El Papa: el diablo busca que «las comunidades cristianas sean lugar de separación y no de comunión»

Papa Francisco

El Papa Francisco saluda a los fieles durante el rezo del Ángelus

El Papa Francisco advirtió que el diablo “siempre insinúa sospechas para dividir y excluir”, y explicó que la cerrazón dentro de la Iglesia es también fruto de la tentación del maligno. Esa cerrazón lleva a hacer “de las comunidades cristianas lugares de separación y no de comunión. El Espíritu Santo no quiere cierres; quiere apertura, comunidades acogedoras donde haya sitio para todos”. Así los recoge la agencia de noticias ACI la referirse al rezo del Ángelus del Papa donde comentó la escena evangélica en que los discípulos prohíben a un hombre expulsar demonios en nombre de Jesús.

El Señor los reprendió y los invitó “a no obstaculizar a quien trabaja por el bien, porque contribuye a realizar el proyecto de Dios”. También les advirtió que “en lugar de dividir a las personas en buenos y malos, todos estamos llamados a vigilar nuestro corazón, para no sucumbir al mal y dar escándalo a los demás”.

Los discípulos querían impedir una obra de bien solo porque quien la realizaba no pertenecía a su grupo. Piensan que tienen ‘la exclusiva sobre Jesús’ y que son los únicos autorizados a trabajar por el Reino de Dios”.

En eso consiste la tentación de la cerrazón: “Así terminan por sentirse predilectos y consideran a los otros como extraños, hasta convertirse en hostiles con ellos. Cada cerrazón, de hecho, hace tener a distancia a quien no piensa como nosotros”.

Por ello, “es necesario velar sobre la cerrazón también en la Iglesia”. El diablo “tienta con astucia, y puede suceder como a esos discípulos, ¡que llegan a excluir incluso a quien había expulsado al mismo diablo!”. “A veces también nosotros, en vez de ser comunidad humilde y abierta, podemos dar la impresión de ser ‘los primeros de la clase’ y tener a los otros a distancia; en vez de tratar de caminar con todos, podemos exhibir nuestro ‘carné de creyentes’ para juzgar y excluir”.

El Papa animó a pedir “la gracia de superar la tentación de juzgar y de catalogar, y que Dios nos preserve de la mentalidad del ‘nido’, la de custodiarnos celosamente en el pequeño grupo de quien se considera bueno: el sacerdote con sus fieles, los trabajadores pastorales cerrados entre ellos para que nadie se infiltre, los movimientos y las asociaciones en el propio carisma particular, etcétera”. El riesgo, concluyó el Papa Francisco, “es el de ser inflexibles hacia los otros e indulgentes hacia nosotros mismos”.

Cercanía y solidaridad con los afectados por la erupción del volcán en CanariasAl finalizar el rezo del Ángelus, el Papa expresó su cercanía y solidaridad con los afectados por la erupción del volcán de la isla de La Palma, en Canarias, pensando especialmente en los que se vieron obligados a abandonar sus hogares: ““Roguemos a la Virgen, venerada en esa isla como Nuestra Señora de las Nieves, por estas personas tan probadas y por los socorristas”.

Vicente de Paúl, Santo

Memoria Litúrgica, 27 de septiembre

Vicente de PaúlSacerdote y Fundador

Martirologio Romano: Memoria de san Vicente de Paúl, presbítero, que, lleno de espíritu sacerdotal, vivió entregado en París, en Francia, al servicio de los pobres, viendo el rostro del Señor en cada persona doliente. Fundó la Congregación de la Misión (Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad (:1660).

Etimológicamente: Vicente = “vencedor”. Viene de la lengua griega.

Breve Biografía

Podemos titular la vida de este santo como la vida de los encuentros que fueron moldeando su personalidad hasta convertirla de pastor en el campo a fundador de una de las Congregaciones que más gloria y honra han dado y dan a la Iglesia con las “Hijas de la Caridad.”

Nació en Dax, muy cerca de la frontera española, en la región de las Landas. Sus padres eran muy pobres . Trabajó de pequeño en el campo como pastor.

Alguien que vio sus buenas cualidades, lo envió a estudiar a Zaragoza y a Toulouse. Tal fue su aprovechamiento que a los 19 años lo ordenaron de sacerdote. Una edad temprana para este ministerio.

Todo el mundo se le abría ante sus ojos como una forma de transformar la sociedad en la que vivía. Se entregó a los pobres de manera completa. En este ingente trabajo le ayudaba María Luisa de Marillac, también santa.

Con esta mujer, dotada de cualidades y de grandes virtudes, fundó la Sociedad de las Hijas de la Caridad (1632). Juntamente con esta Sociedad fundó otra para que se encargara de misionar a los habitantes del campo. Serían los “Sacerdotes de la Misión”(1625).

Vicente de PaúlPor eso tuvo una gran preocupación por la formación de los apóstoles del Evangelio. Con este fin creó seminarios.

A cualquiera extraño a la obra de Dios en el mundo de las personas que se dejan permear por el Espíritu, esto les puede parecer algo extraño.

Vicente mantenía su calma en todo. Solía decir:»Estamos convencidos de que en todo y por todo somos un deshecho y de lo más apremiante, a causa de la oposición que ofrecemos de nuestra parte a la santidad y perfecciones de Dios».

Con esta actitud no tenía dificultades en ser amigo de los pobres y hasta del mismo rey Luis XIII.

Fue amigo y confidente de san Francisco de Sales del que aprendió – como D. Bosco – la dulzura en el trato con la gente. Murió diciendo estas palabras: ”¡Confianza! ¡Jesús!. Era el año 1660.

¡Felicidades a los Vicentes y a la Hijas de la caridad!

“¡Oh Señor que eres tan adorable y me has mandado amarte, ¿por qué me diste un solo corazón y tan pequeño?” (San Felipe Neri)

Otras celebraciones de hoy: Santos: Antimo, Leoncio, Euprepio, Adolfo, Juan, Florenciano, Hilario, Fidencio, Terencio, mártires; Elceario, conde, Fintán, confesores; Diosdado, abad; Sigeberto, rey; Cayo, obispo.

El más pequeño, el más grande

Santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50. Lunes XXVI del Tiempo Ordinario

JesúsEn el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, me meto hoy entre tus brazos. Así como lo haría un niño en los brazos de su padre, así quiero estar entre tus brazos, con una confianza plena en tu amor. Sin preguntarme muchas cosas, simplemente estar. Quiero disfrutar de estos minutos contigo. Tal vez no sienta nada, pero no es necesario sentir para saber que Tú estás aquí. A veces, Señor, me complico pero me he dado cuenta que la fe es lo más sencillo porque sólo hay que dejarse amar por ese Padre, que es Dios. Por eso hoy vengo con la fe de un niño para dejarme amar por ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50

Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: “El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande”.

Entonces, Juan le dijo: “Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros”. Pero Jesús respondió: “No se lo prohíban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

«Quién era el más grande de ellos». Puede pasar que muchas veces se piense que el más importante es el que más hace, el que más responsabilidades tienen, el más generoso. Sin duda entre lo apóstateles había un poco de todo. Pero si el Señor hubiese querido personas eficaces no hubiesen sido esos doce los llamados. Y sin embargo los llama a ellos. Podemos pensar en un Pedro, un humilde pescador de lago de Galilea. O en un Mateo, un recaudador de impuestos. Y si nos detenemos en cada uno de ellos podemos ver sin mucho esfuerzo todos sus defectos.

Entonces, ¿por qué el Señor llamó a estos doce? Pudo haber llamado a algún fariseo o algún miembro de la familia real, que seguramente serían más cualificados… Pero el Señor conocía el corazón de cada uno de sus apóstoles.

Jesús y niñoSí, tenían muchos defectos, pero se mostraban como eran. Decían lo que pensaban y aceptaban con sencillez las correcciones del maestro. Tenían una fe de niño.

El Señor nos invita a ser como sus apóstoles, a ser como niños. Y a veces puede pasar que nos dé vergüenza el ser de esta manera, el tener esta personalidad, pero no nos damos cuenta que tal y como somos el Señor nos quiere. Él nos ha creado y Él sabe por qué. Puedo ser muy primario y ser una persona que se enfada apenas le dicen algo, pero Pedro era igual y gracias a que él fue sencillo, el Señor pudo obrar milagros. En cambio otro puede decir que es muy frío, pero Tomás el mellizo era un poco frío y gracias a eso pudo tocar el costado y las llagas de las manos y los pies. Jesús, te ama tal cual eres. No tienes que aparentar otras cosas. Y el Señor, te ha dado una misión grandísima, sólo tienes que dejar que Él actúe en ti. Por eso los niños son los más importantes en el Reino de los cielos. Porque se dejan guiar por el Espíritu Santo; porque saben escucharlo en el interior de su corazón.

«La gran misión que el Señor nos confía, la llevamos a cabo en comunión, de modo colegial. ¡Está ya tan desgarrado y dividido el mundo! La fragmentación es ya de casa en todas partes. Por eso, la Iglesia, “túnica inconsútil del Señor”, no puede dejarse dividir, fragmentar o enfrentarse».

(Discurso de S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, Señor, voy a dedicar un momento del día a hacer un pequeño examen. Y me preguntaré: ¿Soy una persona sencilla? ¿Tengo miedo de mostrarme tal cual soy? ¿Se escuchar lo que me dice Dios por medio de mi párroco, de un familiar, de mis amigos? ¿Qué propósito me pongo para crecer en esa fe de niño?

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La Presencia de Dios en lo pequeño y cotidiano

Dios se comunica con nosotros de múltiples maneras, solo hay que saber oírlo y verlo en las pequeñas cosas cotidianas.

Tomás de Kempis nos aconseja en su inmortal obra «La imitación de Cristo» (escrita varios siglos atrás): «Atender  a qué es lo que se dice y no a quién lo dice».

Dios se comunica con nosotros de múltiples maneras, solo hay que saber oírlo y verlo en las pequeñas cosas cotidianas. Muchas veces esperamos grandes manifestaciones, cuando en realidad Dios es el Rey de lo pequeño, lo humilde, cuando actúa aquí en la tierra. Toda la Gloria y Omnipotencia de Dios, se transformó en humildad y pequeñez cuando EL se manifestó, hecho hombre, entre nosotros. Una cueva en Belén, el hogar mas humilde, una vida escondida, todo señala la pequeñez como puerta hacia la Santidad. Los hechos, las obras, las más simples expresiones de nuestra voluntad,  son el signo de nuestro estado espiritual. Ni grandes manifestaciones, ni una vida extremadamente visible u ostentosa, nada de eso fue enseñado a nosotros a través del ejemplo dado por Jesús, a lo largo de Su vida en la tierra, como Criatura/Dios. El nos enseñó con los hechos, con Su Palabra. Y quienes lo juzgaron y condenaron, simplemente miraron quien hablaba, olvidando o pasando por alto el mensaje.

¡Se mató al mensajero, en la Cr10:21

¿Cuántas veces en este mundo vemos que se hace lo mismo?. Se da valor a las ideas  o a las obras a partir del prestigio del autor, y se descartan enormes mensajes para la humanidad, simplemente por no aceptarse a los mensajeros más humildes, más pequeños, más simples. Pero la trampa es más compleja aún, ya que para llegar a ser respetado se debe adherir a  las reglas del mundo: vanidad, egocentrismo, corrupción, envidia, poder, etc.

Madre Teresa De este modo, se vuelve muy difícil llegar a difundir las buenas obras, desde mensajeros basados en la humildad, la pequeñez, la sinceridad, el amor, la unión verdadera y la entrega.

¿Cuantos casos como la Madre Teresa pueden pasar los filtros que el mundo pone?.

¿Cuantos quedan en el camino?.

Sepamos escuchar a Dios, El está dentro nuestro, en las cosas pequeñas, en los mensajes de humildad y sencillez. Y sepamos verlo en aquellos a los que el mundo condena por no cumplir con sus estándares, aquellos que solo quieren vivir en la simpleza del día a día. Los modelos a imitar muchas veces están mas cerca de nosotros de lo que pensamos, solo hace falta prestar atención, poner una mirada a nuestro alrededor, y descubrir la Presencia de Dios donde menos la esperamos.

Los católicos y los anticonceptivos

Gracias a Dios, es posible encontrar hogares que están abiertos a la vida, abiertos al amor, abiertos a la Iglesia, abiertos a Dios.
Muchos esposos católicos usan anticonceptivos. Al actuar así, con mayor o menor conciencia, van contra la doctrina de la Iglesia, expuesta en diversos documentos, sobre todo en la encíclica “Humanae vitae” del Papa Pablo VI (1968).

Según nos enseña la moral católica, es inmoral el uso de métodos anticonceptivos por el hecho de que alteran la naturaleza y el sentido propio del acto conyugal, un acto que debería ser expresión del amor entre los esposos abierto a la llegada de los hijos que Dios pueda enviar.

¿Por qué tantos católicos no aceptan esta enseñanza? Se pueden dar respuestas mejores o peores, según la perspectiva que se adopte para analizar esta situación.

Algunos harán un análisis en clave sociológica: en muchos países la mayoría de la población acepta como “normal” el uso de los anticonceptivos, y los católicos se ajustan y acomodan a la mentalidad dominante.

Otros hablarán de motivos económicos: los esposos, en sus primeros años de matrimonio, suelen verse apurados por la falta de dinero. Sienten la presión de tener que pagar la casa y mantener un nivel de vida “aceptable”. Por lo mismo, los dos trabajan. En esa situación, pensar en un hijo parece imposible, y se recurren a los métodos anticonceptivos “más seguros”.

Otros señalarán causas psicológicas: las parejas suelen desear unos primeros años de matrimonio sin las angustias y las responsabilidades que surgen con el nacimiento de cada hijo. O prefieren madurar y asentar la relación de pareja. O buscan vivir la belleza de los primeros meses de recién casados con más tranquilidad y sin un hijo “precoz” que altere completamente la convivencia conyugal.

Pero es importante no olvidar las causas más profundas de este hecho. La primera radica, en muchos casos, en un desconocimiento de la enseñanza católica y de los motivos de la misma. Lo cual ocurre porque los jóvenes no han recibido una catequesis completa sobre el tema, o porque nunca se les ha enseñado que el uso de anticonceptivos es pecado mortal, o porque tras haber escuchado una buena explicación han optado por rechazarla.

Por desgracia, no faltan casos de agentes pastorales o incluso sacerdotes que no enseñan la verdadera doctrina católica sobre este tema, y así confunden, desorientan y engañan a los fieles. Ante esta situación, hay que renovar la oración a Dios para que envíe a su Iglesia santos sacerdotes y para que los mismos católicos sepan distinguir lo que es buena doctrina y lo que es la opinión errónea de quien ya no vive en la verdad de la fe que debería profesar.

Otra causa profunda está en la falta de fe y de esperanza. Cuando hay fe en Cristo y en la Iglesia, cuando los corazones se ponen en las manos de Dios, la enseñanza moral de la Iglesia es vivida con seriedad, desde convicciones alegres: Dios, si pide algo, es para nuestro bien, y nos ayudará a asumir plenamente la enseñanza moral que es parte de nuestra coherencia cristiana.

Una tercera causa, muy relacionada con la anterior, se esconde en el miedo. Para algunos, la llegada del hijo es considerada como un drama, algo que crea inseguridad, problemas, vacilaciones. En cambio, quien confía, quien comprende lo maravilloso que es colaborar con el Padre en la transmisión de la vida, puede no sólo superar esos miedos, sino alegrarse profundamente cada vez que inicia un nuevo embarazo y hay que reorganizar toda la vida familiar para acoger de la mejor manera posible al recién llegado.

Las familias católicas pueden hacer mucho para educar a los niños y a los jóvenes en el auténtico espíritu cristiano que lleva a abrirse a la llegada de la vida. Gracias a Dios, es posible encontrar hogares que están abiertos a la vida, abiertos al amor, abiertos a la Iglesia, abiertos a Dios.
En esos hogares, si Dios así lo quiere, el amor de los esposos llega a ser bendecido por la llegada de hijos. Serán pocos o muchos, no importa. Lo que sí importa es que cada uno sea amado en sí mismo, y que su llegada haya sido posible porque los esposos, sin usar trampas ni anticonceptivos, con una paternidad auténticamente responsable y llena de esperanza, han sabido amarse y darse por completo entre sí.
Viven así la fecundidad esponsal que es “el fruto y el signo del amor conyugal, el testimonio vivo de la entrega plena y recíproca de los esposos” (Juan Pablo II, “Familiaris Consortio” n. 28). Esa fecundidad explica la existencia de millones y millones de hijos, que recibimos el amor de Dios desde la generosidad alegre de unos padres que se aman y que nos aman.

San Vicente de Paúl, el sacerdote promotor de grandes obras de caridad

San Vicente de PaúlPublic domain

Formó seminarios para sacerdotes y se volcó en la atención de los pobres, los condenados a galeras, los bebés abandonados y las personas hambrientas

San Vicente de Paúl San Vicente de Paúl nació en Pouy (Gascuña, Francia) en 1580 y murió en París el 27 de septiembre de 1660. Nacido en una familia campesina, estudió Humanidades y Teología. Se ordenó sacerdote en 1600 y permaneció en Toulouse y alrededores.

En 1605, regresó a Marsella, donde había ido a causa de una herencia, y allí fue hecho prisionero por piratas turcos, que lo llevaron a Túnez. Fue vendido como esclavo, pero escapó en 1607 con su amo, al que convirtió.

De regreso a Francia, fue a Aviñón a ver al vicelegado papal. Viajó a Roma para seguir sus estudios pero fue enviado de vuelta a Francia en 1609, en una misión secreta cerca de Enrique IV. Fue nombrado capellán de la reina Margarita de Valois y se le ofreció la pequeña abadía de Saint-Léonard-de-Chaume.

A petición del señor de Bérulle, fundador del Oratorio, se encargó de la parroquia de Clichy, cerca de París, pero varios meses más tarde (1612) entró al servicio de los Gondi. Comenzó a fundar misiones en sus terrenos pero por humildad prefirió no seguir trabajando para esta familia tan ilustre.

Fue a ejercer el ministerio sacerdotal a Chatillon-les-Dombes (Bresse) y allí convirtió a varios protestantes y además fundó la primera cofradía de caridad para asistencia de los pobres.

Los Gondi le pidieron que volviera y así lo hizo cinco meses después, poniendo en marcha de nuevo las misiones campesinas. Esta vez su fama, que ya había llegado a París, hizo que varios sacerdotes se unieran a su labor pastoral. Las cofradías de caridad experimentaron entonces un gran crecimiento -Joigny, Châlons, Mâcon y Trévoux- que iría en aumento hasta la Revolución Francesa.

Atendiendo a los condenados a galeras

San Vicente de PaúlSan Vicente puso entonces su mirada sobre los condenados a galeras, que estaban sometidos al señor de Gondi como general de las galeras de Francia. Antes de ir a la embarcación o cuando desembarcaban enfermos, se les tenía en mazmorras insalubres con grilletes en los tobillos.

El sacerdote comenzó a visitarlos, a atenderlos aunque fuera un trabajo repulsivo y a administrarles sacramentos. Le acompañaban a veces otras personas, que se conmovían y así lograba que intercedieran por los presos. San Vicente compró entonces una casa y la convirtió en hospital para cuidarlos.

El rey Luis XIII, enterado de estos hechos, lo nombró capellán de las galeras. Esto hizo que san Vicente viajara a Marsella, donde había muchos otros condenados. Diez años más tarde, lograría crear allí un hospital. También fue a Burdeos con este mismo objetivo en 1625.

San Vicente fundó en 1625 un instituto religioso, con el impulso de la señora Gondi: la Congregación de la Misión en 1625. Ocho años más tarde, junto con santaLuisa de Marillac, fundó la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Preocupado por el escaso número de sacerdotes en Francia y por la formación de las vocaciones, creó centros que más tarde serían seminarios.

Bebés abandonados a cientos en París

San Vicente de PaúlSu preocupación social tuvo consecuencias muy directas en la atención de los más vulnerables. Por ejemplo, ordenó que un gran número de Hijas de la Caridad se dedicara a cuidar de los niños expósitos, que en aquellos tiempos era enorme (se calcula que unos 300 al año solo en la capital).

También se volcó con los pobres que generó la guerra de la Fronda especialmente en París. Organizó a las Damas de la Caridad, entre las cuales había unas 200 mujeres de la clase alta francesa, para que ayudaran a los más necesitados, tal como se lo había pedido el mismo arzobispo de París.

Platos de sopa desde san Lázaro

Anciano, con más de 70 años, seguía marcando ritmo a las acciones de caridad, entre ellas la de repartir un plato de sopa dos veces al día a los pobres en San Lázaro. Allí también impartía retiros espirituales tanto para laicos como para religiosos, y se calcula que en los últimos veinte años de su vida los hicieron cerca de 20.000 personas.

San Vicente de PaúlSe cuenta que había tanta demanda de asistentes que ya no cabían más en Saint-Lazare. Ante la queja de uno de los gestores porque ya no cabía nadie más, san Vicente de Paúl le respondió: “Bueno, dad mi habitación”.

Un donante anónimo le dio 10 mil libras y san Vicente pudo fundar el Hospicio del Nombre de Jesús, para cuarenta ancianos y ancianas. En la actualidad se llama Hospital de los Incurables.

Después de una prolongada e intensa vida de trabajo pastoral, entregado como sacerdote, san Vicente de Paúl falleció exhausto el 27 de septiembre de 1660.

Su corazón se trasladó a la casa madre de las Hijas de la Caridad, en la rue de Bac, y allí se venera.

Patronazgo

San Vicente de Paúl es patrono de las instituciones que se dedican a las obras de caridad.

San Vicente de Paúl

Oración

¡Oh glorioso San Vicente, celeste Patrón de todas las asociaciones de caridad y padre de todos los desgraciados, que durante vuestra vida jamás abandonasteis a ninguno de cuantos acudieron a Vos!

Mirad la multitud de males que pesan sobre nosotros, y venid en nuestra ayuda;

alcanzad del Señor socorro a los pobres, alivio a los enfermos, consuelo a los afligidos, protección a los desamparados, caridad a los ricos, conversión a los pecadores, celo a los sacerdotes, paz a la Iglesia, tranquilidad a las naciones, y a todos la salvación.

Sí, experimenten todos los efectos de vuestra tierna compasión, y así, por vos socorridos en las miserias de esta vida, nos reunamos con vos en el cielo, donde no habrá ni tristeza, ni lágrimas, ni dolor, sino gozo, dicha, tranquilidad y beatitud eterna.

Amén.


Estimados hermanos y hermanas,

JesúsEl Evangelio que acabamos de escuchar, Jesús nos hace sentir su fidelidad que no sólo tiene en cuenta los que le siguen de cerca sino que manifiesta un gran respeto para cada persona. De una manera especial, aprecia quienes ayudan a los demás, aunque sea con un trozo de pan o con un vaso de agua a quien lo necesita.

Por eso Jesús desea que tanto los apóstoles, como cualquier persona, y nosotros también, actuamos por el bien de todos. Así Dios ama al que da algo a quien la necesita, ya sea una persona conocida como si no lo es.

Nos propone, pues, tener un espíritu sin fronteras y sin barreras, que nos lleva a descubrir, tal vez poco a poco, lo que hay de bueno en cada persona. Todo el mundo desea ser reconocido y tratado de manera normal, sin actitudes rígidas ni parciales. Preguntémonos sinceramente si, según nuestras posibilidades, podemos ayudar a los que lo necesitan. De esta manera compartimos con Jesús su manera de actuar para el bien de cada persona.

Incluso en en las cosas más pequeñas, Jesús nos anima a tratar bien a todos. Es bueno dar un vaso de agua a quien lo necesita, ya sea cristiano como si es una persona bien alejada de nuestra fe. Es la forma en que actuaba Jesús y que, gracias a los evangelios nos podemos hacer cargo, si lo leemos o escuchamos. Por eso nos hace tanto bien de conocer como Jesús hablaba y actuaba, y como lo hacía con naturalidad y sinceridad. Incluso, si tenemos puntos de vista diferentes de lo que tienen otras personas, en el Reino de Dios no hay enemigos, y lo mejor que podemos hacer es respetar a todo el mundo.

Podemos apreciar también las actitudes positivas de muchas personas que no siguen nuestra fe cristiana, pero que mantienen en su corazón, y en su manera de vivir, un respeta para todos.

En todo caso, debemos evitar cualquier malevolencia. Si lo pensamos bien, lo que queremos conseguir es vivir con una actitud positiva para el bien de todos: una manera de hacer que sea capaz de ayudarnos no sólo entre nosotros, sino también con todo el mundo. Y es cierto que muchas personas, en un momento dado, descubren en las palabras y las actitudes de Jesús una ayuda que les orienta y fortalece.

Santiago en la segunda lectura: nos decía que no nos podemos fiar de nuestras riquezas, porque pueden oxidarse. Lo cierto es que Jesús ha querido liberarnos de muchas pequeñeces, actuando siempre a favor de todos, con un espíritu universal. Que sepamos seguir nuestro camino, a la manera de Jesús, con un espíritu amplio y abierto, mejorando siempre, si es necesario, nuestra manera de ser y de actuar, con un espíritu siempre ancho y abierto. Que así sea.