John 6:52-59

En el Evangelio de hoy Jesús dice “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben Su sangre, no tendrán Vida en ustedes”.

Esta mención que Jesús hace sobre el sacramento de Su Cuerpo y Sangre fue literalmente repugnante. Es una notable subestimación cuando Juan relata que: “Los judíos discutían entre sí, diciendo: ‘¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?’”.

Entonces, ¿qué hace Jesús cuando se enfrenta con esta objeción? Uno pensaría que iba a ofrecer una interpretación metafórica o simbólica de sus palabras. Contrariamente, intensifica lo que venía diciendo.

¿Cómo asimilamos estas impactantes palabras? Honramos estas palabras desconcertantes de Jesús resistiendo todo intento de minimizarlas o quitarles significado. Afirmamos la doctrina de la “Presencia Real”. El Concilio Vaticano II enfatizó esta creencia tradicional católica cuando enseñó que, aunque Jesús está presente en nosotros de muchas maneras —como en la proclamación del Evangelio, en la reunión de dos o tres en Su nombre, en los pobres y en los que sufren— Él está presente de manera cualitativamente diferente en la Eucaristía.

Aquí junto a la carne aparece también la sangre. Carne y sangre en el lenguaje bíblico expresan la humanidad concreta. La gente y los mismos discípulos instituyen que Jesús les invita a entrar en comunión con Él, a «comer» a Él, su humanidad para compartir con Él el don de la vida para el mundo. ¡Mucho más que triunfos y espejismos exitosos! Es precisamente el sacrificio de Jesús lo que se dona a sí mismo por nosotros. (Angelus, 19 agosto 2018)

Luis María Grignion de Montfort, Santo

Memoria Litúrgica. 28 de abril

Presbítero y Fundador
El santo de la verdadera devoción Mariana

Martirologio Romano: San Luis María Grignion de Montfort, presbítero, que evangelizó las regiones occidentales de Francia, anunciando el misterio de la Sabiduría Eterna, y fundó dos congregaciones. Predicó y escribió acerca de la Cruz de Cristo y de la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, y, después de convertir a muchos, descansó de su peregrinación terrena en la aldea francesa de Saint-Laurent-sur-Sévre. ( 1716)

Fecha de canonización: 20 de julio de 1947, durane el pontificado de Pio XII

Breve Biografía

La Divina Providencia preparó a este gran santo y lo dio al mundo al final del S. XVII hasta apenas comenzado el XVIII.

Nacido en 1673 en Francia, recibe su educación en uno de los Colegios de la Compañía de Jesús y en 1700 se ordena sacerdote.

Morirá en 1716, habiendo realizado en tan corta carrera cantidad de misiones populares, echado los cimientos de dos congregaciones religiosas (que no llegó a ver en vida), restaurado templos de la Virgen ruinosos o abandonados y, sobre todo, arrancando las almas de las garras del jansenismo para devolverlas al amor ardiente de Dios, mediante la contemplación tierna de Jesús Crucificado y la verdadera devoción a María Santísima.

El jansenismo apartaba a las almas de la intimidad con Dios, de la relación sencilla y confiada característica del espíritu de filiación que es fruto del Espíritu Santo y la presencia de María en la vida del cristiano, acentuando en forma desmedida la Majestad y Santidad Infinita de Dios y nuestra indignidad.

De ahí la obsesión por interminables preparaciones, exámenes de conciencia más que escrupulosos, vueltas y revueltas sobre sí mismo, como si uno tuviera que lograr cierto grado de perfección previa para recibir los Sacramentos… ¡que son los que, en realidad, nos curan y nos perfeccionan..!

La gracia sería (dentro de este esquema), más bien un premio al propio esfuerzo, tal como Jesús nos lo ilustra en la parábola del fariseo y el publicano, que muchos no comprenden todavía…

Y aún nosotros mismos, cada vez que tememos acercarnos al sacramento de la Confesión ‘’porque tengo demasiadas culpas…’’. ¿Y para qué está el Sacramento? Precisamente porque tenemos demasiadas culpas, necesitamos confesarnos con frecuencia y comulgar, porque sólo Jesucristo nos lava de nuestras culpas y nos fortalece para que las recaídas se vayan extinguiendo, poco a poco.

Luis María Grignion de Montfort reacciona con santa violencia ante el estrago que semejante postura causaba dentro de la Iglesia en ese momento, y ante la difusión de una falsa sabiduría en el ambiente intelectual cristiano, que desdibuja la radicalidad del Evangelio y huye del Camino de la Cruz.

Tanto en sus misiones populares como en sus escritos, planta firmemente a Cristo Crucificado (cumbre de la verdadera sabiduría, la sabiduría Divina), y la devoción a María como medio insustituible y necesario para que Cristo se forme realmente en cada alma bautizada.

El desarrollo de estas ideas lo realiza en su primera obra: ‘’El Amor de la Sabiduría Eterna’’ (1703-1704). El capítulo XVII de este libro es ya un anticipo de lo que explicará largamente acerca del papel de María Santísima en nuestra santificación, en el célebre ‘’Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen’’ (1712, aprox.). Valiosísimos consejos de orden práctico para vivir la dependencia total de María nos son dados en su otra obra: ‘’El Secreto de María’’, como resumen y complemento del ‘’Tratado…’’.

El Hijo de Dios, 2da. Persona de la Santísima Trinidad (o también ‘’Verbo’’, o ‘’Sabiduría Eterna’’), ha querido salvarnos y glorificar al Padre haciéndose hombre y muriendo en la Cruz. Y todo esto lo realizó Por María, Con María, En María y Para María, porque a Ella se entregó primero y para Ella en primer lugar derramó su Sangre Preciosa. No ha querido venir a nosotros directamente, sino a través de María.

Y así lo sigue haciendo, porque ha hecho de su Madre verdadera Madre nuestra, ‘’Mater Gratiae’’, Madre de la Gracia en nuestras almas. El Espíritu Santo realiza cada día el milagro de formar a Cristo en el bautizado en unión con María, tal como lo hizo desde el principio.

¿Puede haber un acto más conmovedor?

Santo Evangelio según san Juan 6, 52-59. Viernes III de Pascua

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¡Cristo, Rey Nuestro!
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, Tú me invitas a estar siempre junto a ti. Hoy deseo acoger este llamado en mi interior. Te ofrezco el esfuerzo de apartarme de mi ritmo cotidiano pues quiero estar contigo y escucharte.

Concédeme una fe sencilla que oriente mi vida a mirarte en cada instante. Abre mi corazón a una confianza tierna que sepa abandonarse en ti ante cualquier oscuridad.

Regálame un amor que solamente ofrezca entrega. En tus manos pongo esta meditación, Madre mía.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59

En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El centro del cristianismo es –efectivamente- Cristo. Al mirar otros lugares de culto llama siempre la atención la ausencia de un reclinatorio, de un lugar para inclinarse con el cuerpo, hasta poner las rodillas hacia el suelo: agacharse, humillarse, adorar, amar. Nos parece tan sencillo el «poseer» a todo un Dios en una cuenca de pared. Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?, se decían entre sí los que escuchaban las palabras del Señor. En verdad es duro y es difícil comprenderlo, porque ciertamente no consiste en ello. Consiste simplemente en acogerlo -y se torna bello.

Todo un Dios en un sagrario a la espera de que alguien lo visite, ¿puede haber un acto más conmovedor?, ¿puede haber un deseo más enternecedor que el de ti, mi Creador, anhelando unirse a mí, su criatura?

Y todo es puro don, Dios mío: don del amor, don que se acoge con el don de la fe. Tu carne es verdadera comida, tu sangre es verdadera bebida. Y el que come tu carne y bebe tu sangre, permanece en ti y Tú en él.

El que te come vivirá por ti. Tú eres el pan que descendió del cielo, y el que coma de este pan vivirá para siempre. Esto lo dijiste Tú, Señor Dios mío –y la verdad de cada palabra pronunciada se confirma con el testimonio de tu amor. Yo confieso con el mismo amor la fe en ti. Gracias por el don de la fe. Gracias por el don de ti mismo en la Eucaristía, Señor.

«Jesús se identifica con ese pan partido y compartido, y eso se convierte para Él en “signo” del Sacrificio que le espera. Este proceso tiene su culmen en la Última Cena, donde el pan y el vino se convierten realmente en su Cuerpo y su Sangre. Y la eucaristía, que Jesús nos deja con un fin preciso: que nosotros podamos convertirnos en una sola cosa con Él. De hecho dice: “Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (v. 56). Ese permanecer en Jesús y Jesús en nosotros. La comunión es asimilación: comiéndole a Él, nos hacemos como Él. Pero esto requiere nuestro “sí”, nuestra adhesión a la fe».

(Angelus de S.S. Francisco, 16 de agosto de 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Señor Jesús, invitaré a una persona (algún amigo, a mi cónyuge, a mis hijos, o simplemente a alguien) a visitarte en el Sagrario.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La Eucaristía ¿Presencia real de Jesús?

Boletín N° 17 ¡Ser discípulos!, Aprende a defender tu Fe

Por: Por Martin Zavala M.P.D. | Fuente: defiendetufe.org

Si eres católico, no olvides que como cristianos que somos, debemos de buscar como renovar nuestra vida en Cristo(Jn 15,1-7) e impulsar nuestro apostolado para traer a mucha gente a los pies de Jesucristo(Mt 28,18-20) y no dejar esa labor a las sectas o iglesias protestantes que no poseen la plenitud de los medios de salvación.

Si eres evangélico, mormón o testigo de Jehová te invito a que conozcas en serio lo que es la fe cristiana(Ef 4,13), la BIblia(2 Tes 2,15) y la Iglesia de Cristo(Ef 5,25). Estudia la historia del cristianismo y ora para que Dios siga actuando en tu vida. Dios te ama y espera en el redil de plenitud que ha dejado: La Iglesia católica (Mt 16,18).

Yo simplemente deseo cumplir la voluntad de Dios en plenitud.(Mt 7,21-23) ¿Y usted…?

Yo creo, Señor; en Ti
que eres la Verdad Suprema.
Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades
que cree y espera mi Santa Madre
la Iglesia Católica y Apostólica.
Fe en la que nací por tu gracia,
fe en la que quiero vivir y luchar
fe en la que quiero morir.

San Pedro Chanel, el misionero que es patrón de Oceanía

Tau olunga-mod. by Aleteia (CC BY-SA 3.0)

Un ardiente misionero en Polinesia de origen francés que entregó su vida por la evangelización

Pedro Chanel nació en Cuet (Francia) el 12 de julio de 1803, en una familia acomodada. Hizo la Primera Comunión a los 15 años y entonces sintió la llamada de Dios a ser misionero.

Fue ordenado sacerdote en 1827 y pidió al obispo de Lyon que lo enviara a las misiones. Pero el prelado le respondió que en aquel momento él era más necesario en la evangelización de su propio país.

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Hacia 1830 se unió a un grupo de sacerdotes con vocación misionera que formaban la Sociedad de María (Maristas). A finales de 1836 viajó por fin a la Polinesia.

Con otro hermano marista desembarcó en Futuna, isla francesa en el Pacífico. Era el 12 de noviembre de 1837.

Pedro Chanel predicaba a las dos tribus que vivían en la isla aunque eran enemigas. Había abundantes guerras entre ellas y en agosto de 1839 una tribu prácticamente aniquiló a la otra.

El rey vencedor creía que los misioneros cristianos indignaban a sus dioses, así que el 28 de abril de 1841 el propio yerno del rey mató a Pedro Chanel de un hachazo.

San Pedro Chanel sería canonizado en 1889 y fue proclamado mártir en 1954.

Santo patrón

San Pedro Chanel es patrón de Oceanía.

Oración

Señor, tú que has concedido la palma del martirio a san Pedro Chanel cuando trabajaba por extender tu Iglesia,
concédenos a nosotros que, en medio de las alegrías pascuales,
celebremos de tal modo el misterio de Cristo muerto y resucitado,
que seamos verdaderamente testigos de una vida nueva.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.