Referencias Bíblicas
• Luke 10:21-24
• Obispo Robert Barron
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús otorga un alto valor a la inocencia infantil. ¿De qué se trata “lo infantil” que valora Jesús? Jesús mismo es el niño, el Hijo que ha recibido todo de su Padre.
Vive en una actitud de receptividad, asimilando todo lo que el padre le ha dado. Su vida es una de obediencia.
No está en control de su vida, sino que la recibe como un regalo.
Eso es lo que significa ser un niño pequeño: tener una actitud de receptividad que te permita ser movido por Dios y en los modos de Dios.
El problema de “los sabios y los eruditos” no es que sean educados, sino que están tratando de gobernar y manejar sus propias vidas en sus propios términos antes que vivir en obediencia a Dios. Los sabios de verdad son aquellos que son como Cristo: niños pequeños delante de Dios.
Francisco Javier, Santo
Memoria Litúrgica, 3 de diciembre
Por: P. Ángel Amo
Fuente: Catholic.net
Martirologio Romano: Memoria de san Francisco Javier, presbítero de la Compañía de Jesús, evangelizador de la India, el cual, nacido en Navarra, fue uno de los primeros compañeros de san Ignacio que, movido por el ardor de dilatar el Evangelio, anunció diligentemente a Cristo a innumerables pueblos en la India, en las Molucas y otras islas, y después en el Japón, convirtiendo a muchos a la fe. Murió en la isla de San Xon, en China, consumido por la enfermedad y los trabajos (1552).
Etimologícamente: Francisco = «el abanderado», es de origen germano.
Etimologícamente: Javier = «aquel que vive en casa nueva», es de origen eusquera (lengua autóctona hablada en el País Vasco).
Fecha de beatificación: 25 de octubre de 1619 por S.S. Paulo V
Fecha de canonización: 12 de marzo de 1622 por S.S. Gregorio XV
Breve Biografía
Francisco de Jasu y Xavier (nacido en el castillo de Xavier, en España, en 1506), correspondiendo a las esperanzas de sus padres, se graduó en la famosa universidad de París. En estos años tuvo la fortuna de vivir codo a codo, compartiendo inclusive la habitación de la pensión, con Pedro Fabro, que será como él jesuita y luego beato, y con un extraño estudiante, ya bastante entrado en años para sentarse en los bancos de escuela, llamado Ignacio de Loyola.
Ignacio comprendió muy bien esa alma: “Un corazón tan grande y un alma tan noble” -le dijo- “no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que brilla eternamente”. El día de la Asunción de 1534, en la cripta de la iglesia de Montmartre, Francisco Javier, Ignacio de Loyola y otros cinco compañeros se consagraron a Dios haciendo voto de absoluta pobreza, y resolvieron ir a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera, poniéndose a la total dependencia del Papa.
Ordenados sacerdotes en Venecia y abandonada la perspectiva de la Tierra Santa, emprendieron camino hacia Roma, en donde Francisco colaboró con Ignacio en la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Sin embargo, fue a los 35 años de edad cuando comenzó su gran aventura misionera. Por invitación del rey de Portugal, fue escogido como misionero y delegado pontificio para las colonias portuguesas en las Indias Orientales. Goa fue el centro de su intensísima actividad misionera, que se irradió por un área tan vasta que hoy sería excepcional aun con los actuales medios de comunicación social: en diez años recorrió India, Malasia, las Molucas y las islas en estado todavía salvaje. “Si no encuentro una barca, iré nadando” decía Francisco, y luego comentaba: “Si en esas islas hubiera minas de oro, los cristianos se precipitarían allá. Pero no hay sino almas para salvar”.
Después de cuatro años de actividad misionera en estas islas, separado del mundo civilizado, se embarcó en una rústica barca hacia el Japón, en donde, entre dificultades inmensas, formó el primer centro de cristianos. Su celo no conocía descansos: desde Japón ya miraba hacia China. Se embarcó nuevamente, llegó a Singapur y estuvo a 150 kilómetros de Cantón, el gran puerto chino. En la isla de Shangchuan, en espera de una embarcación que lo llevara a China, cayó gravemente enfermo. Murió a orillas del mar el 3 de diciembre de 1552, a los 46 años de edad.
Fue canonizado el 12 de marzo de 1622 junto con Ignacio de Loyola, Felipe Neri,Teresa de Jesús y el santo de Madrid, Isidro. ¡Buen grupo formado por cuarteto español y solista italiano!
Es patrono de las misiones en Oriente y comparte el patronato universal de las misiones católicas con Teresa de Lisieux.
¿Quieres saber más? Consulta
Reportaje de Jesús Martí Ballester sobre San Francisco Javier
Consulta también Corazones.org
Dios es un Padre cercano
Santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24.
Martes I de Adviento
Por: Michael Vargas, LC
Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a descubrir tu cercanía de Padre en cada momento de mi vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24
En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: «¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Como sería nuestra vida, si reconociésemos que no estamos solos…
Que sería de nosotros si tan sólo por un momento, ante la vida que se nos escapa volando, decidimos detenernos y abrimos los ojos de nuestra alma y nuestro corazón. Quizá la vida continúe, pero nuestra manera de vivir podría cambiar, ¿Por qué? Sólo por el hecho de contemplar y darnos cuenta de que realmente no estamos solos, nos daríamos cuenta de que tenemos la compañía de un Padre que nos protege, nos guía, nos ama y quiere nuestro bien.
En el Evangelio de hoy, podemos contemplar los sentimientos del corazón de Jesús. Él ya ha hecho la experiencia; se siente hijo y sabe que, como todo hombre, tiene un Padre, al cual puede dirigirse en todo momento, sea bueno o sea malo, sea alegre o sea triste, pues hay un momento para todo y es necesario que en nuestro caminar por la vida también se den momentos de encuentro con Dios, pues Él está ahí, a la espera, con los brazos abiertos como lo hace un verdadero Padre.
Si contemplamos nuevamente los sentimientos del corazón de Jesús en este Evangelio, veremos como Él es consciente y en cinco ocasiones menciona a su Padre: En la primera le agradece, en la segunda se suma a su voluntad como hijo y en las demás, se une a Él y reconoce que nada sería de Él sin su Padre; todo ello como fruto de un verdadero amor filial.
«Todas nuestras necesidades, desde aquellas más cotidianas y evidentes, como la comida, la salud, el trabajo, hasta aquellas más trascendentales como ser perdonados y sostenidos en la tentación, no son el espejo de nuestra soledad: en cambio, hay un Padre que siempre nos mira con amor, que nunca nos abandona». (Catequesis del Papa Francisco, del 7 de junio de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Tomaré unos minutos en mi día para poder dialogar con Dios.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
San Francisco Javier, el san Pablo de la era moderna
El primer misionero en pisar Japón era un admirado doctor en teología, por la universidad más famosa de la época, la Sorbona de París
Muchos son los rasgos de san Francisco Javier que recuerdan al Apóstol de los Gentiles. Dicen de él que era de buena familia y de carácter impetuoso.
Llevó el Evangelio a los límites del mundo conocido, y era un admirado doctor en teología, por la universidad más famosa de la época, la Sorbona de París.
Y para culminar los parecidos, se convirtió gracias a otro santo que intercedió por él sin descanso, su amigo Íñigo de Loyola (no hubo lapidación, como sucedió entre Saulo y san Esteban, pero al principio de su relación, Francisco Javier no le miraba con muy buenos ojos…).
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Implicado en el nacimiento de la Compañía de Jesús
Nació en Javier (Navarra), y aunque su familia se vio envuelta en guerras e intrigas políticas, a él le interesaba la literatura y la vida académica.
Después se fue a París en los revueltos años de la reforma protestante, y allí su vida daría un vuelco al compartir habitación con un curioso compañero que iba siempre vestido de pordiosero, y que al principio le inspiraba bastante rechazo, y con otro joven, Pedro Fabro.
Los tres formarían el embrión de una de las órdenes religiosas más formidables de la historia, la Compañía de Jesús.
Mientras comienza su misión, predicando por Europa, una noche tiene un extraño sueño: que camina con un indio a la espalda, y se despierta gritando: «Más, más».
San Francisco Javier incansable viajero
Parte en 1542, a petición del rey de Portugal, al Lejano Oriente, sólo con una sotana, un crucifijo, un breviario y un catecismo.
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Y llega a Goa (India), y en poco tiempo evangeliza el sur de la India y la actual Sri Lanka. En primer lugar se le acercan los parias, los pobres, y aunque los brahmanes (la casta superior) le escuchan con educación, se resisten a convertirse.
Dicen sus biógrafos que bautizó a decenas de miles de personas, y que viajaba continuamente entre las comunidades, animando y catequizando. Aprende las lenguas locales y predica el evangelio sin descanso.
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De hecho fue el primer misionero en pisar Japón, cuando llega a Kagoshima en agosto del 1549. Y dos años después, cuando vuelve a la India, deja una comunidad cristiana vibrante y fuerte en el país.
De Guinness
Finalmente murió de pulmonía – y también seguramente de agotamiento – cuando se disponía a viajar a China.
A su muerte, se calcula que había recorrido unos 80.000 kilómetros. Una gesta evangelizadora sólo comparable a san Pablo, y que en cantidad de kilómetros no volvería a repetirse prácticamente hasta el papa Juan Pablo II.
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Datos Curiosos
SU VERDADERO NOMBRE:
Francisco de Jaso y Azpilicueta. Javier es como se llamaba el señorío de su familia.
FAMILIA NUMEROSA: Era el pequeño de seis hermanos
VIDA DE ESTUDIANTE: Quería ser letrado como su padre. Sus años de estudiante en París fueron bastante «alegres», y sus biógrafos cuentan que tenía que pedir prestado dinero a su compañero de habitación, san Ignacio de Loyola
NO SOLO PATRONO DE LAS MISIONES: Es también patrono del turismo, le nombró Pío XII en 1952
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