Mateo 18:15-20
Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús está instruyendo a su comunidad en la difícil tarea de corregir a un hermano o hermana descarriado. Les dice que eviten la práctica de chismear y quejarse con otros sobre un agravio; más bien, deben confrontar a la persona que los ha ofendido directa y valientemente. De esa manera, se aborda la dificultad, se evidencia la preocupación amorosa del denunciante y se detiene el proceso de rumor, ataque, contraataque, insinuación y chivo expiatorio.
Ahora bien, si la persona no responde a esta intervención amorosa, “lleva contigo a uno o dos más, para que todo hecho quede establecido por el testimonio de dos o tres testigos”. Por lo tanto, la comunidad en general está involucrada, pero solo mínimamente, lo suficiente como para llevar al delincuente al arrepentimiento. Sólo si se ignora este pequeño círculo de la Iglesia, se debe llevar la queja a toda la comunidad.
Lo que es tan rico aquí es el seguimiento del problema (ya que decir la verdad, incluso cuando es peligrosa, es esencial), unido a un cuidado profundo por la persona en cuestión y también por toda la familia de la Iglesia (ya que el amor es nuestra llamada constante
Esteban de Hungría, Santo
Memoria Litúrgica, 16 de agosto
Rey de Hungría
Martirologio Romano: San Esteban, rey de Hungría, que, regenerado por el bautismo y habiendo recibido la corona real de manos del papa Silvestre II, veló por la propagación de la fe de Cristo entre los húngaros y puso en orden la Iglesia en su reino, dotándola de bienes y monasterios. Justo y pacífico en el gobierno de sus súbditos, murió en Alba Real (Székesfehérvár), en Hungría, el día de la Asunción, entrando su alma en el cielo (1038).
Fecha de canonización: En el año 1083 por el Papa Gregorio VII
Etimología: Esteban = coronado (estebo= corona). viene del griego
La corrección fraterna
Santo Evangelio según San Mateo 18, 15-20. Miércoles XIX de Tiempo Ordinario
Por: Luis De Ávila | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Nos ponemos en tu presencia Espíritu Santo, Ilumínanos con tu luz, abre nuestros corazones.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad, y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o un publicano. Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Qué importante es el tema de la corrección fraterna, pero qué delicado. Es muy fácil ver los fallos y debilidades de los demás, pero nos cuesta tanto ver y aceptar los propios. El Evangelio de hoy nos hace una llamada en primer lugar a examinar nuestra propia vida y a ordenarla, porque pretender corregir a otros cuando uno se encuentra en un estado de comodidad, poco esforzado en trabajar por la propia santificación, podría resultar contraproducente.
Cuando alguien nos corrige, es edificante si viene de alguien que sabemos que hace oración, que su vida nos habla de Dios. En cambio, cuando nos corrige alguien que es pronto en juzgar a los demás, que le gusta vivir de apariencias, etc., entonces nos molestan sus observaciones sobre nuestra vida.
Cuando hemos trabajado un tiempo prolongado en identificar nuestra vida en el día a día con Jesucristo, nuestra vida de oración es activa y vemos que nuestros actos buscan expresar la caridad del Señor, entonces puede ser que Dios se valga de nosotros para querer hacer ver a otros sus faltas. Sólo en la unión al Señor la corrección fraterna es fructífera.
«Un aspecto que se deberá cuidar de manera particular es la vida fraterna en comunidad. La cual es alimentada por la oración comunitaria, por la lectura orante de la Palabra, por la participación activa en los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, por el diálogo fraterno y por la comunicación sincera entre sus miembros, por la corrección fraterna, por la misericordia hacia el hermano o la hermana que peca, por la «condivisión» de responsabilidades. Todo esto acompañado por un elocuente y alegre testimonio de vida simple junto a los pobres y por una misión que privilegie las periferias existenciales».
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de enero de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Trataré de no juzgar a aquellas personas que me cuestan, antes bien, pediré a Dios que me muestre aquello que no está de acuerdo con el cristiano que me llama a ser.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Como María, cuando nos inclinamos, es cuando subimos
Ángelus del Papa Francisco, 15 de agosto de 2023.
Jesús y María, dos vidas que vencen a la muerte y resucitan, recorren el mismo camino: ascienden a lo alto, glorificando a Dios y sirviendo a los hermanos. Alabanza y servicio son los dos aspectos que destacó el Santo Padre Francisco a la hora del Ángelus desde la ventana de su estudio frente a la Plaza de San Pedro, en la solemnidad de la Asunción.
Así como el Hijo sube hacia Jerusalén para entregarse en la cruz, dijo, así la Virgen a la que hoy contemplamos en su ascensión en cuerpo y alma a la gloria del Cielo, «sube hacia una región montañosa para ayudar a su prima Isabel».
Voluntariado: amor que eleva la vida
«Cuando nos abajamos para servir a los hermanos – observó el Papa – es cuando subimos: es el amor que eleva la vida». El servicio no es un camino fácil: «La Virgen, que acaba de concebir, recorre casi 150 kilómetros para llegar a casa de Isabel». El Obispo de Roma añadió:
“Admiro el voluntariado. ¡Ayudar cuesta! También nosotros lo experimentamos, en la fatiga, en la paciencia y en las preocupaciones que comporta el cuidado de los demás”
Pensemos, por ejemplo, en los kilómetros que tantas personas recorren cada día para ir y volver del trabajo y realizar muchas tareas en favor del prójimo; pensemos en los sacrificios de tiempo y de sueño para cuidar a un recién nacido o a un anciano; y en el compromiso de servir a los que no tienen nada que devolver, tanto en la Iglesia como en el voluntariado. Es fatigoso, pero es subir hacia lo alto, ¡es ganar el Cielo!
Servicio y alabanza
Sin embargo, el servicio sin alabanza a Dios corre el riesgo de ser estéril. «Las personas aburridas que viven de la cháchara son incapaces de alabar», señaló el Pontífice. María cuando entra en casa de su prima alaba al Señor. «Quien ama a Dios conoce la alabanza. Y el Evangelio de hoy nos muestra una cascada de alabanzas: el Niño salta de alegría en el seno de Isabel”.
“La alabanza aumenta la alegría. La alabanza es como una escalera: eleva los corazones. La alabanza levanta el ánimo y vence la tentación de abatirse. ¡Qué bien hace alabar a Dios todos los días, y también a los demás! ¡Qué bien hace vivir de gratitud y de bendición en lugar de lamentaciones y quejas, levantar la mirada hacia arriba en lugar de enfurruñarse!”
Como María
Además, el Papa Francisco pidió a cada uno que afronte las dimensiones del servicio y de la alabanza:
“Preguntémonos: ¿Vivo mi trabajo y mis ocupaciones cotidianas con espíritu de servicio? ¿Me dedico a alguien gratuitamente, sin buscar beneficios inmediatos? En definitiva, ¿hago del servicio el ‘trampolín’ de mi vida? Y pensando en la alabanza: ¿exulto, como María, en Dios? ¿Rezo bendiciendo al Señor? Y, después de alabarlo, ¿propago su alegría entre las personas que encuentro?”
¿Qué es la verdad?
Hombre veraz y auténtico es aquel que armoniza las palabras con los hechos
Por: P. Antonio Rivero, LC | Fuente: Gama – Virtudes y valores
I. QUÉ ES LA VERDAD Y SUS TIPOS
Hace veinte siglos un procurador romano, llamado Poncio Pilatos, hizo esta pregunta a un judío llamado Jesús de Nazaret: “Y…¿qué es la verdad?”. Y esa pregunta quedó sin ser respondida. ¿Por qué? Jesús no quiso contestarla. ¿Por qué?
El término verdad se le suele colocar al lado de otros términos sinónimos: autenticidad, coherencia, honestidad, sinceridad, integridad, transparencia, hombre de una sola pieza.
Y contrapuesto a verdad, tenemos: mentira, hipocresía, fariseísmo, doblez, engaño, duplicidad de vida, fachada, ocultamiento, ambivalencia, inescrúpulo.
Definiremos la verdad en sus tipos:
1. Verdad del ser: ser aquello que uno es, que uno debe ser. Hay verdad del ser cuando yo me comporto como persona inteligente, libre y responsable. Vivo en la verdad de mi ser cuando sé y me comporto con lo que me exige mi origen, mi fin como persona humana, cuando tengo trascendencia y sentido. Cuando uno vive la verdad de su ser vive realizado, feliz, digno y se eleva sobre todo el universo material y animal. Lo contrario a la verdad del ser es la inautenticidad.
2. Verdad del pensar: mi mente está hecha para percibir el ser de las cosas. Cuando mi mente coincide que la verdad de las cosas vivo en la verdad del pensar. Mi mente tiene que respetar la verdad de las cosas: la verdad del trabajo, del dinero, de la sexualidad, del matrimonio, del estudio, de la carrera…¡Cuánta formación necesitamos para descubrir la verdad de las cosas, y pensar así con veracidad de ellas! Lo contrario a la verdad del pensar es el error, que puede ser consciente o inconsciente, voluntario o involuntario.
3. Verdad del hablar: decir lo que mi mente sabe que es verdad, y que lo ha descubierto así, después del estudio, la formación. Mis palabras deben ser vehículo leal de lo que pensamos. Por medio de la palabra hacemos partícipes a los demás de lo que llevamos dentro. La palabra es puente que hace transparente a los demás el corazón y la intimidad de la persona. Lo contrario a la verdad del hablar es la mentira.
4. Verdad del obrar: es la verdad del comportamiento y de la vida. Vivir como se cree, coherencia de vida entre lo que se cree, lo que se predica y lo que se vive. Si vivo esta verdad, seré sincero y cumplidor a mi palabra dada, seré leal y fiel a mis compromisos asumidos, seré equitativo y justo con los demás. Lo contrario a la verdad del obrar es la incoherencia, el fariseísmo, la hipocresía.
II. EXIGENCIAS DE LA VERDAD
Tener una conciencia recta y bien formada es la exigencia para vivir en la verdad, decir la verdad, hacer la verdad en la vida.
La conciencia moral es aquella capacidad que todo ser humano tiene de percibir el bien y el mal, y de inclinar la propia voluntad a hacer el bien y a evitar el mal.
La conciencia es esa voz interior que nos dice (o nos debería decir, si es recta): “Haz el bien, evita el mal”. Ahí está la conciencia. Si yo no cumplo con mis deberes de estado y profesionales, si descuido las tareas encomendadas, si pierdo el tiempo en mi trabajo o me robo algo…la conciencia me debería decir: “Oye, eso no es tuyo…estás perdiendo tiempo…llegaste tarde…no dijiste toda la verdad”.
Si soy una persona honesta y sincera…podré leer en mi corazón estas normas de ley natural, con las que todos nacemos:
– Hay que decir siempre la verdad.
– No hagas a los demás lo que no quieres que a ti te hagan.
– No mates.
– Respeta a tus padres.
– Respeta las cosas ajenas, etc.
No necesito ser cristiano o católico para escuchar esto en mi conciencia. Simplemente si hay hombre honesto, sincero, leal… escucharé, nítida, la voz de mi conciencia.
Pero hay peligros de deformar la conciencia. Y cuando esto pasa, es muy difícil escuchar esos imperativos de ley natural, y es muy difícil vivir en la verdad y decir la verdad. Puedo ponerme máscaras en la conciencia, caretas: soy una cosa y aparento otra; en la vida social soy así, y en la vida persona soy de otra manera, y con mi familia de otra,
Y aquí comienzan los resquebrajamientos y las grietas de nuestra personalidad. No soy sincero, no soy leal, no vivo en la verdad. Me siento mal. Incluso psicológicamente quedo afectado.
Hay que saber quitarnos las caretas, tener la valentía de arrancarnos las máscaras, para que seamos lo que somos y debemos ser.
Hay diversas máscaras o caretas:
a) La conciencia indelicada: admito a sabiendas pequeñas transgresiones a mis deberes profesionales, familiares y personales. “Total, no es nada. Total, a nadie hago el mal. Total, es poca cosa”.
b) La conciencia adormecida: bajo la anestesia de la juerga, la francachela, la superficialiad, el alcohol, el vicio, las mujeres…mi conciencia no reacciona, no escucho su voz. Esta dormida, narcotizada, anestesiada.
c) La conciencia domesticada. Una conciencia para andar por casa. Es conciencia mansa, que ya no produce remordimientos, angustias, desazones interiores ante el mal hecho. La he domesticado: ya no salta, ya no ruge, ya no se lanza…la tengo bien tranquila, con el látigo de la excusa y de las justificaciones.
d) La conciencia deformada: juzga bueno lo que es malo y viceversa.
e) La conciencia farisaica: afán de aparentar exteriormente rectitud moral, estando lleno por dentro de mentiras e hipocresía.
Urge, pues, formar la conciencia, para poder discernir entre lo bueno y lo malo, la verdad de la mentira, pues sólo la conciencia debe ser el faro único que guíe nuestros pasos en la oscuridad. Formar la conciencia. ¿Cómo, con qué medios?
– Hacer balance de mis acciones, para ver si concuerdan a mis principios rectos y sanos.
– El consejo de un amigo formado.
– Tener un guía espiritual.
– para los que somos cristianos católicos, tenemos el gran medio de la confesión.
Los dos secretos de María, según el Papa Francisco
Durante el Ángelus del 15 de agosto de 2023, el Papa Francisco destacó el servicio y la alabanza como «los secretos» de María e invitó a los cristianos a «vivir en la gratitud y la bendición, más que en el lamento y la queja»
«Que nuestra Madre, que ha subido al cielo, nos ayude a subir cada día un poco más alto mediante el servicio y la alabanza», rezó el Papa Francisco durante el Ángelus del 15 de agosto de 2023, fiesta de la Asunción de la Virgen María. El servicio y la alabanza, insistió el pontífice, son «los secretos» de María, que, como su hijo Jesús, fue «hacia arriba, glorificando a Dios y sirviendo» al prójimo.
Ante una multitud de peregrinos y visitantes congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa les instó a contemplar la ascensión de la Virgen, que la Iglesia conmemora cada 15 de agosto. La tradición de la Iglesia, en particular los escritos de San Efrén el Sirio y San Gregorio de Tours, considera que la Virgen María «ascendió directamente al cielo». El Papa Pío XII proclamó esta creencia como dogma en 1950.
Comentando el Evangelio del día, que narra la visita de la Virgen a su prima Isabel, embarazada de Cristo -durante la cual entona el «Magnificat»-, el Pontífice describió la vida de la Madre de Dios como una «ascensión» basada en su sentido de servicio y alabanza. La comparó con la ascensión de Jesús, «la subida a Jerusalén, el lugar de la entrega en la cruz».
El servicio y la alabanza
El servicio es la primera característica del modelo mariano, explicó el Papa Francisco, recordando que «ayudar cuesta» y representa un «sacrificio».
Pero «el servicio corre el riesgo de ser estéril sin la alabanza a Dios», subrayó el pontífice, afirmando que «quien ama a Dios conoce la alabanza». La alabanza «aumenta la alegría» y es «como una escalera», ya que eleva los corazones y los espíritus y «supera la tentación de caer».Por ello, el Papa animó a las personas a hacer del «servicio la plataforma de lanzamiento» de sus vidas y a «vivir en la gratitud y la bendición más que en el lamento y la queja, a mirar hacia arriba más que a enfurruñarse».
Oración de la Asunción
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Patricia Navas – publicado el 11/08/21
¿Sientes a veces que te gustaría elevarte un poco de esta tierra y disfrutar el amor que te permite intuir cómo será el cielo? Cuando la miseria de este mundo te robe la esperanza, busca a María, que ya está en la gloria y a la vez permanece contigo. Aquí tienes, para ayudarte a encontrarla, una oración de la Asunción:
Querida Madre María:
Levanto mi mirada de la tierra y mis ojos encuentran descanso en ti.
Tu mirada acogedora, tu rostro maternal, esas manos que abrazaron a Jesús y a tantos…
Pienso ahora en el día en que fuiste al cielo
y pasaste de este mundo a disfrutar de la unión sin límite con Dios.
Tu manto azul que protegió a Jesús en su vida en la tierra
llega ahora hasta mí y me envuelve dándome seguridad y paz.
Tus vestiduras blancas se han vuelto aún más puras
deslumbrándome con la luz de Cristo que ya es la tuya
y recibo tu comprensión, esperanza, paz, amor.
Madre admirable,
tus hijos reconocemos hoy lo que Dios quiso para ti:
que su amor desde siempre te levantó de la tierra
y para siempre te elevó a las alturas que nosotros aquí todavía anhelamos,
hasta el Reino celestial donde nos esperas,
donde un día descansaremos por fin
y nos llenaremos como tú de gracia, de Dios.
¡Vivas y reines por siempre, María,
en nuestros corazones, en nuestras almas,
así en la tierra como en el cielo!
La Asunción en el arte
La Asunción de la Virgen María al cielo ha fascinado a millones a lo largo de la historia. También a muchos grandes artistas, que nos han dejado maravillosas obras de arte sobre ese momento histórico. Descubre algunas de ellas en la siguiente galería de imágenes: