Benedicto XVI: el «matrimonio homosexual» es una revolución cultural contra toda la tradición humana
En un magistral texto, Benedicto XVI sintetiza la profundidad de lo que implica reconocer el «matrimonio» entre personas del mismo sexo, y las raíces de la «deformación de la conciencia» que lo ha hecho posible.
• Benedicto XVI
• Matrimonio homosexual
En Italia se ha editado una recopilación de textos de Benedicto XVI sobre La verdadera Europa.
Identidad y misión, un volumen prologado por Francisco.
El diario italiano Il Foglio publicó el jueves la introducción que ha preparado el propio Papa emérito para el libro. En ella, Joseph Ratzinger afirma que la legalización en dieciséis estados europeos del «matrimonio homosexual» responde a «una deformación de la conciencia que evidentemente ha calado de forma profunda en sectores del pueblo católico».
El concepto mismo de «matrimonio homosexual», continúa, «está en contradicción con todas las culturas de la humanidad que se han sucedido hasta hoy, y por tanto significa una revolución cultural que se contrapone a toda la tradición de la humanidad hasta hoy».
En efecto, pese a las grandes diferencias que la configuración familiar ha conocido, se ha mantenido siempre lo «fundamental», a saber, que «la comunidad de hombre y mujer y la apertura a la transmisión de la vida determinan la esencia de lo que se denomina matrimonio».
Era, hasta ahora, «una certeza originaria obvia para la humanidad».
El mal de la píldora anticonceptiva: no solo moral, también metafísico
¿Cómo se ha podido producir una ruptura de esta naturaleza, llegando a quebrar esta convicción? Benedicto XVI se remonta a la difusión de la píldora anticonceptiva, «que hizo posible la separación entre fecundidad y sexualidad». Con ello, «todas las formas de sexualidad quedan equiparadas».
«Este nuevo mensaje contenido en la invención de la píldora», dice el Papa emérito, «ha transformado profundamente la conciencia de los hombres, al principio lentamente, luego cada vez con mayor claridad».
Pero hay una segunda consecuencia, y es que la fecundidad empieza a ser vista como algo separado de la sexualidad: «Parecerá justo entonces no seguir confiando la procreación del hombre a la ocasional pasión del cuerpo, sino planificar y producir el hombre racionalmente». Un proceso en el que estamos inmersos, y que implica que el hombre «deja de ser engendrado para ser fabricado» y deja de ser «un don recibido» para ser «un producto planificado».
El fin de la grandeza del hombre
En última instancia, dice Benedicto en la última parte de su escrito, esto afecta también a la relación del hombre con Dios: «Surge esta alternativa: o bien el hombre es criatura de Dios, imagen de Dios, don de Dios, o bien el hombre es un producto que el hombre mismo sabe crear». Pero si se renuncia a la idea de creación, «se renuncia a la grandeza del hombre, se renuncia a su indisponibilidad y a su dignidad, que está por encima de toda planificación».
«El hombre posee una ‘naturaleza’ que le ha sido dada, y violentarla o negarla conduce a la autodestrucción», concluye: «De esto se trata también en el caso de la creación del hombre como hombre y mujer, que ignora el postulado del ‘matrimonio homosexual'».
MEMORIA DE SAN LUIS GONZAGA, RELIGIOSO
MATEO 7:6,12-14
El Evangelio de hoy nos plantea una pregunta crucial acerca del Cielo y el infierno: ¿Quién estará adentro y quién afuera? Orígenes ha argumentado que todas las personas serán salvadas. ¿Cómo podría el amor de Dios permitir que una sola persona sea condenada? Por otro lado, San Agustín consideró que la gran mayoría de las personas serían condenadas.
Así es cómo abordar este problema. La doctrina sobre el infierno es el corolario de dos verdades fundamentales: que Dios es amor y que somos libres. Amor es todo lo que Dios es. No ama a unos y a otros no. Nada de nuestra parte puede hacer que Dios deje de amarnos.
Sin embargo, somos libres. Por lo tanto, podemos decir que sí o podemos decir que no a Su Amor. Si nos volvemos hacia Él nos abrimos como un girasol; pero si nos alejamos nos quemamos.
La misma resistencia al amor causa dolor. Piensa en alguien atrapado en una cueva durante muchas semanas. Cuando salga a la luz del día será como una tortura. El mismo sol que nos deleita y al cual estamos acostumbrados será una tortura para alguien que se ha apartado de él.
Pero, ¿por qué esta puerta es estrecha?, se puede preguntar. ¿Por qué dice que es estrecha? Es una puerta estrecha no porque sea opresiva; sino porque nos exige restringir y contener nuestro orgullo y nuestro miedo, para abrirnos con el corazón humilde y confiado a Él, reconociéndonos pecadores, necesitados de su perdón. Por eso es estrecha: para contener nuestro orgullo, que nos hincha. La puerta de la misericordia de Dios es estrecha pero ¡siempre abierta de par en par para todos! (Ángelus 21 de agosto de 2016)
Tú solo eres el Dios para todos los reinos de la tierra
Estamos en el año 701 antes de Cristo, en tiempos del profeta Isaías, y de Ezequías, rey de Judá. El rey de Asiria quiere destruir Judá y escribe a Ezequías para advertirle de sus intenciones, desafiarle y de forma sarcástica cuestionar aquello que para Israel ha sido su fuerza: la fe en su Dios. Ya años antes, en el 722 a.C. Samaría, reino del norte, ha sucumbido ante Asiria. Sin embargo, el reino del Sur permanece en pie, gracias, según el autor del libro de Reyes, a la fidelidad de Dios a la promesa hecha a David: Tu dinastía y tu reino subsistirán para siempre ante mí (2 Samuel 7,16). Pero ¿qué es Judá frente a Asiria? Es la debilidad de un pueblo frente al poderío de otro.
El profeta Isaías ha animado al pueblo a resistir, a no caer en la idolatría y a poner su fuerza y confianza en el Señor.
Ante la carta amenazante y provocativa de Senaquerib, Ezequías sube al templo a orar e implorar la salvación del pueblo. Ezequías confía en Dios; la predicación del profeta Isaías ha sido fundamental para afianzar esa confianza.
Dios contesta a Ezequías a través de Isaías, para comunicarle un mensaje de esperanza: Jerusalén no será asolada; En el presente del año 701 a.C. el grande no se come al chiquito, queda derrotado el que parecía invencible. Lo aparentemente imposible ocurre. El autor del libro de Reyes, contempla este acontecimiento como un momento en que el pueblo de Israel, a través de su rey Ezequías, ha reafirmado su identidad, ha sido capaz de permanecer fiel a su Dios en medio de la hostilidad asiria, y la derrota de los asirios como un signo de fidelidad de Dios a sus promesas.
Es verdad que la falta de fidelidad a Dios de los posteriores reyes del reino sur serán la causa, para el autor del libro, de que en el año 587 a.C. Judá corra la misma suerte que Samaría. Sin embargo, Isaías, de parte de Dios, ha transmitido una promesa: de Jerusalén saldrá un resto.Este resto,es una puerta abierta a la esperanza de que Dios no abandonará nunca a su pueblo.
Todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos
En el contexto del sermón del monte y ya casi al final, escuchamos de boca de Jesús tres sentencias. En ellas descubrimos, en el contexto de nuestro hoy, tres invitaciones: respecto a nuestra manera de acoger y predicar el Evangelio; respecto a nuestra manera de relacionarnos con los otros y, por último, respecto a nuestra manera de orientarnos en la vida para buscar la felicidad. Tres aspectos que en el fondo están íntimamente unidos porque se alimentan mutuamente.
La primera sentencia de no dar lo santo a los perros, ni echar las perlas a los cerdos, me hace pensar en otras dos de nuestro refranero español: una es, para aprender lo principal es querer y la otra, comer sin apetito, hace daño y es delito. Y es que las personas, por distintos motivos, no siempre estamos permeables para recibir la lluvia de la Palabra de Dios y no siempre tenemos “hambre” de esta Palabra.
A veces creemos que la predicación es cuestión de un buen método y una buena preparación; y seguramente esto ayuda, pero quizás lo que es importante es estar presente al otro y esperar su momento. Aquel en que, a veces a partir de una situación vivida, a la persona, a nosotros mismos, se le regala una nueva conciencia de sí, una oportunidad de tocar fondo, un cuestionamiento sobre el sentido de lo que vive , algo que despierta el hambre y la sed interior, el deseo de una vida más plena y más auténtica.
Pienso mucho que el tiempo de Dios no es nuestro tiempo, y que acompañar el crecimiento de las personas implica estar cerca y muy atentos a su vida real, para saber acompañar esos momentos que pueden convertirse en tiempo de salvación.
La segunda sentencia, tratad a los demás como queréis que os traten, aparece, expresada de una manera u otra, a lo largo de toda la historia del pensamiento filosófico y religioso, hasta llegar a ser considerada en la ética como la regla de oro de la vida moral. Por ejemplo, en el libro de Tobías 4, 15 aparece en su forma negativa: No hagas a nadie lo que a ti te desagrada.Jesús dirá que en ello consiste la ley y los profetas,es decir que recoge lo esencial del pensamiento bíblico y que por tanto no es sino otra manera de traducir la llamada a vivir el mandato del Amor.
Es verdad que, en lo superficial, no a todos nos gusta o necesitamos lo mismo que los demás. Pero, en lo profundo, todos deseamos lo mejor en el sentido de lo que es bueno para nuestras vidas. En el fondo tratar a los demás como queremos que nos traten es situarnos con cada persona poniéndonos en su lugar, en su piel, deseando lo mejor para ella, su bien, como lo deseamos para nosotros; y actuando con ella conforme a este deseo. Esto exige salir de nosotros mismos hacia la otra persona, estar atentos y desarrollar actitudes de compasión hacia ella; nos invita constantemente a preguntarnos qué es lo que en el fondo necesita y a ser creativos en la manera de responsabilizarnosde ella. Me gusta mucho la palabra ser responsable, en el sentido en que Saint Exupéry habla en su libro del Principito. En el diálogo entre el Principito y la rosa, se van estableciendo lazos entre ambos y al final el principito dirá: “Soy responsable de mi rosa”. Y es que el amor al que somos convocados como hijos de un mismo Padre nos responsabiliza siempre de los otros, nos convierte en servidores unos de los otros, haciendo de este servicio la prueba de que realmente hemos acogido el Evangelio.
La tercera sentencia, nos muestra dos caminos ante nosotros: para entrar en ellos hay dos puertas, una ancha y otra estrecha; es esta segunda la que nos abre el camino, que también será estrecho, hacia la vida. Leer esta sentencia en relación con lo reflexionado acerca de las dos primeras sentencias, puede ayudarnos a evitar caer en las exaltaciones poco evangélicas que del sufrimiento a veces hacemos. Necesitamos abrir nuestra vida a la Palabra y a su fuerza transformadora. Sólo anclados en ella y en el Amor del Padre, viviendo desde él, podremos entender, asumir y acoger el precio del amor. Decía Eduardo Galeano, en un poema bellísimo:
Nosotros tenemos la alegría de nuestras alegrías
Y también tenemos
la alegría de nuestros dolores
Porque no nos interesa la vida indolora
que la civilización del consumo
vende en los supermercados.
Y estamos orgullosos
del precio de tanto dolor
que por tanto amor pagamos.
El amor verdadero significa siempre transitar puertas estrechas, y en él adquieren su sentido, pero es también siempre fuente de alegría auténtica y de vida.
Luis Gonzaga, Santo
Memoria Litúrgica, 21 de junio
Religioso
Martirologio Romano: Memoria de san Luis Gonzaga, religioso, que, nacido de nobilísima estirpe y admirable por su pureza, renunció a favor de su hermano el principado que le correspondía e ingresó en Roma en la Orden de la Compañía de Jesús. Murió, aún joven, por haber asistido durante una grave epidemia a enfermos contagiosos. († 1591)
Fecha de beatificación: 19 de octubre de 1605 por el Papa Pablo V
Fecha de canonización: 31 de diciembre de 1726 por el Papa Benedicto XIII
Patronato: Santo patrono de la juventud católica
Ferrante Gonzaga, marqués de Castiglione delle Stiviere y hermano del duque de Mantua, hubiera querido que su primogénito Luis, que nació el 9 de marzo de 1568, siguiera sus huellas de soldado y comandante en el ejército imperial. A los cinco años, Luis vestía ya una pequeña coraza, con casco y penacho y cinturón con espada, y jugueteaba detrás del ejército paterno, aprendiendo de los rudos soldados el uso de las armas y su colorido vocabulario.
Un día aprovechó la distracción de un centinela y le prendió fuego a la pólvora de un pequeño trozo de artillería. Quedó desmayado más no asustado. Pero ese niño le daría fama a la familia de los Gonzaga, pero con otras armas. Lo enviaron a Florencia como paje del gran duque de Toscana, pero a los diez años le imprimió a su vida una dirección muy precisa, haciendo voto de perpetua virginidad.
Un viaje a España, en donde vivió unos dos años como paje del Infante Don Diego, le sirvió para dedicarse al estudio de la filosofía en la universidad de Alcalá de Henares y a la lectura de libros devotos, como el Compendio de la doctrina espiritual de Fray Luis de Granada. A los doce años, después de haber recibido la primera Comunión de manos de San Carlos Borromeo, resolvió entrar en la Compañía de Jesús. Pero necesitó otros dos años para vencer la oposición del padre, que lo envió a los cortes de Ferrara, Parma y Turín. «Hasta los príncipes- escribirá más tarde- son ceniza como los pobres: tal vez cenizas más fétidas».
Para que su alma se perfumara con las virtudes cristianas, Luis renunció al título y a la herencia paterna, y a los catorce años entró al noviciado romano de la Compañía de Jesús, bajo la dirección de San Roberto Belarmino. Olvidó totalmente su origen noble y escogió para si los encargos más humildes, dedicándose al servicio de los enfermos, sobre todo durante la epidemia de peste que afligió a Roma en 1590. Quedó contagiado probablemente par un acto de piedad: había encontrado en la calle a un enfermo y, sin pensarlo dos veces, se lo echó a la espalda y lo llevó al hospital en donde prestaba sus servicios.
Murió a los 23 años, en el día que él había anunciado: era el 21 de junio de 1591. El cuerpo de San Luis, patrono de la juventud, se encuentra en Roma, en la iglesia de San Ignacio. Este santo, víctima de cierta hagiografía amanerada, a pesar de las apariencias, era de un temperamento fuerte. Las duras penitencias a las que se sometió son el signo de una determinación no común hacia una meta que se había fijado desde su infancia.
Puerta estrecha
Santo Evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14. Martes XII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos. Que por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No den a los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los despedacen.
Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas.
Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo encuentran!”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cuando se piensa en un ejemplo de puerta estrecha lo primero que se nos viene a la mente es el ejemplo de una persona que intenta bajar de peso, el de un atleta que debe de tener un régimen vital para alcanzar sus metas, o un músico virtuoso. Está claro que no son metas alcanzables de la noche a la mañana, no es una cosa que, por arte de magia, de forma innata o por los avances tecnológicos podamos alcanzar. Es evidente que aquello que más cuesta, no cuesta dinero; lo que más cuesta es un ejército de pretextos que constantemente nos ataca, que inicia por el batallón de cobijas, se sigue la artillería de mensajes de texto, videos, internet, películas… se acaban las municiones cuando llega el compañero, profesora u otro individuo que nos cae gordo y, por si no fuera poco, el enemigo se refugia detrás de los escudos de nuestro egoísmo, sin contar las bombas nucleares de la pornografía, la drogadicción… en fin, parece batalla perdida.
Pero Tú me confortas, Señor, y no solo eso, sino que Tú tomas muchas de mis batallas. Donde pienso que no voy a poder realmente hacer frente a todas las contrariedades del mundo eres Tú quien se carga el peso, pero es un peso que siempre se lleva compartido, y que entre más veces se comparta, más ligero se va haciendo y más ancha se hace la puerta.
Dios mismo abre más el camino para quienes van acompañados, y ya que la vida es dura, ayudémonos los unos a los otros para ensancharnos el camino que Dios nos pone para que volvamos a Él.
«Jesús hoy nos ofrece, una vez más, una apremiante invitación a dirigirnos hacia Él, a pasar el umbral de la puerta de la vida plena, reconciliada y feliz. Él nos espera a cada uno de nosotros, cualquiera que sea el pecado que hayamos cometido, para abrazarnos, para ofrecernos su perdón. Solo Él puede transformar nuestro corazón, solo Él puede dar un sentido pleno a nuestra existencia, donándonos la verdadera alegría. Entrando por la puerta de Jesús, la puerta de la fe y del Evangelio, nosotros podremos salir de los comportamientos mundanos, de los malos hábitos, de los egoísmos y de la cerrazón. Cuando hay contacto con el amor y la misericordia de Dios, hay un auténtico cambio. Y nuestra vida es iluminada por la luz del Espíritu Santo: ¡una luz inextinguible!». (Homilía de S.S. Francisco, 21 de agosto de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ver los problemas que sufren los demás para vivir la fe, comprenderlos y acompañarlos a superar sus dificultades.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Las amistades son para siempre?
La amistad verdadera exige una profunda reciprocidad
“Yo reconocí que todo lo que hace Dios dura para siempre: no hay que añadirle ni quitarle nada, y Dios obra así para que se tenga temor en su presencia” (Ecle 3,14)
Me detuve para meditar sobre esta Palabra en relación a la amistad, y aquí hablo sobre amistades verdaderas, construidas, alimentadas y vividas en Dios, en las cuales Él fue el punto de partida, la fuente del amor recíproco y se convirtió también el punto de llegada.
Pero…¿Y las promesas de Dios? ¿Y la experiencia vivida? ¿Y la historia? ¿En este momento, desaparecen, pierden su valor? No. Es que Dios también nos dice que existe un tiempo para cada cosa y todas las cosas son buenas a su tiempo. Entonces, depende de nosotros ser dóciles al tiempo que Dios nos llama a vivir.
La renuncia y la distancia son decisiones que solo pueden ser tomadas y movidas por el amor de Dios. Nada más, excepto el amor de Dios, puede llevarnos a renunciar a lo más precioso. ¡Ah! Y es necesario explicar que eso no sucede de un momento para otro.
Entonces, cuando alguna de las partes, en la libertad que nos es dada por Dios, hace la opción de no vivir, la otra parte solo puede, como es propio del amigo verdadero, acoger la opción del amigo y seguir adelante.
Es una alegría ver que en la Palabra de Dios encontramos respuestas y dirección. El libro de Eclesiástico, capitulo 37, nos dice que la pérdida de un amigo es casi mortal. Pero todo pasa.
Y aprendemos que “todo ocurre para el bien de aquellos que aman a Dios”. Entonces, de tal dolor y sufrimiento somos capaces de tomar un bien más grande, desde nuestro crecimiento, la madurez y la vida nueva en ambas partes.
Está claro que el amor existe en una verdadera amistad es aquel que se cita en I Corintios 13,7: “Amor que todo disculpa, todo lo cree, todo espera, todo soporta”. Eso no significa que las amistades acaben, sino que a veces ocurre que, movidos por este amor divino, los amigos son capaces de hacer renuncias, aceptar distancias, renunciando por un bien mayor.
Por mejor que seamos para nuestros amigos, solo Dios puede satisfacer el corazón humano. Cuando salimos de escena es para que Dios entre, ocupe nuestro lugar y haga lo que no podemos hacer.
“Lo que es, ya fue antes, lo que ha de ser, ya existió, y Dios va en busca de lo que es fugaz” (Ecle 3,15).
Volvamos nuestra mirada para Dios y seamos obediente a su pedido, Su voluntad para nuestra vida, seguros de que en la pedagogía de Dios hay que perder para ganar.
¡No tengamos miedo! ¡En Dios todo se renueva! ¡Tengamos fe! ¡Seamos felices!
El papel de Papá en una familia
El quehacer del hombre dentro del hogar
La familia actual ha sufrido profundas modificaciones, ya traté de los nuevos retos que tiene la mujer. Ahora analizamos los que se le presentan al papá, considerando que los efectos del papel de la mujer en el hogar actual necesariamente les afectan a ellos.
Como preámbulo, vale la pena considerar un aspecto que manifiesta la capacidad que tiene la persona de modelarse. Es evidente que el varón en el aspecto físico tiene más fuerza, vigor, resistencia. Culturalmente se reconoce la necesidad de la cortesía en las relaciones humanas, y se habla de ella en los varones. Esto muestra que con la educación se pueden orientar las tendencias naturales.
Por eso encontramos documentos que hablan del “gentil hombre”, su vigor no impide adquirir detalles de consideración hacia los demás, especialmente hacia las damas. Esos detalles de cortesía, de deferencia, dan un toque muy especial a las relaciones humanas, calman ímpetus y evitan salidas de tono en el trato mutuo. Se crea un ambiente cordial incluso para tratar asuntos escabrosos donde no se prevén acuerdos.
Otro efecto del vigor masculino está en que su presencia causa seguridad. Surgen personas seguras, dígase sobre todo hijas seguras, pero también hijos seguros, esposa segura, hermana segura, madre segura. Por eso, simplemente por eso, para impulsar personas seguras, decididas y firmes se requiere de la presencia del varón en el hogar. Él debe ser consciente de lo que su ausencia provoca.
La variación de actividades de la mujer: recorte de tiempo en la casa y desempeño de trabajo fuera del hogar, han modificado las actividades del varón. Obviamente la demanda laboral ya no es sólo para los hombres, también las mujeres lo solicitan, de manera que se ha propiciado el desempleo, a veces el puesto es para ellas.
Como el modelo de las estructuras familiares antiguas aún se extraña, el hombre desconoce muchas de las demandas intrínsecas del hogar, sufre desconcierto por la ausencia de la mujer, no sabe cómo resolver problemas mínimos porque tampoco ha tenido una indicción. Algunos, poco a poco van ocupando su lugar, pero otros se encuentran descentrados o deprimidos. Algunos inconscientemente se sienten inferiores y asumen posturas feminoides.
La presencia de la mujer en el trabajo fuera del hogar también ha ocasionado desconcierto, surge otro modo de compañerismo, otro modo de competitividad, e incluso aparecen reacciones femeninas que nunca habían experimentado, y ese desconcierto muchas veces repercute negativamente en el estado de ánimo que también afecta a los miembros de la familia. Especialmente delicados son aspectos que pueden deteriorar la fidelidad conyugal.
La responsabilidad ante el nacimiento de un hijo acelera la madurez del padre; pero como ahora se retrasa la decisión de engendrar, no se da este aspecto de la madurez masculina, por eso, ante cualquier tipo de problemas es fácil que el hombre los evada, muchas veces, con el abandono del hogar. El problema de la paternidad retrasada o inexistente afecta muy seriamente las relaciones conyugales porque fomentan el egoísmo y luego el individualismo que rompe la unidad.
Por lo tanto, es urgente que el varón salga al paso de estos problemas y encuentre su quehacer dentro del hogar, distribuyendo los encargos con la esposa para que descubran nuevos modos de complementación y de armonía. Pero siempre se ha de estar alerta para combatir cualquier manifestación de celos o envidia ante los éxitos de cónyuge.
Es importante que de manera respetuosa y discreta, compartan sus inquietudes, logros, acierto y fracasos en el trabajo que él y ella tienen fuera de la casa. Así cuidan de no alejarse ni de enfriar su relación. Han de cultivar espacios de reencuentro estimulante y amable donde mantengan vivo el amor que les unió.
La oportunidad de alternar la presencia del padre y de la madre en la casa, debe abrir horizontes para el papel que les compete a la madre y al padre respecto a la educación de los hijos. Está comprobado que la madre busca acompañar en el aprendizaje y esto ayuda a fomentar el compañerismo. El padre en cambio impulsa a hacer de modo personal y esto fomenta la iniciativa para la superación de obstáculos.
Actualmente se experimenta una vida familiar empobrecida por la ausencia del padre y de la madre dentro de la casa, por eso, urge que entre los dos de pongan de acuerdo en el modo de realizar su profesión, ahora hay trabajos que se pueden realizar desde la casa, otras veces verán el modo de tener horarios escalonados, pero el padre nunca debe excluirse.
En esta época en la que se defiende con tanto celo la libertad, es muy importante no confundirla con la independencia, de manera que se forje la libertad en la vida familiar, respetando la libertad de cada miembro y haciendo que cada uno libremente disfrute de la compañía de los demás. En este aspecto el padre tiene un don especial para lograrlo.
El padre, al integrarse más tiempo en el hogar tiene la posibilidad de detectar la necesidad de los valores morales, de los comportamientos éticos y del soporte profundo que encierran las creencias religiosas. Todo eso le ayudará a profundizar en cómo vive esos aspectos y en la necesidad de dar buen ejemplo.
Con la ayuda de la fe en Dios el varón podrá tener conversaciones entrañables sobre el modo de vivir, de dónde venimos, a dónde vamos, cuál es el significado de la existencia, y otras preguntas que sólo un padre puede responder.
Nardo del 21 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Indulgente y Glorioso!
Meditación: Señor, a pesar de que Tu Corazón ya no latía, Tu Madre sabía que volverías. Ella con gran Dolor te aguardaba en oración, Ella esperaba, destrozada y angustiada, Ella confiaba en Tu Palabra. Señor de la Esperanza, Señor de la Verdad que enseñas a Tu Iglesia, a pesar de su tibieza, que Tu Palabra no pasará, que todo se cumplirá. Por eso aquella Dulce Muchacha de Nazaret, la Joven Madre de Belén, la Dolorosa del Calvario, nos mostraría que con amor y Fe que te volveríamos a ver. Es por eso que a Ella te presentaste para consolarla y alegrarla, pues El Santo, Su Hijo Amado, había Resucitado. ¡Cuál no fue el Gozo de aquella Santa Madre!. Alegrémonos con María pues Jesús está vivo, en Cuerpo y Alma, vivo hace dos mil años y vivo hoy. No prediquemos a un Cristo Muerto, ya que ¡el Señor Resucitó!. ¡Gloria a Dios!
Y Este Señor está a nuestro lado, porque la Santa Palabra cumpliéndose está. Él nos dijo: «…donde dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos». Hagamos lo que nos ordena nuestro Señor: «vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva…éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en Mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas, tomarán con sus manos serpientes y si beben algún veneno, no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos…» (Marcos 16, 15-20). Cristo está vivo, es el Único Dios y todo lo hace El, es el Señor que sigue haciendo milagros y acompañándonos…seamos sus humildes instrumentos.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla:Que testimoniemos a nuestros hermanos que Jesús está vivo, cumpliendo sus mandatos.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
San Luis Gonzaga: Renunció a ser marqués por amor a Dios
Patrón de la juventud cristiana, es modelo para los jóvenes por su determinación en ser fiel a su vocación pese a que su familia se oponía
San Luis Gonzaga nació el 9 de marzo de 1568 en el castillo de Castiglione delle Stivieri, en la Lombardía.
Era el primogénito de Ferrante, marqués de Chatillon de Stivières, y de su esposa Marta Tana Santena, dama de honor de la reina en la corte de Felipe II de España, donde el marqués también ocupaba un alto cargo.
La madre, que casi murió en el parto, había consagrado a su hijo a la Virgen mientras que el padre solo pensaba en darle carrera militar.
Lo llevó a un campamento de soldados varios meses y el pequeño volvió a su casa blasfemando (repetía lo que oía a los mayores). Un sacerdote le explicó que eso era ofensa a Dios y el niño se arrepintió y nunca más volvió a hacerlo.
Siempre fue muy piadoso. Rezaba las oraciones de la mañana y de la noche, y desde los 7 años recitó de rodillas el oficio de Nuestra Señora, los siete salmos penitenciales y otras devociones.
Su director espiritual, san Roberto Belarmino, y otros tres confesores, manifestaron que nunca cometió un pecado mortal.
«Yo sé el que Dios escogerá»
En 1577 su padre lo llevó a Florencia para que él y su hermano aprendiesen el latín y el dialecto de la Toscana.
Su madre dijo un día: “Si Dios se dignase escoger a uno de vosotros para su servicio, ¡qué dichosa sería yo!”. Luis le respondió al oído: “Yo seré el que Dios escogerá”.
A los 9 años hizo voto de virginidad. Después hizo una confesión general, que él llamó «su conversión».
A los doce años recibió la Primera Comunión de manos del obispo san Carlos Borromeo, quien estaba sorprendido de tanta santidad en un niño que vivíaen el ambiente de la corte, lleno de vicios.
Dos años después de instalarse en Florencia, su padre fue nombrado gobernador de Montserrat.
Esto hizo que enviara a la esposa y a los hijos a la corte del duque de Mantua. En el viaje, al atravesar el río Tessin estuvieron a punto de morir porque la carroza quedó destrozada con una inesperada subida de las aguas. Sin embargo, pudieron agarrarse a un tronco y un campesino los socorrió.
Luis sufrió después una enfermedad renal, que le permitió apartarse de la vida social de la corte sin llamar la atención. Así podía rezar y leer vidas de santos. Pero ya desde entonces su salud fue algo delicada y le costaba digerir bien los alimentos.
Penitente en un ambiente mundano
Aunque estaba en la corte, comenzó a vivir grandes penitencias: ayunaba tres días a la semana, se azotaba con la correa de su perro, se levantaba a medianoche para rezar, no encendía la chimenea de su habitación… y tenía intención de renunciar a su derecho a heredar el título de marqués de Castiglione en favor de su hermano.
Luis Gonzaga fue designado paje de don Diego, príncipe de Asturias, junto con su hermano.
De nuevo mostró que seguía siendo fiel a la llamada de Dios y no dejó de hacer una hora de oración diaria.
El día de la Asunción del año 1583, en el momento de recibir la comunión en la iglesia de los padres jesuitas, de Madrid, oyó una voz que le decía: “Luis, ingresa en la Compañía de Jesús”.
Lo comunicó a su madre y esta se alegró. Sin embargo, su padre se opuso fuertemente y creyó que esa decisión del hijo formaba parte de una conjura contra él. Finalmente accedió.
Negativa de su padre y su familia
El infante don Diego falleció inesperadamente y Luis y su hermano Rodolfo pudieron regresar a Castiglione en julio de 1854.
De nuevo su padre, Ferrante, le ordenó tareas y viajes esperando que el hijo olvidara así la idea de hacerse jesuita. También su familia se oponía a su vocación.
Pero san Luis Gonzaga no se desvió y todas estas dificultades hicieron que él libremente decidiera con más fuerza entregarse a Dios.
Al final, Ferrante -que ya había recibido el consentimiento del emperador para que su sucesor fuera su hijo Rodolfo- dio su brazo a torcer. Escribió al general de los jesuitas, el padre Claudio Aquaviva:
“Os envío lo que más amo en el mundo, un hijo en el cual toda la familia tenía puestas sus esperanzas».
«Este es mi descanso para siempre»
Así, Luis fue a Roma y el 25 de noviembre de 1585 ingresó en el noviciado de Sant’Andrea.
Acababa de cumplir 18 años. Al llegar a su celda, dijo:
«Este es mi descanso para siempre; aquí habitaré, pues así lo he deseado».
En esta fase de su vida, le desaparecieron los consuelos humanos: no sentía alegría espiritual en lo que hacía.
En cuanto a Ferrante, el ejemplo de su hijo hizo que se convirtiera. Murió 6 semanas después de marchar Luis, pero llevando una vida totalmente distinta.
Luis fue un novicio ejemplar, que obedecía a lo que se le decía: no tenía que excederse en los ayunos ni rezar fuera de las horas fijadas.
Fue trasladado a Milán debido a su precaria salud y un día recibió una revelación de que pronto moriría. Mientras, seguía entrando a menudo en éxtasis.
Los jesuitas abrieron un hospital en la ciudad y Luis se encargó primero de mendigar alimentos para los enfermos. Luego pasó a cuidar moribundos.
Estuvo enfermo algunos meses y cada vez su salud era más precaria. De nuevo, en otra revelación Dios le dio a entender que moriría en la Octava de Corpus. Se preparó entonces rezando a diario el Te Deum en acción de gracias.
Al octavo día, cuando todos creían que se había recuperado, murió. Era la noche del 20 al 21 de junio de 1591 y tenía 23 años.
Los restos de San Luis Gonzaga se conservan actualmente bajo el altar de Lancellotti en la iglesia de San Ignacio, en Roma.
Su fiesta se celebra el 21 de junio.
Santo patrón
El papa Benedicto XIII nombró a san Luis Gonzaga protector de los estudiantes jóvenes y el papa Pío XI lo proclamó patrón de la juventud cristiana.
Oración para pedir la pureza
Inocentísimo Luis, que por especial gracia de Dios y con el auxilio de la Inmaculada Virgen María estuviste siempre libre, no solo de toda culpa grave, sino aún de las tentaciones contra la pureza, humildísimamente te ruego que me alcances del Purísimo Corazón de Jesús, que todo lo padeció menos ser calumniado contra esta virtud, y de su excelsa Madre, la Virgen Purísima e Inmaculada, la gracia de resistir siempre al punto cualquier pensamiento impuro, y de morir mil veces antes que manchar mi alma con un pecado grave. Amén.