Be sober, be awake, your enemy, the

devil, like a roaring lion, prowls around looking for someone

devour; Resist him, firm in the faith.

Sed sobrios, estad despiertos, vuestro enemigo, el

diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien

devorar; resistidle, firmes en la fe.

De cada uno de nosotros va a depender que se pierda tan extraordinaria semilla o dé fruto en distinta medida en la cosecha.

No defraudemos a Jesús, y acojámosle en nuestro corazón para que dé los frutos que él desea en nuestra vida.

Profetas o profecías o propuestas: «¡Tengo ganas de hacer esto! Pero esto no te lleva al Señor, te aleja de Él. Por eso es necesaria la vigilancia. El cristiano es un hombre o una mujer que sabe vigilar su corazón. Y muchas veces nuestro corazón, con tantas cosas que van y vienen, parece un mercado local donde encuentras de todo. ¡Y no! Debemos probar – esto es del Señor y esto no lo es – para permanecer en el Señor. (Santa Marta, 7 de enero de 2014)

DUODÉCIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

MATEO 7:15-20 

Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús nos dice que al árbol se lo conoce por sus frutos. En el quinto capítulo de la Epístola a los Gálatas, San Pablo habla sobre esto de modo muy específico. Nos dice que los frutos del Espíritu Santo son “amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia”, indicando que la presencia del Espíritu en la vida de uno puede verse cuando irradia estas cualidades que expanden el alma.

Los “frutos del Espíritu Santo” en San Pablo son signos de una magna anima (gran alma) que se expande mirando al mundo que la rodea, y contrasta con la pusilla anima (el alma estrecha) del pecador. El amor es querer el bien del otro por el otro mismo; y la alegría se difunde por sí misma; la paciencia soporta lo problemático; la bondad hace al otro amable; la temperancia restringe los estragos que el ego puede causar; etc.

¿Cuándo está presente el Espíritu? Cuando estos atributos son despertados y se mantienen; cuando nuestras almas se hacen grandes.

El pueblo entero suscribió la Alianza

Dios, desde la creación del mundo y de los hombres, siempre ha dado muestras de su relación amistosa con el género humano. Un punto clave en esta historia fue la alianza que selló con el pueblo judío a través de Moisés: “Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo”. Sabemos que no siempre los hombres fueron fieles a esta alianza con Dios, y se fueron detrás de otros ídolos, aunque siempre hubo un resto del pueblo que se mantuvo fuel a Dios.

Esta primera lectura nos relata cómo el Sumo Sacerdote Helcías encuentra el libro de la Ley, donde está el relato de la alianza. Se lo llevan al rey Josías, que reconoce que “nuestros padres no obedecieron los mandatos de este libro, cumpliendo lo prescrito por él”. Y el rey, delante de todo el pueblo, se comprometió a cumplir todos lo preceptos contenidos en la alianza con Yahvé. “El pueblo entero suscribió la alianza”.

Esto ocurría en el Antiguo Testamento, pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, Jesús, el Hijo de Dos, vino a nuestra tierra, y selló una alianza de amor con toda la humanidad, una alianza de hijos con nuestro Padre Dios.

Por sus frutos los conoceréis. Por su amor los conoceréis

Jesús, siempre cercano a sus discípulos y siempre indicándoles por dónde deben caminar, en el evangelio de hoy, les da, y nos da también a todos nosotros, un criterio para distinguir a los falsos profetas de los verdaderos: “Por sus frutos los conoceréis”. Ciertamente ese mismo criterio nos sirve para distinguir a los falsos cristianos de los verdaderos. No vale que alguien diga con sus palabras que es seguidor de Jesús. Esas palabras tiene que estar respaldas por las obras… por la obras del amor. Así fue la vida de Jesús. Sus palabras y sus obras siempre estuvieron en la línea del amor. Y las palabras y las obras de un seguidor han de caminar en esa misma dirección, la dirección del amor.

San Pablo, experto conocedor de Jesús y después de su conversión, su fiel seguidor, nos llega a decir que las obras más sublimes que podamos realizar si no brotan del amor no son nada. “Sin no tengo amor, nada soy… nada me aprovecha”.

Jesús, por ser consecuente con todo lo que nos ha predicado, nos advierte que la pregunta de nuestro examen final va a versar sobre el amor, si hemos amado a los que necesitaban nuestro amor y ayuda: “Cuando tuve hambre, ¿me disteis de comer? Cuando tuve sed, ¿me disteis de beber?…”.

Tomás Moro, Santo

Memoria Litúrgica, 22 de junio

Mártir inglés, patrono de los gobernantes y los políticos

Martirologio Romano: Santo Tomás Moro, mártir por haberse opuesto al rey Enrique VIII en la controversia sobre su matrimonio y sobre la primacía del Romano Pontífice, fue encarcelado en la Torre de Londres, en Inglaterra; padre de familia de vida integérrima y presidente del consejo real, por mantenerse fiel a la Iglesia Católica murió el día 6 de julio, uniéndose así al martirio del obispo San Juan Fisher († 1535).

Fecha de beatificación: Culto confirmado por el Papa León XIII el 29 de diciembre de 1886
Fecha de canonización: 19 de mayo de 1935 por el Papa Pío XI

Breve Biografía

Nació en Londres, su padre era juez de Derecho común. Estudió en Canterbury Hall en Oxford y enseño Derecho en Inns of Court; en el 1501, ingresó en el colegio de abogados. Se planteó hacerse cartujo o sacerdote diocesano, pero terminó prefiriendo “ser un fiel marido antes que un sacerdote infiel”. En 1504 se casó con Jane Colt, con la que tendría cuatro hijos. Muerta su esposa en 1511, se casó por segunda vez con Alice Middleton, viuda y madre de una hija. Fue padre de familia numerosa, rico, gran señor, enamorado ferviente del arte y la cultura, experto en leyes, político y estadista, y admirador de Pico della Mirándola, de quien escribió su biografía, y de los Santos Padres y santo Tomás de Aquino. Muy amigo de Erasmo de Rótterdam, que le dedicó “El Elogio de la locura”. Fue uno de los hombres más cultos de su época. Escribió “La Utopía” (1516), que es uno de los textos paradigmáticos de la filosofía política, en dialéctica con el contemporáneo “El príncipe” de Macchiavelli.

En 1510 fue miembro del primer parlamento de Enrique VIII, y en 1515 fue agregado comercial de la embajada de Flandes. En 1517 fue nombrado miembro del Consejo Real. Tuvo que acompañar a la familia real de palacio en palacio, lo que le obligó a ausencias penosas de su hogar. En 1521 fue vicetesorero, en 1523 “speaker” de la Cámara de los Comunes, y en 1525 canciller del ducado de Lancaster y además mayordomo de ambas universidades. Después de haber contribuido al éxito diplomático de la paz de Cambrai (1529) gozó del favor de Enrique VIII, y tras la caída del cardenal Wolsey, le sucedió en 1529, en el cargo de lord canciller. Ayudó al rey en su oposición a Lutero, y escribió el libro “Diálogo sobre las Herejías” y su “Apologia”. Se encontró con la imposibilidad de sostener el divorcio del rey con Catalina de Aragón y, cuando en 1531, Enrique VIII adoptó el título de jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, renunció a su cargo y, cuando se negó al juramento de supremacía fue encarcelado en la Torre de Londres, desposeído de su fortuna, escribió “Diálogo de la fortaleza contra la tribulación”. Fue decapitado 15 meses más tarde en la plaza londinense de Tyburn.

Sus últimos momentos tuvieron la ironía graciosa que conceden los mártires. Cuando fue a subir al cadalso le dijo gentilmente al verdugo: «Sir, ¿quisiera ayudarme a subir? Para bajar pensaré solo». Dirigiéndose al mismo verdugo, le dijo: «Coraje amigo mío, no tengas miedo. Sobre todo recuerda que tengo el cuello corto. Pon atención, ¡va tu honor!» y luego al poner la cabeza en el cepo, la alzó para acomodarse la barba y dijo: «esta no ha traicionado, por lo tanto no debe cortarse». Murió sin rencor. «Orad a Dios por el rey, para que lo ilumine y lo inspire». Murió nueve días después del cardenal san Juan Fisher (aunque le dijeron que éste había jurado).

Por sus frutos los conocerán

Santo Evangelio según san Mateo 7, 15-20. Miércoles XII del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Madre Santísima, ayúdame a dar buenos frutos y a buscar cada día más la humildad y la santidad.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 15-20

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?

Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. Todo árbol que no produce frutos buenos es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los conocerán”.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cuando se corre el riesgo de un peligro, casi siempre encontramos algún letrero de advertencia o alguien que nos avise. Jesús nos quiere hacer con su palabra una advertencia y una guía para el camino seguro.
La advertencia es contra los falsos profetas. En un sentido estricto, lastimosamente existen personas que hablan de Dios, pero sólo buscan su provecho personal, y en vez de acercarnos a Dios, nos alejan de Él. En un sentido más personal, todos tenemos un falso profeta en nuestra carne que tiene la misma función de alejarnos de Dios, la inclinación al pecado.

Este falso profeta es muy atractivo, siempre intenta convencernos bajo la apariencia de algo apetecible y bueno, pero es un lobo con piel de oveja que, al atraparnos, nos deja vacíos porque el supuesto bien que prometía era todo mentira y nos quita la vergüenza para pecar y nos la devuelve en la confesión. Decía san Pío de Pietrelcina que el demonio es como un perro rabioso atado a una cadena, si no te acercas no podrá morderte. Y si caemos, ¿por qué avergonzarnos de un Dios tan bueno a la hora de pedirle perdón?

La guía que el Señor nos propone para el camino seguro es buscar dar buen fruto. Veamos los frutos de María, nuestra madre, que viene perpetuamente en nuestro socorro. El fruto de su vientre es el mismo Jesús. ¿Qué clase de fruto estoy dando? Si mi árbol está un poco seco, quizás sea tiempo de echar raíces más profundas y regarlo. Si mi árbol está verde y frondoso, quizás el Señor lo pode un poco para que dé más fruto. Lo que sí tenemos por seguro es que Cristo nos da la lluvia a todos por igual porque «por sus frutos los conoceréis».

«La verdad, por tanto, no se alcanza realmente cuando se impone como algo extrínseco e impersonal; en cambio, brota de relaciones libres entre las personas, en la escucha recíproca. Además, nunca se deja de buscar la verdad, porque siempre está al acecho la falsedad, también cuando se dicen cosas verdaderas. Una argumentación impecable puede apoyarse sobre hechos innegables, pero si se utiliza para herir a otro y desacreditarlo a los ojos de los demás, por más que parezca justa, no contiene en sí la verdad. Por sus frutos podemos distinguir la verdad de los enunciados: si suscitan polémica, fomentan divisiones, infunden resignación; o si, por el contrario, llevan a la reflexión consciente y madura, al diálogo constructivo, a una laboriosidad provechosa».

(Mensaje de S.S. Francisco para la 52 Jornada Mundial de las comunicaciones sociales).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré reconciliarme con Dios y/o con alguna persona a quien haya hecho un mal.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Los frutos de la evangelización

Ser evangelizador allí donde estés, hagas lo que hagas

Un modo excelente de asegurar los frutos es convertirte en evangelizador de tu propio ambiente.
Ser evangelizador allí donde estés, hagas lo que hagas; evangelizador de tu propia familia, en tu escuela, en tu trabajo, entre tus propios amigos, en tu ambiente social, en el viaje o en el descanso. Tu vida, a partir de ahora, será una misión continua, porque así te lo ha pedido Cristo con su mandato, porque así lo requiere la situación actual de la Iglesia, porque así lo exigen las delicadas circunstancias históricas y tu vocación evangelizadora.

Hay que salir a predicar.
Para salir a predicar a Cristo hay que levantarse, dejar de lado el pecado, la mediocridad, la indiferencia. Tú sabes cuál es la enfermedad que te impide levantarte, pero Cristo puede curar y sanar por completo las heridas. Basta con abrir el corazón a sus palabras y obedecerlo levantándote de tus propias miserias y superando las actitudes de pereza o cobardía. Para predicar el Evangelio hay que ponerse en pie, como le pidió Cristo a san Pablo en el camino de Damasco (cfr. Hch. 26, 16).

Ante tus ojos se extiende el gran campo del mundo, listo para la siega. Otros lo han sembrado y regado con su sangre. A ti te corresponde ahora ir a recoger los frutos de la semilla que Dios ha sembrado en las almas. El mundo te espera porque espera a Cristo. Espera de tus labios la buena noticia. No puedes cerrarte a la voz de Cristo que te envía al mundo. No puedes quedarte ocioso sin hacer nada, mirando al cielo, como los apóstoles el día de la Ascensión (Hch. 1, 10). El Reino te pide una acción urgente. No hay tiempo que perder. Es necesario que te pongas en marcha. Aquí. Ahora. Como dijo el Santo Padre:
Hoy no es tiempo de ocultar el Evangelio, sino de predicarlo sobre los tejados (homilía en Foligno, 20 de junio de 1993).

Llevas en tus manos el tesoro de la fe que vale más que la vida misma; la fe que es luz y fuego.
Tú eres esa luz que ha de brillar en el mundo. Eres fuego que debe quemar, sal que está destinada a preservar al mundo de la corrupción del mal. Eres las manos por las que Cristo quiere sanar y salvar, la boca por la que Cristo proclamará el Evangelio al mundo.

La antorcha de la fe que has recibido como un tesoro incalculable ha llegado a ti a través de una cadena que se remonta a los apóstoles y a Cristo mismo. Con esta antorcha puedes iluminar a una, a cien, a miles de personas. Es una cadena de salvación de la que eres un eslabón insustituible. Si la cadena se rompe, otros muchos quedarán en la eterna oscuridad.

Asesinan a dos jesuitas tras defender a un hombre que buscaba refugio

La tarde de este 20 de junio, fueron asesinados los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, en Cerocahui, Tarahumara, México.

“Con profundo dolor e indignación les informo que este 20 de junio por la tarde, en Cerocahui, Tarahumara, los padres Javier Campos, SJ, y Joaquín Mora, SJ, fueron asesinados”, lo escribe el Padre Luis Gerardo Moro Madrid, SJ, Prepósito Provincial de la Compañía de Jesús en México, en un mensaje en el cual explica que los dos religiosos fueron asesinados “en el contexto de violencia que vive este país, luego de intentar defender a un hombre que buscaba refugio en el templo y que era perseguido por una persona armada”.

Preocupación por los jesuitas en México

Asimismo, el Prepósito Provincial de México manifiesta su preocupación por la dramática situación de violencia que se vive en el país y por la inseguridad que afecta a los miembros de la Compañía de Jesús, por ello señala que, “en este momento estamos gestionando ante las autoridades federales y estatales la seguridad de nuestros hermanos jesuitas Esteban Cornejo, SJ, Jesús Reyes, SJ, y Jesús Zaglul, SJ, y del equipo pastoral de la parroquia”.

Condena de la violencia

El Padre Luis Gerardo Moro Madrid concluye su mensaje señalando que, “el día de mañana condenaremos públicamente esta tragedia y exigiremos una pronta investigación y seguridad para la comunidad. Avisaremos sobre las siguientes acciones que como Provincia Mexicana estaremos encauzando”. Además, el religioso jesuita pide a todos de unirse en oración por los fallecidos.

Padre Sosa: Tenemos que poner fin a la violencia

El Prepósito General de la Compañía de Jesús, Padre Arturo Sosa, también expresó su dolor al enterarse del asesinato de los jesuitas en México: «Estoy conmocionado y triste por esta noticia. Mis pensamientos y oraciones están con los jesuitas en México y con las familias de los hombres. Tenemos que poner fin a la violencia en nuestro mundo y a tanto sufrimiento innecesario».

X Encuentro Mundial de las Familias 2022 desde Roma

Sigue las transmisiones en vivo desde Catholic Net #WMOF22

A diferencia de las ediciones anteriores, en las que el Festival de las Familias se celebraba el sábado por la noche, como momento de celebración al final del Congreso, esta décima edición del Encuentro Mundial de las Familias se abrirá con el Festival el miércoles, presentando al público los temas que luego se profundizarán en la conferencia. El acto, que llevará por título «La belleza de la familia», tendrá lugar en el Aula Pablo VI de 18.15 a 19.50 horas y será retransmitido en directo por Rai Uno. «Más que dar discursos y teorías sobre las familias, daremos voz a la historia de sus testimonios», anunció Monseñor Walter Insero, «la elección de los presentadores, artistas y de los que intervendrán está pensada para mejorar su experiencia como familias cristianas».

Sigue las transmisiones en vivo del X Encuentro Mundial de las Familias 2022 aquí: Festival de las Familias, 22 de junio de 2022. Click aquí

La familia en el plan de Dios

La familia es ese lugar querido por Dios para cada persona, donde pueda desarrollarse en un ambiente de amor, de aceptación, cariño y confianza

Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor.
Y, el hombre al amar responsablemente, establece un compromiso de amor al casarse. Los nuevos esposos se comprometen a ayudarse mutuamente, a buscar el bien de los dos, y a procrear y educar a los hijos.

Este es el origen de la familia. Esa comunidad de amor, formada libremente por el consentimiento de los esposos, donde todos sus integrantes crecerán como personas, y se ayudarán entre todos a alcanzar su fin último, la salvación eterna.

Recordemos, también, que Dios ha creado al hombre para que día a día crezca como persona, sea mejor, se desarrolle. y, ¿cuál será el mejor lugar para que el hombre desde que nace, crezca? ¿Cuál será ese gimnasio donde se ejercite naturalmente como persona? ¿Acaso no es la familia? Sí. Indudablemente, la familia es ese lugar querido por Dios para cada persona, donde pueda desarrollarse en un ambiente de amor, de aceptación, cariño y confianza. Será ese lugar donde aprenda a amar a los demás, a compartir, a conocer a Dios.

Ya en la naturaleza vemos cómo los animales cuidan a sus cachorros, los protegen, los alimentan: los leones, durante los dos primeros años de vida requieren a sus padres para subsistir. Poco a poco, la leona los va enseñando a cazar, a cuidarse de sus enemigos. Así, llegado el día, el cachorro, convertido en león, podrá vivir por sí mismo.

Si Dios ha dotado a los animales de una familia donde aprendan a vivir según su especie, ¿no habrá dotado al hombre, a quien ha creado a su imagen y semejanza por amor, de un lugar donde aprenda a vivir como persona, a vivir de acuerdo a su fin último? Ese lugar es la familia, comunidad de amor donde el hombre crece y aprende a vivir como hijo de Dios.

Así pues, la familia se origina cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio y se complementa y crece, al llegar los hijos. Cuando éstos nacen, se inicia la gran responsabilidad de los papás para educarlos como personas que han de crecer, tanto físicamente, como humanamente. Sí, los hijos nacen necesitados de todo. Los papás, poco a poco, se irán esforzando para que sus hijos tengan todo lo necesario: alimentación, casa, vestido, estudios, recreación. Pero, sobre todo, les proporcionarán su amor y cariño para que ellos crezcan día a día y sean mejores personas. Se esforzarán para que aprendan a ser responsables, colaboradores, generosos, honestos, laboriosos, honrados, fieles, amigables, ordenados, a tomar buenas decisiones, a hacer buen uso de su libertad,… Cuidarán, además que ellos se acerquen a Dios, que se preocupen desde pequeños en amar al Señor, a vivir como sus hijos, que deseen alcanzar su salvación eterna.

Dios nos ha dado a la familia como la mejor escuela de crecimiento como personas. En su Providencia Divina nos la ha dado. Ha querido a la familia como ese lugar donde todos sus miembros se ejerciten y robustezcan como personas. Pues Él ama a cada persona y busca para cada uno lo mejor. ¡Qué gran responsabilidad tienen los padres de familia con sus hijos!. ¡Qué gran responsabilidad tienen los esposos con ellos mismos!.

¿Qué serán los miembros de la familia en el futuro? Serán lo que con cariño y amor hayan crecido.
Podemos tomar como ejemplo, la Sagrada Familia: San José, la Santísima Virgen María y Jesús. Como hombre, ésta fue la familia donde creció Jesús. Ahí aprendió y se formó.

Meditaciones del 21 al 25 de junio del Sagrado Corazón de Jesús

Meditación y oración para cada día del mes de Junio, dedicado al Sagrado Corazón

Nardo del 22 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Eucarístico!

Meditación: ¡Oh Señor, Oh Mi Amor!. Que aquel Jueves Santo te quisiste quedar entre nosotros perpetuado en el Pan Sagrado. Señor, te conviertes en nuestro Alimento para que algún día veamos el Cielo. Cuántos hoy del Supremo Regalo se han olvidado y lo han despreciado, cuántos hermanos están profanando Tu Cuerpo Santo. Sabes, Señor, muy pocos creen que estás en el Pan Vivo, que el Vino en Tu Sacratísima Sangre se ha convertido…¡oh Mi Cristo, cuántos corazones perdidos!.
Señor que nos obsequias en las Especies Santas la Vida de las almas, qué pocas de ellas Te besan cuando en ellas entras. Jacinta de Fátima te llamaba el Jesús Escondido, al saber que estabas en el Pan Bendito. ¡Oh Señor, que renuevas el Supremo Sacrificio y te ofreces permanentemente para nuestra salvación!. Te pido perdón por todos los que no sabemos verte presente en el Pan de Dios y no te damos permanente adoración!.

Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Ofrezcamos una mortificación al Señor por todos los ultrajes y sacrilegios cometidos contra Su Santísimo Cuerpo y Sacratísima Sangre.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

Santos Juan Fisher y Tomás Moro, mártires de Enrique VIII

Un obispo y un laico que murieron mártires por mantenerse fieles al Papa y desobedecer al rey de Inglaterra que quería anular su matrimonio con Catalina de Aragón

Juan Fisher nació en 1569 en el condado de York. Estudió Teología en Cambridge. Era obispo de Rochester.

Se le conocía por su erudición (a los 35 años ya era vicecanciller de su Universidad) y por su estilo de vida ejemplar.

Era austero y tenía gran preocupación por sus fieles, a quienes visitaba con frecuencia.

Fundó los Colleges de Cristo y de San Juan, amplió bibliotecas y fundó cátedras con ayuda de Lady Margaret, madre de Enrique VII.

Luchó contra el protestantismo.

Era miembro de la Cámara de los Lores cuando Enrique VIII pretendió anular su matrimonio con Catalina de Aragón, romper con el Papa de Roma y proclamarse cabeza de la Iglesia en Inglaterra.

Entonces Fisher protestó contra algunas medidas anticlericales y logró añadir una cláusula que hizo enfurecer al rey.

Por su postura, fue arrestado y encarcelado dos veces, sufrió atentados y calumnias.

Finalmente, al negarse a prestar el juramento de Supremacía de Enrique VIII, lo llevaron a la Torre de Londres, lo despojaron del título episcopal y declararon Rochester “sede vacante”.

El papa Pablo III, en cambio, trató de ayudarle desde Roma nombrándolo cardenal.

Juan Fisher fue decapitado el 22 de junio de 1535.

Tomás Moro, hombre de leyes y padre de familia

Tomás Moro nació en 1477. Era laico, abogado, padre de familia y lord canciller de Enrique VIII de Inglaterra.

Completó sus estudios en Oxford, se casó y tuvo un hijo y tres hijas. Se distinguía por su saber humanista, por ser un excelente padre de familia y por su buen hum

Era católico de fuertes convicciones y amigo personal del rey. Entre sus obras destaca Utopía.

Cuando Enrique VIII decidió anular su matrimonio con su esposa Catalina de Aragón, Tomás Moro consideró incompatible su cargo con la fe, así que presentó su dimisión al monarca. Esperaba que así podría llevar una vida tranquila apartado de las convulsiones políticas. Sin embargo, fue detenido y encarcelado en la Torre de Londres. El rey quería que prestara el Juramento de Supremacía, pero él se negaba porque iba contra su conciencia.

Sus amigos no lograron que cambiara de opinión en los 15 meses que pasó en prisión. Ni tampoco su esposa.

Cuando esta le pidió que pensara en conservar la vida a toda costa, éste le dijo: «¿Cuántos años crees que podría vivir en casa?». «Por lo menos veinte, porque no eres viejo», dijo ella. Moro dijo entonces: «Muy mal negocio, porque quieres que cambie por veinte años toda la eternidad».

Tomás Moro fue decapitado pocos días después que el obispo Juan Fisher: el 6 de julio de 1535. Sus últimas palabras fueron:

«Muero siendo el buen servidor del rey, pero de Dios primero».

La fiesta de estos dos santos se celebra el 22 de junio.

Patronazgo

Santo Tomás Moro fue proclamado patrono de gobernantes y políticos por el papa san Juan Pablo II.  

Oración

Oh, Dios, que has hecho del martirio

la expresión de la fe verdadera,

concédenos, por tu bondad,

que, fortalecidos por la intercesión de los

santos Juan Fisher y Tomás Moro,

ratifiquemos con el testimonio de vida

la fe que profesamos de palabra.

Por nuestro Señor Jesucristo.

Amén.