JUAN 8, 21-30
En el Evangelio de hoy Jesús predice su crucifixión y el rol de su Padre en su muerte que se avecina. Lo que permitió a los primeros cristianos sostener la cruz, cantarle alabanzas, usarla como decoración, es el hecho que Dios precisamente elevó y confirmó a Jesús crucificado. “Ustedes lo mataron, pero Dios lo resucitó”. Por lo tanto, Dios estuvo involucrado en este terrible acontecimiento; Dios estaba allí, conduciendo sus propósitos salvíficos.
Pero ¿qué significa esto? Ha habido numerosos intentos a lo largo de siglos de Cristianismo para darle un nombre a la naturaleza salvífica de la cruz. Déjenme ofrecer una opinión. Para los primeros cristianos era claro que, de alguna manera, en esa terrible cruz, el pecado había sido resuelto. La maldición del pecado había sido eliminada, desechada. En esa terrible cruz, Jesús sirvió como “cordero de Dios”, sacrificado por el pecado.
¿Significa esto que Dios Padre es un cruel supervisor que exige un sacrificio sangriento para que su enojo sea aplacado? No, la crucifixión de Jesús fue una apertura del corazón divino para que pudiéramos ver que ningún pecado nuestro podría finalmente separarnos del amor de Dios.
¿Qué nos dice el Evangelio el día de hoy?
La enseñanza eficaz del Evangelio nutrirá y edificará a los demás. Edificará su fe y les dará la confianza que necesitan para enfrentar los retos de la vida. Les alentará a abandonar el pecado y a obedecer los mandamientos. Les ayudará a venir a Cristo y permanecer en Su amor.
¿Qué enseñanza nos deja el santo Evangelio de este domingo para nuestra vida?
El Señor nos ha dicho muchas veces que el origen de nuestro mal viene de dentro, de nuestro corazón. Lo tenemos que educar para hacer el bien. En resumen, reconocer el bien que hacen los de fuera, arrancar el mal que hacemos los de dentro y cortar todo aquello que en nuestra vida nos inclina al mal.26 set. 2021
Los judíos le preguntaron: “Entonces ¿quién eres tú?” Jesús les respondió: “Precisamente eso que les estoy diciendo. Mucho es lo que tengo que decir de ustedes y mucho que condenar. El que me ha enviado es veraz y lo que yo le he oído decir a él es lo que digo al mundo”. Ellos no comprendieron que hablaba del Padre.
Jesús prosiguió: “Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo Soy y que no hago nada por mi cuenta; lo que el Padre me enseñó, eso digo. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que a él le agrada”. Después de decir estas palabras, muchos creyeron en él.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
La salvación viene solamente de la cruz, pero de esta cruz que es Dios hecho carne: no hay salvación en las ideas, no hay salvación en la buena voluntad, en las ganas de ser buenos… No. La única salvación es un Cristo crucificado, porque solamente Él, como la serpiente de bronce significaba, ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado y nos ha sanado ahí. (Homilía de Santa Marta, 4 de abril de 2017)
De la misma manera que para los judíos -y en general para los contemporáneos de Jesús- les resultaba difícil el creer que el «hombre» que se presentaba ante ellos era el mismo YHVH, es decir «Yo Soy», así para muchos resulta imposible que el pedacito de pan que está sobre el altar después de la consagración sea ese mismo Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Quizás esa sea la causa de que, así como Cristo fue despreciado en su humanidad, hoy no se valore e incluso sea despreciada la Sagrada Comunión por muchos «cristianos». Llama la atención la poca devoción con la que algunos cristianos se acercan a recibir a Jesús Eucaristía. ¿Será que piensan que no es posible que ese sea el mismo que ahora reina por los siglos de los siglos?
La oración que decimos antes de comulgar causó la curación de un enfermo, pues quien la pronunció creyó verdaderamente que se encontraba ante «Dios», para quien nada es imposible. Pensemos cuántas cosas pasarían en nuestra vida, en nuestros enfermos si nosotros tuviéramos la fe del Centurión, y viéramos en la hostia a «Yo Soy», al mismo Jesús, para quien todo es posible. Ojalá y después de estas palabras muchos crean en él.
Vicente Ferrer, Santo
Memoria Litúrgica, 5 de abril
Presbítero
Martirologio Romano: San Vicente Ferrer, presbítero de la Orden de Predicadores, de origen español, que recorrió incansablemente ciudades y caminos de Occidente en favor de la paz y la unidad de la Iglesia, predicando a pueblos innumerables el Evangelio de la penitencia y la venida del Señor, hasta que en Vannes, lugar de Bretaña Menor, entregó su espíritu a Dios. († 1419)
Fecha de canonización: 3 de junio de 1455 por el Papa Calixto III.
Breve Biografía
«Bebe el agua del maestro Vicente» se dice todavía en España para recomendar el silencio. La expresión se refiere a un sabio consejo que el dominico san Vicente Ferrer dio a una mujer que le preguntaba qué podía hacer para congeniar con el malhumorado marido. «Tome este frasco de agua -contestó el santo- y cuando tu esposo regrese del trabajo, tómate un sorbo y mántenlo en la boca el mayor tiempo posible». Era el mejor modo de hacer que la mujer tuviera la boca cerrada y no contestara al marido.
La anécdota hace ver la humana simpatía de este hombre, acérrimo fustigador de las costumbres, que le mereció de sus contemporáneos el título de «ángel del Apocalipsis», porque en sus sermones acostumbraba amenazar con flagelos y tribulaciones.
Vicente nació en Valencia, España, el 23 de enero de 1350. Hijo de un prestigioso notario, tuvo cinco hermanos. Junto a sus devotos padres experimentó el amor a Cristo y a María desde su más tierna infancia. Ellos le incitaron a realizar alguna penitencia todos los viernes en memoria de la Pasión, y otro tanto hacía los sábados en honor a la Virgen. Estas prácticas las mantuvo vivas hasta el fin de sus días.
Su inclinación a socorrer a los pobres se manifestó en esta temprana edad. En conjunto, su biografía aparece engarzada con las virtudes que le adornaron y numerosos prodigios celestiales con los que fue favorecido. Su trayectoria espiritual discurrió por senderos penitenciales. Y de hecho, no se libró de tentaciones que intentaron perturbar sus altos anhelos. Como el diablo siempre se halla al acecho de la «presa» que puede perder si, como era su caso, se trata de alguien seducido por el amor de Dios, se alió con su aspecto para tratar de inducirle al mal. Porque el muchacho era bien parecido y suscitaba pasiones en algunas mujeres. Dos de dudosa vida se propusieron conquistarle sin éxito y atentaron contra su fama sembrando calumnias.
Las cotas que Vicente se había impuesto no tenían fronteras. Aunaba inteligencia y virtud, todo lo cual no pasó desapercibido para los dominicos que se ocuparon de su formación. Éstos, diezmados por la temible peste negra, pero sobre todo conmovidos por el ejemplo del aplicado joven, no dejaron escapar esta gran vocación que acogieron gozosos en la comunidad. El santo profesó en 1370. Después, satisfactoriamente cursó estudios de filosofía y teología, que culminaron con un doctorado en esta última disciplina obtenido con la máxima calificación. A partir de entonces se dedicó a ejercer la docencia en las universidades de Valencia, Barcelona y Lérida.
Cinco años más tarde fue ordenado sacerdote. El germen del Cisma de Occidente, que ya estaba larvado, no tardaría en saltar a la palestra. Cuando lo hizo, en el año 1378, Vicente sufrió por la gravísima divergencia y confusión creada entre los partidarios de Avignon y los de Roma. Él se había decantado por Benedicto XIII, a quien consideró legítimo pontífice; estaba bajo su amparo en Avignon. Pero este conflicto eclesial le afectó tan seriamente que peligró su vida. Entonces, una locución divina que se produjo el 3 de octubre de 1398 le rescató de una eventual muerte, diciéndole: «¡Vicente! Levántate y vete a predicar». Esta manifestación sobrenatural fue un poderoso resorte que modificó el rumbo de su existencia.
Una de sus grandes inquietudes fue restituir la unidad de la Iglesia. Y si primeramente reconoció al sucesor de Pedro en Benedicto XIII, quien se propuso concederle la dignidad episcopal y la cardenalicia, honores que Vicente rechazó, después mostró inequívoco apoyo al pontífice de Roma. Su intervención en el conflicto propició que altos mandatarios europeos, comenzando por los que estaban al frente de la Corona de Aragón, prestasen fidelidad al legítimo papa. En 1417, un año después de que Vicente culminara su particular campaña, era elegido Martín V.
Contó con un excelente recurso: su gran oratoria. Un poderoso imán para las muchedumbres. Además de su lengua nativa, dominaba el latín y tenía nociones de hebreo. Pero esto hubiera sido insuficiente para haberse hecho entender en las distintas naciones en las que su predicación floreció sino fuera por el hecho prodigioso de que los fieles comprendían perfectamente lo que decía porque le oían en su propia lengua.
El objetivo de Vicente era la conversión de los pecadores. Durante treinta años evangelizó incansablemente por el norte de España, Italia y Suiza, así como en el sur de Francia, siempre en lugares abiertos para acoger a millares de personas, con grandes frutos espirituales. Se cuentan por decenas de miles los musulmanes que convirtió.
Sus sermones se prolongaban durante varias horas seguidas, pero nadie daba muestras de cansancio. Tenía la capacidad de mantener la atención en el auditorio con el tono y modulaciones de su voz. Pero, sobre todo, con la pasión que ponía en lo que decía. Huyendo de lenguajes artificiosos y recargados, supo traslucir a Dios. ¿Cómo? Orando. Es la clave de todos los santos. Antes de predicar se retiraba durante varias horas. Y la gracia se derramaba a raudales. Cada persona se sentía particularmente interpelada e invitada a vivir el amor a Dios. Las conversiones eran públicas, y los penitentes no se avergonzaban de reconocer sus pecados ante la concurrencia. Muchos sacerdotes le acompañaban para poder confesarlos a todos. Alabanzas, lágrimas de arrepentimientos, rezos…, eran el broche de oro de cada una de sus intervenciones.
Tenía autoridad moral porque su vida era sencilla y austera. Era íntegro, auténtico. Ayunaba, dormía en el suelo, y se trasladaba a pie para ir a las ciudades. Solo al final de sus días, como enfermó de una pierna, recorría los lugares en un humilde jumento. Tanta bondad resumida en su persona conmovía de tal modo a la gente que, enardecida por sus palabras, intentaban robarle trozos de su hábito a modo de reliquia. Para evitar males mayores, unos hombres se ocupaban de darle escolta.
Algunos lo denominaron «ángel del Apocalipsis» ya que solía recordar los pasajes del texto evangélico donde se advierte de lo que espera a los impenitentes. Por donde pasaba erradicaba vicios sociales y personales. Él se sabía pecador, y repetía: «Mi cuerpo y mi alma no son sino una pura llaga de pecados. Todo en mí tiene la fetidez de mis culpas». Ya envejecido, débil y lleno de enfermedades, le ayudaban a subir al lugar donde debía impartir el sermón. Entonces se transformaba. Y la gente volvía a ver en él al hombre vital y entusiasta que conocieron y se contagiaban de su ardor apostólico.
Murió en Vannes, Francia, predicando, como había vivido, el 5 de abril de 1419, Miércoles de Ceniza. Tras de sí dejaba también muchos milagros. Fue canonizado por Calixto III el 3 de junio de 1455.
Entonces, ¿Tú quién eres?
Santo Evangelio según san Juan 8, 21-30. Martes V de Cuaresma
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Oigo en mi corazón: «Busquen mi rostro».
Yo busco tu rostro, Señor, no me escondas tu rostro.
Indícame, Señor, tu camino y guíame por el sendero llano. Amén (Salmo 27)
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo me voy y ustedes me buscarán, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden venir”. Dijeron entonces los judíos: “¿Estará pensando en suicidarse y por eso nos dice: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden venir’?”. Pero Jesús añadió: “Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados”.
Los judíos le preguntaron: “Entonces, ¿quién eres tú?”. Jesús les respondió: “Precisamente eso que les estoy diciendo. Mucho es lo que tengo que decir de ustedes y mucho que condenar. El que me ha enviado es veraz y lo que yo he oído decir a él es lo que digo al mundo”. Ellos no comprendieron que hablaba del Padre.
Jesús prosiguió: “Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo Soy y que no haga nada por mi cuenta; lo que el Padre me enseñó, eso digo. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que a él le agrada”. Después de decir estas palabras, muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Señor Jesús, ¿quién eres? Permíteme preguntártelo abiertamente. Mi alma desea saberlo, mi corazón tiene sed de ti. ¿Quién eres? El discípulo conoce a su maestro y las ovejas conocen a su pastor; ¡Tú eres mi Maestro, Tú eres mi Pastor, Señor!
¿Quién eres, Señor, que generas reacciones tan contrarias? Unos te odian intensamente, otros te aman hasta la locura. ¿Quién eres, Señor, para mí? Yo quiero estar del lado de los que te aman, aquellos que te acompañan hasta la cruz e incluso dan la vida por ti. Quiero conocerte porque te amo, porque quiero seguir tu ejemplo y poner en práctica tus palabras.
¿Quién eres, Señor, que mueres en una cruz? Parece un absurdo, morir del modo más humillante y doloroso… y sin embargo, ahí mismo, sobre la cruz, nos muestras quién eres. «Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo Soy.» ¿Quién eres, Señor? ¿No eres Tú el Pastor que da la vida por las ovejas? ¿Acaso no eres Tú el Maestro que nos enseña a amar al Padre también en las horas de dolor?
¿Quién eres, Señor, que nos invitas a amar hasta el extremo? ¡Tú eres, el Hijo de Dios, Tú tienes palabras de Vida Eterna! Esto, Señor Jesús, lo creo, pero aumenta mi fe.
«A Dios-Amor se le anuncia amando: no a fuerza de convencer, nunca imponiendo la verdad, ni mucho menos aferrándose con rigidez a alguna obligación religiosa o moral. A Dios se le anuncia encontrando a las personas, teniendo en cuenta su historia y su camino. El Señor no es una idea, sino una persona viva: su mensaje llega a través del testimonio sencillo y veraz, con la escucha y la acogida, con la alegría que se difunde. No se anuncia bien a Jesús cuando se está triste; tampoco se transmite la belleza de Dios haciendo sólo bonitos sermones. Al Dios de la esperanza se le anuncia viviendo hoy el Evangelio de la caridad, sin miedo a dar testimonio de él incluso con nuevas formas de anuncio». (Homilía de S.S. Francisco, 25 de septiembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ofreceré hoy a Dios un acto de servicio a los demás en casa o en el trabajo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Mirar hacia arriba.
Todo lo que tenemos es prestado, nada nos llevaremos, solo las obras buenas y la alegría de haber vivido llenos de Dios.
Levanta la vista y con la mirada puesta en Dios, haz el bien, que es camino de la felicidad eterna. Iba un pequeño barco pesquero saliendo de la orilla del mar y ¡vaya movimiento que se siente en la pequeña embarcación!, se necesita ser muy del mar para no sentir el mareo y las ganas de bajarse y echar a correr.
La barquilla se movía graciosamente al ritmo de las olas, pero los marineros sufrían las consecuencias de aquel vaivén… uno de ellos recibió órdenes de subir a un mástil, y a medida que subía se sentía peor … el capitán de aquel barco le gritó: SI NO QUIERES SENTIRTE MAL, MIRA HACIA ARRIBA…
Que bien nos viene esta pequeña anécdota a todos los seres humanos: si no queremos marearnos con las cosas atractivas de éste mundo, debemos mirar hacia arriba, implorar al cielo que nos llene de deseos espirituales, que veamos claro que en la vida no sólo se vive para comprar cosas y satisfacernos en todo, para así estar contentos y felices; que muy por el contrario, las cosas que llenan plenamente la vida no se pueden comprar… porque no tienen precio.
Que bien nos haría en nuestra vida MIRAR HACIA ARRIBA y pedirle a Dios:
• Humildad para aceptar nuestra vida como es y conformarnos con lo que tenemos y con lo que somos, sin desear tener mucho…
• Que nos llene el alma de amor para poder vivir una vida digna, para poder darle momentos bellos a los demás…
• Ayuda para ser mejores, sencillos de corazón y vivir con alegría
• Aprender a dar amor y a darnos a los demás con verdadera entrega y desprendimiento, sin esperar recibir todo de ellos.
• Generosidad para compartir todo lo que El nos ha dado, como nuestros talentos y virtudes.
• Fortaleza para no apegarnos a las cosas materiales… a nada ni a nadie, porque:Todo lo que tenemos en esta vida es prestado por Dios, porque al final nada nos llevaremos, solo las obras buenas y la alegría de haber vivido una vida llena de Dios. Eso es lo único que podemos llevarnos de este mundo.
«No aprendemos, estamos enamorados de las guerras y del espíritu de Caín»
Papa Francisco en su diálogo con los periodistas en su vuelo de regreso de Malta.
«¡No aprendemos! Que el Señor se apiade de nosotros, de todos nosotros, ¡todos somos culpables!» El Papa Francisco con los periodistas en el vuelo de regreso de Malta, tras recordar lo que le impactó de la acogida de la isla, vuelve a hablar de la guerra.
Andrea Rossitto (TVM)
Gracias por su presencia en Malta, mi pregunta es sobre la sorpresa de esta mañana en la capilla donde está enterrado San Giorgio Preca, qué le motivó a hacer esta sorpresa a los malteses y qué recordará de esta visita a Malta. ¿Y cómo está su salud? Lo hemos visto durante este viaje tan intenso. Digamos que ha ido bien. Muchas gracias.
Mi salud es un poco caprichosa, tengo este problema en la rodilla que me trae problemas al caminar, al andar, es un poco molesto, pero mejorando, al menos puedo ir. Hace quince días no podía hacer nada. Es una cosa lenta, a ver si vuelve, pero está la duda de que a esta edad no se sabe cómo va a acabar el partido, esperemos que vaya bien. Y luego en Malta: me alegré de la visita, vi las realidades de Malta, vi un entusiasmo impresionante de la gente, tanto en Gozo como en La Valeta y en los demás lugares. Un gran entusiasmo en las calles me sorprendió, fue un poco corto, el problema que vi para ti y también uno de los problemas es la migración. El problema de los migrantes es grave porque Grecia, Chipre, Malta, Italia, España, son los países más cercanos a África y a Oriente Medio y aterrizan aquí, llegan aquí, ¡los migrantes deben ser siempre bienvenidos! El problema es que cada gobierno tiene que decir cuántos pueden recibir normalmente para vivir allí. Esto requiere un acuerdo con los países de Europa y no todos están dispuestos a recibir a los inmigrantes. Olvidamos que Europa fue hecha por los inmigrantes, ¿verdad? Pero así son las cosas, pero al menos no dejen toda la carga a estos países vecinos que son tan generosos, y Malta es uno de ellos. Hoy he estado en el centro de acogida de migrantes y las cosas que he oído allí son terribles, el sufrimiento de estas personas para llegar hasta aquí y luego los lagers, hay lagers, que están en la costa libia, cuando los devuelven. Eso parece criminal, ¿no? Por eso creo que es un problema que toca el corazón de todos. Al igual que Europa hace sitio generosamente a los ucranianos que llaman a la puerta, también lo hace a los otros que vienen del Mediterráneo. Este es un punto con el que terminé la visita y me tocó tanto, porque escuché los testimonios, los sufrimientos y que son más o menos como los que creo que te dije que están en ese librito que salió «Hermanito», en español «hermanito», y todo el Vía Crucis de estas personas uno que habló hoy tuvo que pagar cuatro veces, te pido que pienses en esto. Gracias
Jorge Antelo Barcia (ARN)
En el vuelo que nos llevó a Malta, le dijo a un colega que un viaje a Kiev estaba sobre la mesa y ya en Malta hizo referencias a su cercanía con el pueblo ucraniano, y el viernes en Roma el Presidente de Polonia dejó la puerta abierta a un viaje a la frontera polaca. Hoy nos han impactado las imágenes procedentes de Bucha, un pueblo cercano a Kiev, abandonado por el ejército ruso, donde los ucranianos han encontrado decenas de cadáveres tirados en la calle, algunos con las manos atadas, como si hubieran sido «ejecutados». Parece que hoy su presencia allí es cada vez más necesaria. ¿Cree que un viaje así es factible? ¿Y qué condiciones tendría que cumplir para poder ir allí?
Gracias por contarme hoy esta noticia que aún no conocía. La guerra es siempre una crueldad, una cosa inhumana, que va contra el espíritu humano, no digo cristiano, humano. Es el espíritu de Caín, el espíritu ‘cainista’… Estoy dispuesto a hacer todo lo que haya que hacer, y la Santa Sede, especialmente la parte diplomática, el Cardenal Parolin y Monseñor Gallagher, están haciendo todo, pero todo, no se puede publicar todo lo que hacen, por prudencia, por confidencialidad, pero estamos al límite de nuestro trabajo. A uno de ellos le pidió el Presidente de Polonia que enviara al Cardenal Krajewski a visitar a los ucranianos acogidos en Polonia. Ya ha ido dos veces, llevó dos ambulancias y se quedó con ellos, pero lo hará en otra ocasión, está dispuesto a hacerlo. Qué opina de un viaje, la pregunta fue así: «hemos oído que estabas pensando en un viaje a Ucrania», dije que está sobre la mesa, está ahí como una de las propuestas llegadas pero no sé si se puede hacer, si es conveniente hacerlo y si sería para bien o si es conveniente hacerlo y tengo que hacerlo, todo esto está en el aire. Entonces, desde hace algún tiempo, se había pensado en una reunión con el Patriarca Kirill, se está trabajando en esto, se está trabajando y pensando en Oriente Medio, estas son las cosas tal y como están ahora.
Usted habló de la guerra varias veces durante este viaje. La pregunta que todo el mundo se hace es si usted ha hablado con el Presidente Putin desde el inicio de la guerra, y si no es así, ¿qué le diría hoy?
Gerry O’Connel (America Magazine)
Las cosas que he dicho a las autoridades de cada parte son públicas. Nada de lo que he dicho es confidencial para mí. Cuando hablé con el Patriarca, hizo una bonita declaración de lo que habíamos dicho. Tuve noticias del Presidente de Rusia a finales de año, cuando me llamó para desearme lo mejor. He escuchado al Presidente de Ucrania dos veces. Entonces, el primer día de la guerra pensé que debía ir a la embajada rusa para hablar con el embajador, que es el representante del pueblo, y hacer preguntas y dar mis impresiones sobre el caso. Estos son los contactos oficiales que tenía. Con Rusia lo hice a través de la embajada. También escuché al arzobispo mayor de Kiev, monseñor Schevchuck. Luego, cada dos o tres días tengo noticias de una de ustedes, Elisabetta Piqué, que estuvo en Leópolis y ahora está en Odessa. Me dice cómo son las cosas. También he hablado con el rector del seminario. Pero como he dicho, también estoy en contacto con uno de ustedes. Hablando de eso, me gustaría dar mis condolencias por sus colegas que han caído. El hecho de que estén en el bando en el que están no tiene ningún interés. Pero su trabajo es para el bien común y estos cayeron en el servicio para el bien común. Para información. No los olvidemos. Fueron valientes y rezo por ellos para que el Señor recompense su trabajo. Estos han sido los contactos que hemos tenido hasta ahora.
Pero ¿cuál sería el mensaje para Putin si tuviera la oportunidad (de hablar con él)?
Los mensajes que he dado a todas las autoridades son los que he dado públicamente. No me gusta el doble lenguaje. Siempre hago lo mismo. Creo que en tu pregunta también hay dudas sobre las guerras justas e injustas. Toda guerra nace de una injusticia, siempre. Porque ahí está el patrón de la guerra. No hay un patrón de paz. Por ejemplo, hacer inversiones para comprar armas. Dicen: pero los necesitamos para defendernos. Ese es el patrón de la guerra. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, todo el mundo respiró «nunca más guerra» y paz. También comenzó una ola de trabajo por la paz con la buena voluntad de no dar armas, armas atómicas en ese momento, por la paz, después de Hiroshima y Nagasaki. Fue un gran acto de buena voluntad
Setenta años después hemos olvidado todo esto. Así es como se impone el patrón de la guerra. Entonces había mucha esperanza en el trabajo de las Naciones Unidas. Pero el patrón de la guerra se ha impuesto de nuevo. No podemos pensar en otro patrón, ya no estamos acostumbrados a pensar en el patrón de la paz. Ha habido grandes personas como Ghandi y otros que menciono al final de la encíclica «Fratelli Tutti» que han apostado por el esquema de la paz. Pero somos tercos como la humanidad. Estamos enamorados de las guerras, del espíritu de Caín. No por casualidad, al principio de la Biblia aparece este problema: el espíritu «cainista» de matar en lugar del espíritu de paz. ¡Padre, no puedes! Te voy a contar algo personal cuando estuve en Redipuglia en 2014 y vi los nombres de los chicos, lloré. Realmente lloré de amargura. Luego, uno o dos años después, en el Día de los Muertos fui a celebrarlo a Anzio y vi los nombres de los chicos que habían caído allí. Todos jóvenes, y yo también lloré allí. Realmente lo hice. Hay que llorar sobre las tumbas. Lo respeto porque hay un problema político. Cuando hubo la conmemoración del desembarco de Normandía, los jefes de gobierno se reunieron para conmemorarlo. Pero no recuerdo que nadie hablara de los 30.000 jóvenes que quedaron en las playas. La juventud no importa. Eso me hace pensar. Me entristece. No aprendemos. Que el Señor se apiade de nosotros, de todos nosotros. Todos somos culpables.
El valor de ser mujer
Publicamos las palabras de SS Benedicto XVI y el artículo escrito por monseñor Rodrigo Aguilar Martínez sobre el Día Internacional de la Mujer.
Benedicto XVI abogó por una mayor valoración de la mujer para conmemorar el Día Internacional de la Mujer
Tras rezar el Ángelus con miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre invitó «a reflexionar sobre la condición de la mujer y a renovar el compromiso para que siempre y en todo lugar cada persona pueda vivir y manifestar en plenitud sus propias capacidades, obteniendo pleno respeto por su dignidad».
El pontífice recordó que ésta es la enseñanza del Concilio Vaticano II y del magisterio de los papas, en particular la carta apostólica Mulieris dignitatem < de siervo de Dios Juan Pablo II (15 de agosto de 1988).
«Ahora bien –reconoció–, los testimonios de los santos tienen más valor que los documentos; y nuestra época ha tenido el de la Madre Teresa de Calcuta: humilde hija de Albania, convertida, por la gracia de Dios, en ejemplo para todo el mundo en el ejercicio de la caridad y en el servicio de la promoción humana».
Al mismo tiempo, exclamó, «¡Otras muchas mujeres trabajan cada día, en lo escondido, por el bien de la humanidad y por el Reino de Dios!».
Por este motivo, concluyó asegurando su oración «por todas las mujeres para que sean cada vez más respetadas en su dignidad y valoradas en sus positivas potencialidades».
Artículo de Mons Rodrigo Aguilar
El 8 de marzo, desde hace casi un siglo, se celebra el Día internacional de la mujer. Dios ha creado al ser humano como varón y mujer: iguales en dignidad y diferentes no para pelearse, sino para complementarse.
Cristo Jesús -Camino, Verdad y Vida- nos enseña actitudes concretas en la relación con la mujer: «En una época de marcado machismo, la práctica de Jesús fue decisiva para significar la dignidad de la mujer y su valor indiscutible.» (Documento de Aparecida, 451). «La figura de María, discípula por excelencia entre discípulos, es fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer y de su valor en la Iglesia.» (Id).
Sin embargo mucho falta en nuestra cultura para que la valoración de la mujer no quede sólo en el discurso y en la celebración de un día, sino que sea parte de la realidad de todos los días. Nuestra cultura sigue siendo machista, con muy variadas manifestaciones de violencia y marginación contra la mujer; por otra parte, con frecuencia se descargan en ella muchos deberes que han de ser compartidos.
Invito a usted a renovar actitudes y acciones concretas, en los diferentes ámbitos en que nos movamos, para reconocer y valorar la dignidad y la participación de la mujer en la familia, en la sociedad, en la Iglesia. En breves pero sustanciosos números, el Documento de Aparecida (451-458) nos ofrece aportaciones en este sentido: «La sabiduría del plan de Dios nos exige favorecer el desarrollo de la identidad femenina en reciprocidad y complementariedad con la identidad del varón.
Por eso, la Iglesia está llamada a compartir, orientar y acompañar proyectos de promoción de la mujer con organismos sociales ya existentes, reconociendo el ministerio esencial y espiritual que la mujer lleva en sus entrañas: recibir la vida, acogerla, alimentarla, darla a luz, sostenerla, acompañarla y desplegar su ser de mujer, creando espacios habitables de comunidad y de comunión.» (Aparecida, 457).
De hecho en nuestra historia familiar, personal y social, la mujer ha ocupado un lugar valioso e insustituible. El «genio femenino», al que se refería el Papa Juan Pablo II, se ha desplegado con gracia, delicadeza y eficacia: que los varones sepamos agradecerlo, acogerlo y promoverlo; que las mujeres sepan reconocerlo, defenderlo y cultivarlo.
Con respetuoso afecto envío la bendición sobre usted, mujer; y también sobre usted, varón, para revalorar los beneficios de la mujer en su vida.
Lo contrario de la perversión es la conversión
Miércoles primera semana Cuaresma. Perversa porque tenemos una señal y no estamos dispuestos a aceptar la señal que Dios nos da
Jesucristo califica con mucha dureza a la gente de su tiempo y dice que son una generación perversa. Perversa porque tienen una señal y no están dispuestos a aceptar la señal que Dios les da. La señal que Cristo dará, será su Resurrección. Pero Cristo mismo es consciente de que no es suficiente con que Dios dé señales a los hombres; Cristo es consciente de que es necesario que los hombres aceptemos las señales que Dios nos da, que estemos dispuestos a abrir nuestro corazón a las señales; de otra forma, nuestro corazón es un corazón perverso.
¿Qué significa esto? Esto significa que nuestro corazón puede estar caminando de una forma alejada de Dios Nuestro Señor, viviendo de una forma torcida, porque no está aceptando el modo concreto en el cual Dios llega a su vida. Todo este camino que es nuestra existencia, está sembrado por señales de Dios. Está de una forma o de otra, con una constante presencia de un Dios que nos va señalando, indicando, prestando, como una luz que parpadea en todo momento de nuestra vida. Así es Dios en nuestro corazón, con todas las señales que constantemente nos va marcando.
Señales que a veces podrían parecernos extrañas, como el que “la reina del Sur vaya a ver a Salomón”. ¿Qué es lo que la reina del Sur había hecho para ir a ver a Salomón? Simplemente había oído hablar de su sabiduría. ¿Qué es lo que Jonás predica a los ciudadanos de Nínive? Simplemente el hecho de que Nínive va a ser destruida. La reina del Sur cambia su vida y es capaz de ir hasta Israel para ver a Salomón y los ninivitas cambian su vida y se convierten. Es decir, no es problema el cómo Dios Nuestro Señor nos manda una señal particular para que cambiemos nuestra vida, el problema está en si nuestro corazón va abriendo los ojos a esas señales, si está dispuesto en todo momento a escuchar lo que Dios le quiere decir.
Y aquí donde Jesucristo nos pone en guardia: cuidado, porque a ustedes no se les van a dar otras señales más que la señal del profeta Jonás, la Resurrección de Cristo. Esta señal, se nos presenta en la vida de una forma que nosotros tenemos que tomarla arriesgando nuestra vida. Cristo cuando se nos presenta en nuestra vida, no nos da mucha seguridad, al contrario, más bien nos pone en más riesgo. Cristo, cuando llega a nuestra existencia, nos hace arriesgarnos más. La reina del Sur podría haber dicho: “¿Cómo voy a ir yo hasta allá para escuchar a un rey que dicen que es muy sabio?” Los habitantes de Nínive podrían haber dicho”. ¡Este señor está mal! ¿Por qué va a tener que destruir nuestra ciudad dentro de tres días si no cambiamos nuestra existencia?”. Y a la reina del Sur se hubiera quedado sin conocer la sabiduría y los habitantes de Nínive se habrían quedado sin conocer la Misericordia de Dios. No habrían sido capaces de captar la señal con la que Dios, en ese momento, estaba pasando por sus vidas. No habrían sido capaces de captar la luz con la que Dios, en ese momento, quería iluminar su existencia.
Cuando uno mira para atrás de la propia existencia y empieza a ver la cantidad de señales que no ha captado y la cantidad de veces que la luz no brilló en nuestro corazón, podría preguntarse: ¿qué hago ahora si he dejado muchas señales, muchas luces de Dios? ¿No será un paso gigante para mi alma? ¿Tendré posibilidad de dar marcha atrás? ¿La reina del Sur tendría posibilidad de volverse a encontrar con Salomón? ¿Los habitantes de Nínive habrían tenido posibilidad de volver, otra vez a escuchar a Jonás? No lo sabemos. Sabemos una cosa como decíamos en el Salmo “Un corazón contrito. Dios no lo desprecia”. Que si en nuestro interior hay el anhelo y el deseo de volver a Dios, Él siempre va a esta listo para darnos de nuevo su luz. Dios siempre va a estar listo para presentarse de nuevo en nuestra vida.
¿Cómo nos envía Dios señales? Dios nos las envía fundamentalmente a través de nuestra conciencia. Una conciencia que tiene que estar buscando constantemente a Dios; una conciencia que no tiene que detenerse jamás a pesar de las barreras de las murallas que hay en la propia alma.
Lo contrario de la perversión es la conversión. Si nuestra alma está constantemente convirtiéndose a Dios, así encuentre un su vida mil defectos, mil problemas, mil reticencias, mil miedos, encontrará al Señor. Es lo mismo que les ocurrió a los habitantes de Nínive. Es la frase final, con la cual el rey de Nínive termina su mandato: “Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos”. Aunque halla murallas, dificultades; aunque seamos nosotros mismos los primeros que nos sintamos como obstáculo al regreso de Dios N. S., no olvidemos que Él siempre está en el camino de la conversión. Él siempre está ahí, dispuesto a darnos la mano, a tendernos la posibilidad de regresar a Él.
¿Por qué descorazonarnos, cuando en nuestro camino de conversión encontramos algo que se nos hace tremendamente difícil de superar? ¿Somos más grandes nosotros que la Misericordia de Dios? ¿Es más milagroso el hecho de que una mujer vaya a escuchar a Salomón, o el que una ciudad completa, se convierta ante la voz de una profeta, que la Resurrección del Hijo de Dios?
En esta Cuaresma tenemos que ir viendo hasta qué punto estamos aceptando las señales de Dios N. S. nos da. Viendo cómo Dios me habla, que detrás de ese cómo Dios me habla, a veces gozo, con penas, a veces con un quebranto tremendo de corazón y a veces con una grandísima alegría en el alma. Estas señales de Dios, tienen detrás un sello que es la Resurrección de Cristo y si nosotros las aceptamos, no simplemente vamos a estar aceptando a un Dios que pasa por nuestra vida, sino que vamos a estar aceptando la garantía con la cual, Dios N. S. pasa por nuestra vida.
Hagamos de nuestra existencia, de nuestro camino, de nuestro encuentro con Dios, un constante aceptar el modo en el que Dios me ha hablado, aunque yo no lo entienda. “Aunque este muy lejos Salomón”. Abramos nuestros ojos, abramos nuestro corazón, nuestra vida a las señales de Dios y permitamos que el Señor vaya señalando, indicando por dónde nos quiere llevar.
Si algún día no sabemos por dónde nos está llevando, que solamente nos preocupe el no perder de vista las señales de Dios. No importa por dónde nos lleve, eso es problema de Él. Nuestro autentico problema, es no perder de vista las señales de Dios, porque por donde Él nos lleve, tendremos siempre la certeza de que nos está llevando por el camino siempre correcto, por el que nosotros necesitamos ir.
Que ésta sea nuestra oración y el más profundo fruto de esta Cuaresma: ser tan auténticos con nosotros mismos, que seamos capaces de ver la autenticidad con la que Dios nos habla. Que nunca la autenticidad de Dios, choque con la inautenticidad de nuestra vida. Que la autenticidad con la que Él se manifiesta en nuestra existencia, a través de sus señales, encuentre siempre como eco el corazón abierto, dispuesto, auténtico, que recibe todas las señales que el Señor le da.
Decálogo de Cuaresma: sobre lo que es
La cuaresma es un tiempo para vivir de ella. Es un tiempo para practicarla, para ejercitarla no como un fin en sí mismo sino como un medio, un camino hacia la pascua.
La Iglesia católica se dispone a recorrer el tiempo litúrgico y espiritual de la Cuaresma, los cuarenta días de camino hacia la Pascua. La Cuaresma es siempre tiempo y don de Dios para la conversión, para la renovada y permanente toma de conciencia de la obra de la salvación en Jesucristo y por Jesucristo. El ayuno, la limosna y la oración son los tres medios tradicionales y bien fecundos para recorrer este tiempo de gracia, este día cuarenta días- de salvación. Desde estas claves, ofrecemos a continuación y con una clara finalidad pastoral y catequética los siguientes decálogos.
(1). Lo que la Cuaresma es
1.- La cuaresma nació como desarrollo pedagógico de un aspecto central del misterio cristiano celebrado en el triduo pascual. Destaca la perspectiva de su referencia a Jesucristo.
2.- La cuaresma ha sido siempre el tiempo litúrgico más caracterizado del cristianismo. Es un conjunto de cuarenta días, cuya razón de ser originaria fue la de imitar el ayuno previo del Señor al comienzo de su ministerio apostólico.
3.- La cuaresma es privilegio aptísimo para vivir en y de la Palabra de Dios. Vivir en y de la Palabra significa leerla, rezarla, meditarla, abrirse a ella, confrontarse con ella, poner a su tamiz y a su luz nuestra propia existencia. Llenarse de ella para sea la música y la letra de la pletina de nuestra alma y de la partitura de nuestro corazón.
4.- Toda la liturgia de la cuaresma, tanto en sus aspectos rituales como en la misma liturgia de la palabra, está transida de hermosísimos símbolos que ayuden y hagan visible el camino cristiano de la conversión. Estos símbolos son el desierto, la luz, la salud, el agua, el perdón, la liberación, la cruz y la resurrección.
5.- Los personajes bíblicos que iluminan el camino cuaresmal son José hijo de Jacob, Ester, la casta Susana, Jeremías, el ciego de nacimiento, el hijo pródigo, el padre del hijo pródigo, la samaritana, la mujer adúltera y arrepentida, Zaqueo, el buen ladrón y, sobre todo, Jesús de Nazaret.
6.- La cuaresma encuentra en la oración la más apropiada de sus atmósferas y de sus escuelas. La oración cuaresmal debe más frecuente y habitual. Su tonalidad propia es la humildad, la insistencia, la confianza. Es oración de súplica y de petición. La oración cristiana de la cuaresma debe intensificar sus dimensiones bíblica y litúrgica, de gran riqueza, variedad, matices y contenidos durante los cuarenta días de este tiempo. En este sentido, la oración litúrgica ha de ser más pausada, sencilla, cordial, humilde, pobre, seria y profunda.
7.- El ayuno es el segundo camino cuaresmal, según el Papa San León Magno. Se trata del ayuno del hombre viejo, del ayuno del pecado, de la renuncia a los propios caminos para abrazar los caminos de Jesucristo. Se trata de privarnos de algo en favor de alguien necesitado, que podemos nosotros mismos o nuestro prójimo. El ayuno no es, pues, una ejercitación meramente voluntarista o hasta masoquista. Es una opción de purificación y de intercesión.
8.- La vigente normativa eclesiástica de la abstinencia de carne durante todos los viernes de cuaresma y del ayuno y de la abstinencia el miércoles de ceniza y el viernes santo pueden ayudarnos a recorrer esta segunda vía cuaresmal y penitencial, antes citada.
9.- La limosna, la caridad, la solidaridad es el tercero de los caminos tradicionales y permanentes de la cuaresma. ¡Tenemos tantas demandas de justicia para vivir la limosna, la caridad cuaresmal!
10.- La cuaresma es un tiempo para vivir de ella. Es un tiempo para practicarla, para ejercitarla no como un fin en sí mismo sino como un medio, un camino hacia la pascua. Por ello, para recorrer adecuada y cristianamente la cuaresma debemos buscar y desarrollar nuevos espacios oracionales y devocionales. El rezo, antes tan habitual del Vía Crucis, durante, al menos, los viernes de cuaresma, es una praxis que, lejos de haber perdido su vigencia y sentido, debe ser potenciada y recuperada en nuestra Iglesia en medio de una sociedad donde la realidad y el misterio de la cruz siguen presentes y desafiantes. Otras maneras espléndidas y siempre fecundas para recorrer este camino cuaresmal de la oración será practicar algún día de retiro o de ejercicios espirituales, que nos llenarán de fuerza, de gracia y de vida, siempre necesarias para todos y participar en conferencias, charlas y escuelas cuaresmales.