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Referencias Bíblicas

• Luke 5:1-11

• Obispo Robert Barron

 

Amigos, el Evangelio de hoy nos trae la historia de la pesca milagrosa. De muchas maneras, la totalidad de la vida espiritual se puede leer en este relato.

Sin ser invitado, Jesús simplemente se sube a la barca del pescador. Esto es para adentrarse de la manera más directa en la vida de Simón. Y sin más, comienza a dar órdenes, pidiendo primero a Simón que salga de la orilla y luego que vaya mar adentro. Esto representa una invasión de la gracia.

La decisión más importante que tomarás en tu vida es la siguiente: ¿Cooperarás con Jesús una vez que Él decida subir a tu bote?

En muchos sentidos, todo lo demás en la vida es secundario, simplemente una nota al pie de la página. Cuando el Señor Jesucristo se sube a tu barco, lo llevará siempre a aguas profundas. Duc in altum (“Ir mar adentro”), como le gustaba decir a San Juan Pablo II. ¿Más peligroso? Si. ¿Más emocionante? Si.

Ahora, fíjate, las profundidades de las que estamos hablando aquí son profundidades espirituales. La emoción que estamos hablando es la verdadera emoción que proviene de la transformación espiritual. Las profundidades no tienen nada que ver con lo que el mundo considera importante o emocionante.

 

 

Teresa de Calcuta, Santa

Religiosa y Fundadora, 5 de septiembre

Fuente: ACI Prensa
Fundadora

Martirologio Romano: En la ciudad de Calcuta, en la India, Santa Teresa (Inés) Gonhxa Bojaxhiu, virgen, que, nacida en Albania, trató de apagar la sed de Cristo clavado en la cruz atendiendo con eximia caridad a los hermanos más pobres, y fundó las congregaciones de Misioneros y Misioneras de la Caridad, para servir a los enfermos y abandonados († 1997).

Fecha de beatificación: 19 de octubre de 2003, por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 4 de septiembre de 2016 por S.S. Francisco

Breve Biografía

• ¿Cuáles fueron los milagros para su beatificación y canonización?

“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”, decía la Madre Teresa.

La Madre Teresa nació un 26 de agosto de 1910 en Skopje. Fue la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu. La bautizaron con el nombre de Gonxha Agnes. Recibió la primera Comunión a los cinco años y medio; y la Confirmación la recibió en 1916.

A los ocho años muere su padre y su familia pasa por una gran estrechez económica. Cuando llegó a los 18 años deja la casa para ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como las Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí tomó el nombre de Hermana María Teresa por Santa Teresa de Lisieux. Llega a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de hacer sus primeros votos en mayo de 1931, es destinada a la comunidad de Loreto Entally en esa ciudad de la India donde fue docente de las alumnas del colegio St. Mary.

 

El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua y llegó a convertirse en directora del mencionado colegio en 1944. Sin embargo, un 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, Madre Teresa recibió lo que ella llamó la “inspiración”, su “llamada dentro de la llamada”. Aquel día la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón. En las siguientes semanas, mediante locuciones interiores y visiones, el mismo Jesús le reveló su deseo de encontrar “víctimas de amor” que “irradiasen a las almas su amor”. “Ven y sé mi luz”, le dijo el Señor.

Del mismo modo, le pidió que fundara una congregación religiosa al servicio de los más pobres entre los pobres. Es así que después de muchas dificultades, el 17 de agosto de 1948 se visitó por primera vez con el sari blanco orlado de azul y salió del convento de Loreto para introducirse en el mundo de los pobres.

Recorrió los barrios pobres, visitó familias, lavó las heridas de los niños y ayudó a los olvidados. Todos los días recibía la Eucaristía y salía de casa con el rosario en la mano. Luego de algunos meses, se le unieron algunas de sus antiguas alumnas.

En 1950 se establece oficialmente la Congregación de las Misioneras de la Caridad. Tiempo después envió a sus hermanas a otras partes de la India y abre otras casas en Venezuela, Roma, Tanzania y en los cinco continentes.

Con el tiempo funda también a los Hermanos Misioneros de la Caridad, la rama contemplativa de las Hermanas, los Hermanos Contemplativos y los Padres Misioneros de la Caridad. Así como a los Colaboradores de Madre Teresa y a los Colaboradores Enfermos y Sufrientes. Lo que inspiró a los Misioneros de la caridad laicos y al movimiento Sacerdotal Corpus Christi.

 

En 1979 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz y los medios de comunicación empezaron a seguir con más atención sus obras que daban testimonio de la alegría de amar y de la grandeza y dignidad de cada persona humana.

Al final de su vida y a pesar de sus problemas de salud, Madre Teresa continuó sirviendo a los pobres. Después de encontrarse por última vez con San Juan Pablo II, retorna a Calcuta y el 5 de septiembre de 1997 volvió a la Casa del Padre.

Artículo originalmente publicado en ACI Prensa

Otros artículos sobre la Madre Teresa

• Una mujer, una verdadera heroína
• Sito oficial motherteresacause.info
• En Corazones.org
• En Vatican.va
• Homilía completa del Papa Francisco en la canonización de Madre Teresa de Calcuta.

 

 

Testigos y enviados de Cristo

Santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11.

 

 

Jueves XXII del Tiempo Ordinario.
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Jesús, gracias porque hoy tengo la oportunidad de suplicarte que entres a la barca de mi vida. Por intercesión de tu Madre santísima, quiero apartarme de mis preocupaciones y de todo lo que me distraiga o impida escucharte en esta oración.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11



En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a la orilla del lago Genesaret; y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Simón le respondió: «Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.



Palabra del Señor


 

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Es sorprendente la suavidad con que Cristo va guiando a sus amigos hacia la conversión. En este pasaje, se nos cuenta cómo logró conquistar a Pedro.

El apóstol San Pedro, antes de conocer al Señor, era Simón el pescador. Un hombre recio, acostumbrado a la dura tarea de la pesca. Seguramente era uno de los más importantes del negocio y uno de los más respetados, debido a su carácter fuerte. Jesús se acercó a él, se subió a una de las barcas y le pidió que se alejara un poco para poder predicar a la muchedumbre. Pedro estaba pendiente del timón y de los remos, quizás sin escuchar las palabras del Señor.

Pero luego, Jesús le miró y le dijo que fuera mar adentro, a pescar. Simón se extrañó. ¿Pero cómo? ¿No sabe éste que yo soy un profesional? Si no he pescado nada durante la noche, ¿cómo voy a hacerlo a pleno día? Sin embargo, le dijo: Lo haré porque tú me lo pides.

 

Jesús esperaba estas palabras, esperaba un poco de humildad por parte de Pedro, el impetuoso. Fue entonces cuando se obró el milagro. “Y pescaron gran cantidad de peces”. Al ver lo sucedido, Pedro se olvidó de la pesca y cayó de rodillas ante Jesús.

El Señor sabía muy bien cómo ganárselo, con amabilidad, sin recriminaciones. Y luego le dijo: «No temas, desde ahora serás pescador de hombres».

«La fuerza de la Palabra de Dios está en ese encuentro entre mis pecados y la sangre de Cristo, que me salva. Y cuando no existe ese encuentro, no hay fuerza en el corazón. Cuando se olvida ese encuentro que hemos tenido en la vida, nos hacemos mundanos, queremos hablar de las cosas de Dios con lenguaje humano, y no sirve: no da vida. Asimismo, también Pedro -en el Evangelio de la pesca milagrosa- experimenta encontrar a Cristo viendo el propio pecado: ve la fuerza de Jesús y se ve a sí mismo. Se arroja a sus pies diciendo:

«Señor, aléjate de mí porque soy un pecador». En este encuentro entre Cristo y mis pecados está la salvación. De nuevo, el lugar privilegiado para el encuentro con Jesucristo son nuestros propios pecados. Si un cristiano no es capaz de sentirse precisamente pecador y salvado por la sangre de Cristo, este Crucificado, es un cristiano a mitad de camino, es un cristiano tibio». (Homilía de S.S. Francisco, 4 de septiembre de 2014).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Ser un pescador que atrae gente por el testimonio de vida cristiana que doy

 

 

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

Contemplativos: La herencia desconocida de Teresa de Calcuta

Todos han escuchado hablar de las Misioneras de la Caridad, pero pocos conocen la congregación de religiosos contemplativos fundada por la santa de origen albanés. Su cofundador nos la presenta.

 

 

Veinticinco años después de su fallecimiento, todo el mundo conoce el nombre de la Madre Teresa de Calcuta; y el de sus Misioneras y Misioneros de la Caridad. Pocos saben, sin embargo, que para la santa la vida de oración y contemplación era tan importante que también fundó una congregación de religiosos «contemplativos».

La religiosa albanesa, su nombre de pila era Gonxha Agnes Bojaxhiu, fundó esta obra en Roma, el 19 de marzo de 1979; junto al sacerdote de origen indio, Sebastian Vazhakala.

Hoy día son unos cincuenta religiosos, que, además de Roma, están presentes en Tierra Santa (en Nazaret), La India, Albania, Nigeria y Ghana. 

La diócesis de la Ciudad Eterna les ha reconocido desde 8 de diciembre de 1993 como una familia religiosa «contemplativa»; aunque no viven en estricta clausura, pues comparten su oración y su vida junto a los más pobres.

 

 

Contemplativos

Su fundador, el padre Sebastian explica que «la vida de oración es central en nuestra vocación. De hecho, es nuestro deseo y objetivo que toda nuestra vida se convierta en una profunda oración a Dios, en la que permanezcamos unidos a Él mientras nos dedicamos a todas nuestras diversas actividades, tanto dentro de nuestras casas como fuera de ellas durante los periodos de apostolado».

El sacerdote, que conoció a la madre Teresa cuando era un joven estudiante en La India, aclara que «para alcanzar ese nivel de unión con Dios (que, por supuesto, es principalmente obra suya y no se alcanza ni se merece por ninguno de nuestros esfuerzos), nos apoyamos en un sólido programa diario de oración comunitaria, que incluye la Santa Misa celebrada por uno de nuestros sacerdotes, al menos dos horas de Adoración Eucarística, la Liturgia de las Horas -de la que siempre cantamos Laudes y Vísperas-, el Rosario, las Letanías diarias, etc». 

Estos religiosos, añade su cofundador, también reservan durante el día un tiempo «para la lectura espiritual y siempre hay algún tiempo para la oración privada adicional, si se desea. También tenemos la oportunidad de un día de oración profunda en completo silencio y soledad una vez al mes».

 

 

Penitencia

«La penitencia también desempeña un papel especial en nuestra vida para reparar tanto nuestros propios pecados como los del mundo entero – sigue explicando el padre Sebastian –».

«Tenemos la oportunidad de recibir el sacramento de la reconciliación con mucha regularidad y nuestra vida diaria se caracteriza por un espíritu de reparación». 

Silencio

El religioso indio aclara que «no somos una orden estrictamente silenciosa -nuestras obras apostólicas lo prohíben-, pero fuera de los periodos de recreo prescritos observamos un espíritu de silencio y oración que respeta la necesidad de cada hermano de una comunión íntima y personal con Dios». 

«Nuestra vida diaria incluye una serie de formas específicas de penitencia; pero más importante que todas ellas es la tendencia subyacente de nuestra vida en la que aspiramos a la conversión diaria al Evangelio aceptando con alegría todas las cruces que Dios nos envía. A menudo de forma inesperada, y que nunca faltan».

 

 

Apostolado

Para estos religiosos «el primer campo de misión es nuestro propio corazón, y el segundo nuestros propios hermanos de comunidad, que tienen especial necesidad de encontrar el amor tierno de Dios reflejado en nosotros». 

Sin embargo, según sus Constituciones, también se comprometen activamente para ayudar a los más necesitados, según las circunstancias en las que están enclavadas cada una de sus comunidades. 

Hábito gris

Una característica importante de la vida de estos contemplativos es el uso de un hábito – gris para los hermanos profesos – con un crucifijo en el hombro. Suelen calzar sandalias.

La oración matutina de la comunidad suele comenzar a las cinco de la mañana. El resto del día se desarrolla en estricta pobreza, reflejada en la sencillez de la comida y de los enseres para uso personal.

Para vivir el espíritu de pobreza, han decidido no tener objetos como televisores, radios y lavadoras…, aunque poseen, por ejemplo, furgonetas, «ya que son esenciales para nuestro trabajo al servicio de los necesitados», aclara el padre Sebastian. 

Comparten todas las comidas en común, algunas de ellas en silencio. 

En definitiva, el padre Sebastian resume así esta nueva vocación contemplativa en la Iglesia: «No somos contemplativos en el sentido de que nuestra vida sea perpetuamente silenciosa y estrictamente encerrada en el claustro; sino que, como afirman nuestras Constituciones, nuestra vida es esencialmente contemplativa, apostólica y misionera, una vida en la que la contemplación subyace a toda actividad».