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Pantaleón, Santo

Mártir, 27 de julio

Martirologio Romano: En Nicomedia, de Bitinia, san Pantaleón o Pantalaimón, mártir, venerado en Oriente como médico que ejercía su arte sin retribución alguna (c. 305).

Etimológicamente: Pantaleón = Aquel que se compadece de todos, es de origen griego.

Breve Biografía

Médico nacido en Nikomedia (actual Turquía). Fue decapitado por profesar su fe católica en la persecución del emperador romano Diocleciano, el 27 de julio del 305.

Lo que se sabe de San Pantaleón procede de un antiguo manuscrito del siglo VI que está en el Museo Británico.

Pantaleón era hijo de un pagano llamado Eubula y de madre cristiana. Pantaleón era médico. Su maestro fue Euphrosino, el médico mas notable del imperio. Fue médico del emperador Galerio Maximiano en Nicomedia.

Conoció la fe pero se dejó llevar por el mundo pagano en que vivía y sucumbió ante las tentaciones, que debilitan la voluntad y acaban con las virtudes, cayendo en la apostasía. Un buen cristiano llamado Hermolaos le abrió los ojos, exhortándole a que conociera «la curación proveniente de lo más Alto», le llevó al seno de la Iglesia. A partir de entonces entregó su ciencia al servicio de Cristo, sirviendo a sus pacientes en nombre del Señor.

En el año 303, empezó la persecución de Diocleciano en Nikomedia. Pantaleón regaló todo lo que tenía a los pobres. Algunos médicos por envidia, lo delataron a las autoridades. Fue arrestado junto con Hermolaos y otros dos cristianos. El emperador, que quería salvarlo en secreto, le dijo que apostatara, pero Pantaleón se negó e inmediatamente curó milagrosamente a un paralítico para demostrar la verdad de la fe. Los cuatro fueron condenados a ser decapitados. San Pantaleón murió mártir a la edad de 29 años el 27 de julio del 304.

Murió por la fe que un día había negado. Como San Pedro y San Pablo, tuvo la oportunidad de reparar y manifestarle al Señor su amor.

Las actas de su martirio nos relatan sobre hechos milagrosos: Trataron de matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido, ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole una espada. Con la ayuda del Señor, Pantaleón salió ileso. Luego permitió libremente que lo decapitaran y de sus venas salió leche en vez de sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el hecho floreció al instante. Podría ser que estos relatos son una forma simbólica de exaltar la virtud de los mártires, pero en todo caso, lo importante es que Pantaleón derramó su sangre por Cristo y los cristianos lo tomaron como ejemplo de santidad.

En Oriente le tienen gran veneración como mártir y como médico que atendía gratuitamente a los pobres.

También fue muy famoso en Occidente desde la antiguedad.

Se conservan algunas reliquias de su sangre, en Madrid (España), Constantinopla (Turquía) y Ravello (Italia).

El Milagro de su sangre

Una porción de su sangre se reserva en una ampolla en el altar mayor del Real Monasterio de la Encarnación en Madrid de los Austrias, junto a la Plaza de Oriente, Madrid, España. Fue tomada de otra más grande que se guarda en la Catedral italiana de Ravello. Fue donada al monasterio junto con un trozo de hueso del santo por el virrey de Nápoles. En Madrid lo custodian las religiosas Agustinas Recoletas dedicadas a la oración. Hay constancia de que la reliquia ya estaba en la Encarnación desde su fundación en el año 1616.

La sangre, en estado sólido durante todo el año, se licuefacciona [o ocurre el fenómeno de licuefacción], como la sangre de San Jenaro, sin intervención humana. Esto ocurre en la víspera del aniversario de su martirio, o sea, cada 26 de julio. Así ha ocurrido cada año hasta la fecha de este escrito, 2005, cuando se celebran 1700 años de su martirio. En ese año el milagro tuvo lugar mientras las religiosas oraban en el coro del templo y ante la presencia de cientos de visitantes. El monasterio abre las puertas al público para que todos sean testigos. En algunas ocasiones, la sangre ha tardado en solidificarse para señalar alguna crisis, como ocurrió durante las dos guerras mundiales.

Muchas veces se ha intentado explicar el fenómeno mediante mecanismos netamente naturales, como la temperatura o las fases de la luna. Sin embargo, ninguna de las explicaciones ha resultado satisfactoria para la ciencia. La iglesia no se ha definido sobre el milagro. Las hermanas dicen sencillamente que es «un regalo de Dios».

Para facilitar la vista del público y evitar el deterioro de la reliquia, en el 1995 las monjitas instalaron monitores de televisión que aumentan diez veces la imagen de la cápsula que contiene la sangre del santo.

La sangre de un médico mártir se licúa. ¿Qué nos dice Dios con este portento?.

Acaso no necesitamos este testimonio valiente de quien dio su vida por la fe. Su sangre nos recuerda nuestra propia responsabilidad de vivir la fe en un tiempo donde tantos caen en la apostasía o simplemente en la indiferencia. Cuanto necesitamos el ejemplo de San Pantaleón, quien supo vivir su profesión al servicio de Jesucristo.

¡Felicidades a los que lleven este nombre!

 

Ese sembrador que eres Tú y esa semilla que soy yo

Santo Evangelio según san Mateo 13, 36-43. Martes XVII del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor mío y Dios mío, aquí estoy a tus pies para alabarte. Quiero ser todo tuyo y ofrecerte todo lo que soy. Aquí me tienes, dime qué es lo que quieres de mí, indícame cuál es el camino que me has marcado para llegar a ser feliz. A veces voy buscando por todas partes la fuente de la felicidad, pero he aquí que por más que vaya de arriba abajo buscándola no la encontraré sino aquí. Por eso vengo a tus pies para que me des del agua que me quitará la sed profunda de mi corazón.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 13, 36-43

En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo».

Jesús les contestó: «El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que las siembra es el diablo; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederán al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

«Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola (…)”» Jesús, vengo aquí para que seas Tú quien me expliques mi vida; a veces no la comprendo e intentando entenderla me doy cuenta que no lo logro. A veces lloró por cosas que no me hubiesen gustado que sucediesen, y tiempo después, me doy cuenta que ese hecho ha marcado el rumbo de mi vida. En cambio, hay decisiones que tal vez no han sido las más adecuadas.

Jesús, Tú has puesto la semilla de mi vida en este mundo, en una familia y con un historia muy concretas. Tú me has amado desde toda la eternidad y me has creado con el mismo amor. Hoy quiero sentarme aquí y contemplar mi vida con tus ojos. Hoy no quiero quejarme de nada, no quiero llorar nada ni arrepentirme de nada. Quiero agradecer tanto amor y tanta misericordia. Hoy quiero contemplar a ese sembrador que pone la semilla en el campo. Ese sembrador que eres Tú, que me has dado la vida. Has puesto todo tu cariño y trabajo incansable preparando el campo en el que debía de caer la semilla de mi vida. Y con ese mismo amor me has dado la vida y me has cuidado.

Poco a poco me he ido olvidando de ti, me he ido alejando de tu amor y lo he buscado por otros lados. He dejado entrar la cizaña y el pecado. He descuidado el campo que me has confiado e incluso lo he criticado. Pero tu mirada de amor jamás ha cambiado. ¿Qué ves en mí? ¿Qué quieres de mí? Me doy cuenta que únicamente Tú eres quien me puedes indicar cuál es el camino de la verdadera felicidad pues eres quien me ha amado eternamente y quien, por más de que te ofenda, jamás me olvidarás.

Jesús, gracias por darme la vida, por amarme y por querer mi felicidad.

«Una vez oí decir algo en un barrio: ‘Yo no voy a la iglesia porque mira esta, va todas las mañanas a misa, recibe la comunión y después va murmurando de casa en casa: para ser cristiano así, prefiero no ir, como va esta chismosa’. En mi tierra, a estas personas se las llama ‘cizañeras’: siembran cizaña, dividen, y las divisiones comienzan con la lengua por envidia, celos y también por cerrazón que lleva a sentenciar: no, la doctrina es esta, y bla, bla, bla. Recordemos al apóstol Santiago, en el tercer capítulo de su carta, dice: “Somos capaces de poner el freno en la boca al caballo. También una nave, con un pequeño timón, puede ser guiada, y nosotros, ¿no podemos dominar la lengua?”, porque la lengua, escribe Santiago, “es un miembro pequeño, pero se gloría de hacer grandes cosas”. Y es verdad, la lengua es capaz de destruir una familia, una comunidad, una sociedad; de sembrar odio y guerras, envidia». (Cf Homilía de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, Jesús, voy a rezar un rosario para agradecer el don de la vida y de la familia. Voy a poner todo lo que soy y todo lo que tengo en tus manos.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

 

 

La salud como tesoro y como tarea

No implica caer en una obsesión dañina.

La salud es un tesoro con el cual podemos hacer tantas cosas: trabajar, estudiar, servir, rezar.

La salud es un tesoro frágil: basta un poco de viento, una comida defectuosa o un virus para que la enfermedad entre con fuerza en la propia vida.

Para proteger la salud, tomamos precauciones, pedimos ayuda, suplicamos a Dios que nos la conserve o la devueve.

La salud, entonces, es también una tarea. Estamos llamados a protegerla en lo que respecta a nosotros y a quienes tenemos a nuestro lado.

Trabajar por la salud, ciertamente, no implica caer en una obsesión dañina que nos impida realizar obras buenas y correr algunos riesgos al ayudar a otros.

Tenemos salud no como un fin en sí mismo, sino como un medio para mejor disponer de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón para amar y servir.

¿Y qué ocurre cuando una enfermedad breve o una enfermedad que se hace crónica obstaculizan nuestros deseos de vivir para los demás?

En muchos casos, la enfermedad deja espacios para obras de servicio quizá pequeñas, pero no por ello menos valiosas.

Basta con pensar, con la tradición de la Iglesia, en lo que significa ofrecer los propios dolores, unidos a los de Cristo, para el bien de otros (cf. “Catecismo de la Iglesia Católica”, nn. 1521-1522). Como reza un himno de la liturgia de las horas en español, podemos pedirle a Dios fuerza para cuando nos llegue una enfermedad.

“Que, cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz”.

Dios me concede un nuevo día. Con la salud recibida podré dedicarme a amar. Con los pequeños sufrimientos que lleguen me uniré más a Cristo y así colaboraré en la difusión de Su Amor en el mundo…

 

 

¡Tú no puedes demostrar la existencia de Dios!

Respuesta a crítica de un creyente fundamentalista

El día 23 de agosto de 2015 concedí una entrevista en Guadalajara (España) a los apologistas Jesús Rodríguez y Yasmin Oré del canal “Convertidos Católicos” sobre cómo responder a los ateos. El video completo de la entrevista lo podrán ver al final de este artículo.

Pues bien, habiendo estado también disponible en el canal de YouTube de ellos, un comentarista, creyente, curiosamente, realizó una crítica respecto de mi exposición y enfoque en la entrevista. A continuación, el comentario crítico: “La existencia de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no. Por reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales. Además, en la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia. Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura que cuando uno lee se va convenciendo. Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos”.

No es mi costumbre responder directamente por medios web a críticos particulares (de hecho, tengo la regla de no hacerlo), pero hice una excepción en ese contexto, no porque el comentario sea pertinente (en realidad resulta bastante impertinente, como pasaré a mostrar) sino por deferencia a Jesús y Yasmin, un extraordinario matrimonio católico que con su fe y amor son verdadera “luz del mundo” (cfr. Mateo 5:14-16) por medio de su apostolado. En todo caso, creo que la respuesta que di puede ayudar a muchas personas a comprender mejor el correcto contexto de la apologética (defensa de la fe por medio de la razón. 

A continuación, mi respuesta punto por punto (respecto de la cual en su momento hice la anotación de que sería mi única intervención ya que no entraría al juego de “réplicas y dúplicas” si es que se diere por el simple hecho de que, como ya he anotado, no debato por Internet con comentaristas particulares):

1) “La existencia de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no: Empezamos mal. El comentarista pretende ampararse en la Biblia ¡pero comienza su crítica contradiciendo una clara enseñanza bíblica! En efecto, es una verdad bíblica que el hombre, desde su sola razón natural, puede llegar al conocimiento básico de la existencia de Dios. ¿Qué dónde dice eso? Simple, lo dice el apóstol Pablo en su Carta a los Romanos: “Lo que se puede conocer de Dios, ellos lo conocen muy bien, porque Él mismo se los ha mostrado; pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer si se reflexiona sobre las cosas visibles que Él ha hecho” (Romanos 1:19-20). Aquí es muy importante entender, visto el contexto del pasaje, que Pablo no está hablando de los judíos que han recibido la revelación directa y específica de Dios por medio de la ley de Moisés, sino de los paganos que no han recibido ello sino solo la revelación indirecta y general de la creación. Lo que está diciendo Pablo es que basta con que estos paganos reflexionen, es decir piensen, sobre la creación (“las cosas visibles”) para que puedan inferir la existencia del Creador (“invisible”). 

Justamente porque todo hombre puede al menos conocer la existencia de Dios por la razón natural es que Pablo dice que los que lo rechazan “no tienen excusa” (Romanos 1:20). De ahí que Pablo no crea que el problema es que sea imposible conocer la existencia de Dios por medio del pensamiento humano sino que los paganos “aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias” (Romanos 1:21). O sea, el rechazo a Dios no es tanto un problema de la razón sino del corazón. Ya luego, el corazón que rechaza a Dios afectará a la razón y por eso el apóstol continúa el versículo diciendo que esos paganos “han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras” (Romanos 1:21). Pero el punto es que de partida todos ellos tenían la perfecta posibilidad de reconocer a Dios por medio de la razón. Por tanto, es claro que el comentarista cae en una falacia de falso dilema: opone “pensar” a “creer” cuando lo que nos enseña aquí la Biblia es que el pensamiento (“reflexión sobre las cosas visibles”) puede llevarnos a la fe (“creer en el Dios invisible”), de modo que son aspectos complementarios antes que contradictorios.

2) “Por reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales: Lamento informarle al comentarista que, quiéralo o no, los seres humanos somos seres racionales (y le recomendaría no molestarse mucho con eso porque quien nos hizo seres racionales ¡fue Dios mismo!). ¿Quiere ver seres que no se hagan ningún tipo de preguntas existenciales? ¡Pues fíjese en las piedras o los animales! El que los seres humanos podamos formularnos preguntas existenciales no es una “maldición”, como pareciera pensar el comentarista; más bien se trata de un don que nos ha dado Dios precisamente para buscarlo. Jesús dijo claramente: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14:6). Si el hombre se formula preguntas existenciales eso está muy bien ¡porque la respuesta es Cristo! Si el hombre no se formulara nunca esas preguntas y solo viviera como un animal, no tendría esa “sed de Dios” que en última instancia, por gracia, lo conduce… a Dios. El comentarista puede hallarse ofuscado al ver tantos sistemas filosóficos anticristianos como el marxismo, el liberalismo, el ateísmo, el positivismo, etc. Pero la solución que debemos dar los cristianos a eso no es decirles a los filósofos de esas corrientes: “Oigan, tiren sus cerebros a la basura y dejen de hacerse preguntas existenciales”. No. La solución cristiana es mostrarles que Cristo es la respuesta correcta a todas sus preguntas. Un gran ejemplo de esto es C. S. Lewis, profesor de la Universidad de Oxford y extraordinario escritor cristiano pero que comenzó siendo ateo. ¿Y cómo fue que dejó de ser ateo? Simple: reflexionó profundamente sobre las preguntas existenciales que tenía ¡y al final tuvo que aceptar que Dios era la única respuesta coherente a todas esas preguntas!(1). Así que dejemos esa actitud de pretender prohibir o censurar el que la gente pueda hacerse preguntas existenciales, ¡más bien hay que aprovechar ello para mostrar a Cristo! Él mismo ha dicho “Yo soy la Luz del mundo” (Juan 8:12). ¡Dejemos que ilumine nuestros pensamientos entonces! (no parece muy atractiva ni razonable la “solución” de tirar nuestro cerebro a la basura).

3) “En la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia. Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura: Una clara falacia de premisa falsa o indemostrada. Esta crítica presupone que absolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo con un ateo tiene que estar en la Biblia. Pero, ¿dónde está el versículo bíblico que explícitamente diga que absolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo con un ateo debe estar en la Biblia? No existe. Así que esa idea se refuta a sí misma. De otro lado, al parecer el comentarista me increpa el que cite a Santo Tomás de Aquino (filósofo católico del siglo XIII) y no solo a profetas y personajes de la Biblia. Si es así, ¡pues que comience increpándole al apóstol Pablo! Hubo una ocasión en que Pablo tenía que predicar el mensaje cristiano en el Areópago de Atenas. Y el auditorio ante el que estaba no era cualquiera: se trataba del centro cultural de los griegos donde se encontraban varios filósofos, inclusive epicúreos y estoicos como explícitamente nos dice Hechos 17:18. ¿Y qué hizo Pablo en ese momento?, ¿se ciñó a los parámetros del comentarista, limitándose a citar única y exclusivamente a profetas y personajes del Antiguo Testamento (que era la “Biblia” de su tiempo)? De ningún modo. Pablo explícitamente citó a pensadores griegos: “Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: ´Somos descendientes de Dios´” (Hechos 17:28). ¡Pero esos poetas (pensadores) griegos no son personajes bíblicos! Luego, tenemos un claro ejemplo bíblico de que es errada la idea de que única y exclusivamente podemos citar a personajes bíblicos. Pablo introdujo citas de pensadores griegos en su discurso y si bien, como sucede siempre y como pasó hasta con el mismo Jesús, hubo varios que no le creyeron… también hubo quienes sí se convirtieron, ¡incluido un relevante miembro de este centro cultural y político! ¿Qué de dónde saco eso? Pues de Hechos 17:34: “Pero algunos lo siguieron y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, que era uno de los miembros del Areópago”. Así que si puedo ayudar aunque fuere a una sola conversión introduciendo citas de Santo Tomás de Aquino u otro filósofo teísta, lo seguiré haciendo. Mi prioridad es ayudar a las almas, no ceñirme a los prejuicios del comentarista. He visto que comenzando con el lenguaje filosófico se puede abrir la mente de muchas personas hacia el mensaje del Evangelio, así que me sirvo de eso así como en su tiempo hicieron Santo Tomás de Aquino y San Agustín. Al ascender al cielo Jesús dijo que quería que su mensaje llegara a “todas las naciones” por “todos los días hasta el fin del mundo” (cfr. Mateo 28:19-20). En ese contexto no solo es perfectamente factible sino necesario que Jesús suscite santos y pensadores para su Iglesia más allá de la época de los apóstoles, de forma que conocerlos y citarlos no es de ningún modo “pecado” (que es prácticamente lo que pareciera pensar el comentarista).

4) “Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos: Si yo salto en frente de alguien y esta persona me dice “Dante, tú no puedes saltar”, ¡lo mínimo que tiene que hacer es demostrar que no he saltado! El comentarista dice que no puedo demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía. Si va a afirmar eso ¡lo mínimo que tiene que hacer es refutar punto por punto las demostraciones que he desarrollado! Pero no ha hecho nada de eso. Simplemente se basa en la idea de que demostrar la existencia de Dios por el razonamiento es algo antibíblico ¡pero ya demostramos que es más bien esa idea la que es antibíblica pues Pablo dice que todos los hombres pueden inferir la existencia del Dios invisible a partir de la reflexión sobre las cosas visibles! No sé si el comentarista estará informado pero la filosofía es primariamente ¡una reflexión sobre las cosas! Y no solo eso: las demostraciones que he dado de la existencia de Dios con base en las cinco vías de Santo Tomás de Aquino siguen precisamente el método recomendado por el apóstol Pablo.

En efecto: se parte de ciertos aspectos de la creación visible (movimiento, causalidad, contingencia, grados de perfección, orden) y por reflexión filosófica se llega a la existencia del Creador invisible. Pero nuevamente el comentarista cae en una falacia de falso dilema y pone esto como si fuera excluido por los 10 mandamientos. Nada más errado. Uno puede mostrar a Dios tanto por su palabra como por sus obras: lo uno no quita lo otro. Es más, miren lo que dice el primer mandamiento: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Así que el punto no es descartar nuestra mente y racionalidad, sino ponerlas al servicio del Señor. Dice el apóstol Pablo: “Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo para que lo sirva a Él” (2 Corintios 10:5). ¡Que se lea bien por favor! Pablo no dice “Prohibimos todo pensamiento humano…”. No nos dice que dejemos de pensar, nos dice que pongamos nuestro pensamiento al servicio de Cristo, tal como hizo Santo Tomás de Aquino y tal como busco hacer yo (con todas mis limitaciones e imperfecciones, claro está). Prefiero tener un pensamiento para que pueda servir a Cristo. Si el comentarista prefiere dejar de tener cerebro y racionalidad ya es problema de él… pero se pierde la oportunidad de servir a Cristo con la sana filosofía. Parece que él parte del prejuicio de que toda filosofía es enferma por el solo hecho de ser filosofía, pero Pablo nos muestra que es posible una recta filosofía en servicio a Cristo.

En suma, no he sido yo quien ha respondido a este comentarista supuestamente “bíblico”: ¡han sido Pablo y la Biblia quienes le han respondido!

Referencias:

  1. La historia completa de su conversión puede verse en su autobiografía: C. S. Lewis, Sorprendido por la Alegría, Ed. Rayo, New York, 2006.

 

 

Las diez películas más católicas y las 10 más anticatólicas

He aquí, cortesía del Padre Felipe Santos, el Top 10 del cine religioso, así como las 10 películas que más han dañado la imagen de la Iglesia Católica.

Por: Felipe Santos | Fuente: Granada Digita.

Las 10 películas “más católicas”

La Pasión de Cristo, de Mel Gibson (2004)
Logró muchos más votos que las tres siguientes votadas.

Sonrisas y lágrimas (1965)
También conocida como La Novicia Rebelde, es el clásico sobre la familia Von Trapp y la creativa monja e institutriz Fraulein María frente al auge del poder nazi (basado en una historia real).

Un Hombre para la Eternidad (A Man for All Seasons, 1966)
Un clásico incombustible e imprescindible: la historia de santo Tomás Moro, negándose a aceptar el matrimonio fraudulento de Enrique VIII por fidelidad a la Iglesia y a su conciencia.

La Canción de Bernardette
 (The Song of Bernardette, 1943)

La película clásica, en blanco y negro, de Bernadette y las apariciones de Lourdes.

Qué Bello es Vivir (It’s a Wonderful Life, 1946)
Clásico navideño que apuesta por la vida, la familia y la esperanza y sigue emocionando pese a los años transcurridos, con un magnífico trabajo de James Stewart.

Los Diez Mandamientos
 (1956)

La colosal producción bíblica de Cecil B De Mille, con Charlton Heston.

Escarlata y Negro
 (The Scarlet and the Black, 1983)

La historia real del obispo Hugh O´Flaherty que desafió a los oficiales nazis en Roma para salvar vidas de judíos en la Segunda Guerra Mundial.

Jesús de Nazaret
 (1977)

El octavo puesto es para el clásico pictórico y manierista de Franco Zefirelli

La Lista de Schindler (1993)
Es una película judía, de tema judío y director judío (Steven Spielberg) pero se basa en la historia real de Oskar Schidler, que era católico alemán y salvó a cientos de judíos de los nazis.

Las campanas de Santa María
 (The Bells of Saint Mary, 1946)

Comedia de Bing Crosby e Ingrid Bergman, que se repone poco en España y es menos conocida que otros clásicos de los años cuarenta.

Las 10 películas más anti-católicas

The OrderHistoria de terror sobre un sacerdote renegado que descubre una secta en el interior de la Iglesia dedicada a ocultar monstruosos crímenes. Es como echar gasolina a un incendio teniendo en cuenta el efecto de los escándalos de pederastia en la confianza del norteamericano medio hacia la Iglesia.

Las Hermanas de la Magdalena (2002)
Un “reformatorio-lavandería” para mujeres en la Irlanda de principios del s.XX; monjas sádicas abusan de inocentes muchachas internadas allí por ser pobres o liberales.

Sister Mary Explains it All (2001)
Historia de una monja malévola y asesina que es confrontada por cuatro ex estudiantes, todas las cuales presentan disfunciones como consecuencias su formación católica. Se basa en una obra de teatro anterior. No ha circulado en el mundo hispano.

Chocolate (2000)
Una repostera atea (Juliette Binoche) con recetas de chocolates mayas “libera” a un reprimido pueblo católico de la vida ascética en plena Cuaresma.

Estigmata (1999)
Dios atormenta con estigmas a una atea para proclamar eslóganes gnósticos, porque la Iglesia católica es corrupta, falsa, tienen mucho que ocultar, etc…

Dogma (1999)
Parodia insultante en la que el último descendiente de José y María trabaja en una clínica abortista y es conducido a salvar a dos ángeles caídos bajo las órdenes de dios –que es una mujer.

Elizabeth (1998)
Presenta a la soberana inglesa como quien “libró” a Inglaterra del oscuro y retrógrado catolicismo, logrando llevar a Inglaterra a la supremacía. Vista desde Europa o América Latina no molesta tanto como vista desde el catolicismo estadounidense o inglés.

La Última Tentación de Cristo (1988)
La famosa obra de Martin Scorsese, en la que Cristo sueña en la Cruz que se le permite bajar de ella, casarse con María Magdalena, llevar una vida normal…

Priest (1994)
Un sacerdote homosexual denuncia la corrupción de su parroquia

Agnes de Dios (1985)
La más antigua de las votadas: en un ambiente represivo, una monja asesina a su hijo recién nacido.

Pocas nominadas modernas
Los realizadores de la encuesta se encontraron que de las cien películas nominadas como “más católicas” sólo 16 se han producido en los últimos diez años. Las cintas anticatólicas, en cambio, son cada vez más frecuentes a pesar de que no consiguen grandes éxitos en taquilla.

Por ejemplo, La Pasión de Cristo bordeó los 370 millones de dólares en la taquilla estadounidense, mientras que La Última Tentación de Cristo apenas logró 8,3 millones de dólares en el país.

Un caso similar es el de Sonrisas y Lágrimas, que en 1965 recaudó 159 millones de dólares –que equivaldrían a unos 900 millones actualmente- mientras que hace dos años la anticatólica The Magdalene Sisters alcanzó sólo 4,8 millones.

Aunque el cine anticatólico no llega a ser un gran negocio, cuenta con un público fiel, atención en los medios de comunicación y una función ideológica que le hacen, al menos, rentable.

 

 

Oración para pedir los dones y frutos del Espíritu Santo

El Espíritu Santo con concederá sus dones y frutos si se los pedimos.

ORACIÓN PARA PEDIR LOS DONES

Ven, Espíritu Creador, visita las almas de los fieles; e inunda con tu gracia los corazones que Tú creaste.

Espíritu de Sabiduría, que conoces mis pensamientos más secretos, y mis deseos más íntimos, buenos y malos; ilumíname y hazme conocer lo bueno para obrarlo, y lo malo para detestarlo sinceramente.

Intensifica mi vida interior, por el don de Entendimiento.

Aconséjame en mis dudas y vacilaciones, por el don de Consejo.

Dame la energía necesaria en la lucha contra mis pasiones, por el don de Fortaleza.

Envuelve todo mi proceder en un ambiente sobrenatural, por el don de Ciencia.

Haz que me sienta hijo tuyo en todas las vicisitudes de la vida, y acuda a Ti, cual niño con afecto filial, por el don de Piedad.

Concédeme que Te venere y Te ame cual lo mereces; que ande con cautela en el sendero del bien, guiado por el don del santo Temor de Dios; que tema el pecado más que ningún otro mal; que prefiera perderlo todo antes que tu gracia; y que llegue un día a aquella feliz morada, donde Tú serás nuestra Luz y Consuelo, y, cual tierna madre; enjugas “toda lágrima de nuestros ojos”, donde no hay llanto ni dolor alguno, sino eterna felicidad. Así sea.

ORACIÓN PARA PEDIR LOS FRUTOS

Espíritu de Caridad, haznos amar a Dios y a nuestros semejantes como Tú quieres que los amemos.

Espíritu de Gozo, otórganos la santa alegría, propia de los que viven en tu gracia.

Espíritu de Paz, concédenos tu paz, aquella paz que el mundo no puede dar.

Espíritu de Paciencia, enséñanos a sobrellevar las adversidades de la vida sin indagar el por qué de ellas y sin quejarnos.

Espíritu de Benignidad, haz que juzguemos y tratemos a todos con benevolencia sincera y rostro sonriente, reflejo de tu infinita suavidad.

Espíritu de Bondad, concédenos el desvivirnos por los demás, y derramar a manos llenas, cuantas obras buenas nos inspires.

Espíritu de Longanimidad, enséñanos a soportar las molestias y flaquezas de los demás, como deseamos soporten las nuestras.

Espíritu de Mansedumbre, haznos mansos y humildes de corazón, a ejemplo del Divino Corazón de Jesús, obra maestra de la creación.

Espíritu de Fe, otórganos el no vacilar en nuestra fe, y vivir siempre de acuerdo con las enseñanzas de Cristo, e iluminados por tus santas inspiraciones.

Espíritu de Modestia, enséñanos a ser recatados con nosotros mismos, a fin de no servir nunca de tentación a los demás.

Espíritu de Continencia, haznos puros y limpios en nuestra vida interior, y enérgicos en rechazar cuanto pudiera manchar el vestido blanco de la gracia.

Espíritu de Castidad, concédenos la victoria sobre nosotros mismos; haznos prudentes y castos; sobrios y mortificados; perseverantes en la oración y amantes de Ti, oh Dios del Amor hermoso.Así sea.

 

 

 

San Pantaleón, el médico romano que atendía gratis a los necesitados

 

Era médico en el entorno del emperador, pero curaba también gratis a los pobres. La envidia hizo que lo condenaran por cristiano

San Pantaleón era pagano, hijo del senador romano Eustorgio y una mujer cristiana llamada Eucuba que tenía dificultad para que su hijo se convirtiera. De hecho, falleció sin ver a su hijo bautizado, pero más adelante Pantaleón se convirtió y llegó a ser mártir.

Su padre le animó a estudiar medicina con Eufrosino, el médico del emperador Maximiliano. Gracias a la posición política, pudo hacerlo y trabajar en el entorno del emperador.

En ese mismo ambiente Pantaleón entró en contacto con el sacerdote Hermolao. Este le dijo que podría curar los cuerpos pero había alguien, Jesucristo, que curaba el cuerpo y el alma y era el único que podía hacerlo.

Pantaleón comprobó que había curaciones que no habían salido de sus manos y esto le hizo acercarse a la fe cristiana y pedir ser bautizado.

Un profundo cambio

Desde entonces, Pantaleón atendía a muchas personas de clases inferiores de forma gratuita, hasta el punto de que le llamaban médico anargirós (sin plata, gratis).

Entre los más cercanos al emperador había quienes tenían envidia de Pantaleón. El hecho de ser cristiano, entonces, se convirtió en la excusa para acusarlo ante Galerio Maximiano y librarse de él.

Pantaleón fue detenido en Nicomedia (hoy Izmit, en la actual Turquía). Fue encarcelado y posteriormente llevado a la plaza pública. Allí, a la vista de todos, lo despedazaron con garfios de hierro. No contentos con esta tortura, fue decapitado. Era el 27 de julio del año 305.

También murieron el sacerdote Hermolao y otros dos cristianos, Hermipo y Hermócrates.

Los cristianos de la ciudad recogieron su cuerpo y su sangre, al modo como se solía hacer con los mártires. Lo enterraron en el campo de un profesor llamado Adamantino.

Su devoción se extendió rápidamente tanto en Oriente como en Occidente.

La fiesta de san Pantaleón se celebra el 27 de julio.

Licuefacción de su sangre

En cuanto a este santo, existe un hecho sorprendente: la licuefacción de su sangre.

La sangre se conserva en una ampolla en la catedral de Ravello, en la Costa Amalfitana (Italia). La llevaron allí unos mercaderes desde Estambul, en el primer milenio.

En esa ampolla con la sangre los historiadores constatan, desde hace siglos, que se produce el fenómeno de la licuefacción.

De aquella ampolla se extrajo un pequeña porción de sangre para el papa Pablo V. Este la regaló a la condesa de Miranda, que tenía una hija en el monasterio de Monjas Agustinas Recoletas de Madrid. La condesa donó a ese convento la reliquia en 1616. Es el conocido monasterio de la Encarnación.

Todo el año se puede visitar la capilla-relicario del Monasterio, donde está la ampolla y otra reliquia: un trozo de hueso de san Pantaleón.

La víspera de san Pantaleón se expone la ampolla con la sangre junto al altar de la iglesia y todos pueden ver que está licuada.

Esta licuefacción hace que el contenido cambie de color a lo largo de dos meses y luego vuelva al color anterior. Del mismo modo, pasa de sólido a líquido y de nuevo a sólido.

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Oración

Oh, bendito y bienaventurado san Pantaleón,
mártir por amor a Dios y médico por amor al prójimo,
que hiciste tanto bien cuando estabas en la tierra
sanando enfermedades y padecimientos
a quien a ti llegaba y solicitaba tu ayuda,
hoy invoco con fe y esperanza tu glorioso nombre
pues sé que Dios te concedió el don
de ser nuestro valioso y poderoso mediador,
y a través de ti, desde las Alturas,
concede numerosos milagros y obra maravillas
en favor de los enfermos.
Buen san Pantaleón,
aclamado por los muchos milagros que obraste,
tú que eres poderoso protector de los enfermos
y benéfico patrón de los médicos,
ruega por la sanación total de (…)
que ahora está tan necesitado-a de salud,
bendice las manos de sus médicos
y haz que sean efectivas las medicinas que le administran,
que no carezca de los mejores cuidados
aleja de (…) los dolores y sufrimientos,
dale ánimo, energía y esperanza
para que no decaiga y crea en su curación.
San Pantaleón, por tus méritos,
por tu gran corazón y generosidad
te ruego hagas llegar mis peticiones a Dios
y consigas sean escuchadas cuanto antes.
Así sea.

Oh Dios Omnipotente:

Tú que nos das salud y eres nuestra fortaleza,
no nos desampares en esta ocasión,
no apartes tu mirada de este siervo tuyo que te necesita,
no dejes que la enfermedad agote más su cuerpo
y por la intercesión del milagroso médico Pantaleón,
conforta el cuerpo y el alma de (…)
que ahora está padeciendo una dura enfermedad.
Padre Todopoderoso que con amor nos cuidas,
envía tu poder curativo para que (…) recobre la salud.
Señor, por la intercesión del joven san Pantaleón,
que por defender tu honor y no abandonar su fe
cayó bajo los crueles golpes de sus perseguidores,
te pedimos ayudes a (…)
para que en breve recupere su vitalidad
y salga de su cuerpo toda enfermedad,
para que pueda alabarte y bendecirte
por los siglos de los siglos.
Te lo pedimos por tu Hijo Jesús,
que es la salud y Luz del mundo. Así sea.
Rezar tres Padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Repetir la oración y los rezos tres días seguidos.

 

 

El Papa: Dios no abandona nunca a los justos

 

«¿Por qué nosotros que queremos hacer el bien tenemos tantos problemas?» Francisco responde en la homilía en Santa Marta

Dios no abandona nunca a los justos, mientras que los que siembran el mal son como desconocidos de los cuales el cielo no recuerda el nombre. Es la enseñanza que el papa Francisco extrajo de las lecturas de la misa celebrada el 8 de octubre de 2015 en la Casa Santa Marta del Vaticano.

«Una madre coraje, marido, tres hijos, menos de 40 años y un tumor “de los malos” que la tiene en la cama… “¿por qué?”. Una mujer anciana, una persona con la oración en el corazón y con un hijo asesinado por la mafia… ¿por qué?”.

La voz del Papa en el altar de Santa Marta amplificó esta gran pregunta que como una cuchilla corta los pensamientos de tanta gente de fe convencida, profunda, y puesta a prueba duramente por los dramas de la vida.

¿Por qué sucede esto?, fue el grito que Francisco tomó de la Lectura del Profeta Malaquías.

«¿Qué ventaja tenemos de la obediencia a los mandamientos de Dios, mientras los soberbios, haciendo el mal, se multiplican e, incluso, provocando a Dios, quedan impunes?”.

“¿Cuántas veces vemos que esto se cumple en gente mala, en gente que hace el mal y que parece que en la vida le va genial? Son felices, tienen todo lo que quieren, no les falta nunca nada ¿Por qué, Señor?”. Es uno de los muchos porqués…

¿Por qué a este, que es un sinvergüenza, que no le importa nada ni Dios ni los demás, que es una persona injusta incluso malvada, le va bien todo en su vida, tiene todo lo que quiere y nosotros que queremos hacer el bien tenemos tantos problemas?”.

El Señor vela por los justos

La respuesta a esto el Papa la tomó del salmo del día, que proclama “bienaventurado” al hombre que “no sigue el consejo de los malvados” y que encuentra su alegría en la ley del Señor”.

El Papa explicó:

Aún no vemos los frutos de la gente que sufre, de esta gente que lleva la cruz, como el Viernes Santo y el Sábado Santo no se veían los frutos del hijo de Dios crucificado, de sus sufrimientos. Y todo lo que hará le saldrá bien. Y ¿qué dice el salmo sobre los malvados, sobre aquellos que nosotros pensamos que les va todo bien? ‘No así los malvados, no así, que son como la paja que se lleva el viento’. Porque el Señor vela el camino de los justos, mientras que el camino de los malvados va hacia la ruina”. Una ruina que Francisco destacó citando la parábola evangélica de Lázaro, símbolo de la miseria total y del rico que le negaba hasta las migajas que caían de su mesa. “Es curioso: de ese hombre no se sabe el nombre; sólo un adjetivo: es un rico. De los malvados, en el Libro de la Memoria de Dios, no está el nombre: es un malvado, es un aprovechado… No tienen nombre, solo adjetivos.

Sin embargo, todos los que tratan de caminar por el camino del Señor, estarán con su Hijo que tiene el nombre: Jesús Salvador.

Es un nombre difícil de entender, incluso inexplicable por la prueba de la cruz y por todo lo que Él ha sufrido por nosotros”.