El Cardenal Robert Prevost, con más de 40 años de misión en el Perú, es elegido Papa y adopta el nombre de León XIV
El Cardenal Robert Prevost es elegido Papa y adopta el nombre de León XIV.
Hoy, a las 18:07 horas (hora de Roma), el humo blanco emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal de que el Colegio de Cardenales ha elegido a un nuevo papa. De los 133 cardenales reunidos en el Vaticano desde el 7 de mayo, El Cardenal Robert Prevost, de 69 años, ha sido elegido como el 267º líder de la Iglesia Católica.
Miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro estallaron de júbilo cuando las campanas de la basílica comenzaron a sonar, confirmando la elección del nuevo pontífice. La multitud se congregó mientras la noticia se difundía por toda Roma.
La elección papal ha coincidido con un día profundamente significativo para la Iglesia: el 8 de mayo se celebra la festividad de la Virgen de Luján —patrona de la Argentina y de quien el Papa Francisco era muy devoto, llegando a pedirle públicamente protección para su pueblo en al menos dos ocasiones—. También se conmemora la aparición de San Miguel Arcángel, figura clave en la lucha espiritual contra el mal, y la memoria litúrgica de San Bonifacio, papa y mártir.
Nacido en Chicago (Estados Unidos), Robert Prevost fue Obispo de Chiclayo (Perú), prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Agustino de formación, ha dedicado gran parte de su ministerio a América Latina y es considerado un hombre de diálogo, firmeza doctrinal y profunda vida espiritual. Como nuevo pontífice ha elegido el nombre de León XIV.
El lema del nuevo Papa, In illo uno unum (‘En el único Cristo somos uno’), refleja un compromiso con la unidad, en un eco del mismo espíritu que encarnó el Papa Francisco.
El Cardenal Re pide oraciones “por la elección del Papa que la Iglesia de hoy necesita”
El nuevo pontífice apareció en el balcón central de la Basílica de San Pedro aproximadamente a las 19:23 horas (hora local), donde el Cardenal Dominique Mamberti, protodiácono del Colegio de Cardenales y prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, anunció en latín: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!” (“¡Les anuncio una gran alegría: tenemos Papa!”).
Antes de salir al balcón, el Papa recién elegido pasó un tiempo en la “Sala de las Lágrimas”, una pequeña habitación adyacente a la Capilla Sixtina. Tradicionalmente, es allí donde los nuevos pontífices se visten por primera vez con los ornamentos papales y tienen un momento de oración y reflexión privada, asimilando la magnitud de su elección a la Sede de San Pedro.
Tras el anuncio, el Papa León XIV se dirigió a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro y a quienes seguían la transmisión en todo el mundo, impartiendo su primera bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) como nuevo pontífice.
Antecedentes del nuevo papa
El Cardenal Robert Francis Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Estados Unidos. Fue ordenado sacerdote el 19 de junio de 1982 en Roma y elevado al Colegio de Cardenales por el Papa Francisco el 30 de septiembre de 2023.
Prevost vivió más de 40 años en Perú, país al que sirvió como misionero, formador, obispo y pastor. En 2015, se nacionalizó peruano y obtuvo su primer DNI, y al año siguiente tramitó su DNI electrónico, el cual ya no caduca.
Antes de ser elegido Papa, desempeñó el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, al que fue nombrado el 30 de enero de 2023, siendo elevado al mismo tiempo a la dignidad de arzobispo ad personam.
Estudió en el Seminario Menor de los Padres Agustinos y obtuvo los títulos de Ciencias Matemáticas y Filosofía en la Universidad de Villanova. Completó una maestría en Divinidad con énfasis en Misión Intercultural en la Unión Teológica Católica de Chicago y obtuvo el doctorado en Derecho Canónico con mención magna cum laude en la Universidad Angelicum de Roma, en 1987.
Ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín en 1977 y profesó sus votos solemnes en 1981. Su vocación sacerdotal lo llevó al Perú, donde desarrolló una fecunda misión pastoral, evangelizadora y educativa en las diócesis de Chulucanas y Trujillo. Fue elegido prior general de los agustinos en 2001, sirviendo durante doce años al frente de la orden.
El Papa Francisco lo nombró Administrador Apostólico de Chiclayo el 3 de noviembre de 2014, y Obispo de la misma diócesis en 2015. Posteriormente, también fue Administrador Apostólico del Callao.
El cónclave
El cónclave que eligió al Papa León XIV comenzó el 7 de mayo y duró dos días, requiriendo cuatro votaciones. Según la ley de la Iglesia, se necesitaba una mayoría de dos tercios de los 135 cardenales electores —de los cuales participaron 133— para una elección válida.
Los cardenales electores permanecieron aislados dentro de la Ciudad del Vaticano —principalmente en la Capilla Sixtina—-, donde emitieron sus votos bajo el fresco del Juicio Final de Miguel Ángel.
Al alcanzarse la mayoría requerida, se preguntó al elegido si aceptaba el cargo y, al hacerlo, se le preguntó qué nombre deseaba tomar.
Retos para el nuevo pontífice
El Papa León XIV asume el liderazgo de una Iglesia que enfrenta varios desafíos significativos.
Entre los temas más urgentes están la persecución mundial de los cristianos, la respuesta a la crisis de abusos sexuales, incluidos casos como el del P. Marko Rupnik, y las tensiones internas sobre doctrina y liturgia.
El nuevo Papa también deberá abordar los desafíos planteados por el “Camino Sinodal” alemán, que ha propuesto cambios en la doctrina y la práctica de la Iglesia que han encontrado resistencia en el Vaticano y entre obispos de otros países. Este reto refleja preguntas más amplias sobre la implementación y el rumbo de la sinodalidad en la Iglesia universal tras la conclusión del Sínodo sobre la Sinodalidad en 2024.
Además, el acuerdo entre la Santa Sede y China sobre el nombramiento de obispos, renovado varias veces bajo el Papa Francisco a pesar de las críticas de defensores de derechos humanos y reportes de mayor persecución religiosa, representa un desafío diplomático y pastoral para el nuevo pontífice.
Otros temas importantes incluyen los conflictos globales en curso, la polarización dentro de la Iglesia, el continuo declive de la práctica religiosa en Occidente y el rápido crecimiento de la Iglesia en África y partes de Asia.
El legado de Francisco
El Papa León XIV sucede a Francisco, quien falleció el 21 de abril de 2025 a los 88 años, tras más de 12 años de pontificado. Francisco fue el primer jesuita y el primer Papa latinoamericano.
El difunto pontífice fue conocido por su énfasis en la misericordia, la preocupación por los pobres y marginados, su compromiso con el cuidado de la creación —expresado en su encíclica Laudato Si’— y su esfuerzo por centrar la atención en la sinodalidad. Sus últimos años estuvieron marcados tanto por elogios a su liderazgo moral global como por tensiones internas sobre reformas y cuestiones doctrinales.
Francisco fue sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, en lugar de las grutas vaticanas, en señal de su especial devoción a la Virgen María.
Referencias Bíblicas
John 6:44-51
Obispo Robert Barron
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús dice: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo”. Se refiere al pan como algo vivo. El pan es algo bueno, pero no está vivo. Por otro lado, cuando lo asimilamos y nuestros cuerpos lo convierten en grasa, músculo o hueso, entonces cobra vida.
Pero esto es todo lo contrario al pan vivo de Cristo. Esto lo asimilamos y cobramos vida de una manera que no éramos antes. Y es por ello por lo que Jesús dice que es pan bajado del cielo.
¿Qué es el cielo? San Pablo nos dice: “El ojo no ha visto y el oído no ha oído lo que Dios ha preparado para aquellos que lo aman”. Este comentario contundente de Pablo nos da una pista: “aquellos que lo aman”. Sea lo que fuere, el cielo es el reino de Dios y, por lo tanto, es un reino de amor.
¿Qué es la Eucaristía, este alimento celestial, sino una participación en el amor entre el Padre y el Hijo? En la Eucaristía, el sacrificio de Cristo se hace presente, y el sacrificio de Cristo es la expresión más plena del amor del Padre y del Hijo.
Un gran regalo… que no agradecemos
Santo Evangelio según San Juan 6, 44-51.
Jueves III de Pascua
Por: H. Jose Torres, LC
Fuente: www.somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que abra mi corazón a tus inspiraciones para poder, así, cumplir siempre tu santa voluntad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ese yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de Aquél que procede de Dios. Ése sí ha visto al Padre. Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. Éste es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que Yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
«Y yo lo resucitaré el último día», dice el Señor en el Evangelio de hoy. Cuánta alegría debe despertar en nuestros corazones el sabernos redimidos, saber que el último día nos encontraremos con Él, que podremos contemplarlo cara a cara. Pero para poder contemplar su amor no es necesario esperar hasta la resurrección, lo podemos experimentar desde ya en los sacramentos, en la santa Eucaristía, que es el centro y culmen de la vida del cristiano. Busquemos participar de ella con espíritu de gratitud como lo hizo nuestra santísima Madre. ¿Cómo habrán sido las primeras eucaristías en el cenáculo? ¿Cómo habrá predispuesto su corazón ella que primero lo tuvo en su vientre y después lo recibe en las especies sacramentales? «Yo soy el pan de la vida», ¿participo de la Eucaristía con la certeza de que es el pan que da vida a mi alma? Ésa debe ser una pregunta recurrente en nuestra preparación para recibir este santo misterio, contemplar la Sagrada Eucaristía, adorarla, es ella el pan que da la vida. Pensemos cuántas veces está Jesús solo, abandonado en los sagrarios; pensemos en las veces que pasamos por la puerta de una Iglesia, en la que esta Jesús sacramentado, y quizás por prisa o «falta de tiempo» o respeto humano, y tantas otras excusas que podemos poner, dejamos de visitar a nuestro Señor que espera allí paciente en el sagrario. Pidamos la gracia de ser verdaderos discípulos, apóstoles incansables, que no se desaniman ante las adversidades, sino que buscan ser fieles seguidores de Aquel que los amó primero.
Pidamos a María, ella que fue mujer eucarística por excelencia, ella que fue el primer sagrario, que cultive en nuestros corazones ese amor y gratitud a Dios por tan gran regalo para nuestra salvación y del mundo entero.
«Para tener esta vida es necesario nutrirse del Evangelio y del amor de los hermanos. Frente a la invitación de Jesús a nutrirnos con su Cuerpo y su Sangre, podremos sentir la necesidad de discutir y de resistir, como hicieron los que escuchaban de los que habla el Evangelio de hoy. Esto sucede cuando nos cuesta mucho modelar nuestra existencia sobre la de Jesús, y actuar según sus criterios y no según los criterios del mundo. Nutriéndonos con este alimento podemos entrar en plena sintonía con Cristo, como sus sentimientos, con sus comportamientos. Esto es muy importante: ir a misa y comunicarse, porque recibir la comunión es recibir este Cristo vivo, que nos transforma dentro y nos prepara para el cielo. Que la Virgen María sostenga nuestro propósito de hacer comunión con Jesucristo, nutriéndonos de su eucaristía, para convertirnos a su vez en pan partido por los hermanos.» (Ángelus de S.S. Francisco, 19 de agosto de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar hacer una visita eucarística, acompañando a Jesús en los sagrarios en los que hoy nadie lo haya visitado.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Bonifacio IV, Santo
LXVII Papa, 8 de mayo
Por: Redacción
Fuente: Enciclopedia Católica
ACI Prensa
Martirologio Romano: En Roma, junto a la basílica de San Pedro, san Bonifacio IV, papa, que obtuvo del emperador Focas el templo del Panteón, el cual transformó en iglesia dedicada a la santísima Virgen y a todos los mártires, y fomentó mucho la disciplina monástica († 615).
Etimológicamente: Bonifacio = Aquel que hace el bien, es de origen latino.
Breve Biografía
Hijo de Juan, un médico, marso de la provincia y ciudad de Valeria; sucedió a Bonifacio III tras un paréntesis de unos nueve meses; consagrado el 25 de Agosto de 608; murió el 8 de Mayo de 615; (otras fuentes indican que fue consagrado el 15 de Septiembre de 608 y murió el 25 de Mayo de 615). En tiempos del Papa San Gregorio Magno fue diácono de la Iglesia romana y tuvo el cargo de dispensator, esto es, el primer funcionario en lo relativo a la administración de los patrimonios.
Bonifacio obtuvo el permiso del emperador Focas para convertir el Panteón en una iglesia cristiana, y el 13 de Mayo de 609 el templo erigido por Agripa a Júpiter Vengador, a Venus, y a Marte fue consagrado por el Papa a la Virgen María y a todos los mártires.(De ahí el título de Santa María Rotunda).
Fue el primer ejemplo en Roma de transformación de un templo pagano en lugar cristiano de culto. Se dice que veintiocho carretas de huesos sagrados fueron sacadas de las Catacumbas y colocadas en un recipiente de pórfido bajo el altar mayor.
Durante el pontificado de Bonifacio, Melitón, el primer obispo de Londres, fue a Roma «a consultar al Papa sobre cuestiones importantes relativas a la recientemente establecida Iglesia de Inglaterra». Mientras estaba en Roma asistió a un concilio que se estaba celebrando entonces referente a ciertas cuestiones de «la vida y paz monástica de los monjes», y, a su partida, se llevó consigo los decretos del concilio junto con cartas del Papa a Lorenzo, arzobispo de Canterbury, y a todo el clero, al rey Etelberto, y a todo el pueblo inglés «referentes a lo que tenía que observarse por la Iglesia de Inglaterra». Los decretos del concilio hoy existentes son espurios.
Entre 612 y 615, San Columbano, que entonces vivía en Bobbio, Italia, fue persuadido por Agilulfo, rey de los Lombardos, para que dirigiera a Bonifacio IV una carta sobre la condena de los «Tres Capítulos» que es notable a la vez por sus expresiones de exagerada deferencia y su tono de aspereza excesiva.
En ella dice al Papa que está acusado de herejía (por aceptar el Quinto Concilio, esto es, el de Constantinopla, 553), y le exhorta a convocar un concilio y demostrar su ortodoxia. Pero la carta del impetuoso celta, que no captó la importancia del problema teológico implicado en los «Tres Capítulos», parece no haber perturbado lo más mínimo su relación con la Santa Sede, y sería erróneo suponer que Columbano se consideraba a sí mismo como independiente de la autoridad papal.
Durante el pontificado de Bonifacio hubo mucha aflicción en Roma debido al hambre, la peste, y las inundaciones. El pontífice murió en retiro monástico (había convertido su propia casa en un monasterio) y fue enterrado en el pórtico de San Pedro. Sus restos fueron trasladados tres veces-en el Siglo X u XI, a fines del Siglo XII bajo Bonifacio VIII, y al nuevo San Pedro el 21 de Octubre de 1603.
Cinco formas de darle la bienvenida al nuevo Papa
Estamos a poco tiempo de conocer a nuestro nuevo Papa y aquí te presentamos algunas formas para darle la bienvenida a él y a su pontificado
La elección de un nuevo Papa es un momento histórico y muy especial para la Iglesia Católica y para millones de personas en el mundo. Se trata de un cambio importante que suele despertar emociones, esperanza y un renovado sentido de unidad.
Pero, ¿cómo podemos darle la bienvenida al nuevo Santo Padre de una manera significativa? A continuación, te compartimos algunas formas sencillas y sinceras de hacerlo.
1 Orar por él
La manera más directa y espiritual de dar la bienvenida al nuevo Papa es orando por él. El Papa asume una gran responsabilidad y necesita sabiduría, salud y fortaleza. Puedes hacerlo de manera personal o junto a tu comunidad, pidiendo a Dios que lo guíe en su nueva misión.
2 Conocer su historia
Informarse sobre la vida del nuevo Papa es una forma de demostrar interés y respeto. Saber de dónde viene, qué experiencias ha tenido y cuáles son sus ideas principales puede ayudarte a comprender mejor su estilo y visión como líder de la Iglesia.
3 Escuchar el mensaje que tiene para nosotros
Escuchar lo que el nuevo Papa tiene por decirnos es clave para conectarnos con su liderazgo. Puedes seguir sus primeras homilías, discursos o mensajes en los canales oficiales del Vaticano y aquí en Aleteia, ya que te mantendremos informado de cualquier actualización. Así sabrás cuáles son sus prioridades y cómo piensa guiar a los católicos del mundo.
4 Ofrecer misas por él
Muchas parroquias y comunidades organizan misas especiales, vigilias o encuentros para celebrar la llegada del nuevo Papa. Participar en estos eventos es una forma bonita de compartir la alegría con los demás y fortalecer el sentido de comunidad.
5 Mostrar unidad y respeto
Recibir al nuevo papa, es recibir también la voluntad de Dios inspirada por su Espíritu. Recordemos que dentro del cónclave se encuentran cardenales con espiritualidades distintas: salesianos, diocesanos, carmelitas y otros más.
Sin embargo, todos comparten la misma misión: guiar a la Iglesia con amor y verdad. Acoger al nuevo Papa con respeto y apertura es fundamental para construir una Iglesia unida, más allá de opiniones personales.
6 Comparte la noticia con otros
Hablar con tu familia, amigos o compañeros de trabajo sobre el nuevo Papa puede ser una buena oportunidad para reflexionar juntos sobre lo que significa este gran cambio para el bien y futuro de nuestra Iglesia. También puedes compartir artículos, videos o mensajes inspiradores en redes sociales, ya que estos tienen un alcance muy grande.
La llegada de un nuevo Papa es una invitación a renovar nuestra fe, a caminar juntos como Iglesia y a apoyar con cariño y oración al nuevo sucesor de san Pedro. Cada pequeño gesto cuenta para hacerle sentir bienvenido y respaldado en su misión.
Démosle la bienvenida con un gesto de alegría, amor y mucha oración para que desde ya Dios acompañe durante todo su pontificado a aquel quién será el próximo sucesor de Pedro.
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