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Referencias Bíblicas
• Matthew 14:22-36
• Obispo Robert Barron

 

Amigos, nuestro Evangelio de hoy narra la historia de Jesús caminando sobre el agua. El agua, a lo largo de las Escrituras, es un símbolo de peligro. En el principio, el Espíritu del Señor flotaba sobre la superficie del agua. Esto señala el Señorío de Dios sobre todas las fuerzas del desorden.   



La barca, con Pedro y los otros discípulos, evoca a la Iglesia. Navega a través de las aguas, como la Iglesia se mueve a través del tiempo. Las tormentas —caos, corrupción, necedad, peligro, persecución— surgirán inevitablemente. 



Ahora, en la cuarta vigilia de la noche, es decir, en el momento más oscuro, Jesús viene caminando sobre el mar. Esto es interpretado como una afirmación de su divinidad: del mismo modo que el Espíritu de Dios flotaba sobre las aguas al principio de los tiempos, así también  Jesús flota sobre ellas hoy. Y entonces dice a sus discípulos aterrorizados: “Tranquilícense, soy yo; no teman”. Pero más aún que esto, les dice: ustedes pueden participar en mi poder. “Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él”. Esta es la historia de todos los santos.

 

 

“Una paz desarmada y desarmante”: el clamor del Papa a 80 años de Hiroshima

El Papa envía un mensaje con motivo del 80º aniversario de los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki, llama a abandonar las armas nucleares y construir una ética global de fraternidad. A su vez, recuerda que las heridas de 1945 siguen vivas en las calles y corazones de Japón.

 

 

Vatican News

“La guerra es siempre una derrota para la humanidad”. Esta frase, reiterada varias veces por el Papa Francisco durante su pontificado, resuena con fuerza en el mensaje que el Papa León XIV dirige con motivo del 80º aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki.

León XIV retoma esa advertencia para destacar que, aunque han pasado ocho décadas, “ambas ciudades siguen siendo recordatorios vivientes de los horrores profundos provocados por las armas nucleares”. Y añade: “Sus calles, escuelas y hogares aún llevan cicatrices —tanto visibles como espirituales— de aquel fatídico agosto de 1945”.

El Pontífice saluda cordialmente a quienes se reúnen en esta conmemoración y expresa “sentimientos de respeto y afecto hacia los hibakusha, los sobrevivientes, cuyas historias de pérdida y sufrimiento son un llamado oportuno para todos nosotros a construir un mundo más seguro y fomentar un clima de paz”.

Cita también al doctor Takashi Nagai, sobreviviente de Nagasaki, quien escribió: “La persona del amor es la persona del ‘valor’ que no porta armas”. A partir de esta propuesta, el Papa afirma que la paz verdadera exige el valiente abandono de las armas, especialmente de aquellas capaces de provocar una catástrofe indescriptible. “Las armas nucleares ofenden nuestra humanidad compartida y traicionan la dignidad de la creación”, subraya.

En un mundo marcado por crecientes tensiones y conflictos, Prevost sostiene que Hiroshima y Nagasaki se erigen como “símbolos de la memoria” que nos invitan a rechazar “la ilusión de una seguridad fundada en la destrucción mutua asegurada.” Propone, en cambio, construir “una ética global enraizada en la justicia, la fraternidad y el bien común”.

El Papa concluye su mensaje con una plegaria: que este aniversario impulse a la comunidad internacional a renovar su compromiso con “una paz desarmada y desarmante”, en favor de toda la familia humana.

 

 

Dedicación de la Basílica de Santa María

Llamada también Santa María de las Nieves. 5 de agosto

 

 

Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Santa María La Mayor

Dedicación de la basílica de Santa María, en Roma, construida en el monte Esquilino, que el papa Sixto III ofreció al pueblo de Dios como recuerdo del Concilio de Efeso, en el que la Virgen María fue saludada como Madre de Dios (c. 434).

Una vez que el Concilio de Éfeso, en el año 431, proclamó la maternidad divina de María, el Papa Sixto III erigió en Roma, sobre el monte Esquilino, una basílica dedicada a la Santa Madre de Dios. Recibe también el nombre de Santa María de las Nieves porque el sitio donde había de construirse quedó señalado de modo milagroso con una fuerte nevada en pleno verano.

Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María y uno de los templos más visitados de Roma y de toda la cristiandad.



¿Quieres saber más? Consulta corazones.org

 

 

¡Sálvame Señor!

Santo Evangelio según San Mateo 14, 22-36.

Martes 18ª semana de Tiempo Ordinario
Por: H. Rubén Tornero, L.C.
Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Ap.: Jesús, gracias por este momento que me regalas para poder encontrarme contigo. Tú me has traído hasta aquí. Sabes bien como me encuentro, cuáles son mis miedos, mis alegrías, mis inquietudes y triunfos. Todo lo quiero poner en tus manos Jesús. Te doy las gracias por todos los momentos que hemos pasado juntos a lo largo de mi vida. Siempre has estado a mi lado, aun cuando no he sabido descubrirte o no he sido consciente de ello. Gracias Jesús. Ayúdame a abrir el corazón para poder recibir tu gracia y todo el amor que me tienes.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-36

En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes. Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: «¡Es un fantasma!» Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: «Tranquilícense y no teman. Soy yo».

Entonces le dijo Pedro: «Señor, si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua». Jesús le contestó: «Ven». Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: «¡Sálvame, Señor!» Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?».

 

 

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: «Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. Apenas lo reconocieron los habitantes de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región y le trajeron a todos los enfermos. Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lo tocaron, quedaron curados.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús, en este Evangelio, me muestras hoy como los discípulos enfrentan vientos contrarios. Veo a los discípulos llenos de miedo. En mi vida diaria Jesús, tantas veces he sentido también vientos contrarios: enfermedades, sufrimientos, personas queridas que se marchan sin más explicación, momentos en los que parece que lo que he construido en tanto tiempo y con tanto esfuerzo, en un instante desaparece dejando profundas heridas en mi corazón… y ¿sabes Jesús? Yo también, como los discípulos, he tenido miedo, me he cuestionado muchas veces si todo valió la pena. A veces en mi dolor, me he dirigido a Ti, unas veces con ira, y otras con lágrimas en los ojos. Unas con gritos, otras con lágrimas silenciosas. Nada te pasó por alto. Viniste a mí. Te vi en medio de la tribulación… pero no te reconocí. Tuve miedo.

 

 

Te pregunté dónde estabas, por qué permitías que en mi vida las cosas no salieran como yo quería, te pedí señales, milagros… Solo me miraste, y me llamaste.

Lo intenté, pero sabes que soy débil. Tantas veces traté de ir a tu lado, de confesarte lo que me pasaba, buscando refugio en tu mirada y calor en tus brazos… pero no llegué, me quedé a medio camino… pero aun así, no me abandonaste. Te grité y me tendiste la mano. Jamás me abandonaste.

Gracias Jesús por jamás soltarme, por siempre estar a mi lado sin importar nada. Gracias Jesús. No permitas que me canse de llamarte, incluso cuando todo parezca perdido. Hazme confiar y nunca me dejes. Dame la gracia de jamás dudar de tu presencia en mi vida.

Jesús ha transitado y transita, para ofrecer su presencia y su palabra fecunda, para sacar de las tinieblas y llevarnos a la luz y a la vida. Llamar a otros, a todos, para que nadie quede al arbitrio de las tempestades; subir a la barca a todas las familias, ellas son santuarios de vida; hacer lugar al bien común por encima de los intereses mezquinos o particulares, cargar a los más frágiles promoviendo sus derechos.
(Homilía de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré recordar, delante de Jesús Eucaristía o de un crucifijo, un momento difícil en el que Jesús me haya sostenido y se lo agradeceré de nuevo, renovando mi confianza en Él.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

¿Por qué agosto se dedica al Inmaculado Corazón de María?

Originalmente, agosto tenía una fiesta al Inmaculado Corazón de María que respondía a la Segunda Guerra Mundial y a las revelaciones de Fátima

 

 

En la Iglesia católica crecieron con el tiempo «devociones» específicas que se asignaron a cada mes del año. Por ejemplo, el mes de junio se asoció con el Sagrado Corazón de Jesús porque la fiesta del Sagrado Corazón siempre cae dentro de ese mes. Agosto pasó a ser conocido como el mes dedicado al Inmaculado Corazón de María.

Pero actualmente es difícil saber a qué se debe. No existe ninguna fiesta particular en agosto en el calendario litúrgico actual y la principal celebración de agosto es la Asunción de la Virgen María el 15 de agosto.

La razón principal por la que agosto se asoció al Inmaculado Corazón de María es la Segunda Guerra Mundial y la devoción del Papa Pío XII a Nuestra Señora de Fátima.

Inmaculado Corazón de María

 

El mundo estaba convulsionado en la década de 1940 y, en 1942, el Papa Pío XII respondió a las peticiones de Nuestra Señora de Fátima y consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María el 31 de octubre de 1942.

Cuando la guerra continuó, Pío XII se volvió de nuevo hacia el Inmaculado Corazón.

El 4 de mayo de 1944, el Papa Pío XII instituyó la fiesta del Inmaculado Corazón de María el 22 de agosto, octava de la fiesta de la Asunción. Lo hizo para que por su intercesión se obtenga «la paz entre las naciones, la libertad de la Iglesia, la conversión de los pecadores, el amor a la pureza y la práctica de la virtud.»

Este siguió siendo el día dedicado al Inmaculado Corazón de María hasta después del Concilio Vaticano II.

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El cambio de fechas

Tras la revisión del Calendario General, el Papa Pablo VI decidió intercambiar las fiestas del Inmaculado Corazón y de la Realeza de María. La fiesta del Inmaculado Corazón de María se unió a la del Sagrado Corazón de Jesús (que se celebra el sábado siguiente a la fiesta del Sagrado Corazón, normalmente en junio) y la de la Realeza de María se trasladó al 22 de agosto. Esto se hizo en parte para reconocer el hecho de que el reinado de María está estrechamente relacionado con el de su Asunción al cielo.

Incluso después del traslado de las fiestas, muchos católicos siguieron celebrando agosto como mes dedicado al Inmaculado Corazón de María, pues consideraban que su mensaje de Fátima debía ser escuchado de forma más amplia.

Esta designación de agosto no es un tema espiritual «oficial» decretado por la jerarquía católica, sino simplemente un desarrollo histórico que surgió de la Segunda Guerra Mundial y del mensaje de Nuestra Señora de Fátima.

Reza una oración al Inmaculado Corazón de María

 

 

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