Luke 24:13-35

Amigos, en el Evangelio de hoy, leemos acerca de los dos discípulos se encuentran con Jesús en el camino a Emaús. Él les pregunta qué están discutiendo y uno de ellos le brinda toda la información.

Entonces Jesús les dice: “¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!”. Luego relató para ellos toda la historia bíblica en lo que se refería a Él, mostrando cómo culmina en el Mesías que se ofrece en sacrificio para la salvación del mundo.

Cuando se acercaron al pueblo al que se dirigían, Jesús “hizo ademán de seguir adelante”, pero ellos insistieron para que se quedara. Luego, sentándose con ellos a la mesa, “tomó pan, dijo la bendición, lo partió y se los dio”. Repitiendo los grandes gestos de la Última Cena, Jesús les hace presente el sacrificio de la cruz.

Los temas del banquete sagrado y el sacrificio que hizo posible el banquete se entrelazan y resumen la historia de Israel que Él les había narrado en el camino. En ese momento, cuando las Escrituras, la comida y el sacrificio se combinan en una coherente unión, lo reconocieron; y allí Él se vuelve realmente presente para ellos.

Jorge, Santo

Memoria Litúrgica, 23 de abril

Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa

Mártir

Martirologio Romano: San Jorge, mártir, cuyo glorioso certamen, que tuvo lugar en Dióspolis o Lidda, en Palestina, celebran desde muy antiguo todas las Iglesias, desde Oriente hasta Occidente ( s. IV).

Etimológicamente: Jorge = Aquel que trabaja la tierra, es de origen griego.

Breve Biografía

La vida de San Jorge se popularizó en Europa durante la Edad Media, gracias a una versión bastante «sobria» de sus actas.

Según cuenta la tradición, el santo era un caballero cristiano que hirió gravemente a un dragón de un pantano que aterrorizaba a los habitantes de una pequeña ciudad. El pueblo sobrecogido de temor se disponía a huir, cuando San Jorge dijo que bastaba con que creyesen en Jesucristo para que el dragón muriese. El rey y sus súbditos se convirtieron al punto y el monstruo murió.

Por entonces estalló la cruel persecución de Diocleciano y Maximiano; el santo entonces comenzó a alentar a los que vacilaban en la fe, por lo que recibió crueles castigos y torturas, pero todo fue en vano.

El emperador mandó a decapitar al santo, sentencia que se llevó a cabo sin dificultad, pero cuando Diocleciano volvía del sitio de la ejecución fue consumido por un fuego bajado del cielo.

Esta versión popular de la vida del santo, induce a que en realidad San Jorge fue verdaderamente un mártir de Dióspolis (es decir Lida) de Palestina, probablemente anterior a la época de Constantino.

No se sabe exactamente como llegó a ser San Jorge patrón de Inglaterra. Ciertamente su nombre era ya conocido en las islas Británicas antes de la conquista de los normandos.

En todo caso, es muy probable que los cruzados especialmente Ricardo I hayan vuelto del oriente con una idea muy elevada sobre el poder de intercesión de San Jorge.

La garantía del amor de Dios

Santo Evangelio según San Lucas 24, 13-35. Miércoles de la Octava de Pascua.

Por: Rogelio Suárez, LC | Fuente: Somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, gracias por querer compartir conmigo este momento de oración. Creo en ti, pero aumenta mi fe; confío en ti, pero ayúdame a esperar sin desconfiar; te amo, pero ayúdame a amarte cada día más.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35

El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos ha­cia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido.

Mien­tras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: «¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?». Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?». Él les preguntó: «¿Qué cosa?». Ellos les respon­dieron: «Lo de Jesús el Nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que al­gunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañe­ros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a Él no lo vieron». Entonces Jesús les dijo: «¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los pro­fetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?». Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él. Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer». Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: «¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!». Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: «De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón». Entonces ellos contaron lo que les ha­bía pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Podemos vivir la Semana Santa y el Domingo de Resurrección, como si nada importante haya pasado. Podemos continuar viviendo como estamos acostumbrados, pero todo lo que pasó no es un cuento para asustarnos, es un hecho verdadero lleno de amor.

Cristo ha padecido, ha muerto y ha resucitado, pero se ha quedado junto a nosotros en la Eucaristía, que es el lugar donde reconocemos su victoria sobre la muerte. Cristo Eucaristía es Cristo vivo, es Cristo resucitado.

Un cristiano que sabe que Cristo está presente en la hostia, no puede ser un cristiano triste, pues un santo triste es un triste santo. La Eucaristía es signo de alegría, de paz y de amor. Vemos en este pasaje sobre los discípulos de Emaús, que fue en el momento de partir el pan, cuando reconocieron a Cristo. Su tristeza pasó a ser una gran alegría, tanto así que, en ese momento, regresaron a Jerusalén para transmitirles a los apóstoles aquello que habían vivido.

Nosotros, después de haber vivido la Pascua, y saber que Cristo Eucaristía ha llenado mi corazón de alegría, ¿estamos transmitiendo aquello que vivimos en la Vigilia Pascual? No dejemos pasar esta Pascua sin recordar en cada momento que la Santa Eucaristía es la garantía del amor de Dios hacia nosotros.

«Partir: esta es la otra palabra que explica el significado del «haced esto en memoria mía». Jesús se ha dejado «partir», se parte por nosotros. Y pide que nos demos, que nos dejemos partir por los demás. Precisamente este «partir el pan» se ha convertido en el icono, en el signo de identidad de Cristo y de los cristianos. Recordemos Emaús: lo reconocieron «al partir el pan». Recordemos la primera comunidad de Jerusalén: «Perseveraban […] en la fracción del pan». Se trata de la Eucaristía, que desde el comienzo ha sido el centro y la forma de la vida de la Iglesia».

(Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una visita a Cristo Eucaristía, agradeciéndole por el infinito amor que me tiene al quedarse conmigo y querer entrar cada día en mí corazón.

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

San Jorge: Lo que se sabe del verdadero y las leyendas

Wellcome Library, London | CC BY 4.0 (modified)

San Jorge

Patricia Navas – publicado el 23/04/15 – actualizado el 23/04/24

Posiblemente un soldado mártir en Palestina

San Jorge es un hombre que murió por su fe cristiana como mártir en Dióspolis o Lidda, en Palestina, la actual ciudad de Lod, en Israel, a 16 kilómetros al sur de Tel Aviv, en la costa.

Poco más sabemos con rigor histórico de este mártir tan venerado por todas las Iglesias en Oriente y Occidente especialmente desde el siglo IV.

Fue entonces cuando parece que se originó su leyenda:

Jorge era hijo de Geroncio, un oficial del ejército romano, y Policromía, quien educó a su hijo en la fe cristiana.

Cuando murió su padre se trasladó a la ciudad natal de su madre, Lidda.

Un soldado con conciencia

Poco después de cumplir la mayoría de edad, Jorge entró en el ejército. Fue un brillante soldado y antes de los 30 años ya fue destinado a Nicomedia como guardia personal de Diocleciano.

En el año 303, este emperador emitió un edicto que autorizaba perseguir a los cristianos en todo el imperio. Jorge recibió órdenes de participar.

Entonces confesó que él también era cristiano y Diocleciano ordenó que le torturaran para que renunciara a su fe cristiana.

No lo logró, así que se ordenó su ejecución. Fue decapitado frente a las murallas de Nicomedia el 23 de abril de 303.

Princesas y dragones

En otra de las leyendas sobre su figura aparece el famoso dragón, un monstruo que se comía dos ovejas diarias. Cuando ya no quedaba ganado, se sacrificaban doncellas.

San Jorge logró matar a la bestia con su lanza y liberar a la princesa antes de ser devorada por ella.

Es patrón de Inglaterra, Portugal, Bulgaria, Etiopía y Georgia, y en España de las comunidades autónomas de Cataluña y Aragón, así como de varias poblaciones.