Luke 1:1-4, Luke 4:14-21
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús declara que la profecía de Isaías se ha cumplido: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres”.
Jesús venía predicando acerca del reino de Dios. Los sordos oyen, los ciegos ven, los cojos caminan. Los muertos resucitan, los enemigos son perdonados y los pobres reciben la Buena Nueva que se les predica. Y, fundamentalmente, con la Resurrección, los seguidores de Jesús vieron que el mundo antiguo —un mundo predicado sobre la muerte y las obras de la muerte, el mundo que había crucificado a Jesús— había sido ahora derrotado. Dios había declarado definitivamente Su oposición a ese mundo y Su apoyo al nuevo.
Tan asombrados estaban por la Resurrección —y puedes sentirlo en cada libro y palabra del Nuevo Testamento— que esperaban la inminente llegada de un nuevo estado de cosas, el regreso de Jesús y el establecimiento del reino de Dios. Aunque Jesús no regresó de inmediato, el viejo mundo estaba quebrado y llegaba su fin. Estaba en peligro completamente, su destrucción era ahora solo cuestión de tiempo.
Timoteo y Tito, Santos
Memoria Litúrgica, 26 de enero
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Obispos y Discípulos de San Pablo
Martirologio Romano: Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).
Etimología: Timoteo = Aquel que siente amor o adoración a Dios, es de origen griego.
Etimología: Tito = Aquel que es protegido y honrado, es de origen latino.
Breve Biografía
San Pablo nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y colaboradores.
Los Santos Timoteo y Tito vivieron en la órbita del grande apóstol de las Gentes, y el nuevo calendario los coloca después de la fiesta de la “conversión” de San Pablo.
Timoteo es la imagen del discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz, valiente. Por estas cualidades Pablo quiso que fuera su compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos, durante el segundo viaje misionero en el año 50.
Había nacido en Listra, en donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y fue de los primeros convertidos al Evangelio; había sido educado en la religión hebrea por la abuela Loida y por la madre Eunice. Desde su encuentro con Pablo, siguió su itinerario apostólico; lo acompaña a Filipos y a Tesalónica.
Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “viajero enviado” por el apóstol de las Gentes, y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él.
A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades. Entre el 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era el jefe de la Iglesia de Éfeso.
Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma. Timoteo estuvo presente en el martirio de Pablo; después regresó definitivamente a la sede de Éfeso, en donde, según una antigua tradición, murió mártir en el año 97.
El segundo fiel colaborador de Pablo fue San Tito, de origen pagano. Convertido y bautizado por el mismo apóstol, que lo llama “hijo mío”, se encuentra en compañía de Pablo en Jerusalén, en el año 49. Hizo con él el tercer viaje misionero y fue Tito quien llevó la “carta de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto, entre los cuales restableció la armonía y organizó la colecta para los pobres de Jerusalén.
Después del cautiverio de Roma, Pablo, de paso por Creta, dejó ahí a Tito con la misión de organizar la primera comunidad cristiana. Aquí recibió la carta de Pablo. Es un documento muy importante, porque nos informa sobre la vida interna de la Iglesia apostólica. Después Tito fue a Roma donde su Maestro, que lo mandó probablemente a evangelizar a Dalmacia, en donde todavía hoy está muy difundido su culto. Una antigua tradición, históricamente no confirmada, dice que Tito murió en Creta, de edad muy avanzada.
La buena nueva
Santo Evangelio según San Lucas 1, 1-4; 4, 14-21. Domingo III del tiempo ordinario
Por: Hans Candell, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia de estar en tu presencia y abrir mis oídos espirituales para poder escuchar con claridad tu Palabra que me da vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 1-4; 4, 14-21 Muchos han tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron entre nosotros, tal y como nos las trasmitieron los que las vieron desde el principio y que ayudaron en la predicación. Yo también, ilustre Teófilo, después de haberme informado minuciosamente de todo, desde sus principios, pensé escribírtelo por orden, para que veas la verdad de lo que se te ha enseñado. Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto), impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En la lectura que Cristo hace en la sinagoga no está señalada solamente su venida, sino incluso su misión, su plan de acción, su hoja de ruta, que es la misma que debemos a sumir nosotros, sus seguidores. «Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor».
Quizás algunos podemos quedarnos enganchados con aquello de «el año de gracia del Señor». No podemos tomarlo literalmente. Es un modo de decir el inicio de otro tiempo, de otra época, de otro período. De aquí para adelante. Tal como efectivamente contamos los años en occidente: antes de Cristo y después de Cristo. Es que hemos entrado en otro período, en otra etapa en la historia de la salvación. Estamos en el Año de Gracia del Señor. Es la mismísima Trinidad actuando en la historia, iluminándola para hacer posible nuestra Salvación. A eso se refieren las Escrituras. Y es esto lo que nos dice el Señor que se ha cumplido.
Esta es la Buena Nueva. Hemos entrado en un nuevo período de la historia. Se han abierto las puertas del cielo; hemos sido liberados. Se ha restaurado la alianza. Jesús, nuestro Redentor, lo ha hecho posible. Impulsado por el Espíritu Santo, Él es el Puente, Él es el Camino hacia el Padre.
El Señor ha venido para ser alimento de los pobres, de los oprimidos, de los ciegos, de los afligidos, de los perseguidos. Él es el remanso de paz que buscamos, el comienzo de una nueva vida, de una nueva historia, la del Nuevo Testamento, la del Año de Gracia del Señor. Toda la vida misma está impregnada de esa Gracia. Estamos viviendo nuevos tiempos. Podemos mirar hacia adelante con esperanza, porque se ha sellado el pacto, con la Sangre de Cristo. Muriendo en la cruz y resucitando, ha abierto para nosotros las puertas del cielo. El Camino está trazado y restaurado. Transitemos por este año de gracia, hacia los brazos del Padre, que nos espera desde siempre para ocupar el lugar que nos tiene reservado. ¡Qué mejor noticia!
«Caminar: sí, pero ¿hacia dónde? En base a cuanto se ha dicho, propongo un doble movimiento: de entrada y de salida. De entrada, para dirigirnos constantemente hacia el centro, para reconocernos sarmientos injertados en la única vid que es Jesús. No daremos fruto si no nos ayudamos mutuamente a permanecer unidos a él. De salida, hacia las múltiples periferias existenciales de hoy, para llevar juntos la gracia sanadora del Evangelio a la humanidad que sufre. Preguntémonos si estamos caminando de verdad o solo con palabras, si los hermanos nos importan de verdad y los encomendamos al Señor o están lejos de nuestros intereses reales. También preguntémonos si nuestro camino es un volver sobre nuestros propios pasos o si es un ir al mundo con convicción para llevar allí al Señor».
(Discurso de S.S. Francisco, 21 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Recordar, hoy, que no importa cuales sean las circunstancias negativas que puedan rodearme, el momento histórico en el que me encuentro es un momento de gracia y bendición para mí y para todos los hombres.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Santos Timoteo y Tito, los dos grandes colaboradores del Apóstol Pablo
Dolors Massot – publicado el 26/01/15
Eran como hermanos y le ayudaron en la predicación del Evangelio.
Tito pasó de ser pagano a enérgico colaborador de san Pablo. Se conocieron en Antioquía. San Pablo lo llama: su ayuda preciosa, su “hijo querido según la fe”, su amadísimo hermano.
Tito acompañó a san Pablo en su tercer viaje: Asia Menor, Macedonia, Acaya, Jerusalén.
Luego sería nombrado obispo de Creta.
Timoteo, por su parte, era de Listra. Su familia –judía- acoge a san Pablo y los tres –madre, abuela e hijo- se convierten.
Él acompaña a san Pablo en sus viajes por Asia y Grecia y es dócil y fiel. Le cuida tras diversos castigos, le hace de secretario y le atiende en la ancianidad: «No hay hombre que esté tan unido a mí de corazón y de espíritu», dice san Pablo.
San Timoteo será nombrado obispo de Éfeso.
San Pablo escribió cartas a Timoteo y a Tito que forman parte del Nuevo Testamento y están llenas de excelentes recomendaciones para la formación de pastores y fieles.
Ellos fueron grandes hombres que, siguiendo el ejemplo de Pablo de Tarso, quisieron convertir almas al catolicismo. Es por ello que dejamos una pequeña oración para pedir por su intercesión en este día, para que nos den aquellas virtudes que les hicieron llegar al cielo.
Oración a Timoteo y Tito
Oh, Dios, que hiciste brillar con virtudes apostólicas a los santos Timoteo y Tito, concédenos, por su intercesión, que, viviendo en este mundo con piedad y justicia, merezcamos llegar a la patria celestial. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.