperan y, a su vez, producen esas mismas condiciones negativas.
Carlos Lwanga y 12 compañeros, Santos
Memoria Litúrgica, 3 de junio
Por: Cristina Huete García
Fuente: hagiopedia.blogspot.com
Mártires en Uganda
Martirologio Romano: Memoria de los santos Carlos Lwanga y doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que perteneciendo a la corte de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, de Uganda, y siendo neófitos o seguidores de la fe católica, por no ceder a los deseos impuros del monarca murieron en la colina Namugongo, degollados o quemados vivos († 1886).
Fecha de canonización:8 de octubre de 1864, junto a otros 9 mártires de Uganda (un total de 22 mártires), por el S.S. Pablo VI
Breves Biografìas
Los Padres Blancos habían llegado a Uganda hacia 1880, y desde un principio sus misiones tuvieron un gran éxito, porque no aceptaban el comercio de esclavos que se practicaba en el país, por esta razón fueron expulsados del territorio (1882), dejando a una comunidad nativa totalmente solos. Dos años más tarde regresaron llamados por el mismo rey Mwanga, que luego se convirtió en su más feroz perseguidor.
El rey Mwanga, tenía un primer ministro que aborrecía a los cristianos porque éste había atentado contra el monarca y había sido descubierto por la fidelidad de los neófitos, siempre leales al rey. La cosa se agravó cuando el mismo rey intento abusar carnalmente de sus pajes, además se añadía que los cristianos se oponían a su pingüe beneficio de la venta de esclavos. Hizo matar primero a un cierto número de sus súbditos, junto con el obispo anglicano Hannington, acusado de espionaje; luego hizo decapitar y quemar al jefe de la servidumbre, José Mukasa, junto con otros pajes, acusados de ser aquellos que «rezaban» (es decir, leían las oraciones de un libro). Fueron martirizados entre el 1885 y el 1887. José Mukasa, Mayordomo del rey Mwanga de Uganda que ordenó su muerte y ajusticiado en Kampala. Fue la primera víctima de la persecución. -Dionisio Ssebuggwawo. Siervo del rey Mwanga de Uganda; el rey lo traspasó con una lanza porque le encontró enseñando el catecismo a su propio hijo y heredero. Fue la segunda víctima de la persecución ugandesa.
Carlos Lwanga (1861 – 1886). Nació en Buddu, Uganda. Pertenecía al clan del Antílope y había entrado en la corte del rey Mwanga, cuando tenía 20 años. Por su inteligencia, porte atlético, fue el jefe de los pajes en la corte real, había sido bautizado en 1884 por san José Mukasa. Desde entonces, consciente de la lujuria del rey, buscaba el modo de que estuviesen lejos del monarca todos los pajes. El rey le tomo ojeriza por ello, pero la buena conducta de Carlos le impidió destituirlo; cuando fueron detenidos preparó a sus doce más fieles al martirio. Como eran catecúmenos decidió bautizarlos, así bautizó a Kizito, Gyavira, Mugagga, Mbaya Tuzinde.
Mbaya Tuzinde (1869 – 1886). Era natural de Busiro, pertenecía al clan Ngege y tenia 17 años. Mukajianga, el jefe de los verdugos, lo quería y trataba como a un hijo, por un pacto de sangre entre el abuelo de Mbaga y él. Era paje del rey Mwanga. Atraído a la fe y catecúmeno, fue bautizado por Carlos Lwanga en la choza el día ante del arresto.
Su padre quiso que apostatase o al menos que huyera. El joven se negó a ambas cosas. En el lugar del martirio pudo resistir a las suplicas de su familia hasta el mismo momento de su ejecución, su negativa a la apostasía fue heroica. Fue quemado vivo en Namungogo, aunque su padre dio la orden de que lo desnucasen antes de que lo quemasen vivo.
Bruno Sserunkuma (1856 – 1886). Era natural de Buddu y pertenecía al clan del Carnero; era hijo del guerrero Namunjulirwa. Cuando era niño comenzó a servir en el palacio del rey Suna y siguió haciéndolo con sus sucesores, llegando a guardián del palacio real. Soldado del rey Mwanga de Uganda. Tuvo un carácter hosco hasta que se bautizó y refrenó la aspereza de su natural. Fue bautizado en 1884. Estaba encargado de los esclavos y a raíz de su bautismo les dio un trato apacible.
Apresado con los demás servidores del rey y llevado hacia Namungongo para el suplicio pasó por casa de su hermano Bosa que, para calmarle la sed, le ofreció un vaso de cerveza, pero recordó que Jesús había rehusado beber estando en la cruz y no quiso beberla.
Jaime Buzaalilyawo (1851 – 1886). Natural de Nawokota, pertenecía al clan Ngeye, y tenía 35 años. Era hijo del encargado del aparato hidráulico y la maquinaria del palacio real, de las fuentes de agua de la corte y su hermana era una de las esposas del rey, era soldado del rey Muanga de Uganda y era asistente del jefe de la banda real, san Andrés Kaggwa; fue bautizado en el 1885, y había intentado convertir al rey cuando éste era príncipe. Fue arrestado y confesó su condición de cristiano y le dijo al rey que iba al paraíso a rogar por él.
Kizito (1872 – 1886). Nació en Bulemezi, en la tribu Baganda y pertenecía al clan Bulemezi. Fue regalado por su padre a Nyika, el jefe de tribu, el cual lo llevó a la corte y logró que el rey Mutesa lo aceptara como paje. Paje de 13 años, era el más joven. Había sido atraído por la fe por san Andrés Kaggwa. El rey lo miraba con ojos lascivos y Carlos Lwanga lo protegía. Fue bautizado en la cabaña por la noche antes de su arresto, sin que se sepa el nombre cristiano que se le dio.
Ambrosio Kibuka (1868 – 1886). Natural de Ssingo, Uganda, pertenecía al clan Scaly. Joven, robusto y apuesto fue paje del rey Mwanga de Uganda, desde niño. Era una persona que veneraba los fetiches, amuletos e ídolos propios de la religión tradicional de su país hasta que conoció el cristianismo. Fue bautizado en 1885, y quemó todos sus amuletos que antes había adorado. Realizó un activo apostolado, hasta que fue detenido con los demás pajes y llevado a Namugongo.
Mugagga (1869 – 1886). Era natural de Mawokota, perteneciente al clan Ngo. Fue educado por el real fabricante de vestidos de Uganda. Era paje real, encargado de hacer los recados al rey. Convertido por Carlos Lwanga ingresó en el catecumenado.
El rey lo odiaba porque le había negado sus solicitudes sexuales. Bautizado por san Carlos Lwanga la noche anterior al arresto, no se sabe su nombre cristiano.
Gyavira (1869 – 1886). Era natural de Segguku, miembro del clan Mamba. Hijo de una familia acomodada, era hijo del guardián del templo del dios Mayanja, desde pequeñó fue paje de la corte y mensajero de la corte. Atraído por el cristianismo se inscribió en el catecumenado. Fue bautizado por
Carlos Lwanga en la choza la noche antes de la detención. Se le conoce como «el buen mensajero».
Había tenido una riña con el paje Mukasa Kiriwawanvu, también catecúmeno, había sido encarcelado. Cuando caminaba hacia Namugongo, Mukasa fue llevado para unirlo al grupo de cristianos, y al verlo llegar Gyavira se destacó del grupo, le saludó cordialmente y le dijo que se alegraba de verlo, y así ambos se reconciliaron, partiendo juntos para el martirio.
Aquiles Kiwanuka (1869 – 1886). Era natural de Ssingo, Uganda y pertenecía al clan Scaly y era primo de san Ambrosio Kibuka. Desde niño entró como paje en la corte del rey Mutesa de Uganda y siguió en la del rey Mwanga. Convertido al cristianismo, fue bautizado en 1885. Quemó a su padre todos sus ídolos y amuletos enfriándose por ello su relación con él; fue monaguillo. Apresado con los otros pajes, fue quemado vivo a fuego lento envuelto en una estera en Namugongo.
Adolfo Mukasa Ludigo (1861 – 1886). Nació en la tribu de los mutoros y pertenecía al clan Balaya en Uganda. Tenía 25 años, fue entregado como rehén de pequeño y llegó a ser paje de la corte. Conoció el cristianismo y se bautizó en 1885, y fue un joven devoto y ejemplar dedicado a preparar la comida de los catecúmenos. Tras confesar su fe fue enviado a Namugongo.
Mukasa Kiriwawanvu (1861 – 1886). Era natural de Kyaggwe, miembro del clan de Ndiga y tenía 25 años. Servía la mesa del rey Mwanga de Uganda, como paje. Era catecúmeno gracias a Carlos Lwanga, estaba detenido por un altercado habido con el paje Gyavira.
Se recordó que era cristiano y se le propuso la apostasía. Como se negó, fue enviado con el grupo de los que iban a Namugongo. San Gyavira, se destacó del grupo y se reconcilió con él. Se cree que la noche previa al martirio fue bautizado con sus compañeros en Kampala.
Anatolio Kiriggwajjo (1866 – 1886). Venía de una tribu de pastores, los bunyoros; pertenecía al clan Basita. Fue esclavo del rey Mutesa y era uno de los jóvenes pajes del rey Mwanga de Uganda. Fue convertido al cristianismo por san Carlos Lwanga y bautizado en 1885. No ascendió en la corte porque se negó a secundar los deseos impuros del rey, y por ello fue señalado para el arresto y la condena a muerte.
Lucas Banabakintu (1851 – 1886). Era natural de Gomba y pertenecía al clan de Siluro y tenía 35 años. Su condición era la de esclavo de Mukwenda, pero ejercía como jefe del poblado y hombre de confianza, además de encargado de las embarcaciones reales. Llegó al cristianismo por la influencia de san Matías Kalemba. Fue bautizado en el 1882. Fue conocido en los ambientes cristianos y paganos por su bondad y por su integridad. Era catequista en la zona de Mityana.
Fue arrestado junto a Matía Kalemba en 1886, pasando toda la noche atado de tal modo que no se podía mover. Al día siguiente lo llevaron ante el juez de Mengo, ante el cual confesó su fe. Se despidió de Matías y fue conducido a Namugongo, con los otros cristianos, a los que informó de la muerte de Matías y su esperanza de morir con ellos.
A la mañana siguiente, tras aprobar el consejo real que los cristianos fuesen ajusticiados, Carlos y sus compañeros, los pajes cristianos, fueron llevados ante el rey e invitados a apostatar. Carlos fue el primero en decir que no, seguido de Kiziko y por todos los demás pajes. En medio de un gran silencio el rey les preguntó si estaban dispuesto a ser cristianos, a lo que contestaron todos a una que sí, que hasta la muerte, entonces el rey pronunció la sentencia de muerte. Después de la sentencia de condena a muerte, fueron llevados a Namugongo, al lugar del martirio.
Tras la espera de los días necesarios para la preparación del lugar del suplicio -algunos pajes ya habían muerto durante el trayecto-, los prisioneros fueron encadenados. Cuando se dirigían el martirio los vio el padre Lourdel, que con profunda emoción vio como sus cristianos eran llevados a la muerte sin que ninguno de ellos hubiera apostado. Todos lo saludaron con la mirada. Quiso obtener una audiencia con el rey para que parara la ejecución pero no se le permitió.
A los pajes se les agregó el soldado Jaime Buzabaliawo, conocido cristiano. Luego de varias horas de andar por el sol, llegaron a Kampala, habiéndoseles unidos otros mártires por el camino, y en esta ciudad les pusieron una canga a cada uno de ellos para evitar su huida. Allí tuvo lugar la ejecución de san Gonzaga Gonza.
Llegados a Namugongo, fueron encerrados, separándolos por grupos. Al día siguiente, todos se alegraron de verse de nuevo y se pidieron perdón. Fueron enrollados con esteras. El primero que fue quemado en la hoguera fue Carlos Lwanga que les repetía: «Amigos hasta la vista, nos encontraremos en el cielo». Por ser el animador del grupo, Carlos fue quemado a fuego lento. Después los otros fueron asados vivos. A esta legión de mártires se completó cuando el 27 de enero de 1887 fue degollado san Juan María “Muzeo” por orden del rey. Terminado el martirio, Uganda conoció un gran florecimiento misional como no lo ha tenido ningún país de África. Pío XI lo proclamó patrono de la juventud africana en 1934 y Pío XII, protector de la Acción Católica africana.
Cristo rezo por mí.
Santo Evangelio según San Juan 17, 1-11.
Martes VII de Pascua.
Por: H. Javier Castellanos, L.C.
Fuente: missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
La vida eterna es conocerte a Ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Permíteme, Señor, conocerte y conocer a tu Hijo en esta oración. Concédeme crecer en esta vida eterna, vivir de acuerdo con lo que conozco y transmitir tu Palabra a mis hermanos. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 17, 1-11
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique, y por el poder que le diste sobre toda la humanidad, dé la vida eterna a cuantos le has confiado. La vida eterna consiste en que te conozca a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has enviado.
Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora Padre, glorifícame en ti con la gloria que tenía antes de que el mundo existiera.
He manifestado tu nombre a los hombres que tú tomaste del mundo y me diste. Eran tuyos y Tú me los diste. Ellos han cumplido tu palabra y ahora conocen que todo lo que me has dado viene de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste; ellos las han recibido y ahora reconocen que yo salí de ti y creen que tú me has enviado.
Te pido por ellos; no te pido por el mundo, sino por éstos, que tú me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. Yo he sido glorificado en ellos. Ya no estaré más en el mundo, pues voy a ti; pero ellos se quedan en el mundo».
Palabra de Dios.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús, antes de comenzar su pasión rezó a su Padre por mí: «Te ruego por ellos…por éstos que tú me diste, y son tuyos…» Él había terminado su obra en la tierra. ¡Aún quedaba tanto por hacer! Y por eso piensa en mí, para que continúe los proyectos de su corazón.
El gran proyecto de Cristo estaba enfocado en un solo ideal: anunciar el amor de Dios. Quiere que todos los hombres y mujeres conozcan el nombre del verdadero Dios, que es Padre, un Padre bueno que nos ama y que no duda en darlo todo por sus hijos. Cristo mismo encarnó este mensaje para hacerlo visible; no dudó en darlo todo, morir en una cruz por amor, para salvarnos. Generación tras generación, éste es el mensaje central de la Iglesia: «Dios es amor».
Cristo me ama tanto que piensa en mí. Y no sólo para encomendarme al Padre, sino que, cuando piensa en su proyecto, piensa en mí también como su apóstol. Él deja el mundo, pero nosotros seguimos en el mundo. Nos toca a nosotros, a ti y a mí, anunciar el nombre de Dios en el mundo, de palabra y con obras.
Conocer a Dios no consiste en primer lugar en un ejercicio teórico de la razón humana sino en un deseo inextinguible inscrito en el corazón de cada persona. Es un conocimiento que procede del amor, porque hemos encontrado al Hijo de Dios en nuestro camino. Jesús de Nazaret camina con nosotros para introducirnos con su palabra y con sus signos en el misterio profundo del amor del Padre. Este conocimiento se afianza, día tras día, con la certeza de la fe de sentirse amados y, por eso, formando parte de un designio lleno de sentido. Quien ama busca conocer aún más a la persona amada para descubrir la riqueza que lleva en sí y que cada día se presenta como una realidad totalmente nueva. (Discurso de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré un gesto concreto de atención a alguien, como signo del amor cristiano.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
(VIDEO) Santos que eran devotos al Sagrado Corazón de Jesús
La devoción al Sagrado Corazón fue un pilar fundamental en la vida de muchos santos. A través de sus testimonios, podemos conocer cómo vivieron su relación con Jesús y de qué manera esta devoción marcó profundamente su camino espiritual.
Comenzamos junio, el mes del Sagrado Corazón de Jesús, quien ha sido fuente de consuelo, fortaleza y transformación para innumerables almas. Esta devoción, que brota del amor inmenso y misericordioso de Jesús por cada ser humano, ha tocado de manera especial el corazón de muchos santos y santas en la historia de la Iglesia.
Para ellos, el Corazón de Jesús no era solo un símbolo, sino un refugio vivo de amor, una llamada a la reparación y una fuente inagotable de gracia.
Muchos santos a lo largo de la historia de la Iglesia han sido profundamente devotos al Sagrado Corazón de Jesús. Esta devoción se centra en el amor inmenso y misericordioso de Cristo por la humanidad. Te compartimos algunos santos de los más conocidos por su devoción al Sagrado Corazón.