Prisca de Roma, Santa
Mártir, 18 de enero
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Prisca (o Priscila), nombre bajo el cual fue dedicada la basílica edificada en la colina del Aventino (antes de 499).
Etimológicamente: Prisca = “antigua”. Viene de la lengua latina.
Breve Biografía
La passio -que data a lo más del siglo X- carece de verdadero valor histórico, pero es interesante leer, nos dice que Prisca era una niña de 13 años –para la ley romana, una adulta ya- que fue detenida entre un numeroso grupo de cristianos durante la persecución del emperador Claudio II (año 269). El emperador, al verla de tan corta edad, creyó fácil vencerla y la llevó al templo de Apolo para que le quemara incienso en ofrenda. Pero aunque fue abofeteada hasta que le sangró la boca, no tomó el incienso que debía ofrendar. Fue luego encarcelada en una celda rodeada de criminales que la molestaron todo el tiempo, pero eso tampoco logró abatirla. Posteriormente la torturaron quemándola con antorchas y aceite hirviendo, pero ante las protestas de la gente, el emperador mandó encerrarla de nuevo. Durante la noche recibió visitas de sus padres y parientes, que en vano le suplicaron que se salvara. Fue torturada de nuevo, quemada con grasa derretida, desgarrada con uñas de acero, azotada con cuerdas emplomadas y descoyuntada en el potro. La echaron a los leones y éstos no la tocaron, la colgaron por encima de una hoguera y no se quemó. Finalmente la llevaron a las afueras de Roma, en la Vía Ostia, y allí fue decapitada. Fue enterrada en las catacumbas de esa zona, que pasaron a llamarse catacumbas de Santa Priscila.
Las evidencias históricas
Dejando aparte el relato del martirio, que diferencia claramente a una niña mártir romana de nombre Prisca, los documentos más antiguos crean confusiones con una tal Priscila, hasta el punto de hacer creer que hay tres personas distintas llamadas Prisca: una, titular de una iglesia en el Aventino, como dice un epígrafe funerario del siglo V: “Adeodatus presb. Tit. Priscae” (Adeodato, presbítero del título de Prisca). A esta se la llama “fundadora” según los sínodos romanos de 499 y 595. ¿Sería una matrona romana?
En el siglo VIII, esta Prisca pasa a ser confundida con la mujer de Aquila, a quien San Pablo menciona en varias de sus epístolas. Este matrimonio también tenía una iglesia dedicada en Roma.
Y una tercera Prisca es recordada en los Itinerarios del siglo VIII, situada en las catacumbas de Santa Priscila –es muy probable que el lío Prisca-Priscila venga de aquí, cuando en origen son nombres totalmente distintos que simplemente se parecen-. Lo mismo hace el Sacramentario Gregoriano, recordándola el 18 de enero. ¿Sería ésta la mártir?
En cuanto a ella, ya hemos dicho que tiene una iglesia en el Aventino –en cuya “confesión” del altar mayor está ubicada la urna de madera con sus restos- y que debajo apareció una casa romana. La leyenda dice que en ella se hospedó San Pedro y se conserva una antigua pila bautismal donde bautizaba –de hecho allá hay una pintura donde aparece bautizando a Santa Prisca, la matrona romana, tenida por la mártir- pero sin ningún fundamento histórico.
A Priscila, esposa de Aquila, la inscribió Baronio en el Martirologio Romano a 16 de enero, basándose en el Martirologio Jeronimiano. Pero esta Priscila es confundida constantemente entre la mujer de Aquila y la matrona romana y “fundadora” de las catacumbas que llevan su nombre en Roma. A día de hoy, eso es un problema sin resolver.
Lo que si es evidente es que a pesar de lo infundado de su passio, Prisca la mártir, tiene su iglesia y tiene sus reliquias, así como un culto muy temprano.
¡Felicidades a las que lleven este nombre!
“No hay soledad más triste y afligida que la de un hombre sin amigos, sin los cuales el mundo es desierto; el que es incapaz de amistad, más tiene de bestia que de hombre” ( Francis Bacon).
Los discipulos que caminan con Jesús
Santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28. Martes II del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Concédeme la gracia, Señor, de reconocerte junto a mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28
Un sábado Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: “¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?”.
Él les respondió: “¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros”.
Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El evangelio de este día invita a contemplar la realidad de la vida: Cristo y los discípulos caminan – se trasladan de un sitio a otro -; los discípulos arrancan espigas para comerlas, sentían hambre y, finalmente, los fariseos.
Así como andaba con los discípulos, hoy también camina a tu lado, basta que seas dócil, doblegues la cerviz y le reconozcas; jamás estarás sola (o), basta que pienses por un momento en cada situación difícil que has vivido y en la persona que te ha acompañado, las veces que escuchaste palabras de ánimo o en que recibiste un consejo; cada una de estas personas, fue Él quien la puso cerca de ti para que le escuchases.
Sé que hay momentos en que quisieras que todo fuese distinto, sin embargo, la vida está llena de situaciones complejas que hacen que te sientas asfixiada (o) por tanta presión en el trabajo, en la escuela o universidad, incluso en la misma familia; es difícil caminar cuando se tiene sed de justicia o un momento de paz en tu vida, pero este momento permite que disfrutes el agua que sacia tu sed y alcances un mayor grado de paz, por la simple razón que no estás sola(o) y que siempre tienes compañía.
Jesús quiere que le reconozcas en cada momento de tu vida, que camines con Él, que le veas; no temas abrirte a la vida reconociendo tus fragilidades y, sobre todo, sabiendo que eres una persona amada por Dios. Deja que Él camine contigo y tú aprende a caminar con Él.
«El error y el mal deben ser condenados y combatidos constantemente; pero el hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado». (San Juan Pablo II, Discurso a la Acción Católica italiana, 30 diciembre 1978).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy en oración ante Dios reconoceré que he fallado y le pediré la fuerza para levantarme y reconocer que camina junto a mí.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Prohíbe la Biblia hacer imágenes?
Hay pasajes difíciles de entender, y el tema aquí tratado es, sin lugar a dudas, uno de ellos.
Ex 20.4-5 ‘No te hagas estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas’.
Si bien es cierto, si leemos esta cita del libro de Éxodo, podemos quedarnos con la idea equivocada de que Dios prohíbe la fabricación de cualquier tipo de imagen. Sin embargo, al igual que todo texto bíblico, debemos entenderlo en el contexto de toda la Escritura. Lo que Dios prohíbe es la adoración (lo que sólo se le debe a El), mas no la construcción de imágenes, como podemos ver claramente al revisar otros textos de la Sagrada Escritura. Por otro lado, Dios mismo, en ciertas ocasiones, es quien ordena la fabricación de imágenes, como encontraremos más adelante. Pues bien, Dios no se puede contradecir, no podría decir sí y no al mismo tiempo, pues ya no sería perfecto y por tanto no sería Dios. Pero si entendemos el verdadero sentido de la Biblia, descubrimos que lo que Dios prohíbe es el adorar las imágenes, es decir, rendirles culto como si se trataran de Dios mismo, cosa que ningún buen católico hace. Los católicos sólo veneramos las imágenes de Jesús, de María y de los santos, en cuanto representan o nos recuerdan a la persona a quien va dirigido nuestro culto, pero la adoración única y exclusivamente se la debemos a Dios, y eso es lo que siempre ha enseñado y enseña nuestra Santa Madre la Iglesia Católica.
Incluso vemos que el pueblo de Israel, se postraba ante el Arca de la Alianza (la cual estaba formada por dos querubines de oro), porque sabía que estos sólo representaban la presencia de Dios, pero no eran Dios. El siguiente texto bíblico (aunque existen muchos más), no nos deja lugar a dudas:
Jos 7.6 Entonces Josué y todos los jefes de Israel … permanecieron postrados delante del Arca de Yavé.
Para reafirmar lo dicho, leamos a continuación los textos bíblicos que nos hablan de la fabricación de imágenes, con la aceptación, e incluso la orden de Dios mismo:
Ex 25.18-20 ‘Harás dos querubines de oro macizo. Sus alas cubrirán el Lugar del Perdón’.
Ex 25.8-9 ‘Me van a hacer un santuario … y lo harán, según el modelo que yo te enseñaré’.
Ex 25.40 ‘Cuida, pues, de hacerlo todo conforme al modelo que te he enseñado en el monte’.
Ex 37.7 Asimismo (Moisés) hizo dos querubines de oro macizo.
Heb 9.5 Por encima del arca están los querubines de la Gloria, cubriendo con sus alas el Lugar del Perdón.
Ex 25.31-33 ‘Labrarás igualmente un candelabro de oro. Cada brazo tendrá tres cálices en forma de almendro, con capullo y flor’.
Ex 37.19 Cada brazo (del candelabro) tenía tres cálices en forma de flor de almendro, con capullos y flores.
Ex 26.1 ‘La Morada tendrá que ser hecha de diez cortinas … adornadas con querubines’.
Ex 36.8 Hicieron la Morada. Hicieron diez cortinas … adornadas con querubines.
Ex 26.31 ‘Para el velo necesitarás lino fino, … decorada en hermosa tapicería de querubines’.
Ex 36.35 Además de esto hizo un velo de lino fino, … bordado de querubines, obra de artista.
Ex 27.1-2 ‘Harás también un altar de madera… De sus cuatro esquinas saldrán cuatro cuernos’.
Ex 38.1-2 Hizo también el Altar de los Holocaustos. De sus cuatro esquinas salían cuatro cuernos.
Ex 30.1-2 ‘Harás también un altar para quemar el incienso… y de sus cuatro esquinas saldrán sus cuernos’.
Ex 37.25 Hizo también el Altar del Incienso. Sus cuernos formaban un cuerpo con él.
Ex 28.31-33 ‘Harás también el mando del Efod. En los lados habrá alrededor unas granadas de jacinto…’
1 Re 6.17-18 En todo el interior, la madera estaba esculpida con figuras de calabazas y guirnaldas de flores.
1 Re 6.23-28 Dentro del Lugar Santísimo, puso dos querubines, de cinco metros de alto. Salomón cubrió de oro los dos querubines.
2 Cr 3.10 En el interior de la sala del Lugar Santísimo hizo dos querubines de metal forjado, que revistió de oro.
1 Re 6.29 Las paredes de la Casa fueron esculpidas en todo su contorno con figuras de querubines, de palmas y guirnaldas de flores.
1 Re 6.31-32 Hizo la puerta del Lugar Santísimo. Esculpió en ellas figuras de querubines, palmas y guirnaldas de flores.
1 Re 6.33-35 A la entrada del Lugar Santo puso puertas. Estas también se esculpieron con querubines, palmas y guirnaldas de flores.
2 Cr 3.7 Recubrió de oro la Casa, sus paredes y sus puertas y esculpió querubines sobre las paredes.
1 Re 7.18,19 Moldeó en bronce granadas, … cuatrocientas en total … Los capiteles que estaban en la cima de las columnas tenían forma de azucenas.
2 Cr 3.14 Hizo también la cortina de púrpura violeta, … y en ella hizo poner querubines.
1 Re 7.23-25 Hizo una gran concha, conocido como Mar. Debajo del borde había calabazas. El Mar se apoyaba sobre doce bueyes.
2 Cr 4.2-4 Hizo una gran pileta, llamado el mar. Debajo del borde había unas como figuras de granadas. Se apoyaba sobre doce bueyes.
1 Re 7.27,29 Hizo diez basas de bronce. Sobre el panel que estaba entre los listones había leones, bueyes y querubines.
1 Re 9.1-3 Cuando Salomón hubo terminado la Casa de Yavé, Yavé le dijo: ‘He santificado esta Casa que me has construido’.
2 Cr 5.7 Los sacerdotes introdujeron el Arca de la Alianza … a su lugar, al Santuario de la Casa, al Lugar Santísimo, bajo las alas de los querubines.
1 Re 10.19-20 El trono tenía seis gradas… Había dos brazos y dos leones de pie junto a los brazos, más doce leones parados sobre las seis gradas.
Ez 41.18 La decoración (de la Casa) estaba formada por querubines y palmas; los querubines tenían dos caras.
Ez 41.20 En el muro se habían representado querubines y palmas desde el suelo hasta encima de la entrada.
Ez 41.25 Encima de las batientes del antesantuario, había representado en los muros querubines y palmas.
Ez 43.7 Me dijo: ‘Hijo de hombre, has visto el lugar de mi trono, el sitio para la planta de mis pies’.
Nm 21.8 Yavé le dijo a Moisés: ‘Hazte una serpiente-ardiente y colócale en un poste. El que haya sido mordido, al verla, sanará’.
Jn 3.14 ‘Recuerden la serpiente que Moisés hizo levantar en el desierto: así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre’.
Sab 16.7 En efecto, cualquiera que se volvía al objeto de bronce se salvaba, no por lo que tenía a la vista, sino por ti, el Salvador de todos.
Mc 12.16 Jesús les preguntó: ‘¿De quién es esta cara y lo que está escrito?’. Ellos le contestaron: ‘Del César’.
Por último, veamos que cuando la imagen ser convierte en objeto de adoración (idolatría, que es lo mismo) entonces sí se debe prohibir su culto, pues como dijimos la adoración se debe exclusivamente a Dios. La siguiente cita bíblica nos sirve de ejemplo:
2 Re 18.4 Ezequías) destruyó la serpiente de bronce que Moisés había fabricado …, pues hasta ese tiempo los israelitas le ofrecían sacrificios.
Yo creo, Señor; en Ti
que eres la Verdad Suprema.
Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades
que cree y espera mi Santa Madre
la Iglesia Católica y Apostólica.
Fe en la que nací por tu gracia,
fe en la que quiero vivir y luchar
fe en la que quiero morir.
Como buscadores de Dios, vayamos con humilde paciencia y siempre juntos
El Santo Padre recibió en audiencia a una delegación ecuménica de Finlandia.
“Queridos amigos, la repetición de su peregrinación aquí es un hermoso y alentador signo ecuménico. Les agradezco por esto. Vayamos adelante juntos en la búsqueda de Dios, con audacia y concreción. Mantengamos nuestra mirada fija en Jesús y mantengámonos unidos en la oración”, lo dijo el Papa Francisco en su discurso a los miembros de la Delegación Ecuménica de Finlandia, a quienes recibió en audiencia la mañana de este lunes, 17 de enero, con ocasión de su peregrinación anual a Roma, por la fiesta de San Enrique.
Cristianos libres y decididos en la búsqueda de la verdad
Al iniciar su discurso, el Santo Padre agradeció por el don que le llevaron y por las palabras sobre la humildad, el arrepentimiento y el perdón, que le dirigió el Obispo Keskitalo. “Es con especial alegría que les doy la bienvenida y saludo a los representantes Sami. Que Dios los acompañe en el camino de la reconciliación y de la sanación de la memoria, y haga a todos los cristianos libres y decididos en la búsqueda sincera de la verdad”. Asimismo, saludó al Obispo emérito, Teemu Sippo, que se ha recuperado de un grave accidente y al Metropolita Ortodoxo, Arseni de Kuopio y Carelia, que no ha podido acompañarlos.
Todo nace de la gracia de Dios que nos atrae
El Papa Francisco también resaltó que, su grata visita se da en vísperas de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. “El tema de este año está tomado del Evangelio de Mateo – precisó el Pontífice – es ‘En oriente vimos aparecer su estrella y vinimos a honrarlo’. Se refiere a los Reyes Magos que, tras un largo viaje, encuentran a Jesús y lo adoran. Los Reyes Magos llegan a su destino porque lo han buscado. Pero lo buscan porque el Señor primero, con la señal de la estrella, había salido en su búsqueda. Encuentran porque buscan, y buscan porque han sido buscados”.
“Es hermoso entender la vida así, como un camino de búsqueda, que no parte de nosotros, sino de Aquel que primero se puso a buscarnos y a atraernos con su gracia. Todo nace de la gracia de Dios que nos atrae. Y nuestra respuesta sólo puede ser similar a la de los Reyes Magos: un camino realizado juntos”.
Caminar juntos
El Santo Padre además les dijo que, los que han sido tocados por la gracia de Dios no pueden cerrarse y vivir en la autopreservación, siempre están en movimiento, siempre se esfuerzan por ir hacia adelante. “Su peregrinación aquí es un buen ejemplo de ello. La tradición de la Iglesia ha reconocido en los Reyes Magos a los representantes de las diferentes culturas y pueblos: también para nosotros, especialmente en estos tiempos, el reto es tomar de la mano a nuestros hermanos, con su historia concreta, para avanzar juntos”. Queridos amigos, alentó el Papa, estamos en camino guiados por la suave luz de Dios, que disipa la oscuridad de la división y dirige el camino hacia la unidad.
“Caminamos como hermanos hacia una comunión cada vez más plena. Ayudémonos mutuamente, en nuestra peregrinación ecuménica, a progresar «cada vez más hacia Dios», «magis ac magis in Deum», como dice la Regla de San Benito (LXII,4). El mundo necesita su luz y esta luz sólo brilla en el amor, la comunión y la fraternidad”.
Avanzar con humilde paciencia y siempre juntos
El Obispo de Roma también recordó que, hay etapas en el camino que son más fáciles y en las que estamos llamados a proceder con rapidez y diligencia. Pienso, por ejemplo, en muchos recorridos de caridad que, a la vez que nos acercan al Señor, presente en los pobres y necesitados, nos unen entre nosotros. A veces, sin embargo, el camino es más cansado y, ante objetivos que aún parecen lejanos y difíciles de alcanzar, el cansancio puede aumentar y la tentación del desánimo puede aflorar. En este caso, recordemos que estamos en camino no como poseedores, sino como buscadores de Dios. Por eso debemos avanzar con humilde paciencia y siempre juntos, para apoyarnos mutuamente, porque ese es el deseo de Cristo.
“Ayudémonos mutuamente cuando veamos que el otro está necesitado. En una peregrinación, a veces es necesario hacer una pausa para recuperar energías y concentrarse mejor en el objetivo”.
Aniversario del Concilio de Nicea y Confesión de Augsburgo
Como buscadores de Dios en nuestro camino hacia la plena comunión con Él y con los demás, el Papa Francisco señaló que, tenemos dos importantes estaciones por delante. La primera se refiere a que, en 2025 celebraremos el 1700 aniversario del Concilio de Nicea. La confesión trinitaria y cristológica de este Concilio, que reconoce a Jesús como «Dios verdadero de Dios verdadero», «consustancial al Padre», nos une a todos los bautizados. Ante este gran aniversario, preparémonos con renovado entusiasmo para caminar juntos por el camino de Cristo, por el camino que es Cristo. Porque es de él, de su novedad, de su incomparable alegría de lo que tenemos necesidad.
“Sólo si estamos cerca de Cristo recorreremos plenamente el camino hacia la unidad total. Y es siempre a Él a quien, incluso inconscientemente, buscan los pueblos de todos los tiempos y, por tanto, también los de hoy”.
500 aniversario de la Confesión de Augsburgo
La segunda estación que indicó el Santo Padre es que, en 2030 conmemoraremos el 500 aniversario de la Confesión de Augsburgo. En una época en la que los cristianos estaban a punto de separarse, esa Confesión trató de preservar la unidad. Sabemos que no consiguió evitar la división, pero el aniversario puede ser una ocasión fecunda para confirmarnos y fortalecernos en el camino de la comunión, para ser más dóciles a la voluntad de Dios y menos a la lógica humana, más dispuestos a anteponer el camino del cielo a las metas terrenales.
El encuentro concluyó con la oración del Padre Nuestro.
Cuando hace falta rezar
Yo suelo rezar un salmo, el 120. Me encanta por su sencillez y la forma como nos enseña a confiar, sobre todas la cosas.
Hace algún tiempo quería escribirte. Escuché en un programa de televisión a una señora que contaba sobre su esposo, desanimado, sin fuerzas, porque no hallaba empleo. Pensé mucho en las dificultades que enfrentaba este buen hombre.
Como él, somos de barro y en alguna ocasión podremos astillarnos. Y vaya que todo cuesta en esos momentos. Es entonces cuando conviene recurrir a la oración. Y encontrarnos con Dios. Verlo a los ojos y dejarnos amar, con su amor tierno y profundo. Un amor singular, que no es de este mundo y que te llena de paz.
La oración es el mejor medio para acercarnos al Padre.
Yo suelo rezar un salmo, el 120. Me encanta por su sencillez y la forma como nos enseña a confiar, sobre todas la cosas.
Me levanto temprano, miro al infinito y rezo:
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te aguarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Las religiones, ¿son todas iguales?
¿Es posible proponer hoy el cristianismo como verdad, como camino de salvación? ¿No constituye un gesto de arrogancia intolerante? Las religiones, ¿son todas iguales?
Por: Card. Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe | Fuente: Fe, verdad, tolerancia El cristianismo y las religiones del mundo
“Fe, verdad, tolerancia – El cristianismo y las religiones del mundo”, es el más reciente libro del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe
¿Es posible proponer hoy el cristianismo como verdad, como camino de salvación? ¿No constituye un gesto de arrogancia intolerante? Las religiones, ¿son todas iguales?
El Card. Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe realiza una contribución personal sobre este debate en “Fe, verdad, tolerancia – El cristianismo y las religiones del mundo”, su nuevo libro de algo menos de 300 páginas, que acaba de publicarse en italiano.
Aquí algunas respuestas que ofrece:
La diferencia cristiana
El cristianismo, ¿no es en el fondo una religión como cualquier otra? ¿No es más que una visión de Dios a la europea? Recordando que el cristianismo no nació en Europa, ni está ligado exclusivamente a Europa, el cardenal comienza demostrando cómo en realidad el cristianismo se diferencia radicalmente del resto de las religiones. De hecho, aclara que no todas las religiones son iguales.
Pluralismo religioso
Si no todas las religiones son iguales, entonces ¿cuál es la relación entre el cristianismo y el resto de las religiones?
Sobre este tema el Purpurado hace frente a planeamientos equivocados que sostienen que «sólo la fe cristiana puede salvar y las religiones no serían caminos de salvación» o que «el cristianismo estaría presente en todas las religiones, o viceversa, todas las religiones estarían orientadas hacia el mismo», o que «la diversidad de religiones ha sido querida por el mismo Dios y todos son caminos de salvación».
Ratzinger considera que estas respuestas constituyen un camino equivocado. En realidad —explica— se basan en una comprensión superficial de las religiones.
El dogma del relativismo
En el nuevo mundo sin dogmas, hay un dogma que se impone, el del relativismo, según el cual todas las opiniones son verdaderas (aunque sean contrapuestas) y, por tanto, todas las religiones son verdaderas (o lo que es lo mismo, si se es lógico, todas son falsas).
«Este relativismo, que hoy, como sentimiento fundamental de la persona iluminada se extiende ampliamente incluso dentro de la teología, es el problema más grande de nuestra época», considera Ratzinger. Desde esta perspectiva, la época moderna sería la del fin de las religiones.
Según el Cardenal, aquí se encuentran «las grandes tareas del momento histórico presente. Sin duda, la misión cristiana debe comprender las religiones y acogerlas de manera más profunda de lo que ha hecho hasta ahora, pero las religiones, para que siga viviendo lo mejor de ellas, tienen necesidad a su vez de reconocer su carácter de Adviento, que les refiere a Cristo. En este sentido, si seguimos las huellas interculturales en la búsqueda de la verdad, una y común, tendrá lugar algo inesperado».
¿Cómo actúa en nosotros el Espíritu Santo?
El oficio del Espíritu Santo consiste en formar en nosotros a Jesucristo
Si el Espíritu es el principio de nuestra vida, que lo sea también de nuestra conducta. (Gal V,25)
El Espíritu Santo, el espíritu de Jesús, ese Espíritu que vino Él a traer al mundo, es el principio de nuestra santidad. La vida interior no es otra cosa que unión con el Espíritu Santo, obediencia a sus mociones. Estudiemos estas operaciones que realiza en nosotros.
Notad, ante todo, que es el Espíritu Santo quien nos comunica a cada uno en particular los frutos de la Encarnación y de la Redención. El Padre nos ha dado a su Hijo; el Verbo se nos da y en la Cruz nos rescata: tales son los efectos generales de su amor.
¿Quién es el que nos hace participar de estos efectos divinos? Pues el Espíritu Santo. Él forma en nosotros a Jesucristo y le completa. Por lo que ahora, después de la Ascensión, es el tiempo propio de la misión del Espíritu Santo. Esta verdad nos es indicada por el Salvador cuando nos dice; «Os conviene que yo me vaya, porque si no el Espíritu Santo no vendrá a vosotros» (Jn XVI, 7). Jesús nos ha adquirido las gracias; ha reunido el tesoro y ha depositado en la Iglesia el germen de la santidad. Pues el oficio propio del Espíritu Santo es cultivar este germen, conducirlo a su pleno desenvolvimiento, acabando y perfeccionando la obra del Salvador. Por eso decía Nuestro Señor; «Os enviaré a mi Espíritu, el cual os lo enseñará todo y os explicará cuantas cosas os tengo dichas; si Él no viniera os quedaríais flacos e ignorantes.»
Al principio el Espíritu flotaba sobre las aguas para fecundarlas. Es lo que hace con las gracias que Jesucristo nos ha dejado; las fecunda al aplicárnoslas, porque habita y trabaja en nosotros. El alma justa es templo y morada del Espíritu Santo, quien habita en ella, no ya tan sólo por la gracia, sino personalmente; y cuanto más pura de obstáculos está el alma y mayor lugar deja al Espíritu Santo, tanto más poderosa es en ella esta adorable Persona. No puede habitar donde hay pecado, porque entonces estamos muertos, nuestros miembros están paralizados y no pueden cooperar a su acción, siendo así que esta cooperación es siempre necesaria. Tampoco puede obrar con una voluntad perezosa o con afectos desordenados, porque si bien en ese caso habita en nosotros, se halla imposibilitado de obrar.
El Espíritu Santo es una llama que siempre va subiendo y quiere hacernos subir consigo. Nosotros queremos pararlo y se extingue; o más bien acaba por desaparecer del alma así paralizada y pegada a la tierra, pues no tarda ella en caer en pecado mortal. La pureza resulta necesaria para que el Espíritu Santo habite en nosotros. No sufre que haya en el corazón que posee ninguna paja, sino que la quema al punto, dice san Bernardo.
Hemos dicho que el oficio del Espíritu Santo consiste en formar en nosotros a Jesucristo. Bien es verdad que tiene un oficio general que consiste en dirigir y guardar la infalibilidad de la Iglesia; pero su misión especial respecto al de las almas es formar en ellas a Jesucristo. Esta nueva creación, esta transformación hácela por medio de tres operaciones que requieren en absoluto nuestro asiduo concurso.
1. El Espíritu Santo nos inspira pensamientos y sentimientos conformes con los de Jesucristo
Primeramente nos inspira pensamientos y sentimientos conformes con los de Jesucristo. Está en nosotros personalmente, mueve nuestros afectos, renueva nuestra alma, hace que Nuestro Señor acuda a nuestro pensamiento. Es de fe que no podemos tener un solo pensamiento sobrenatural sin el Espíritu Santo. Pensamientos naturalmente buenos, razonables, honestos, sí los podemos tener sin él; pero ¿qué viene a ser eso? El pensamiento que el Espíritu Santo pone en nosotros es al principio débil y pequeño, crece y se desarrolla con los actos y el sacrificio.
¿Qué hacer cuando se presentan estos pensamientos sobrenaturales? Pues consentir en ellos sin titubeos. Debemos también estar atentos a la gracia, recogidos en nuestro interior para ver si el Espíritu Santo nos inspira pensamientos divinos. Hay que oírle y estar recogidos en sus operaciones. Pudiera objetarse a esto que si todos nuestros pensamientos provinieran del Espíritu Santo seríamos infalibles. A lo cual contesto: de nosotros mismos somos mentirosos, o sea expuestos al error. Pero cuando estamos en gracia y seguimos la luz que nos ofrece el Espíritu Santo, entonces sí, ciertamente que estamos en la verdad y en la Verdad divina. He ahí por qué el alma recogida en Dios se encuentra siempre en lo cierto, pues el que es sobrenaturalmente sabio no da falsos pasos. Lo cual no puede atribuírsele a él porque no procede de él; no se apoya en sus propias luces, sino en las del Espíritu de Dios, que en él está y le alumbra. Claro que si somos materiales y groseros y andamos perdidos en las cosas exteriores, no comprenderemos sus palabras; pero si sabemos escuchar dentro de nosotros mismos la voz del Espíritu Santo, entonces las comprenderemos fácilmente.
¿Cómo se distingue el buen manjar del malo? Pues gustándolo. Lo mismo pasa con la gracia, y el alma que quiera juzgar sanamente no tiene más que sentir en sí los efectos de la gracia, que nunca engaña. Entre en la gracia, que así comprenderá su poder, del propio modo que conoce la luz porque la luz le rodea; son cosas que no se demuestran a quienes no las han experimentado. Nos humilla quizás el no comprender, porque es una prueba de que no sentimos a menudo las operaciones del Espíritu Santo, pues el alma interior y bien pura es constantemente dirigida por el Espíritu Santo, quien le revela sus designios directamente por una inspiración interior e inmediata.
Insisto sobre este punto, el mismo Espíritu Santo guía al alma interior y pura, siendo su maestro y director. Por cierto que debe siempre obedecer a las leyes de la Iglesia y someterse a la órdenes de su confesor en cuanto concierne a sus prácticas de piedad y ejercicios espirituales; pero en cuanto a la conducta interior e íntima, el mismo Espíritu Santo es quien la guía y dirige sus pensamientos y afectos, y nadie, aunque tenga la osadía de intentarlo, podrá poner obstáculos. ¿Quién querría inmiscuirse en el coloquio del divino Espíritu con su amada? Vano intento por lo demás. Quien divisa un hermosos árbol no trata de ver si sus raíces son sanas o no, pues bastante a las claras se lo dicen las hermosura del árbol y su vigor. De igual modo, cuando una persona adelanta en el bien, sus raíces, por ocultas que estén, son sanas y más vivas cuanto más ocultas. Más, desgraciadamente, el Espíritu Santo solicita con frecuencia nuestro consentimiento a sus inspiraciones y nosotros, no lo queremos. No somos más que maquinas exteriores y tendremos que sufrir la misma confusión que los judíos por causa de Jesucristo; en medio de nosotros está el Espíritu Santo y no lo conocemos.
2. El Espíritu Santo ora en nosotros y por nosotros
La oración es toda la santidad, cuando menos en principio, puesto que es el canal de todas las gracias. Y el Espíritu Santo se encuentra en el alma que ora (Rom VII,26). Él ha levantado a nuestra alma a la unión con Nuestro Señor. Él es también el sacerdote que ofrece a Dios Padre, en el ara de nuestro corazón, el sacrificio de nuestros pensamientos y de nuestras alabanzas. Él presenta a Dios nuestras necesidades, flaquezas, miserias, y esta oración, que es la de Jesús en nosotros unida a la nuestra, la vuelve omnipotente. Somos verdaderos templos del Espíritu Santo, y como quiera que un templo no es más que una casa de oración, debemos orar incesantemente.
Hacedlo en unión con el divino Sacerdote de este templo. Os podrán dar métodos de oración, pero sólo el Espíritu Santo os dará la unción y la felicidad propias de la oración. Los directores son como chambelanes que están a la puerta de nuestro corazón; dentro sólo el Espíritu Santo habita. Hace falta que Él lo penetre del todo y por doquier para hacerlo feliz. Orad, por consiguiente, con Él, que Él os enseñará toda verdad.
3. El Espíritu Santo nos forma en las virtudes de Jesucristo
La tercera operación del Espíritu Santo es formarnos en las virtudes de Jesucristo, comunicándonos para ello la inteligencia de las mismas. Es una gracia insigne la de comprender las virtudes de Jesús, pues tienen como dos caras. La una repele y escandaliza; es lo que tienen ellas de crucifícante. Razón sobrada tiene el mundo, desde el punto de vista natural, para no amarlas. Aun las virtudes mas amables, como la humildad y la dulzura, son de suyo muy duras cuando han de practicarse. No es fácil que continuemos siendo mansos cuando nos insultan y, no teniendo fe, comprendo que las virtudes del cristianismo sean repugnantes para el mundo. Pero ahí está el Espíritu Santo para descubrirnos la otra cara de las virtudes de Jesús, cuya gracia, suavidad y unción nos hacen abrir la corteza amarga de las virtudes para dar con la dulzura de la miel y aun con la gloria más pura. Queda uno asombrado entonces ante lo dulce que es la cruz. Y es que en lugar de la humillación y de la cruz, no se ve en los sacrificios, más que el Amor de Dios, su gloria y la nuestra.
A consecuencia del pecado las virtudes resultan difíciles para nosotros; sentimos aversión a ellas por cuanto son humillantes y crucificantes. Más el Espíritu Santo nos hacer ver que Jesucristo les ha comunicado nobleza y gloria, practicándolas el primero. Y así nos dice; «¿No queréis humillaros?» Bueno, sea así; ¿pero no habéis de asemejaros a Jesucristo? Parecerle es, no ya bajar, sino subir, ennoblecerse. De la misma manera que la pobreza y los harapos se truecan en regios vestidos por haberlos llevado primero Jesucristo, las humillaciones vienen a ser una gloria y los sufrimientos una felicidad, porque Jesucristo ha puesto en ellos la verdadera gloria y felicidad. Más no hay nadie fuera del Espíritu Santo que nos haga comprender las virtudes y nos muestre oro puro encerrado en minas rocosas y cubiertas de barro. A falta de esta luz se paran muchos hombres a medio andar en el camino de la perfección; como no ven más que una sombra de las virtudes de Jesús, no llegan a penetrar sus secretas grandezas. A este conocer íntimo y sobrenatural añade el Espíritu Santo una aptitud especial para practicarlas. Hasta tal punto nos hace aptos, que bien pudiéramos creernos nacidos para ellas. Vienen a sernos connaturales, pues nos da el instinto de las mismas. Cada alma recibe una aptitud conforme a su vocación.
En cuanto a nosotros, adoradores, el Espíritu Santo nos hace adorar en espíritu y en verdad. Ora en nosotros y nosotros oramos a una con Él; es, por encima de todo, el Maestro de la Adoración. El dio a los Apóstoles la fuerza y el espíritu de la oración (Zach XII, 10).
Unámonos, pues, con él. Desde Pentecostés se cierne sobre la Iglesia y habita en cada uno de nosotros para enseñarnos a orar, para formarnos según el dechado que es Jesucristo y hacernos en todo semejantes a Él, con objeto de que así podamos estar un día unidos con Él sin velos en la gloria.
Santa Margarita de Hungría, dominica por destino y por decisión
Sus padres, rey y princesa, prometieron que su hija sería dada como monja a un convento si lograban sobrevivir a los enemigos…
Santa Margarita de Hungría nació el 27 de enero de 1242. Era hija del rey Bela IV y de María Laskarina, princesa de Nicea.
Margarita de Hungría nació en el castillo de Klis, actual Croacia-Eslavonia, a donde su familia había huido a causa de las invasiones de los mongoles.
Sus padres prometieron que su hija sería dada como monja a un convento si lograban sobrevivir a los enemigos. Así ocurrió.
Margarita, entonces, fue educada durante 7 años en el monasterio dominico de Veszprem.
Los reyes ordenaron construir un monasterio en la Isla de los Conejos, cerca de Buda, en honor a la Santísima Virgen.
Cuando cumplió diez años, Margarita fue trasladada allí. Sorprendentemente, otras cien muchachas de casa noble decidieron ingresar como dominicas ese día.
Margarita llamaba la atención por su sobriedad, su pobreza y su espíritu de mortificación.
Pudo haber renunciado a los votos porque la familia real quería casarla con Otakar II de Bohemia, con el duque de Polonia y con el rey de Sicilia, pero ella prefirió seguir entregada a Dios en la vida religiosa.
Margarita murió el 18 de enero de 1271, mientras rezaba el salmo “In Te, Domine speravi”, cuando llegó a las palabras «en tus manos».
Desde entonces se la venera y se le atribuyen muchos milagros, aunque oficialmente es santa de la Iglesia católica desde 1943.
Santa patrona
Santa Margarita de Hungría es mediadora de la tranquilidad y la paz.
Del salmo 31 Del maestro de coro. Salmo de David. Yo me refugio en ti, Señor,¡que nunca me vea defraudado!
Líbrame, por tu justicia
inclina tu oído hacia mí
y ven pronto a socorrerme.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi refugio.
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.