Martirio de San Juan el Bautista
Memoria Litúrgica, 29 de agosto
Mártir
Martirologio Romano: Memoria del martirio de san Juan Bautista, al que Herodes Antipas retuvo encarcelado en la fortaleza de Maqueronte y a quien, en el día de su cumpleaños, mandó decapitar a petición de la hija de Herodías. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad (s. I)
Breve Reseña
El evangelio de San Marcos nos narra de la siguiente manera la muerte del gran precursor, San Juan Bautista: «Herodes había mandado poner preso a Juan Bautista, y lo había llevado encadenado a la prisión, por causa de Herodías, esposa de su hermano Filipos, con la cual Herodes se había ido a vivir en unión libre. Porque Juan le decía a Herodes: «No le está permitido irse a vivir con la mujer de su hermano». Herodías le tenía un gran odio por esto a Juan Bautista y quería hacerlo matar, pero no podía porque Herodes le tenía un profundo respeto a Juan y lo consideraba un hombre santo, y lo protegía y al oírlo hablar se quedaba pensativo y temeroso, y lo escuchaba con gusto».
«Pero llegó el día oportuno, cuando Herodes en su cumpleaños dio un gran banquete a todos los principales de la ciudad. Entró a la fiesta la hija de Herodías y bailó, el baile le gustó mucho a Herodes, y le prometió con juramento: «Pídeme lo que quieras y te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino».
La muchacha fue donde su madre y le preguntó: «¿Qué debo pedir?». Ella le dijo: «Pida la cabeza de Juan Bautista». Ella entró corriendo a donde estaba el rey y le dijo: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista».
El rey se llenó de tristeza, pero para no contrariar a la muchacha y porque se imaginaba que debía cumplir ese vano juramento, mandó a uno de su guardia a que fuera a la cárcel y le trajera la cabeza de Juan. El otro fue a la prisión, le cortó la cabeza y la trajo en una bandeja y se la dio a la muchacha y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse los discípulos de Juan vinieron y le dieron sepultura (S. Marcos 6,17).
Herodes Antipas había cometido un pecado que escandalizaba a los judíos porque esta muy prohibido por la Santa Biblia y por la ley moral. Se había ido a vivir con la esposa de su hermano. Juan Bautista lo denunció públicamente. Se necesitaba mucho valor para hacer una denuncia como esta porque esos reyes de oriente eran muy déspotas y mandaban matar sin más ni más a quien se atrevía a echarles en cara sus errores.
Herodes al principio se contentó solamente con poner preso a Juan, porque sentía un gran respeto por él. Pero la adúltera Herodías estaba alerta para mandar matar en la primera ocasión que se le presentara, al que le decía a su concubino que era pecado esa vida que estaban llevando.
Cuando pidieron la cabeza de Juan Bautista el rey sintió enorme tristeza porque estimaba mucho a Juan y estaba convencido de que era un santo y cada vez que le oía hablar de Dios y del alma se sentía profundamente conmovido. Pero por no quedar mal con sus compinches que le habían oído su tonto juramento (que en verdad no le podía obligar, porque al que jura hacer algo malo, nunca le obliga a cumplir eso que ha jurado) y por no disgustar a esa malvada, mandó matar al santo precursor.
Este es un caso típico de cómo un pecado lleva a cometer otro pecado. Herodes y Herodías empezaron siendo adúlteros y terminaron siendo asesinos. El pecado del adulterio los llevó al crimen, al asesinato de un santo.
Juan murió mártir de su deber, porque él había leído la recomendación que el profeta Isaías hace a los predicadores: «Cuidado: no vayan a ser perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar». El Bautista vio que llegaban los enemigos del alma a robarse la salvación de Herodes y de su concubina y habló fuertemente. Ese era su deber. Y tuvo la enorme dicha de morir por proclamar que es necesario cumplir las leyes de Dios y de la moral. Fue un verdadero mártir.
Una antigua tradición cuenta que Herodías años más tarde estaba caminando sobre un río congelado y el hielo se abrió y ella se consumió hasta el cuello y el hielo se cerró y la mató. Puede haber sido así o no. Pero lo que sí es histórico es que Herodes Antipas fue desterrado después a un país lejano, con su concubina. Y que el padre de su primera esposa (a la cual él había alejado para quedarse con Herodías) invadió con sus Nabateos el territorio de Antipas y le hizo enormes daños. Es que no hay pecado que se quede sin su respectivo castigo.
Dios ve el corazón y no las apariencias
Santo Evangelio según san Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23. Martirio de San Juan Bautista
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por el don del bautismo, por llamarme a ser santo, por amarme incondicionalmente. Muchas veces no tengo la fuerza para corresponder a la grandeza de tu amor pero, con tu ayuda, confío que lograré vivir aquello que Tú me pides.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén, viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado. (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras tradiciones, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
Jesús les contesto: «¡Qué bien profetizó Isaías de sobre ustedes hipócritas, como está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son más preceptos humanos!. Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a las tradiciones de los hombres».
Después Jesús llamó a la gente y les dijo: «Escúchenme todos y entiéndanme: Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Los fariseos se preocupaban sólo por guardar las normas externas sin detenerse a pensar que los pensamientos y deseos del corazón son los que dan realmente el valor a nuestras acciones. Dios ve el corazón del hombre sin detenerse en las apariencias. No es fácil desapegarse de las opiniones de los demás; es más, muchas veces actuamos por temor a lo que los demás piensan de nosotros y no hacemos aquello que es correcto.
El ser cristiano es una llamada a la santidad, a amar a Dios con todo el corazón. Por eso debo preguntarme cada día, ¿he hecho algo simplemente para complacer a los demás y por eso me he olvidado de hacer el bien? Si algún día encuentro que la respuesta es sí, debo aceptar que actué hipócritamente. Aun así, Jesús nos ofrece su perdón y su amor, y nos llama a ser valientes y a tomar responsabilidad por nuestras acciones y nuestras intenciones. ¿Estoy dispuesto a seguirlo?
«Respondiendo a aquellos fariseos que le habían preguntado, Jesús intenta también ayudarles a poner orden en su religiosidad, a reestablecer aquello que verdaderamente cuenta y aquello que es menos importante. […] El amor da impulso y fecundidad a la vida y al camino de fe: sin amor, tanto la vida como la fe permanecen estériles. Aquello que Jesús propone en esta página evangélica es un ideal estupendo, que corresponde al deseo más auténtico de nuestro corazón. De hecho, hemos sido creados para amar y ser amados. Dios, que es amor, nos ha creado para hacernos partícipes de su vida, para ser amados por Él y para amarlo y para amar con Él a todas las demás personas». (Homilía de S.S. Francisco, 29 de octubre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Antes de dormir, pediré perdón al Señor por todas las veces que no he actuado como Él me pedía.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¿La Biblia considera impuro a algún alimento?
Lo que entra por la boca no hace impura a la persona (Mt 15, 11)
La prohibición de consumir ciertos alimentos es algo habitual en la inmensa mayoría de las sectas. La dieta de las sectas no viene provocada por razones higiénicas o culturales, como es el caso del judaísmo o del islam, sino que es consecuencia directa de una política de sus dirigentes, encaminada a conseguir que el adepto adquiera una identidad claramente diferenciada. A ello se debe que haya prescripciones dietéticas en los mormones, los adventistas, los testigos de Jehová y en prácticamente todas las sectas orientalistas. Pocas cosas sirven mejor para marcar distancias que la diferencia en la dieta o en la manera de vestir.
El Antiguo Testamento no prohíbe a los no judíos ningún alimento: El Antiguo Testamento establece una diferencia evidente entre los hijos de Israel y el resto de la humanidad. Ciertamente, los primeros se hallan sometidos (a partir de Moisés) a una dieta que se ha denominado convencionalmente levítica, en la que no sólo entra en juego la prohibición de ciertos alimentos, sino también de ciertas formas de sacrificarlos y cocinarles.
Ahora bien, para el no-judío, o sea, el no adepto no existía ninguna obligatoriedad de guardar esas normas dietéticas. Como dice Dt 14,21, incluso podían comer animales que no habían sido sacrificados ritualmente y que, por tanto, resultaban impuros por estar sin desangrar.
Jesús declaró puros todos los alimentos: Pablo nos ha transmitido la clara convicción de la Iglesia primitiva de que Cristo había nacido bajo la ley y la había cumplido para rescatarnos de la misma: “Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley y para que recibiéramos la filiación adoptiva” (Gal 4,4-5).
Por lo tanto, el que Jesús cumpliera con las leyes dietéticas de la ley de Moisés está fuera de discusión; como también lo está el que ciertamente fue circuncidado y el que celebró las fiestas judías. Ahora bien, lo que sí es evidente es que Jesús se preocupó de marcar los senderos por los que discurrirá con posterioridad la Iglesia apostólica; y entre ellos se hallaba el de la emancipación de la ley de Moisés, que no tenía sentido teológico tras su venida. Que esto incluía abolir las distinciones entre alimentos puros e impuros se desprende de los mismos evangelios: “Luego llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchadme bien todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, cuando entra en él, pueda convertirlo en impuro. Lo que sale del hombre es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír que oiga». Y luego, tras retirarse de la gente, cuando entró en casa le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. Él les dijo: «¿Tampoco vosotros lo entendéis? ¿No comprendéis que todo lo que entra en el hombre desde fuera no puede hacerle impuro, porque no penetra en su corazón, sino en el vientre y va a dar en el retrete?» Así declaraba puros todos los alimentos. Y añadía: Lo que sale del hombre es lo que hace impuro al hombre” (Mc 7,14-20).
Los apóstoles enseñaron que los cristianos podían tomar todos los alimentos: “Al día siguiente, mientras iban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la terraza para hacer oración. Le dio hambre y sintió deseos de comer algo. Mientras se lo preparaban le sobrevino un éxtasis y vio los cielos abiertos y una cosa que se asemejaba a un gran lienzo que descendía hasta la tierra, atada por sus cuatro extremos. En su interior había todo tipo de animales de cuatro patas, reptiles de la tierra y aves del cielo. Y una voz le dijo: «Levántate, Pedro, mata y come». Pedro respondió: «De ninguna manera, Señor; jamás he comido nada profano e impuro». La voz le dijo por segunda vez: «Lo que Dios ha purificado no lo llames profano». Aquello se repitió por tres veces e inmediatamente la cosa fue elevada hacia el cielo” (Hech 10,9-16).
La abstinencia y el ayuno, por otra parte, son sanas costumbres bíblicas practicadas en el Antiguo y Nuevo Testamento que seguimos los católicos a ejemplo de Jesús y los Apóstoles – durante la Cuaresma y a lo largo del año.
«Id a las periferias, están llenas de soledad»
El Papa a la asociación Lazare.
«Ir a las periferias, que suelen estar llenas de soledad, tristeza, heridas interiores y pérdida de ganas de vivir. Con tus palabras y acciones, derrama el aceite de la consolación y la curación en los corazones heridos». En el discurso pronunciado, el Papa Francisco alienta la misión de Lazare, una asociación francesa que se ocupa de los pobres y los sin techo, alojándolos en pisos «solidarios» junto a jóvenes de diferentes edades. Este proyecto innovador, nacido en Francia y que ahora se extiende a otros países, cumple ahora diez años. Precisamente con motivo del décimo aniversario, voluntarios e invitados de Lazare son recibidos por el Papa, que ya se había reunido con una pequeña representación de la asociación en la Casa Santa Marta el 21 de mayo.
Acoger, cuidar y escuchar son los auténticos valores
En el discurso entregado, el Papa expresa en primer lugar su profunda gratitud a los trabajadores y voluntarios de Lazare «por la hermosa experiencia que estáis viviendo en la convivencia y la fraternidad que vivís cada día»: «Tenéis la oportunidad de ser, no sólo para vosotros mismos sino también para el mundo, un escaparate de la amistad social que todos estamos llamados a vivir».
En un entorno lleno de indiferencia, individualismo y egoísmo, nos haceis comprender que los valores de la vida auténtica se encuentran en la acogida de las diferencias, el respeto de la dignidad humana, la escucha, la atención y el servicio a los más humildes».
«Sólo cultivando este tipo de relaciones haremos posible una amistad social inclusiva y una fraternidad abierta a todos», subrayó Francisco
Los pobres son preciosos a los ojos de Dios
A continuación, el Pontífice se dirige a los pobres, los enfermos y los sin techo, que son acogidos diariamente por la asociación. A ellos la invitación es a no desanimarse: «En la sociedad, puedes sentirte aislado, rechazado y sufrir la exclusión. Pero no te rindas… Sigan adelante, cultivando en sus corazones la esperanza de una alegría contagiosa».
Tu testimonio de vida nos recuerda que los pobres son verdaderos evangelizadores porque fueron los primeros en ser evangelizados y llamados a compartir la felicidad del Señor y su Reino.
Como en la audiencia de mayo, el Papa recuerda que los pobres tienen «un lugar especial» en el corazón de Dios: «Aunque el mundo os mire con desprecio, sois preciosos, contáis mucho a los ojos del Señor». El Papa insiste: «Dios os ama, sois sus privilegiados. Así que no dejes que te roben la alegría de vivir y de ayudar a otros a vivir».
Apostar por el amor gratuito
De ahí una nueva invitación a «permanecer firmes en vuestras convicciones y en vuestra fe», pero también a «ir más allá» de la misión normal llevada a cabo en la última década:
Difunde el fuego del amor que calienta los corazones fríos y áridos. No te conformes con una vida de amistad y de compartir entre los miembros de tu asociación, sino ve más allá. Atrévete a apostar por el amor libremente dado y recibido.
Los Sanfermines
Los Sanfermines surgieron de la conjunción de tres fiestas distintas: las de carácter religioso en honor a San Fermín, las ferias comerciales y las taurinas
El culto al santo
El culto a San Fermín en Pamplona es anterior a la celebración de los Sanfermines, y su imagen sigue siendo el eje principal sobre el que gira esta universal fiesta. La tradición cuenta que el presbítero Honesto llegó a la Pamplona romana enviado por San Saturnino para evangelizarla y que el senador Firmo se convirtió al cristianismo. Su hijo Fermín comenzó a predicar a los 17 años y a los 31 se marchó a predicar a las Galias. En Amiens consiguió muchas conversiones, fue encarcelado y un 25 de septiembre fue decapitado.
Según la tradición, San Fermín fue el primer obispo de Pamplona, aunque su culto no consta documentalmente hasta el siglo XII, importado de Amiens en cuyas letanías figuraba desde el siglo VIII. Los martirologios de la siguiente centuria (Wandalberto, Rábano de Mauro y Usardo) incluyen un santo de ese nombre, mártir de Amiens conmemorado el 25 de septiembre.
Tras ser consagrado obispo a los 24 años, San Fermín marchó a evangelizar la Galia y tras predicar en Agen, Clermont, Angers y Beavois sufrió martirio en Amiens tras bautizar a más de 3.000 personas.
Historia de los Sanfermines
Según los historiadores, los Sanfermines surgieron de la conjunción de tres fiestas distintas: las de carácter religioso en honor a San Fermín y que se celebraban desde tiempo inmemorial, las ferias comerciales organizadas a partir del siglo XIV, y las taurinas que se ceñían a la celebración de corridas de toros, también desde el siglo XIV.
Poco a poco, la conmemoración de San Fermín, que se celebraba el 10 de octubre, se fue completando con músicos, danzantes, comediantes, puestos de venta y corridas de toros. Dado que la climatología en octubre era bastante inestable y podía arruinar todos estos actos, el Ayuntamiento solicitó al obispo el traslado de la fiesta al 7 de julio.
Con el traslado de fecha, en 1591 nacieron los Sanfermines, que en su primera edición se prolongaron durante dos días y contaron con pregón, músicos, torneo, teatro y corrida de toros. En años sucesivos se fueron intercalando nuevos festejos como fuegos artificiales y danzas, y las fiestas se alargaron hasta el día 10.
Las crónicas de los siglos XVII y XVIII hablan de actos religiosos junto a músicos, danzantes, gigantes, torneos, saltimbanquis, encierros y toros; de la preocupación del clero por los abusos en el beber y el libertinaje de mozos y mozas, y de la presencia de gentes de otras tierras que con sus espectáculos hacían «más divertida la ciudad». Así, durante el siglo XIX hubo curiosas atracciones de feria como la mujer cañón, lápices irrompibles, animales exóticos o figuras de cera, mientras que la Comparsa de Gigantes estrenó cabezudos, kilikis y zaldikos. Por otro lado, la no existencia del doble vallado en el encierro ocasionó que en numerosas ocasiones los toros se fugasen por las calles de la ciudad.
El don de la amistad de Jesús
Incluso al que se aleja o traiciona, Dios le sigue llamando amigo, dice el Papa Francisco
En la Casa Santa Marta, el Papa Francisco recordó que la amistad de Dios hacia los hombres es verdadera, e incluso cuando alguno se aleja o apostata, Él permanece esperando y llamándonos “amigo”.
En la homilía que ofreció en la Misa matutina, dijo que no por “casualidad” Dios ha elegido a cada persona. “No hemos recibido este don como destino, la amistad del Señor, esta es nuestra vocación: vivir siendo amigos del Señor, amigos del Señor. Y lo mismo habían recibido los apóstoles, más fuerte todavía, pero lo mismo”.
“Todos los cristianos –continuó– hemos recibido este don: la apertura, el acceso al corazón de Jesús, la amistad de Jesús. Hemos recibido en suerte el don de su amistad. ‘Nuestro destino es ser amigos tuyos’. Nuestro destino es ser amigos tuyos. Es un don que el Señor conserva siempre y Él es fiel a este don”.
El Papa también habló de la amistad de aquellos que traicionan de alguna manera a Dios, “con nuestros pecados, con nuestros caprichos”, pero “Él es fiel en la amistad”.
Por ello, no llama más “siervos” sino “amigos” e incluso a Judas antes de que lo traicione le llama “amigo”.
“Jesús es nuestro amigo. Y Judas, como dice aquí, fue por su nuevo destino, por el destino que él eligió libremente. Se alejó de Jesús. Y la apostasía es eso: alejarse de Jesús. Un amigo que se convierte en enemigo o un amigo que se hace indiferente o un amigo que se transforma es traidor”.
Sin embargo, el amigo “es el que comparte los propios secretos” con el otro. Es una amistad “que hemos recibido en suerte, es decir, como destino”.
“Él no reniega de este don, no reniega de nosotros, nos espera hasta el final. Y cuando nosotros por nuestra debilidad nos alejamos de Él, Él espera, Él espera, y continúa diciendo: ‘amigo, te espero’. ‘Amigo, ¿qué quieres? Amigo, ¿por qué con un beso me traicionas?’”.
“Él es fiel en la amistad, y nosotros debemos pedirle esta gracia de permanecer en su amor, permanecer en su amistad, esa amistad que hemos recibido como don en suerte de Él”
La Eucaristía es fuente de alegría
Festeja la Alianza que hizo Jesús con nosotros, porque es imagen del banquete celestial, porque da sentido a nuestros dolores ofrecidos al Señor.
¿Qué es la alegría? Es ese sentimiento o efecto del amor, dice santo Tomás. Pero hay tantas clases de alegría como clases de amor, unas más profundas, otras más superficiales.
Está la alegría de quien ganó la lotería; la alegría de haber encontrado algo perdido, la alegría de tener un hijo, la alegría de una curación, la alegría de volver a ver a alguien querido, la alegría de haber recobrado la gracia y la amistad con Dios, la alegría de haber aprobado un examen, la alegría de estar enamorado, la alegría del casamiento, la alegría de una ordenación sacerdotal.
El Evangelio está lleno de manifestaciones de alegría: La alegría por haberse encontrado con Jesús, la alegría de los pastores al ver al Niño, la alegría de Simeón, la alegría de los Magos, la alegría en el Tabor al ver a Jesús, la alegría de María Magdalena, la alegría de los discípulos de Emaús, la alegría de María: “Mi alma canta…”.
Pero hay una alegría secreta e íntima en la eucaristía. Es fracción del pan, banquete. Nos encontramos en comunidad. La comida produce euforia. Quien participa de la misa debería experimentar esa euforia y alegría espiritual. Es el clima de la vida cristiana. ¡Nunca nos faltará!
Por eso Jesús escogió el signo del vino y el vino alegra el corazón.
Caná es el primer anuncio del Nuevo Testamento de la eucaristía: el agua se convirtió en vino. El vino alegra el corazón del hombre, dice la Sagrada Escritura. La parábola del festín es otro anuncio: “Venid y comed”. Cuando uno come está satisfecho y feliz. A un banquete va la gente feliz y risueña.
La eucaristía es fuente de alegría porque festeja la Alianza que hizo Jesús con nosotros, porque es imagen del banquete celestial, porque da sentido a nuestros dolores ofrecidos al Señor. “Vuestra tristeza se convertirá en alegría” (Jn. 16, 20).
Es una alegría que se abre a los demás, para compartir con ellos un gozo superior a los demás.
“¿No tienes dinero? ¿No tienes nada para regalar? ¡Qué importa! No olvides que puedes ofrecer tu alegría, que puedes regalar esa paz que el mundo no puede dar en tu lugar. Tus reservas de alegría deberían ser inagotables”.
Ángelus del Papa: no perder el tiempo culpando a los demás
ANDREAS SOLARO /AFP/ East News
Francisco explicó que para el Señor es importante devolver la fe a su centro. Jesús devuelve la fe a su centro sin la formalidad externa. “Hay un modo infalible de vencer el mal” dijo el Papa Francisco a la hora del Ángelus dominical: “Empezar por vencerlo dentro de uno mismo”. Por esta razón el Santo Padre invitó a pedir a la Virgen María, “que cambió la historia a través de la pureza de su corazón”, que “nos ayude a purificar el nuestro, superando ante todo el vicio de culpabilizar a los demás y de quejarnos por todo”
Al comentar el Evangelio de la Liturgia del día que muestra a los escribas y fariseos asombrados por la actitud de Jesús, que se escandalizaron al ver que sus discípulos toman alimentos sin realizar las tradicionales abluciones rituales, el Papa dijo: También nosotros podríamos preguntarnos: ¿Por qué Jesús y sus discípulos descuidan estas tradiciones? Al fin y al cabo, no son cosas malas, sino buenos hábitos rituales, simples lavados antes de tomar la comida. ¿Por qué Jesús no les presta atención?
Devolver la fe a su centro
Francisco explicó que para el Señor es importante devolver la fe a su centro. “Y evitar un riesgo, que vale para aquellos escribas como para nosotros: observar las formalidades externas dejando en segundo plano el corazón de la fe”.
El riesgo de una religiosidad de la apariencia
“Es el riesgo de una religiosidad de la apariencia: aparentar ser bueno por fuera, descuidando purificar el corazón. Siempre existe la tentación de ‘arreglar a Dios’ con alguna devoción externa, pero Jesús no se conforma con este culto. No quiere lo externo, quiere una fe que llegue al corazón”
Las cosas malas nacen desde el corazón
Tras recordar que Jesús dice a la multitud que «no hay nada fuera del hombre que, entrando en él, pueda hacerlo impuro» y que en cambio, es «desde dentro, desde el corazón» que nacen las cosas malas, el Pontífice añadió:
“Estas palabras son revolucionarias, porque en la mentalidad de entonces se pensaba que ciertos alimentos o contactos externos lo hacían a uno impuro. Jesús invierte la perspectiva: no es malo lo que viene de fuera, sino lo que nace de dentro”
El Santo Padre agregó que esto también nos concierne a nosotros, que solemos pensar “que el mal provenga sobre todo de fuera: de los comportamientos de los demás, de quien piensa mal de nosotros, de la sociedad”.
Culpar a los demás
“¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, de todo lo que nos sucede! Siempre es culpa de los ‘demás’: de la gente, de quien gobierna, de la mala suerte”
También afirmó que “parece que los problemas lleguen siempre de fuera”. Y que “pasamos el tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo culpando a los demás es perder el tiempo”.
“No se puede ser verdaderamente religioso quejándose: la ira, el resentimiento y la tristeza cierran las puertas a Dios”
Por esta razón el Papa Francisco invitó a pedir al Señor “que nos libre de culpar a los demás”. Y que pidamos asimismo “la gracia de no perder el tiempo contaminando el mundo con quejas, porque esto no es cristiano”.
“Más bien, Jesús nos invita a mirar la vida y el mundo desde el corazón. Si nos miramos por dentro, encontraremos casi todo lo que detestamos fuera”
Aprender a acusarnos a nosotros mismos
Mientras si “pedimos sinceramente a Dios que nos purifique el corazón”, comenzaremos “a hacer más limpio el mundo”. “Porque hay un modo infalible de vencer el mal: empezar por vencerlo dentro de uno mismo”.
Y concluyó invocando a la Virgen María, “que cambió la historia a través de la pureza de su corazón”, que “nos ayude a purificar el nuestro, superando ante todo el vicio de culpabilizar a los demás y de quejarnos por todo”.