• Matthew 7:6,
• Matthew 7:12-14
Bishop Robert Barron
Amigos, el Evangelio de hoy nos plantea una pregunta crucial acerca del Cielo y el infierno: ¿Quién estará adentro y quién afuera? Orígenes ha argumentado que todas las personas serán salvadas. ¿Cómo podría el amor de Dios permitir que una sola persona sea condenada? Por otro lado, San Agustín consideró que la gran mayoría de las personas serían condenadas.
Así es cómo abordaría este problema.
La doctrina sobre el infierno es el corolario de dos verdades fundamentales: que Dios es amor y que somos libres.
Amor es todo lo que Dios es. No es que ame a unos y a otros no. Nada de nuestra parte puede hacer que Dios deje de amarnos.
Sin embargo, somos libres. Por lo tanto, podemos decir que sí o podemos decir que no a Su Amor. Si nos volvemos hacia Él nos abrimos como un girasol; pero si nos alejamos nos marchitamos.
La misma resistencia al amor causa dolor. Piensa en alguien atrapado en una cueva durante muchas semanas. Cuando salga a la luz del día será como una tortura. El mismo sol que nos deleita y al cual estamos acostumbrados será una tortura para alguien que se ha apartado de él.
Guillermo de Vercelli, Santo
Abad, 25 de junio
Por: Redacción |
Fuente: Editions Magnificat
Martirologio Romano: En Goleto, cerca de Nusco, en la Campania italiana, san Guillermo, abad, el cual, nacido en Vercelli, se hizo peregrino y pobre por amor a Cristo, y, aconsejado por san Juan de Matera, fundó el monasterio de Montevergine, en el que reunió a unos monjes a los que impartió una profunda doctrina espiritual, y también otros diversos monasterios, tanto masculinos como femeninos, en varias regiones de la Italia meridional. († 1142)
Breve Biografía
Nació por el año 1085 en Vercelli, como indica su nombre, en el norte de Italia. Pocas cosas sabemos de su nacimiento e infancia, pero sí de su juventud y mocedad como un prodigio de mortificación y de don de milagros.
El solía decir a los monjes que trataban de imitar su vida y pretendían seguirle a todas partes: «Es necesario que mediante el trabajo de nuestras manos nos procuremos el sustento para el cuerpo, el vestido aunque pobre y medios necesarios para poder socorrer a los pobres. Pero ello no debe ocupar todo el día, ya que debemos encontrar tiempo suficiente para dedicarlo al cuidado de la oración con la que granjeamos nuestra salvación y la de nuestros hermanos».
Ahí estaba sintetizada la vida que él llevaba y la que quería que vivieran también cuantos quisieran estar a su lado.
Cuando todavía era un joven hizo una perigrinación a Santiago de Compostela que en su tiempo era muy popular y que hacían casi todos los cristianos que podían. Pero él lo hizo de modo extraordinario: Se cargó de cadenas, que casi no podía arrastrar por su gran peso, y apenas tomaba bocado. Un día llegó a las puertas de una casa de campo y parecía desfallecer. A pesar de ello habló así al dueño de la misma que parecía ser un valiente caballero: «Señor, estas cadenas se me rompen continuamente y me hacen muchos honores porque son vistas por todos. ¿No serías tan bueno que me dieras una coraza para llevarla escondida junto a mis carnes y un casquete para mi cabeza? Dicho y hecho. Guillermo salió de la presencia de aquel caballero con gran esfuerzo, ya que apenas podía moverse con tanto hierro y con los dolores enormes que le proporcionaban. Vuelto a Palermo, el rey Rogerio que había oído ya hablar muchas maravillas de aquel raro peregrino, sintió grandes deseos de verlo.
En la corte se contaban chascarrillos a su costa y cada uno lo tomaba a chacota y decía de él las cosas más raras e inverosímiles. En aquella corte había una mujer que llamaba la atención por su vida deshonesta y ella al oír hablar de la santidad del peregrino dijo a todos los cortesanos: «Yo os prometo que le haré caer a ese pobre hombre en mis redes de lascivia». Se arregló lo mejor que pudo y se dirigió a visitarle. El santo hombre la recibió con grandes muestras de simpatía y tuvo con ella una larga conversación creyendo la dama que ya lo había conquistado para el pecado. Así volvió contenta a la corte y contó sus victorias. Pero habían quedado que volvería aquella noche para pasarla con él. El santo peregrino la invitó, la tomó el brazo y le dijo: «Ven y acuéstate conmigo en este lecho nupcial». El extendió las brasas y llamaradas de una gran hoguera que había hecho preparar y se arrojó en ellas. La pobrecilla mujer, que se llamaba Inés, cayó avergonzada y prorrumpió a llorar al ver que no le tocaba el fuego al siervo de Dios. Hizo penitencia, abrazó la vida religiosa y murió santamente.
Según una tradición, un lobo devoró su asno y él lo reprendió, convirtiéndolo.
En Montevergine fundó un célebre monasterio y purificó la corte y los palacios de tanto pecado como se cometía. Príncipes y labriegos, hombre y mujeres abandonaban su mala vida y seguían su ejemplo dejándolo todo por seguir a Jesucristo.
Desde este Monte Sacro, que ahora se llama como en tiempos de San Guillermo, Monte de la Virgen (Montevergine), nuestro Santo continuaba ejerciendo un gran influjo por medio de su oración y vida de sacrificio. Lleno de méritos, murió el 25 de junio de 1142.
Entremos por la puerta estrecha
Santo Evangelio según san Mateo 7, 6.12-14.
Martes XII del Tiempo Ordinario
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, es contemplando tu vida donde aprendo a orar. Ayúdame a orar como Tú, en los momentos difíciles y en los más sencillos, para que así trate a todos con el mismo amor con el que Tú me tratas. Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 6.12-14
No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran.
Palabra de Dios
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Ninguno desearía para sí cosas malas sino todo lo contrario. Pues lo que más deseamos los hombres es encontrar la felicidad y regodearnos en ella, no satisfacer un caprichoso placer porque eso esconde siempre como un aborto del amor. Nadie que busque egoístamente su placer está en el fondo feliz. Por ello, siente que las entrañas se le destrozan aunque pasajeramente perciba cierto bienestar.
Muy en el fondo sabe que si obra así está echando algo hermoso y dignísimo como el deseo de la felicidad a los perros del placer y a los cerdos de las pasiones. Ellos, que no saben de lo bello sino, al contrario, buscan llenar sus quijadas y sus estómagos de lo inmediatamente deleitable, pisotean, destrozan la belleza de un corazón hecho para lo eterno y no para lo pasajero y banal.
El hombre, en cambio, quiere ser feliz y Cristo declara el camino. No es lo fácil sino lo que cuesta, lo que apalea a las fieras que llevamos dentro que no nos permiten volar a lo alto.
No se trata de un castigarse sin razones, se trata de ser feliz y de optar por el camino del amor que es la donación y, por tanto, el olvido de uno mismo.
Como cuando una madre se desvive por su hijo amado y se sacrifica por él con gusto, tanto lo ama que colma todo su corazón dándose a él. Su tristeza sería no amarlo. Eso es amor. Desear ser amado es lo más buscado por los hombres. Y si esto es el resumen de la ley y los profetas, busquémoslo dando amor y daremos las perlas a las águilas.
«Así como para entrar en la ciudad, había que “medirse” con la única puerta estrecha que permanecía abierta, del mismo modo, la vida del cristiano es una vida “a medida de Cristo”, fundada y moldeada en Él.
Esto significa que la vara de medir es Jesús y su Evangelio: no lo que pensamos nosotros, sino lo que nos dice Él.
Así que se trata de una puerta estrecha no por ser destinada a pocas personas, sino porque pertenecer a Jesús significa seguirle, comprometer la vida en el amor, en el servicio y en la entrega de uno mismo como hizo Él, que pasó por la puerta estrecha de la cruz.
Entrar en el proyecto de vida que Dios nos propone implica limitar el espacio del egoísmo, reducir la arrogancia de la autosuficiencia, bajar las alturas de la soberbia y del orgullo, vencer la pereza para correr el riesgo del amor, incluso cuando supone la cruz». (Ángelus de S.S. Francisco, 21 de agosto de 2022).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pasar por la puerta estrecha haciéndome pequeño, humilde, en todas mis relaciones personales.
Despedida
Siguiendo el ejemplo de Jesús como maestro, puedes dedicar tiempo a compartir y reflexionar sobre las enseñanzas de la fe con tu familia, fomentando un ambiente donde todos puedan crecer espiritualmente juntos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Un término para integrar a nuestra vida: la cardiomorfosis
Muy popular en la evangelización del siglo XVI, la cardiomorfosis es un término que nos mueve a transformar nuestro corazón y hacerlo semejante al de Jesús
Un término desconocido para muchos: cardiomorfosis. Un término utilizado durante tres siglos para indicar a los catecúmenos cómo debía transformarse su corazón para asemejarse al de Jesús.
La transformación del corazón del pecador
Fue en la época del barroco en la que los evangelizadores usaron las imágenes del corazón humano, dibujados en varias etapas, hasta configurarse con el Corazón de Jesús.
Para hacer cercana esta enseñanza mediante un especial método catequético, se utilizaron pinturas que los ayudaron a visualizar el estado de su alma:
1 Primer corazón
El corazón del hombre en pecado era ilustrado con demonios y alimañas, porque había caído en sus tentaciones.
Había un ángel de la guarda llorando por aquel que se está perdiendo y un ojo que no puede ver a Dios.
2 Segundo corazón
Cuando el pecador reconocía sus faltas y se arrepentía, el corazón presentaba a los demonios disgustados y alejándose de él porque había invocado al Espíritu Santo y llegaban los auxilios sobrenaturales y la gracia lloviendo sobre él.
3 Tercer corazón
El siguiente estado era el del corazón que había confesado sus culpas, los demonios se representaban en sus guaridas pero al acecho, buscando la oportunidad de volver a atacar.
Una sencilla enseñanza que dejaba claro para neófitos, desde la más tierna infancia que era generar un deseo ardiente por querer estar unido a la pasión de Cristo, y de consolarlo mediante la expiación y la reparación, mostrado de una manera gráfica, con vigencia y validez para toda cultura.
La cardiomorfosis perfecta
Para alcanzarla es necesario primero seguir tres modelos: el Corazón de san José y el Corazón doloroso de María, que encaminarán gradualmente al culto perfecto al Corazón de Jesús porque implican inocencia, mansedumbre, piedad, devoción, ascesis, axiología, teleología y contemplación mística.
El Papa Francisco y la cardiomorfosis
Para rescatar este inmenso don del culto al Sagrado Corazón de Jesús, el Santo Padre ha anunciado en su audiencia general del 5 de junio que para septiembre publicará un nuevo documento:
» …me complace preparar un documento que recoja las valiosas reflexiones de los textos magisteriales anteriores y de una larga historia que se remonta a las Sagradas Escrituras, para volver a proponer hoy, a toda la Iglesia, este culto lleno de belleza espiritual».
Pidamos al señor Jesús la conversión de nuestro corazón para asemejarnos al Suyo.
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