Referencias Bíblicas
• Matthew 7:21,
• Matthew 7:24-27
• Obispo Robert Barron
Amigos, el Evangelio de hoy nos pregunta cómo aplicamos las enseñanzas del Señor. “Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca”.
Esto es el centro de todo: si estás enraizado en Dios, entonces puedes resistir cualquier cosa, precisamente porque estás vinculado a ese poder que está creando el cosmos. Serás bendecido en lo más profundo, y nada podrá finalmente tocarte.
Pero él que no toma en serio las palabras de Jesús “puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande”. Cuando las pruebas inevitables lleguen, la vida basada en el placer, el dinero, el poder o la fama tendrá que ceder.
Entonces la pregunta es simple: ¿Dónde estás? ¿Hacia dónde va tu corazón? ¿Sobre qué, precisamente, está construida toda tu vida?
Sabas, Santo
Abad, 5 de diciembre
Por: P. Ángel Amo
Fuente: Catholic.net
Abad
Martirologio Romano: Cerca de Jerusalén, san Sabas, abad, que, nacido en Capadocia, se retiró al desierto de Judea, donde fundó un nuevo estilo de vida eremítica en siete monasterios que se llamaron «lauras», reuniendo a los solitarios bajo un superior. Vivió durante muchos años en la Gran Laura, que posteriormente llevó su nombre, brillando con el ejemplo de santidad y luchando esforzadamente por la fe de Calcedonia († 532 ).
Breve Biografía
Sabas es el fundador de la llamada Grande Laura al lado del valle de Cedrón, a las puertas de Jerusalén. Había nacido en Mutalasca, cerca de Cesarea de Capadocia, en el 439, y después de pasar algún tiempo en el monasterio de su pueblo, en el 457 se trasladó al de Jerusalén fundado por Pasarión, pero éste no satisfizo sus aspiraciones. Y al contrario de muchos monjes que abandonaban su convento para correr a las grandes ciudades a llevar una vida poco edificante, Sabas, deseoso de soledad, durante una permanencia en Alejandría pidió y obtuvo el permiso para retirarse a una gruta, con el compromiso de regresar todos los sábados y domingos a hacer vida común en el monasterio.
Cinco años después, de regreso en Jerusalén, fijó su domicilio en el valle de Cedrón en una gruta solitaria, a donde entraba por una pequeña escalera hecha con lazos. Por lo visto, esa escalera reveló su escondite a otros monjes deseosos como él de soledad, y en poco tiempo, como en un gran panal, esas grutas inhóspitas en la pared rocosa se poblaron de solitarios pero no ociosos habitantes.
Así nació la Grande Laura, esto es, uno de los más originales monasterios de la antigüedad cristiana. Sabas, con mucha paciencia y al mismo tiempo con indiscutible autoridad, gobernó ese creciente ejército de ermitaños organizándolos según las reglas de vida eremítica ya establecidas un siglo antes por San Pacomio. Para que la guía del santo abad tuviera un punto de referencia en la autoridad del obispo, el patriarca de Jerusalén lo ordenó sacerdote en el 491.
Sabas, a pesar de su predilección por el total aislamiento del mundo, no rehuyó sus compromisos sacerdotales. Fundó otros monasterios, entre ellos uno en Emaús, y tomó parte activa en la lucha contra la herejía de los monofisitas, llegando al punto de movilizar a todos sus monjes en una expedición para oponerse a la toma de posesión de un obispo hereje, enviado a Jerusalén por el emperador Anastasio.
Ante el emperador de Constantinopla, San Sabas puso en escena una representación de mímicas para demostrar con la evidencia de las imágenes coreográficas la triste condición del pueblo palestino agobiado por pesados impuestos y uno en particular, que perjudicaba a los comerciantes, pero sobre todo al pueblo.
Cuando murió, el 5 de diciembre del 532, toda la región quiso honrarlo con espléndidos funerales. En Roma, en el siglo VII, por obra de los monjes griegos surgieron sobre el monte Aventino un monasterio y una basílica dedicados a su memoria, del que toma el nombre el barrio.
Fue uno de los santos más influyentes y significativos del anacoretismo en Oriente.
Una casa edificada sobre roca
Santo Evangelio según San Mateo 7, 21.24-27.
Jueves I de Adviento.
Por: Rubén Tornero, LC
Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento que me regalas para estar en tu presencia. Vengo ante ti cargado de muchas cosas. Tú sabes por dónde caminaron mis pies. Conoces muy bien las heridas que hay en mi corazón. No quiero ocultarte nada. Deseo derramar todo mi pasado en tus manos. Todo lo que he sido, soy y seré, lo pongo en tu corazón. Tú me amas así como soy. Dame la gracia de experimentar ese amor que me tienes de tal manera que Tú me conviertas en un signo viviente de tu amor por los hombres. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21.24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra la casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, y dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muy querida alma:
Te he dicho que quien escucha mis palabras y las vive, es como quien construye su casa sobre roca.
No te he dicho que quien escucha mis palabras y las practica no tendrá ninguna dificultad y será como una casa mansión de película donde siempre brilla el sol y nunca cambia el clima. No. Sé de sobra que la vida es difícil y hay momentos duros en donde las aguas se desbordan y todo parece estar en tu contra.
No temas. Ven a Mí. Haz de Mí tu roca, tu soporte. Confía en Mí. Por más terribles que parezcan los vientos, por mucho que crezcan las aguas, no dejes de confiar en Mí, de escuchar mi voz y de encarnarla en tu vida diaria. Te amo. Nunca dejaré de hacerlo. NUNCA. No te dejaré solo… yo he estado, estoy y estaré contigo… si tú me lo permites…
Ven. Aquí te espero.
Att. Jesús.
«Dios no es un ser lejano y anónimo: es nuestro refugio, la fuente de nuestra serenidad y de nuestra paz. Es la roca de nuestra salvación, a la que podemos aferrarnos con la certeza de no caer; ¡quien se aferra a Dios no cae nunca! Es nuestra defensa del mal siempre al acecho. Dios es para nosotros el gran amigo, el aliado, el padre, pero no siempre nos damos cuenta. No nos damos cuenta de que nosotros tenemos un amigo, un aliado, un padre que nos quiere, y preferimos apoyarnos en bienes inmediatos que nosotros podemos tocar, en bienes contingentes, olvidando, y a veces rechazando, el bien supremo, es decir, el amor paterno de Dios. ¡Sentirlo Padre en esta época de orfandad es muy importante!». (Homilía de S.S. Francisco, 26 de febrero de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré vivir la caridad en mi vida cotidiana ayudando a alguien de manera oculta.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
San Sabas, el santo conocido como “el joven viejo”
Conoce a un monje anacoreta y abad que, con su vida de devota y oración, inspiró la creación de muchos monasterios
San Sabas nació en el año 439 en Mutalasca, en la Capadocia (actual Turquía). Hijo de militar, al destinar a su padre a Alejandría pasa al cuidado de sus tíos y con ellos tiene la terrible experiencia de ver que pelean por su patrimonio.
Sabas, el «joven viejo»
A los 18 años, decide ingresar en el monasterio de Flaviano para recibir educación, al poco tiempo, descubre su vocación religiosa.
Viaja entonces a Tierra Santa y ve que Dios lo llama a la vida de anacoreta. Se le llamará «el joven viejo» por su madurez, viviendo una vida entregada a la oración y mortificación, siendo un ejemplo para quien lo conociera.
Las personas que sabían de sus acciones de santidad, se sentían atraídas, siguiendo los pasos de San Sabas. Porque no solo se dedicó a rezar, sino que fundó lugares de caridad, como hospitales, para las personas necesitadas y enfermas.
Se entregó a la vida de apartamiento en una cueva, apreciando la soledad y austeridad como punto de reflexión, queriendo imitar el ejemplo de Jesús en el desierto.
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Falleció a los 94 años en el año 531 en Mar Saba, donde actualmente se veneran sus restos. La consecuencia de su vida tan devota, fue la iniciativa de personas católicas que empezaron a fundar monasterios.
Tiempo después, el Patriarca de Jerusalén lo proclama exarca (es decir, su representante) de todos los monjes, eremitas y anacoretas del desierto.
San Sabas es venerado también en las Iglesias orientales.
Oración
Señor, te pedimos que la intercesión del santo abad Sabas nos haga agradables ante ti. Que su austera manera de vivir, centrada en Ti, nos ayude a reconocerte como nuestro Dios y a desprendernos de todas las cosas superfluas que nos estorban. Quisiéramos obtener por sus peticiones lo que no podemos esperar conseguir por nosotros mismos. Por Jesucristo, tu hijo. Amén.