Algunas veces el amor de Dios se encuentra de ese modo. Hay un dicho que sugiere que: “La vida es lo que sucede mientras estamos ocupados haciendo otros planes”. En algunos momentos, en el curso de nuestra vida cotidiana, sucede algo que nos convoca clara y sorprendentemente a una cercanía con Dios. Nos damos cuenta, en un instante, de lo que se trata. No estábamos buscando particularmente, pero lo encontramos.
A eso nos lleva Jesús hoy. Mientras caminamos por los campos de la vida, estemos abiertos a la atracción de la gracia aun cuando menos lo esperamos. Y cuando ese momento llegue, abandonemos todo lo que nos retenga.
María de Jesús Sacramentado Venegas de la Torre, Santa
Fundadora, 30 de julio
Por: n/a | Fuente: Vatican.va
Fundadora de la Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús
Martirologio Romano: En la ciudad de Guadalajara, en México, Santa María de Jesús Sacramentado Venegas de la Torre, virgen, que pasó cincuenta y cuatro años curando enfermos pobres en una pequeña enfermería, en la que fundó la Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús (1959).
Breve Biografía
María de Jesús Sacramentado Venegas de la Torre, nació en un poblado del municipio de Zapotlanejo, Jalisco (México) el 8 de Septiembre de 1868, la bautizaron con el nombre de María Natividad. La vida de la joven María Natividad se desarrolló en un clima de sencillez, sin hechos extraordinarios, su niñez y adolescencia con los matices que da la vida. A la edad de 19 años quedó huérfana de padre y madre quedando al cuidado de una tía paterna. María Natividad sentía fuerte atractivo hacia la vida religiosa, y el 8 de diciembre de 1898, ingresa en la floreciente Asociación de Hijas de María, en su lugar natal.
El 8 de diciembre de 1905 asistió a unos Ejercicios Espirituales y como fruto de éstos, decide formar parte del grupo de “Hijas del Sagrado Corazón de Jesús”, que con ella completaban 6 para el cuidado de los enfermos en el Hospital del Sagrado Corazón, recién fundado por el Sr. Canónigo Don Atenógenes Silva y Alvarez Tostado. Se distinguió por su humildad, sencillez, trato afable conlas hermanas, enfermos y personas en general, esta inmensa caridad bebida de la fuente del Corazón Divino de Jesús, a quien amó, en quien siempre esperó y cuya devoción procuró inculcar a todas las personas de su alrededor.
Manifestó un trato especial a los obispos y sacerdotes, atendiéndolos con verdadero amor, respeto y obediencia, viendo en ellos la prolongación de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote. En el año de 1912 fue elegida Vicaria, puesto que ocupó hasta el 25 de enero de 1921 en el que, realizadas las primeras elecciones canónicas, resultó elegida Superiora General, al poco tiempo escribe las Constituciones que regirían a las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, éstas fueron aprobadas en 1930, reconociéndose así el nuevo Instituto.
El 30 de Julio de 1959 entregó su alma al Creador, llena de paz, después de recibir los auxilios sacramentales. El milagro reconocido para su Canonización pertenece al Sr. Anastasio Ledezma Mora, que fue llevado al Hospital del Sagrado Corazón para someterlo a una operación quirúrgica. Después de la anestesia, se manifestó una lentitud cardíaca, que aumentó gradualmente hasta finalizar en un paro total del corazón y de las arterias. Enseguida se intentaron terapias de reanimación aunque en vano, por lo que el enfermo cayó en coma profundo.
Los médicos enfermeros que estaban en el quirófano, así como la esposa del enfermo y las hermanas (Hijas del Sagrado Corazón), invocaron la intercesión de la Beata María de Jesús Sacramentado. Después de 10 o 12 minutos, las palpitaciones se restablecieron y más allá de lo que los médicos esperaban, el enfermo no sufrió ningún daño en el cerebro; a los pocos días fue sometido a una hemicolectomía con colostomía definitiva sin complicación alguna. Se tuvo como admirable la reanudación de los latidos del corazón gravemente interrumpidos.
Fue canonizada el 21 de mayo de 2000, por S.S. Juan Pablo II.
El tesoro que hay en ti
Santo Evangelio según San Mateo 13, 44-46. Miércoles 17ª semana de Tiempo Ordinario
Por: H. Rogelio Suárez, L.C. | Fuente: missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, creo, confío y te amo sobre todas las cosas. Ilumina mi oración para saber darte el lugar que debes tener en mi vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cristo es la única perla preciosa y el único tesoro que cuando se encuentra, todo lo demás pierde su valor. Todos son capaces de vender sus cosas con tal de tomar el tesoro o la perla preciosa. Cristo es aquello tan valioso que todo lo demás se estima como basura.
Cada uno de nosotros tenemos el tesoro o la perla que es Cristo, pero debemos encontrarlo en el campo de nuestra vida. Encontrarlo independientemente del tipo de campo que tengamos. No importa cómo es el campo, si está bien cuidado, arreglado, limpio; o si está seco, con espinas, con basura, etc.
En nuestra vida está el tesoro que debemos encontrar para ser felices pero para eso debemos conseguir tres cosas: la primera es la constancia, para nunca cansarnos ni desanimarnos, pues el camino es duro y no podemos solos.
En segundo lugar, el silencio es necesario para poder escuchar cuando Dios llama. No huyamos del silencio, no busquemos acallar la voz de Cristo.
Y, en tercer lugar, la humildad, para aceptar que en mi pobre campo se encuentra escondido un gran tesoro. Seamos humildes al aceptar a Cristo en nuestras vidas, vayamos y vendamos todo con tal de ganar a Cristo en nuestras vidas.
La valoración del valor inestimable del tesoro, lleva a una decisión que implica también sacrificio, desapegos y renuncias. Cuando el tesoro y la perla son descubiertos, es decir cuando hemos encontrado al Señor, es necesario no dejar estéril este descubrimiento, sino sacrificar por ello cualquier otra cosa. No se trata de despreciar el resto, sino de subordinarlo a Jesús, poniéndole a Él en el primer lugar. La gracia en el primer lugar. El discípulo de Cristo no es uno que se ha privado de algo esencial; es uno que ha encontrado mucho más: ha encontrado la alegría plena que solo el Señor puede donar.
(Homilía de S.S. Francisco, 30 de julio de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un tiempo para estar con Jesús Eucaristía para recordar todo su amor por mí y pedirle la gracia de encontrarlo pronto en mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
San Pedro Crisólogo, patrón de oradores y predicadores
Un obispo de Rávena que llevaba con gran acierto la Palabra de Dios a personas de todo tipo
Pedro nació en Imola (Italia) hacia el año 380. Sirvió como obispo metropolitano de Rávena entre el 425 y el 429.
Estuvo presente en el año 445 en el fallecimiento de san Germán de Auxerre. Y tres o cuatro años después escribió a Eutiques, presbítero de Constantinopla, que había recurrido a él tras ser condenado por la Iglesia presbítero de Constantinopla, que había recurrido a él tras ser condenado por la Iglesia por monofisita (negaba la doble naturaleza, humana y divina, de Jesucristo).
A san Pedro se le conoce como Crisólogo por sus palabras de oro, que sirvieron para acercar a muchas personas a Dios. Era un gran orador y su predicación estaba llena de sencillez, de cultura discreta, de humanidad y de piedad. En sus textos incluía ejemplos tomados de la vida de la corte de Rávena, de los militares, de los marineros o de los campesinos, de modo que adecuaba el mensaje al público a quien se dirigía.
Falleció entre el año 449 y el 458.
En su obra se cuentan 168 sermones, la carta a Eutiques y 15 “extravagantes” (escritos no clasificados). Fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1729.
Patronazgo
San Pedro Crisólogo es el patrón de los oradores y los predicadores.
Fragmento del sermón 30
¿Por qué vuestro maestro come con publicanos y pecadores? Dios es acusado de abajarse hacia el hombre, de sentarse cerca del pecador, de tener hambre de su conversión y sed de su retorno, de preferir el alimento de la misericordia y la copa de la benevolencia.
Pero Cristo, hermanos míos, vino a esta comida; la Vida ha venido para estar entre los invitados a fin de que, condenados a muerte, vivan la Vida; la Resurrección se ha acostado para que los que yacen se levanten de sus tumbas; la Bondad se ha abajado para levantar a los pecadores hasta el perdón; Dios ha venido hasta el hombre para que el hombre llegue hasta Dios; el juez ha venido a la comida de los culpables para sustraer a la humanidad de la sentencia de condenación; el médico ha venido a los enfermos para restablecerlos comiendo con ellos; el Buen Pastor ha inclinado la espalda para devolver la oveja perdida al establo de la salvación (Lc 15, 3s).
Oración
Oh, Dios, que hiciste a san Pedro Crisólogo, obispo, insigne predicador del Verbo encarnado, concédenos meditar siempre este misterio de salvación y manifestarlo en nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.