Matthew 18:15-20

Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús instruye a la comunidad en la difícil tarea de corregir el error de un hermano o hermana. Él les dice que eviten la práctica de chismear y quejarse a los demás sobre un agravio; más bien, deben enfrentar directamente y con valentía a la persona que los ha ofendido. De esta manera, se aborda la dificultad, la preocupación amorosa de quien tiene un reclamo es evidente y se detiene el proceso de rumores, ataques, contraataques, insinuaciones y chivos expiatorios.

Ahora, si la persona no responde a esa intervención amorosa, “busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos”. Así, otros miembros de la comunidad se involucran, pero sólo mínimamente —lo suficiente para llevar al ofensor al arrepentimiento. Solo si este pequeño círculo de la Iglesia es ignorado, se debe presentar la queja a toda la comunidad.

Lo rico aquí es la búsqueda del problema (pues decir la verdad, incluso cuando es peligroso, es esencial), junto con un profundo cuidado por la persona en cuestión y también por toda la familia de la Iglesia (ya que el amor debe ser nuestra vocación constante).

Ponciano e Hipólito, Santos

Memoria Litúrgica, 13 de agosto
Por: n/a | Fuente: ACIprensa.com
Mártires

Martirologio Romano: Santos mártires Ponciano, Papa, e Hipólito, presbítero, que fueron deportados juntos a Cerdeña, y con igual condena, adornados, al parecer, con la misma corona, fueron trasladados finalmente a Roma, Hipólito, al cementerio de la vía Tiburtina, y el papa Ponciano, al cementerio de Calisto (c. 236).

Breve Semblanza

Al llegar Ponciano a la Cátedra de Pedro, en el año 230, encontró a la Iglesia dividida por un cisma, cuyo autor era el sacerdote Hipólito, un maestro afamado por su conocimiento de la Escritura y por la profundidad de su pensamiento. Hipólito no se había avenido a aceptar la elección del diácono Calixto como papa (217) y, a partir de ese momento, se había erigido en jefe de una comunidad disidente, estimando que él representaba a la tradición, en tanto que Calixto y sus sucesores cedían peligrosamente al último capricho.


El año 235 estalló la persecución de Maximiano. Constatando que los cristianos de Roma se apoyaban en los dos obispos, el emperador mandó que arrestasen a ambos, y les condenó a trabajos forzados.

Para que la Iglesia no se viera privada de cabeza en circunstancias tan difíciles, Ponciano renunció a su cargo e Hipólito hizo otro tanto.

Deportados a Cerdeña, se unieron en una misma confesión de fe, y no tardaron en encontrar la muerte. Después de la persecución, el papa Fabián (236-250), pudo llevar a Roma los cuerpos de ambos mártires. El 13 de agosto es precisamente el aniversario de esta traslación.

Pronto se echó en olvido que Hipólito había sido el autor del cisma. Sólo se tuvo presente al mártir y doctor, hasta tal punto que un dibujo del siglo IV asocia sus nombres a los de Pedro y Pablo, Sixto y Lorenzo.

Corrección fraterna

Santo Evangelio según San Mateo 18, 15-20. Miércoles 19ª semana de Tiempo Ordinario

Por: H. Luis De Ávila L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Nos ponemos en tu presencia Espíritu Santo, Ilumínanos con tu luz, abre nuestros corazones.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad, y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o un publicano.

Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.

Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Qué importante es el tema de la corrección fraterna, pero qué delicado. Es muy fácil ver los fallos y debilidades de los demás, pero nos cuesta tanto ver y aceptar los propios. El Evangelio de hoy nos hace una llamada en primer lugar a examinar nuestra propia vida y a ordenarla, porque pretender corregir a otros cuando uno se encuentra en un estado de comodidad, poco esforzado en trabajar por la propia santificación, podría resultar contraproducente.

Cuando alguien nos corrige, es edificante si viene de alguien que sabemos que hace oración, que su vida nos habla de Dios. En cambio, cuando nos corrige alguien que es pronto en juzgar a los demás, que le gusta vivir de apariencias, etc., entonces nos molestan sus observaciones sobre nuestra vida.

Cuando hemos trabajado un tiempo prolongado en identificar nuestra vida en el día a día con Jesucristo, nuestra vida de oración es activa y vemos que nuestros actos buscan expresar la caridad del Señor, entonces puede ser que Dios se valga de nosotros para querer hacer ver a otros sus faltas. Sólo en la unión al Señor la corrección fraterna es fructífera.

Un aspecto que se deberá cuidar de manera particular es la vida fraterna en comunidad. La cual es alimentada por la oración comunitaria, por la lectura orante de la Palabra, por la participación activa en los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, por el diálogo fraterno y por la comunicación sincera entre sus miembros, por la corrección fraterna, por la misericordia hacia el hermano o la hermana que peca, por la «condivisión» de responsabilidades. Todo esto acompañado por un elocuente y alegre testimonio de vida simple junto a los pobres y por una misión que privilegie las periferias existenciales.

(Homilía de S.S. Francisco, 28 de enero de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Trataré de no juzgar a aquellas personas que me cuestan, antes bien, pediré a Dios que me muestre aquello que no está de acuerdo con el cristiano que me llama a ser.
Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Santos Ponciano e Hipólito: Papa y antipapa juntos como mártires

Sailko-(CC BY-SA 4.0)-modified

Dolors Massot – publicado el 13/08/15

Es uno de los casos más singulares de la historia: un Papa y un antipapa que renunciaron a la cátedra de Pedro por salvar a la Iglesia

El hecho de que en el santoral aparezcan juntos san Ponciano y san Hipólito, el 13 de agosto, ayuda a comprender mejor la historia de la Iglesia.

Ambos fueron contemporáneos, ambos sacerdotes y ambos buscaban lo mejor para la Iglesia.

Pero mientras que Ponciano era elegido Papa en el año 230, Hipólito era un presbítero que no aceptaba a Ponciano en la cátedra de Pedro y que en cambio se consideraba a sí mismo fiel sucesor de la auténtica tradición cristiana. O sea, un antipapa.

¿Qué ocurrió para que ambos se enfrentaran pero al final murieran mártires los dos y la Iglesia los venere por igual?

Nos trasladamos al año 230. El 21 de julio de aquel año Ponciano fue elegido Papa, como sucesor de Urbano I.

Ponciano se encuentra con un obispo cismático, Hipólito, que ya está separado de Roma desde el año 217 con el papa Ceferino, porque afirma que no lo considera sucesor de Pedro ya que favorece la herejía cristológica de los monarquianistas.

Un grupo de cristianos influyentes escoge a Hipólito como Papa.

Hipólito es en esos momentos un autor teológico importante. Se cree que pudiera ser discípulo de san Ireneo (al menos su sistema teológico da pruebas de ello). Es culto, escribe en griego y es buen orador.

Echa en cara al Papa que no castigue severamente a los cristianos que han “caído” porque por miedo o vergüenza han sacrificado a los dioses paganos o han simulado dejar de ser cristianos, aunque más tarde se hayan arrepentido. Es la cuestión de los lapsi (caídos, en latín).

Por todas estas razones, Hipólito se considera el auténtico Papa, que salvaguarda la fe.

Mientras, Ponciano papa trabaja en favor de la Iglesia desde la cátedra de Pedro. Confirma la condena de algunos textos heréticos de Orígenes, manda incluir el canto de salmos en las iglesias, dicta el Confiteor como oración preparatoria de la muerte y difunde el empleo del “Dominus vobiscum” como saludo inicial de la misa y otras acciones litúrgicas.

Sin embargo, llega al poder político el emperador romano Maximino el Tracio. Así como el papa Ponciano era amigo de su antecesor, Alejandro Severo, ahora la situación es diametralmente opuesta. Maximino declara a los cristianos enemigos del pueblo y los persigue.

Al darse cuenta de que en Roma los santos Ponciano e Hipólito son líderes entre los cristianos de uno u otro bando, Maximino decide mandar a ambos al exilio a la isla de Cerdeña, calificada entonces de “insalubre”. Allí se les obligó a trabajos forzados.

Tanto el Papa como el antipapa ven que su vida peligra y no quieren que haya un vacío en la cátedra de Pedro. Ambos deciden renunciar a su cargo, para que pueda escogerse a un sucesor.

Hipólito, en esos momentos, se reconcilia con la Iglesia. En el caso de Ponciano, se trata del primer Papa en la Historia que renuncia a su puesto.

Los santos Ponciano e Hipólito murieron mártires, en Cerdeña, en el año 235. En cuanto al martirio, sabemos Hipólito murió apaleado.

Sus cuerpos fueron trasladados a Roma: el de Ponciano al cementerio de Calixto (hoy catacumbas de san Calixto, que era el primer cementerio cristiano oficial) y el de san Hipólito al cementerio de la Vía Tiburtina.

La tumba de san Hipólito se convirtió muy pronto en lugar de peregrinación. Su nombre se incluyó en el canon de la misa ambrosiana de Milán.

Te pedimos, Señor,

que el inspirador martirio de tus santos

nos ayude a desear amarte más

y fortalezca la fe en nuestros corazones.

Por nuestro Señor Jesucristo.